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Sociología, Ciencia y flríe
ARO VII-i'époc-NúM. 128 Barcelona, 15 septiembre 1928
AdmiBlttriclón: Onlokrdó, 37
Sobre las ideas y el título del nuevo periódico
t A VOZ D E l PRODUCTOR
Órgano v defensor
N o es este el titulo definitivo del pe-
riódico que pensamos publicar, iti
lo son los otros que el lector irá
viendo. Los anunciamos, únicamente, para
que todos los obreros de España y entre
eüos están, también, nuestros correspon-
sales, opinen sobre los títulos y los razo-
nen en pro de los de su preferencia y en
TIERRA Y MBERTA»
ó r g a n o y defensor de todos los Irredentos
Este si que es titulo y titulo Histórico y
además emblemático. [Tierra y libertad I
fué el grito de los verdaderos revoluciona-
rios rusos del siglo pasado. Es también ti-
tula ligado a los mejores años de nuestra
vijda, porque fueron los más agitados y los
de más luclia. • -
Es titulo de una historia limpia, del prin-
cipio al fin; pero este titulo tan bello tiene
«/ inconveniente de ser demasiado conocido
de quienes, al nuevo periódico, podrían po-
ner obstáculos.
Es asi como si dijéramos : \ Ya estamos
otra vez de vuelta I
Mti A2VtI0O D E l PU3EBI.O
Órcíano y defensor d« todos los Irredentos
Es título que sabe a Revolución Fran-
cesa, que sabe a Marat y tam¡bién a Proud-
hon, y hasta quita sepa a populachería; pe-
ro es titulo. Amigo- del pueblo ha de ser
el nuevo periódico, sean cuales fueren las
ideas de los pueblos, a quienes hay que de-
Número suelto : 0 ^ ptas.
Suscripción : 3 ptas. trtiD,
de todos los Irredentos
contra de los que no sean de su agrado.
Las opiniones que nos deri no serán pu-
blicadas, pero si estudiadas y atendidas.
Como queremos que el nuevo periódico
responda a un criterio general de defensa
de cuantos trabajamos en cosas útiles a la
humanidad, «La Voz del Productor» nos
ha parecido bastante adecuado.
Es como llamar sobre si la atención de
ojos extraños.
El titulo «Tierra y Libertad» sabe, ade-
más, en opinión nuestra, a circulo y nos-
otros quisiéramos, que el nuevo periódico
invitara a ser leído por todo el mundo. Del
agrado estamos seguros. La cuestión es
atraerse miradas.
No obstante, «Tierra y Libertad» es tttw
lo, es además, historia y es, por fin, his-
toria limpia, ¡ Lástima de circunstancias !
Los amigos, no obstante, pueden opinar
y les agradeceríamos que opinaran sobre
este título.
fender contra sus explotadores y sus ti-
ranos.
Nuestro periódico tendrá sus ideas y en
pocas palabras más abajo las verá expues-
tas el lector, pero hay un ohietivo que ka
de ser de todo momento : la defensa del
 194
pobre contra el rico, del esclavo contra el
tirano, del débil contra el fuerte. Y aparte
las ideas que el nuevo periódico sostendrá,
en las luchas políticas sociales sus simpa-
tías han de ser para el más pobre, para el
más esclavo, para el más débil, esclavo y
pobre socialmenie, no individualmente.
Así, pues, el nuevo periódico habrá de
tener una visión general de todos los pro-
blemas y por tanto en él desentonarán, as-
LAS IDEAS DEL NUEVO
Tres son y un apéndice las dizñsiones
ideales que del nuevo periódico se pueden
hacer: una, la cuestión social; otra, la
cuestión doctrinal; otra, la cuestión de con-
ducta, y últimamente, la unidad de los mi-
litantes.
En la cuestión llamada social, el nuevo
periódico perseguirá la unión de todos los
trabajadores en un:i gran Confederación
Nacional, para constituir, después, otra
Confederación Internacional, que tenga por
objeto la emancipación económica de los
trabajadores, sean cuales fueren sus ideas
políticas. Con este fin funciona la Aso-
ciación Internacional de Trabajadores que
tiene su residencia en Berlín,
Ya decíimos el otro día que, en nuestro
sentir, cada sindicato había de tener una es-
cuela : había de tenerla para dar a los alum-
nos una educación de igualdad social y de
pae universal. La unión obrera, para la edu^
catión y para la emancipación de los tra-
bajadores.
* * »
No hay que decir cuáles serán las ideas
fundamentales del nuevo periódico, cono-
ciendo las de los que han de redactarlo.
Entendemos que los hombres no serán li-
bres ni podrán ser hermanos mientras no
se establezca la universalidad de sus intere-
ses, porque- la división de intereses, lo mis-
mo nacionales que individuales, produce,
en el primer caso, los ejércitos, que habrán
de defender los intereses nacionales, y en
segundo, los guardias, que habrán de vi-
gilar los intereses individuales.
Cuando desaparezca, nacional e intema-
ciorudmente, lo tuyo y lo mío, desaparece-
rán las fuerzas que habrán de guardar lo
de este pais, porque tiene más que aquel
y lo de este señor, porque detenta lo que a
los hijos del pobre hace falta.
LA REVISTA BLANCA
pectos y personalismos locales. Desde esté
punto de vista no está mal como titulo
KEI Amigo del Pueblo».
Repetimos que los lectores pueden opi-
nar y pueden prescindir de nuestras opi-
niones sobre los títulos que les hemos pre-
sentado y sobre otros nuevos que a ellos
se les puede ocurrir, teniendo en cuenta las
circunstancias políticas porque atraviesa
España,
PERIÓDICO
Asi, pues, las ideas del nuevo periódico
Se sinlelisarán dicieruLo : La universalidad
de toda la riqueza y la desaparición de toda
la fuerza.
» » »
El nuevo periódico tenderá a que los mi-
litantes del ideal tengan a gala oir a su
paso: «Es anarquista, pero, ¡ qué buena
persona !»
La bondad de los defensores del ideal ha
de ser superior a las preocupaciones que
sobre la anarquía tenga el pueblo.
En tiempos de Mella, en tiempos de Lo-
renzo, en tiempos de Salvoechea, existia
vna clase de propaganda que ahora casi
está extinguida. Se la llamaba la propagan-
da por la conducta. Era la máj eficaz y la
más positiva. De ninguno o de muy po-
cos se podía decir lo que ahora se puede
pensar de muchos : una cosa son las pala-
bras y otra cosa los hechos.
Porque si uno hablando o escribiendo dice
que los hombres han de ser honrados y jus-
tos y él es un vicioso y un tunante, ¡ mal-
dita la propaganda que hará de sus ideas,
porque el que escucha y el que lee, está más
atento, y hace muy bien, a los actos que a
las palabras del orador o del escritor.
El nuevo periódico aspirará a que los
anarquistas sean una comunidad de hom-
bres que procuren vivir lo más cerca posi-
ble del ideal y que, lo mismo en el taller,
que en el despacho, que en el seno de la
familia, en la calle o en sociedad se diga de
eUos : «Es un anarquista, pero ojalá todas
las personas fuesen como ¿i.»
* * *
Este claro y sencillo programa, tiene un
apéndice y el apéndice es lo que hemos da-
do en llamar unidad moral. En París acaba
de fundarse un pacto de paz. Aparte las
intenciones de cada uno de los firmantes.
 LA REVISTA BLANCA
«OS
es indudable que el menos amante de la
paz será el país que primero declare la nes y a las luchas, sino como una interprt'
guerra. tación justa de la libertad.
La libertad no admite condiciones ni ab-
Todos queremos la unidad moral que con- jetivos, porque si la condicionamos y la ca-
siste en el respeto y en la armonía de to- lificamos, la negamos.
das ías opiniones, pero aparte la intención Este fué nuestro tema desde el día que
de.cuantcs dicen querer la unidad moral, es concebimos el ideal anarquista y desde el
indudable que el menos amante de ella será momento que cogimos la pluma para defen-
el que primero ataque o critique a otro. derlo. ¡ Cuántos años hace ya !
i Que apliquen esta verdad los obreros es- La unidad moral que habrá de defender
pañoles a cuanto vean a su alrededor • el nuevo periódico se fundamentará en el
Nos preocupa la unidad moral anarquis- respeto a todos los matices anarquistas, a
ta, no en España, precisamente, porque las interpretaciones que cada uno dé a la
aqur casi es un hecho, aunque parezca lo palabra anarquía: ausencia de toda im-
contrario. Siempre nos ha preocupado. posición, ausencia de todo dogma, de
¿Dónde fundamentarla?, La contestación todo pecado, de toda utopia. Puerta
está escrita hace muchos años. Nuestro abierta a un porvenir siempre más per-
muy querido amigo Max Nettlau la encon- fecto, hacia donde hay que adelantar lle-
tró ojeando colecciones de periódicos vie- vando la palabra tolerancia en los labios y
jos alrededor del año 90 del siglo pasado. en las intenciones.
{El lo dirá algún día seguramente). Es el Estas serán las ideas del nuevo periódi-
ideal anarquista sin objetivo de ninguna co, del cual nuestros amigos y corresponsa-
clase y no ya como un temor a las divisio- les pueden hacer ya ¡os pedidos.

La educación en la sociedad futura

H EMOS de suponer que la sociedad fu-

tura será tal que las fuerzas natu-
rales influyan en el individuo, tan-
to o más que las fuerzas sociales. Si las fuer-
zas que desarrolla la sociedad hoy, como
decía en mi artículo anterior, son mil veces
superiores a las fuerzas naturales, no es de
extrañar el desequilibrio vital que se nota
en el único ser viviente que está sometido
a leyes sociales.
¿ Y en qué sentido influyen las dichas fuer-
zas sociales en el ser humano? Ya queda
previsto e indicado, también, en mi citado
artículo: en sentido negativo a la vida.
La sociedad, lejos de ofrecer leyes vita-
es al hombre; se las da mortales y morta-
les necesariamente.
Como todo el funcionamiento social se,
basa en la desigualdad de clases, otro caso
único en la naturaleza, cuantas leyes se dan
los hombres en esta desigualdad de clases,
han de ser fatalmente contrarias a las leyes
naturales. '
Es más, el hombre social, acostumbrado
a perder de vista la justicia de la Naturale-
za, acaba por no verla y aún por ofenderla.
Es cuando presenta a las Iteyes sociales
como una conquista de la civilización solire
la barbarie; como una conquista del hom-
bre sobre el bruto; como una super moraf
que el honibre exhibe, cual si fuera un pie-
mio de honor.
Entonces nuestro animal no existe ni vive
para la verdadera civilización, que ha de
encontrarse en la igualdad y en la herman-
dad de todo el género humano, en polí-
tica, y en la salud de todos los órdenes de!
saber^ porque si nada hay tan precioso co-
mo la salud, a la salud han de concurrir
todas las ciencias^ y aquellas que así no
lo hicieren, antes serán nocivas que bene-
ficiosas a la especie.
En la Naturaleza no liay clases. Darwin
nos habla de una selección; algunos han
hablado, después, de una aristocracia de la
Naturaleza.
¿Quién la determina? ¿Cómo se deter-
mina?
196
El hombre seleccionado, ¿es una clase
social o una clase natural? ¿Dónde están
sociatménte los hombres seleccionados na-
turalmente?
Los que podrían ser considerados como
un producto de la selección natural, ¿ocu-
pan los mejores sitios en la selección que
realiza la sociedad? No. Lo iremos discu-
tiendo por partes, aunque someramente,
cual cuadra a la índole de estos escritos
y a los lectores que han de tener, faltados,
en general, del tiempo que exigen lecturas
largas que además requieren consulta.
Algunos sabios han dicho que la fuerza vi-
tal determina la selección. Otros han ex-
presado que la determinan los más fuertes
que la misma selección forma. En este úl-
timo caso la 'Naturaleza no haría más que
ofrecer primera materia a la evolución de
la especie.
Todos se olvidan del sentido ético de la
Naturaleza, del que nos habló Pedro Kro-
potkioe, antes de desaparecer para siem-
pre, en este libro de tan pequeñas dimen-
siones y tan inmenso en ideas que se sub-
titula «Origen y evolución de la moral».
Entre la fuerza, como elemento de selec-
ción, y los más fuertes, como instrumento
de ella, hay alguna diferencia. La fuerza no
la constituyen los más fuertes, si por más
fuertes entendemos los hombres de mús-
ctilos más recios. Entre los más fuertes hay
ütta fuerza que no se encuentra en la fuerza
propiamente dicha.
Cuando los filósofos naturalistas hablan
del origen de las especies y de la selección
que en ellas se há operado, ál andar de los
siglos, no quieren decir que la fuerza haya
de dominar en el reino de la Naturaleza,
cómo domina en otras suertes de reinos.
Si tal premisa quisieran sentar, confesa-
rían, a renglón seguido, que, contra lo sos-
pechado hasta ahora, el rey de los aníma-
l a no era el hombre sino el elefante o el
bA&lo, pigmeos, no obstante, ante los^ani-
m a ^ monstruos que han vivido sobre la
tierra «^ apocas inexcrutables.
Hay que suponer que superior a la fuer-
za que podríamos llamar bruta, aunque no
cOtí entera propiedad, porque los demás ani-
males c^CTcen su fuerza muchas veces con
más inteligencia que los hombres y aquí
están los boxeadores que no me dejarán
mentir, hay otra fuerza que, necesariamenle,
hemos de llamar fuerza moral.
LA REVISTA BLANCA
Cuando se dice «Vencen los más fuertes»,
quizá expresamos una verdad; pero no la
exponemos si lo de más fuertes equivale a
fuerza.
¿Qué es la selección natural? El mejora-
miento de la especie por la eliminación de
seres qUe ejecuta la Naturaleza. Este es un
hecho que nadie podrá desmentir. Veamos
ahora los métodos de selección que pone en
práctica la Naturaleza para conservar a los
mejores.
Desde luego, afirmo que no son la fuer-
za propiamente dicha, ni siquiera cuando se
trata de los seres más inferiores de la es-
cala animal.
Hay un sentido ético, no ya universal,
en el alma humana, sino vital, casi podría
decir biológico, que nos hace enamorar de
la belleza. Los hombres bellos y las mujeres
hermosas jamás quedan sin descendencia
si ellos quieren. He aquí el origen de la
selección natural, que, como se ve, es mejor
estética, que fuerza. La Naturaleza la lleva
a término, eliminando de la vida a los mal
dispuestos para vivirla.
¿Y cuáles son éstos? No los más fuer-
tes . físicamente, sino los más belbs. ¿ Y
cuáles son los más bellos? No los de mejor
puño ni de mejor patada, sino los que nos
encantan por su porte, por su don de gen-
tes, y al mismo tiempo por su salud, que
ya se ha dicho varias veces en estas mismas
columnas, que salud es equilibrio y es ar-
monía. *
Estos son los que toas se reproducen, si
quieren, porque Uevan en sí lo que al alma
humana enamora. Estos son, por tanto, los
elementos de la selección, porque la Na-
turaleza misma se cuida de presentárnoslo,
de pasárnoslo por los ojos a Ja hora del
enanKM-amiento y por ser elementos selec-
cionados son los que tienen más preten-
dientes.
La Naturaleza, también elimina a los
más débiles, no sólo quitándoles la vida an-
tes que a los fuertes, sino negándoles fuer-
za y atractivos para procrear.
Es así como la Naturaleza elabora sus es-
pecies. Es una elimin^ñón tan mansa, tan
sin culpables, como no lo sean p w sus ac-
tos 4os propios eliminados, que no puede
;ser llamada fuerza, en el sentido social
que algunos quieren darle.
A la vista de todo el mundo está. Esos
tipos que por su belleza, su salud, y su sim-
 LA REVISTA BLANCA
patia, son los elegidos por la Naturaleza,
¿lo son también por la sociedad? i Nunca I
Ni en las familias aristocáticas, hoy en el
apogeo de su decadencia, oomo no la haya
vigorizado un macho salido del campo o
del pueblo, n. en la burguesía adinerada,
pletónca de linfa y de abultado vientre, ha-
llaremos a los seleccionados por la Natu-
raleza.
¿Dónde está, pues, la aristocracia natu-
ral? ¿Cómo se pueden atribuir la repre-
sentación del tipo seleccionado los ricos ni
los nobles? ¿Qué base científica le queda
a Malthus, cuando, sobre las teorías dar-
wmistas quiere asentar el mejor derecho a
la vida de los ricos, sólo por ser ricos?
Si la riqueza social fuera una consecuen-
cia de la riqueza vital, cabría admitir aquel
principio, pero desde el momento que los
más ricos no son los mejores moral ni fí-
sicamente, los qu)e están sentados en el
banquete de la vida, no tienen ni pueden
tener la representación de la belleza ni de
la vida, que t a l es la Naturaleza.
* « »
Precisamente en la selección natural ha-
brá de basarse la educación del porvenir.
Si por instinto Jas almas y los cuerpos más
bellos son los preferidos y los que más di-
cha siembran, porque son los amados, y
»os que menos penas producen, la pedago-
gía del porvenir habrá de cuidar la salud del
^ ^ ^ P ° y la del alma de la infancia y de la
aoolescencia para prepararla dichosa.
—¿Pero dónde está la salud del alma?—
p r ^ u n t a r á algún espiritualista.
Primero, en la salud del cuerpo, y, lue-
gro; en la generosidad y en la solidaridad
, umversales, separadas de toda idea confe-
sional, nacidas, precisamente de aquella sa-
ludUena de optimismo.
no í X ^ w - * ^^ B^maáo por hombre, y
s e r t o m S S ^ ' * ** ""•^J'*"*« en Mahoma. Por
a l e i ^ n " ^ ' " ' "^ P^*- ^'^ '^^^^ "i po»" ^^^
c l a S ' L b r L ' ! ! . '<^°<=i«^ad del porvenir las
«W
razas, trabajo que no será costoso en ex-
tremo, si, como es de suponer, la sociedad
del porvenir ha sabido quitar los privile-
gios de todo orden.
iPorque la mayor parte de los odios y
de los vasallajes,, proceden d^ tener otro
lo que a mi me falta. Al que tiene lo que
a mi me falta, le aborrezco y le adulo al
mismo tiempo. Es mi amo y mi rival, por-
que tiene lo que yo necesito. Si todos dis-
pusiéramos de lo que necesitamos o sola-
mente de lo que tienen los demás, la pe-
dagogía necesitaría poco esfuerzo para ha-
cer a los hombres buenos y sanos.
La salud del alma merece, no obstante,
un cuidado y un cultivo especial.
El pedagc^o habrá de cerrar el libro de
la historia a la niñez y a la pubertad. Sólo
a los 25 años, cuando la formación intelec-
tual ha terminado, se podría abrir ante los
ojos de los hombres jóvénesj el libro que
cante su origen mísero, su pasado trágico
y de odio repugnante.
Mientras d niño y el joven estén en la
edad de la educación, no habrán de saber
de fealdades morales ni físicas.
En el colegio, siempre alegría y bien-
andanza.
Belleza, sobre todo belleza; ejemplos de
humanidad, ejemplos de bondad. Cuentos
de exaltación de las almas hacia la soli-
daridad.
Hasta los dibujos feos habrán de quitar-
se de los colegios y con los dibujos feos
comprendo las caricaturas, que si pueden
ser arte, jamás podrán ser belleza. Defor-
man las almas, porque las hacen vw rrotas
inarmónicas. Y la pedagogía ha de ser ar-
monía, armonía en la unión y arriionía en
la acción.
En las salas de enseñanza, sean de primera
o de segunda, si es que el clima haga nece-
sario el bajo techado, no ha de ponerse nada
que el niño y el adolescente no comprendan
sin lectura y irienos que produzca una impre-
sión de desagrado. En las paredes de los
colegios, no se verán más que niños jugan-
do y queriéndose para estimular la fraterni-
dad desde la infancia. Y los niños pintados
habrán de ser sanos, alegres y bellos.
Los cuadros de historia política o religio-
sa, los cuadros de guerra o de luchas de
hombre a hombre, habrán de rechazarse por -
las razones que indicaré en-otro artlcnto.
UN PROFBSOR DE W NO^MM-
198
D EL hermoso libro que LA REVISTA
BLANCA acaba de editar El Inge-
nioso Hidalgo Miguel Cervantes,
del que es autor el eximio Han Ryner, re-
producimos el siguiente capítulo :
«CAPITULO II
Cervantes escribía apoyado en la ven-
tana cuando oyó llamar a su puerta. Se
extrañó: los habitantes de Esquivias tur-
baban raramente su trabajo y cuando lo
hacían, se detenían delante de él. La som-
bra inmóvil bastaba para advertir al poeta
de que alguien deseaba hablarle y si baja-
ba demasiado lentamente de los países en-
cantados, para hacerle descender a tierra,
golpeaban en los cristales ligeramente con
el dedo.
—¡ Un extranjero ! — murmuró.
Corrió a abrir, esperando, vagamente,
fuera algún mensaje de Catalina.
El que llamaba era desconocido; pero
Cervantes le sonrió como se sonríe a un
viejo amigo y a una mujer joven.
La sonrisa que florecía en los labios mor-
tecinos no era solamente el primer lengua-
je de una benevolencia universal. Expre-
saba también la alegría causada por una
belleza rara y extraña, una belleza' hecha,
parecía, de luz y de poesía.
El desconocido era un muchacho alto,
de dieciseis años, actitudes dulces y tran-
quilas. Lo primero que se notaba en su no-
ble semblante, era la frente magníficamen-
te espaciosa. En seguida, bajo las cejas
anchas y delicadamente arqueadas, el que
le mirara podía sumergirse en la claridad
serena y a la vez alegre de la mirada como
en una frescor de fuente.
El adolescente habló. Su voz fué, sobre
la gracia de su actitud y de su faz, el canto
preciso que sostienen los instrumentos.
—Señor, vengo de Madrid para ver al
principe de los escritores españoles y, si su
cortesía iguala mi discreción, para hablar
una hora con él.
Cervantes se inclinó, hizo entrar al joven
LA REVISTA BLANCA
e indicándole uno de los dos taburetes que
poseía la casa, interrogó :
—¿Poeta?
—Por lo menos me esfuerzo por llegar a
serlo, señor. Pero, ¿quién se atreve, ante
vos, a tomar el titulo glorioso?
El desconocido continuó :
—Soy un muchacho que os admira, un
aprendiz que os estudia, un germen que
Dios desarrollará o secará según su volun-
tad siempre adorable.
—Vuestra modestia — dijo Cervantes —
es para vos un encanto más y como un
sencillo sombrero de flores. Ya que no po-
déis ignorar, joven, que igualáis en belle-
za a la más emocionante de las mujeres.
Los antiguos os habrían dedicado versos
amorosos y levantado estatuas.
El hermoso desconocido respondió gra-
vemente :
—Yo amo la belleza más tardía, cuando
el exterior traduce lo interior, cuando el al-
ma ha tenido el tiempo de modelar los
rasgos.
Se detuvo después de la fórmula gene-
ral. Pero sus ojos, que admiraban, hacían
de ella una aplicación particular, cantaban
de cierta forma «I niá« exquisito de los
cumplidos.
—¡ Oh, poeta ! — exclamó Cervantes—,
no sólo es bella tu frente; la danza que
tras ella se desarrolla es también hermosa,
tu sonrisa no es la única que produce luz;
tus discursos también iluminan. No es sólo
tu voz la que canta sino que tu pensa-
miento es también una fina melodía.
El desconocido se coloreó ligeramente.
Sobre su belleza precisa, este enrojecimien-
to ponía un estremecimiento, como un vue-
lo, de gracia virginal, casi pueril. Cervan-
tes, encantado, se aplicaba a hacer durar
y renovar este colorido. No obstante su
discreta cortesía, detuvo los cumplidos tan
pronto vio que al joven le turbaban. Y el
viejo preguntó:
—Poeta, ¿has escrito ya?
—Soy — dijo el adoles<^nte — este ser
apresurado a quien se llama un niño pre-
 LA REVISTA BLANCA
coz. Hace dos años, con motivo de la tras-
lación a Madrid dq los restos de San Isi-
dro, compuse un soneto que muchos han
alabado con generosa indulgencia. Luego
he llevado mi imprudencia hasta hacer re-
presentar una comedia, que tuvieron la bon-
dad de aplaudir. Y he escrito algunas otras.
Mientras no venga ninguna helada de pri-
mavera a marchitar las flores demasiado
apresuradas y a esterilizar un árbol que ig-
nora la paciencia...
Pero sacudió la cabeza con una gracia
sencilla y desprovista de coquetería :
—Señor Cervantes, si he tenido la indis-
creción de turbar vuestro retiro, no ha sido
para hablar de mí. Ha sido para traeros
toda mi admiración y todo mi deslumbra-
miento. Y también, si hasta ahf lleváis
vuestra bondad y cortesía, para recoger de
vuestros sabios labios algunos preciosos
consejos.
Cervantes no se apresuraba a responder.
Parecía que no podía saciarse de la belleza
que veía. Tal vez trataba de leer, en los
ojos del desconocido, el porvenir de las le-
tras castellanas.
—Todo español ~ continuó diciendo el
joven—llama a Rodrigo Díaz de Vivar
«mi Cid».
Todo escritor de no importa que país,
debería llamar a Cervantes : mi Cid.
Con un movimiento en el que se mez-
claban y fundían la gracia y el atrevimien-
to, el desconocido cogió la mano que había
escrito t>on Quijote y la apretó contra sus
labios.
Este homenaje del porvenir emocionó a
Cervantes. Pero, escondiendo su emoción,
interrogó :
•—;He creído comprender que os dedicáis
particularmente al teatro.
—Habéis comprendido bien, «mi Cid».
, ^ ^ ^ de Vega es, pues, el único prín-
cipe hacia quien deben dirigirse vuestras
devociones. Este monstruo de naturaleza
se ha apoderado fuertemente de la monar-
quía cómica...
1 ~^}^^ f^ Vega?—dijo el adolescente
levantando las espaldas-. Daría todo lo
que conozco de Lope de Vega por una sola
íi Rufián
El r S " ^Feliz.
?^''^''- ^"""^^ia, Confusa
' o
Estas palabras iban dírectameote a cla-
varse en el corazón del dramaturgo desco-
nocido. No obstante, objetó:
«99
—Lope de Vega y Juan de la Cueva con-
denan estas piezas y declaran que lo que
hago no es teatro.
El joven levantóse con movimiento de in-
dignación.
—Esto es lo que dicen de todo lo que es
a la vez hermoso y verdadero, ardiente y
profundo, de todo lo que condena sus ba-
nales y superficiales comedias... Así, los
autores de Amadis o de Palmerin rehusa-
rían ver una novela en Don Quijote.
Cervantes se sobresaltó.
—¿Sabes, niño maravilloso, cuan profun-
do es lo que acabas de decir? Las obras de
Lope de Vega son, en efecto, los últimos
libros de caballería. Sus hidalgos y sus da-
mas se agitan por las calles y los balcones
de Madrid, en lugar de recorrer las carre-
teras, los castillos y los albergues. Pero di-
cen los mismos absurdos elegantes, hacen
las mismas enfáticas locuras, están tam-
bién tan lejos del hombre y de la mujer ver-
daderos. ¿Qué Don Quijote triunfará, por
fin, de las mentiras de este teatro caballe-
resco que no crea más que situaciones y
caracteres convencionales ?
—Por mi parte—dijo el joven—, hago y
continuaré haciendo durante algún tiempo
algo parecido a lo que hace Lope de Vega.
En el ejército de las letras no se adquiere
la libertad si no es ganando autoridad y
la obediencia es el camino que conduce a
las gradas que permiten mandar. Pero, más
tarde, cuando haré lo que quiera, ninguna
de mis obras será lo que ellos llaman
teatro.
Reflexionó un segundo. Luego, con una
mirada que va subiendo y una sonrisa se-
mejante a un vuelo:
—Sin embargo, ¡oh, Cid mío!, no es a
la tierra y la realidad hacia donde me sien-
to inclinado. Pues las cimas de las sierras
elevan, más alto que las más altas nubes,
una nieve más blanca que las nubes más
blancas. Y de la misma manera, ¿no se
eleva la verdadera poesía sobre alas más
potentes que las del águila comparadas con
las de la mariposa?
—Posees—dijo Cervantes gravemente—
esta mezcla de poesía y de espíritu prácti-
co que formg. los grandes vencedores. Y
preguntó:
—Hijo, ¿como te llamas?
—Calderón.
—í Oh, Calderón de oro \
200
¿Se atreverá el que esta historia cuenta
a traducir la exclamación de Cervantes?...
En España, el sol hace nobles a todas
las palabras de la lengua como a los hom-
bres de la raza. Nadie es de origen tan
humilde o de un empleo tan bajo que no
pueda, hinchado y embriagado de amor, re-
vestir una grandeza de una hora o de una
frase, vocablo que aureola una luz repen-
tina o como embebecido que, porque está
cerca de su apiada, permanece cubierto an-
te los reyes y desde la altura entusiasta
de su felicidad domina las majestades. Pa-
labras francesas, que vuestra fina flexibi-
lidad aprenda, cuando la gloria de las cir-
cunstancias lo exige, a elevarse noble y
real; que vuestra suavidad gris sepa, cuan-
do sea preciso, radiar un contenido extra-
ño y solar; que la gracia de vuestro mur-
mullo se eleve y se amplifique, cuando la
casualidad haga de vosotros los heraldos
de la belleza nueva, hasta las más emocio-
nantes elocuencias.
Aureolado de poesía, el nombre de Cal-
derón es para el literato magnificencia y
deslumbramiento. Tiene y vale las mismas
silabas que designan a la vez un pájaro
ridiculamente fúnebre y a este Corneille
cuyo empuje se pierde en más radiación
que el vuelo de las águilas (i). Vale y tie-
ne las mismas silabas que designan con-
juntamente el serpenteamiento subterráneo
de la planta y aquel armonioso Racine, más
luminoso que el florecer de todos los Uses
(i) Corneille, célere poeta francés, su nom-
bre es el de la Corneja, ave perteneciente a una
especie del género cuervo. El juego de palabras
se hace intraducibie al español.—Nota del tra-
ductor.
Pl y Margall y el libro de Pía
E h librp de Pía, «Cambó», Jia tenido la
Virtud de colocar sobre el tapete el
nombre de P¡ y Margall.
Triste y vergonzoso es qUe para recor-
dar a un gran hombre debamos verlo ul-
trajado en muerte... No intento ya califi-
car la acción dej ultraje. Por ventura para
LA REVISTA BLÁUCA
y de todas las rosas (i). Pero la estultez
de ciertos reidores y de algunos disgusta-
dos vuelve peligrosa la audacia de tradu-
cir semejantes nombres. Los tontos de la
delicadeza y los imbéciles del reir hacen a
menudo que el traductor transforme la he-
roica bacía barberil en almete de Mambrín.
Es, no obstante, imposible llamar Vasija,
Lebrillo o Címbalo al que la historia, arro-
dillada ante la riqueza del metal y la be-
lleza de los sonidos, llama Calderón. Pala-
bras de todas las lenguas, obedeced, cuan-
do vuestra dicha k> permita, a los grjtndes
hombres y a las grandes cosas. Sacudid el
ridículo de las vulgaridades pasadas y le-
vantaos dignas de los nobles mensajes que
se os confían.
—¡ Oh, brillante y sonoro celderón de
o r o ! — exclamaba extasiado Cervantes—.
¡Tu brillo y tu ruido atravesarán los si-
glos !.., No eres, mi Calderón, ni Don Qui-
jote sobre «Rocinante», ni Carlos V sobre
la Quimera; no eres tampoco, sobre la tí-
mida lentitud del asno, la pesantez de San-
cho Panza o de Felipe IL Heroico y prác-
tico, conquistador digno de la conquista,
¡oh, noble calderón de oro!...
El viejo poeta se detuvo emocionado. Y
la mano que había escrito Numancia, apre-
tó, afección, admiración y esperanza, la
mano que debía escribir La vida es sueño y
el Principe constante (2).»
(I) Racine es otro escrito célere francés cu-
yo nombre concuerda con la palabra francesa
racine, que significa raffc Aquí, como en el an-
terior autor, ha querido dar- un doble signifi-
cado a los nombres para mejor realzarlos.—ATo-
ta del traductor.
(2) ¿ Por qaé no El alcalde de Zalamea.—No-
ta, del Editor que no consta en el Ubro.
todos, aun ha habido en España bastante
conciencia pública, bastante dignidad co-
lectiva para que todos, sin distinción de
ideas, reivindicaran la limpia memoria de
Pi y Margall y calificaran como se merece
al escriba que lo insultara a sueldo.
Pero el caso de Pía, escritor genuinamen-
 LA REVISTA BLANCA
te contemporáiieo, es decir, representante
genérico de toda una generación de pseu-
doUteratos a sueldo de no importa que Po-
der—fascismo en Italia, bolchevikismo en
Rusia, chauvinismo en Francia, pangerma-
flismo en Alemania, cambonismo en Espa-
ila—por lo mismo que es un caso represen-
tativo, merece ser estudiado en bloque.
Todo el mundo sabía que Pía era un es-
critor de mediano talento y enorme osadía.
Cultivaba un grueso léxico literario que no
place a los espíritus delicados. Tuvo su
buen tiempo de anarquizante, como Papi-
m y Rossi y el propio Mussolini y Psichari
y Barres y tantos otros. En escriba tam-
bién se ha convertido un hombre que mere-
cía suerte más alta, que hubiera podido re-
presentar la independencia del pensamien-
to humano : Gorki. Me resisto aún a ente-
rrar esa libre memoria de aventurero, de
hombre de la estepa, en los sillones con-
fortables de una «áurea mediocritas» y pre-
fiero considerar su caso como un momento
de nostólgía, de añoran:»^ de la tierra ma-
dre, de debilidad y olvido, aprovechados
por el Poder, que no los tiene nunca, que
atenaza siempre y aprovecha con rápida
mano las dejaciones y los desfallecimientos
morales.
El caso de Pía, como el de tantos otros,
carece de toda perspectiva moral. Es un
vulgarísimo accidente de cambio de cami-
sa en un individuo que ha ¡do llevando
aquellas que más podían convenirle eco-
nómicamente.
Sin embargo, dentro de la vulgar trai-
ción de Pía, escritor mediocre, intelectual
osado, cuya producción está plagada de li-
gerezas y no tiene más orig¡nalidad que la
del mal decir, la de la chabacanería, hay
40a agravante sobre los otros casos que
podríamos ¡f reseñando.
Hasta ahora, podían cambiarse las ¡deas,
evoltictonar h^cia la derecha; se era trai-
^ r a es^ Q áq^eMa idealidad. El caso de
/ * ' vendiendo por treinta dineros su con-
cencia a Cambó y escribiendo al dictado
141 Ubre cqntra el hombre que representa
^ pensamiento libre cataláii y la filoso-
fía española contemporánea, ofrece carac-
terísticas tan repugnantes que si después
de este libro Pía aun encuentra soUdaridad
moral en el mtelectualismo de España, de-
beremos decir del honor de los españoles
Wl
lo que el conde de Albrit del honor &x ge-
neral.
Un libro de elogio a Cambó era ya de
SI una cosa baja; un libro que, ensalzando
al uno, sirve el odio de éste contra P¡ y
Margall y la tradición federalista de Cata-
luña, es de una bajeza tan absoluta que
no pienso calificarla, por no encontra a<ÁP-
tivo adecuado.
De todos los escribas contemp<K'áneos,
Pía ha sido el más misero. Mísero, sí. Es
tan visible, tan indigna la venta, vese tan-
ta ruindad moral en él, que casi nos causa
lástima. Algunas veces me he preguntado:
¿Qué vida íntima, qué conciencia de sí mis-
mos tienen estos hombres? ¿Qué senti-
miento, qué sensación de sí mismos hay en
ellos? Han de ser, en el fondo, profunda-
mente desgraciados. Deben carecer de todo
ideal, de toda ilusión, de toda dignidad.
Deben sentirse, dentro de sí mismos, una
vitalidad rudimentaria, una existencia por-
cina, pongo por ejemplo. Son, pues, hom-
bres sin concluir, pobres caricaturas o es-
bozos de humanidad.
Carecen de la mejor de las existencias
y debemos sentir hacia ellos, más que des-
precio y odio, un poco de compasión.
Pero, afortunadamente, la traición de
los escribas nos sirve para recordarnos,
agigantarnos, clavarnos en el alma y en
la mente el nombre, la imagen, la vida y
la obra de los que fueron hombres desde el
principio hasta el fin.
Un Papini sugiere inmediatamente un
Benedetto Croce; un Barres, un France p
un Romain RoUand; un Gorki, un Kro-
potkine.
Pía, el pobre, no puede sugerir un Pi y
Margall. Hiasta ^n esta oompiaraclón de
valoraciones, hasta en este parelelismo de
existencias, debe guardarse una distancia,
una categoría moral. Papini, durante mu-
cho tiempo, vacío y exaltado como era, vio-
lento y grandielocuente. hechizó a la ju-
ventud, como Vargas Vila, como el enor-
me y confuso Nietzsche, al que no com-
prendían y al que amaban sin compren-
derlo.
Barres fué'un estilista, un maestro de la
literatura; un neoclásico; podía codearse,
literariamente, con France y con Flaubert.
En cuanto a Gorki, el autor efe «La Madre»,
2oa LA REVISTA BLANCA

de «Los Vagabundos», de una multitud Este renacimiento postumo del nombre

incontable de pequeños y magistrales cuen- de Pi al calor de una irrespetuosa exhuma-
tos no puede encontrar excesiva severidad ción, debería ser aprovechado para cono-
en mí. El talento no borra las malas accio- cer y divulgar las ideas y la obra de Pi y
nes, no disculpa las flaquezas ni las deja- Margall.
ciones de sí, pero las puede hacer olvidar. Las ideas de Pi son poco conocidas, en
Entre Pía y Pi y Margall la distancia, detalle y en bloque. De ellas está empapa-
en todos los órdenes, es tan grande, que do todo el espíritu catalán. Puede decirse
no hay posible comparación. que flotan por encima de toda la acción y
Ha sido Pía, únicamente, el basurero la obra del pueblo de Cataluña.
que, removiendo un gran montón de ba- Pero el Pi y Margall filósofo, traductor,
sura, ha golpeado, para destrozarlo, pero interpretador y en algo superador de Prou-
sólo consiguiendo abrillantar el metal, un dhon, es un Pi y Margall casi anónimo.
vivo tesoro olvidado. Anselmo Lorenzo divulgó de él algunas
¡ Con qué gozo hemos visto, en todas las frases célebres, algunos pensamientos es-
plumas y en todos los labios, el limpio nom- pigados que han dado la vuelta al mundo.
bre de Pi, señera de un glorioso pasado, Mas la filosofía de Pi y Margall es toda
tradición pura, símbolo y ejemplo para esta una construcción, todo un sistema con-
y otras y todas las generaciones del pre- sistente. Está impregnada de Vico y Spino-
sente y del porvenir ! za, continua la visión humanista y univer-
£1 mísero Pía y su señor han logrado salista de Herder. Aplicada a la economía
algo que todas las exégesis quizá no hu- de los pueblos, denota haber sentido toda
bieran podido conseguir: despertar, vivi- la poderosa influencia de Proudhon y de los
ficar, actuahzar la memoria de Pi. hombres de la Internacional.
Recuérdase su vida, ímproba, probada ^ Pi y Margall no llegó a la cumbre inal-
por todas las hieles, mantenida recta del canzable de la evolución del pensamiento
principio al fin. humano. Pero hizo algo mejor que e s o :
Recuérdanse con pena las horas amar- elaboró las bases de una filosofía que tenía
gas que debió vivir este hombre viéndose como objeto de si misma al hombre. Sen-
calificado de traidor; recuérdanse con res- tó el principio firme de la soberanía del indi-
peto y emoción, todas las páginas límpi- viduo y con este solo hecho dio valor de
das de esa existencia que fué, durante 30 eternidad a su concepción filosófica del
años, el- único prestigio moral de España, mundo y de los problemas humanos.
la representación más alta de su pensa- Su federalismo, aplicado a la vida social,
miento, que compartió con otro pequeño puede ser la fórmula feliz de conciliar la
gran hombre el cetro de la devoción conmo- libertad de todos con la de cada uno; de
vida de la juventud: Francisco Giner de armonizar el trabajo y el interés colectivo
los Ríos he dicho ya. con el trabajo y el interés individual. Es la
Nuestros Santos Franciscos, adorados o solución madre, de la que pueden arrancar
por lo menos respetados sin distinción de todas las visiones de la vida futura.
ideas ni de clases. Lo mismo los unos que " S u existencia puede ser el ejemplo, el
los otros, los heterodoxos que los ortodo- espejo en que han de mirarse, en que ha
xos, los de la derecha que los de la iz- de cortarse el patrón de cada vida.
quierda, inclinábanse frente a esas sim- Su obra es la obra de un genio y de un
ples y menudas figuras de hombres cortos hombre. De un genio que llegó a abarcar,
de talla y de gran pensamiento y enorme con mirada de águila, todos los problemas,
corazón. los más próximos como los más lejanos.
Un Pía, pretendiendo ensuciar, al cabo De un hombre que se volcó entero en ella,
de los años, la memoria de un hombre en que sirvió con desinterés a sus opiniones
tronizado en el corazón de todo español, y que se puso, ante todo, de acuerdo con-
es un espectáculo que, si no fuese, como sigo mismo.
he dicho, vergonzoso y triste, sería gro- Todo esto, rápidamente esbozado, es y
tesco. puede ser para nosotros Pi y Margall. No
necesitamos mirar muy lejos de nosotros
* «# para encontrar señera, para encontrar ba-
 LA REVISTA BLANCA
se de donde partir a la conquista del ma-
ñana, a la conquista de las conciencias y a
la conquista de nuestro propio bien moral.
Porque el mejor de los bienes, el más
inapreciable de los tesoros es aquel que re-
side en nosotros misinos; aquel que con-
vierte todas nuestr;is horas en un ininte-
rrumpido idilio entre nosotros y nuestro yo :
aquella existencia que vive en el fondo de
nuestras almas, que se siente contenta o
Se necesita ser muy ingenuo para creer
en un Giovanni Papini catolizado desde
los cabellos hasta las uñas de los pies. Tam-
bién él tiene su tendón de Aquiles de su hu-
manidad : de literato y de hombre práctico.
Lo quisiéramos santo ahora que ya no es
iconoclasta. Seamos justos : si Papini no es
San Francisco tampoco es Leo Taxil. Pri-
mero, escritor destructor de ídolos y de ico-
nos, le habíamos perdonado sus ferocida-
des, sus desdenes confiados, sus herreos pa-
radójicos. ¿Podemos pretender hoy que su
crisis tenía una profundidad pascaliana ; que
su misticismo se desposó con la Pubertad?
Toleramos y hasta exaltamos al hombre que
siendo escritor deriva hacia el ateísmo, al
futurismo desburgueizador, al nihilismo He-
no de audacias innovadoras. ¿Y quisléra-
nios ahora reducir un gran escritor a un
sacristán imbécil y sospechar en el hombre
que ha vivido y hecho vivir en dignidad de
espíritu, un gran mistificador?
Como hombres de lucha podríamos juz-
gar a Papini severamente. Pero como indi-
viduos que pensamos tenemos el deber de
mirar al fenómeno Papini con ojos claros.
5>u empuje y sus trompeteos nos impiden
permanecer fríos al leer su : «Un homo fini-
to... Se necesita ser un desierto de aridez
para que aquellas locuras, aquellas extrañe-
zas, aquellas audacias no nos huelan a nos-
talgia El literato .^e escapa pero no pode-
mos despreciar ni odiar a este hombre. Es
motivo de asombro verdaderamente, des-
pués de haber conocido un Papini que vola-
ba, con icárea audacia, hacia cielos inacce-
203
descontenta según sean nuestras acciones,
que nos hace fuertes, felices y alegres cuan-
do la mantenemos sana, alimentada con
pensamientos generosos y acciones nobles,
con sueños limpios y fuerza y amor y dig-
nidad y respeto de nosotros mismos; cuan-
do la damos un ideal por meta y un recto
camino por donde avanzar sin reposo ni
cansancio.
FEDERICA MONTSENY
sibles, pensar en un Papini con las alas
quemadas por la diminuta vela eclesiástica.
El cachorro ya no corre alegremente por
las praderas de la crítica, saltando empaliza-
das y fosos ortodoxos. No podemos dejar de
pensar sin nostalgia en el hombre que nun-
ca estaba acabado, sino que se empezaba
siempre, renovándose continuamente y lle-
vando un soplo de vida.
Papini se divertía. Rompía las linternas
filosóficas y las vitrinas literarias con vio-
lencia de hombre genial. Muchas de sus pá-
ginas nos abrían, a los que estábamos re-
cluidos en el provincionalismo de la cultura
Sonzogniana o pedantesca (i), amplias ven-
tenas, sobre pobladas calles y más vastos
cielos.
Ahora, así encharcado, academizado, in-
censado, se hastía. Un Papini leído por los
curas y querido por las beatas es verdadera
y propiamente un hombre acabado. Tenía-
mos necesidad de que de la pubertad pic-
tórica de audacia pasase a una madurez re-
afirmada y clarificada.
* * *
Nuestra nostálgica piedad para Papini
católico no es la piedad del saber que un
amigo rebelde ha terminado en policía, que
una amiga que amaba a Pascoli terminó en
«cocotte... Es una piedad feroz. Porque en
su fin adivin.imos que hay un poco de muer-
te, de esta muerte de la cual se muere to-
(i) Sonzogna es el nombre de una casa
editora.
204
dos los días. Porque siguiendo su camino
rehacemos el nuestro, y reconocemos aque-
Has lóigicas murallas al pié de las cuales es-
tuvimos tentados de retroceder resignados
o sofocados, aquellos abismos de la duda
que amenazaron tragarnos. Pero su crisis
no sale de las mil ruedecillas ciegas de la
celebridad más que para encerrarse en la
casa del sueño ; en la verdad de fe, ésto es,
en la religiosidad refugio de un espíritu es-
tancado ; es el escepticismo que quiere creer.
y nosotros que admiramos al escritor, tra-
tamos al hombre, sin soberbia severidad, ,
pero también sin servil indulgencia.
Comprensión desapasionada, que no
aprueba la ingenuidad de Guvau : «Com-
prenderlo todo para amarlo todo».
También en este caso se trata de intentar
comprender en todo a Papini para escoger
todo lo que podemos amar u odiar en él.
En él V en nosotros.
Papini, hijo de un ateo, creció alejado de
toda práctica religiosa, en su primera niñez
leyó algunos folletos racionalistas y muy
pronto llegó a amar a Satanás y escarnecer
todas las fábulas bíblicas. A los quince
años su pasión dominante fué: saberlo to-
do. Absolutismo y totalidad culturales, de-
seadas místicamente y queridas febrilmente.
Su sueño era : una enciclopedia que abarca-
se toda la cultura. Luego concibió otros pro-
yectos, todos ellos empapados de la manía
de universalidad. Muchos jóvenes sueñan
en grandes obras, y la curiosidad no cir-
cunscribe las investigaciones si no es dando
conciencia de los límites de la inteligencia
_y de la economía de los esfuerzos. Pero en
Papini joven, este anhelo hacia el todo, to-
maba caracteres tan extremos y particulares
que revelaba una forma mentís mística y ra-
cionalista al mismo tiempo.
El misticismo del anhelo hacia todo lo
conocido y cognoscible no terminaba, que
la frag^entariedad es intrínseca a la inves-
tigaci<ki y alguno de vez en cuando introdu-
ce la critica en la ingenua confianza, derri-
bando los edificios que se amontonan en
ciertos dominios.
Papini quería poseer toda la cultura, pero
esta se empequeñecía o se desvanecía ape-
nas el pensamiento iba más allá de la evi-
dencia o de la autoridad de lo escrito. V
entonces sacaba la conclusión de que la vi-
LA REVISTA BLANCA
da debe ser vivida intensamente, no vivisec-
cíonada por la lógica, que profundiza el vo-
to hasta producir la desesperación.
En esta fase de voluntarismo antiraciona-
lista Papini se enfrascó en Schopenhauer.
No se sentía aniquilado. Schopenhauer es
un filósofo serio que le hace despreciar la
ciencia fácil de los íibritos de vulgarización
científica. Papini se entregó entonces de lle-
no al estudio de la historia de la.filosofía
para poder trazar una historia del pesimis-
mo. ¡ Solución bastante optimista !
El estudio de la filosofía lleva al joven
«Don Quijote» del pensamiento al monismo,
pero ésto es sólo una breve pausa. Agota
la voluntad continua de creer que todos los
objetos, separados y diferenciados por las
ciegas bestias de los no monistas, sean la
misma tela corlada y coloreada en mü ma-
neras para la comodidad de nuestros senti-
dos.
Papini se hizo luego soiipsista. También
esta posición le divertía y le entusiasmaba.
En este caso los hombres eran los títeres
pretensiosos de su teatro interior. Y Papini
se sonreía, orgulloso de ser el único vivien-
te en una muchedumbre de fantasmas, y se
sentía: transfigurado y engrandecido como
un dios surgido repentinamente del mezqui-
no despojo de un hombre. Del solipsísmo
conoscitivo al solipsismo moral no hubo un
paso. Y Papini se hizo individualista : «No
existe otro dios más que yo ni fuera de mí.
Fantasías de un egologista — he destruido
en mí los afectos de la familia, los légamos
de la patria, los últimos frenos de la tradi-
ción burguesa, de la conducta
correcta. Fui
anarquista, me digo anarquista, y no veo
otro fin digno de mí fuera de la liberación
completa de mí mismo — y luego de los de-
más. Fundé con tres amigos un grupo indi-
vidualista ; escribí la proclama de los Esjil-
ritus libres y nos embriagamos al mismo
tiempo de vino, de hastchich y de feroces
absurdos».
Un solipsismo que terminaba as!, no po-
día llevarle a otro sitio más que al anarquis-
mo de café, al anarquismo híbrido, artifi-
cial, prodigador de castañuelas sofísticas y
de buenas palabras que estuvo de moda en-
tre la bohemia italiana ¿e los principios de
la era de Soficci y de Suckert, Pero el anar-
quismo fué el sacacorchos de las demás bo-
tellas de espumosos. Y ved a Papini inves-
tigando en el campo de la magia: idealis-
LA REVISTA BLANCA
mo, misticismo, ocultismo. Poco le faltó pa-
ra que no parara en la teosofía.
Y terminó en la política. Adhirióse al na-
cionalismo, es decir, al imperialismo. Y em-
pezó a sentirse preso de un mesiánico mis-
ticismo.
«No creo en Dios y sin embargo a veces
me siento como si fuera un Cristo que de-
biera prestarse a otra redención ; no creo en
la Providencia y sin embargo me veo en el
futuro como el mesias y el salvador de la
gente... Algunas veces mi estado de ánimo
soñaba que yo era un dios que siente una
enorme multitud rogar a sus pies invocando
felicidad y liberación, muerte y redención.
Y me conmovía como nunca me había acon-
tecido leyendo a Marcos, Lucas, Mateo y
Juan, y una vez me emocioné vivamente con
la lectura de una simple y desnuda vida de
Mazzini. Me hallaba inclinado a hacer cual-
quier cosa para los hombres, para lodos».
En esto pensó en escribir una obra más
grande que la Divina Comedia y el Fausto.
Para cambiar las mentes la filosofía escri-
ta le parecía que no bastaba, era necesa-
ria la filosofía vivida. Y se hizo pragma-
tista. Pensó en fundar una re%ión en Amé-
rica. Pero para ello precisaba ser santo. V
sintió entonces ¡a necesidad de acogerse a
una tradición. Y frecuentó las iglesias ca-
tólicas.
«El culto me atraía — no tanto por la
belleza de las ceremonias, como por la mú-
sica de las misas cantadas. Alguna cosa am-
UNAS CUANTAS PALAB'RAS
APROPOSITO DE LOS
DEPORTADOS
U N autor se expone siempre a ajja-
rentar un aire; pretensioso llaman-
do la alenciófi sobre aquello que
ha escrito. Sin embargo, hay circunstan-
cias en que debe hacerlo s¡ tiene un míni-
nrjo sentimiento de dignidad y si entiende
que no ha de aceptar la responsabilidad de
aquello que no ha escrito. Esté casó se da.
205
bigua—, la necesidad de creer, de volverme
niflo, de sentirme en comunión con la cris-
tiandad de la cual había salido — se agita-
ba someramente en mi, sin querer manifes-
tarse claramente». Y entonces se sumergió
en las lecturas místicas y ascéticas. Los
místicos heterodoxos — como Novalis —r
amenazaban llevarlo a la inconciencia mís-
ticaí, mientras que él quería : conocer, sa-
ber, preveer. Y asi fué como se dirigió ha-
cia el ocultismo.
Pero el tiempo pasaba, la juventud huía,
el empeño de encontrar un camino debía
ser mantenido...
«Quiero una certidumbre cierta — aun
que sea una sola—, quieix» una fe indestruc-
tible — también una sola. Quiero una ver-
dad verdadera, aun que sea pequeña, por
mezquina que sea—, pero única. Pero una
verdad que me haga tocar la substancia más
interna del mundo; el último sostén, el más
sólido ; una verdad que se implante por si
misma en la cabeza y no haga ya concebir
nada de lo que la contradice, una verdad,
en suma, que sea un conocimientu, pero un
conocimiento verdadero y propio, perfecto,
definitivo, auténtico, indiscutible».
El catolicismo le ha proporcionado la tie-
rra firme después de las tempestuosas nave-
gaciones, la tierra sólida después de las pe-
regrinaciones a través de las arenas move-
dizas. Y Papini se ha hecho católico.
C. BERK'ERI
Traducción : ELIZALDE.
sobre todo, en las traducciones. Y es asi-
mismo mi caso con Los Deportados.
A pesar de todo mi deseo de no moles-
tar a nadie, de no poner de manifiesto ni
a LA REVISTA BLANCA a la cual yo colabo-
ro, ni a mi viejo amigo Urales, del que ad-
miro la energía y el talento, mt es imposi-
ble dejar bajo mi firma, entre otros erro-
res más biábrros, aquel que confunde l'O-
rangerie de Versalles (situada hasta hoy
en Seine y Oise), donde fueron aglomera-
dos los prisioneros comuTialistas,- con 1«
206
villa de Oran, que no ha dejado de est:ir
situada en Arjrelia. Igualmente no había
colonia austríaca en Noumea, sino una fuer-
te colonia australiana (pag. 19). En una
revista que se honra publicando la obra del
gran geógrafo que fué Eliseo Reclus, esta
rectificación es indispensable.
Asimismo jamás concebí la ¡dea de pre-
sentar, en 1873, un deportado que evoca ¡a
imagen de la Semeuse (Sembradora) de la
que la figura emblemática no se grabó so-
bre las monedas hasta 20 años más tarde.
En la página 27, yo hice proyectarse el
pensamiento del deportado, no hacia «su
jefe» (del que para nada se hablaba) sino
hacia i'ari's, la gran villa revolucionaria por
la cuál él había combatido. La Fontaine !o
ha dicho antes que y o : «Es necesario no
confundir el nombre de un puerto con el
de un hombre !¡>
Y me asombra que el nombre de June,
hijo de Paris, baya sido nacionalizado en
este de Juno, que no se encuentra en el
original francés, mientras que, por el con-
trario, el nombre del negrero Madezeau,
personaje tristemente histórico, que yo que-
ría hacer conocer, haya sido transformado
—muy ligeramente pero sin la menor nece-
sidad—en el de Madezean. Es bajo su ver-
dadero nombre como yo he deseado mos-
trar su odiosa personalidad (i).
SirCMPRE PALABRAS
Para mostrar su pacifismo de buena ley,
el ministro que algunos de sus adversarios
políticos bautizan irónicamente con la ex-
presión «triple P» (Pablo-Prudencio-Painle-
vé) ha tenido una idea verdaderamente re-
marcable.
Se propone presentar al parlamento, tan
pronto se reintegren a sus sitios sus miem-
bros, un proyecto de ley que tiene por ob-
jeto reemplazar el título de «Ministerio de
la Guerra» por el de «Ministerio del Ejér-
cito».
Esta gran reforma, contra la que los na-
cionalistas fingen indignarse, declarando que
ella «romperá los resoues, ya ian disten-
didos, del pais» y tendrá en el ejército «una
( I ) LOS lectores de Los Deportados ha-
brán podido ver que esta transformación de
Madezeau en Madezean fué una simple
errata con egida.—(N. de la R.)
LA REVISTA BLANCA
dolorosa resonancia» deja, por el contrario,
bien indiferente al proletariado, en el seno
del cual se recluta el ganado militar.
El sabe que ¡a autoridad de los ayudan-
tes y la iniquidad de los tribunales guerre-
ros no se ejercerá menos, cualquiera que
sea la etiqueta que los recubra y que para
suprimir la guerra, el medio más eficaz se-
ría suprimir—internacionalmente—los ejér-
citos.
Cuando el 4 de septiembre de 1870 la
República reemplazó al Imperio, los «ser-
gent de ville» fueron suprimidos... nomi-
nalmente y transformados en guardias de
la paz, no dej.von por eso y continúan ha-
ciéndolo desde hace 58 años—de golpear a
los manifestantes.
La reforma solemnemente prometida por
el ministro «pacifista» que ha pacificado a
cañonazos el Rif y la Siria aparece absoluta-
mente como de la misma naturaleza.
USA PRISíOX QUE DESAPARECE
EL CHKRCHE-MIDI A FINES DEL
SIGLO XIX
Van a demoler la prisión del «Cherche-
Midi». Es deseable que no se detengan
aquí. La encarcelación de algunos millares
de delincuentes, hasta cuando se trata de los
menos simpáticos—lo que no ocurre siem-
pre—no deja de chocar cuando se ve a fili-
busteros de alto vuelo, sembradores de rui-
nas y de duelos, llenarse impunemente de
millones en la Bolsa. E individuos tales co-
mo Schinderhannes, Troppmann, Vacher o
Jack el «Destrípador», celebridades crimi-
nales del último siglo, aparecen casi como
filántropos desconocidos cuando se les com-
para con los conquistadores célebres, los
Tamerlan, los Alejandro, los Napoleón,
grandes fieras de la menagería humana, que
glorifican con un entusiasmo idólatra las
multitudes serviles.
La parte pensante de la humanidad co-
mienza a decirse que si la cárcel puede
torturar a inocentes y hasta a veces a cul-
pables (tomando este nombre «culpable» en
sentido jurídico), ella no previene los críme-
nes y delitos: lo que sería mucho más de-
scable.
Suprimir las causas, de orden social y
de orden moral, que engendran los desafue-
ros, dedicarse a curar humanamente a los
desequilibrados de las taras del atarisaao,
LA REVISTA BLANCA
he aquí lo que está de otra forma confor-
me con el espíritu de la filosofía determi-
nista y hasta con el simple buen sentido.
Bienestar, libertad e higiene, tanto para
los espíritus como para los cuerpos, poseen
mayor eficacia que las cárceles.
Vo he tenido la ventaja de conocer un
cierto número de prisiones parisienses, las
unas por haber visitado en ellas a mis pa-
dres detenidos, después de las abomina-
ciones de la represión versallesca, prolon-
gada durante años bajo la dictadura del
mariscal Mac-Mahon ; las otras por haber
estado de huésped en ellas yo mismo, cuan-
do, ya adulto, entré a mi vez en la lucha
social.
La prisión militar del «Chcrche-Midi», a
donde ful a visitar a mi padre antes de su
comparecencia delante del tercer consejo de
guerra, fué habitada por un gran número
de comunalistas, siniestra antecámara del
presidio o de la muerte. Una veintena de
años más tarde, recibió a huéspedes dife-
rentes : el capitán Dreyfus y luego el coro-
nel Picquart.
Este drama del asunto Dreyfus, empeza-
do en 1894 y terminado en 1905, convul-
sionó, en su época, no solamente toda la
Francia, sino el mundo entero. Una cons-
ciencia universal se elaboraba entonces
realmente. Después, el drama de otro modo
formidable de cuatro años de guerra mun-
dial lo hizo pasar a segundo plan, mas no
se ha abolido su recuerdo en el alma de
aquellos que lo han intensamente vivido.
LAS CONFESIONES DE UN ANTIGUO
DIRECTOR DE PRISIÓN
Hallándose ya retirado, el ex director de
la «Santé», Benoit Labat, no teme ex-
presar, en la prensa, sus sentimientos so-
bre-el régimen y los locales penitenciarios.
Declara que numerosas prisiones parisien-
ses son, por su construcción y arreglo inte-
rior, un desafío a todas las reglas de la
higiene. Podría uno creerse casi en «el buen
tiempo Tíejo», grato a los conservadores,
en que multitud de desgraciados pudríanse
en los inmundos calabozos de «Bicétre», del
«Chatelet» o de la «Forcé», en medio de
los detritus pestilentes, donde hervían los
parisitos y las ratas, junto a estas cloa-
ao7
cas, la Bastilla, reservada a los nobles y
a los escritores irreverentes; era un pa-
raíso.
Por lo demás, el encarcelamiento, por
duro que fuese en estas ergástulas, estaba
considerado, no como una pena, sino como
una medida preventiva contra los acusados
y un medio de asegurarse la persona de los
condenados hasta la ejecución de su pena.
Estas penas eran : la muerte, la tortura,
las galeras, el destierro perpetuo o tempo-
ral, el látigo, la multa honorable. Penas ac-
cesorias : la ignominia de manos del ver-
dugo, la marca, la exposición pública, la
picota, el cañizo, la confiscación. La más
antigua prisión de París fué la crgástula
romana de Glaucin, donde fué encerrado
ese original de San Denis, que, según una
leyenda cristiana, después de haber sido de-
capitado, recogió tranquilamente su cabeza
y paseóse llevándola entre sus manos.
LA COLOCACIÓN DE LA GUERRA
FUERA DE LA LEY
Cuando aparecerá este artículo, el pacto
primero franco-americano, después multila-
teral, colocando la guerra fuera de la ley,
habrá sido firmado en París el 27 de Agos-
to. ¿Será algo más. que una solemnidad
teatral y merecerá se marque realmente co-
mo una fecha inolvidable en la historia de
la Humanidad?
Todos qusiéramos poder afirmarlo. ¡ Se-
ría tan hermoso ! El día que los hombres
renunciasen buenamente a exterminarse en-
tre ellos cesarían de estar, moralmente, por
debajo de los monos, que ignoran la gloria
de las masacres, como asimismo la de las
estatuas y las condecoraciones.
El secretario de Estado en los Negocios
Extranjeros, Kellogg, acaba de abandonar
Washington por Nueva York, donde se em-
barcará con dirección a Francia, esperado
en París por su colega francés Briand. Es-
tos dos hombres de Estado son, ya se sa-
be, los padres del pacto y se anuncia que
Stresemann, por Alemania, y Austen Cham-
berlain, por Inglaterra, vendrán a tomar
parte en el gran acto y a unir sus firmas.
En Moscou, Tchicheriue expresa su senti-
miento porqvie la Rusia soviética no ha sido
invitada.
Nada cuesta a los dirigentes mostrar sus
buenos sentimientos, pero los dirigidos tíe-

nen el derecho de mantenerse escépticos.
Las grandilocuentes declaraciones de prin-
dpios son ciertamente un bello efecto retó-
rico, mas ¡ qué pueden ellas valer en una
humanidad donde por todas partes contras-
tan y entrechocan antagonismos de intere-
ses y de clases!
EL PODER CONTRA LOS
COMUNISTAS
LA JORNADA DE IVRY
El mes de agosto trae aparejadas cada
año manifestaciones populares recordando
y protestando de la declaración de guerra
que precedió al asesinato de Jaurés. Las
juventudes comunistas habían decidido mar-
car este aniversario con una fiesta deporti-
va celebrada en los bosques que rodean
Gbrches.
Pero si es permitido a los fascistas fran-
ceses proclamar muy alto su odio contra
la libertad y su deseo de ver inaugurado,
en los bordes del Sena, el régimen que se
sufre en los del Píber (aceite de ricino y
matraca), esta tolerancia gubernamental
hacia los extremistas de la derecha no se
extiende a los extremistas de la izquierda.
La fiesta deportiva de Carches, juzgada
{KM- el Gobierno peligrosa para el orden
capitalista, fué prohibida.
Sin descorazonarse, los jóvenes revolu-
donarios decidieron organizar su fiesta en
Ivry, donde el Munici|>io es oomunistai y
L'Humanité publicó un vehemente llama-
nilento. Esta fiesta debía componerse de
un desfile por las calles. Nueva prohibición
dé las autoridades. Y aunque los organiza-
dores hubiesen, finalmente, limitado su pro-
grama a lá celebración de cuatro reuniones
en locales cerrados, el Poder mostró su pu-
ño. El adjunto del alcalde Capdeville, que
había dado y mantenido la autorización pa-
ra las cuatro reuniones, fué suspendido en
stti fttndmies de policía. El ex diputado
Váillint-Cóuturier, que, por haber sido ca-
pitán doraate la guerra, está considerado
CCMHO él ^eiiéral indicado del ejército rojo,
fué detenido 'tnt»y ilegalmente, bajo un fa-
lá* jprétestto de ultrajes a los agentes y re-
teáttido toda la jornada en un puesto de
polida.
Pese a todo esto, unos diez mil manifes-
tantes se dirigieron a Ivry p w pequeños
grupos, intentando formarse en columnas
LA REVISTA BLJkHCA
y marchar hacia el estadio municipal. El
estadio estaba ocupado por la polida : 2,500
agentes, centenares de guardias republica-
nos, gendarmes a pie y a caballo, bombe-
ros, con las lanzas en batería, todos reuni-
dos bajo el mando en jefe del prefecto de
policía, esperaban a los manifestantes.
Estos tíltimos, a pesar de la persistencia
obstinada de sus tentativas, fueron recha-
zados y dispersados. Algunas refriegas,
'.339 arrestaciones, entre las que 98 eran
de extranjeros que van a ser expulsados,
tal fue el resumen de la jornada.
Ix)s señores Bnrthou y Sarraut, que han
declarado guerra a muerte al comunismo,
pueden estar orgullosos: ellos han conse-
guido su Austerlitz.
¡ Pero Austerlitz no evitó Waterlóo !
EL BAUTISMO DE LOS ADVENTISTAS
No lejos de Charenton, célebre en el mun-
do entero por su manicomio, en los bordes,
o mejor, en las aguas del Mame, un pas-
tor adventista concede a los neófitos que
han alcanzado la edad de razón (?), c! bau-
tismo y la remisión de sus pecados. A se-
mejanza del problemático Jesucristo, sumer-
gido, según la leyenda cristiana, en las
aguas del Jordán, para recibir, de manos
del precursor Juan y bajo forma de ducha,
el sacramento que borra el pecado origi-
nal y abre las puertas del cielo, los adven-
tistas de ambos sexos toman a su vez un
baño de asiento. En vestido de calle, pues
el simple traje de baño sería profano, en-
tran uno a^uno en la «ida purificadcM^,
mientras que en la rivera permanecen aque-
llos que esperan su vez. entonando un cán-
tico. El reverendo, que tiene el hábito de
estos ejercicios... espirituales y la ciencia
acuática de un maestro nadiador, remueve
al paciente bajo el agua, teniendo cuidado
de no mantenerle en ella demasiado tiempo.
Cuando su mano wgorosa le retira, cegado,
estornudando, escupiendo, el bautizado há-
llase en perfecto estado de gracia y puede
tomar su billete de marcha hacia el paraíso.
Este espectáculo promete constituir, para
los paseantes, una great attraction, (impa-
rable a las regatas y a las carreraiSi náu-
ticas.
LOS DRAMAS DEL AIRE
Mientras la locura de la vetocidad,
que se apodera de numerosos chófers, ftiul-
LA REVISTA BLANCA
liiplica tos accidentes de automóvilfcs, las
catástrofes sé repiten en la aviación. La
principal causa de ellas debe ser buscada,
no en la inexperiencia de los aviadores,
sino en la rapacidad de las firmas comer-
ciales, que restringen sus gastos en detri-
mento de la vida de los aviadores, entregan-
do un material defectuoso.
Desde hace algún tiempo, los dramas del
airé se suceden. El más reciente es aquel
que acaba de tener lugar en Toul, en el
cual han perecido carbonizados el Ministro
del Comercio, Bokanowski, y sus cuatro
compañeros : piloto mecánico, radiotelegra-
fista y director técnico de la Compañía in-
ternacional de navegación aérea.
Se le harán al ministro funerales nacio-
nales. ¿Por qué? ¿Y por qué a él sola-
mente?
La muerte de los personajes oficiales,
equivale a la de los otros humanos. Puede
ser, sin embargo, que ella tenga {Jor resul-
tado imponer a los constructores un con-
trol que ellos han eludido, mientras sólo se
trataba de modestos pilotos y mecánicos.
En un año, en Francia solamente, los
accidentes del trabajo han matado a 2,392
obreros y han estropeado a 8,093.
Al mismo tiempo que se consumaba el
L OS pueblos orientales me ofrecieron
visiones nuevas, bellezas insospecha-
das y muchos ejemplos que imitar
de su amplia tolerancia.
Esperaba vivir entre fanáticos y exalta-
dos y enoontréme con gente pacífica, soña-
dora, «Seto elevadas miras de libertad ; una
libertad tan magnifica y absoluta que bajo
el mlsñio cíete se levantan blancos y gra-
ciosos los minaretes, las obscuras cópulas
de las sinagK%as, las severas iglesias bizan-
tinas y los cani{>ariarios de los templos ca-
t<^teos.
has hi^ettos también se han distinguido
por su política de benigna tolerancia de
los extranjeros y éh particular para los he-
W-eos.
Grecia fué la primera nación que acor-
209
drama de Toul, se sabia que acababan de
ser encontrados en alta mar los flotadores
del hidroavión «Latham», montado por
Guidbaud y Amundsen. Aparece, pues, como
cierto, que estos dos hombres de o«M-azón
han perecido volando en socorro del ruin
Nobile y de sus compañeros.
CH. MALATO
París.
P. S. El pacto contra la guerra ha sido
firmado el 27 agosto por los representantes
de 15 Estados, y además otros 10, entre los
cuales se halla el gobierno soviético (con-
tradiciendo así la actitud dé L'Humanitc)
se" han adherido. Es incontestable que la
repudiación de la guerra, que está vez, con
el empleo de los gases tóxicos, serla erani-
quilamiento general, responde a la aspi-
ración de todos; los burgueses, como los
proletarios, no desean morir asfixiados.
Pero, ¿cómo creer en la buena fe de los
gobiernos, cuando se ve, por ejemplo, al
de Italia, firmadora del tratado, amenazar
a Francia en el mismo momento, por boca
del secretario del partido fascista y por los
artículos del diario oficioso L'Impero?
dó a los israelitas los derechos de ciuda-
dano.
Las primeras huellas de la hoy poderosa
comunidad hebrea las descubrimos en los
lejanos tiempos de la fundación de Therma,
la ciudad primitiva llamada después Saló-
nica.
Virgilio, en uno de sus poemas, mencio-
na a los hebreos de Therma.
Se sabe también que en el año 52 de la
era cristiana San Pablo, en compañía de
tres discípulos, estuvo en Salónica, para ex-
tender lá nueva fe. El santo encontró en ía
ciudad una^ sinagoga en la cual oró, según
costumbre," durante tres sábados consecu-
tivos.
En el siglo xn la Historia es más precisa.
El rabino Benjamín de" Toledo dice en

su obra qup encontró en Salónica una po-
blación de quinientos hebreos.
Desde dicho si^lo en adelante la pobla-
ción fué aumentando por emigrados llegados
de Alemania.
La ocupación de Salónica por los vene-
cianos dio lugar a una persecución siste-
mática por parte de la República de San
Marcos contra la Sinagoga. Muchos he-
breos fueron condenados a galeras.
En la era bizantina, caracterizada por
su fausto y fanatismo religioso, los israe-
litas eran objeto de gran estima y de gran
respeto por los arzobispos de Salónica.
La época más memorable para la comu-
nidad es cuando la emigración en masa
por efecto de su expulsión de España y
de Portugal en 149^, ordenada por el fa-
moso e inhumano decreto de Fernando d
Católico, firmado en el palacio de la Alham-
bra en 11 de marzo del mismo año.
Después de vagar durante seis meses en
busca de nueva patria y de tierras más hos-
pitalarias, un gran número de ellos implo-
raron del sultán Buyazet II asilo y protec-
ción.
No se hizo de rogar el sultán, quien se
apresuró a conceder el más amplio asilo,
seguro de obtener nuevos y fieles sujetos
agregados a su corona, dotando al propio
tiempo sus recientes conquistas de un con-
tingente popular lleno de actividad y apto
para el comercio y la agricultura.
Terminada la trágica odisea, los israe-
litas desembarcaron la casi totalidad en
Salónica. El resto se dispersó entre Cons-
tantinopla, Andrinópolis, Sofía, Serbia y las
islas del mar Egeo.
Al presente cuenta Salónica con un ele-
mento israelita de 90,000 almas.
Raza fuerte, sana, sobria y laboriosa que
ha sabido conservar a través de las amar-
guras del destierro y la inclemencia de las
^ a d e s sus creencias, sus leyes, sus tradi-
ciones, sus cantos, su lengua y su belleza
bíblica, en especial la mujer, que puede
considerarse como la más beUa de los Bal-
canes.
Hermosura por desdicha presto marchita
«{furamente a causa de la vida sedenta-
ria, porque ellas no tomaban parte activa
en la lucha por la existencia.
Todas sus afecciones y actividades las
f^ardaban muy escondidas en el estrecho
círculo familiar.
LA REVISTA BLANCA
No vivían encerradas ni vigiladas, pero
sí lejos de la fiebre de los negocios, de la
política, de los problemas sociales, de las
ciencias, de las artes.
Las viejas hebreas se vestían aún como
en la Edad Media, salvo algunas modifica-
ciones exigidas por los años; pero las jó-
venes empezaban a rechazar la indumen-
taria incómoda y chillona, los vistosos co-
llares, las trenzas colgantes, los delantales
pesantes, prefiriendo la sencilla elegancia
moderna.
Una de las costumbres que más recuer-
dan a las nuestras consista en rondar la
calle de la joven elegida como esposa.
Así que cae la noche el enamorado em-
pieza a pasear a lo largo de la calle, acom-
pañándose de un canto, lento, melancólico,
canto cuya angustia y tormento es imposi-
ble definir, como nuestros cantores anda-
luces.
Las nocturnas serenatas duran hasta que
la elegida rechaza el honor o acepta el
matrimonio.
* « •
Entre las muchas instituciones que po-
seen hay una que merece éer citada por-
que se ocupa exclusivamente de formar un
dote para las muchachas huérfanas y po-
bres, y formado únicamente por las novias
ricas, cuya cantidad a depositar está ya
fijada por los estatutos y según la fortuna
poseída por los padres.
También poseen un hospital fundado y
pagado por una mujer, la baronesa Clara
de Hirsch, por cuyo nombre es conocido.
Consta de varios pabellones claros, lim-
pios y ventilados, donde los enfermos están
celosamente cuidados por un gran número
de enfermeras.
Enfermeras y maestras eran los únicos
estudios a que se dedicaban las hebreas.
Poseen muchas y buenas escuelas.
Países faltos de grandes industrias, las
muchachas de la clase humilde no tienen
otros medios de vida que las labores pro-
pias de su sfxo. Bordar, ccfer, lavar, plan-
char, y aun este último oficio estaba casi
por entero en manos de los hombres.
Hoy las fábricas de alfombras y tapi-
ces emplean un buen contingente de obre-
ras.
Gozan de leyes humanitarias, entre ellas
el divorcio, con libertad absoluta de 00a-
traer nuevas nupcias.
lA REVISTA BLANCA
Las demandas de divorcio deben ser pre-
sentadas al gran rabino, quien actúa como
supremo juez. Una vez pronunciada la sen-
tencia, tiene carácter y fuerza de ley, no
solamente para la comunidad, sino también
cerca de las autoridades turcas y griegas.
Los casos de divorcio eran muy raros,
porque el israelita, que como hombre gusta
del trabajo y del ahorro, es enemigo de los
placeres ilicitos, siempre costosos.
'En el refugio de sus hogares pasan las
horas libres de ocupaciones, ya que la he-
brea, a ejemplo del compañero de su vida,
no turba el ritmo de la paz doméstica con
intrigas políticas, sociales ni religiosas.
Esta sabia prudencia de no mezclarse
en los asuntos del Estado ha valido a los
israelitas de los Balcanes escapar a mu-
chas y horribles matanzas, de cuyo furor
no escaparon los griegos.
Cuando la guerra tmxo-búlgara, las vic-
toriosas tropas búlgaras penetraron en Sa-
lónica y los únicos barrios que respetaron
fueron los barrios hebreos.
Contra cuanto se ha escrito, puedo afir-
mar que durante la guerra europea fueron
muchos los que volunlariamente empuña-
ron las armas y dieron sangre y vida en
defensa de la tierra que les habla dado
una patria.
Hoy ya tienen patria : Jcrusalén.
La leyenda de los judíos condenados a
eterno caminar, siempre errantes y pros-
critos, ha sido destruida por la fuerza po-
derosa de los acontecimientos.
» » «
La máquina cerno nuevo factor de miseria
A simple vista parecerá esto paradó-
jico ; pero nada más lejos de la
realidad. La máquina, en vez de
ser un factor de liberación para el asala-
riado que realiza labores rudas o sencillas,
como lógica y humanamente aplicada le co-
rrespondía, por una aplicación inversa, con
miras tan sólo al «Haber», ha sido y es to-
do lo contrario: su mayor enemigo y una
nueva fuente de esclavitud. Veamos el por
qué.
Hablan a ía perfección diferentes idiomas,
pero generalmente emplean entre ellos el
judeo-español.
Actualmente poseen treinta y nueve si-
nagogas. Fácilmente puede conocerse el
origen de sus respectivas fundaciones por
los nombres. Hay la sinagoga de Aragón,
de Toledo, etc....
Celebran las Pascuas con inusitado re-
gocijo.
En aquellas ya lejanas noches, asoma-
da a la ventana de mi dormitorio, me im-
pregné de nuevos ideales.
Era la noche toda una vibración, un can-
to que subía con los penetrantes sahume-
rios del jardín. Recogida y silenciosa yo
escuchaba.
Cantaban los hombres, cantaban las mu-
jeres, cantaban los niños y los ancianos...
I hasta la brisa cantaba !
lira la voz milenaria del pueblo de Is-
rael con sus esperanzas y sus tristezas,
sus nostalgias y su eterno amor a la tierra
prometida.
Por primera vez me encontraba en pre-
sencia de las exaltaciones piadosas de una
religión nueva. Y... dominada por la be-
lleza del momento, las creencias empezaron
a suavizarse, a ser menos hurañas y en los
huecos abiertos por la vacilación, la to-
lerancia, desconocida en mi país, empezó
a asomar radiante, generosa, llena de man-
sedumbre y de amor...
ANGE!^ GRAUPERA
No tendremos que apelar a las cifras de
ningún economista insigne para demostrar
con datos numéricos la parte de verdad de
nuestra aserción ; los vemos a diario a cen-
tenares en las mismas labores cotidianas
que desempeñamos.
La máquina nadie duda que surgió del
afán de sintplificar rudaslabores y de ren-
dir una máxima labor con un esfuerzo mí-
nimo y que su creación o adaptación res-
pondía, por regla general; a un fin ético

Superior, ya que el individuo o individuos
que tal hicieron quisieron substraerse y
substraer a los demás de trabajos molestos
y penosos, sin que los guiara el fin del
lucro, como sucede en la mayoría de los
«científicos-asalariados» de hoy, que inves-
tigan pagados por Compañías o Trusts y
no por necesidad sentida.
Ayer era el manipulador el que, notando
las deficiencias y estudiando durante las
mismas labores la manera de remediarlas,
culminaba en el objetivo, adaptándola a
una nueva y más perfecta labor que venía a
suplir un gasto de tiempo y de energía
innecesarios en beneficio, por supuesto, del
propietario y de la misma y en parte de la
colectividad, cuando el campo requería ru-
dos esfuerzos para arrancarle lo necesario
al sustento de la especie, lo que hoy hacen
en su mayoría, las máquinas y la industria
era incipiente.
El manipulador de entonces obraba por
uri impuso psíquico espontáneo y no ie
guiaba otro egoísmo que el de simplificar
su propia labor, multiplicando el rendimien-
to y haciendo copartícipes de ello a los de-
más ; el investigador de hoy (salvo rarísi-
mas excepciones) va acuciado por el afán
del lucro, del mercantilismo, y su móvil es
poder patentizar el invento y explotarlo pa-
ra darse una vida de parásito que bajo nin-
gún concepto' se merece, o vender el dere-
cho de propiedad por crecida suma. De to-
das maneras representa un cargo a la co-
lectividad y produce en ella fatalmente un
desequilibrio, ya que su huida del trabajo
requiere un mayor esfuerzo a los demás
para producirle lo que él debe injustamente
consumir. ¡ Cuestión de sentimieritos !
Ahora bien, dejando aparte el egoísmo
mal intencionado de muchos de los inves-
tigadores contemporáneos, veamos los fac-
tores de opresión y miseria que representa.
Nadie duda que la introducción o mejo-
rántittito de una o varias máquinas en el
taller, fábrica, oficinas, mina o campo es
con el deliberado propósito de rendir más
labor con meaos esfuerzo. Así como la lino-
tipia vino a suplir a muchos cajistas y la
rotativa a muchas emplanadoras, vino el
tractor a suplir la tracción animal y el ara-
do mecánico a los primitivos arados y con
ello a muchos hombres que allí buscaban su
pan cotidiano. En la mina sucede al^o más
asombroso. Mientras antaño con las picas
LA REVISTA BLANCA
apenas si extraía el hombre de una a dos
toneladas de carbón, hoy, con las moder-
nas barrenas y cortadoras eléctricas, ayu-
dado de los explosivos, pone a bocamina,
ayudado por el sistema de transporte «De-
rauville», de ocho a veinte toneladas en mi-
nas horizontales en que las capas-filones
sean de i'ao a 2 metros de espesor.
En el cultivo del campo sucede algo más
asombroso. Una pareja de bueyes ara, por
regla general, en diez horas de labor, 26
áreas. Un tractor de ochenta caballos de
fuerza puede arrastrar un arado de- diez
rejas a una velocidad promedia de 15 kiló-
metros por hora. Si cada reja ocupa, por lo
mínimo, 30 centímetros, se deduce que las
diez ocupan tres metros, y en una hora el
tractor habrá arado 45,000 metros cuadra-
dos de tiena con tan sólo dos honibres y
un gasto mínimo de combustible y lubrifi-
cantes, comparado con el forraje que se ne-
cesita para alimentar una cantidad de bue-
yes o caballos que hagan otra tanta labor,
ya que el tractor y los 'los hombres pueden
hacer, en terrenos practicables, la labor de
130 yuntas de bueyes con otros tantos hom-
bres.
Comparado el sistema del cultivo de la
tierra de las regiones Norte de Espafia con
otros países de América y con Australia,
se saca, en conclusión, que en la mayor
parte de las regiones agrícolas se hace un
trabajo inútil con la tracción animal, invir-
tiendo cien hombres en el trabajó que tan
sólo uno o dos podrían hacer.
En todos los demás trabajos más o me-
nos útiles o inútiles se observa el mismo
desarrollo prodigioso. No más hay que
fijarse en una oficina yanqui, donde la má-
quina suple las abstracciones mentales que
el hombre debía hacer y simplifica las la-
bores de tal modo, que donde el proce-
dimiento antiguo ocupaba 40 empleados,
hoy lo hacen con cinco y en mejores con-
diciones. Es decir, que la mentalidad del
hombre se cuadriculó dentro de la máquina
y ésta piensa por él.
Por estos cuadros, apenas esbozados, po-
demos ver que la máquina suple en la ofi-
cina del 80 al 90 por 100 del personal;
en el campo, más del 75 pw 100 ; en las ex-
cavaciones, ídem; en la perforación de tú-
neles, con el 60 por 100; en la elaboración
de minerales no se puede precisar con exac-
titud, pero del antiguo martillo-pilón movi-
LA REVISTA BLANCA 213

do por agua a los grandes hornos eléctri- al campo del trabajo infinidad de máqui-
cos y rtds /ormidables y grúas potentísi- nas que hoy permanecen inactivas en alma-
mas creemos que se ha suplido más del 90 cenes y depósitos y el personal ocupado
por 100 del personal. será de nuevo lanzado a la calle. Y lo será
En los hilados y tejidos otro tanto su- cada vez más con la aplicación científica e
cede. Del antiguo huso y la tejedora mani- intensiva de la máquina al campo del tra-
pulada a majio, a los modernos telares me- bajo, sin que esa jornada lo pueda evitar,
cánicos, creemos que va más del 95 por aunque, justo es reconocerlo, que trastor-
100. na de momento a la burguesía y le hace
¿Y para qué seguir enumerando más? ocupar, como mínimo, un 25 por 100 de
Nuestro propósito es sólo hacer resaltar personal nuevo, o cerrar sus fábricas.
la injusticia que cometieron al aplicar la Tratemos de inculcar en el ser humano
máquina a un fin inverso a su creación, a el sentimiento y valor de su propia digni-
un fin net.'unente antihumano, puesto que dad, y la máquina, en vez de un nuevo fac-
su principio, medio y finalidad era aliviar tor de miseria, pasará a ser un nuevo fac-
a la humana especie en sus labores rudas tor de bienestar, de paz y de libertad,
y molestas, facilitándole tiempo y medios arrancándola de las manos que hoy la de-
para dedicarse a otras especulaciones cien- tentan y pasando a ser propiedad de todos,
tíficas o filosóficas para delectarse con toda y produciendo para todos, ya sea individual
esa inmensa gama de matices que ofrece el o colectivamente, resarciendo la especie,
arte en sus múltiples aspectos; en una pa- con la tierra sin estados y humanizada, de
labra, para soñar con nuevas realizaciones la constante zozobra económica en que ac-
y vivir la vida en toda su grandeza inco- tualmente yace; de la crisis moral e inte-
mensurable. lectual que padece, producto de la miseria
Pero, acaparada la máquina por una cla- a que unos cuantos con privilegios conde-
se que ningún derecho tiene a ella, es ex- naron el organismo de los restantes, mi-
plotada inicuamente en detrimento de los seria esta que degeneró en toda clase de
derechos de la clase productora, de la que, enfermedades y que la mayoría desapare-
desde que en forma de terrón salió de la cerán tan pronto ésta cese, j Y la Huma-
mina, hasta que la vemos funcionar pro- nidad será libre y feliz !
digiosamente, pasó por sus manos en todas ANTONIO ESTÍVEZ
las transformaciones que sufrió y, por en-
de, a la que nadie más que ella tiene dere-
cho. Pero, usurpado ese derecho, vemos
más del 40 por 100 de los asalariados sin
Poco los fines que perseguimos no sirve un
trabajo, lanzados a la calle por el verdugo sistema cualquiera de unificación de las opera-
mecánico que por un mqmento vino, cual ciones humanas; precisa y buscamos una espe.
fugaz meteoro, a aliviar sus pesadas labo- de particular de unificación. Un mundo cesá^
res para sumirlos después en la miseria y reo, es decir, imperialista, difkilmenie seria
la desesperación. • mejor, desde el punto de wsta del progreso,
Para que la máquina no sea un factor que un mundo caótico. La unificación que bus-
nuevo de miseria, hace falta liberarla de camos ha de implicar la libertad de pensamien-
las maiios de sus secuestradores para que to, de experimentación y de esfuerzo creador.
aporte su beneficio y máximo rendimiento Una conspiración afortunada con el único ob-
a favor de la colectividad toda, sin mante- jeto de acoderarse del gobierno de cada uno
ner al proletariado internacional en cons- de los estados existentes y de retener y utili-
tante eozobra oon la crisis de trabajo que zar «rtá libitum» el Poder mundial serla en el
de día en día se acentúa más y dispuesto caso mejor un triunfo inútil, y podría ser, en
siempre ese contingente a disfrutar las pla- sus resuUados, exactamente lo contrario de lo
zas de los que trabajan, a traicionar todo que se pretendía. Librarse de ta amenaza de
movimiento liberátriz, aceptando sueldos la guerra y del despilfarro y pérdid^is inmen-
mínimos y jornadas máximas. sas que ocasionan los conflictos económicos
L^ jornada de 6 horas puede resolver, internacionales es un resultado muy mezquino
ea parte, ese problenm por algún tiempo; si exige como precio la pérdida de todas la*
pero sin transcurrir mucho, serán llevadas demás libertades. — VKLLS.
214 LA REVISTA BLANCA

El problema de la p a z y la repartición
mundial de las poblaciones

E N Genova, en septiembre último, ha

tenido lugar una conferencia priva-
da, que lia reunido a sabios, a so-
ciólogos y a estadistas y a médicos, para
estudiar precisamente los problemas mun-
LA SUPRESIÓN DE LOS
HUMANOS
«VOLCANES*

De ahí la necesidad—para darse cuenta

de lo que será la futura repartición de la
diales de la población. población en el mundo—de pasar inmedia-
Todos estos técnicos se muestran alar- ta revista ai reparto actual y de asomarse
mados por el hecho de que la población del a los cráteres en erupción de los tres gran-
globo, estimada actualmente en mil sete- des «volcanes» humanos: Japón, Alema-
cientos ochenta y siete millones de habitan- nia e Italia.
tes, se acrecienta anualmente en 24 millo- La imagen demográfica del mundo mo-
nes de seres humanos. En consecuencia, derno no ha sido dibujada al azar por un
como se juzga que en el estado económico pintor impresionista. Se ha formado lenta-
presente la tierra no puede alimentar más mente, bajo la acción de causas geográfi-
que cinco mil millones de habitantes, el cas, históricas, políticas, étnicas y econó-
margen entre la población total de hoy en mico-sociales. Las poblaciones se han agru-
día y la máxima posible no es grande, si pado, localizándose en demanda de condi-
la tasa de super-población comprobada des- ciones naturales del clima, del régimen de
de hace un siglo se mantiene. agujas, de la vegetación. El agua, sobre to-
do, ha jugado un gran papel en este par-
ticular. Si se comparan los mapas de repar-
Grdflco del excedente a n u a l d e loa nacimientos
tición de las lluvias y de las poblaciones
s o b r e las defunciones e n a l g u n a s naciones
sobre la tierra, se comprueba que las gran-
des agrupaciones han escc^ido, como re-
Austria C r e c j m i e n i o a n u a l d a la sidencia, las zonas de transición compren-
40.853
Sélgica
—52.109
población d e l globo didas entre las regiones donde hay agua
Francia
——-52.768
24 millones d e b a b i i a n i e a con exceso (banda ecuatorial) y aquellos
HuDvría
Í6.223 donde falta (desiertos). Es asi como los dos
Paísea-Bajo»
Cbeco-Slovaquia
-104.097 tercios de la humanidad se han aglomerado
—108394
£spaña sobre una superficie igual a la séptima de
- 241.991
Rumania
243.660
los continentes. La Europa, el mundo me-
XavIaCerra e I r U n d a diterráneo y el Asia de los moñones, con
306.141

Alemania
418.579 sus masas totalizando 1.320.000,000 de ha-
Japón
491.360 bitantes, han fijado cerca de los cuatro
- 898.215
quintos de la población del mundo.
Sobre estas poblaciones, blancas y de co-
lor, la historia ha marcado su sello.
Cuando las naciones habrán fecundado Una minoría de blancos, procedentes de
sus suelos por estas avenidas «vivientes» Europa, ha establecido su dominación sobre
y alcanzado el grado de saturación demo- los amarillos, los morenos, los negros y
gráfica compatible con su bienestar, será los rojos. En algunos de estos pueblos se
preciso buscar en el mundo lugar para los ha iniciado un movimiento de independen-
nuevamente nacidos. cia, y su extraordinaria natalidad puede fa-
LA REVISTA BLANCA
vorecer el estallido y llegar a provocar una
nueva distribución de pueblos y tal vez un
diluvio humano que anegue a los blancos.
LA DEMOGRAFÍA EN EQUILIBRIO
INESTABLE
Esta mezcolanza de pueblos no ha corre-
gido la desigualdad de la distribución pri-
mitiva impuesta en los comienzos por las
condiciones naturales. La simple compara-
ción de los continentes acusa diferencias
considerables en la densidad de población
por kilómetro cuadrado. América casi des-
poblada hace un siglo, comienza a poblar-
se. Por si se quieren comparaciones más
detalladas, puede comprobarse que Europa
y el Canadá, que tiene con poca diferencia
la misma superficie (9.862,000 kilómetros y
9.660,000 kilómetros) están poblados la
una con 439 millones de habitantes y la
otra solamente con 9 millones. La densidad
de estos dos continentes varía de 44 a i.
El caso de Australia es también notable,
con 7.704,000 kilómetros y 5.500,000 ha-
bitantes. La disemetría de las poblaciones
amarillas y blancas está también muy acen-
tuada en los territorios que baña el Pací-
fico. La orilla americana está bastante dé-
bilmente ocupada por los blancos en el
continente norte (113 millones) y en Amé-
rica Central (20 millones) o por los mesti-
zos de blancos en el continente sud (14 mi-
llones). Las tierras firmes del Pacífico están
poco menos que vacías con la Australia y
la Nueva-Irlanda. Al contrario, la orilla
Asiática y las regiones inmediatas, habi-
tadas por los amarillos o por razas de di-
versos colores, rebosan de población : Chi-
na (436 millones), Japón (59 + 20 por sus
colonias), Indochina (19 millones).
Desde el punto de vista demográfico el
mundo aparece, pues, en equilibrio inesta-
ble. El exceso de población se acumula so-
bre los litorales con perjuicio de los inte-
riores insuficientemente habitados. Pero hoy
en dia no existen territorios libres políti-
camente, ni zona alguna sobre la cual las
potencias prolíficas puedan ejercer, sin obs-
táculos, su influencia emigratoria o conse-
guir, sin contrapartida, ventajas económi-
cas para sus nacionales. Todo está alqui-
lado o comprado en el dominio político y
económico mundial. No hay sitio para los
inquilinos que nacen cada año...
313
La erupción humana se cifra, pues, anual-
mente por una imponente avenida de 24
millones de seres, que representan el exce-
so de los nacimientos sobre las defunciones.
Este excedente fantástico parece en con-
tradicción con la disminución de natalidad,
que siguió en los países aun más prolíficos
como consecuencia fatal de la guerra 1914-
1918 y sus consecuencias económicas y fi-
nancieras, el malthusianismo y el deseo de
bienestar. Esta antinomia es sólo aparen-
te, dado que la mortalidad disminuye gra-
cias al éxito creciente de las luchas tera-
péuticas y sociales contra el alcoholismo,
la sífilis, tuberculosis. ¿Y qué ocurrirá
cuando el cáncer sea vencido? Los blan-
cos olvidan, también, en este orden de ¡deas,
que higienizado el Asia y el África, favo-
recen el aumento de las poblaciones ama-
rillas, morenas y negros y aumentan el pre-
dominio cuantitativo de las razas que do-
minan políticamente. Sea lo que fuere, es-
tá calculado que a la vielocidad actual,
la raza humana se habrá duplicado en 80
años. Alcanzará más de tres millares de
millones y medio en el año 2000, más de
7 millares de millones en 2085 y más de
catorce en 2165. Otra estadística, hecha
para una fecha más próxima, comprueba
que en 1941 la población activa (de 10 a
70 años) será, para los estados siguientes:
Estados Unidos, 89 millones de habitan-
tes ; Japón, 43 ; Alemania, 47; Italia, 31.
Esto parecen cifras astronómicas aplica-
das a la demografía.
Al presente es preciso reconocer que los
tres grandes «volcanes,» humanos, carecen
propiamente de tierras para la emigración.
LOS TRES GRANDES PUEBLOS
PROUFICOS
El Japón se ha visto encerrado por las
barreras blancas, los Estados Unidos, Aus-
tralia, Nueva Irlanda y Canadá. Sus na-
cionales se ven obligados a retroceder ante
la emigración china en Manchuria y en Mon-
golia. A duras penas de 5,000 a 6,000 ni-
pones logran desembarcar cada año en el
Brasil, en el Peni o en Méjico. ¿Qué son
estos insignificantes contingentes a sus-
traer, en comparación de su excedente de
900,000? El gobierno se esfuerza en dirigir
una parte de la emigración hacia la isla de
ledo al Norte del archipiélago. Es una me-
2l6
dida de emigración interior, que acrece el
dinamismo demográfico del Japón.
En Alemania, la situación es casi la mis-
ma, con una débil emigración de 50,000 a
70,000 almas. Por un excedente de 500,000.
Alli tambiéii la emigración interior se efec-
túa bajo la forma de colonización de terre-
nos pertenecientes al Estado y ciertos me-
dios sociales protestaron contra la emigra-
ción de trabajadores especializados, pues
lo comparan al navio a punto de naufra-
gar que en lugar de arrojar el lastre echa-
ra por la borda la obra viva.
En Italia la situación es más grave. Este
gran país de emigración restringe volun-
tariamente su exportación humana desde el
mes de septiembre último. Para defender la
raza italiana, Mussolini quiere retener de
grado o por fuerza, a sus compatriotas.
«Hemos perdido un millón de italianos en
5 años», ha declarado. Y el subsecretario
de Estado de asuntos extranjeros, ha aña-
dido : «Cuando se dirige hacia territorios
que no están bajo la soberanía italiana, la
emigración es un mal». Merced a esta res-
tricción de salida. Italia va a restablecer,
en su propia casa, entre las diferentes re-
giones, el equilibrio de la población. Este
pais que, según su jefe «debe extenderse
o hacer explosión» acrecerá su presión de-
mográfica interna, con vistas a obtener una
nueva repartición de colonias y de materias.
Así, pues, tres grandes Estados trabajan,
dentro de s»is fronteras, para lograr una
incrementación de las poblaciones crecien-
tes, que, sobre territorios de una superficie
igual a los de Francia y de Inglaterra reu-
nidos, les dará una potencia demográfica
incontestablemente superior a las de los
franceses e ingleses.
Esta repartición nacional ideal para estos
tres pueblos no puede realizarse en el or-
den internacional, antes de que el creci-
miento mundial no llegue a tal grado que
ciertos pueblos se ahoguen literalmente en
el interior de sus fronteras.
Para lograr este resultado, existen varias
soluciones: la guerra, la emigración y un
esfuerzo de solidaridad internacional.
PARA UNA REPARTICIÓN IDEAL DE
POBLACIONES
La guerra, que ha sido denominada una
solución perezosa, constituye una solución
LA REVISTA BLANCA
atroz, odiosa y que no alcanza el objeto
propuesto. ¡ El conflicto mundial ha traí-
do consigo, directa e indirectamente, una
pérdida de 35 millones de seres humanos!
Es una sangría considerable desde el pun-
to de vista absoluto y humanitario, pero,
en el curso de la super-población del man-
do, este déficit no representa más que un
ligero retardo.
La emigración puede chocar con oposi-
ciones políticas, sociales, o raciales sus-
ceptibles de provocar conflictos. Las na-
ciones de donde proceden los emigrantes,
quieren que estos ctmserven su nacionali-
dad ; los que los reciben se esfuerzan por
el contrario en asimilarlos y absorberlos.
Otros Estados decretan restricciones a la
emigración, que, además, dosifican, como
en los Estados Unidos. En fin, el Pacífico
ofrece un vivo ejemplo de la ocupación a
la emigración amarilla, grave problema que
ni la conferencia de la Paz en 19*9, ni la
sociedad de las Naciones ha osado abordar
de frente.
Sólo queda, pues, por intentar el esfuer-
zo de solidaridad mundial, única capaz de
asegurar una mejor repartición de la po-
blación. Es evidente que la tierra pudiera
alimentar, con menos esfuerzos, un gran
número de habitantes, si las densidades de
población estuvieran más lógicamente re-
partidas. Sería preciso realizar la colabora-
ción internacional «triangular» <Jüe la mis-
ma Italia ha sugerido, es decir, el acuerdo
entre los países que poseen, los unos tie-
rras y materiales primas, los otros capita-
les y mano de obra. Con grandes posibili-
dades económicas de desarrollo existen más
de 30 millones de kilómetros cuadrados de
tierras, actualmente utilizadas. La Améri-
ca del Sur, en particular, es un continen-
te cuyas virtualidades de explotación se
colocan en primera línea. Las colonias fran-
cesas han entrado ya en el ciclo económi-
co del rendimiento. Los Estados Unidos
crean, fuera de su territorio, su dominio
del cauchú, y los ingleses han fundado, en
África, su imperio del algodón.
Pero es preciso esforzarse para que todas
las riquezas en potencia sean puestas en va-
lor. Los problemas de la repartición de las
poblaciones sobre la tierra llevan en sí el
secreto de la paz o de la guerra en distin-
tos puntos del globo.
PEDRO BRUNEAU
LA REVISTA BLANCA
Editorial «La Protestan, Pera, 1537.—Buenos
Aires.
La E<Utorial de «La Protesta» acaba de pu-
blicar el IV volumen de las obras completas
de M. Bakunin. Se propone verter al español
esta gran obra en 10 volúmenes. Hasta el mo-
mento que escribo estas líneas, lleva publica-
dos cuatro volúmenes y el IV titulado KDÍOS
y el Estado», es el que llegó a mi poder, el
que me ha sugerido la idea de presentarlo a
los lectores de la Península por mediación de
LA REVISTA BLANCA.
Este volumen, como todos los publicados,
va precedido de un pr^ogo del Dr. Max Net-
tlau, con interesantes noticias biográficas y
fragmentos de escritos inéditos, desconocidos
hasta ahora. Se compone de cuatro partes.
«El imperio Knuto-germánico y la Revolución
Social», «Dios y el Estado», «El principio del
Estado», «Los osos de Berna y el oso de San
Petersburgon. Todos estos escritos fueron com-
puestos entre el 1S70 al 1871.
Hasta ahora, de no ser por algunas traduc-
ciones aisladas, sobre todo del escrito «Dios y
el Estado», que apareció en «La Revista So-
cial», de Madrid, «Bandera Roja» y la traduc-
ción hecha por R. Mella para LA REVISTA
BLANCA, y, por fin, algún folleto, entre los que
creo haber visto un ejemplar de «stas edicio-
nes de la biblioteca de «(Grandes Pequeílos Li-
bros» (Barcelona), la gran obra de Bakunin
como escritor era desconocida casi totalmente
por los obreros españoles e hispanoamerica-
nos. Para muchos, aún entre los de alguna
preparación, la obra de Bakunin queda redu-
cida al folleto nombrado, unas cuantas cartas
alguno que otro artículo de escasa importan-
cia, convencidos de que fuera de su punto fuer-
te que era la oratoria formidable y demoledo-
ra, fué un intelectual de mediana talla; pero
6¡ demoledora fué su palabra, no menos demo-
ledora y formidable fué su pluma inspirada en
un principio de lógica incontrovertible. Atacó
como nadie el principio de autoridad emanase
ésta de donde emanase, así como el principio
divino y mistificador de todas las religiones.
Su estilo, en vez de ser ampuloso y complica-
do, es llano y de fácil comprensión, al alcan-
ce de las mentalidades meno» preparadas para
estos ejercicios especulativo*.
Max Nettlau en el prólogo de este volumen
da a c(»iocer algunos apuntes hecfeos a vuela
ai7
pluma por Bakunin, donde se ve mejor que
en parte ninguna el dinamismo, la lógica y
la fuerza creadora que animaba el cerebro vi-
vaz de este hombre incomparable.
«Al divinizar las cosas humanas — dice —
los idealistas concluyen en el triunfo del ma-
terialismo brutal.
El idealismo en teoría tiene por consecuen-
cia el materialismo en la práctica.»
Esta dos sentencias nos demuestran su vi-
sión del futuro. El caso de Rusia es la demos-
tración más clara de esta« afirmaciones. Ba-
kunin detesta esos idealistas mistificadores;
quiere que el hombre sea materialista, no con
el materialismo grosero de la burguesía, sino
que con un materialismo inspirado en un jM-in-
cipio de justicia y de amor hacia los demás
hombres.
Como todos los grandes hombres, Miguel
Bakunin tuvo encarnizados enemigos, pero «e
supo sobreponer a la mezquindad rastrera de
esas enemistades: en los momentos más ál-
gidos de esa enemistad, cuando la calumnia
mordía ®us talones de regreso de la Siberia <ie
donde se había evadido, después de pasar di«c
años cargado de cadenas y de haber sido con-
denado a muerte dos veces, y por fin confinado
en la Siberia, de donde se evadió, gracias a
su singular energía, encontróse conque «1 un
suelto anónimo Valksstaak y en otro ¡«iblica-
do en Revén, se le acusaba de espía ruso que
es, a m! entender, la ofensa má« grande que
se le puede inferir a un hombre de idea*, y «ó-
l>re todo a un hombre de la talla de Bakunin.
Pero él, siempre grande se supo s(*reponer a
estas infamias, ya en una fórmá ya en otra.
En una ocasiiki contestaba exasperado con una
írase amenazadora: «A esta clase de insultos
no se les contesta con la pluma en la mano
se contesta con la mano sin la pluma». Pero
luego más razonable se expresa en la siguien-
te forma: «Conozco a sus jefes desde hace
mucho y he profesado siempre una gran esti-
ma hacia su inteligencia extraordinaria, h a d a
su ciencia real, viviente, tan amplia como pro-
funda y hacia su abnegación inalterable en
pos de la causa de la emancipación del prole-'
tarjado, a la que durante 25 aftOs consecuti-
vos, me complazco en repetirlo de nuevo, no
han cesado ae prestar servicios. Los reconoat»
co, pues, bajo todos los conceptos como hom-
bres infinitamente respetables, y ningún* !»•
justicia por su parte por notoria y odiota fff»
3l8
«ea, me hará cometer la tontería de negar la
utilidad e importancia histórica, tanto de sus
trabajos teóricos como de sus empresas prác-
ticas».
Se refiere a los señores Marx y Engels y al-
gunos otros de sus secuaces, de menos talla.
Como se puede ver por lo transcrito, no
cabe mayor grandeza ni más caballerosidad en
un hombre; quien al hablar de sus enemigos
que acaban de ensañarse en él, valiéndose de
un arma tan odiosa como la calumnia, princi-
pia por reconocer sus méritos.
• • •
Su lógica es dg una forma clara, concisa y
rotunda, dirigiendo su crítica contra todo prin-
cipio de autoridad y muy especialmente con-
tra Dios y el Estado. «Si Dios existe, el hom-
bre es un esclavo; ahora bien, el hombre pue-
de y debe ser libre; por consiguiente. Dios no
existe».
Con este estilo cortante y agresivo unas ve-
ces e irónico otras, trata los problemas más
complicados y difíciles con una claridad que
asombra. Se ve a primera vista que está es-
crito para el pueblo por un hombre que se en-
JLJ JtüX-ji XJ O
E L dolor es el álveo por donde discu-
rre el conocimiento m á s estereotipa-
do de la g a y a ciencia : rico e inago-
table manantial de bellezas y d e encantos
que serpentea a la luz fulgente del a l m a ;
pirofilacio de s a g r a d o fuego que, al abrir-
se, extiende raudamente sus destellos por
todos los ámbitos de la tierra y, ondeante
luego, nos presenta la preciosa visión esté-
tica de la armonía con la heterogeneidad
que la integra : apoteosis en cuyo nimbo de
gloria se desenvuelven las hadas que embe-
llecen la vida, la subliman y la ennoblecen ;
es, en fin, el dolor la justificación plena
y c»ncluyente que nos evidencia, con dia-
íanid.id, estar en posesión de una exqui-
sita .sensibilidad, al par que nuestra propia
existencia.
Lo inanimado, lo insensible, está exento,
en absoluto, de todo dolor. ¡ Q u é grotesca
sería la tragedia de la vida si ésta fuese
insensible al d o l o r ! Sus resultados serían
idénticos a los que obtuviésemos d e una
LA REVISTA BLANCA
tregó de lleno a la redención de los oprimidos.
Casi todos sus escritos responden a un momen-
to histórico de su vida de agitador identificada
perfectamente con las vicisitudes de la clase
obrera. Sus «Cartas a un francés» están ins-
piradas en la crisis existente entonces en Fran-
cia ; su folleto «Los osos de Berna y el oso
de San Petersburgo», se refiere al trágico fin
de Nechaiev, quien cayó en poder de la poli-
cía suiza y fué entregado a los sabuesos del
Zar, faltando al derecho de asilo, del que tan
orgullosa se encontró siempre Suiza.
Los volúmenes en preparación «e refieren a
las luchas sostenidas en el seno de la Inter-
nacional y a las polémicas sostenidas con los
señores Mazzini, Marx y algunos otros, y será
tal su valor que a pafte de la parte crítica,
seguramente contendrán valiosos documentos
e importantes noticias desconocidas hasta
ahora. En resumen, la obra emprendida por
los compañeros de la Argentina es digna de
tener imitadores, y ahora nos resta felicitar
al compañero M. Nettlau por haber aportado
su valioso concurso a la realización de esta
gran obra.
SOLANO PALACIOS
XHJCD J T ^ II
lucha entre idiotas y en la que cada cual
se disputasen, hambrientos, un misero men-
drugo. Así, el dolor es el factor m á s impor-
tantísimo d e la existencia y por el cual el
individuo llega a conocerse y conocer. P o r
consiguiente, el dolor es de un valor ina-
preciable. A esta consecuencia de la sensi-
bilidad hemos de concederle, secundaria-
mente, el más trascendental papel de la
vida individual y colectiva.
E s una verdad inconcusa que si el indi-
viduo no experimentara dolor alguno a su
p a s o por el espinoso camino de la existen-
cia humana, sobre ser de una insensibilidad
manifiesta, sería el más insociable de los
seres que pueblan la tierra, ya que al no co-
nocer las consecuencias del choque obrarla
mecánicamente y a impulsos de sus fieros
instintos, mucho más acentuados que los del
irracional. | No hay instintos peores que los
de la bestia h u m a r a ! , la cual, para preva-
lecer, vive en constante p u g n a con la vida
de cuantos la rodean. El niño, la mejor
LA REVISTA BLANCA
instrucción que recibe, para cuidar de no
hacerse daño, son sus propias caidas. Nada
existe que deje huellas tan indelebles en
nuestro ánimo como el dolor. Por ello el
hombre adquiere su mayor grado de inte-
ligencia. Por lo tanto, el dolor es el que
más influye en la formación de nuestra per-
sonalidad moral más estereotipada. Aquello
que llegamos a conocer por las lecturas, si
no io refrenda el dolor, no adquiere con-
sistencia y, por consiguiente, suele «salir
como er.tió". De aquí que el dolor, como
alguien ha dicho, es «padre del arte».
¿No fueron, acaso, las molestias e inco-
modidades que las fuerzas ciegas de la Na-
turaleza produjeron a nuestros antepasados
cuando les indujeron a pensar en aquello
que habia de privarles de semejantes con-
trariedades y de cuya empresa salieron
siempre victoriosos, legándonos sus tro-
feos? Los minerales todos y todos los ma-
teriales de construcción, los preciosos teji-
dos y las joyas más valiosas; los exquisi-
tos frutos y las miles de plantas y olorosas
flores; todo cuanto, en suma, integra el
Curiosidades y descubrimientos científicos
LA CONDENSACIÓN DE LOS
VAPORES ÁCIDOS
Basados en' estos principios generales,
vamos a demostrar, por medio de algunos
ejemplos, los servicios prestados por la con-
densación eléctrica. Si existen industrias
perjudiciales y hasta peligrosas para el ve-
cindario, son seguramente las que produ-
cen ácido sulfúrico, azóticOi y clorhídrico.
A pesar, de todos los aparatos de conden-
sación, los gases que de allí salen contie-
nen, casi siempre, en estado de gotitas
impalpables, vapores que se condensan poco
a poco, haciendo estéril todo lo plantado
alrededor y contaminando las aguas. Estas
industrias asociadas a la fabricación de los
explosivos, tomaron, durante la guerra un
desarrollo formidable; las fábricas ameri-
canas fueron las primeras en aplicar el pro-
cedimiento Coltrell, y los éxitos obtenidos
av)
mundo del arte y de la ciencia, genuina re-
presentación del hombre, ha sido revelado
por el dolor. Por el que a «Hamlet» le pro-
dujera la muerte violenta del autor de sus
días, concibió y escribió La Ratonera, dra-
ma trágico en el que se refleja, fielmente,
el nefando crimen de que fué victima su pa-
dre. Y las grandiosas epopeyas y los gran-
des alzamientos populares, ¿no han sido
siempre engendros del dolor? La tiranía y
la dilapidación de los de arriba producen
intenso dolor en los de abajo, induciéndo-
les a pensar en un mundo mejor que les
exima de tan cruel calvario. Por el dolor
tan intenso que a una madre produce la
muerte de su hijo, es capaz de ofrecer su
vida en holocausto del mismo antes que
verle morir.
!¡ Gloria, pues, al dolor, porque por él
saboreamos nuestros conocimientos, place-
res y victorias ! Y porque en sus opimos y
exuberantes pechos lactáronse los mejores
rebeldes y los más grandes ingenios de la
Humanidad !...
F. RODRÍGUEZ CABRERA
generalizaron su empleo. Numerosos esta-
blecimientos franceses, entre otros los de la
poderosa Sociedad Kuhlman, siguieron este
ejemplo, pero el estudio más preciso que a
este respecto poseemos fué hecho, en la
polverería de Angulema, por los señores
Pascal y Delassalle.
Antes del empleo de la precipitación eléc-
trica, los gases rechazados por los apara-
tos Gaillard y Kessler (250 metros cúbi-
cos por minuto) contenían de 4 a 10 gramos
de ácido por metro cúbico; el empleo de
los precipitadores Cottrell redució este áci-
do a un gramo por metro cúbico. La ga-
nancia es, pues, considerable desde el pun-
to de vista de la higiene; pero, además, la
operación no es onerosa, ya que los auto-
res evalúan a ochenta francos diarios los
gastos del funcionamiento amortización e
instalación del aparato CottrcU, gastos que
se pagan con creces por el ácido recupe-
230
rado, cuyo total diario representa más de
una tonelada a 66 grados Baumé. Nuestros
sabios ingenieros dicen que aplicando el
procedimiento eléctrico a las nueve torres
Gaillard y a los hornos Kessler de la ins-
talación, la economía anual no seria infe-
rior a 200,000 francos. Estas constatacio-
nes justifican ampliamente las numerosas
instalaciones hechas después de la guerra,
en Francia y otros países, para la recupe-
ración de los vapores ácidos.
UNA APUCACION INESPERADA
He guardado para el fin la más curiosa
aplicación de Ja purificación eléctrica. En
Francia, donde la teoría del menor esfuer-
zo es muy a menudo practicada, las fá-
bricas de cemento artificial se reconocen
porque el país que las rodea está' cubierto
por una capa de blanca harina, producien-
do estéticos efectos de nieve, pero que se-
guramente nada tiene de higiénica, aun que
alguien haya preconizado la inhalación de
estos polvos para el tratamiento de la tu-
berculosis. He explicado al principio de
este artículo, de como las fábricas ameri-
canas de c«mento fueron condenadas a con-
densar sus polvos, cosa que hicieron, sin
duda, contra su voluntad. No sospechaban
entonces que acababan de añadir, a su in-
dustria, una nueva y fructuosa producción :
la de la potasa. En efecto, las arcillas uti-
lizadas para la fabricación de los cemen-
tos, provienen de la descomposición de los
feldespatos, que sop, rocas potásicas; por
medio de la cocción en los hornos, esta
potasa se volatiliza, y su vaporización es
casi total.
Si una constatación así se hubiese hecho
en Europa, creo firmemente que el autor
del descubrimiento lo habría guardado cui-
dadosamente secreto, de manera a asegu-
rarse en seguida, por medio de sólidas pa-
tentes, la explotación exclusiva; pero pa-
rece que los industriales americanos se co-
locan en otro punto de vista, que es el de
la solidaridad y de la comunidad de los es-
fuerzos,y, después de todo, esto parece que
no les ha dado malos resultados. De ma-
nera, pues, que posándose de acuerdo to-
das las fábricas de cemento americanas,
analizaron los productos volátiles de sus
hornos, estudiando las condiciones que ha-
cían variar el rendimiento de potasa, de
manera que se pudieran determinar las téc-
LA REVISTA BLANCA
nicas más favorables. Y de esta manera
han llegado a las siguientes conclusiones:
Para cada barril de cemento fabricado,
el peso de la potasa volatilizada se eleva
a 0*875 kilos.
Como que el 65 por cien de esta potasa
es recuperable eléctricamente, la produc-
ción total anual de las fábricas america-
nas (90 millones de barriles) corresponde-
ría a 50,000 toneladas de potasa, es decir,
a la mitad de la consumición anual del país.
Esto ha hecho decir al director de una de
las más grandes fábricas de los Estados
Unidos, la «Security Cement and Line C."»,
que en la actualidad la potasa se ha con-
vertido en el producto principal y el ce-
mento, el producto accesorio de su fabri-
cación. Hasta admitiendo que esta frase con-
tenga una parte del bluf americano, no que-
da menos demostrado que la recuperación
de la potasa representa, para las fábricas
modernas de cemento, una fuente de gran-
des beneficios.
Estas consideraciones parece que hasta
ahora no han conmovido a los industriales
europeos, quienes creen probablemente que
poseyendo algunas minas, como las de Al-
sacia, más potasa de la que se necesita no
hay que preocuparse. Sin embargo, eva-
luando a un millón de toneladas nuestra
producción anual de cemento, se podrían
recuperar alrededor de 6,000 toneladas de
potasa pura, lo cual no es una economía
despreciable.
Sea como quiera, acabamos de ver una
vez más, como el hada eléctrica se presta
a los más humildes papeles, como a las
más nobles misiones, servidora económica
y colabora(k)ra casi inteligente, diversifica
y amplifica la actividad humana en todos
sus aspectos y dominios y hace retroceder
un poco más cada día la «frontera de lo
imposible».
L. HOULLEVIGUE
No parece sino que ha Uegado el fin de
nuestra intelectualidad según como se per-
vierten las inteligencias y según como los
pervertidos reinan en el mundo de las letras.
Rigen el mundo intelectual en España y
fuera de ella personas sin criterio recto y
sin que sus actos hagan sospechar la exis-
tencia de un cerebro privilegiado.
LA REVISTA BLANCA 321

lugar de llamar la atención del Comité sobre

Los estimados colegas la extralimitación de funciones que ha come-
Nuestros lectores habrán podido observar tido, arremete contra la víctima de aquel Co-
que siempre que hemos nombrado a «Desper-' mité y deja que este obre y continúe obrando
tad», de Vigo, y a «Acción Social Obrera», imperativamente. Son las maneras políticas y
de San Feliu de Guíxols, lo hemos hecho con dictatoriales que unos pretendidos jefes de la
cariño. Conste así, para que luego no digan Confederación (habían introducido en ella deS-
estos mismos periódicos que nos hemos pasa- viándola de su objetivo y convirtiéndola en
do la vida combatiendo a la Prensa obrera. histrumento de sus pasiones. Porque si la Con-
En pago de esta nuestra actitud, que era obli- federación ha de regirse federativamente, como
gada y además meditada, porque en todas las establecen sus Estatutos, la excomunión con-
cuestiones estamos pensando en lo porvenir, tra la obra que está realizando LA REVISTA
nuestros queridos colegas han aprovechado el BLANCA, había de ir de abajo arriba, o, en to-
litigio que con tanta justicia sostenemos con do caso, del Comité regional catalán, por ser
los individuos que componen el Comité Nacio- en Cataluña donde se había planteado el con-
nal de la Confederación del Trabajo, para sa- flicto y luego del Comité Nacional, prewa pe-
car a fuera la oculta simpatía que por nosotro« tición de aquél a la organización.
sentían. La han sacado los dos querido» cole- Por lo tanto, la iniciativa en este asunto no
gas, sin venir a cuento, porque ninguna pro- podía partir del Comité Nacional, que había de
vocación había salido de nuestra pluma. limitarse a transmitir a todos los Comités Re-
En Galicia, otros, antes que el director de gionales de España los acuerdos que sobre el
un periódico a quién nada decíamos y que particular hubiesen tomado los Sindicatos de
siempre, al parecer, había estado en buenas Cataluña, representados por su Comité Regio-
relaciones con nosotros, era el destinado a con- nal. En lugar de hacer ésto, que era «u de-
testarnos, y de San Feliu de Guíxols, tampoco ber, como órganos que se dicen de la Confe-
podíamos creer nos saliera un adversario en deración, permiten que los individuos del Co-
un periódico que nos había pedido favores de mité Nacional, conviwtan, a espaldas de la
carácter particular que gustosos le hicimos, organización y contra lo previsto en sus Esta-
•in mentar, para nada, los de índole literaria, tutos, en un conflicto de orden sindical nacio-
que, sin embargo, no eran correspondidos, ta- nal, lo que era un asunto particular entre
les como la publicación de sus estados de cuen- ciertos individuos del Comité y nosotros. Un
tas, los sueltos dando las noticias de su «uspen^ asunto particular, repetimos. Ffl^"*® '<» obre-
«ion y de su reaparición, que nosotros publicába- ros españoles, en el origen de la quewáta y de
mos gustosísimos y tal como el querido colega la visita a casa.
nos lo enviaba. Se nos echa en cara nuestras campañas mo-
En nuestro litigio con el Comité Nacional ralizadoras que dice han perjudicado a la or-
de la Confederación, ¿cuál de las dos partes ganización. Señal que en ella hs*ía inmorali-
ofrecía más blanco a la rectitud de nuestros dades y quitándolas antes se benefician que
queridos colegas? se perjudican los organismos d>rero®, porque
Ya hemos dicho, y las columna» de los pe- sin moralidad, que conste mil veces, no ten-
riódicos lo. prueban, que con nosotros no te- drá el respeto ni el aprecio de nadie, ni aun
nían pendiente agravio alguno ni a ellos los de sus adbdrentes.
habíamos aludido para nada. En cambio, el ; Indíquesenos dónde y cuándo hemos comba-
Comité Nacional de la Confederación prescin- tido a las organizaciones obreras como tales
día, a pesar de «US Estatutcw federalistas, de organizaciones 1
toda la organización para declarar el boicot a No se hallará urta línea, porque contra las
una editorial que no hace más que publicar asociaciones de trabajadores nunca la hemos
obra» de las ideas que ellos dloen defender. escrito.
¿ H a comprendido el lector? Un Comité de Ahora, si hacemos lo que cuanto» viven de
una organización federalista prescinde de esa explotar a sus patrias, que se confunden con
organización para publicar un escrito gravísi- ellas y en ellas se amparan, cuando se ven
mo y los órganos de aquella colectividad, en descubiertos de inmoralidad, es otra cosa.
323
La organización, que, en este caso, se le ha-
ce desempeñar el papel de patria, no son los
individuos de conducta más que dudosa que
han vivido de explotarla y que aspiran a repe-
tir la suerte.
Estimamos que de un organismo de trabaja-
dores no han de formar parte los individuos
que no dependan de un jornal patronal, por-
que esta gente que no trabaja, como le ha ocu-
rrido a la Ijnión General de Trabajadores,
convierte en partido de intereses particulares,
lo que ha de ser un organismo de intereses
generales.
En los sindicatos obreros no ha de haber
más que obreros. Esta es nuestra opinión de
ahora y siempre y haciendo honor a nuestro
criterio nos retiramos de los organismos de
clase, el día que dejamos de percibir un sueldo
patronal. Hacer otra cosa es convertir el sin-
dicalismo en un oficio.
Lo que nos admira es que este criterio nues-
tro tenga dis^identes entre los que se dicen par-
tidarios de la organización de los trabajadores.
Tolerable es que cuando un sindicato o una
unión de sindicatos, tenga tanto trabajo de
administración, que no pueda llevarlo a tér-
mino los obreros que trabajan, se tenga un em-
pleado y que este empleado sea del gremio.
Pero hay que procurar que tal acumulación
de sindicatos no se produzca ; que los sindica-
tos o sea sociedades obreras tengan su junta
administrativa completamente autónoma y hay
que procurar, también, que el que cobre del
sindicato sea su servidor y no su director. El
sindicato no ha de tener más director que el
sindicato mismo.
¿Que el mal que nosotros queremos reme-
diar es muy hondo y que nos dará mucha
guerra ?
Ya lo sabíamos, que no nacimos para vivir
de la pluma, sino para que la pluma diga lo
que la mente piense y el corazón sienta, ven-
ga lo que viniere, que escribir para vivir es
menguado oficio y oficio muy indigno de nos-
otros.
¿Qué ha ocurrido para que los órganos que
«e dicen portavoces de la Confederación per-
tnitan que su Comité Nacional desacate lo pre-
visto en sus Estatutos y toleren que los indi-
viduos que componen aquel Comité, hagan
campañas de un orden puramente personal,
puesto que nosotros jamás hemos combatido
a la Confederación, con el dinero de los adhe-
ridos . a dicho organismo?
¿Qué ha ocurrido para que personas y pe-
riódicos tan competentes en regímenes federa-
listas y tan celosas de las libertades sindica-
les, olviden las ofensas que aquel régimen ha
sufrido en esta cuestión para arremeter contra
quienes ni un agravio les habfan inferido?
LA REVISTA BLAUCA
PM- miKho que lo cavilemos, no podemos
comprender la razón que habrán tenido núes-
tros queridos colegas para ponerse del lado
contrario al de la libertad y al de la justicia,
a no ser que la aparición de un nuevo perió-
dico lesione intereses que nosotros no vemos,
porque pueden estar detrás de «¡ Despertad I»
y de «Acción Social Obrera».
Por los presos enfermos
Hace dos o tres semanas leímos que entre
los reclusos en el Penal del Dueso había mu-
chos enfermos y el día 2 del presente mes re-
cibimos la siguiente carta certificada, acom-
pañada de la lista de los medicamentos que
necesitan con más urgencia:
«Presidio del Dueso (Santoña). — Agosto,
30 de 1928.
Sabiendo que la situación es difícil para re-
clamar directamente cantidad alguna con que
se pueda atender, en parte, las necesidades
de los penados compañeros enfermos, hemos
decidido dirigir estas líneas a las redacciones
de «Acción Social Obrera», REVISTA BLANCA y
«Etica»,con el único objeto de invitarles a que
procuren el envío de cantidades al margen de
los subsidios o en vez de subsidios, para dedi-
carlas, exclusivamente, a la adquisición de es-
pecíficos y otras medicinas precisas para seguir
'el tratamiento impuesto por los facultativos.
No dudando de hallar, una vez más, el óbo-
lo que señalare el compañerismo y la solida-
ridad, firmamos esta carta, absteniéndonos de
indicar los nombres de los enfermos por en-
tender, ya de una vez, se ha de implantar el
imperativo solidaridad.
En esta confianza quedamos en presidio, con
saludos para todos :
Enrique Guiot, Leopoldo Martínez, Nicasio
López, Celestino Cordero, Shum, Manuel Vi-
lallonga, Luis Niculau, José Aracil.»
Como primera providencia, la Administra-
ción de LA REVISTA BLANCA, a pesar de que en
este momento, por las ediciones que está lle-
vando a cabo, no anda muy holgada de fon-
dos, ha enviado el primer pedido de medica-
mentos por ftiedio de la Farmacia Segalá, co-
mo los mismos interesados indicaban. Los es-
pecíficos enviados importan 118 pesetas, que
aprontamos porque no podían esperarse los re-
sultados de la suscripción que queda abierta
desde este momento.
Este socorro se estimará extraordinario y al
margen de la suscripción Pro-Presos y sus be-
neficios se extenderán, por nuestra parte j
desde este momento, porque así lo estimamos
 LA REVISTA BLANCA 823

justo y creemos que justo lo estimarán lo» re- edición de las obras publicaidas y en las que
clusos en Santofla, a todos los enfermos pre- se propone publicar, y solicita de los que han
sos por cuestiones políticas sociales, que, ha- prometido hacerlo que nos remitan, lo antes
llándose enfermos, no puedan adquirir, por su posible, lo que puedan, pues la «Biografía de
propio esfuerzo, los medicamentos que el mé- Elíseo Reclus», escrita por nuestro sabio ami-
dico indique. go Max Nettlau, será de mucho coste.
Aunque ya están enviados los primeros es- Todas las cantidades que se nos anticipen,
pecíficos, sospechamos que se necesitarán más. se devolverán en libros o en metálico, a gusto
Así, pues, es de urgencia el concurso de to- de los donantes.
dos para auxiliar a nues-tros enfermos presos.
Esta nuestra nueva suscripción se invertirá
en medicamentos que iremos enviando a me-
Noticias tendenciosas
dida que los enfermos lo pidan y sólo cuando Hasta nosotros llegan noticias de sucesos
hubiere un sobrante excesivo se incluirá a la que se dicen ocurridos en esta casa. Se habla
suscripción Pro Presos. de perseguidos o de fugitivos que no hallaron
en nosotros la debida acogida.
Como todas las referencias que hasta nos-
Nota importante otros llegan son diferentes, rogamos a nues-
Como verán o habrán visto nuestros lectores tros amigos se abstengan de todo juicio y co-
en otra parte de este número, el Comité Na- mentario, hasta que el asunto pueda ser tra-
cional de la Confederación del Trabajo, caído tado públicamente y mejor, de poder ser, en
en manos innobles y sin virtudes, y cuyos in- presencia del que ha propalado la falsa noti-
dividuos desde hace mucho tiempo conspiraban cia. Queremos ventilar los asuntos cara a ca-
contra la buena obra de LA REVISTA BLANCA, ra y a la luz del día.
deja de existir para nosotros, mientras esté * **
desempeñado por quienes lo representan ahora. Circula también la falsa noticia de que se
LA REVISTA BLANCA cierra toda polémica con han presentado a nuestra casa tres compañe-
ellos, por considerarlos indignos de nuestra ros, entre los cuales estaba Ángel Pestaña,
atención desde que publicaron la circular re- con la pretensión de arreglar buenamente e!
servada que al principio de este Suplemento, conflicto que Sostenemos con el Comité Nacio-
va inserta. nal de la Confederación y que nosotros ni si-
Con sus órganos en la Prensa nos entende- quiera nos dignamos recibirlos. Conste que
remos desde el nuevo periódico si sus salidas esta Comisión no nos ha visitado y conste tam-
de tono y sus defensas en pro de quienes son bién que no hay arreglo posible mientras no
nuestros adversarios por envidia y ruindad de se retire la infame circular que en otra parte
alma, nos obligan a ello. deben haber visto reproducida nuestros lecto-
Conste pues que nuestra actitud para con los
órganos de la Confederación Nacional del
Trabajo será, como hasta ahora ha sido, pura-
mente defensiva. Que lo tengan en cuenta los
obreros españoles para cuando lean, que lo
Una rectificación
El Comité del Sindicato de Vitoria, adherido
leerán, que nosotros hemos empezado la polé- a la Confederación Nacional del Trabajo, no»
mica. ha enviado un femitido protestando de que los
compañeros firmantes de la carta que de Vi-
Lo que necesita toria publicábamos en el número anterior, se
abrogaran, con la firma, la representación de
"La Revista Blanca" todos los obreros de aquella localidad.
^f. Para llevar a cabo las reformas que pensa- Conste, en descargo de aquellos compañero»
'^ moa introducir en nuestra muy querida publi- y para satisfacción del Sindicato que ahora
cación, necesitamos de nuestros amigos y lec- nos ha escrito, que las cuartillas publicadas
tores de Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza iban firmada® por ((Los Compañeros de Vito-
y Bélgica, • nos digan qué Revistas plodemos ria», en lugar de «Los Obreros», como salió»
adquirir de sus respectivos países para alimen- por un error de imprenta.
tar la Sección de ciencias aplicadas a las ar- Que había de ser así, ya lo demuestra el
tes, a las industrias, a los oficios y a la agri- mismo contenido del escrito, que no habla de
cultura que pensamos inaugurar. los obreros de Vitoria, sitw de unos pocos com-
pañeros de Vitoria.
* « « Queda complacido el Comité de la capital
LA REVISTA BLANCA da las gracias a cuan- de Álava, rogándole, de paso, que no haga de
tos le han ayudado, económicamente, en la una cosa tan fútil, y de la que no tienen I*
224
culpa los trabajadores compañeros de aquella
localidad, causa de divisiones ni de enemigas.
La unión de las trabajadores ha de estar
tnuy por encima de susceptibilidades, sobre he-
chos que, en nuestro sentir, tienen una impor-
tancia muy relativa.
El mismo Comité ruega al C. P. P. N. le
mande su dirección para poderle comunicar
cuestiones que con él se relacionan, y envía,
por nuestro conducto, un fraternal saludo a
cuantos yacen entre rejas en la lucha por la
Redención de la Humanidad.
El Ingenioso Hidalgo
Miguel Cervantes
Se ha puesto ya a la venta esta hermosísi-
ma obra de Han Ryner, novela de una gran
vida profética e interpretada con toda la pro-
fundidad y la amplitud de pensamientos del
ilustre filósofo estoico.
«El ingenioso Hidalgo Miguel Cervantes» es,
no tan sólo un estudio audaz y novísimo so-
bre la personalidad interesantisima de Cervan-
tes, sino que es; también, la más apasionante,
la más conmovedora, la más bella e instruc-
tiva de las novelas. La existertcia agitada y
doloroso de Cervantes, ofrece ancho campo a
la fantasía. Han Ryner, sin embargo, se ha
limftado a adornar la historia real de Cer-
vantes, a proveerla de elementos estéticos y a
sacar de eUa todas las nupierosas consecuencias
éticas que sugiere.
Cuantos conocen la prosa inimitable de Han
Ryner, su elegancia literaria, la amplitud y
certeza de sus juicios, la riqueza, cada din au-
mentada de sus ideas; cuantot saben qué re-
presentó Cervantes, autor inmortal de una obra
que no morirá nunca, entre las sombras de su
0iglo, leerán con fruición, con impaciencia y
respeto esta obra sererui y magnifica, de la que
Cervantes sale semi-divinizado, agigantado, he-
Cho ideal y hecho símbolo.
LA REVISTA BLANCA se siente orguüosa dé
héber editado este libro y lamenta asimismo
9«# sea eüa la casa editora, porque ello la
píivá del placer de hacer justicia 0 Han Ry-
ner y a tu obra, del derecho de decir a los
hambres cultas de España que un literato frem-
cis, naturalizado universal, acaba de consagrar,
4ttte el porvenir,' Ut figura máxima de su his-
torp».
Hemos procurado, siguiettdo nuestra línea de
ronducta, de. antemano trazada, poner al aU
ieance de todos los bolsillos, de tocUts las in-
teligencias sedientas de justicia y ávidas de be-
Uetá, esta obra justa y bella.
LA REVISTA BLANCA
uEl ingenioso Hidalgo Miguel Cervantes»
consta de 200 páginas y vale 2 pesetas, con el
acostumbrado descuento.
Servimos ya los pedidos que se nos han he-
cho.
La unidad mor2d
He leído el artículo del amigo Jean Grave
«Que cada cual haga su examen de concien-
cia», praroitiéndome dar mi opinión sobre el
asunto que trata y sus derivaciones.
No puedo decir si los firmantes de la fa-
mosa Declaración tenían o no motivos para
sostenerla, pero yo hubiese preferido que no
se publicase; mas, publicada, he de aceptar
la sinceridad y el desinterés de los que tal co-
sa hicieron y no estoy conforme con los que
no saben interpretar ni respetar la <^>inión de
los demás, aunque en el asunto de la De-
claración opinen como yo.
Es muy cierto que Grave es víctima del odio
de algunos que arrastran a otros, que sin opi-
nión personal se dejan seducir. Y lo amargo
del caso es que cuanto más verdades escribe
Grave, más enemigos tiene. Lo boicotean y
hasta quieren excomulgarlo, sin tener en cuen-
ta su obra. «Se trata de Grave», dicen ; «no
hay que hacer caso ni vale la pena». Así ar-
gumentan.
Los camaradas con sentimientos huinanos
que no se dejan llevar por la pasión, deben
hacerse cargo del doíor que causa a una vida
consagrada al ideal, más que a ella misma,
sufrir el desf«-ecio inmerecido y la desatención
a sus trabajos, fruto de una intensa labor so-
bre la sociedad futura y sus medios.
Termino rogando al amigo Grave que no
se deje dominar'pw «I «nojo ni por Ja tris-
teza y que contiene sembrando semillas para
la sociedad d d porvenir, que algo de lo por
él sembrado y de lo que siemlwie, fructificará.
JUAN MERC¿
Bruscas.
Del todo conforme con lo expuesto por el
amigo Meroé, en el escrito que se acaba de
leer, creemos que no es justo que un acto,
bueno o malo, que en ello no nos tnetemos,
que se realizó de buena fe, continué, al cabo
de 1<» añ<», amargando la vida de un conl-
paftero ilustre y concitando contra él las pa-
siones.
Si la unidad mm-al ha de ser algo, será el
respeto a las ofriniones ajenas, cuando en ellas
no hay mala voluntad y no hacer de lo que
hacen los demás, compañeros o colectividades
afínes, objeto de nuestra crítica.
Obras y no palabras es lo que hace falta.
 LA REVISTA
¡SUPLEMENTO DEL NÚMERO 128¡
A los Obreros españoles en general y a
cuantos siguen nuestra obra en particular
Kn el número anterior prometimos publicar
un escrito que nos había entregado una repre-
sentación de determinado Comité, si antes no
!o veíamos inserto en ningún otro periódico.
Pero, desde que escribimos tal condición, so
ha producido un hecho que nos imposibilita
cumplir aquella palabra, publfquese o no en
otra parte aquel escrito (i), porque cumplir-
la sería una vergüenza para nosotros. Que no
es temor a los efectos que contra nosotros po-
dría producir aquel comunicado, lo compren-
derá ¿1 lector al ver reproducido en estas mis-
mas columnas otro escrito del mismo Comité,
que os k) que constituye el hecho de que an-
tes hablamos.
No oíbstantc, en honor a nuestros lectores,
hemos de decir que en el escrito que prometi-
mos publicar y no publicamos, se nos hace la
acusación de haber hecho pública una carta
•que señalaba a las autoridades la localidad don-
de reside el Comité Nacional Pro-Presos. Con-
tra tal acusación hemos de decir que así como
quitamos de la misma carta, antes de publi-
carla, dónde y cuándo se había celebrado el
Pleno que acordó pedirnos el dinero de nues-
tra suscripción Pro-presos, hubiéramos bon-a-
do la palabra Madrid, de haber caído en ello
y de haber residido en la capital de Kspafia
el Comité Nacional Pro-Presos.
Conste pues que la palabra Madrid se nos
pasó y conste, también, que, a pesar de que
nos pasó la palabra Madrid, en Madrid no re-
side el Comité Nacional Pro-Presos, aunque
lo contrario diga el C'omité Nacional do la
Confeder.nción.
Aclarado este asunto, que es el único que
nos importaba adarar, ya que el Comité Na-
cional de la Confederación lo presentaoa en su
escrito, no ya como un olvido o una ligereza,
sino como una delación, hablaremos del hecho
que nos impide, por dignidad, cumplir la pala-
bra empeñada.
Es la publicación de una circular reservada
enviada a provincias y al extranjero, por el
(.^omit^ Nacional de la Confederación, en la
(I) Se ha publicado.
BLANCA
que se pedia el boicot contra LA REVISTA BLAN-
CA y sus ediciones, excomunión mayor, que
aún no ha lanzado contra nosotros ningún
obispo y que sólo han puesto en práctica algu-
nos dictadores.
Contra nosotros, y debajo de este nosotros
no está, en- este momento, más que Federico
Urales, se han publicado las revistas, los pe-
riódicos y los folletos que a continuación se
expresan : «La Revista Pálida», que, en Ma-
drid, tiraban los socialistas por las campañas
que contra ellos hacía «Tierra y Libertad».
((La Protesta», que, en Madrid, dirigía el ho-
norable intelectual Claudio Frollo )' que i>aga-
ba el Ministerio de la Gobernación, regentado
entonces por Moret. «El Rebelde», que escri-
bían Julio Camba, que hoy colabora en los
periódicos de la derecha burguesa, y Apolo, el
delator de César Flores. Además, ios indivi-
duos que componían un grupo, en Barcelona,
publicaron un folleto contra nosotros con el
pretexto de que nos habíamos erigido en ídolos,
pero en realidad porque LA REVISTA BLANCA
tenía éxito y no lo tuvo otra Revista que ellos
editaron.
En el fondo, cuantos nos han combatido y
nos siguen combatiendo, ha sido por nuestros
triunfos y nada más que por nuestros trhan-
fos. Pero aquellos enemigos tenfan una noble
condición: de sus ataques apenas si era ob-
jeto otra persona que Federico Urales. Sole-
dad Gustavo fué por todo el mundo respetada.
Federica Montseny, nuestra hija, no pudo ser,
entonces, atacada porque nació cuando las lu-
chas se habían acabado; pero estamos seguros
que, de colaborar, como ahora, MI nuestra
obra literaria, hubiera sido, también, respeta-
da. Nuestros enemigos de ahora, nacidos tam-
bien de la envidia y de la impotencia, menos
.•irrojados y menos nobles que los de entonces,
han ensanchado el campo de sus adversarioa.
-Antes que nuestra Federica fuera fichada por
la policía para colocarla en sus archivos, ha
sido fichada por el actual Comité Nacional de
la Confederación, con las desfavorables notas
de que es capaz un alma descastada y que el
lector va a ver para wrgüenza de los que tu
han fichado a ella y a su madre, por todo d
mundo respetadas, menos por los individuos
que, al escribir estas líneas, aún representan
a la Confederación Nacional del Traba'
He aquí la circular reservada contr;
tra obra y nuestras honras :
(Los puntos suspensivos suplen pala'
sería indiscreto publicar, pero que en
afectan porque no <>e refiere a nosotí
II
A TODOS LOS ORGANISMOS FEDERA-
DOS Y A TODOS LOS ANARQUISTAS V
SINDICALISTAS REVOLUCIONARIOS
Camaradas :
No se os escapará que los momentos críti-
cos porque atraviesa España, son momentos
de inminente peligro para los que estén al
frente de los organismos confedérales, ya sean
Comités Regionales, como Comités IVo-Pre-
sos. Comités d€ Acción y, en fin, para todos
cuantos organismos y militantes dan desinte-
resadamente todo su valer a la causa de los
oprimidos.
Todos sabéis, por la a'sidua correspondencia,
por nuestras circulares, nuestros manifiestos y
delegados que nos hemos eiuzado, que nos-
otros no solamente luchamos para el resurgi-
miento de la C. N. T., sí que también
De todas partes, de todas los
organismos afines con los cuales manteniemos
estrecha relación, recibimos constantemente
pruebas de confianza y solidaridad que nos
confortan y dan aun más ánimo para prose-
guir por el camino emprendido hasta llegar al
final. Pero hemos de haceros presente el rudo
golpe <jue acabamos de recibir por parte de
una familia que responde al apellido de Mont-
«eny (Federico Urales) y que edita una revista
en Barcelona que se intitula anarquista. Va-
mos a relatar someramente los hechos :
Por vuestro delegado primero y luego por el
acta que del Pleno Nacional os he-
mos enviado, estáis enterados de que el di-
cho Pleno encomendó a este Comité Nacional
recabara de los redactores de LA REVISTA
BLANCA (familia Urales) que hiciera entrega
de lo recaudado para presos, al C. P. P. N.
Noisotros le pedimos que se nos contestara pri-
vadamente a nuestra demanda, pero la familia
Urales no sólo no contestó a nuestra carta,
sino que en el número 126 de su REVISTA
BLANCA la da a la publicidad, sin contar con
nuestro consentimiento. Y, como podréis ver,
•en la carta se menciona la residencia del
C. P. P. N., que le dábamos para mayor sa-
tisfacción, listo supone una -confidencia, pues-
to que si la ix)licía ignoraba la residencia del
C P. P. N., ahora ya no lo ignora, gracias
a LA REVISTA BLANCA.
.Además, hay otra cosa : en el suplemento
del mismo número 126. página primera, apa-
rece un artículo titulado «Lee, lector amigo»,
y a continuación otro que titula «Nuestra con-
- testación a todos».
En estos dos artículos .se ve una clara ofen-
siva en contra de I* C. N. T., cuyo resurgir a
la dicha familia no le conviene en manera al-
guna, y no le conviene, porque el resurgir de
la C. N. T. ha de ir acompañado del derro-
camiento de , y una y otra co.s;i
SUl'LEMESTO DE »LA REVISTA BLANCA»
(raen aparejada el eclipse y la muerte de su
RrvisTA BLANCA. .\ nosotros, que sabe quiénes
somos y sabe que todos trabajamos, nos llama
burócratas y charlatanes. .Si no tuviera otra
finalidad que la de herir nuestra susceptibili-
dad, lo dejaríamos decir, seguros que estamos
de nuestra actuación y de la aprobación y con-
fianza que merecemos tanto a las Regionales
como a los camaradas de la V. A. I., nues-
tros hermanos en ideología. Pero es que la
ofensiva es premeditada y va derecha en con-
tra de los trabajos que actualmente se están
llevando a cabo Nosotros conoce-
mos a la familia Urales desde largos años y
a él le sabemos capaz de todas las bajezas in-
cluso la de hacer esta campaña en contra de
la C. N. T-, .si no en combinación, con el vis-
to bueno de la policía. Y aunque así no fuera,
sui.Hiniéndole lo suficiente moral para no acep-
tar estas concomitancias policíacas, así al me-
nos le parecería v le parece al lector impar-
cial. ya que el periódico que los del Libre sa-
can a la calle no habla en contra de la
C. N. T. con tanta eficacia como lo (hace LA
RivvisTA BLANCA, sobre todo en el número 126.
.\un hay más : en los últimos párrafos del
artículo titulado «Lee, lector amigo» apare-
cen un;t> calumnias en contra de uno de los
componentes de este Comité Nacional, hechas
tan cobarde y canallescamente, que lo hace sin
dar el nombre, imposibilitando así de toda de-
fensa al calumniado.
Pues bien; para protestar ante semejante
conducta, el día 16 del presente agosto todos
los componentes del Comité Nacional (excep-
to uno que está imposibilitado de poder colabo-
rar con nosotros) nos presentamos a la casa
que sirve de redacción para LA REVISTA BLAN-
CA. Le entregamos al ciudadano Urales una
carta para su publicación, firmada y sellada
por este C. N.
Luego, el camarada nuestro calumniado vil
y cobardemente quiso entregarles una rectifi-
cación exigiendo su publicación, a fin de que
pudiera defenderse ante sus ataques, que nos-
otros corksideramos indignos, no ya de un anar-
quista, sino de un hombre. líl ciudadano Ura-
les levanta los puños en son de amenaza y,
valiéndose de las mujeres presentes — madre
e hija y una sin-ienta—, pretende imponerse,
mientras que la hija, Federica Mont.seny, dio
un bofetón a nuestro camarada. Ante tan co-
barde actitud, no tuvimos otro remedio que
salir di; dicha casa, acosados todos por las tres
mujeres en cuestión. Le llamamos todo lo que
nos vino en boca y la última palabra que le
'ürigtmos al Urales,' fué la de confidente, a lo
cual res¡H>ndió que los confidentes éramos nos-
olr.is.
,\ht)ra bien ; ante la actitud de este hombre
SUPLEMENTO DE »LA REVISTA BLANCA»
V de su familia, que para poder vivir sin tra-
bajar se ha convertido en uno de los más fuer-
tes editores de Barcelona y que no se confor-
ma con haberse enriquecido a costa de las ideas
y llega a la calumnia personal y a querer des-
prestigiar nuestro movimiento obrero, enten-
demos que ha llegado la hora de llamar la
atención de todos los anarquistas y sindicalis-
tas revolucionarios de España y de los emigra-
dos V también de todos los camaradas de los
demás países que, por desconocer a este indi-
viduo, colaboran a su revista, y decirles que
este Comité Nacional recomienda un estricto
boicot a LA RKVISTA BLANCA y a todas sus pu-
blicaciones.
Sabemos la gravedad que entraña dicho
acuerdo y el lanzarlo a la publicidad; sabe-
mos que Urales es capaz de denunciarnos a
la policía como pertenecientes al Comité Na-
cional, pero sabemos que ésto es cumplir con
nuestro deber y lo hacemos a conciencia de
salvar el movimiento obrero de los peligros de
un canalla que no tiene otra idealidad que la
de enriquecerse. Por eso, por saber el peligro
que correríamos al hacer pública nuestra deci-
sión, hicimos por primera vez desde nuestra
actuación, lo que todavía no pensábamos hacer
con nadie; presentarnos todos y después de
haberle dado nuestros nombres, decirle que
éramos los componentes del Comité Nacional.
En la localidad en que actuamos, aparte Ura-
les y su familia, nadie sabe con seguridad
quiénes son los que componen el Comité Na-
cional en su totalidad; si algunos lo saben,
es parcialmente y son compañeros de probada
confianza ; así, pues, si a alguno de nosotros
le pasa algo como miembro del Comité Nacio-
nal, os anunciamos que el responsable es Ura-
les y nadie más.
Esperamos ansiosos vuestras respuestas y si
la mayoría no son favorables al boicot que
proponemos, consideraremos que se «iente la
necesidad de este comerciante en el movimien-
to obrero - - aun y sin ser asalariado — y,
considerando que nosotros sobraremos, presen-
taremos la dimiisión, en momento oportuno,
irrevocable de nuestros cargos, a fin de evitar
nuestra niá« mínima responsabilidad, ante la
actuación de este individuo, y de recabar nues-
tra libertad individual para contestar debida-
mente a este impostor, que desde hace más
de veinticinco años no ha cesado de combatir
a la organización obrera y a los mejores mili-
tantes del anarquismo es'pañol.
Nosotros estamos dispuestos a trabajar como
hasta ahora por la C. N. T., pero siempre a
condición de merecer la confianza de todos;
estamos dispuestos más que el primer día a
.seguir nuestro camino a pesar de lats detencio-
nes habidas y de las que puedan haber,, siem-
III
pre que se barran de nuestro camino a los
traidores, a los canallas y a los que son reci-
bidos en el Gobierno civil y en Capitanía ge-
neral como a personas de la casa •— así es re-
cibido Urales en estos dos centros oficiales—,
y solamente a base de estas condiciones segui-
remos exponiendo nuestra libertad y nuestra
vida en aras de la Confederación Nacional
del Trabajo y de la Anarquía.
¡ Camaradas ! ¡ Por dignidad es preciso echar
de nuestro campo a la familia Urales! Por
dignidad, decimos, y también por higiene y
moralidad ideológica.
Oís lo repetimos : espei-amos vuestra n<(s-
puesta a esta circular, pues de su contenido
depende que continuemos en nuestros puestos
hasta el momento oportuno que dimitiremos,
Por la Confederación Nacional del Trabajo.
El Comité Nacional
Agosto de 1928.
Lector, si después de lo que acabas de leer
no te sientes avergonzado al pensar que quie-
nes han escrito tales vergüenzas se llaman li-
bertarios y tienen la representación de un or-
ganismo obrero, nos harás dudar de la virtud
de nuestros ideales para redimir moralmente
a los hombres y de que la moralidad, en las
filas obreras, tenga algún valor.
¿ Defendernos de tales monstruosidades re-
producidas aquí para vergüenza de quiénes las
han escrito? Dignos de quién tan miserable-
mente nos ha difamado seríamos si nos cre-
yéramos obligados a decir sólo: ¡ No os ver-
dad !
Nuestra conciencia se rebela contra toda de-
fensa, contra toda negación y estimamos un
desgraciado a quién creyera que de tales inju-
rias, injurias que nos sonrojan como hombres
y como anarquistas, debiéramos protestar.
Que queden aquí tal como han sido escrita»,
para que las recojan los futuros historiadores
del movimiento obrero español y para que, al
ser recogida."!, piensen, que, en este momen-
to ise hubiera cometido una de las más gran-
des injusticias si aquellas vergüenzas hubieran
encontrado eco, no ya entre cuanto» leen esta
Revista, sino en el corazón, si lo tuvieran, de
los mismos que las escribieran y de los que
las aprobaron.
Y cuando la ocasión sea llegada, cuando
cambien las circunstancias políticas de Espa-
ña o cuando dejen de constituir el Comité Na-
cional* de la Confederación los que, para ver-
güenza de todos, aún lo representan al es-
cribir estas líneas, pondremos en estas mismas
columnas los nombres de quiénes aquéllo apro-
baron, al objeto de que todo el mundo pueda
IV
comparar el fin y la vida de unos, con el fin
V la vida de otros.
« » »
Terminaremos este escrito diciendo que para
nosotros la Confederación Nacional del Tra-
bajo no tendrá Comité Nacional mientras lo
integren las personas que escribieron la cir-
cular vergonzosa que se acaba de leer, y que
LA REVISTA BLANCA, por creerlo bochornoso pa-
ra ella, cierra toda polémica sobre este asun-
to, para renovarla, en todo caso, en el perió-
dico que anunciamos.
La actitud de un sabio dig-
no, ante el mismo asunto
A la Secretaria del Comité Nacioruil de la
Confederación del Trabajo de España.
Viena, i septiembre 1928.
El 3 de mayo de 1928 recibí de vosotros la
reimpresión del Segundo Certamen Socialista,
en buena encuademación, obsequio amable que
agradecí por carta.
El I de septiembre acabo de ver un impreso
dirigido uA todos los organismos federados y
a iodos los anarquistas y sindicalistas revolu-
cionarios», con fecha de agosto de 1928, al
cual se ha añadido por escrito : <tSe ruega la
reproducción en toda la prensa obrera y anar-
quista», remarca firmada con el mismo sello
del Comité que me envió la carta y el tomo
del Certamen el 2 de mayo.
A pesar de esta identidad de sello, ft pesfw
de que me merece suprema confianza la fuen-
te de donde me proviene este itnpreso y a pe-
sar de que ya lo había leído, luue algunos
días, en un memorial de esta especie y en un
periódico español publiccuio en Bélgica, debo
vacilar en creer en la auteniicidad de este im-
preso.
Pues su contenido es tal, que su autor ha
podido tener él doble fin de c&usar daño a un
hombre y dos mujeres de lo más honorable, y
deshonrar, además, la reputación, también ho-
norable, de aquellos de quienes usurpu la te-
presentación, manipulando el sello en servicio
Je sus intenciones inescrutables.
Si tal es el caso, si vosotros sois victimas
áe tan abominable falsificación del sello, yo os
pediré perdón mil veces ; pero en este momen-
to, sin ninguna otra noticia, mi sentimiento
personal me obliga a romper las débiles rela~
dones de cortesía que han existido entre aquel
o aquellos que pudieron servirse del seUv. del
Comité en maya y aquel o aquellos que de él
se sirven, en agosto, y yo. No quiera, t-char ai
fuego el libro inocente y seria pasar demasia-
dos días si esperaba: a devolvéroslo. Pero ad-
junto a esta carta el precio de un ejemplar en-
SUPLEMENTO DE »1A REVISTA BLANCA»
cuadernado (iela roja) en plata y de esta ma-
nera puedo decirme que he devuelto esta re-
galo, que me quema las manos, cuando pienso
en 'esto que es, o bien una falsificación, como
hago esfuerzos por persuadirme, o una acción
que considero inútil calificar, pues sobre eUa
no puede haber divergencia de opiniones entre
hombres.
Saludo a los autores de la carta que me fui
enviada el 2 de mayo, siempre y cuando no
tengan nada que ver con los promotores de
lo ocurrido en agosto.
M. NETTLAU
Bueno y noble amigo Nr-ltlau : Son los mi.s-
mas.
,Vo<o de la R. — Esta carta (ha sido envia-
da a! Comité Nacional de la ConfederacíAn
y la publicamos autorizados por su autor.
ComuÉiícaciones recibidas
Por sernos imposible publicar todas las cuar-
tillas que a nosotros llegan tratando la cues-
tión que estamos ventilando con el Comité
Nacional, nos vemos obligados a acusar solo
recibo de ella«, dejando para el periódico aqwv
lias que sea indispensable publicar.
Hemos recibido comunicaciones, testimonián-
donos la simpatía de nuestros amigos, y ani-
mándonos en la obra emprendida, de todas las
provincias españolas y del extranjero. A todo»
damos las gracias.
De cuantas cuartillas hemos recibido, famen-
tamos particularmente no poder publicar la co-
pia de un remitido interesantísimo de la Fe-
deración I-ocal de Sindicatos de Bilbao y Gru-
po Cultural de la misma localidad, dirigido ¡a)
Comité Nacional, en el que exponen, en po-
cas palabras, el verdadero federalismo que de-
be inspirar a las organizaciones obreras; unas
cuartillas muy razonadas del Grupo «Los Igua-
les» y otras de un Grupo de compañeros de
Vervíers.
[esús es un >fito
Tenemos ya ejemplares de ujesús es un nú'
ton. la gran obra postuma d» George Brart-
dés.
El más acab'ado estudio de la personaiidoi
legendaria de jesús. El ilustre critico dattés ha
hecho en eUa la historia más completa y pro-
funda del mesianismo y el espíritu religioso.
Todas las personas cultas deberán leer ujt-
sús es un mitón, en donde encontrarán leu más
audeices negaciones y un caudal de enseñana^it
e ideas nuevas.
Precio, I'75 pesetas. — Cerca de 200 pági-
nas. •
SUPLEMENTO DE aLA REVISTA BLANCA»

¿Eh, qué tal? ¡El as de la lógica!

Comentciríos Bueno, con estas cabezas se comprende que
Maun'n sea el rival de Nin y que ambos ri-
Una proposición Evangélica vales hayan de vivir el uno muy lejos del
«Berlín, i (2 t.). — El diario «Reichsboten», otro, porque de vivir juntos, el Apocalipsis, que
órgano de la iglesia evangelista alemana, pro- es así como cien lenguas de fuego sobre las
pone sea erigido un monumento por subscrip- cabezas pequeño burguesas.
ción nacional al ex Kaiser Guillermo.
«El monumento — dice el diario «Reichsbo- Ya lo dijo Lenfn
ten» — debe representar al ex Kaiser Guiller- La intervención de Andrés Nin en la po-
mo montado a caballo, con el bastón de ma- lémica que sobre el anarquismo de los obre-
riscal de campo en la mano.» ros catalanes han sostenido Maun'n y Peiró,
Los evangelistas alemanes han recogido la y no sé si continüan sosteniendo en L'Opinió
idea lanzada por su diario, y ya se ha nom- timorata, ha degenerado «n un cuerpo a cuerpo
brado una Comi'sión para que organice la re- entre el diminutivo de Maura y él diminutivo
caudación de fondos para erigir, el monu- de niño. Se ve que los dos diminutivos, a
mento.» pesar de su ¡jequeñez, no caben dentro del
La idea no puede ser más evangelista; es comunismo revolucionario de «Vótame tú»,
que funciona en España y procuran anularse
decir, sí, pudiera serlo más, pero sería ponien-
do a las patas del caballo, pisoteados unos uno al otro, en la lucha por la existencia, que
cuantos católico* franceses. diría Darwin.
•Si «Baturrillo» hubiese de determinar cual
El qne asó la manteca de los dos razona mejor y quién se lleva la
palma de la victoria, diría que los dos son
Los grandes descubrimientos no pueden es- igualmente estupendos en lo de no tener lógica
tar mucho tiempo en secreto. Y éste de quién ni sentido comün.
fué el que asó la manteca, tampoco ha po- El diminutivo de niño afirma, ahora, que
dido estar mucho tiempo encerrado bajo nue- lo ideal en todas partes está dominado por
ve mil llaves. El que asó la maíiteca, ¡que se lo económico. Ayer afirmaba que el anarquis-
«epa I fué Andrés Nin, el de la cabeza amelo- mo es un ideal de pequeño burgués. Luego
cotonada. los anarquistas no son comunistas de «vótame
.El diminutivo de Maura no sabe ni tanto tú», porque viven como príncipes. De ahí que
así del anarquismo catalán por mucho que di- ' Io« comisarios del pueblo sean todos comu-
ga lo contrario en un periódico que se llama
nistas adormideras revolucionarios. | Padecen
«L'Opinió» y no quiere publicar los anuncios
tanta hambre los pobrecitos I
de «Publicaciones de LA REVISTA BLANCA» por
no comprometerse. Somo® la mar de revolu- Y toda la lógica de Nin es como la mues-
cionarios y de valientes. tra.
El diminutivo de Maura, discutiendo con De manera que la jefatura del comunismo
Peiró, deofa que en Cataluña no había anar- de ((VÓtame tú», en España, que se disputan
quistas. Va y coge la pluma Nin y dice que los dos diminutivos un poco más allá de la
en Cataluña hay anarquistas de sobra. ¿Y por frontera, ha de declararse sin concursantes
qué hay anarquistas de «obra en Cataluña? dignos de ella.
Pues sencillamente, porque Cataluña es un ¡ Ah 1 Nin nos cuenta que Lenín tenía di-
país de pequeños burgueses y como el anar- cho y escrito que el anarquismo era así como
quismo es una idea de pequeño burgués, en una plaga que caía en el campo socialista
Cataluña se dan más anarquistas que molo- cuando ese campo no daba revoluciones, aun-
nes. que se sembraran a voleo.
¡ Más claro v más lógico, el agua y Sócra- Atalas por el rabo, si pnedes
tes!
¿Habrán visto deducción más aplastante? «Baturrillo)) tenía del doctor Jaime Aguadé
Como que ella ha hecho surgir en el pre- y Miró, (hijo de Reus, como Prim y como
cioso cacumen de «Baturrillo» un argumento Fabra Ribas, que le disputa el pedestal al
de primer orden, para demostrar por qué en invencible, un concepto algo luminoso, que
España no cuaja el comunismo adormidesra y colocaba entre un candil y una antorcha. Le
por qué los cuajados ihuyen, unos al extranje- habf^n contado que él doctor Aguadé tenía
ro y otros se meten en la sacristía. perfectamente ihabitado el último piso.
El comunismo de votos revolucionarios no Pero dicho doctor ha metido también la...
cuaja en España porque necesita cabezas cu- la... pluma, en la discusión que se difuma
curbác«a9 y aquí todos somos más listos que entre diminutivos y ha expuesto lo siguient»,
un monaguillo de párroco con amas dobles. que traduzco de! catalán, si es que lo haya-
VI
nios entendido, porque ahora se escribe un
catalán que ni los que se llaman Montseny
y han nacido cerca del Montsnn, entienden :
«De manera que la actuación sindicalista
guiada por lo» anarquistas en ganar en crédito
(esto dice el escrito, aunque no tenga sen-
tido) apartaba al obrero de la política y lo
recluía exclusivamente, a una lucha económi-
ca, faltado de todo sentido renovador en el
aspecto social, a pesar de lo que dijeran to-
dos los programas, todos los jjeriódicos y to-
dos los oradores más hinchados de retórica
que de ideas y de soluciones.»
Aunque no tenga punta, cortamos la pala-
bra en un punto para que la idea, si la hu-
biese, quedara definida.
O esto dice lo contrario de lo que nos cuen-
ta Nin, o no dice nada, y si dice lo contra-
rio de lo que nos cuenta el diminutivo de
niño, señal de que los anarquistas no se pre-
ocupaban más que de la existencia, que no
es precisamente lo que decía Nin, cuando afir-
maba que los ácratas no se preocupan más que
de las ideas.
Yo quiero ser diputado
—Si quieres decir algo, icBaturrilio», de los
de la noche del 16, dilo ahora, porque des-
pués será tarde.
—Contra quien deseo decir algo es contra ti.
—•; Anda la órdiga !
—¿No ves que estás mal situado?
—No lo veo, «Baturrillo».
—Ellos te atacan colocados detrás de una
esquina ; la esquina es el Comité de la Con-
federación y tú combates a pecho descubierto
V con la agravante de no poder decir quiénes
son tus enemigos. Si pudieras decirlo todo el
mundo estaría al cabo de la calle y todo el
mundo diría lo que diz que exclamó un obre-
ro textil al leer la monstruosa circular reser-
vada : «Aquí todos nos conocemos». Aquí to-
dos nos conocemos, pero fuera de Barcelona
v de España no conocen más que el sello del
Comité, tras del cual «e esconden quienes, si
en lugar del sello pusieran sus nombres, aguan-
tarían su correspondiente vela y lo de aquél :
"Aquí todos nos conocemos».
—Pero no ves que si dijera quiénes «on.
pobrecitos, la policía les metería en Ohirona?
—¡Pamplinas...! Además, amigo, cuando
ciertas villanías no se pueden firmar, no se
deben escribir.
—Puede que tengas razón, «Baturrillo».
—¡Ya lo creo que la tengo!... Ahora an-
dan buscando datos contra ti para publicar
un folleto. ^ la venta el 6 del presente, fué también muy
—Si yo quisiera publicar un folleto contra
ellos, no tendría que buscar nada.
SUPLEMENTO DE »LA REVISTA BLANCA»
—¿ l'or qué no lo publicas?
—.\un hay clasc-s. .Xdemás, ¿a santo de qué?
¿Tú crees que va a creer nadie lo que con-
tra mí han escrito?
—Buscan colecciones de periódicos antiguos,
hasta de los nuestros ; buscan un folleto ti-
tulado... titulado... No sé qué de los ídolos.
—Diles que lo poseo y que tengo cuanto
buscan.
—Capaz te creo de entregárselo... Andan
buscando también y preferentemente un artí-
culo que se llama... que se llama... «Yo quie-
ro ser diputado».
—Lo siento, porque es el peor de los tres.
—¿Cómo de los tres?
—Sí, porque los otros dos salieron mejor.
-Sobre todo el «Yo quiero ser alcalde», cuan-
do, hace algunos años, nadie quería serlo de
Barcelona. Otro se titula «Yo quiero ser mi-
nistro», publicado cuando Romanones andaba
buscando un hombre trabajador para hacerle
ministro del Trabajo. Yo me dije, digo : Pa-
ra trabajador, Urales, y solicité la plaza. El
"Yo quiero ser diputado» salió algo tristón,
porque andaban de por medio cosas tristes.
Oye, «Baturrillo», ¿sabes si habría tiempio de
corrcgir'o v aumentarlo?
—¿El qué?
—E)l artículo ese. Después de tantos años,
algo tendrá que corregir.se y aumentarse, co-
mo se hace con las reediciones de libros. ¡ El
tiempí» no pasa en vano!
—Sí, para chanzas estamos.
—^¿Por qué no, «Baturrillo» de mi alma?
Anda, no estés enfadado y termina hoy cuanto
tengas que decir a los de la famosa noche.
Y se fué el chico que hay dentro de ese
hombrazo; marchándose con su habitual son-
risa, con la sonrisa misma conque recibió a
los famosos hombres (la hembra «e había que-
dado dentro del auto) de la famosa nocfhe del
famoso 16.
BATURRILLO
La Novela Idecü
Conforme decíamos en nuestro número an-
terior, a últimos del pasado mes se puso a la
venta la novela De maestro a guerrillero, de
nuestro muy estimado amigo v eximio escritor
Adrián áci Valle.
De maestro a guerrillero fué un exitazo.
Adrián del Valle reúne todas las condiciones
para que «us novelas gusten : elegancia y cla-
ridad en el lenguaje, interés y emoción en el
desarrollo de la fábula.
La obrita de la excelentúwma escritora Re-
gina Opisso Los hijos del otro, ^que se puso a
celebrada y sostuvo dignamente el tono de la
que le había precedido.
SUFl.EMESTO DE »l.A REVISTA BLANCA» VII

La de Federico Urales, Kl hombre adúltero, IJod. — E . Llorens, 1 ; P. Salva-

q u e en este m o m e n t o no ha salido aún de casa do, I ; L . L l o i e n s , i ; F . Gardí,
y que enviaremos a provincias el día 13, espe- I ; total 4"()0
r a m o s que no desmerecerá mucho de las ante- Trespaderne. — J. Mavilla . . . i '00
riormente escritas por el mi'^mo autor. Mazamet. — Enviado por M. J. 8*50
X « -X- Cabra. — Rafael M a e s t r e . . . . 0*50
]erez de la Frontera.—J. R. Z u r i t a . I'00
l'ara el día 20 p r e p a r a m o s \No, no, eso no\, Calella. — D e unos amigos . . 25*00
d e A. Fernández E.scol>6s, y p a r a el 27, La pe- Grupo «Los Iguales» 25*00
queña hechicera, de Angela G r a u p e r a . París. — E d u a r d o F'ranco . . . . 2'35
Vitoria. — De unos compañeros. . 20*00
iscñpÉQ Memactaal a favor le San Sebastián. — J u s t o Esparza. .
Falset. — G. C u l t u r a l de la Coope-
I *oo

presos por cnesüoiies sociales Ftas.

rativa O b r e r a
Ribas del Fresser. — A. T r l a d ú . .
8'00
0*50
Godall. — José P a g o i*o<i
Suma anterior 30,051'70 .San Asfinsio. — J. Villaró. . . I'00
Reparlidas . 28,050'00
i,6i6*go
2,001*70
Hemo.s entre},'ado 25 p t a s . a cada Concluido el séptimo reparto, h e m o s empe-
una de las familias de dos presos zado el octavo.
en el penal de Buríjos, total 50 pe-
setas ; a una presa en Alcalá de
H e n a r e s , 25 ptas. ; al Reformatorio NOTAS ADMINISTRATIVAS
d e .Adultos de O c a ñ a p a r a 21 presos Londres, V. G. Recibimos las revistas v
a 25 ptas. cada uno, 525 ptas. ; a ¡XM'iódicos extranjeros que nos envías. Gracias
la Prisión Central de San I^ernando por todo. Se ve que esos talentudos de por
p a r a dos reclusos, 50 ptas. ; total acá no tienen conocimiento del Tercer C e r t a -
entrej^ado 65o'oo men Síicialista Libertario cxdebrado el año
1898. — Aubervilliers, S. ¥. í d e m 29 ptas.
.1 repartir 1,35'> Entendidos. — Saint-Elienne, M. G. í d e m 10
Vitoria. — Unos compañeros . . . 20'00 pesetas. — Villeurbanne, .\. G. í d e m 11 r pe-
Barcelona. — Un «Jrupo de obreros setas. — Greasque, O. G. ídem 16 p t a s . —
de Kl F o m e n t o 22'60 Vigo, F . S. í d e m 40 p t a s . Servido. — Puerto-
ídem. — L. N . , 5 ptas. ; .\. C , 2 ; llano, S. G. í d e m 15 ptas. — Savalmoral de
A. .Mateo, 1 ; total 8'oo la Maia, A. G. ídem 50 ptas. Servidos los
Ídem. — Vicente I'"arreras, 1 ; Dos libros. — Garda, F . M. í d e m 6*50 ptas. E n -
metalúrgicos, 3 ; Martínez. 2 ; Ma- vié Ideario. — Ripoll, J. B. í d e m 14 ptas.—
nuel Esteller, i ; Manuel Fonto- Tocina, J. N. í d e m 20 ptas. — Lebrija, A.
va, 2 ; C a r i m , 0*25 ; Un m a t r i m o - R. ídem 15 p t a s . Servido. — Valverde del
nio, 3 ; O. C. Sampietro, i ; total. 13'25 Camino, .\. C . Ídem 66 ptas. — Puerto de
ídem. — De un grupo de trabaja- la Selva. — P. V. í d e m 6 ptas. — Alforja,
dores de las O b r a s del Puerto. . 7'5o } . F . í d e m 8 p t a s . — Sagunto, J. P. í d e m
ídem. - r. Ster, 2*50; J. Berger, 27*05 ptas. — Soneja, M. C. ídem 10 p t a s . —
2 ; {."amelia, 2 ; A. E., 2*50 ; total. tj'oo Tolosa, V. G. ídem 55 ptas. — Cardenchosa
Jdeni._ — U n grupo de obreros d<' 4 de Fuenteovejiniá, S. R. í d e m 17 ptas. — San
El F o m e n t o i8'io Asensio, J. V. í d e m 42*50 p t a s . — Castellón
San Feliu de Llobregat. De un de la Plana, J. B. í d e m 43*95 ptas. Servido.—
grupo 2'25 La Coruña, A. S. í d e m 24 p t a s . , que anoto
como indicas. — Mieres, P. B. í d e m 56*75 pe-
Espluga de FrancoU. — José Bosch. 3'oo
setas. Servido. Aumcnt<5 paquete Revista. —
Figueras. — Antonio Devesa . . 25*00
Manzanares, A. S. í d e m 15 ptas. Servido.—
Sagunto. — D e u n a cuenta anterior
Alsdsua, J. G. í d e m 6 p t a s . — Nueva York,
4-25; C. V., 2 ; G. Y., 2 ; G. E.,
C. í". í d e m 119 ptas. Envié libros. Iremos
o ' s o ; M. B., I ; C. P . 1 ; C. C ,
sirviendo a medida q u e vayan saliendo. E s -
2 ; El agraciado de u n a rifa,10;
cribiré. — Kio Pro!o, J. C ídem 60 ptas.
total 22*75
Envi<5 libros, tal como nosotros los tenemos.—
Rei-audado por los h e r m a n o s de Vi-
Guaniánamo, E. C h . í d e m 20 ptas. Servidos
naroz, Benicarló y Cálig en u n a
libros.
gira campestre 14*00
VIH SUFLEMESTO DE -L.I REl'l.SlA liLANCA»

Minas de Riolinto, C . N . í d e m 7*50 ptas. - lio. .\. I. ld<-m 74*30 ptas. Está bien. ~ Ro-
Hulach, S. C. ídem 48 ptas. Envi<í algunos li- sario Santa Fe. .\. P. Id« 111 KM) pta-;. Envié '
bros. T a n pronto sepamos lo q u e cuestan l<is t<KÍo Ifi ptdidu iniluso las 5<ÍC) novelitas, —
d e m á s , haré oí rojjarto de dicha canti- Concordia.. K. ('. ídem ÍKI pt.is.. <!e .-lias ao
dad. — Casas Viejas, J. E. ídem 7 ptas. - [das. para Gencradún Conscienle. Sirví lo pe-
Palma del Rio, J. .S. í d e m 15 p t a s . — Pam- dido. - lUmdy, W. C. ídem 35*25 l)tas. Veré
plona, J . A. í d e m 8 pta«. — Mendoza, J . B . de b a s c a r lo q u e pides. - - Sania Cruz de la
ídem 50 ptas. Aumenté a m b o s paquetes v ser- Palma. J. H . Ideni 50 ¡«tas. .Servido k» q u e
ví lo pedido. — Vienne, G. Ix)s Intrépidos. pedía incluso las ym novelita-^. No w impa-
ídem 10 ptas. — Ardennes, V . J. ídem 10 ¡x-- i i e n t e , va «-scribiré. Serva, B. C ídem i6i
setas. — Esparraguera, E. C. í d e m 29*70 p ( - ¡jesetas. Conforme. — Vilasar de üalt, R. C .
.setas. — Stiria, S. A. ídem 6 ptas. — Ecija, Ídem 15 ptas. — .Mahón, J. Z . Ídem lo'8o p e -
J. G. ídem 60 ptas. Atiendo. — IM ('oruña. setas. — Saí<ás, M. C). í d e m 15 p t a s . Envié
S. A. ídem 31*50 ptas. — Haro, P . G. ídem ¡(1 pedido. " IM Riba, J. 1. Id<ni 6*35 p t a s . - -
15 pta.s. —• IJoá. S. P. ídem 10 ptas. — fíe- F/iv. C. C. ídem 45*20 pías. Arenys de
nicarló, V. .M. ídem 38*60 ptas., q u e distri- Munt. M. .V. ídem 15*90 p t a s . McUaró, J.
buyo. Verás publicado lo d e los presos. - - P. ídem 20*75 ('••'''*• — Horras, J. C . í d e m
Aznalcóllar, A. S. í d e m 40 ptas. — Puerto de '1*40 pía*. i llorín, F . V . Ídem 27*50 pose-
la Luz, C. C. í d e m 50 p t a s . — Erandio, A. tas, q u e VÍT;ÍS dislrüniidas. Los libros hemos
M. í d e m 20 ptas. .Servido. — JUlbao, G . Su- tenido q u e b u s i . n l o s . Memhrilla. M. G .
peraciíSn. í d e m 250 p t a s . — Burriana, ¥.' M. Iditu 14*25 ptas. lÁria, M. M. Ídem 8*65
í d e m 90 ptas. — Rerga, J. B . ídem 20 ptas.- ¡MMlas. Pusol, V. F. ld«'m 16 pt;is. Hice
MaUíró, J. B . í d e m 58 ptas. — Garafia, A. (>. i.-imbio. ViUanueva y Geltrú, J. F . Í d e m
ídem 8 p t a s . — Cabra, R. M. í d e m 3*50 pe- 45*6^ ptas-. Humos Aires, 1). T . í d e m 50
setas. — Gapella, J. T . Ídem 4*80 ptas. pesí'tas. Envié Ifm li!)ros piulidos, — Cálig,
Valencia del Ventoso, J. G . ídem 6(j ¡Mas. • V. (;. Ídem 7*50 ptas. Carcasonne, M. C
Sueva York, J. S. ídem 17*65 pta«. por con- Servimos la Sovrla Ideal a •\. <". de Albf.
ducto de R. A, M. — Lyon, M. .S. ídem 40 L a s r.intidades de .illi Se recibieron y publi-
pesetas, de ellas 5 ptas. para Floreal. -- Per- caron. Dosaiguas, ]. T . Floreal en este
pignan, E . L . ídem 7*50 p t a s . — Servido. - m o m e n t o no sale. - Paradas, M. E . Servi-
Calalayud, M. M. í d e m 6*50 ptas. P a g a d » niíis los ejemplares qiK- nt>s indica. — Soria,
trimestre tuyo y d e F . E. — Siruela, J. C . A. L. Rícibida* 3 ptas. en seHos. Sirvo lo
í d e m 10 p t a s . P a g a d o s libros. — Infiesto, M. que indic.t. • .'>'i>i Juan de Palamós, J. (i.
N. ídem 7*25 ptas. — Montemayor, F . M. ídem 3 ptas en sellos. — Godall. J. P. Ídem
í d e m 16 ptas. A u m e n t é paquete. — PuerloUa- - 7 5 " P'""- '• <'•• <"•'" i P'*'"'- P"""" ^*^'¡^* 'l*^
no, S. G. í d e m 10 ptas. — Sevilla, G. ('. Bruselas y 4 para Prisnms de Beziers. — Ri-
Ídem 12 ptas-, — Mazamet, R . S. Ídem 39 pe- has de Fresser. A. T . í d e m 24 p t a s . ; de ellas
setas. C u a n d o n o envío u n libro q u e pides en 4*15 |)las. para Vértice; 2*30 pta». para Flo-
el paquete e s q u e n o lo tenemos. — L í Poujol real. — TAnger, J. C. Envié los libros pedi-
sur Orb, E. B. ídem 6 pta«. — Gfand Combe, dos, y.amora, A. R. .Servido el p a q u e t e .
J. G. ídem 6 ptas. - Carrasnttne, A. D . ídem Kst'ib». Canliltana, J. I). P. Envié los n ú -
17 ptas. Conforme. — Elix, J. B. ld<»m 34 jx-- meros que pidió.
setas! de .su liquidación. — Zuera, M. S. ídem N u e s t r o corresponsal de Vif{o F . S. h a r á
49*40 ptas. — Calella, R. C Ídem 77*50 pe- el favor iU- entr<>gar a Despertad la cantidad
setas ; d e ellas 25 para presos. Premia de Dalí, de 5 fM-M-fas que nos envía pa''« *"''"' J- S.
.Vf. R. Ídem 23*25 p t a s . Servido. - Canel de de j a m a i c a (Nueva York).
Mar, J. I. Ídem 37*35 ptas. - - fíriones. M. * N u - s i r o corresponsal J. F. ih- San Feliu
B. í d e m 20*65 p t a s . Envié libro. -- Cidlera. <le Gufxols. h a r á e! favor de «ntregar a Acción
B . A. Id«>m 40 p t a s . — Granada, U n o . ídem Social Obrera 7*50 p<-sptas, q u e p a r a ella h e -
5*20 frtas. Envié paquete a T e t u á n . — l-ogro- mos recibido de M. J., de M a / a m e i ( F r a n c i a ) .

Esta Revista sa paMMea canfllesdo kw reqnteitos que laarea la laf da taBprwti

j los 411a ha iDpaasto al actari (^bienio, j d hacho de habw pasado pw la ••••
n r a , la exime, segfta copias daclaracloaes del actaal Prcsideota dd MMstarlo,
de Jar Jeanociada, seeacttrada al retealda

TAkUtaas laAvicxM COSTh: ASALTO^ 4$. t n i t t ^ } 9753 ~ . wMxmxm».