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La síntesis del

Anarquismo
Fernando Tarrida Marmol,
Sébastien Faure y Volin
La síntesis del anarquismo

Editorial Gato Negro.


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Región chilena, 2019.

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¡La propiedad es un robo!


¡Contra toda autoridad y que viva la anarquía!

2 – Editorial Gato Negro


Fernando Tarrida Marmol, Sébastien Faure y Volin

Índice
Anarquía sin Adjetivos - Fernando Tarrida Marmol Pág. 4

La síntesis Anarquista – Sébastien Faure Pág. 12

La síntesis Anarquista – Volin Pág. 19

Anarquismo Sin Adjetivos – 3


La síntesis del anarquismo

Anarquía sin adjetivos


Fernando Tarrida Marmol

A finales del siglo XIX los anarquistas estaban algo divididos en cuanto a
la forma económica que darían a la sociedad del porvenir por la que lucha-
ban. Mientras que unos la concebían como colectivista, otros la pensaban
comunista. Los primeros tenían como lema “a cada uno según su
trabajo”; los segundos propugnaban un mundo en el que la contribución a
las tareas y al reparto de productos se haría “de cada uno según sus
capacidades, a cada uno según sus necesidades”.

El español Fernando Tarrida del Mármol (1861-1915) escribió una carta a


la redacción del periódico “La Révolte”, semanario anarquista parisino
editado entre los años 1887 y 1894. Se trata de un documento importante
que abrió una vía de entendimiento y superación de las diferencias entre
los grupos anarquistas. También sirvió como ejemplo de trabajo eficaz
para la difusión del ideal anarquista.

Barcelona, 7 de agosto de 1890

Compañeros de La Révolte:

Quisiera explicar con claridad la idea que me hago de la táctica


revolucionaria de los anarquistas franceses; a ello se debe que, no pudiendo
escribir una serie de artículos como haría falta, os envío esta carta. De ella
sacaréis lo que contenga de bueno. La decisión revolucionaria no ha
faltado nunca en el carácter francés, habiendo demostrado los anarquistas,
en infinidad de circunstancias, que no carecen de propagandistas y de
revolucionarios. El número de adherentes es bastante grande y con grandes
pensadores, propagandistas decididos y adeptos entusiastas, Francia, en
verdad, es el país donde se producen menos actos importantes para la
anarquía. Esto es lo que me hace pensar. He aquí por qué os he dicho que
creía que vuestra táctica revolucionaria no era buena. Nada fundamental
divide a los anarquistas franceses de los anarquistas españoles y, sin
embargo, en la práctica, nos encontramos a gran distancia. Todos nosotros
aceptamos la anarquía como la integración de todas las libertades y su sola
garantía; como la impulsión y la suma del bien-estar humano. No más leyes

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ni represiones; desarrollo espontáneo, natural en todos los actos. Ni


superiores ni inferiores, ni gobiernos ni gobernados. Anulación de toda
distinción de rango; solamente seres conscientes que se buscan, que se
atraen, discuten, resuelven, producen, se aman, sin otra fina-lidad que el
bienestar común. Así es como todos concebimos la anarquía, como todos
concebimos la sociedad del porvenir; y es para la realización de ese
concepto que trabajamos todos. ¿Dónde, pues, están las diferencias? Según
me parece, vosotros, extasiados por la contemplación del Ideal, os habeis
trazado una línea de conducta ideal, un puritanismo improductivo, en el
cual malgastáis cantidad de fuerzas que podrían hacer desaparecer a los
más fuertes organismos y que, así mal empleadas, nada producen.

Olvidáis que no estáis rodeados por seres libres, celosos de su libertad y


de su dignidad, sino por esclavos que esperan ser liberados. Olvidáis que
vuestros adversarios están organizados y todos los días procuran
fortalecer-se más para continuar imperando. Olvidáis, en fin, que aun los
que trabajan para el bien viven en la desorganización social actual y están
llenos de vicios y prejuicios. De todo esto se deduce que aceptáis una
libertad absoluta y todo lo esperáis de la iniciativa individual, llevada a un
punto tal en que ya no hay pacto o acuerdo posibles. Sin acuerdos, sin
reuniones en las cuales se tomen resoluciones, lo importante y esencial
sería que cada cual haga lo que más le plazca. Con el resultado de que, si
alguien desea hacer algo bueno, carece de lugar para reunirse con todos los
que piensan como él, con el fin de exponer su iniciativa, escuchar sus
consejos y aceptar su concurso; debe hacerlo todo por sí mismo o no hacer
nada. De este modo, crear comisiones para trabajos administrativos, o fijar
contribuciones para hacer frente a tal o cual necesidad, sería una impo-
sición. De manera que, si un compañero o un grupo quiere relacionarse
con todos los anarquistas de Francia o del mundo para una determinada
idea, no puede hacerlo y debe renunciar a la idea. Todo cuanto no sea la
revolución social sería así una tontería. ¿Preocuparse los anarquistas
porque los salarios se vuelvan aún más insuficientes, porque la jornada de
trabajo se alargue, porque se insulte a los obreros en los talleres o porque
las mujeres sean prostituidas por los patronos? Vuestro criterio es que
mientras dure el régimen burgués esas cosas ocurrirán siempre y sólo hay
que preocuparse por la meta final. Procediendo así ocurre que la mayoría
de los proletarios que sufren y creen en una liberación próxima no hacen
caso a los anarquistas.

Anarquismo Sin Adjetivos – 5


La síntesis del anarquismo

Si continuara podría amontonar ejemplos, que nos llevarían siempre al


mismo resultado: impotencia. No porque vosotros carezcáis de elementos,
sino porque están dispersos, sin conexión entre ellos. En España seguimos
una táctica completamente diferente, que a no dudar para vosotros será una
herejía digna de la mayor excomunión, una práctica falaz que debe
separarse del campo de acción anarquista. No obstante, creemos que
solamente de este modo podremos hacer penetrar nuestras ideas en el seno
del proletariado y deshacernos del mundo burgués. Al igual que vosotros,
deseamos la pureza del programa anarquista. Nada hay tan intransigente y
categórico como las ideas. No admitimos términos medios y ninguna clase
de atenuantes. Por eso en nuestros escritos tratamos de ser tan explícitos
como podemos. Nuestro norte es la anarquía, el punto que deseamos
alcanzar y hacia el cual dirigimos nuestra marcha.

Pero en nuestro camino hay toda clase de obstáculos y para despejarlo


empleamos los medios que nos parecen mejores. Si no podemos adaptar
nuestra conducta a nuestras ideas, lo hacemos saber, tratando así de
acercarnos lo más posible al Ideal. Hacemos lo que haría un viajero que
quisiera ir a un país de clima templado y para llegar a él debiera atravesar
los trópicos y las zonas glaciares: iría provisto de ropa liviana y de buenas
mantas, que dejará a un lado llegado a destino. Sería estúpido y también
ridículo querer pelear a puñetazos contra un enemigo tan bien armado. De
lo expresado procede nuestra táctica. Somos anarquistas y expresamos la
anarquía sin adjetivos. La anarquía es un axioma y la cuestión económica
algo secundario. Se nos objetará que es por la cuestión económica que la
anarquía es una verdad. Pero nosotros creemos que ser anarquista significa
ser adversario de toda autoridad e imposición y, por consecuencia, sea cual
sea el sistema que se preconice, es por considerarlo la mejor defensa de la
anarquía, no deseando imponerlo a quienes no lo aceptan. Lo que no quiere
decir que pongamos de lado la cuestión económica. Al contrario, nos
agrada discutirla, pero solamente como una aportación a la solución o
soluciones definitivas. Cosas excelentes han dicho Cabet, Saint-Simon,
Fourier, Robert Owen y otros; pero todos sus sistemas han desaparecido
porque querían encerrar a la Sociedad en los conceptos de sus cerebros,
aunque mucho de bueno hicieran para el esclarecimiento de la gran
cuestión.

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Observad que desde el instante en que proponéis delinear la sociedad


futura por un lado surgen las objeciones y las preguntas a los adversarios;
y por el otro, el deseo natural por hacer una obra completa y perfeccionada
nos llevará a inventar y trazar un sistema que, de ello estamos seguros,
habrá de desaparecer como los otros. Del individualismo anarquista de
Spencer y otros pensadores burgueses, hasta los anarquistas-
individualistas socializantes –no encuentro otras expresiones- hay una gran
distancia, como ocurre entre los anarquistas colectivistas españoles de una
región a otra; entre los mutualistas ingleses y norteamericanos, los
comunistas libertarios, etc. Kropotkin, por ejemplo, nos habla de la aldea
industriosa, reduciendo su sistema, o si se quiere su teoría, a la reunión de
pequeñas comunidades que producen lo que quieren, el actual progreso de
la civilización. En cambio, Malatesta, que también es comunista libertario,
desea la construcción de grandes organizaciones intercambiando sus
productos, que aún habrán de aumentar la potencia creadora y la
asombrosa actividad de este siglo XIX, exenta de toda acción nociva. Cada
persona inteligente señala y crea rutas nuevas para la sociedad futura,
haciendo adeptos por fuerza hipnótica –si así se puede decir-,
sugestionando a otros cerebros con estas ideas. Todos, en general, tenemos
sobre esto nuestro plan particular. Convengamos, pues, como casi todos
hemos hecho en España, en llamarnos simplemente anarquistas. En
nuestras conversaciones, en nuestras conferencias y en nuestra prensa,
discutamos sobre las cuestiones económicas, pero nunca las mismas
deberían ser causa de división entre los anarquistas. Para el desarrollo de
la propaganda, para la conservación del Ideal, tenemos necesidad de
conocernos y vernos, debiendo para esto constituir grupos.

En España los hay en casi todas las ciudades, pueblos y aldeas donde hay
anarquistas. Son la fuerza impulsora de todo movimiento revolucionario.
Los anarquistas no tienen dinero ni medios fáciles para procurárselo; para
obviar esto, la mayoría de nosotros se ha impuesto una pequeña
contribución semanal o mensual. Procediendo así, podemos mantener las
relaciones necesarias entre todos los asociados y podríamos tenerlas con
toda la Tierra, si los otros países tuviesen una organización como la
nuestra. En nuestros grupos no hay. Ponemos a un compañero como
secretario para recibir la correspondencia, a otro como cajero, etc. Cuando
son ordinarias, las reuniones se hacen cada semana o cada quince días; si
son extraordinarias, cuantas veces sea necesario. Para ahorrar gastos y

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La síntesis del anarquismo

trabajo, y también como medida de prudencia en caso de persecución, se


crea una comisión de relaciones a escala nacional. La que no toma
iniciativas. Quienes la componen deben dirigirse a su grupo si desean hacer
proposiciones. Su misión es la de hacer conocer a todos los grupos las
resoluciones y proposiciones que se le comuniquen desde uno o varios
grupos, tomar nota de todas las direcciones que se le comunican y enviarlas
a los grupos que las solicitan, para ponerse en relación directa con otros.
Tales son las líneas generales de la organización que fue aceptada en el
congreso de Valencia y de la que hablasteis en La Révolte.

El bien que produce es inmenso. Es el que mantiene vivas las ideas


anarquistas. Pero, estad seguros, si redujéramos nuestra acción a la sola
organización anarquista, obtendríamos poca cosa. Acabaríamos por
transformarla en una organización de pensadores discutiendo sobre ideas,
que con seguridad degeneraría en una sociedad de metafísicos discutiendo
sobre palabras. Algo y mucho de esto os ocurre a vosotros en Francia. Al
emplear vuestra actividad solamente para discutir sobre el Ideal, acabáis
discutiendo sobre el significado de los vocablos. Unos os llamais egoístas
y otros altruístas, para querer ambos la misma cosa; u os llamais
comunistas libertarios los unos y los otros individualistas, para en el fondo
expresar las mismas ideas. No debemos olvidar que la mayoría de los
proletarios está obligada a trabajar un número excesivo de horas, que se
encuentra en la mayor miseria y que, por consecuencia, no puede comprar
libros de Buchner, Darwin, Spencer, Lombroso, Max Nordau, etc., de los
cuales apenas si conoce los nombres. Y si aún el proletario pudiese
procurarse libros, carece de estudios preparatorios de física, química,
historia natural y matemáticas necesarias para comprender bien lo que se
lee. Tampoco tiene tiempo para estudiar con método ni su cerebro está lo
bastante ejercitado para poder asimilar bien estos estudios. Hay
excepciones como la de Esteban en Germinal. Sedientos por saber,
devoran cuanto pueden leer, pero casi nada retienen. Nuestro campo de
acción no está solamente en el seno de los grupos, sino en medio del
proletariado.

Es en las sociedades de resistencia donde estudiamos y preparamos nuestro


plan de lucha. Estas sociedades existirán mientras dure el régimen burgués.
Los trabajadores que no son escritores, poco se preocupan de si existe o no
libertad de prensa. Los trabajadores que no son oradores, poco se ocupan

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de la libertad de reunión. Consideran que las libertades políticas son cosa


secundaria, pues todos desean mejorar su condición económica en el
presente, sacudiendo el yugo de la burguesía. Debido a esto habrá
sindicatos y sociedades de resistencia mientras persista la explotación del
hombre por el hombre. Aquí está nuestro lugar. Abandonando a los
proletarios como vosotros habéis hecho en Francia, caen presa de cuatro
vividores que hablan a los trabajadores de socialismo científico o
practicismo, posibilismo, colaboracionismo, amontonamiento de capitales
para sostener huelgas pacíficas, solicitudes de ayuda y apoyo a las
autoridades, etc., con el fin de adormecerlos y frenar su impulso
revolucionario.

Si los anarquistas estuviesen en estas sociedades, al menos impedirían que


los adormecedores hicieran propaganda contra nosotros. Y si además
ocurriese, cual pasa en España, que los anarquistas fuesen los miembros
más activos de dichas sociedades, los que hacen todo el trabajo necesario
sin retribución alguna, contrariamente a dichos adormecedores que
explotan a los proletarios, ocurriría que estas sociedades estarían siempre
de nuestro lado. En España son estas sociedades las que, todas las semanas,
compran periódicos anarquistas en gran cantidad para distribuirlos gratis a
sus miembros; son estas sociedades las que dan el dinero para sostener
nuestras publicaciones y para socorrer a los prisioneros y a los perseguidos.

Por nuestra conducta mostramos en estas sociedades que luchamos por


amor a nuestras ideas. Además, vamos a todas partes donde hay obreros e
incluso a donde no los hay, cuando creemos que nuestra pre-sencia puede
ser útil a la causa de la anarquía. Así es como en Cataluña (y ahora también
ocurre en las otras regiones de España) no existe un municipio en donde
no hayamos creado, o al menos ayudado a crear, corporaciones con el
nombre de círculos, ateneos, centros obreros, etc., que sin llamarse
anarquistas y sin serlo realmente, simpatizan con nuestras ideas. Allí
damos conferencias puramente anarquistas, propagando en las reuniones
musicales o literarias nuestros trabajos revolucionarios. En estos lugares,
sentados en la mesa del café, discutimos y nos vemos todas las noches. O
estudiamos en la biblioteca. Es en sitios así donde instalamos las
redacciones de nuestros periódicos y los que llegan como canje van a parar
al salón de lectura. Todo esto con una organización libre y casi sin gastos.
Por ejemplo, en nuestros círculos de Barcelona no se está obligado a ser

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La síntesis del anarquismo

socio; lo son quienes quieren y la contribución de 25 céntimos al mes es


también voluntaria. De los tres mil obreros que vienen a nuestros locales,
solamente trescientos son socios. Podríamos afirmar que estos locales son
los focos de nuestras ideas. Sin embargo, aunque el gobierno ha buscado
siempre pretextos para cerrarlos, no lo ha logrado, pues no se rotulan
anarquistas y tampoco es en ellos donde se tienen las reuniones específicas.

Nada se hace en dichos lugares que no se haría en no importa qué café


público; pero como allí van a menudo todos los elementos activos, a
menudo surgen grandes cosas. Y esto sin formulismos, saboreando una
taza de café o un vaso de aguardiente. Tampoco olvidamos a las sociedades
cooperativas de consumo. En casi todos los pueblos de Cataluña, excepto
en Barcelona, donde es imposible a causa de las grandes distancias y del
modo de vivir, se han creado cooperativas de consumo. Allí los obreros
encuentran comestibles más baratos y de mejor calidad que en las tiendas
minoristas; y esto sin que ninguno de los socios mire a la cooperación
como meta final, sino solamente como un buen medio que debe
aprovechar. Hay sociedades coooperativas que hacen grandes compras y
que tienen un crédito de cincuenta o sesenta mil pesetas. Han sido de gran
utilidad en la huelga, dando créditos a los obreros. En los ateneos de los
señores –o de los sabios, cual se los llama- se discute sobre el socialismo;
entonces van dos compañeros a inscribirse como miembros (si no tienen
dinero se lo da la corporación) y sostienen allí nuestro Ideal. Lo mismo
hace nuestra prensa. Nunca deja de lado las ideas anarquistas; pero da
cabida a manifiestos, comunicaciones y noticias que, aunque puedan
parecer sin importancia, sirven, sin embargo, para hacer penetrar nuestro
periódico y con él nuestras ideas en los pueblos o en los círculos que no
las conocían. He aquí nuestra táctica y creo que, si se la adoptase en otros
países, pronto verían los anarquistas ampliarse su campo de acción. Pensad
que en España la mayoría no sabe leer y, sin embargo, se publican seis
periódicos anarquistas, libros, folletos, etc., en gran cantidad.
Continuamente se dan mítines y, sin que tengamos grandes
propagandistas, se producen hechos muy importantes.

En España, la burguesía es despiadada y rencorosa, no pudiendo sufrir que


alguien de su clase simpatice con nosotros. Cuando algún hombre de
posición se pone de nuestro lado, se le saca enseguida todo medio de vida,
obligándole a que nos abandone, de manera que sólo puede ayudarnos en

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privado. Al contrario, la burguesía le da cuanto desea si se aleja de


nosotros. Por consiguiente, todo el trabajo a favor de la anarquía reposa en
los hombros de los trabajadores manuales, que por él deben sacrificar sus
horas de descanso. Si en Francia, Inglaterra, Italia, Suiza, Bélgica y
América del Norte, donde hay un número bastante grande de buenos
elementos, se cambiase de táctica ¡qué progreso haríamos! Creo haber
dicho bastante para hacerme comprender de vosotros. Vuestro y de la
revolución social.

Fernando Tarrida

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La síntesis del anarquismo

La Síntesis Anarquista
Sébastien Faure

LAS TRES CORRIENTES ANARQUISTAS

En Francia, como en la mayor parte de los países, se distinguen tres


grandes corrientes anarquistas, que se pueden designar del modo siguiente:
- el anarcosindicalismo
- el comunismo libertario
- el individualismo anarquista
Era natural y fatal que, llegados a un cierto desarrollo, una idea tan amplia
como el anarquismo condujera a esa triple manifestación de vida.

Un movimiento filosófico y social, es decir, de idea y de acción, que se


propone hacer tabla rasa de todas las instituciones autoritarias, debía
necesariamente dar lugar a esas distinciones que determinan
obligatoriamente la variedad de situaciones, de medios y de
temperamentos, la diversidad de fuentes de las que beben las innumerables
formaciones individuales y la prodigiosa multiplicidad de
acontecimientos.

Anarcosindicalismo, comunismo libertario e individualismo anarquista,


estas tres corrientes existen y nada ni nadie pueden impedirlo. Cada una de
ellas representa una fuerza que no es posible ni deseable derribar. Para
convencerse, basta con situarse en el corazón mismo del gigantesco
esfuerzo por terminar de arruinar el principio de autoridad. Así, se tiene
conciencia del papel indispensable que, en el combate que hay que librar,
desempeña cada una de esas tres corrientes.

Las tres corrientes son distintas, pero no opuestas

Ahora tengo tres cuestiones que plantear:

La primera va de los anarcosindicalistas a los comunistas libertarios y a los


individualistas anarquistas.
La segunda va de los comunistas libertarios a los anarcosindicalistas y los
individualistas anarquistas.

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La tercera va de los individualistas anarquistas a los anarcosindicalistas y


los comunistas libertarios.
He aquí la primera:

"Considerado como movimiento social y acción popular, el anarquismo,


cuando se enfrente a la hora en que, inevitablemente, librará con el mundo
capitalista y autoritario el asalto decisivo que expresamos con estas
palabras, Revolución Social, ¿puede prescindir de la participación de las
masas que agrupan en su seno, en el terreno del trabajo, a las
organizaciones sindicales?

Creo que sería una locura esperar la victoria sin la participación en la


conmoción liberadora -participación activa, eficaz, brutal y persistente- de
esas masas trabajadoras, más interesadas en bloque que nadie en la
transformación social.

No digo ni pienso que, en previsión de la necesaria colaboración, en


período de fermentación y de acción revolucionarias, de las fuerzas
sindicalistas y las fuerzas anarquistas, las unas y las otras deberán unirse a
partir de ahora, asociarse, confundirse, formar un todo homogéneo y
compacto. Pero pienso y digo, como mi viejo amigo Malatesta:

Los anarquistas deben reconocer la utilidad e importancia del movimiento


sindical, deben favorecer su desarrollo y constituir una de las palancas de
su acción, esforzándose por conseguir la cooperación del sindicalismo y
de las otras fuerzas del progreso con una revolución social que comporta
la supresión de las clases, la libertad total, la igualdad, la paz y la
solidaridad entre todos los seres humanos. Pero sería una ilusión funesta
creer, como muchos creen, que el movimiento obrero llevará de por sí, en
virtud de su propia naturaleza, a una revolución. Al contrario: en todos los
movimientos fundados sobre intereses materiales e inmediatos (y no se
puede establecer sobre otros fundamentos un amplio movimiento obrero)
es necesario el fermento, el empujón, la obra concertada de hombres e
ideas que combatan y se sacrifiquen por un ideal venidero. Sin esa palanca,
todo movimiento tiende a condiciones mejores. A menudo, las nuevas
clases privilegiadas se adaptan fatalmente a las circunstancias, engendran
el espíritu conservador, el temor a los cambios entre quienes han
conseguido mejores condiciones; a menudo se crean nuevas clases

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La síntesis del anarquismo

privilegiadas que se esfuerzan por apoyar y hacer consolidar el estado de


cosas que habría que derribar.

De ahí la necesidad urgente de organizaciones propiamente anarquistas


que, tanto desde dentro como desde fuera de los sindicatos, luchen por la
realización total del anarquismo y traten de esterilizar todos los gérmenes
de corrupción y de reacción.

Ya lo vemos: no se trata ya de ligar orgánicamente el movimiento


anarquista al movimiento sindicalista; no es cuestión de actuar, tanto desde
dentro como desde fuera de los sindicatos, en pro de la realización total del
ideal anarquista.

Y yo pregunto a los comunistas libertarios y a los individualistas


anarquistas ¿qué razones de principio o de hecho, razones esenciales,
pueden oponer a un anarcosindicalismo así concebido y practicado?

Esta es la segunda cuestión:

"Enemigo irreductible de la explotación del hombre por el hombre,


engendrada por el régimen capitalista, y de la dominación del hombre
sobre el hombre, propiciados por el Estado, ¿puede el anarquismo concebir
la supresión efectiva y total de la primera sin la supresión del régimen
capitalista y la puesta en común (el comunismo libertario) de los medios
de producción, de transporte y de intercambio? ¿Y puede concebir la
abolición total de la segunda sin la abolición definitiva del Estado y de
todas las instituciones que de él se desprenden?"

Y pregunto a los anarcosindicalistas y a los individualistas anarquistas


cuáles son las razones de principio o de hecho, razones fundamentales, que
pueden oponer a un comunismo libertario así concebido y practicado.

Esta es la tercera cuestión:

"El anarquismo, al ser, por una parte, la expresión más alta y más pura de
la reacción del individuo contra la opresión política, económica y moral
que hacen pesar sobre él todas las instituciones autoritarias y, por otra
parte, la afirmación más firme y precisa del derecho de todo individuo a su

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desarrollo integral por la satisfacción de sus necesidades en todos los


terrenos, ¿puede concebir la realización efectiva y total de esta reacción y
de esta afirmación por un medio mejor que el de una cultura individual
creada en lo posible en el seno de una transformación social, quebrando
todos los engranajes de represión?"

Y yo pregunto a los anarcosindicalistas y a los comunistas libertarios


cuáles son las razones de principio o, de hecho, razones fundamentales,
que pueden oponer a un individualismo anarquista así concebido y
practicado. Esas tres corrientes están llamadas a combinarse.

LA SÍNTESIS ANARQUISTA

De todo lo que precede y, especialmente, de las tres cuestiones anteriores,


resulta que:

1. Esas tres corrientes -anarcosindicalismo, comunismo libertario e


individualismo anarquista- corrientes distintas, pero no contradictorias, no
tienen nada que las haga irreconciliables, nada que las haga oponerse
sustancialmente, nada que proclame su incompatibilidad, nada que les
impida vivir en buena inteligencia, concertarse para una propaganda y una
acción comunes.

2. La existencia de esas tres corrientes no solamente no sabría, de ninguna


manera ni en ningún grado, perjudicar al anarquismo, movimiento
filosófico y social planteado, como conviene, en todo su esplendor, sino
que además puede y, lógicamente debe, contribuir a la fuerza de conjunto
del anarquismo.

3. Cada una de esas corrientes tiene su lugar señalado, su papel, su misión


en el seno del movimiento social ancho y profundo que, bajo el nombre de
"anarquismo", tiene por objeto la instauración de un medio social que
asegure a todos y a cada uno el máximo de bienestar y de libertad.

4. En esas condiciones, el anarquismo puede asimilarse a lo que, en


química, se llama un cuerpo compuesto, es decir, un cuerpo formado por
la combinación de varios elementos. Ese cuerpo compuesto está
constituido por la combinación de esos tres elementos: el

Anarquismo Sin Adjetivos – 15


La síntesis del anarquismo

anarcosindicalismo, el comunismo libertario y el individualismo


anarquista. Su fórmula química podría ser S. 2, C. 2, I. 2. Según los
acontecimientos, los medios, las múltiples fuentes de las que se nutren las
corrientes que componen el anarquismo, la dosis de esos tres elementos
variará. Analizándolo, la experimentación revela esas dosis; en la síntesis,
el cuerpo compuesto se reforma. La fórmula puede alcanzar proporciones
variables, local, regional, nacional o internacionalmente. Pero siempre
esos tres elementos -anarcosindicalista, comunista libertario e
individualista anarquista- están hechos para combinarse y constituir lo que
yo llamo la "síntesis anarquista".

¿Cómo es posible que la existencia de esas tres corrientes haya debilitado


el movimiento anarquista?

Llegada mi demostración a este punto, hay que preguntarse cómo puede


ser que, en estos últimos años, sobre todo, en Francia especialmente, la
existencia de esos tres elementos anarquistas, lejos de haber fortalecido el
movimiento libertario, haya tenido por resultado su debilitación.

Y este problema, planteado en términos claros, tiene que ser estudiado y


resuelto de manera igualmente límpida. La respuesta es fácil, pero exige
por parte de todos, una gran lealtad.

Yo digo que no es la existencia de esos tres elementos -anarcosindicalismo,


comunismo libertario y anarquismo individualista- la que ha causado la
debilidad o, más exactamente, el debilitamiento relativo del pensamiento
y de la acción anarquistas, sino únicamente la posición que han tomado
unos y otros en relación a los demás: posición de guerra abierta,
encarnizada, implacable.

Cada fracción, en el curso de esos nefastos enfrentamientos, ha desplegado


la misma mala voluntad. Cada una se las ha ingeniado para desnaturalizar
las tesis de las otras dos, para ridiculizar sus afirmaciones y negaciones,
para hinchar o atenuar las líneas esenciales hasta hacer de ellas una
caricatura odiosa. Cada tendencia ha dirigido contra las otras las maniobras
más pérfidas y se ha servido de las armas más mortíferas.

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Fernando Tarrida Marmol, Sébastien Faure y Volin

Si, a falta de un acuerdo entre ellas, al menos se hubieran puesto a guerrear


con menos rabia las unas contra las otras, si la actividad consumida en
luchar se hubiera destinado a batallar, aunque fuera por separado, contra
el enemigo común, el movimiento anarquista de este país habría adquirido,
con el favor de las circunstancias, una amplitud considerable, una fuerza
sorprendente.

Pero la guerra intestina, de tendencia contra tendencia, a menudo incluso


de personalidad contra personalidad, lo ha envenenado todo, lo ha
corrompido, viciado, esterilizado; incluso las campañas, que habría debido
agrupar en torno a nuestros ideales los corazones y conciencias
desprovistos de libertad y de justicia que son, en los medios populares,
sobre todo, mucho menos raros de lo que se desearía.

Cada corriente ha escupido, baboseado y vomitado sobre sus corrientes


vecinas, con el fin de ensuciarlas y hacer creer que la única limpia era la
suya.

Y, ante ese lamentable espectáculo de divisiones y actuaciones odiosas,


que suscitaban de una parte a otra nuestros grupos, tanto unos como otros
se han vaciado de lo mejor de su contenido y sus fuerzas se han agotado
unas contra otras en lugar de unirse en la batalla que hay que librar contra
el enemigo común: el principio de la autoridad. Esa es la única verdad.

EL MAL Y EL REMEDIO

El mal es grande: puede, y debe, ser sólo pasajero, y el remedio está a


nuestro alcance. Quienes hayan leído atentamente y sin tomar partido las
líneas precedentes lo adivinarán sin esfuerzo: el remedio consiste en
penetrarse de la idea de la síntesis anarquista y aplicarla cuanto antes y lo
mejor posible.

¿De qué sufre el movimiento anarquista? De la guerra que han mantenido


los tres elementos que lo componen. Si por su origen, carácter, métodos de
propaganda, organización y acción, estos elementos se ven condenados a
enfrentarse, la solución que propongo no sirve para nada; sería inaplicable;
sería inoperante; abstengámonos de emplearla y busquemos otra.

Anarquismo Sin Adjetivos – 17


La síntesis del anarquismo

Si, por el contrario, la oposición no existe y, con más razón, si los


elementos -anarcosindicalista, comunista libertario e individualista
anarquista- están hechos para combinarse y formar una especie de síntesis
anarquista, habrá que intentar su realización, y no mañana sino hoy.

No he descubierto ni propongo nada nuevo: Luigi Fabbri y otros


compañeros rusos (Volin, Flechin, Mollie Steimer) con los que he charlado
mucho estos días, me han confirmado que este intento de realización se ha
llevado a cabo en Italia, en el seno de la Unión Anarquista Italiana, y en
Ucrania, en el seno de Nabat, y que esas dos tentativas han dado los
mejores resultados, que solas han roto el triunfo del fascismo en Italia y la
victoria del bolchevismo en Ucrania.

En Francia existen, como un poco por todas partes, numerosos grupos que
ya han aplicado y aplican corrientemente los datos de la síntesis anarquista
(no voy a citar ninguno para no omitir alguno), grupos en los que los
anarcosindicalistas, comunistas libertarios e individualistas anarquistas
trabajan en armonía, y estos grupos no son los menos numerosos ni los
menos activos.

Estos hechos (y podría citar otros) demuestran que la aplicación de la


síntesis es posible. No digo ni pienso que pueda hacerse sin lentitud ni
dificultades. Como todo lo nuevo, chocará con la incomprensión, la
resistencia e incluso la hostilidad. Si hay que mantenerse impasible, nos
mantendremos; si hay que resistir a las críticas y a las malas intenciones,
resistiremos. Somos conscientes de que la solución está ahí y estamos
seguros de que, tarde o temprano, los anarquistas llegarán. Por eso no nos
dejamos desanimar.

Lo que, en circunstancias memorables, se ha hecho en Italia, en España o


en Ucrania, lo que se ha hecho en varias localidades de Francia, podrá
hacerse y, bajo el empuje de los acontecimientos, se hará en todo el país.

Sébastien Faure

18 – Editorial Gato Negro


Fernando Tarrida Marmol, Sébastien Faure y Volin

La Síntesis Anarquista
Volin

Se entiende por "síntesis anarquista" una tendencia desarrollada


actualmente en el seno del movimiento libertario, que trata de conciliar y
"sintetizar" las diferentes corrientes de ideas que dividen a estos
movimientos en diversas fracciones más o menos hostiles entre sí. Se trata,
en el fondo, de unificar en cierta medida tanto la teoría como el
movimiento anarquista en un conjunto armonioso, ordenado, acabado. Y
digo en cierta medida porque, naturalmente, la concepción anarquista no
podría ni debería jamás hacerse rígida, inmutable, estancada. Debe
permanecer ligera, viva, rica en ideas y tendencias. Pero ligereza no debe
significar confusión. Y, por otra parte, entre inmovilidad y fluctuación
existe un estado intermedio. Es precisamente ese estado intermedio el que
la síntesis anarquista trata de precisar, de fijar y de alcanzar.

Fue sobre todo en Rusia, durante la Revolución de 1917, cuando la


necesidad de tal unificación, de tal síntesis, se hizo sentir. Muy débil ya
materialmente (pocos militantes, escasos medios de propaganda, etc.) en
relación a otras corrientes políticas y sociales, el anarquismo se vio aun
más debilitado durante la Revolución Rusa como consecuencia de las
luchas intestinas que lo desgarraban. Los anarcosindicalistas no querían
entenderse con los anarquistas comunistas y, al mismo tiempo, unos y
otros se enfrentaban con los individualistas (sin hablar de otras
tendencias). Ese estado de cosas impresionó dolorosamente a varios
compañeros de tendencias diversas. Perseguidos y finalmente expulsados
de la gran Rusia por el gobierno bolchevique, algunos de estos compañeros
fueron a militar a Ucrania, donde el ambiente político era más favorable y
donde, de acuerdo con otros compañeros ucranianos, decidieron crear un
movimiento anarquista unificado, reclutando militantes serios y activos
por todas partes, sin distinción de tendencia. El movimiento adquirió
enseguida una amplitud y un vigor excepcionales. Para consolidarse e
imponerse definitivamente, sólo le faltaba una cosa: una cierta base
teórica.

Sabiéndome un adversario decidido de las nefastas querellas entre las


diversas corrientes del anarquismo, sabiendo que pensaba como ellos en la

Anarquismo Sin Adjetivos – 19


La síntesis del anarquismo

necesidad de conciliarlas, algunos compañeros acudieron a buscarme en


una pequeña ciudad de la Rusia central y me propusieron que fuera a
Ucrania para tomar parte en la creación de un movimiento unificado,
proporcionarle un fondo teórico y desarrollar la tesis en la prensa libertaria.

Acepté la proposición. En noviembre de 1918, el movimiento anarquista


unificado de Ucrania se puso en marcha. Se formaron varios grupos y
enviaron a sus delegados a la primera conferencia constituyente, que creó
la Confederación Anarquista de Ucrania Nabat (toque a rebato). Esta
conferencia elaboró y adoptó por unanimidad una Declaración que
proclamaba los principios fundamentales del nuevo organismo. Se decidió
que muy pronto se ampliaría esa breve declaración de principios y se
completaría y comentaría en la prensa libertaria. Los tempestuosos
acontecimientos no impidieron ese trabajo teórico. La Confederación de
Nabat hubo de sostener luchas ininterrumpidas y encarnizadas. Pronto se
vio "liquidada" por las autoridades bolcheviques que se instalaron en
Ucrania. Aparte de algunos artículos de periódicos, la Declaración de la
primera conferencia de Nabat fue y seguirá siendo la única muestra de la
tendencia unificadora (o "sintetizadora") del movimiento anarquista ruso.

Las tres ideas clave que, después de la Declaración, deberían ser aceptadas
por todos los anarquistas serios con el fin de unificar el movimiento son
las siguientes:

1. La admisión definitiva del principio sindicalista, que indica el verdadero


método de la revolución social; 2. la admisión definitiva del principio
comunista (libertario), que establece la base organizativa de la nueva
sociedad en formación; 3. La admisión definitiva del principio
individualista; la emancipación total y la felicidad del individuo son el
verdadero objetivo de la revolución social y de la nueva sociedad.

Desarrollando estas ideas, la Declaración trata de definir con claridad la


noción de "revolución social" y de destruir la tendencia de ciertos
libertarios que buscan adaptar la anarquía al llamado "período transitorio".

Dicho esto, preferimos, en lugar de retomar los argumentos de la


declaración, desarrollar la argumentación teórica de la síntesis.

20 – Editorial Gato Negro


Fernando Tarrida Marmol, Sébastien Faure y Volin

La primera cuestión a resolver es la siguiente:

La existencia de diversas corrientes anarquistas enemigas, que disputan


entre sí ¿es un hecho positivo o negativo? La descomposición de la idea y
movimiento libertarios en diversas tendencias que se oponen ¿favorece u
obstaculiza el éxito de la concepción anarquista? Si se considera favorable,
es inútil toda discusión. Si, por el contrario, se considera perjudicial, habrá
que extraer las necesarias conclusiones.

Respondemos así a esta primera cuestión:

Al principio, cuando la idea anarquista aun estaba poco desarrollada,


confusa, fue natural y útil analizarla bajo todos los aspectos,
descomponerla, examinar a fondo cada uno de sus elementos,
confrontarlos, oponerlos etc. Y eso es lo que se hizo. El anarquismo se
descompuso en diversos elementos (o corrientes). Así el conjunto,
demasiado general y vago, fue diseccionado, lo que ayudó a profundizar,
a estudiar a fondo ese conjunto de elementos. Por aquel entonces, la
desarticulación de la concepción anarquista fue por tanto un hecho
positivo. Diversas personas se interesaron por las diferentes corrientes del
anarquismo; los detalles y el conjunto ganaron en profundidad y en
precisión. Pero, por eso mismo, una vez se llevó a cabo esta primera parte,
una vez que se examinaron todos los elementos del pensamiento anarquista
(comunismo, individualismo, sindicalismo), había que pensar en
reconstruir, con esos elementos bien trabajados, el conjunto orgánico del
que provenían. Tras un análisis fundamental, había que volver
(conscientemente) a la síntesis beneficiosa.

Un hecho curioso: no se volvió a pensar en esta necesidad. Las personas


que se interesaron por ese elemento dado del anarquismo acabaron por
sustituirlo. Naturalmente, pronto tuvieron desacuerdos y, al final, conflicto
con quienes trataban del mismo modo otras parcelas de la verdad entera.
Así, en lugar de abordar la idea de la fusión de los elementos dispersos
(que, tomados por separado, no podían servir de mucho) en un conjunto
orgánico, los anarquistas emprendieron durante muchos años la estéril
tarea de oponer enconadamente sus "corrientes". Cada uno consideraba
"su" corriente, "su" parcela, como la única verdad y combatía
encarnizadamente contra los partidarios de las otras corrientes. Así

Anarquismo Sin Adjetivos – 21


La síntesis del anarquismo

empezó, en las filas libertarias, ese pataleo caracterizado por la ceguera y


la animosidad, que continúa en nuestros días y que debe considerarse
perjudicial para el desarrollo normal de la concepción anarquista.

Nuestra conclusión es clara. La división de la idea anarquista en diversas


corrientes ha cumplido su papel. Ya no tiene ninguna utilidad. Ahora
mantiene al movimiento estancado, le causa enormes perjuicios y no
ofrece ya -no puede- nada positivo. El primer período -en el que el
anarquismo buscaba, se precisaba y se fraccionaba inevitablemente en su
tarea- ha terminado. Es el momento de ir más lejos.

Si la dispersión del anarquismo es actualmente un hecho negativo,


perjudicial, hay que tratar de ponerle fin. Se trata de recobrar el conjunto
entero, de unir los elementos desperdigados, de encontrar y reconstruir
conscientemente la síntesis abandonada.

Entonces surge otra cuestión: ¿es posible actualmente esta síntesis? ¿No
será una utopía? ¿Se le podría proporcionar una cierta base teórica?

Respondemos que sí. Es perfectamente posible una síntesis del anarquismo


(o, si se prefiere, un anarquismo "sintético"). No es en absoluto una utopía.
Sólidas razones de orden teórico hablan en su favor. Anotemos brevemente
algunas de estas razones, las más importantes, en su sucesión lógica:

1. Si el anarquismo aspira a la vida, si confía en un futuro mejor, se quiere


llegar a ser un elemento orgánico y permanente de la vida, una de sus
fuerzas activas, fecundas, creadoras, deberá entonces tratar de situarse lo
más cerca posible de la vida, de su esencia, de su última verdad. Sus bases
ideológicas deben concordar lo más posible con los elementos
fundamentales de la vida. Está claro, en efecto, que, si las ideas
primordiales del anarquismo se encontraran en contradicción con los
verdaderos elementos de la vida y de la evolución, el anarquismo no podría
ser vital. Ahora bien ¿qué es la vida? ¿Se podría, de algún modo, definir y
formular su esencia, fijar sus rasgos característicos? Sí, es posible. No se
trata, ciertamente, de una fórmula científica de la vida -fórmula que no
existe- sino de una definición más o menos pura y justa de su esencia
visible, palpable, concebible. Es este orden de ideas, la vida es, antes que

22 – Editorial Gato Negro


Fernando Tarrida Marmol, Sébastien Faure y Volin

nada, una gran síntesis: un conjunto inmenso y complicado, orgánico y


original, de múltiples elementos variados.

2. La vida es una síntesis. ¿Cuáles son, pues, la esencia y la originalidad


de esta síntesis? Lo esencial de la vida es que la más grande variedad de
sus elementos -que se encuentran además en movimiento perpetuo- realiza
al mismo tiempo, y también perpetuamente, una cierta unidad, o más bien
un cierto equilibrio. La esencia de la vida, la esencia de su síntesis sublime,
es la tendencia constante hacia el equilibrio, incluso la realización
constante de un cierto equilibrio, en la más grande diversidad y en un
movimiento perpetuo (advirtamos que la idea de un equilibrio de ciertos
elementos como la esencia biofísica de la vida está confirmada por
experiencias científicas físico-químicas).

3. La vida es una síntesis. La vida (el universo, la naturaleza) es un


equilibrio (una especie de unidad) en la diversidad y en el movimiento (o,
si se prefiere, una diversidad y un movimiento en equilibrio). Por lo tanto,
si el anarquismo desea marchar a la par que la vida, si trata de ser uno de
sus elementos orgánicos, si aspira a concordar con ella y a llegar a un
verdadero resultado en lugar de estar en oposición con ella, deberá, sin
renunciar a la diversidad ni al movimiento, realizar también, y siempre, el
equilibrio, la síntesis, la unidad.

Pero no basta con afirmar que el anarquismo puede ser sintético: debe
serlo. La síntesis del anarquismo no sólo es posible, no sólo es deseable:
es indispensable. Conservando la diversidad viva de sus elementos,
evitando el estancamiento, aceptando el movimiento -condiciones
esenciales de su vitalidad- el anarquismo debe buscar, al mismo tiempo, el
equilibrio en esta diversidad y este movimiento mismo.

La diversidad y el movimiento sin equilibrio es el caos. El equilibrio sin


diversidad ni movimiento es el estancamiento, la muerte. La diversidad y
el movimiento en equilibrio es la síntesis de la vida. El anarquismo debe
ser variado, móvil y, al mismo tiempo, equilibrado, sintético, unido. En el
caso contrario, no será vital.

4. Por último, hagamos observar que el verdadero fondo de la diversidad


y del movimiento de la vida es la creación, es decir, la producción

Anarquismo Sin Adjetivos – 23


La síntesis del anarquismo

constante de nuevos elementos, de nuevas combinaciones, de nuevos


movimientos, de un nuevo equilibrio. La vida es una diversidad creadora.
La vida es un equilibrio en una creación ininterrumpida. Por lo tanto,
ningún anarquista podría pretender que "su" corriente fuera la verdad única
y constante, y que todas las demás tendencias en el anarquismo fueran
absurdas. Es, por el contrario, absurdo que un anarquista se deje atrapar en
la limitación de una sola pequeña "verdad", la suya, y que olvide así la gran
verdad real de la vida: la perpetua creación de formas nuevas, de
combinaciones nuevas, de una síntesis constantemente renovada.

La síntesis de la vida no es estacionaria: crea, modifica constantemente sus


elementos y sus relaciones mutuas.

El anarquismo pretende participar, en los terrenos que le son accesibles, en


los actos creadores de la vida. Por lo tanto, debe ser, dentro de los límites
de su concepción, amplio, tolerante, sintético, como movimiento creador.

El anarquista debe observar atentamente, con perspicacia, todos los


elementos serios del pensamiento y movimiento libertarios. Lejos de
precipitarse en un solo elemento cualquiera, debe buscar el equilibrio y la
síntesis de todos esos elementos recibidos. Debe, además, analizar y
controlar constantemente esa síntesis, comparándola con los elementos de
la vida con el fin de estar siempre en armonía perfecta con ésta última. En
efecto, la vida no se mantiene quieta, cambia. Y, en consecuencia, el papel
y las relaciones mutuas de los diversos elementos de la síntesis anarquista
no serán siempre los mismos: en los diversos casos, será tanto uno como
otro de los elementos los que habrá que subrayar, apoyar, poner en marcha.

Algunas palabras sobre la realización concreta de la síntesis.

1. No hay que olvidar nunca la realización de la revolución, que la creación


de las formas nuevas de la vida no nos incumbirá a nosotros, anarquistas
aislados o ideológicamente agrupados, sino a las amplias masas populares,
que cumplirán esa inmensas tarea destructora y creadora. Nuestro papel en
esta realización se limitará al de fermento, de elemento de consejo, de
ejemplo. En cuanto a las formas en las que se desarrollará el proceso, sólo
podemos entreverlas de forma aproximada. No tiene sentido pelearse por
los detalles en lugar de prepararnos, en un esfuerzo común, para el futuro.

24 – Editorial Gato Negro


Fernando Tarrida Marmol, Sébastien Faure y Volin

2. Tiene menos sentido reducir toda la inmensidad de la vida, de la


revolución, de la creación futura, a pequeñas ideas de detalle y a disputas
mezquinas. Ante las grandes tareas que nos esperan es ridículo y
vergonzoso ocuparse de esas tonterías. Los libertarios deberán unirse sobre
la base de la síntesis anarquista. Deberán crear un movimiento anarquista
unido, entero, vigoroso. Mientras no lo creen, estarán al margen de la vida.

¿En qué formas concretas podremos prever la reconciliación, la


unificación de los anarquistas y, luego, la creación de un movimiento
libertario unificado?

Antes que nada, debemos subrayar que no nos imaginamos esta


unificación como un ensamblado mecánico de los anarquistas de las
diversas tendencias en una suerte de campamento abigarrado en el que
cada uno permanezca en su posición intransigente. Semejante unificación
no sería una síntesis sino un caos. Desde luego, un simple acercamiento
amistoso de los anarquistas de las diversas tendencias y una mayor
tolerancia en sus relaciones mutuas (cese de la polémica violenta,
colaboración en las publicaciones anarquistas, participación en los mismos
organismos activos, etc.) sería un gran paso adelante en relación con lo que
sucede actualmente en las filas libertarias. Pero consideramos ese
acercamiento y esa tolerancia como, únicamente, el primer paso hacia la
creación de la verdadera síntesis anarquista de un movimiento libertario
unificado. Nuestra idea de la síntesis y de la unificación va mucho más
lejos. Prevé algo más fundamental, más "orgánico".

Creemos que la unificación de los anarquistas y del movimiento libertario


deberá perseguirse, paralelamente, en dos sentidos, especialmente:

a) Hay que comenzar inmediatamente un trabajo teórico que concilie,


combine y sintetice nuestras ideas que a primera vista parecen
heterogéneas. Es necesario encontrar y formular en las diversas corrientes
del anarquismo, por una parte, todo los que debe ser considerado falso, que
no coincide con la verdad de la vida y debe ser rechazado; por otra parte,
todo lo que debe constatarse como justo, apreciable, admitido. A
continuación, hay que combinar todos esos elementos justos y de valor,
creando con ellos un conjunto sintético. Es sobre todo en este primer
trabajo preparatorio donde los acercamientos de los anarquistas de las

Anarquismo Sin Adjetivos – 25


La síntesis del anarquismo

diversas tendencias y su tolerancia mutua podrán tener la gran importancia


de un primer paso decisivo. Y, en fin, ese conjunto sintético deberá ser
aceptado por todos los militantes serios y activos del anarquismo como
base de la formación de un organismo libertario unido, cuyos miembros
estarán así de acuerdo con un conjunto de tesis fundamentales aceptadas
por todos.

Ya hemos citado el ejemplo concreto de un organismo así: la


Confederación Nabat, en Ucrania. Añadamos aquí a lo que ya hemos dicho
antes que la aceptación por todos los miembros de Nabat de ciertas tesis
comunes no impedía a los compañeros de las diferentes tendencias apoyar,
sobre todo, en su actividad y su propaganda, las ideas que les interesaban.
Así unos (los sindicalistas) se ocupaban sobre todo de los problemas
concernientes al método de la organización de la revolución; otros (los
comunistas) se interesaban preferentemente por la base económica de la
nueva sociedad; los terceros (los individualistas) destacaban especialmente
las necesidades, el valor real y las aspiraciones del individuo. Pero la
condición obligatoria para ser aceptado en Nabat era la admisión de esos
tres elementos como partes indispensables del conjunto, y la renuncia a la
hostilidad entre las diversas tendencias. Los militantes estaban unidos de
manera "orgánica", porque todos aceptaban una serie de tesis
fundamentales. Así es como nos imaginamos nosotros la unificación
concreta de los anarquistas sobre la base de una síntesis de las ideas
libertarias teóricamente establecida.

b) Simultánea y paralelamente al mencionado trabajo teórico deberá


crearse la organización unificada sobre la base del anarquismo
comprendido sintéticamente.

Para terminar, subrayemos de nuevo que no renunciamos en absoluto a la


diversidad de las ideas y las corrientes en el seno del anarquismo. Pero hay
diversidad y diversidad. Esta, especialmente, que existe entre nuestras filas
actualmente, es un mal, un caos. Consideramos su presencia como una
falta muy grave. Somos de la opinión de que la variedad de nuestras ideas
sólo podrá ser y será un elemento progresivo y fecundo en el seno de un
movimiento común, de un organismo unido, edificado sobre la base de
ciertas tesis generales admitidas por todos los miembros y sobre la
aspiración a una síntesis.

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Sólo en el ambiente de un impulso común, sólo en las condiciones de


búsqueda de tesis justas y de su aceptación, tendrán valor, serán útiles y
fecundas nuestras aspiraciones, nuestras discusiones y nuestras disputas.
Así sucedió precisamente en Nabat. En cuanto a las disputas y las
polémicas entre las pequeñas capillas, predicando cada una "su" verdad
única, no podrán llegar sino a la continuación del caos actual, de las luchas
intestinas interminables y del estancamiento del movimiento.

Hay que discutir esforzándose por encontrar la unidad fecunda, y no por


imponer a toda costa "su" verdad contra la de los otros. No es esa discusión
la que conduce a la verdad. En cuanto a la otra discusión, sólo llevará a la
hostilidad, a las querellas vanas y al fracaso.

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La síntesis del anarquismo

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