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Romanos capítulo 6 de la Biblia Reina-Valera 1960

Fue originalmente dirigido a los hermanos en Roma.


Escritor Apóstol Pablo

Lo que Pablo había dicho al final del capítulo 5 —que la gracia sobreabundó sobre todo
el pecado del hombre— suscita otra cuestión, de enorme importancia. ¿Acaso la
enseñanza del evangelio (la salvación por la gracia por medio de la fe) permite o siquiera
alienta a vivir de manera pecaminosa?

La respuesta, que es una rotunda negativa, se extiende a lo largo de los capítulos 6–8.
Aquí en el capítulo 6 la respuesta se centra alrededor de tres palabras clave: conocer (v.
3, 6), contar o considerar (v. 11), y presentar (v. 13).

Será de ayuda seguir el argumento de Pablo en este capítulo si comprendemos la


diferencia entre la posición del creyente y su práctica. Su posición es que está en Cristo.
Su práctica es lo que es debería ser en la vida diaria.

La gracia nos pone en la posición, y luego nos enseña a andar de manera digna de ella.
Nuestra posición es absolutamente perfecta porque estamos en Cristo. Nuestra práctica
debería corresponderse de una manera creciente con nuestra posición. Nunca se
corresponderá de manera perfecta hasta que veamos al Salvador en el cielo, pero
deberíamos irnos volviendo más y más conformados a Su imagen al ir pasando el
tiempo.

El apóstol presenta primero la verdad de nuestra identificación con Cristo en muerte y


resurrección, y luego nos exhorta a vivir a la luz de esta gran verdad.

A. El creyente bajo la gracia y el problema del pecado


habitual.
Versículo 1.

¿Deberíamos de vivir una vida de pecado para poder recibir más gracia?

“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”

a. ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? Pablo introdujo la idea


de que cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia (Romanos 5:20). Ahora se
pregunta si alguien podría tomar esta verdad para implicar que no importa si un
cristiano vive una vida de pecado, porque Dios siempre vencerá un gran pecado con
mayor gracia.

b. Perseveraremos en el pecado: El tiempo del verbo en la frase perseveraremos en


el pecado (el tiempo activo presente) pone en claro que Pablo describe la practica del
pecado constante. En esta primera parte de Romanos 6, Pablo escribe sobre alguien
que permanece en un estilo de vida de pecado, pensando que es aceptable para que
sobreabunde la gracia.

versículo 2.

Una vida de pecado es inaceptable porque nuestra muerte al pecado deveria


cambiar nuestra manera de mirar el pecado

“En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en
él?”

a. En ninguna manera: Para el apóstol Pablo, la idea de que alguien pueda perseverar
en el pecado para que la gracia abunde es impensable. En ninguna manera es una frase
fuerte.

b. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? Pablo
establece un principio importante. Cuando nacemos de nuevo, cuando hemos creído en
Jesús para nuestra salvación, nuestra relación con el pecado cambia permanentemente.
Hemos muerto al pecado. Por lo tanto, si hemos muerto al pecado, entonces no
debemos vivir aún en él. Simplemente no es adecuado vivir aún en algo a lo que hemos
muerto.

c. Los que hemos muerto al pecado: En este punto, Pablo tiene mucho que explicar
acerca de lo que él quiere decir con muerto al pecado, pero el punto general es claro:
los cristianos han muerto al pecado y ya no deben vivir en él. Antes estábamos muertos
en pecado; ahora estamos muertos al pecado.

Versículo 3-4.

La ilustración de la muerte del creyente al pecado: el bautismo.

“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido
bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte
por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.”
a. O no sabéis: Esto implica que Pablo está tratando algo que cada cristiano debe saber.

b. Que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús: La idea detrás de la
antigua palabra griega para bautizados es “sumergir o abrumar algo”. La Biblia utiliza
esta idea de ser bautizados de varias maneras diferentes. Cuando una persona es
bautizada en agua, ellos son sumergidos o cubiertos con agua. Cuando son bautizados
con el Espíritu Santo ellos son “sumergidos” o “cubiertos” con el Espíritu Santo. Cuando
son bautizados con sufrimiento, son “sumergidos” o “cubiertos” con sufrimiento. Aquí,
Pablo se refiere a ser bautizados – “sumergidos” o “cubiertos” en Cristo Jesús.

c. Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin
de que como Cristo resucitó de los muertos: El bautismo de agua del creyente (o, el
ser bautizados en Cristo Jesús) es una dramatización o “actuación” de la “sumersión”
del creyente o identificación con Jesús en Su muerte y resurrección.

“Esto denota la importancia que tenia el bautismo para el apóstol pablo”

d. Somos sepultados juntamente con él . . . como Cristo resucitó de los muertos


por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva: Pablo
también construye la idea de sumergirse bajo el agua como una imagen de ser
sepultados y salir del agua como una imagen de resucitar de entre los muertos.

versículo 5-10.

Considerando las implicaciones de nuestra muerte y resurrección con Jesús.

“Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así


también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre
fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin
de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del
pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que
Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea
más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto
vive, para Dios vive.”

a. Plantados juntamente con el Esto expresa una unión cercana. La frase “expresa
exactamente el proceso por el cual un injerto es unido con la vida de un árbol … La
unión es del tipo más cercano, y la vida de Cristo fluye hacia él” (Morris).

b. En la semejanza de su muerte: Dios nos llama a morir para este mundo así como
Cristo murió.
c. Así también lo seremos en la de su resurrección: El apóstol bajo inspiración divina
nos dice que si estamos dispuestos a morir para este mundo, así también resucitaremos
con el, en el cielo.

d. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él: La
muerte del viejo hombre es un hecho establecido. Esto sucedió espiritualmente cuando
nos identificamos con la muerte de Jesús en nuestra salvación.

e. Para que el cuerpo del pecado sea destruido:Dios utiliza nuestra muerte al viejo
hombre, la naturaleza del pecado, para liberarnos del pecado. Un hombre muerto ya no
puede tener autoridad sobre nosotros, así que debemos de recordar y tener por hecho
que el viejo hombre es crucificado juntamente con él.

f. Sea destruido: Si el viejo hombre está muerto, ¿por qué siento un impulso de pecar
dentro de mi? Viene de la carne, la cual es distinta al viejo hombre. Es difícil describir
con precisión la carne; algunos la han llamado “la proyección en la cual el hombre
interno es mostrado”. Nuestro ser interno tiene deseos, impulsos y pasiones; estás son
proyectadas en nuestra mente, en nuestra voluntad y en nuestras emociones. La carne es
lo que actúa el hombre interno.

g. A fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido


justificado del pecado: Nuestra esclavitud al pecado solo puede ser rota por la muerte.
Somos hechos libres del pecado porque el viejo hombre a muerto con Jesús en la cruz.
Ahora vive un hombre nuevo, un hombre libre.

h. Habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea


más de él: Ya que hemos muerto al pecado con Jesús, la muerte no se enseñorea más
de nosotros. El nuevo hombre no solamente tiene vida, tiene vida eterna.

i. Mas en cuanto vive, para Dios vive: La nueva vida que se nos concede no nos es
dada para que podamos vivir para nosotros mismos. Con la nueva vida, él para Dios
vive. No estamos muertos al pecado, libres del pecado, y se nos da vida eterna para
vivir de la manera que nos plazca, sino para vivir para agradar a Dios.

Versículo 11-12.

Aplicación práctica del principio de nuestra muerte y resurrección con Jesús.

“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que
lo obedezcáis en sus concupiscencias;”
a. Consideraos muertos al pecado: Consideraos es una palabra de contabilidad. Pablo
nos dice que contemos o consideremos al viejo hombre como muerto para siempre.
Dios nunca nos llama a “crucificar” al viejo hombre, pero que lo consideremos ya
muerto debido a nuestra identificación con la muerte de Jesús en la cruz.

b. Consideraos . . . vivos para Dios en Cristo Jesús: La muerte al pecado es solo una
parte de la ecuación. El viejo hombre se a ido, pero el nuevo hombre vive (como fue
descrito en Romanos 6:4-5).

c. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal: Esto es algo que solamente se
puede decir al cristiano, al que a crucificado su viejo hombre con Cristo y se le ha dado
un nuevo hombre en Jesús. Solo a la persona liberada del pecado se le puede decir: “no
reine, pues, el pecado”.

El cristiano es aquel que es liberado verdaderamente. El hombre o la mujer que aún no


se ha convertido es libre para pecar, pero no es libre para parar de pecar y vivir en
justicia, debido a la tiranía del viejo hombre.

d. No reine, pues, el pecado: El viejo hombre está muerto, y hay nueva vida

–libre de pecado– en Jesús. Sin embargo, muchos cristianos nunca experimentan esta
libertad. Debido a la incredulidad, autosuficiencia o ignorancia, muchos cristianos nunca
viven en la libertad que Jesús pagó en la cruz.

Versículo 13-14.

Cómo caminar en la libertad que Jesús nos ha dado.

“ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de


iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los
muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el
pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la
gracia.”

a. Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de


iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios: Una persona puede ser liberada
“oficialmente”, pero aún estar encarcelada. Si una persona vive en prisión por años y
luego es liberada, por lo regular siguen pensando y actuando como un prisionero. Los
hábitos de libertad aún no están arraigados en su vida. Aquí, Pablo muestra cómo
construir los hábitos de libertad en la vida cristiana.
i. En el siglo XIV, dos hermanos pelearon por el derecho de gobernar un ducado en lo
que hoy es Bélgica. El hermano mayor se llamaba Raynald, pero se le conocía
comúnmente como “Crassus”, un sobrenombre latín que significa “gordo”, porque era
horriblemente obeso. Después de una odiosa batalla, el hermano menor de Raynald,
Edward, dirigió una revuelta exitosa contra él y asumió el título de duque sobre sus
tierras. Pero en lugar de matar a Raynald, Edward ideó un curioso encarcelamiento. Se
construyó un cuarto dentro del castillo alrededor de “Crassus”, un cuarto con sólo una
puerta. La puerta no estaba con llave, las ventanas no tenían barras, y Edward le
prometió a Raynald que podría recuperar su tierra y su título en cualquier momento
que él quisiera. Todo lo que tenía que hacer era salir del cuarto que lo aprisionaba. El
obstáculo de su libertad no estaba en la puerta o en las ventanas, sino en el mismo
Raynald. Al tener sobrepeso, no podía caber por la puerta, aún cuando era de tamaño
normal. Todo lo que Raynald necesitaba hacer era bajar de peso, y luego caminar hacia
la libertad con todo lo que tenía antes de su derrota. Sin embargo, su hermano menor
siguió mandándole una variedad de comidas deliciosas, y el deseo de Raynald de ser
libre nunca le ganó a su deseo de comer. Algunos acusarían a Edward de ser cruel con
su hermano mayor, pero él simplemente contestaría: “Mi hermano no es prisionero. Él
puede irse cuando lo desee”. Pero Raynold se quedó en ese cuarto por diez años, hasta
que Edward murió en batalla.

Esto ilustra con precisión la experiencia de muchos cristianos. Jesús les ha dado por
siempre libertad, y ellos pueden caminar en esa libertad del pecado en cualquier
momento que deseen. Pero como siguen cediendo sus apetitos carnales al servicio del
pecado, viven una vida de derrota, desánimo y encarcelamiento.

b. Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de


iniquidad: Esta es la primera clave para caminar en la libertad que Cristo Jesús ganó por
nosotros. Se nos dice que no presentemos los miembros de nuestro cuerpo al servicio
del pecado. La Nueva Traducción Viviente comunica bien la idea: No dejen que ninguna
parte de su cuerpo se convierta en un instrumento del mal para servir al pecado.

Tus miembros son las partes de tu cuerpo: tus oídos, labios, ojos, manos, mente etc. La
idea es muy práctica: “Tienes ojos. No los uses para servir al pecado. Tienes oídos. No
los uses para servir al pecado”.

Un ejemplo de esto es cómo Dios usó las manos de David para destruir a Goliat para
justicia. Después, el pecado usó los ojos de David para la impiedad cuando miró a
Betsabé.
c. Sino presentaos vosotros mismos a Dios: Esta es la segunda clave para caminar en
la libertad que Jesús ha ganado por nosotros. No es suficiente quitar las armas del
servicio del pecado. Luego deben enlistarse para el servicio de la justicia, y, como en
cualquier guerra, el lado con armas superiores generalmente es el que gana.

d. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros: Spurgeon dijo que estas


palabras nos dan una prueba, una promesa y un ánimo.

Es una prueba para nuestra reivindicación de ser cristianos. ¿El enojo tiene dominio
sobre ti? ¿Qué tal la murmuración y las quejas? ¿El orgullo? ¿La pereza tiene domino
sobre ti? Si el pecado tiene dominio sobre nosotros, nos debemos preguntar seriamente
si en verdad estamos convertidos.

Es una promesa de victoria. No dice que el pecado no va a estar presente en nosotros,


porque eso únicamente será cumplido cuando seamos resucitados en gloria. Pero sí
promete que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros debido a la obra que Jesús
hizo en nosotros cuando nacimos de nuevo.

e. Pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia: Este es el camino, el medio por el cual
podemos vivir en esta libertad. Esto nunca sucederá en una vida cristiana con
orientación legalista y de desempeño. Sucederá mientras vivamos no bajo la ley, sino
bajo la gracia.

i. La ley definió claramente el estándar de Dios y nos muestra dónde quedamos cortos.
Pero no puede dar la libertad del pecado que la gracia provee. Recuerda que la gracia
reine por la justicia (Romanos 5:21). La gracia, no la ley, provee la libertad y el poder para
vivir fuera del pecado.

f. No estáis bajo la ley, sino bajo la gracia: Esta es otra manera de describir el cambio
radical en la vida de alguien que ha nacido de nuevo. Para la persona judía de los días
de Pablo, el vivir una vida bajo la ley era todo. La ley era el camino hacia la aprobación
de Dios y la vida eterna. Ahora, Pablo muestra que, a la luz del Nuevo Pacto, no estamos
bajo la ley, sino bajo la gracia. Su obra en nuestras vidas lo ha cambiado todo.

Pablo contesto su propia pregunta de Romanos 6:1. ¿Por qué no continuamos en el


pecado habitual para que la gracia sobreabunde? Porque cuando somos salvos, cuando
nuestros pecados son perdonados y la gracia de Dios se ha extendido hacia nosotros,
somos cambiados radicalmente. El viejo hombre ha muerto y el nuevo hombre vive.

g. Bajo la gracia: Dios nos hace “seguros” para la gracia al cambiarnos mientras
recibimos Su gracia; Él nos libera y nos equipa para vivir justamente delante de Él. Ya
que hemos muerto al pecado, es impensable continuar nuestra antigua práctica del
pecado. Una vez que la oruga se ha convertido en mariposa, la mariposa no tiene
ningún negocio en arrastrarse sobre los árboles y hojas como una oruga nuevamente.

B. El creyente bajo la gracia y el problema del pecado


ocasional.
Versículo 15.

Una nueva pregunta es hecha: ¿Pecaremos (ocasionalmente) porque no estamos


bajo la ley sino bajo la gracia?

¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En
ninguna manera.

a. ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? Pablo nos ha
convencido de que una vida de pecado habitual no es compatible con alguien cuya vida
es transformada por gracia. ¿Pero qué de un pecado ocasional? Si estamos bajo la
gracia, no la ley, ¿debemos estar tan preocupados por un pequeño pecado que se haga
aquí o allá?

b. Pecaremos: De nuevo, el tiempo del verbo de la antigua palabra griega pecaremos es


importante. Indica incursionar en el pecado, no el pecado habitual continúo descrito en
la pregunta de Romanos 6:1.

“El verbo en el versículo uno es el subjuntivo presente, el cual habla de una acción
habitual continua. El verbo en el versículo quince es el subjuntivo aoristo, refiriéndose a
un solo acto”. (Wuest)

Versículo 16-17. Principios espirituales que necesitamos entender para poder


responder la pregunta.

¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la
obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del
pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis
entregados;

a. Si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a


quien obedecéis: Sea lo que sea que te presentes a obedecer, te conviertes en su
esclavo. Por ejemplo, si yo “obedezco” mi apetito constantemente, soy un esclavo de él.
Así que tenemos la decisión en nuestra esclavitud: del pecado para muerte o de la
obediencia para justicia.

De una manera u otra, serviremos a alguien. La opción de vivir nuestra vida sin servir ni
al pecado ni a la obediencia no está abierta para nosotros.

b. Aunque erais esclavos del pecado: Pablo lo pone en el tiempo pasado porque
hemos sido hechos libres de nuestra esclavitud al pecado. Él también dice que hemos
sido hecho libres por fe, el cual él describe como que habéis obedecido de corazón. La
fe es puesta en la Palabra de Dios, el cual él describe como aquella forma de doctrina.
Considerándolo todo, el punto es claro: “Tú pusiste tu fe en Dios y en Su Palabra, y
ahora eres libre. Ahora demuestra esa libertad”.

Obedecido de corazón es una descripción maravillosa de la fe. Muestra que la fe viene


del corazón, no solamente de la mente. Muestra que la fe resulta en obediencia porque
si realmente creemos en algo, actuaremos de acuerdo con esa creencia.

c. La frase aquella forma de doctrina es parte de una hermosa imagen. La palabra


forma describe un molde utilizado para darle forma al metal fundido. La idea es que
Dios quiere moldearnos: primero nos derrite por la obra del Espíritu Santo y la Palabra de
Dios. Luego nos vierte en Su molde de verdad

–aquella forma de doctrina– y nos forma a Su imagen.

Versículo 18. ¿Por qué no entonces hemos de pecar ocasionalmente? Porque el


pecado no es nuestro amo, y ya no le servimos.

“y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”

La doctrina correcta debería conducir a un deber correcto. Respondiendo a la verdad de


que habían sido libertados del pecado, vinieron a ser siervos de la justicia.

La frase libertados del pecado no significa que ya no tenían una naturaleza pecaminosa.
Tampoco significa que no cometiesen ya actos de pecado. El contexto muestra que se
está refiriendo a libertad del pecado como el poder dominante en la vida.

La palabra vinisteis nos demuestra que seguir a Dios es una decicion propia y personal.

4. (19-23) Cómo evitar esclavizarnos a nosotros mismos.

“Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad
presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora
para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque
cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto
teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es
muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios,
tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del
pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

a. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad: El apóstol Pablo se disculpa
por usar la esclavitud como una ilustración, porque era degradante, y especialmente
porque muchos de sus lectores romanos eran esclavos. Sin embargo, sabía que esta era
una ilustración precisa y significativa.

b. Presentasteis vuestros miembros . . . así ahora: Pablo repite un punto que hizo
anteriormente. Primero, presenten vuestros miembros a Dios como instrumentos de
justicia. Esto significa que no nos presentamos para trabajar con nuestro antiguo jefe.

c. La inmundicia y a la iniquidad: Pablo describe un principio arraigado en la


naturaleza humana. La inmundicia conduce a más iniquidad. La justicia conduce a la
santificación, que es más justicia. Esto describe el poder dinámico de nuestros hábitos.

d. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia: El
punto de Pablo es casi humorístico. Cuando éramos esclavos del pecado, éramos
completamente libres, libres acerca de la justicia. ¡Que libertad!

e. Qué fruto teníais de aquellas cosas: Para caminar en victoria sobre el pecado,
debemos pensar correctamente sobre el fruto del pecado. Porque el fin de ellas es
muerte: El producto final del pecado es la muerte, no es diversión. Pero el producto
final de la justicia es vida eterna.

f. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro: Cuando trabajas para el pecado, tú paga es la muerte.
Cuando servimos a Dios no recibimos paga, pero Él nos da gratuitamente el mejor
paquete de beneficios imaginable.

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