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2.3. El Sexenio Revolucionario: la Constitución de 1869.

Gobierno provisional, reinado


de Amadeo de Saboya y Primera República.

La Revolución de 1868 que expulsó a Isabel II abrió paso a un periodo de fuertes cambios
denominado como el Sexenio revolucionario. Constituyó el primer intento de establecer en
España una democracia tal y como se entendía en el siglo XIX, es decir, basada en el sufragio
universal masculino. En esos seis años (septiembre de 1868 – diciembre de 1874) se
intentaron varias soluciones para sustituir la desprestigiada monarquía de los Borbones: una
regencia, una monarquía, una república y finalmente, tras la dictadura del general Serrano, se
produjo de nuevo la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII:

La grave crisis económica, financiera, agraria e industrial, a la que se le suma el deterioro del
sistema político y la impopularidad de la reina, desencadenará el golpe de Estado que destronó a
Isabel II.

En septiembre de 1868 tiene lugar el alzamiento de Juan Bautista y Topete contra el


gobierno de Isabel II. Prim y Serrano se unen y consiguen el apoyo de la población (Manifiesto
“Viva España con honra”). Se forman en las grandes ciudades, juntas revolucionarias. La batalla
del Puente de Alcolea supone la derrota de los isabelinos. Dimite el gobierno y la reina se
exilia a Francia. Se forma entonces un gobierno provisional en el que Serrano es proclamado
regente y Prim es nombrado presidente de un gobierno de progresistas y unionistas. El nuevo
gobierno provisional constituido por los partidos que aceptaron el Pacto de Ostende, con la
exclusión de los demócratas. Ésta aprueba decretos sobre demandas populares (libertad de
imprenta, derecho de reunión y asociación, sufragio universal, etc) y se convocan elecciones a
Cortes constituyentes. Celebradas en enero de 1869, éstas son las primeras bajo el sufragio
universal masculino (mayores de 25 años). Vencen los progresistas pero con importantes
minorías de carlistas y republicanos.

Las Cortes aprueban la Constitución en julio de 1869. Ésta establece un amplio régimen de
derechos y libertades: libertad religiosa, aunque el Estado debe mantener el culto de la católica,
soberanía nacional y estado monárquico. El poder legislativo recae en las Cortes bicamerales.
El rey no puede vetar las leyes. El ejecutivo recae en el rey a través de sus ministros y se
ponen las bases para una independencia efectiva del poder judicial. El judicial recae en los
tribunales de justicia al cual se accede mediante oposiciones; era un cuerpo independiente al
resto de poderes del Estado.

Las fuerzas políticas en juego ahora son los carlistas; los moderados, y progresistas (Prim,
Sagasta), monárquicos pero en contra de los Borbones; los demócratas, divididos en
monárquicos (Rivero y Ríos Rosas) y republicanos (Castelar); y los republicanos federalistas (Pi
y Margall).

Había nueva Constitución, pero España era una monarquía sin rey. Descartada la vuelta de los
borbones por todos. Finalmente la corona recayó en Amadeo de Saboya, segundo hijo del rey de
Italia y candidato de Prim. Fue proclamado rey el 2 de enero de 1871, con la oposición frontal de los
moderados, fieles a los Borbones que comienzan a pensar en la restauración mediante el hijo de
Isabel II: Alfonso XII. Además los carlistas se rebelaron (Tercera Guerra Carlista hasta 1876).

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Oposición también a Amadeo de republicanos y clases populares, quienes desde 1872 se producen
nuevos conatos de rebelión de federalistas.
La Guerra en Cuba (1868-1878), liderada por propietarios criollos y la desintegración de la coalición
gubernamental (los partidos del pacto de Ostende), crean una gran inestabilidad política, con seis
gobiernos en dos años. El 11 de febrero de 1873 Amadeo de Saboya abdica de un reino
ingobernable.

Tras la renuncia de Amadeo las Cortes aprueban el establecimiento de una república: 11


de febrero de 1873. En ella se distingue una República Federal (11 de febrero de 1873-3 de
enero de 1874) y II Regencia (3 de enero de 1874-29 de diciembre de 1874). La República
nació sin apoyos, ni dentro ni fuera de España. La inestabilidad encuentra sus raíces en nuevas
juntas revolucionarias en varias ciudades, el naciente movimiento obrero que reivindica medidas
sociales como mejora de salarios y jornada laboral, y el campesinado que pide un reparto de
tierras más justo.

La I república tuvo cuatro presidentes:


1. Estanislao Figueras, representa el republicanismo federal. Suprime los impuestos de
consumo y las quintas, pero la falta de recursos y desorganización del ejército le obligan a
dimitir. insurrección
2. Le sucede el gobierno de Francisco Pi y Margall, también del republicanismo federal, pero
llevando las reformas desde arriba, desde la legalidad. El 7 de junio de 1873 se proclamó la
República Democrática Federal. Tiene lugar el proyecto de Constitución Republicana
Federal de 1873. Este gobierno vive el problema de la cantonalista. El 12 de julio, se levanta
el cantón de Cartagena: revolución y federalismo desde abajo. La insurrección cantonal hunde
su gobierno, Pi no quiere emplear la fuerza y dimite.
3. Le sucede Nicolás Salmerón, quien lleva un programa republicano unitario. Salmerón
recurre al ejército para sofocar el cantonalismo. La condena a dos penas de muerte impuestas
por la autoridad militar le hace dimitir, por respeto a su conciencia, para no firmarlas.
4. El último gobierno de la I república es el de Emilio Castelar: representante del
republicanismo unitario, su gobierno supone la derechización de la república. Los militares se
convierten en árbitros de la situación. Pero, puesto que en la cámara eran mayoritarios los
federalistas, Castelar gobierna por decreto. La posición de Castelar, sin embargo, se hace
insostenible. Una moción de censura en su contra desde el republicanismo federal acaba con el
general Pavía dando el golpe de estado el 3 de enero de 1874.

Manuel Pavía, disuelve las cortes republicanas y entrega el poder a la coalición del Pacto de
Ostende, presidiendo el gobierno Serrano (dictadura de Serrano). El gobierno de Serrano, de
unionistas y progresistas, no cuenta con el apoyo de la base social suficiente. El más beneficiado
es Antonio Cánovas del Castillo, que busca la restauración borbónica. En 1870 Isabel había
abdicado en su hijo Alfonso. La campaña de Cánovas surte efecto en la población, ayudado por
el Manifiesto de Sandhurst (1-X-1874), en el que Alfonso promete un gobierno constitucional
y la ausencia de represalias. El 29 de diciembre de 1874, Martínez Campos da un golpe de
estado en Sagunto, proclamando la Monarquía en Alfonso XII. Comienza la Restauración.

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