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12 no reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus
concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como
instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre
los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 porque el
pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Pero además veamos que aquellos que hemos resucitado con Cristo:
3.- DEBEMOS ALEJARNOS DE AQUELLOS PECADOS QUE PARFECEN COMUNES O
INSIGNIFICANTES PERO QUE SON CARACTERÍSTICAS DEL VIEJO HOMBRE, EL CUAL
DEBEMOS HACER MORIR.
El versículo 8 del capitulo 3 del libro a los Colosenses dice así:
8 pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia,
palabras deshonestas de vuestra boca. 9 no mintáis los unos a los otros, habiéndoos
despojado del viejo hombre con sus hechos,
Cuan equivocados estamos al pensar que pecar delante de Dios es llevar a la practica los
pecados groseros de los que hablamos y constantemente defendemos con uñas y dientes
la manera en la que normalmente nos conducimos a diario. ¿no es así?
Somos de los que dicen,” así soy, así me conociste, gritona, o gritón, mal geniudo, ahora
te aguantas” , o somos de los que dicen: “ así soy de mecha corta y si te parece y si no ,
no es problema mío” , así soy mal hablado o mal hablada , solo así me hago entender
¿Cuál es el problema?, ¿en que afecta? , pues hermanos si somos parte de la fila de
creyentes que proceden de esta manera, hoy topamos con pared, porque la palabra de
Dios nos dice mis hermanos que también estos comportamientos son parte de la
naturaleza del viejo hombre, los cuales también deben ser desechados de nuestra vida.
Preste atención a lo que nos dice este día la bendita palabra de nuestro Dios. Efesios 4:17-
32. El pasaje es un poco extenso, pero bien vale la pena que este día abramos bien
nuestros oídos para escuchar con mucha atención la palabra de Dios.
17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que
andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de
la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los
cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer
con avidez toda clase de impureza. 20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21 si
en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está
en Jesús. 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.25
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque
somos miembros los unos de los otros. 26 airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol
sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo. 28 El que hurtaba, no hurte más, sino
trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el
que padece necesidad. 29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que
sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30 Y no
contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y
toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos
a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
¿Hay algo aquí en la palabra de Dios que no sea claro? Todas estas cosas que el Señor por
medio de su palabra nos manda a que nos despojemos hermanos con rastros de
carnalidad, de mundanalidad que necesitamos erradicar de nuestra vida.
La lista de pecados que Pablo menciona: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras
deshonestas, son tenidas por muchos de nosotros como pecados “insignificantes” que los
cristianos podemos pasar por alto o ver como normales porque no vemos ningún peligro
en ellos, pero apóstol Pablo nos reta a despojarnos de ellos en cada área de nuestras
vidas.
Los pecados de los que hablábamos en Colosenses 3:5 son fácilmente vistos como
incompatibles con la vida cristiana son más fáciles de señalar y de recalcar como pecados
que ofenden en extremos a nuestro Dios. Pero estos pecados a los que llamamos
“insignificantes” también son incompatibles con la personalidad del hijo de Dios, así que
debemos despojarnos de estos pecados también.
Pecados que se han convertido en hábitos en nuestra vida, pero que definitivamente no
son buenos hábitos. Por ello el apóstol Pablo nos exhorta a que nos despojemos de estos
malos hábitos espirituales que dañan nuestra relación con Dios.
Cuando una prenda hermanos nos comienza a apretar ¿qué es lo que hacemos? , ¿ nos la
ponemos así toda apretada y justa? No verdad, de hecho cuando no pasa de esta manera
nosotros mismo estamos incomodos ¿no es así? , no nos sentirnos a gusto porque esa
vestimenta no nos lo permite estarlo , no podemos respirar, no podemos ni comer
porque nos queda tan apretada esa ropa que ya no le entra pero si ni un taco más,
pobres botones hermanos, están pero bien agarrados, para no reventar, y cuando así nos
ha llegado a suceder, que hacemos con esa ropa hermanos, le desechamos no es así, la
sacamos de nuestro closet, porque ya no va con nosotros. de la misma manera hay
conductas que ya no deben ir con nuestro carácter cristiano, conductas que cuando
hacemos uso de ellas nos deben hacer sentir incomodos y debemos también despojarnos
de ellas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas son ropajes que ya no van
con nuestra nueva personalidad en Cristo y que debemos desarraigarlas de nosotros.
Aunque nos duela, así como nos duele tirar la prenda que nos aprieta porque nos gusta
mucho, pero ya nos queda, si ya no va con nosotros, nos debemos deshacer de ella.
¿Por qué es necesario que lo hagamos así? Porque la palabra de Dios nos dice que no
contristemos al Espíritu Santo que mora en nosotros, es decir que no lo entristezcamos,
que no le causemos aflicción. Debemos ser hijos e hijas, que con la forma de vivir y de
actuar glorifiquemos cada día a Dios.
La palabra de Dios dice que el árbol se conoce por sus frutos. lucas 6: 43-45, y nos dice
además que el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón, saca lo bueno, y el hombre
malo, del mal tesoro de su corazón saca lo mal, porque de la abundancia del corazón,
habla la boca. Lucas 6:45
Pensemos en este día, que fruto deseamos presentar a Dios, que fruto tenemos en este
momento, y que cambios debemos hacer, no para beneficio de Dios, a Dios no le
beneficiamos en nada, no para beneficio de la iglesia, no para beneficio de mi prójimo,
sino para nuestro propio beneficio.
Termino expresando que quienes hemos sido resucitados con Cristo:
4.- DEBEMOS REVESTIRNOS DEL HOMBRE NUEVO
Esta renovación será posible en nuestras vidas, cuando estreguemos por completo nuestra voluntad a
Jesucristo, cuando consientes de la gracia inmerecida que hemos recibido, pongamos delante de el
como lo hizo el apóstol Pablo, nuestra vida, nuestro ser, nuestros pensamientos, nuestras debilidades, y
permitamos que el Espíritu Santo nos renueve por completo de nuestra pasada manera de vivir.
APLICACIÓN.
Debemos mantener nuestros corazones mirando hacia el cielo, hacia la gloria que viene
para nosotros. debemos buscar dar muerte a las cosas terrenales y malas que nos
conducen a la condenación eterna y abrazarnos de Jesucristo para que el nos ayude a
revestirnos con las cosas gloriosas.
Tener una mente celestial significa que buscamos dar muerte a todas aquellas cosas que
nos impiden vivir una vida de santidad, una vida de rectitud, una vida de integridad, una
vida espiritual. Debemos buscar vivir con corazones compasivos, con bondad, con
humildad, con mansedumbre y paciencia Debemos buscar vivir con la paz de Cristo y su
palabra en nuestros corazones, Sirviendo cada día a Dios con gratitud en nuestros
corazones.
Debemos hermanos revestirnos día a día de las vestiduras del Espíritu Santo para que
podamos ser vivificados en Cristo, así es como debemos adornar nuestra nueva vida.
Buscamos vivir extraordinariamente para nuestro Dios como muestra de gratitud al hijo
que lo entrego todo por nosotros en el madero, y con lo cual estamos eternamente
agradecidos, desechemos por completo las obras del viejo hombre y determinémonos
cada día a vivir con la vestimenta del nuevo hombre para así poder escribir nuestro
nombre en el hermoso libro de la vida y posibilitarnos una eternidad con Cristo nuestro
Salvador.
Dios les bendiga.