Está en la página 1de 2

VARIACIONES DE LA LENGUA

Era nuestra noche de despedida. Mateando en rueda, después de la cena, habíamos agotado preguntas y
respuestas a propósito de nuestro camino del día siguiente.

Breves palabras caían como cenizas de pensamientos internos. Estábamos embargados por pequeñas
preocupaciones respecto a la tropilla o los aperos, y era como si el horizonte, que nos iba a preceder en
la marcha, se hiciera presente por el silencio. Recordé mi primer arreo.

Perico, a quien repugnaba toda inacción, nos acusó de estar acoquinados como pollos cuando hay
tormenta.

-O nos vamoh’a dormir -decía- o Don Segundo nos hace una relación de esas que él sabe: con brujas,
aparecidos y más embrollos que negocio’e turco.

-¿De cuándo sé cuentos?- retó Don Segundo.

-¡Bah!, no se haga el más sonso de lo que es. Cuente ese del zorro con el inglés y la viuda estanciera.

-Lo habrah’oído en boca de otro.

-De esta mesma trompa embustera lo he oído. Y si no quiere contar ése, cuéntenos el de la pardita
Aniceta, que se casó con el Diablo pa verle la cola.
Don Segundo se acomodó en el banco como para hablar. Pasó un rato.

-¿Y…? -preguntó Perico.

-¡Oh! -respondió Don Segundo.

Pedro se levantó, el rebenque en alto, tomado de la lonja.

-Negro indino -dijo-, o cuenta un cuento, o le hago chispear la cerda de un talerazo.

-Antes que me castigués -dijo Don Segundo, fingiendo susto para seguir la broma- soy capaz de contarte
hasta las virgüelas.

Las miradas iban del rostro de Pedro, mosqueado de cicatrices, a la expresión impávida de Don
Segundo, pasando así de una expresión jocosa a una admirativa.
Y yo admiraba más que nadie la habilidad de mi padrino que, siempre, antes de empezar un relato, sabía
maniobrar de modo que la atención se concentraba en su persona.

-Cuento no sé nenguno -empezó-, pero sé de algunos casos que han sucedido y, si prestan atención, voy
a relatarles la historia de un paisanito enamorao y de las diferencias que tuvo con un hijo’el diablo.

-¡Cuente, pues! -interrumpió un impaciente.

Una variedad o modalidad lingüística es una forma específica de lengua natural, caracterizada por un
conjunto de rasgos lingüísticos usados por una determinada comunidad de hablantes vinculados entre
sí por relaciones sociales, geográficas o culturales.

Las variedades lingüísticas son distintas formas que adquiere una misma lengua de acuerdo con el
lugar en que vive el hablante (esta variedad se denomina dialecto), a su edad (esta variedad se llama
cronolecto) y a su grupo social donde también influye el nivel de educación (sociolecto). Las diferencias
pueden estar relacionadas con el vocabulario, la entonación, la pronunciación o la confección de
expresiones; y en general se manifiestan más claramente en la oralidad que en la escritura. De esta
forma, cuando escuchamos hablar a alguien, podremos suponer en qué región reside (si en la zona
Metropolitana o la zona rural, por ejemplo), de qué grupo etario forma parte (es un niño, un
adolescente, un adulto, un anciano) y qué nivel educativo tiene.

También podría gustarte