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31/3/2018 Cuestionario Examen de admisión

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Simulacro pruebas Universidad de


Antioquia

Pregunta 1 Enunciado J3-63-65.


Sin responder Texto 1
aún Hacía pocos años que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban
sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido dela
Puntúa como
cárcel buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le
1,00
ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía,
Marcar nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos
pregunta vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria,
mientras el hijo,un niño pequeño, le recitaba el catecismo.
Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me lo
contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo contó: él era un niño desesperado que
quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía
razones.
-Pero papá -ledijo Josep, llorando-. Si Dios no existe,¿quién hizo el mundo?
-Tonto – dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto-. Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los
albañiles.
Texto 2
Tenían las manos atadas, o esposadas, y sin embargo los dedos danzaban, volaban,
dibujaban palabras. Los presos estaban encapuchados; pero inclinándose alcanzaban aver
algo, alguito, por abajo. Aunque hablar estaba prohibido, ellos conversaban con las manos.
Pinio Ungerfeld me enseñó el alfabeto de los dedos, que en prisión aprendió sin profesor:
-Algunos teníamos mala letra -me dijo-. Otros eran más artistas de la caligrafía.
La dictadura uruguaya quería que cada uno fuera nada más que uno, que cada uno fuera
nadie: en cárceles y cuarteles, y en todo el país, la comunicación era delito.
Algunos presos pasaron más de diez años enterrados en solitarios calabozos del tamaño de
un ataúd, sin escuchar más voces que el estrépito de las rejas o los pasos de las botas por los
corredores. Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof, condenados a esa soledad, se salvaron
porque pudieron hablarse, con golpecitos, a través de la pared. Así se contaban sueños y
recuerdos, amores y desamores; discutían, se abrazaban, se pelaban; compartían certezas y
bellezas y también compartían dudas y culpas y preguntas de esas que no tienen respuesta.
Cuando es verdadera, cuando nace la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la
pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por
donde sea. Porque todos, toditos,tenemos algo qué decir a los demás, alguna cosa que
merece ser por los demás celebrada o perdonada.
Pregunta:

J3-64. El texto 1 y el texto 2 se refieren, respectivamente, a los siguientes subtemas,


menos:

Seleccione una:
a. Los reproches de una mujer beata y la necesidad de comunicarse
b. La guerra de España y la dictadura de Uruguay 

c. La religión católica y la vida de Pinio Ungerfeld


d. Las diferencias de fe y las discrepancias políticas

Pregunta 2 Enunciado J1-41-61.


Texto 1
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31/3/2018
Sin responder 1 Como un signo + cuartean la ciudad la carrera
Cuestionario Carabobo
Examen y la calle de Ayacucho; aquella del
de admisión
aún Norte al Mediodía; ésta de Oriente a Ocaso. Ni una ni otra enmarcan la plaza principal, cual si
quisieran valer por sus méritos propios. La carrera le pasa a una cuadra, por el Occidente; la
Puntúa como
calle a una cuadra, por el Sur, para formarle aledaños medio regulares, siquiera por dos
1,00
lados, ya que la calle y la carrera opuestas rompen el paralelismo del trazado, con su desvío
Marcar la carrera;la calle con unos quingos fementidos y afrentosos.
pregunta
[…]
2 Carabobo y Ayacucho son las vías más largas de la ciudad progresista. La carrera la parte
muy gentil de banda a banda; la calle arranca de la propia
ribera del Aburra (hoy, río Medellín) y se trepa glorificada hasta las alturasde Miraflores. A
medida que se alejan delas estrecheces peninsulares, se ensanchan, se dilatan, se
embellecen, bien así como las colonias de España se emanciparon. Por algo tienen nombres
libertadores. Ni se sabe cuántas cuadras miden; pues esto de cortes en las vías públicas es
aquí como la ética: cambia según el lugar y el tiempo. Tiradas acordel ofrecerían una
perspectiva admirable, divisaríanse confundidas en un punto oscuro, allá donde lo visual
termina.
3 Bien se ve que los hijos de Pelayo, tan godos y tradicionalistas, quisieron imitar, en estas
sus posesiones andinas, las calles irregulares y angostas de sus villejas castellanas. Tampoco
era la época, ni menos ellos, para fundaciones por planos.
[…]
4 Estos recintos, cerrados por casas, que llaman manzanas, y que suponen cien varas
encuadro, son aquí muy irregulares en sí mismos y harto desiguales entre sí porforma y por
medida. Pocas tienen sus ángulos rectos y (son) contadas las delados iguales.
5 Con frecuencia se pierde la recta en las demarcaciones murales, ya en línea quebrada, ya
en línea ondulada, ya hacia adentro, ya hacia fuera de la calle.Hay manzanas en trapecios, en
trapezoides y hasta en rombos; las hay combinadas, en rectas y curvas; las hay en formas al
acaso; de las calles… ¡no se diga! Unas son culebras, otras garabatos, y algunas,
mismamente esas centellas que pintan en los calvarios.
6 Las gentes que vinieron después ¿qué iban a hacer para compaginar lo viejo con lo nuevo?
Pues empeorar lo chapetón. Romper aquí, empatar allá; sacar manzanas en triángulo, en
pentágono, en bonetes, en demonios coronados; apurar la hispánica torcedura: porque los
muertos mandan, aunque nos pese a los vivos, mayormente en cosas que perduran.
7 Pero esto es lo de menos; lo de más es aquello de topetarse unas calles con otras;de
interrumpirse aquí para seguir más allá o para no seguir; es aquello de incomunicar, como si
fueran para gafos o apestados. Estos resabios coloniales,o si se quiere estilos, en achaques
de edificaciones y ensanches urbanos,apenas si han desaparecido de quinceaños para acá. No
hace veinticinco principió el trazado de estas hermosas calles de Caracas, Perú, Bolivia,
Argentina y la Independencia, y sin embargo, las cinco miden en su primer estadio trunco,
algo más de dos cuadras.No las partieron por la mitad como lo indica el sentido común. Tan
vecinas ytodo han quedado harto incomunicadas entre sí. Romperlas ahora sería empresa
deurbe mundial y millonaria.
[…]
8 Conste,en fin, que el trazado de Nuestra Villa es confuso; que Ayacucho y Carabobo,únicas
a quienes no interrumpe vía alguna, son paladinas y triunfales como los hechos que
conmemoran.
9 Dicen libros muy sabios de filósofos patagones, que el enredo material enreda los espíritus.
Según eso, el alma medellinita debe ser una maraña. ¡Hasta lo será! Aquí no hay tipo ni
agrupación que puedan encarnar esta montanera tan heterogénea. Ni el interés monetario, ni
el amor al suelo y al trabajo, ni la misma verbosidad hiperbólica son aquí generales. Sólo la
autonomía individual puede sumarnos, porque aquí cada uno es Juan Memando y… ¡San-se-
acabó!
Pregunta:
J1-43. Si la disposición de Carabobo y de Ayacucho es como la de las dos líneas que forman
un signo más (+), puede decirse que todas las siguientes afirmaciones son ciertas, menos: 

Seleccione una:
a. Carabobo y Ayacucho se comunican en un punto
b. Carabobo es la que va de Norte a Sur
c. Carabobo es la vertical y Ayacucho la horizontal
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d. Carabobo es la horizontal y Ayacucho la vertical

Pregunta 3 Enunciado J3-66-80.


Sin responder La ciudad de Éfeso, situada algo al norte de Mileto, en la misma costa de Asia Menor, es la
aún patria de Heráclito, la personalidad más interesante de los presocráticos. Su nacimiento tuvo
Puntúa como lugar hacia el año 544 a. C. Sabemos que pertenecía a una familia importante, aunque no
1,00 parece haber aceptado los principios de la aristocracia que le circundaba. Sabemos también
que escribió en prosa un libro que, según Diógenes Laercio, llevaba el tan usual título de
Marcar
Sobre la naturaleza. De este Libro nos quedan 126 breves fragmentos recogidos en la edición
pregunta
de Diels. Poco más de un par de páginas, pero lo suficientemente intensas y brillantes como
para ocupar un lugar privilegiado en la larga historia de la filosofía europea. El lenguaje en el
que se expresa la intuición fundamental del cambio, del proceso incesante de las cosas, de la
tensión, la lucha y síntesis de todas las contradicciones, es de un vigor y de una originalidad
inconfundibles. A diferencia de los milesios, no sabemos de Heráclito que ayudase a vadear
ríos, o que dibujase mapas para sus conciudadanos navegantes. Pero su mirada, como la de
Tales y Anaximandro, estuvo también clavada en la vida. A pesar del aire misterioso del
término logos que encontramos en el primer fragmento, nada hay en su prosa que no
proceda de la experiencia inmediata de la vida, de las realidades más próximas a los ojos de
los griegos. La guerra, el agua, el sueño, la libertad, la luz, la justicia, el fuego, la juventud, el
camino, la muerte, el pueblo, el hambre, la enfermedad, se aproximan a nosotros, en su
ropaje más directo, en continua tensión y oposición. La mirada sobre el mundo más próximo
y sobre el lenguaje en el que aquél se descubre, le lleva a un peculiar y profundo relativismo:
“El mar es el agua más pura y más podrida; es potable y saludable para los peces; en
cambio, para los hombres es impotable y perniciosa” (frg. 61). “Es lo mismo la vida que la
muerte, velar que dormir, la juventud que la vejez”, nos dice en el fragmento 88. Dado que
“el camino que sube y que baja es el mismo” (frg. 60), la realidad no presenta un perspectiva
única y homogénea, sino que es más bien el resultado de una “una armonía tensa, como la
del arco y la lira” (frg. 51).
Entre todas las intuiciones de Heráclito, ninguna tan famosa como la del fluir perpetuo de las
cosas, expresada en ese río “cuyas aguas fluyen siempre distintas para los que se bañan en
ellas” (frg. 12). La metáfora del río apunta hacia el discurrir incesante del mundo al que “no
hizo ningún dios, ni ningún hombre, sino que es, fue y será siempre fuego eterno que se
enciende y se extingue según un determinado ritmo” (frg. 30). A los ojos de Heráclito no
podía tampoco escapar la visión continua de las conquistas saqueos y destrucciones que
sufrieron, sin cesar, los griegos de aquellos siglos. Una imagen absolutamente falsa de Grecia
nos ha hecho olvidar que este pueblo se desarrolló entre violencias, muertes y caprichos de
crueles tiranos. Su prodigiosa historia es un caminar incesante hacia la luz, hacia la
coherencia, pero a través de un prolongado combate. Por ello, Heráclito dejó plasmada esta
continua vivencia griega en el más impresionante y melancólico de sus fragmentos: “La
guerra es el padre de todas las cosas, el rey de todo; a unos los deja aparecer como dioses, a
otros como hombres, a unos los hace esclavos, a otros libres” (fgr. 53).
Pregunta:
J3-79. El aire misterioso del término “logos” que hay en el primero de los fragmentos de
Heráclito, lo es porque, según el texto:

Seleccione una:
a. Está dicho en su ropaje más directo
b. Está en continua tensión y oposición
c. Es mediato

d. Procede de la experiencia inmediata


Pregunta 4 Enunciado J3-66-80.
Sin responder La ciudad de Éfeso, situada algo al norte de Mileto, en la misma costa de Asia Menor, es la
aún patria de Heráclito, la personalidad más interesante de los presocráticos. Su nacimiento tuvo
Puntúa como lugar hacia el año 544 a. C. Sabemos que pertenecía a una familia importante, aunque no
1,00 parece haber aceptado los principios de la aristocracia que le circundaba. Sabemos también
que escribió en prosa un libro que, según Diógenes Laercio, llevaba el tan usual título de
Marcar
Sobre la naturaleza. De este Libro nos quedan 126 breves fragmentos recogidos en la edición
pregunta
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31/3/2018 de Diels. Poco más de un par de páginas, pero
Cuestionario lo suficientemente
Examen de admisión intensas y brillantes como
para ocupar un lugar privilegiado en la larga historia de la filosofía europea. El lenguaje en el
que se expresa la intuición fundamental del cambio, del proceso incesante de las cosas, de la
tensión, la lucha y síntesis de todas las contradicciones, es de un vigor y de una originalidad
inconfundibles. A diferencia de los milesios, no sabemos de Heráclito que ayudase a vadear
ríos, o que dibujase mapas para sus conciudadanos navegantes. Pero su mirada, como la de
Tales y Anaximandro, estuvo también clavada en la vida. A pesar del aire misterioso del
término logos que encontramos en el primer fragmento, nada hay en su prosa que no
proceda de la experiencia inmediata de la vida, de las realidades más próximas a los ojos de
los griegos. La guerra, el agua, el sueño, la libertad, la luz, la justicia, el fuego, la juventud, el
camino, la muerte, el pueblo, el hambre, la enfermedad, se aproximan a nosotros, en su
ropaje más directo, en continua tensión y oposición. La mirada sobre el mundo más próximo
y sobre el lenguaje en el que aquél se descubre, le lleva a un peculiar y profundo relativismo:
“El mar es el agua más pura y más podrida; es potable y saludable para los peces; en
cambio, para los hombres es impotable y perniciosa” (frg. 61). “Es lo mismo la vida que la
muerte, velar que dormir, la juventud que la vejez”, nos dice en el fragmento 88. Dado que
“el camino que sube y que baja es el mismo” (frg. 60), la realidad no presenta un perspectiva
única y homogénea, sino que es más bien el resultado de una “una armonía tensa, como la
del arco y la lira” (frg. 51).
Entre todas las intuiciones de Heráclito, ninguna tan famosa como la del fluir perpetuo de las
cosas, expresada en ese río “cuyas aguas fluyen siempre distintas para los que se bañan en
ellas” (frg. 12). La metáfora del río apunta hacia el discurrir incesante del mundo al que “no
hizo ningún dios, ni ningún hombre, sino que es, fue y será siempre fuego eterno que se
enciende y se extingue según un determinado ritmo” (frg. 30). A los ojos de Heráclito no
podía tampoco escapar la visión continua de las conquistas saqueos y destrucciones que
sufrieron, sin cesar, los griegos de aquellos siglos. Una imagen absolutamente falsa de Grecia
nos ha hecho olvidar que este pueblo se desarrolló entre violencias, muertes y caprichos de
crueles tiranos. Su prodigiosa historia es un caminar incesante hacia la luz, hacia la
coherencia, pero a través de un prolongado combate. Por ello, Heráclito dejó plasmada esta
continua vivencia griega en el más impresionante y melancólico de sus fragmentos: "La
guerra es el padre de todas las cosas, el rey de todo; a unos los deja aparecer como dioses, a
otros como hombres, a unos los hace esclavos, a otros libres" (fgr. 53).
Pregunta:
J3-67. Heráclito es el filósofo más interesante de todos los anteriores a:

Seleccione una:
a. Aristóteles
b. Platón
c. Sócrates
d. Tales

Pregunta 5 Enunciado J3-66-80.


Sin responder La ciudad de Éfeso, situada algo al norte de Mileto, en la misma costa de Asia Menor, es la
aún patria de Heráclito, la personalidad más interesante de los presocráticos. Su nacimiento tuvo
Puntúa como lugar hacia el año 544 a. C. Sabemos que pertenecía a una familia importante, aunque no
1,00 parece haber aceptado los principios de la aristocracia que le circundaba. Sabemos también
que escribió en prosa un libro que, según Diógenes Laercio, llevaba el tan usual título de
Marcar
Sobre la naturaleza. De este Libro nos quedan 126 breves fragmentos recogidos en la edición
pregunta
de Diels. Poco más de un par de páginas, pero lo suficientemente intensas y brillantes como
para ocupar un lugar privilegiado en la larga historia de la filosofía europea. El lenguaje en el
que se expresa la intuición fundamental del cambio, del proceso incesante de las cosas, de la
tensión, la lucha y síntesis de todas las contradicciones, es de un vigor y de una originalidad
inconfundibles. A diferencia de los milesios, no sabemos de Heráclito que ayudase a vadear 
ríos, o que dibujase mapas para sus conciudadanos navegantes. Pero su mirada, como la de
Tales y Anaximandro, estuvo también clavada en la vida. A pesar del aire misterioso del
término logos que encontramos en el primer fragmento, nada hay en su prosa que no
proceda de la experiencia inmediata de la vida, de las realidades más próximas a los ojos de
los griegos. La guerra, el agua, el sueño, la libertad, la luz, la justicia, el fuego, la juventud, el
camino, la muerte, el pueblo, el hambre, la enfermedad, se aproximan a nosotros, en su
ropaje más directo, en continua tensión y oposición. La mirada sobre el mundo más próximo
y sobre el lenguaje en el que aquél se descubre, le lleva a un peculiar y profundo relativismo:
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31/3/2018 “El mar es el agua más pura y Cuestionario
más podrida; esdepotable
Examen admisión y saludable para los peces; en
cambio, para los hombres es impotable y perniciosa” (frg. 61). “Es lo mismo la vida que la
muerte, velar que dormir, la juventud que la vejez”, nos dice en el fragmento 88. Dado que
“el camino que sube y que baja es el mismo” (frg. 60), la realidad no presenta un perspectiva
única y homogénea, sino que es más bien el resultado de una “una armonía tensa, como la
del arco y la lira” (frg. 51).
Entre todas las intuiciones de Heráclito, ninguna tan famosa como la del fluir perpetuo de las
cosas, expresada en ese río “cuyas aguas fluyen siempre distintas para los que se bañan en
ellas” (frg. 12). La metáfora del río apunta hacia el discurrir incesante del mundo al que “no
hizo ningún dios, ni ningún hombre, sino que es, fue y será siempre fuego eterno que se
enciende y se extingue según un determinado ritmo” (frg. 30). A los ojos de Heráclito no
podía tampoco escapar la visión continua de las conquistas saqueos y destrucciones que
sufrieron, sin cesar, los griegos de aquellos siglos. Una imagen absolutamente falsa de Grecia
nos ha hecho olvidar que este pueblo se desarrolló entre violencias, muertes y caprichos de
crueles tiranos. Su prodigiosa historia es un caminar incesante hacia la luz, hacia la
coherencia, pero a través de un prolongado combate. Por ello, Heráclito dejó plasmada esta
continua vivencia griega en el más impresionante y melancólico de sus fragmentos: “La
guerra es el padre de todas las cosas, el rey de todo; a unos los deja aparecer como dioses, a
otros como hombres, a unos los hace esclavos, a otros libres” (fgr. 53).
Pregunta:
J3-78. El término aquél significa en el texto

Seleccione una:
a. Lenguaje
b. Mundo más próximo
c. Relativismo filosófico
d. Ropaje más directo

Pregunta 6 Enunciado J3-52-62.


Sin responder Tenían las manos atadas, o esposadas, y sin embargo los dedos danzaban, volaban,
aún dibujaban palabras. Los presos estaban encapuchados; pero inclinándose alcanzaban a ver
Puntúa como algo, alguito, por abajo. Aunque hablar estaba prohibido, ellos conversaban con las manos.
1,00 Pinio Ungerfeld me enseñó el alfabeto de los dedos, que en prisión aprendió sin profesor:
Marcar -Algunos teníamos mala letra -me dijo-. Otros eran más artistas de la caligrafía.
pregunta
La dictadura uruguaya quería que cada uno fuera nada más que uno, que cada uno fuera
nadie: en cárceles y cuarteles, y en todo el país, la comunicación era delito.
Algunos presos pasaron más de diez años enterrados en solitarios calabozos del tamaño de
un ataúd, sin escuchar más voces que el estrépito de las rejas o los pasos de las botas por los
corredores. Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof, condenados a esa soledad, se salvaron
porque pudieron hablarse, con golpecitos, a través de la pared. Así se contaban sueños y
recuerdos, amores y desamores; discutían, se abrazaban, se pelaban; compartían certezas y
bellezas y también compartían dudas y culpas y preguntas de esas que no tienen respuesta.
Cuando es verdadera, cuando nace la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la
pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por
donde sea. Porque todos, toditos,tenemos algo qué decir a los demás, alguna cosa que
merece ser por los demás celebrada o perdonada.
Pregunta:
J3-59. De acuerdo con el relato, el ser humano se comunica:

Seleccione una: 
a. Porque no hay quien lo calle
b. Por la urgencia de celebrar todo cuanto le acontece
c. Porque está hecho de palabras
d. Por la necesidad de decir

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31/3/2018 Cuestionario Examen de admisión
Pregunta 7 1. Gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al
Sin responder desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora
aún menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus
fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas,
Puntúa como
menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría.
1,00
Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la
Marcar ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como
pregunta es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y
que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las
muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.
2. Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la
vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una
ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño
de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué
todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la
tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta
suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren
dejando que la imaginación discurra por los libros; lo sediciosas que se vuelven las ficciones
cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles, y que en ellas se ejerce, con el
oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los
fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está
mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa
comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más
difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre
barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.
3. La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o
sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios
que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge
el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emma Bovary se
traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y Julián Sorel sube al patíbulo, y cuando, en
El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al
cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro
Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda,
Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas.
La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que
erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la
estupidez […].
4. La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a
entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos.
Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a
ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran
mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que
certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino
individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más
allá del conocimiento racional.
5. Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta circunstancia en que nuestros
antepasados, apenas diferentes todavía del animal, recién nacido el lenguaje que les permitía
comunicarse, empezaron, en las cavernas, en torno a las hogueras, en noches hirvientes de
amenazas -rayos, truenos, gruñidos de las fieras- a inventar historias y a contárselas. Aquel
fue el momento crucial de nuestro destino, porque, en esas rondas de seres primitivos
suspensos por la voz y la fantasía del contador, comenzó la civilización, el largo transcurrir
que poco a poco nos humanizaría y nos llevaría a inventar al individuo soberano y a
desgajarlo de la tribu, la ciencia, las artes, el derecho, la libertad, a escrutar las entrañas de
la naturaleza, del cuerpo humano, del espacio y a viajar a las estrellas. Aquellos cuentos,
fábulas, mitos, leyendas, que resonaron por primera vez como una música nueva ante
auditorios intimidados por los misterios y peligros de un mundo donde todo era desconocido y
peligroso, debieron ser un baño refrescante, un remanso para esos espíritus siempre en el 
'quién vive', para los que existir quería decir apenas comer, guarecerse de los elementos,
matar y fornicar. Desde que empezaron a soñar en colectividad, a compartir los sueños,
incitados por los contadores de cuentos, dejaron de estar atados a la noria de la
supervivencia, un remolino de quehaceres embrutecedores, y su vida se volvió sueño, goce,
fantasía y un designio revolucionario: romper aquel confinamiento y cambiar y mejorar, una
lucha para aplacar aquellos deseos y ambiciones que en ellos azuzaban las vidas figuradas, y
la curiosidad por despejar las incógnitas de que estaba constelado su entorno.

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31/3/2018 6. Ese proceso nunca interrumpidoCuestionario
se enriqueció
Examencuando nació la escritura y las historias,
de admisión
además de escucharse, pudieron leerse y alcanzaron la permanencia que les confiere la
literatura. Por eso, hay que repetirlo sin tregua hasta convencer de ello a las nuevas
generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que
aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que
la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano.
Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al
pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las
rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que
inventamos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo
sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser
humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros,
modelados con la arcilla de nuestros sueños.
7. De la caverna al rascacielos, del garrote a las armas de destrucción masiva, de la vida
tautológica de la tribu a la era de la globalización, las ficciones de la literatura han
multiplicado las experiencias humanas, impidiendo que hombres y mujeres sucumbamos al
letargo, al ensimismamiento, a la resignación. Nada ha sembrado tanto la inquietud,
removido tanto la imaginación y los deseos, como esa vida de mentiras que añadimos a la
que tenemos gracias a la literatura para protagonizar las grandes aventuras, las grandes
pasiones, que la vida verdadera nunca nos dará. Las mentiras de la literatura se vuelven
verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por
culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hechicería que, al
ilusionarnos con tener lo que no tenemos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible
existencia donde, como dioses paganos, nos sentimos terrenales y eternos a la vez, la
literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están detrás de
todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A
disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una
historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz
manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la
carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.
Fragmentos de VARGAS LLOSA, Mario. “Elogio de la lectura y la ficción. Discurso Nóbel, 7
diciembre de 2010”. Generación El Colombiano. Medellín, 19 de diciembre de 2010, p. 5, 10 y
11.
Pregunta:
En el párrafo 6 se habla de un proceso no interrumpido. Este se refiere a la:

Seleccione una:
a. Incidencia de diversas narraciones en los cambios de vida
experimentados por los seres humanos a través de su historia
b. Lectura como actividad determinante en la construcción de una vida más
civilizada
c. Escritura como el único medio a través del cual es posible reconstruir la
historia de la humanidad
d. Evolución del hombre primitivo en términos de comunicación, lo cual lo
hace diferente de otros seres de la naturaleza

Pregunta 8 Enunciado J3-52-62.


Sin responder Tenían las manos atadas, o esposadas, y sin embargo los dedos danzaban, volaban,
aún dibujaban palabras. Los presos estaban encapuchados; pero inclinándose alcanzaban a ver
Puntúa como algo, alguito, por abajo. Aunque hablar estaba prohibido, ellos conversaban con las manos.
1,00 Pinio Ungerfeld me enseñó el alfabeto de los dedos, que en prisión aprendió sin profesor: 
Marcar -Algunos teníamos mala letra -me dijo-. Otros eran más artistas de la caligrafía.
pregunta
La dictadura uruguaya quería que cada uno fuera nada más que uno, que cada uno fuera
nadie: en cárceles y cuarteles, y en todo el país, la comunicación era delito.
Algunos presos pasaron más de diez años enterrados en solitarios calabozos del tamaño de
un ataúd, sin escuchar más voces que el estrépito de las rejas o los pasos de las botas por los
corredores. Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof, condenados a esa soledad, se salvaron

http://aprendeenlinea.udea.edu.co/lms/admision/mod/quiz/attempt.php?attempt=282304 7/9
31/3/2018 porque pudieron hablarse, con golpecitos, a través
Cuestionario Examen de la pared. Así se contaban sueñosy
de admisión
recuerdos, amores y desamores; discutían, se abrazaban, se pelaban; compartían certezas y
bellezas y también compartían dudas y culpas y preguntas de esas que no tienen respuesta.
Cuando es verdadera, cuando nace la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la
pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por
donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo qué decir a los demás, alguna cosa que
merece ser por los demás celebrada o perdonada.
Pregunta:
J3-57. En el texto se hace referencia a la comunicación, como:

Seleccione una:
a. La necesidad de expresar de la voz humana
b. El habla de los golpes, de las manos, de los ojos, de los poros, de la
pared
c. La conversación de las manos
d. El habla de la voz y de las manos

Pregunta 9 Enunciado J3-41-51.


Sin responder Hacía pocos años que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban
aún sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de
Puntúa como la cárcel buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos
1,00 le ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía,
nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos
Marcar
vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria,
pregunta
mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo.
Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me lo
contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo contó: él era un niño desesperado que
quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía
razones.
-Pero papá -le dijo Josep, llorando-. Si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?
-Tonto – dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto-. Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los
albañiles.
Pregunta:
J3-45. Nadie escuchaba al hombre porque:

Seleccione una:
a. Era del partido opuesto al de los vencedores
b. Era un bebedor de vino empedernido
c. Tenía mal aliento de tanto beber vino
d. Era del mismo partido de los vencedores pero le gustaba el color rojo

Pregunta 10 Enunciado J3-52-62.


Sin responder Tenían las manos atadas, o esposadas, y sin embargo los dedos danzaban, volaban,
aún dibujaban palabras. Los presos estaban encapuchados; pero inclinándose alcanzaban aver
Puntúa como algo, alguito, por abajo. Aunque hablar estaba prohibido, ellosconversaban con las manos.

1,00 Pinio Ungerfeld me enseñó el alfabeto de los dedos, que en prisión aprendió sin profesor:
Marcar -Algunos teníamos mala letra -me dijo-. Otros eran más artistas de la caligrafía.
pregunta
La dictadura uruguaya quería que cada uno fuera nada más que uno, que cada uno fuera
nadie: en cárceles y cuarteles, y en todo el país, la comunicación era delito.
Algunos presos pasaron más de diez años enterrados en solitarios calabozos del tamaño de
un ataúd, sin escuchar más voces que el estrépito de las rejas o los pasos de las botas por los
corredores. Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof, condenados a esa soledad, se salvaron
http://aprendeenlinea.udea.edu.co/lms/admision/mod/quiz/attempt.php?attempt=282304 8/9
31/3/2018 porque pudieron hablarse, con golpecitos, a través
Cuestionario Examen de la pared. Así se contaban sueñosy
de admisión
recuerdos, amores y desamores; discutían, se abrazaban, se pelaban; compartían certezas y
bellezas y también compartían dudas y culpas y preguntas de esas que no tienen respuesta.
Cuando es verdadera, cuando nace la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la
pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por
donde sea. Porque todos, toditos,tenemos algo qué decir a los demás, alguna cosa que
merece ser por los demás celebrada o perdonada.
Pregunta:
J3-56. Del texto se desprende que la comunicación era un delito, enel Uruguay de esa época,
porque:

Seleccione una:
a. Hace posible la controversia
b. Permite que las personas sean uno y nadie
c. Le quita la voz a unos, y se la da a otros
d. Otorga privilegios a unos y fracasos a otros

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