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La psicología social investiga cómo las personas piensan unas de otras, se influyen y se
relacionan entre sí. Subraya la influencia de las situaciones sociales en la conducta
humana. Entre los temas que investiga se encuentra el pensamiento social, y la conducta
y actitudes sociales.
La percepción social es el proceso por el cual tenemos una primera impresión de otras
personas y realizamos juicios que guiarán nuestra interacción posterior. La percepción
social depende del contexto, tenemos una perspectiva diferente cuando observamos y
cuando actuamos. En general, cuando observamos a otra persona, es ella quien ocupa el
centro de dicha atención, es la figura la que sobresale del fondo ambiental que la rodea,
pero cuando actuamos, el ambiente domina nuestra atención.
La primera impresión que nos formamos de otra persona es por inclusión dentro de
una categoría. Las categorías que más utilizamos son los agrupamientos sociales, tales
como categorías demográficas (edad, sexo), roles (padre, amigo), profesiones (bombero,
juez). Otras características que nos sirven para formarnos una impresión de alguien son
percibidas directamente (su aspecto físico), las deducimos (simpatía, inteligencia) o nos
las comunican (“Juan estudia Arquitectura”).
- Correlación ilusoria. Consiste en percibir una relación donde no existe ninguna o una
relación más fuerte de la que existe en realidad. Por ej. creer que los estados de ánimo
de las mujeres se correlacionan con su ciclo menstrual.
Atribución de causalidad
El psicólogo Harold Kelley (1967) señala tres criterios para hacer atribuciones internas
o externas: el consenso, la consistencia y la distintividad.
La cognición social
- Según el sesgo de confirmación, las personas buscan información que confirme sus
creencias y no atienden las evidencias que niegan tal información.
La actitud social es la reacción favorable o desfavorable hacia algo (por ej. la pena de
muerte) o hacia alguien (los inmigrantes). En las actitudes sociales hay tres
componentes: elemento cognitivo, afectivo y conductual.
Disonancia cognitiva
Por ejemplo, si un fumador lee un artículo que explica que el tabaco produce cáncer de
pulmón, observará que esa información es disonante con su conducta. Para reducir la
disonancia cognitiva, el fumador puede cambiar su actitud hacia el tabaco o su conducta
de fumar.
Los efectos de la disonancia son mayores cuando las personas se sienten responsables
de sus actos o su conducta tiene importantes consecuencias negativas. Cuanto mayor sea
el perjuicio y la responsabilidad, mayor será la disonancia y de este modo, habrá más
posibilidades de cambiar de actitud.
Cambio de actitudes
a) La fuente del mensaje: las personas de mayor credibilidad son las más
parecidas a los receptores, las que no tienen intereses personales en los mensajes
que transmiten (no ganan ni pierden nada), las que han demostrado seriedad y
coherencia y, finalmente, las que poseen un mayor atractivo físico (efecto de
halo).
b) La forma del mensaje: ha de ser claro y apelar moderadamente a la
sensibilidad del receptor.
c) Los receptores del mensaje: han de sentirse tratados como personas capaces de
pensar por sí mismas y sacar sus propias conclusiones, debe suscitarse en ellos
un compromiso real con la causa, convirtiéndolos en defensores de ésta.
En el mundo de la publicidad y de la política hay estrategias curiosas para lograr que las
personas a las que se dirigen modifiquen su actitud a favor de sus propuestas. Algunas
de las más utilizadas son:
- La técnica del pie en la puerta: Consiste en lograr que una persona acceda a una
pequeña petición, porque después tenderá a aceptar otras peticiones más importantes.
Cada acto que responde a una actitud refuerza dicha actitud y hace más probable su
permanencia en el sujeto.
- Relacionado con el fenómeno anterior, los psicólogos hablan del principio ¡Qué
importa! que explica que una vez que se incumple un compromiso, es bastante
probable que ese incumplimiento inicial vaya seguido de otras “traiciones” mayores. En
los casos de personas que siguen una dieta, se ha demostrado que cuando una persona se
salta una vez la dieta, se vuelve más proclive a los excesos gastronómicos que los que
no siguen ninguna dieta.
Un prejuicio es una actitud hostil o creencia indeseable hacia los miembros de otros
grupos sociales y se caracteriza por manifestar suspicacia, temor u odio irracionales.
Los estereotipos y los prejuicios casi siempre van unidos, ya que es difícil mantener una
actitud de hostilidad hacia un grupo si no hay unas creencias previas respecto a ese
grupo social. A veces, los prejuicios se institucionalizan o se reflejan en las políticas
gubernamentales y son impuestos por las estructuras del poder social.
- El deseo de relacionarnos sólo con personas que tengan las mismas ideas que nosotros.
- Lograr sentimientos de superioridad y autoafirmación.
- Buscar un “chivo expiatorio” en el que descargar la agresividad producida por las
propias frustraciones y limitaciones.
- Proporcionar ventaja a los grupos mayoritarios, negando derechos y oportunidades a
los grupos minoritarios.
La conducta altruista o prosocial consiste en ayudar a otros sin recibir nada a cambio,
sin tener en cuenta los intereses personales. Hay tres perspectivas que explican la
conducta altruista:
- Normas sociales. Ayudamos a otras personas sin ningún interés, porque consideramos
que debemos hacerlo, por ejemplo, al ayudar a una persona ciega a cruzar la calle. En la
conducta altruista influyen dos normas sociales:
a) La norma de reciprocidad, que exige ayudar a quienes nos ayudan. Por ej.
personas donantes de sangre cuyos familiares necesitaron ayuda.
b) La responsabilidad social. Prescribe que las personas deben ayudar a gente
necesitada sin que por ello deban ser correspondidas en el futuro.
- El intercambio social. Según esta teoría, el propio interés es la base de todas las
interacciones humanas, el objetivo es maximizar las recompensas y minimizar los
costes. Las recompensas pueden ser externas (donar dinero para mejorar la imagen) o
internas (donar dinero para sentirse bien).
- Si una persona está sola, siente que la responsabilidad de intervenir es suya, pero
cuando hay otros observando siente menos responsabilidad.
- Si la situación de emergencia es ambigua, se produce la ignorancia pluralista, cada
observador duda y trata de saber qué pasa. Así, unos observadores son modelos de
pasividad para los otros.
- La percepción ante la evaluación: mucha gente duda de su capacidad para intervenir
con éxito en algunas situaciones, como en los accidentes de tráfico. En cambio, si
alguien es médico, la presencia de otras personas es un incentivo para intervenir.
Lorenz defendió que la agresión es una disposición innata común a los animales y
humanos, porque sirve para la supervivencia de la especie. Entre las acciones
conservadoras de la especie destacan la territorialidad, la distribución del espacio vital
disponible, el establecimiento de una jerarquía social dentro del grupo y la selección de
animales mejores y más fuertes para la procreación. Lorenz, al igual que Freud, concibe
la agresión como inevitable, pero admite que se puede canalizar hacia metas no
destructivas, como el deporte.
Esta teoría psicológica niega que la agresión sea innata y defiende que se debe a
procesos de aprendizaje. Para Albert Bandura el comportamiento agresivo se aprende
por reforzamiento y por modelado. La conducta agresiva depende de las situaciones
ambientales y aumenta si es recompensada socialmente o tiene resultados satisfactorios
para el agresor.
Los modelos agresivos pueden aparecer en la familia, en los grupos o en los medios de
comunicación. También hay situaciones que favorecen la conducta agresiva como la
frustración, el ataque físico o verbal, la tensión ambiental originada por el calor, el
hacinamiento, etc.
En general, la mayoría de los psicólogos admite hoy en día tres clases de factores del
comportamiento agresivo:
Para el psicólogo Solomon Asch hay tres factores que influyen en la conformidad:
- El tamaño del grupo. No es igual oponerse a un grupo pequeño de amigos que a uno
grande.
- Respuesta en público o en privado. Si el sujeto dice su respuesta en privado y no
dentro de un grupo, la conformidad disminuye significativamente.
- El grado de atracción que tiene el grupo para el individuo. Los sujetos se someten a
la opinión del grupo para obtener una recompensa (aceptación) o evitar el ridículo y el
rechazo.
2. LA OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD Y LA DESINDIVIDUACIÓN
En los experimentos llevados a cabo por Solomon Asch, la fuente de influencia tenía el
mismo estatus ya que todos eran estudiantes. Sin embargo la situación cambia cuando la
fuente de influencia es una autoridad y ordena realizar acciones que no haría de forma
espontánea o que rechaza emocionalmente.
Cuando las normas son racionales y flexibles, la vida es segura y ordenada; el problema
surge con la obediencia ciega, porque el individuo modifica su comportamiento y
obedece órdenes irracionales.
Cualquier sociedad se caracteriza por unas relaciones sociales antagónicas entre quienes
quieren conservar su poder y estatus social y quienes aspiran a mejorar sus condiciones
de vida. El análisis de la historia nos muestra ejemplos de cambios en las relaciones de
poder. Si los individuos o las minorías fueran incapaces de introducir modificaciones, la
historia sería estática, pero es dinámica.
4. LOS GRUPOS
Los grupos humanos son múltiples y variados, con distinta estructura y organización, a
veces flexible, como un grupo de amigos y otras, rígida, como una patrulla del ejército.
- Estructura del grupo. Es la organización del grupo en la que sus miembros son
interdependientes, tienen derechos y obligaciones y cada miembro tiene un estatus en el
grupo (posición dentro del grupo que contribuye a su funcionamiento) y cumple un rol
(comportamiento que se espera de cada miembro según su estatus en el grupo).
- Comunicación grupal. Las personas desarrollan las actividades del grupo y mejoran
su coordinación a través de redes de comunicación. Existe una correlación positiva entre
la eficacia de un grupo y la cantidad y calidad de las comunicaciones de sus miembros.
Liderazgo
Los conflictos son inherentes a la naturaleza humana, forman parte de nuestra realidad
y de nuestras vivencias. Ante los conflictos son posibles tres posturas: huir, acrecentar
el conflicto o afrontarlo. Dar respuestas irracionales, sin reflexionar, es lo peor que se
puede hacer en una situación conflictiva.