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indicado? ¿Te han recomendado los mejores poemas largos pero ninguno te llamó la atención y
necesitas seguir buscando?
Aunque un regalo es una forma de demostrar amor, la poesía es algo totalmente diferente. Es algo que
no tiene precio porque un poema largo enamora, cautiva e inspira, pero también te ayuda a reflexionar,
te invita a agradecer o simplemente refuerza tu poder de lectura.
Pero, por otro lado, sucede que, al momento de buscar poemas largos y bonitos, la variedad de
resultados es enorme y elegir el indicado es un trabajo de muchas horas. Sin embargo… ¡Ese
inconveniente acabará luego de leer este artículo!
Si bien no habrá poemas largos de características similares a “ The Blah Story” de Nigel Tomm, de 23 mil
líneas, o como el Mahabharata, “que tiene más de 1.8 millones de palabras y demoró 600 años en ser
escrito”, según World History, prometemos sorprenderte con algunos de los escritos más lindos del
mundo.
Entonces, a continuación, te presentamos algunos poemas largos de la vida que puedes compartir con tu
familia, compañeros de trabajo, amigos y hasta con tus vecinos no sólo el 14 de febrero, sino durante
todo el año.
¡Comencemos!
Autor: José Agustín Goytosolo
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
A través de estas hermosas líneas, vemos como el autor, José Agustín Goytosolo, reflejó las
palabras de un padre que le habla a su hija, Julia, sobre lo que él le escribe y su mirada del
mundo.
Llevado a otro contexto, podría ser visto como un poema largo para la familia, ideal para
dedicarle a una persona con el mismo nombre, o adaptarlo a una versión mucho más actual.
Y, en cuanto a Goytosolo, fue un escritor español que nació y falleció en Barcelona, España. A
lo largo de su vida publicó poemas largos muy distinguidos, recibió múltiples premios y
perteneció a la famosa Generación de los 50.
Mujer con alcuza
Oh sí, la conozco.
Esta mujer yo la conozco: ha venido en un tren
en un tren muy largo
ha viajado durante muchos días y durante muchas noches:
unas veces nevaba y hacía mucho frío,
otras veces lucía el sol y remejía el viento
arbustos juveniles
en los campos en donde incesantemente estallan extrañas flores encendidas.
Y ella ha viajado y ha viajado,
mareada por el ruido de la conversación,
por el traqueteo de las ruedas
y por el humo, por el olor a nicotina rancia.
¡Oh!:
noches y días,
días y noches,
noches y días,
días y noches,
y muchos, muchos días,
y muchas, muchas noches.
… No ha sabido cómo.
Su sueño era cada vez más profundo,
iban cesando,
casi habían cesado por fin los ruidos a su alrededor:
sólo alguna vez una risa como un puñal que brilla un instante en las sombras,
algún chillido como un limón agrio que pone amarilla un momento la noche.
Y luego nada.
Sólo la velocidad,
sólo el traqueteo de maderas y hierro
del tren,
sólo el ruido del tren.
… Y ésa es la terrible,
la estúpida fuerza sin pupilas,
que aún hace que esa mujer
avance y avance por la acera,
desgastando la suela de sus viejos zapatones,
desgastando las losas,
entre zanjas abiertas a un lado y otro,
entre caballones de tierra,
de dos metros de longitud,
con ese tamaño preciso
de nuestra ternura de cuerpos humanos.
Ah, por eso esa mujer avanza
(en la mano, como el atributo de una semidiosa, su alcuza),
abriendo con amor el aire, abriéndolo con delicadeza exquisita,
como si caminara surcando un mar de cruces, o un bosque de cruces,
o una nebulosa de cruces,
de cercanas cruces,
de cruces lejanas.
Ella,
en este crepúsculo que cada vez se ensombrece más
se inclina
va curvada como un signo de interrogación
con la espina dorsal arqueada
sobre el suelo.
¿Es que se asoma por el marco de su propio cuerpo de madera
como si se asomara por la ventanilla
de un tren,
al ver alejarse la estación anónima
en que se debía haber quedado?
¿Es que le pesan, es que le cuelgan del cerebro
sus recuerdos de tierra en putrefacción,
y se le tensan tirantes cables invisibles
desde sus tumbas diseminadas?
¿O es que como esos almendros
que en el verano estuvieron cargados de demasiada fruta
conserva aún en el invierno el tierno vicio
guarda aún el dulce álabe
de la cargazón y de la compañía,
en sus; tristes ramas desnudas, donde ya ni se posan los pájaros?
Los poemas extensos de Dámaso Alonso son muy particulares y se diferencian del resto porque
el autor intenta “bucear en el corazón del hombre, para expresar, con dolor o esperanza, el
anhelo o la angustia presentes en él”, según el Área de Libros del periodico República.
Por lo tanto, al leer este poema largo y triste de 168 versos, podemos notar su estilo desde la
primera hasta la última palabra. La historia narrada atraviesa un sinfín de momentos, que le
llegan al corazón a cualquier lector.
Entonces… ¿A quién dedicarle este poema largo tan particular? Si bien puedes enviarselo
a cualquier persona que le encante leer, también es aconsejable compartirlo con uno
mismo. Leerlo, y reflexionar, no es una mala idea, ¿no?
Luego de leer este poema largo con rimas, la primera conclusión que podemos sacar es
que narra la clásica historia de una princesa, que aburrida en su palacio, espera la llegada de
un príncipe azul que se anime a rescatarla.
Pero… Si bien es una buena interpretación, su autor, Rubén Darío, no lo escribió con ese único
sentido. Sucede que este es uno de los mejores poemas largos porque lo puedes dedicar a quien
tu quieras y luego analizar cuál es la moraleja que le ha dejado.
La renuncia
Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún “lo siento”
o el sonido de “se ha equivocado” en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.
Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,
una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.
Si has tenido la oportunidad de quedarte enamorado en el momento, entonces no hay mucho
más por decir. ¡Dedícale “Amor a primera vista” de Wislawa Szymborska!
A pesar de que existen muchos poemas largos de amor, pocas personas han igualado el talento de
Szymborska para escribir. Por lo tanto, aprovecha el legado de la autora polaca, y envíaselo a
esa persona especial.
Fuente: Pexels
Si sueñas con escribir tus propios poemas largos y planeas trabajar duro, con ayuda de
nuestras plantillas para hacer ejercicios de caligrafía y mejorar tu letra, ¡es el momento de
animarte!
Pero antes, procura que, al sumergirte en el mundo de la escritura, no cometas el clásico error de
pensar que solo existen poemas largos para enamorar o, en su defecto, para dedicarle a una
persona.
Sucede que, en muchas ocasiones, los ejemplos de poemas largos también apuntan a despertar
otros sentimientos, y uno de ellos es la reflexión. Por lo tanto, vamos a conocer algunos que te
dejarán pensando durante largas horas.
Carpe Diem
Autor: Walt Whitman
No te rindas
No te rindas,
aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo
también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa,
ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas, aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga
y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola, porque yo te quiero.
Si tienes un gran desafío por delante, te encuentras atemorizado y crees que no lo vas a poder
superar, entonces el poema largo “No te Rindas” de Mario Benedetti es lo que necesitas.
El escritor uruguayo, fallecido en 2009, es muy claro con los mensajes y la reflexión que te
invita a realizar, luego de leer uno de sus mejores poemas largos, es que no hay motivos para
dejar de intentar aquello que sueñas.
Fuente: Pexels
Aprenderás
Luego de leer este poema extenso, es casi imposible imaginar que William Shakespeare vivió en
el siglo XVII y no pertenece a uno de los escritores contemporáneos de nuestra época.
Todos los mensajes de aprendizaje que transmite en sus líneas, no solo invitan a la reflexión,
sino también nos deja pensando si realmente vale la pena algunas de las acciones de nuestro día
a día.
El águila y el escarabajo