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PLAGIO

Título: El plagio

Autor: Gaffoglio, Gisela L.

Publicado en: LA LEY

SUMARIO: I. Introducción. — II. Concepto. — III. Facultades autorales. — IV. Abuso de cita. — V. Requisitos. — VI. Encuadre jurídico

de la figura. — VII. El caso "Baigent v. The Random House Group Limited". — VIII. Conclusión.

I. Introducción
La amplia cobertura periodística que han tenido los últimos casos de plagio: la acusación a Bucay y su posterior
reconocimiento de plagio con relación a su libro "Shimriti", el reclamo efectuado a Felipe Pigna que involucró a su
libro "Mitos de la historia argentina", la acusación de Andrés Rivera a Jorge Zicolillo de haber plagiado su obra "La
revolución es un sueño eterno" en el libro de este último titulado: "Juan José Castelli, gloria y ocaso de un jacobino
americano" (1) y en especial a nivel internacional, el juicio promovido a Dan Brown por el supuesto plagio en su obra
"El Código Da Vinci", ha generado un importante interés y repercusión en el público, en la mayoría neófito en
cuestiones tan específicas como el derecho de autor y el plagio en particular. Es por ello que considero oportuno aportar
algunas consideraciones sobre esta figura tan comentada actualmente en todos los ámbitos y luego reseñar sucintamente
el caso "Dan Brown".
II. Concepto
En nuestro sistema legal se denomina "plagio" a la apropiación ilegítima de la paternidad de la obra de otro (2). En el
derecho romano, en cambio, se daba el nombre de plagio al delito de "hurtar hijos". Quizás esta última definición capte
mejor la esencia de esta violación al derecho del autor, quien no sólo se ve perjudicado en sus intereses económicos al
sufrir una explotación no autorizada de su obra — ataque a su derecho patrimonial— , sino que además padece la
omisión de su nombre como autor de la obra, y la alteración dolosa de la misma para disimular la identidad entre su
obra y la plagiaria — ataque a su derecho moral— (3).
Para comprender debidamente la figura del plagio, es importante destacar que este delito presupone necesariamente la
existencia de una obra. Es decir, la mera apropiación de ideas no constituye un hecho ilícito, por cuanto las ideas no son
susceptibles de protección bajo el sistema del derecho de autor, sin importar su magnitud, importancia o valor (4). Su
uso es libre y a nadie pertenecen legalmente. Por ejemplo, en la literatura, teatro, televisión y cine, los autores se valen
de arquetipos presentes en la mitología como por ej.: Venus-Afrodita, Artemisa-Diana, Baco-Dionisio, Júpiter-Zeus, en
el Tarot: el mago, el papa, la papisa, el bufón, el emperador, etc. y personalidades típicas como el amante infiel, el
poderoso inescrupuloso, el héroe, la víctima inocente, el detective minucioso. Los autores se valen de estos arquetipos o
personalidades recurrentes para sobre ellos construir con su ingenio sus personajes. En tal virtud, estos arquetipos y
personalidades, que se encuentran presentes en un sinnúmero de obras, son de libre utilización y no pueden ser
monopolizados. Sin embargo, la manera personal y peculiar en que cada autor construye a un personaje, esto sí es
protegible, ya que aquí es donde se vislumbra el toque creativo y artístico de su autor. Se pasa del campo de la
abstracción a la particularidad, de la expresión creativa de la idea surge la obra.
Por lo tanto, para que una creación intelectual revista el carácter de obra protegible, debe reunir el requisito de
originalidad, es decir, debe estar expresada de una manera personal y no ser meramente la expresión obvia o usual de
los hechos, como sería una narración meramente informativa de un evento periodístico (5). Ahora, si el mismo evento
periodístico se expresa de manera creativa, es decir original, nos encontramos en presencia de una obra. La originalidad,
condición necesaria para la protección de la obra, no debe ser absoluta. Por cuanto en el derecho de autor no se requiere
novedad sino basta que el autor le imponga a su obra su nota personal, aun cuando se valga de ideas o recursos
existentes.
Tampoco se evalúa a los fines de la protección autoral el mérito de la obra (6), por cuanto la calificación de las obras es
una cuestión claramente subjetiva y opinable. Baste para ilustrar este punto, recordar la desaprobación generalizada que
suscitó el "Bolero" de Ravel en su estreno, donde sus pares criticaron la repetición sistemática de su melodía. Quizás
esta característica, considerada por algunos como una falencia, fuera su mayor rasgo de originalidad.
Otro elemento que debe descartarse del análisis es la finalidad que puedan tener las obras: así las mismas pueden tener
un fin meramente cultural, científico o comercial y ser igualmente merecedoras de protección autoral. En este sentido,
entonces pueden revestir el rango de obras literarias tanto una novela, un tratado de medicina, como un aviso comercial,
siempre que las creaciones sean originales.
También es menester indicar que la obra es independiente del soporte físico en el cual ella se encuentra materializada, la
obra es el contenido, no el continente. Es un bien intangible que no se encuentra limitado por su materialidad.
Habiendo desarrollado previamente los requisitos para que una creación sea considerada obra, reproduzco una excelente
definición de obra que nos ha aportado la doctora Lipszyc, así ella indica que: "Para el derecho de autor, obra es la
expresión personal de la inteligencia que desarrolla un pensamiento que se manifiesta bajo una forma perceptible, tiene
originalidad o individualidad suficiente, y es apta para ser difundida y reproducida" (7).
III. Facultades autorales
Con el fin de estimular y fomentar la creación cultural, nuestro sistema legal concede al autor desde su creación, sin
requerir ningún tipo de formalidad, un monopolio de explotación sobre su obra. El autor, conforme dispone el art. 2 de
la ley 11.723, tiene las más amplias facultades con relación a su obra, puede disponer de ella, publicarla, ejecutarla,
representarla, exponerla, enajenarla, traducirla, adaptarla, autorizar su traducción y reproducirla de cualquier forma (8).
El autor puede hacer valer este derecho erga omnes, impidiendo que cualquier tercero pudiere publicar, modificar,
reproducir, distribuir, o ejercer otro derecho no autorizado sobre su obra sin su consentimiento. Como indica el doctor
Emery: "Este artículo consagra en términos amplios los derechos exclusivos del autor, conocidos como derechos
patrimoniales. Estos derechos, en el campo del derecho de autor, están "dentro de los derechos reales como un típico
dominio imperfecto, por ser temporarios para el mismo autor y sus derechohabientes" (9). En consecuencia con lo
expuesto, el plagio, al configurar una reproducción no autorizada de su obra, vulnera los derechos patrimoniales que la
ley ha otorgado al autor. Pero también debe mencionarse que el plagio vulnera los derechos morales del autor (10), al
omitirse la paternidad del autor y en muchos casos modificarse el contenido de la obra sin autorización para disimular el
acto ilícito, conducta a la cual la doctrina alude como "Plagio inteligente" (11), para diferenciarla del plagio "burdo" o
"servil" (12).
IV. Abuso de cita
Una modalidad tristemente popular, de comisión del delito, es la denominada "abuso de cita". El abuso de cita se
produce cuando se reproducen fragmentos de una obra ajena sin mencionar debidamente a su autor o excediendo los
lineamientos establecidos en la ley. El derecho de cita, por su lado se encuentra receptado en nuestro ordenamiento en el
art. 10 de la ley 11.723 que establece: "Cualquiera puede publicar con fines didácticos o científicos, comentarios,
críticas o notas referentes a las obras intelectuales, incluyendo hasta mil palabras de obras literarias o científicas u ocho
compases en las musicales, y en todos los casos sólo las partes del texto indispensables a ese efecto.
Quedan comprendidas en esta disposición las obras docentes, de enseñanza, colecciones, antologías y otras semejantes.
Cuando las inclusiones de obras ajenas sean la parte principal de la nueva obra, podrán los tribunales fijar
equitativamente en juicio sumario la cantidad proporcional que les corresponde a los titulares de los derechos de las
obras incluidas".
Quiero aprovechar esta ocasión para resaltar las diferencias existentes entre "el derecho de cita" de nuestro
ordenamiento y el instituto del "fair use" norteamericano, por cuanto no es raro ver cada tanto la simple asimilación de
ambas figuras como si fueran iguales. Como manifestara anteriormente en otra publicación (13), la doctrina del fair use
se desarrolló y originó en los Estados Unidos a través de un número sustancial de decisiones judiciales, luego fue
codificada en la sección 107 de la ley de copyright. Esta sección contiene una lista de varios propósitos en los cuales la
reproducción de una obra particular puede ser considerada "fair", es decir razonable, como por ejemplo comentarios,
críticas, reportajes periodísticos, docencia, becas, e investigación. Esta sección también establece cuatro elementos a ser
tenidos en consideración para determinar si el uso particular es "fair". Ellos son: (i) el propósito y carácter de dicho uso,
considerando si ese uso es de naturaleza comercial, o es para propósitos educacionales sin fines de lucro; (ii) la
naturaleza de la obra protegida por copyright. (iii) la cantidad y relevancia de la porción usada en relación con la obra
protegida por copyright como un todo; (iv) el efecto del uso sobre el mercado potencial y el valor de la obra protegida
por copyright.
Como se puede observar, la figura del "derecho de cita" de nuestro ordenamiento es más restringida y limitada que la
figura del "fair use" del derecho anglosajón, ya que permite solamente la cita de parte de obra ajena en los términos que
establece el artículo 10 de la ley 11.723 y no cualquier otra utilización de la obra. Además a estos efectos, nuestra ley
indica expresamente la cantidad de obra que puede ser citada en los casos de obras literarias y musicales (14).
Puntualizando que en ningún caso la inclusión de obra ajena puede tornarse en la parte esencial de la obra.
V. Requisitos
El plagio puede configurarse mediante la copia total o parcial de una obra ajena, siendo condición necesaria el
conocimiento del plagiario de la obra plagiada (15). Esto no impide que existan casos de plagio de obras inéditas (16),
aunque los mismos son menos usuales. El conocimiento, sin embargo, se presupone cuando existen suficientes
similitudes entre ambas obras, que obliga a descartar la coincidencia casual. A los efectos de dicha apreciación debe
tenerse en cuenta la calidad de dichas similitudes, ya que el número no es relevante cuando "dichas coincidencias
recaen sobre circunstancias insustanciales o carentes de originalidad" (17). La ley requiere simple dolo por parte del
autor del delito, no siendo necesario probarse ardid u otro requisito subjetivo.
Con relación al requisito de inscripción de la obra del art. 63 de la ley 11.723, el doctor Satanowsky distingue el
ejercicio de los derechos pecuniarios, que supedita a la inscripción de los derechos morales, que resultan de la sola
creación (18).
En cambio la Sala "F" ha sostenido, que la autoría de una obra intelectual al nacer con la creación y no con su
inscripción no se pierde por no haberse cumplido con el registro requerido, "ni el simple cumplimiento de éstos obra en
provecho del depositante una acción de plagio si la obra no es más que la copia de otra, agregando que de otro modo,
habría que admitir que el usurpador o plagiario puede convertirse en propietario legítimo" (19).
En consecuencia, ante la ausencia de inscripción, el autor puede sin lugar a dudas obtener el resarcimiento de sus
derechos morales vulnerados, con relación a sus derechos patrimoniales, la situación puede ser más conflictiva, ya que
hay opiniones encontradas a este respecto.
Cualquier tipo de obra puede ser objeto de plagio, tanto obras literarias, como plásticas, teatrales, cinematográficas,
televisivas, arquitectónicas, musicales, etc. En la medida en que se apropien de elementos originales.
El caso de la obra musical merece especial tratamiento por la gran cantidad de reclamos que se generan. Para introducir
al lector en este tema, debemos indicar que existen tres elementos que componen la música: el ritmo, la armonía y la
melodía. Definimos a la armonía como al enlace sucesivo de acordes, siendo el acorde un conjunto de notas de
sonoridad agradable al oído, al ritmo como al ordenamiento y/o división de los sonidos en el tiempo, encontrándose
ciertos ordenamientos identificados como por ej. chacareras, salsa, malambo, tango, etc. y a la melodía, como a la
combinación de notas y ritmo. De los tres elementos mencionados, solamente se protege la melodía, por cuanto es el
único elemento que le da individualidad a la obra, ya que pueden existir varias canciones que compartan la misma
armonía o el mismo ritmo (20).
Existen un nuevo tipo de creaciones musicales denominadas logos, estas creaciones cumplen una función identificatoria
similar a una marca. Son frases musicales cortas que cumplen la función de identificar un producto y o servicios, entre
los logos de fácil recordación podemos mencionar el de "Quina 6", "La Nación" "Bardhall", etc. Estas creaciones, si
cumplen con el requisito de originalidad, se consideran obras protegibles y pueden ser objeto de plagio.
En este sentido se ha resuelto que: "El plagio se da cuando hay apropiación de la invención de otro, pero para ello es
necesario la existencia de la "obra" ajena, propiamente dicha. Si no hay creación más o menos novedosa no puede
hablarse de plagio. Si la obra musical popular tuviera un desarrollo novedoso, que pudiera si duda imputarse a la
creación personal de su autor, podría caerse en plagio si otra similar se identificase totalmente con ella. Pero no ocurre
cuando se recurre a construcciones simples en las cuales no hay sino predominancia casi absoluta de una idea básica
temática, sin ningún desarrollo armónico especial (21).
Para brindar un ejemplo de plagio musical, podemos citar el sonado caso de George Harrison quien fuera condenado a
pagar la cuantiosa suma de U$S 587.000 al sello editor Bright Tunes, cuando la corte británica sentenció que su tema
"My Sweet Lord" había plagiado el tema de the Chiffons, "He 's so fine" (22).
Otra obra que merece especial atención por su actualidad es la obra televisiva, sobre la que he escrito con anterioridad
(23). Baste para esta ocasión mencionar que en el caso de un reclamo de plagio que involucra a dos obras televisivas.
Debe a efectos del análisis efectuarse una prueba dual, consistente en una prueba extrínseca y otra intrínseca. Primero,
se debe desarrollar la prueba extrínseca, que es una evaluación objetiva que se focaliza en las similitudes entre el
esquema, tema, diálogo, ánimo, ambientación, ritmo, personajes y secuencia de eventos (24), detectando todos los
elementos en común entre las dos obras; de dichos elementos deben descartarse los elementos no protegibles ("scènes à
faire" — (25)— , es decir escenas que surgen naturalmente de las premisas de la trama básica, elementos comunes a
otros programas anteriores, y elementos comunes que hayan surgido de la llamada "herencia directa" o del "fenómeno
de impregnación).
Si se satisfacen los requisitos de la prueba extrínseca, se realiza finalmente la prueba intrínseca, en la cual el análisis es
más exhaustivo determinándose si las similitudes van más allá de las necesidades del tema y descartan la posibilidad de
"accidente literario" (26). La prueba intrínseca consiste en cotejar las dos creaciones como un todo y no desviando la
atención solamente en las coincidencias existentes (elementos extrínsecos) con el fin de determinar si las dos obras son
substancialmente similares a los ojos de un observador promedio.
Probablemente, en la Argentina el caso que mayor interés suscitó últimamente por parte de la prensa y el público,
posiblemente por haber llegado a la justicia, es el caso "Gvirtz", donde la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones
en los Criminal y Correccional resolvió la querella entablada por Raúl y Gastón Portal contra Diego Gvirtz, productor
del programa televisivo denominado: "Televisión Registrada" (T.V.R.), por haber supuestamente plagiado el programa
televisivo denominado "Perdona Nuestros Pecados" (P.N.P) de autoría de los Sres. Raúl Portal y Gerardo Sofovich y
titularidad del Sr. Gastón Portal, sobreseyendo a Diego Gvirtz (27).
VI. Encuadre Jurídico de la figura
Como sostiene el doctor M. Emery, "La ley 11.723 no configura expresamente el plagio, por lo que se lo debe
considerar contenido en la genérica figura penal del art. 71 y, en cuanto importa una lesión al derecho de reproducción
en el art. 72, especialmente en su inc. c." (28).
El art. 71 de la ley 11.723 hace una remisión expresa al art. 172 del Cód. Penal. Esta remisión es exclusivamente quod
poenam, es decir a los efectos de la pena allí establecida. El art. 172 del Cód. Penal, establece una pena de prisión para
el delito de plagio de 1 mes a 6 años. Debe indicarse que en virtud del instituto de Probation, receptado por el art. 76 bis
del Cód. Penal (29), y la Condena de ejecución condicional prevista en el art. 26 del Cód. Penal (30), la pena de prisión
raramente se efectiviza. El delito es de acción pública por lo tanto puede iniciarse de oficio, por denuncia, pudiéndose
constituir el damnificado en parte querellante.
VII. El caso "Baigent v. The Random House Group Limited"
En este caso, usualmente referido como el caso "Dan Brown", los reclamantes Michael Baigent y Richard Leigh
iniciaron demanda contra los responsables de la publicación del libro el Código Da Vinci ("CDV") en el Reino Unido,
The Random House Group Limited "RHG", alegando que el libro CDV , de autoría de Dan Brown, era un plagio de su
libro denominado "The Holy Blood and the Holy Grail" ("HBHG"), de autoría de los reclamantes y también del Sr.
Lincoln que no participó de dicha demanda.
Los reclamantes alegaron que dedicaron 5 años de labor investigativa a la elaboración del libro HBHG, el que fue
publicado en 1982, siendo un éxito de ventas. Y, que Dan Brown usufructuó este esfuerzo, valiéndose de HBHG para la
redacción de CDV.
En tal virtud, solicitaron la reparación de la infracción a sus derechos autorales, juntamente con una medida cautelar
tendiente a impedir la difusión de CDV y la destrucción de dicha obra.
Con el fin de probar la similitud entre ambas obras elaboraron un "Tema Central" (Central Theme) donde reivindicaron
los puntos originales de HBHG, que fueron supuestamente apropiados en CDV. Asimismo aseveraron que no sólo
HBHG es producto de una copiosa investigación, argumentaciones e hipótesis, sino que la manera única y específica en
que dichas argumentaciones e hipótesis se conectan las unas con las otras y se ensamblan en una organización coherente
configuraba una estructura, a la que denominaron "una edificación de ideas arquitectónica" ("an architectural edifice of
ideas"). Agregaron que si bien algunos de los elementos del diseño podrían estar en el dominio público, el diseño en sí
mismo no, y que Dan Brown no sólo se apropió de varios elementos del rompecabezas sino que además se apropió de la
manera original en que dichos componentes se encajaban. Enfatizaron que Dan Brown se había apropiado de los
hechos, de la relación existente entre los hechos, la evidencia que soportaba a la relación de los hechos, la interpretación
de las relaciones y las conclusiones extraídas de dichas relaciones.
La defensa, por su lado, negó que Dan Brown copiara HBHC, reconociendo, sin embargo, que utilizara la obra como
fuente de consulta, juntamente con otras obras, de la que extrajo ideas generales. Negó que dicha conducta configurara
una infracción a la propiedad intelectual, por cuanto la información no es tutelable bajo el derecho de autor.
En un extenso y fundado fallo, el Juez Peter Smith rechazó la demanda por cuanto consideró que el "Tema Central" que
elaborara la actora era una selección artificial y parcial de datos y hechos que no reflejaba la obra HBHC, pero que,
además de haber los demandados copiado estos puntos, los mismos eran tan generales y abstractos que no merecían
protección bajo la ley de derecho de autor. También rechazó la argumentación de la actora con relación a la "estructura"
o "arquitectura" de los Temas Centrales, pues consideró que ésta no era más que un intento vano de tratar de proteger
algo que de otra manera sería improtegible.
En consecuencia, el juez consideró que no hubo plagio mediante la copia textual o no textual de una parte substancial de
HBHG y rechazó la demanda interpuesta.
El fallo expuesto ilustra perfectamente la problemática asociada con el punto medular del derecho de autor, la obra.
Denotando la dificultad que existe en trazar un límite preciso entre la obra, protegible bajo el derecho de autor, y las
ideas, de libre utilización.
VIII. Conclusión
En la actualidad se verifica una importante cantidad de reclamos de plagio, aunque muchos de ellos infundados.
Considero que la principal causal de esta situación no es la malicia sino el desconocimiento del sistema legal de derecho
de autor. Asimismo, considero que la especialidad que reviste el derecho de autor amerita y justifica la creación de
tribunales especializados para resolver estas cuestiones.
Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)
(1) Este reclamo motivó una denuncia penal, en la que fue sobreseído el Sr. Zicolillo, y un juicio civil caratulado
"Ribak, Marcos c. Zicolillo, Jorge Ignacio s/daños y perjuicios" donde ha recaído sentencia de primera instancia en la
cual se condena a Zicolillo por el plagio efectuado.
(2) No puedo dejar de mencionar la excelente y literaria definición que nos ha proporcionado la sala VI de la Cámara
del Crimen: "El delito de plagio reside en la acción dolosa del plagiario decidido a vestir con nuevos ropajes lo ya
existente, para hacer creer que lo revestido es de cosecha propia. CNCrim. y Corr., sala VI, 21/10/79, ED, 88-493.
(3) Satanowsky indica refiriéndose al plagio que "se trata de la forma más corriente de violar el derecho de un autor,
siendo el medio más perjudicial y grave y que lesiona más profundamente la esencia del derecho de autor (conf.
Satanowsky, op. cit., p. 191, N° 470).
(4) "Las ideas son libres, y por no constituir una obra intelectual, ni una creación completa, su autor no goza de
protección alguna, ya que la ley protege en realidad la forma de la manifestación intelectual, o sea el método, el estilo
personal que emplea el autor para exteriorizar su pensamiento", CNCiv., sala F, 25/04/72, ED, 43.619. También, "...
Como sostiene mayoritariamente la doctrina, el plagio no existe cuando en una obra sólo se apropian las ideas,
pensamientos o sujetos generales de otra creación, desde que puede existir similitud y hasta identidad de esos elementos
sin que exista plagio; ello así por cuanto la idea no tiene autor, a nadie pertenece en exclusividad ni persona alguna
puede ejercer monopolio sobre ella. Por lo tanto si en el caso las obras de la actora y demandada tienen elementos
comunes, pero existen diferencias sustanciales entre sí, no cabe tener por configurado el plagio debiendo rechazarse la
pretensión ejercida por la accionante". CNCiv., sala A, 31/10/1989, ED, 136-154.
(5) En sintonía, "Habrá plagio en una compilación cuando se toma de una obra de ese género alguna cosa que le
pertenece como propia, como la elección de las materias o la redacción, o el orden general o de los detalles, pero no lo
hay cuando los materiales son de dominio público y el orden seguido en su arreglo es el único posible; los actos
oficiales no caen el dominio de la propiedad intelectual (CNCiv., sala D, abril 30-1974), ED, 56-344.
(6) En este sentido la sentencia de la CNCiv., sala E, julio 28-1983, ED, 114-684. Los jueces no deben determinar si una
obra tiene o no valor científico, debiendo limitarse a establecer si ha habido plagio o copia. Lo que la Ley sanciona es la
apropiación de un esfuerzo intelectual ajeno.
(7) LIPSZYC, Delia, "Derechos de autor y derechos conexos", Unesco - Cerlalc - Zavalía, Buenos Aires, 1993, p. 61.
La sala D de la Cámara Nacional Civil en "A.G.I. c. Kaiser Alberto J.", por su parte ha definido a la "Obra" diciendo
que: "Es obra intelectual toda expresión personal, perceptible, original y novedosa de la inteligencia, resultado de la
actividad del espíritu, que tenga individualidad, sea completa y unitaria, y que represente o signifique algo que sea una
creación integral." CNCiv., sala D, 24/02//1997. "Propiedad Intelectual", t. III, Ed. Iuris, p. 103. Debo advertir, que no
concuerdo con la última definición, ya que se incorpora el concepto de "novedad", no siendo ésta una condición
necesaria de la protección. En este sentido, la Dra. Lipszic aclara: "las obras pueden ser novedosas, pero el derecho de
autor no exige la novedad como condición necesaria de la protección. Es suficiente que la obra tenga originalidad o
individualidad: que exprese lo propio de su autor, que lleve la impronta de su personalidad". LIPSZYC, Delia,
"Derechos de autor y derechos conexos", Unesco - Cerlalc - Zavalía, Buenos Aires, 1993, p. 65.
(8) Considero que no era necesario incorporar en el artículo citado esta enumeración de facultades, por cuanto las
mismas se encuentran comprendidas dentro de la facultad de disposición.
(9) EMERY, Miguel Angel, "Propiedad Intelectual", Ed. Astrea, p. 62. citando a la jurisprudencia de la CCiv. y Com.
Rosario, sala II, 10/3/93, LA LEY, 1997-D, 151.
(10) Los llamados derechos morales se encuentran receptados principalmente en los artículos 22, 39, 47, 51 y 52 de la
ley 11.723.
(11) A este respecto citamos el caso "Troncoso" donde el tribunal sostuvo que el plagio se había materializado
"mediante el procedimiento de redactar de otra manera lo que el perjudicado había revelado con antelación". CNCrim. y
Corr., sala VI, 21/12/79, LA LEY, 1980-A, 543.
(12) Así se sostuvo que: "Hay plagio en general, cuando existe imitación de cierta magnitud respecto de la obra
plagiada, no de la idea, cuando pese a diferencias triviales, variaciones, agregados o reducciones, la obra presenta en
comparación con la anterior una semejanza tal que permita reconocer que se trata, en el fondo, de una misma
representación individual (CNCiv., sala E, julio 28-1983) (153-SJ), ED, 114-684.
"Se comete plagio todas las veces que un autor toma alguna cosa que es propia de la invención de otro y procura hacerla
pasar por suya, sea un elemento de fondo o de forma, una situación, un desarrollo, una simple frase; y ello, aunque la
obra presente diferencias triviales con respecto a la plagiada, rebuscadas intencionalmente para ocultar o disimular el
hecho" (CNCiv., sala D, abril 30 1974), ED, 56-344.
(13) "Protección de los programas de televisión frente al plagio", LA LEY, 2005-D, 571.
(14) Para el caso de obras televisivas, la industria ha consensuado la utilización de hasta tres minutos pero siempre bajo
los lineamientos del art. 10 de la ley 11.723 (Adla, 1920-1940, 443): (i) inclusión como cita en otra obra, (ii) para fines
didácticos, científicos, periodísticos, críticas, (iii) solo las partes de la obra ajena indispensables para los efectos
mencionados; También, si bien artículo 10 no lo menciona expresamente, debe individualizarse claramente al autor y a
su fuente.
(15) "El plagio consiste en hacer que aparezca como propio lo que pertenece a otros, sien la mala fe, o sea, el dolo
inherente al acto realizado y el daño producido, el arrebatar esa propiedad intelectual (CNCiv., sala D, abril 30-1974),
ED, 56-344.
(16) Citamos un caso de plagio de obra inédita donde se rechazó una defensa desprovista de fundamentación legal. "El
argumento de que, por ser inédito el libro de la actora, su publicación no autorizada no sólo no le produjo un perjuicio,
sino que, por el contrario, la benefició por cuanto hizo conocer su obra, resulta inatendible a fin de exonerar al infractor
de resarcir los daños causados por el plagio, ya que ello implicaría premiar a los editores deshonestos y a los plagiarios
por difundir la obra de aquellos que son víctimas de esas ilícitas maniobras" (CNCiv., sala D, junio 23-1976). ED, 71-
255.
(17) "Arce, Rodolfo Adríán c. Suar, Adrián y otros s/daños y perjuicios", CNCiv., sala E, 20/10/2005.
(18) SATANOWSKY, Isidro, "Derecho Intelectual", ps. 139 y 140.
(19) Sala F, ED, 151-242.
(20) A modo de ejemplo, el tema "Let it be" de Los Beatles tiene la misma armonía que el tema "Woman no cry" de Bob
Marley, or "With or without you" de U2. Con relación al ritmo, las obras musicales pertenecientes al mismo género en
la mayoría de los casos comparten el mismo ritmo musical.
(21) CNCiv., junio 23-1976, ED, 71-255.
(22) GAFFOGLIO, Loreley, "El plagio literario, un acto entre la admiración y la codicia", Diario La Nación,
17/04/2006, p. 10.
(23) Ver, "Formatos Televisivos. Su protección legal bajo el sistema de derecho de Autor"; "La Legalización del mundo
del espectáculo" y "La protección de programas de televisión frente al plagio", LA LEY, 2005-B, 1094; 720; 2005-D,
571.
(24) "Kouf v. Walt Disney Pictures & Televisión, 16 F.3d 1042, 1045 (9th Cir. 1994).
(25) La doctrina norteamericana de "scènes à faire" entiende que programas del mismo género o materia, tendrán
inevitablemente elementos en común propios de ese género o materia, y precisamente esos elementos comunes se
excluyen del análisis comparativo a efectuarse.
(26) Shaw, 919 F2d at 1363.
(27) La causa se encuentra actualmente en el Tribunal de Casación para resolver la apelación interpuesta por la parte
querellante.
(28) EMERY, Miguel Angel, "Propiedad Intelectual", Ed. Astrea, p. 285.
(29) Art. 76 bis.- El imputado de un delito de acción pública reprimido con pena de reclusión o prisión cuyo máximo no
exceda de tres años podrá solicitar la suspensión del juicio a prueba.
En los casos de concurso de delitos, el imputado también podrá solicitar la suspensión del juicio a prueba si el máximo
de la pena de reclusión o prisión aplicable no excediese de 3 años.
Al presentar la solicitud, el imputado deberá ofrecer hacerse cargo de la reparación del daño en la medida de lo posible,
sin que ello implique confesión ni reconocimiento de la responsabilidad civil correspondiente. El juez decidirá sobre la
razonabilidad del ofrecimiento en resolución fundada. La parte damnificada podrá aceptar o no la reparación ofrecida, y
en este último caso, si la realización del juicio se suspendiere, tendrá habilitada la acción civil correspondiente.
Si las circunstancias del caso permitieran dejar en suspenso el cumplimiento de la condena aplicable, y hubiese
consentimiento del fiscal, el tribunal podrá suspender la realización del juicio.
Si el delito o algunos de los delitos que integran el concurso estuviera reprimido con pena de multa aplicable en forma
conjunta o alternativa con la de prisión, será condición, además, que se pague el mínimo de la multa correspondiente.
El imputado deberá abandonar en favor del Estado, los bienes que presumiblemente resultarían decomisados en caso
que recayera condena.
No procederá la suspensión del juicio a prueba cuando un funcionario público, en el ejercicio de sus funciones, hubiese
participado en el delito.
Tampoco precederá la suspensión del juicio a prueba respecto de los delitos reprimidos con pena de inhabilitación.
(Nota: texto conforme la ley 24.316 — Adla, LIV-B, 1400— )(Nota: texto conforme la ley 24.316 — Adla, LIV-B, 1400
— ).
(30) Art. 26, Código Penal. En los casos de primera condena a pena de prisión que no exceda de tres años, será facultad
de los tribunales disponer en el mismo pronunciamiento que se deje en suspenso el cumplimiento de la pena. Esta
decisión deberá ser fundada, bajo sanción de nulidad, en la personalidad moral del condenado, su actitud posterior al
delito, los motivos que lo impulsaron a delinquir, la naturaleza del hecho y las demás circunstancias que demuestren la
inconveniencia de aplicar efectivamente la privación de libertad. El tribunal requerirá las informaciones pertinentes para
formar criterio, pudiendo las partes aportar también la prueba útil a tal efecto.
Igual facultad tendrán los tribunales en los casos de concurso de delitos si la pena impuesta al reo no excediese los tres
años de prisión.
No procederá la condenación condicional respecto de las penas de multa o inhabilitación.

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