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Decada perdida y Desaparecidos en Honduras

Estudiantes:

Ana Isabel Echeverria Leiva – 62341199

Kelvin Johan Orellana Rojas – 62341241

Andrea Zulema Gomez Aceituno – 62251270

Docente:

Lic. Maynor Saenz

Fecha:

10/12/23
T-9- HONDURAS

La década perdida
jueves 13 de octubre de 2011 Hay eufemismos que no pueden disimular su estrechez. En Honduras, a donde viajo
mañana para comenzar esta segunda fase de Ruta Otramérica, le llaman La Década Perdida a los terribles años
80, los de la locura fanática y de la "Doctrina de Seguridad Nacional".

Suazo Córdoba y Álvarez Martínez


Por Víctor Alejandro Mojica Páez
En la “década pérdida” (1980-1990), en Honduras se podía escuchar a un presidente (Doctor Suazo Córdova) decir cosas como
esta: “A las ñángaras (comunistas) no les gusta mucho cuando me refiero a los militares como compañeros de armas ya que soy
el comandante de las Fuerzas Armadas, pero para que más les duela voy a llegar vestido de fatiga a Casa Presidencial y así voy a
visitar los batallones” … Y al jefe de las Fuerzas Armadas (General Gustavo Álvarez Martínez), estas otras palabras: “Los
subversivos no tienen derechos humanos”. El escenario de terror era un hecho: se había creado para destruir todo intento de
reclamo social y legitimar cualquier violación, con el apoyo de la fuerza militar hondureña, que gozaba de un extenso historial
de impunidad e intolerancia. Estados Unidos tenía las narices muy metidas, y alentaba una guerra contra sus vecinos, El
Salvador y Nicaragua, que vivían sus propias revoluciones. En aquella época cobró mucho protagonismo el general Gustavo
Álvarez Martínez, jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras (1982-1984), de una línea muy dura que promovía las
desapariciones, las torturas y los asesinatos selectivos.
Coroneles disidentes lo habían denunciado porque Álvarez Martínez “arrastrará a grandes desgracias al Gobierno y pueblo de
Honduras, si antes no se pone coto a su psicosis extremista y a su locura por aniquilar físicamente y hacer desaparecer, como lo
ha hecho a todo el que no sustente sus mismas ideas radicales”. Demasiado tarde. En 1983, uno de sus casos más conocidos, el
ejército hondureño cercó a una incursión rebelde que lideraba el doctor José María Reyes Mata, un conocido dirigente de la
izquierda de este país, y el padre Guadalupe –James Francis Carney Hamley-, de Chicago, Illinois, que impulsaba una línea
violenta para la transformación de Centroamérica. “Tendré que renunciar a ser jesuita por un tiempo hasta el triunfo, porque las
leyes actuales de la Compañía de Jesús no permiten que un jesuita sea guerrillero. Me duele hacerlo”, mencionó antes de
involucrarse en la incursión que acabaría con su vida. A Reyes Mata y al padre Guadalupe no les quedó otra que rendirse. Sin
salida, se entregaron, junto a otro grupo de rebeldes, y fueron llevados a un campamento de las Fuerzas Armadas, donde Álvarez
Martínez había dado órdenes de torturarlos y ejecutarlos. Así se hizo. Al Doctor Mata le desmembraron el brazo derecho, le
arrancaron las uñas de los pies –sin anestesia- y se las dieron de comer, les cortaron los dedos. Un coronel que participó de la
ejecución le confesó a la familia que “tu hermano murió como un héroe, porque murió sin decir tan solo una palabra; y fue fiel a
sus principios y a sus ideales. Y eso hace a cualquier humano, verlo bajo el cristal de la grandeza”. El padre revolucionario
también fue asesinado
Introducción
El término "La década perdida" se refiere a la década de 1980 en Honduras, que se caracterizó por la locura
fanática y la implementación de "principios de seguridad nacional". Durante este período, el país vivió un
escenario terrorista caracterizado por violaciones de derechos humanos, desapariciones, torturas y
asesinatos selectivos relacionados con la lucha contra los movimientos de izquierda y la influencia de
Estados Unidos en la región. La personalidad del general Gustavo Álvarez Martínez, entonces comandante
del ejército hondureño, se hizo famosa por su postura de línea dura y su impulso a favor de acciones
radicales.

Este período ha dejado un legado inquietante con efectos que todavía se sienten hoy, lo que justifica el uso
del término "Década Perdida" para describir este período en la historia de Honduras.
Aplica el análisis de juicio lógico de manera crítica:

Hecho Opinión

Época donde la locura fanática y de la “Doctrina de seguridad


La década perdida de los 80. nacional”. En la que no
se respetaban los derechos humanos ni la opinión social.

El presidente y el jefe de las fuerzas armadas fueron personas


Frialdad por parte del que solo defendían su interés e
gobierno. ideales sin importar los demás y pasaban sobre
cualquiera para conseguir 10 que querían.

Creación de un escenario de Este fue creado para intimidar al pueblo a no


guerra. revelarse contra el gobierno y así no poder defender sus
derechos y la ley.

Las personas reconocidas que Queriendo hacer una reforma y cambiar centro
murieron siendo mártires como américo y liderando una línea de rebeldes para
José María Reyes Mata y el lograrlo estos fueron capturados y rindiéndose
Padre Guadalupe James para cumplir sus principios y no renunciar a ser
Francis Carney jesuitas por un tiempo hasta el triunfo, porque
Hamley. las leyes actuales de la compañía de Jesús no
permiten que un jesuita sea guerrillero.

Del otro lado de la historia, Álvarez Martínez elogiaba su triunfo: “Esto está comenzando, y aunque las
Fuerzas Armadas están preparadas lo que debemos preguntarnos es si el pueblo hondureño está preparado
para ayudarnos”. Fue designado “Hombre del año” en 1983, “Maestro del año”, y recibió otra serie de
homenajes por considerarse una especie de jefe supremo que defendía la sociedad “occidental y cristiana
del comunismo”.
Al año siguiente lo tumbaron y se cambió al fanatismo religioso como parte de la iglesia protestante El
Nazareno, en Estados Unidos, donde residió hasta abril de 1988. Murió en enero de 1989 bajo el fuego de
una ametralladora que le destruyó el pecho, el abdomen y las piernas. Tan sólo un día antes, el general
retirado se había confesado en la Iglesia Misionera Inter dimensional en Tegucigalpa: “En mi niñez era
rebelde, todo me molestaba, era muy difícil; por eso el Señor me inclinó a la carrera militar, porque
esperaba el momento en que yo lo conociera. Buscó que manos humanas controlaran mi carácter, me
disciplinaran, y eso me ayudó a controlarme” … También iba diciendo que estaba en proceso de
"santificación".
La “Doctrina de Seguridad Nacional”, alentada por Estados Unidos en la región y apoyada por Álvarez
Martínez en Honduras, con el pasar de los años, dejó una huella de, al menos, 160 mil muertos en
Centroamérica…
Aplica el análisis de juicio lógico relacionado con Gustavo Álvarez Martínez como parte de la historia de
Honduras de la década de los 1980.
Qué leo Qué no leo Qué concluyo
Fue un ferviente
Fue designado “Hombre del año” en 1983, Que su reputación fue tan anticomunista, cercano al
“Maestro del año”, y recibió otra serie de excelente que salió sin presidente Suazo
homenajes por deseo una especie de jefe pena y sin gloria de la Córdova y aliado de las
supremo que defendía la sociedad. institución militares. políticas anticomunistas
americanos es Centro
occidental y cristiana del América.
comunismo”. Se cambió al fanatismo
religioso como parte de la iglesia protestante
el nazareno, en Estados Unidos, donde residió
hasta abril de 1988. Murió en enero de 1989
bajo el fuego de una ametralladora que le
destruye el pecho, el abdomen y las piernas.
Por si existiera el perdón
Una confesión que no puede borrar el pasado.

CITA. El hombre sonrió tratando de que la mueca que deformó sus labios pareciera agradable, saludó con su mano
huesuda y áspera, y se sentó despacio, poniendo el bastón a un lado. Es un hombre común, de unos cincuenta y
tantos años, de regular estatura, delgado sin ser flaco, con canas en las sienes, corte de pelo estilo militar y rostro
anguloso en el que se nota la ansiedad que no puede controlar. En sus ojos vidriosos hay tristeza, como si una
enorme culpa se proyectara a través de ellos. –Gracias por venir –dice con voz suave–, me está haciendo un gran
favor. –Recibí su carta y me interesó su historia… ¿Trajo los documentos? –Algunos. Con estos será suficiente para
que sus lectores sepan que lo que le cuento es la verdad. Empujó una carpeta verde, vieja, llena de papeles
amarillentos, recortes de periódicos, fotos antiguas y páginas manuscritas en azul y rojo. –Tengo información con la
que podría escribir libros enteros… Son datos que se pueden comprobar con facilidad, el problema es que mucha de
la gente que sale en estas historias sigue viva, algunos son poderosos, otros son adinerados y otros muchos quieren
morir en el anonimato, con el peso que llevan en su conciencia. –Entonces, ¿por qué quiere hablar de eso? ¿No será
peligroso para usted? –Tal vez no… Y no lo hago para señalar a nadie ni para juzgar una época que no quisiera haber
vivido... Nada de eso me importa. Solo quiero contar algo, una parte de lo que hicimos hombres que creímos que
servíamos a la patria, hombres equivocados que hicimos cosas equivocadas y que no deben repetirse jamás. ¡Jamás!
Ahora le brillan los ojos. Está llorando por dentro. – ¿Recuerda el caso que se llamó “Confesiones de un 3-16”? Pues
eso no es nada comparado con lo que fui archivando en treinta años de servicio… Por supuesto, dos páginas en EL
HERALDO son poquísimo para contarle a la gente lo que muchos criminales de verde olivo hicimos en contra de
gente que, muchas veces, era inocente, como aquel muchacho del Intae, por ejemplo.

INICIOS. Desde niño soñé con ser soldado. Era mi mayor ilusión. A los dieciocho, después de graduarme en el
Instituto Superación de Choluteca, entré a las Fuerzas Armadas. Me presenté en Salamar y pronto estaba manejando
un tanque, un Saladin de 1956, un carro de asalto, hecho en Inglaterra. Yo tenía solo dieciocho años. Era el tanquista
más feliz del Regimiento de Caballería Blindada, Recablin. A los diecinueve era cabo. Fue por ese tiempo que nos
destacaron en Olancho, en las selvas de Olancho, cerca de la frontera con Nicaragua. Una columna guerrillera,
encabezada por un sacerdote, un padre jesuita, traía la guerra a Honduras y nos enfrentamos a ellos hasta que los
exterminamos. Fue una carnicería. Los guerrilleros estaban enfermos, con hambre, desorientados y no presentaron
mucha resistencia. Pero nosotros teníamos órdenes. No quedó ni uno. Después me di cuenta que al padre lo agarraron
vivo... Recuerdo a un oficial que andaba las sandalias del padre colgando en el uniforme como si fueran trofeos de
guerra. – ¿Qué pasó con el padre? –Todo el mundo lo sabe... Yo lo vi cuando lo subieron a un helicóptero... Estaba
flaco, moribundo...– ¿Estaba herido? ¿Lo mataron? ¿Se murió? –No sé... En ese momento le agarré gusto al Ejército.
Los comunistas eran enemigos de la patria y había que exterminarlos. Nosotros íbamos a salvar a Honduras del
comunismo. Eso nos decían los gringos que nos entrenaban. – ¿Participó en más operaciones en la selva de Olancho?
–Eso no duró mucho…

Pero como yo era entusiasta y me gustaba lo que hacía, me reclutaron para un equipo de inteligencia anticomunista...
No era 3-16, y teníamos mucho que ver con la Policía, con la Fuerza de Seguridad Pública, pero sobre todo en el
DIN, el Departamento de Investigación Nacional. Nos encargábamos de vigilar comunistas de los sindicatos, de los
frentes estudiantiles, a la gente revoltosa de las universidades... Así cayó Hans Albert Madisson... ¿Lo recuerda?
Usted escribió sobre él. ¿Ve estos recortes? Hans. Nos mandaron a una operación en la Florencia... Yo me había
fumado tres puros de marihuana y estaba medio loco, odiando a todo el que oliera a comunista. Cuando me dijeron
que habían agarrado a un universitario comunista, me alegré y me acerqué al Jeep donde lo tenían. Era alto, delgado,
casi rubio y tenía ojos claros, como azules... Estaba sangrando de la boca, lo habían golpeado con la culata de un
Garand y le habían arrancado los dientes de adelante. Después me di cuenta que era puente el que tenía... Se lo
llevaron y nadie volvió a saber de él... A la familia le pagó el Estado una millonada..., pero el cadáver que hallaron
en la carretera del norte no era el del muchacho... Ese cuerpo no lo hallarían jamás...– ¿Por qué? –Lo que voy a
contarle es duro…–Si es la verdad, dígalo. –Es la verdad, pero yo no puedo probarla... Mi palabra es todo... No
quedaban pruebas de lo que hacíamos...– ¿Qué pasó con el muchacho? –Me contaron los compañeros que lo
mataron… Y se lo dieron a los lagartos... Usted también escribió sobre los lagartos, ¿se acuerda? –Culparon a Billy
Joya de este asesinato…El hombre sonríe con tristeza. También hay tristeza en sus ojos. –Billy Joya nada tuvo que
ver en eso... Yo lo conocí muchos años después... La orden la dio un capitán... Lo habían golpeado mucho y si lo
dejábamos vivo tendríamos problemas con la gente de los derechos humanos...– ¿Capturaban bastante gente? –Sí,
hondureños, salvadoreños del Farabundo Martí, sandinistas, guerrilleros de Guatemala... En esa época Centroamérica
era un polvorín; solo faltaba Honduras y los Cinchoneros le querían meter fuego...

Aplica el análisis de juicio lógico relacionado con el caso del desaparecido Hans Madisson:

Hecho Opinión

Así inicio el proceso de reclutamiento de


Nos encargábamos de vigilar comunistas de personas para equipos de inteligencia
los sindicatos, de los frentes estudiantiles anticomunista para contrarrestar a las personas
Gente revoltosa de las universidades, así cayo que pertenecían a la izquierda.
Hans Albert Madison.

Nos mandaron a una operación en la Esto con llevo con la captura del Sr. Hans y la
Florencia, yo me había fumado tres puros de forma salvaje que lo capturaron, torturaron y lo
marihuana y estaba medio loco, odiando a ejecutaron quitándole la vida a esta persona y
todo el que oliera a comunista. no encontramos su cuerpo.

Mi palabra es todo, no quedan pruebas de lo El expuso como se llevó a cabo la verdadera


que hacíamos, ¿Qué paso con el muchacho? ejecución del Sr. Hans, lo ejecutaron y después
se lo dieron al lagarto.

¿Capturaban bastante gente? Hondureños, Salvadoreños del Farabundo


-Si Martí, sandinistas, guerrilleros de Guatemala.
En esa época Centroamérica era un polvorín;
solo faltaba honduras y los cinchoneros le
querían meter fuego.
Pero los detuvimos...– ¿Cree usted que hizo lo correcto? –En ese tiempo no nos poníamos a pensar si era correcto o
no lo que hacíamos; recibíamos una orden y la cumplíamos. Eso era todo. Yo era obediente y no deliberante...–
Perdone que lo interrumpa, por favor. Dígame algo, ¿por qué cuenta todo esto ahora? Hay un silencio de cementerio.
Pasan largos segundos, el hombre mira la taza de café que ya se enfrió y parece reprimir un suspiro. Algo pasa en su
interior. Algo triste y doloroso.

Cuando levanta la cabeza, responde: –No quiero morir con esos secretos... No puedo seguir viviendo con las
pesadillas... Oigo los gritos, los alaridos, los huesos al quebrarse, la piel que truena cuando la corta el cuchillo, la piel
que hace un ruido horroroso al quemarse... La gente que se ahoga cuando le poníamos la capucha... ¿Sabe que es la
capucha? Un pedazo de neumático, de hule, al que le poníamos cal... Poníamos al sospechoso boca abajo, amarrados
los pies y las manos a la espalda, le poníamos el hule en la cara y lo halábamos hacia atrás... Muchos no resistían y
otros confesaban cosas que nosotros sabíamos que no eran la verdad...– ¿Torturaron bastante gente? –Mucha gente…
Mujeres también. – ¿Las violaban? –Yo no... Otros sí. –Volvamos a la pregunta... ¿Está seguro de que quiere que
esto se conozca? –Carmilla tiene muchos lectores, miles de lectores..., y lectoras... Yo soy parte de la basura de una
época, y esa época tiene su historia, negra, grotesca, dolorosa, pero debe ser conocida, y yo escribí parte de esa
historia con la sangre de las víctimas... Hoy he entendido que solo era un asesino, aunque era un militar y me sentía
orgulloso de serlo. Pero era la época de las guerrillas, del comunismo, la época de la Doctrina de Seguridad del
Estado... Yo me creía un patriota... ¡Pobre de mí! Solo era un asesino entrenado y dirigido por otros asesinos con
rangos más altos que el mío... Pero eso éramos: asesinos. Una lágrima salta por una mejilla pálida y helada y él la
limpia con el dorso de su mano huesuda de dedos largos con uñas afiladas como garras. Alrededor pasa la gente,
ruidosa, lejana. En el interior de aquel hombre, que parece envejecer con cada palabra, el ruido es mayor, no puede
silenciar los gritos de su conciencia.

Después de haber leído el párrafo anterior analiza en la tabla de dos columnas:

Según lo relatado por el exmilitar ¿por qué las personas como el, Después del argumento anterior, realmente ¿que conserva este
creyeron que eran patriotas a pesar de sus abominables acciones? exmilitar de esa década de los 1980?
Argumenta de manera crítica.
¿Actualmente cree que vive como un patriota? Explica
El exmilitar y otros individuos involucrados en operaciones de El exmilitar recuerda haber participado en operaciones de
inteligencia anticomunistas se creen patriotas a pesar de sus actos inteligencia anticomunistas que incluyeron la detención y tortura
atroces, gracias a la ideología y la propaganda que promueven la de personas sospechosas de tener vínculos con movimientos de
lucha contra el comunismo como un acto de defensa de la patria izquierda, como en el caso de Hans Albert Madison.
y la democracia. Aunque el exmilitar reconoce la brutalidad de sus acciones y
Las personas que participan en actividades ilegales o inmorales a expresa pesar, todavía recuerda su participación en esas
menudo justifican sus acciones creyendo que están protegiendo a operaciones y reconoce que aún carga con el peso de sus acciones
su país de amenazas internas y externas. Además, es posible que durante esos diez años, sugiere.
hayan estado influenciados por la presión social o la lealtad hacia Es difícil decir si actualmente vive como un patriota. Si bien
sus superiores, lo que los llevó a justificar sus acciones como alguna vez pudo haber creído que sus acciones en la lucha contra
necesarias para el bienestar de la nación. Sin embargo, es el comunismo estaban justificadas en nombre de su país, el
importante señalar que creer que las acciones de uno están remordimiento y el reconocimiento de la brutalidad de sus
justificadas como un acto patriótico no exime a las personas de la acciones llevaron a un cambio en su percepción. Sin embargo, es
responsabilidad por sus crímenes. La defensa de la patria no debe importante recordar que el concepto de patriotismo es subjetivo y
utilizarse como pretexto para violaciones o atrocidades de los puede variar según la perspectiva de cada persona.
derechos humanos. La ética y la moralidad deben prevalecer Por lo tanto, el reconocimiento actual de usted mismo como
sobre la ideología y la lealtad ciega a la autoridad. patriota depende de su propia reflexión sobre acciones pasadas y
de su compromiso con los valores éticos y morales.
MANOS. Pasan los minutos y el color vuelve a su rostro. Levanta las manos, las muestra, girándolas despacio y
dice: – ¿Ve estas manos? Están manchadas de sangre... Llevo esto por dentro y no lo había contado nunca porque sé
que nadie va a entender... Bertha Oliva dice que somos asesinos, y tiene razón, porque las órdenes que recibimos no
son atenuantes de mis crímenes...

–¿Cuántos compañeros suyos piensan así? –Todos, incluso los que hoy son altos oficiales...–¿Participaron con usted
en las torturas? –Sí... algunos... Pero ya me olvidé de ellos...–¿En qué otras operaciones participaron? –En muchas...
Tendría usted para escribir por años...–Cuénteme una de las más impactantes, de las más destacadas, de esas que la
gente recuerda por mucho tiempo...El hombre abre la carpeta, saca unos recortes de periódico y los pone al frente,
sobre la mesa, acompañado de unos manuscritos. –¿Recuerda a este hombre? –Sí, claro...

Ramón Matta Ballesteros…–Estuve como personal de apoyo... Los gringos se lo llevaron, pero quienes lo sacaron de
la casa eran soldados y policías hondureños; el presidente estaba de acuerdo... Le pusieron evidencia en el
comedor..., usted sabe, se la plantaron, y se lo entregaron a los gringos... No fue legal pero donde manda capitán no
manda marinero... ¿Recuerda al general que mataron en el bulevar Suyapa? (Se refiere a Gustavo Álvarez
Martínez) Aquí está la foto... Siempre le echaron la culpa a los Cinchoneros... Ellos no fueron. La orden vino del
norte... Vino gente de allá... Dos de los tiradores eran hondureños, soldados activos...

Uno de ellos murió en un billar, en Los Dolores, arriba del Hoyo de Merriam; se resistió a un registro y un soldado
le disparó... Los carros los trajeron del norte, por El Salvador, vinieron en dos Chinook, esos helicópteros grandes...
Pero dejaron botado a uno de los tiradores y este tuvo que robarle el carro a una mujer para escapar...– ¿Cómo sabe
todo eso? ¿Se lo contaron? –No, yo estaba cerca, como personal de apoyo, por si algo salía mal...– ¿Usted vio
cuándo le dispararon al general? –Sí; detuvieron el carro, le dispararon y él se bajó, con la Biblia en la mano, les dijo
algo a los tiradores, pero lo mataron igual. –¿Sabe usted qué les dijo? –Me contaron después. Les dijo: “No hagan
esto conmigo”.
¿Qué opina de las acciones contra Ramón Matta ¿Por qué cree que el mismo ejército de Honduras a
Ballesteros? quién Gustavo Álvarez Martínez sirvió
posteriormente lo eliminó?

Las acciones contra Ramón Matta Ballesteros, que Las acciones contra Ramón Matta Ballesteros, que
involucraron a soldados y policías hondureños en su involucraron a soldados y policías hondureños en su
detención y posterior traslado a Estados Unidos, fueron detención y posterior traslado a Estados Unidos, fueron
ilegales y violaron derechos humanos. ilegales y violaron derechos humanos.
Los exmilitares dicen que formaron parte del personal de Los exmilitares dicen que formaron parte del personal de
apoyo a este evento, pero su involucramiento en estas apoyo a este evento, pero su involucramiento en estas
actividades ilegales los coloca en una posición de ser actividades ilegales los coloca en una posición de ser
cómplices de la violación de la ley y de los derechos cómplices de la violación de la ley y de los derechos
fundamentales de las personas. fundamentales de las personas.

¿Recuerda usted el asesinato del comandante Bravo? Era un teniente coronel de la guardia de Somoza...–Tengo
información sobre él... Combatió en Rivas contra el comandante Cero, en la ofensiva final de los sandinistas contra
Somoza. Creo que fue en 1978 o inicios de 1979. – Se decía que lo mataron los sandinistas... Supe después que
estaban involucrados algunos compañeros suyos y dos oficiales hondureños por malos arreglos...– ¿Usted qué tuvo
que ver en eso? El asesinato de Pablo Salazar, o comandante Bravo, fue en octubre de 1979...–Estuve dándole
seguridad por algún tiempo a un coronel que tenía negocios con un señor Cerna, uno de los que dirigió la operación y
que trabajaba en el consulado de Nicaragua…– ¿Participó el coronel en el caso? –No, de eso estoy seguro, pero
alguna gente cercana a él, sí... Era gente cercana a la Dirección Quinta de la Inteligencia Militar Sandinista, que tenía
negocios no muy sanos con ciertos oficiales hondureños de esa época. Una vez que estaba muy bebido me contó
cómo mataron al hombre, con un tiro de .22 en la cabeza... Lo engañaron con una mujer que había sido su querida en
Nicaragua... Dejaron el cuerpo debajo de una cama... Tardaron en encontrarlo...

– ¿Por qué me cuenta eso? Íbamos a hablar solo de los casos en que usted participó...–Tiene razón; no lo escriba si
no quiere…– ¿En qué otras operaciones participaron usted? – ¿Usted tiene una lista de los desaparecidos en
Honduras? Pues, empecemos por el principio, con los detenidos que no aparecieron nunca... Tomás Nativí... Róger
Gonzales... Eduardo Lanza...– ¿Va a mencionar nombres? –Algunos que son conocidos... Tomás Nativí, por
ejemplo... Yo estaba bien chavalo cuando me llevaron a la operación, decían que era un revolucionario peligroso, de
la Unión Revolucionaria del Pueblo, o algo así... Nos encapucharon... Era 1981...El hombre baja la voz, mira hacia el
frente, con mirada perdida y suspira. En aquel suspiro sale gran parte de la angustia que amenaza con estallar en su
pecho. –Carmilla, voy a decirle algo... Hoy que estoy hablando de esto, de este pasado horroroso que no puedo borrar
de mi mente, me da miedo, miedo de que esa gente salga de la tumba y me vean de frente, me acusen... Un día vi a
doña Bertha Oliva y sentí miedo, ganas de llorar, de gritarle que yo sabía lo que había pasado con su marido... Ese
día lo recordaba bien... Creo que ella estaba preñada... que iba a tener bebé... Y yo fui uno de los que se llevó al
papá... Llevo eso en mi conciencia y no me deja vivir en paz.

¿Qué puedo hacer? Contarlo nada más... Contárselo a usted, para que lo escriba, para que quede constancia de lo que
hicimos en esa época hombres que creímos que defendíamos a la patria… ¿Sabe que le tengo miedo a la cárcel?
¿Sabe que le tengo miedo a mis hijos, a que mi esposa y que ellos sepan los secretos que guardo en mi corazón? –
Perdone que lo interrumpa…El hombre se limpia una nueva lágrima. Es la segunda que logra saltar por las mejillas
pálidas y heladas… Las demás se las ha tragado, las ha mordido para detenerlas…–Dígame. – ¿Por qué quiere contar
todo eso? ¿Por qué está haciendo eso? –Ya me preguntó eso antes. – Sí. ¿Por qué? Nuevo silencio. – ¿Sabe por qué
lo hago? –En realidad, no… No es solo para que se escriba una parte de esa historia... ¿verdad? –Tiene razón... Es
para desahogarme, para que se sepa, también, pero más para aliviar mi conciencia de tantas culpas... Lo hago por si
existiera perdón para mí...

Aplica el análisis de juicio lógico desde un perfil psicológico y social relacionado con el exmilitar que cuenta la
historia:

Qué leo Qué no leo Qué concluyo

El exmilitar pedía una entrevista Lugar donde se ejecutaron los Los beneficios al gobierno de los
a una periodista de uno de los crímenes y los lugares donde se Estados Unidos debido a que
medios escrito con mayor enterraron los cuerpos, solo se Centroamérica estaba
circulación en el país por unas menciona el lugar de un cuerpo convulsionado por todas las
razones. que fue lanzado a unos lagartos. guerras.

Se participó que no puede borrar


de se mente el miedo, ya que por
su pasado horroroso de varios
crímenes.
Después de haber leído los artículos: La década perdida y Por sí existiera el perdón, exponga desde dos puntos de
vista.

¿Por qué se les denominó a los años de ¿La doctrina de seguridad nacional le trajo a Honduras
1980 como la década perdida? beneficios o dejó un legado siniestro con repercusiones
actualmente? Cualquiera que sea la respuesta explica de manera
analítica.

En esa decada se pudo describir las crisis Dejó un legado siniestro por la cantidad de asesinatos o crimenes y
economica sufrida en America latina que desparicion de cuerpos solo por tener ideales distintos, dejó un pasado
comprendian en deudas externas. o legado oscuro y muy malo.

Leer más
en: http://www.elheraldo.hn/csp/mediapool/sites/ElHeraldo/OtrasSecciones/NuestrasR
evistas/story.csp?cid=700411&sid=1653&fid=373
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Análisis de la canción Centroamérica de Alux Nahual


Aplica el análisis de juicio lógico Positivo-Negativo-Interesante con la letra de la canción
Centroamérica como un reflejo fiel de lo que fue la década de 1980 conocida como la década perdida.

Profundiza con su análisis, debe de extraer los tres aspectos que se le exigen en los cuales demuestra que
interpreta correctamente la lírica de la canción.
Positivo Negativo Interesante

Este hecho quedó marcado en Dejamos que personas extranjeras


nuestra historia porque para bien vengan a nuestro país a La forma de que una canción se
nos ayudó a que el pueblo se prepararnos una guerra que no pueda sentir tanto, contar tanto
uniera y se apoyara. debíamos haber participado. sufrimiento y acciones que se
daban en ese tiempo.
CONCLUSION:

Aunque se considera que se inició con la moratoria parcial declarada por México hace 40 años, la crisis de
la deuda de la década de 1980 afectó a 18 países de la región. Pie de foto, Sin capacidad para hacer frente a
sus deudas y gastos, los gobiernos latinoamericanos terminaron acudiendo al FMI. Concretamente, la
década pérdida, se explica desde el comienzo de la quiebra mexicana en el año 1982, cuando no pudo
afrontar definitivamente
los pagos de su deuda externa, con los organismos internacionales y otros entes. Durante los años 1970, el
alza del precio de las materias primas (principalmente el petróleo) y el abaratamiento del dólar desembocó
en el arribo masivo de divisas a Latinoamérica, región que por aquel entonces se debatía entre un modelo
de industrialización dirigido desde el Estado o un modelo de mercado.

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