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LAS PETICIONES DE NUESTRO CORAZÓN

TEXTO BIBLICO: Salmo 37: 1-8


INTRODUCCIÓN:
¿Cuáles son las peticiones de su corazón?
Al preguntar a varias personas cuál es su versículo favorito de la Biblia, por lo general mencionan
alguna promesa que el Señor ha cumplido al suplir un deseo o resolver un problema. Pero notemos
que muchas de nuestras peticiones surgen a raíz de nuestras circunstancias inmediatas o a
impulsos efímeros, aunque sean legítimos. Conviene, entonces, saber que la capacidad para
desear y anhelar proviene de Dios, pues Él quiere que logremos objetivos benéficos de larga
duración que nos inspiren a seguir adelante a pesar de cualquier obstáculo.

En la Biblia encontramos promesas tanto para líderes como a para el pueblo de Dios en general.
También nos instruye a que examinemos nuestros deseos a fin de que sean agradables delante de
Dios, pues no podemos esperar que Él nos conceda todo lo que deseemos ni cuando lo pidamos.
Por ejemplo, Pablo nos asegura que Dios suplirá todo lo que nos falte (Filipenses 4.19); en Josué
capítulo 1 vemos que si él se esforzaba y era valiente, Jehová su Dios estaría con él por dondequiera
que fuera (Josué 1:9). Juan, en su primera epístola (1 Juan 5.14-15), declara: “Y esta es la confianza
que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que
Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos
hecho”.

DESARROLLO DEL SERMÓN:


El Salmo 37.1-8 es un pasaje clave que nos presenta los requisitos divinos para recibir “los deseos
de nuestro corazón”. Principia con dos exhortaciones preventivas respecto a lo que no debemos
hacer al expresar los deseos de nuestro corazón y que están estrechamente relacionadas con
nuestro estado de ánimo al observar lo que otros reciben pese a que no se comporten
debidamente, para luego explicar lo que a la postre les sucederá. Así que recomienda:

_ No te impacientes a causa de los malignos. (37:1a)


Es increíble que aquellos cuya conducta es reprochable disfruten de buena salud, de comodidades
y, obviamente, de abundancia de bienes materiales. Para quienes viven con carencias es difícil
resignarse a sufrir y solo soñar con lo que pudieran lograr si tuvieran a su alcance lo que les ha sido
negado. Pero a veces se impacientan y se sienten atraídos por oportunidades que les ofrecen
soluciones fáciles y rápidas que más tarde resulten perjudiciales o quizá les hagan caer en pecados
que les alejen de los caminos y la comunión del Señor.

_ No tengas envidia de los que hacen iniquidad. (37:1b)


La envidia es un sentimiento muy dañino. Produce codicia, resentimiento, sensación de impotencia
y, sobre todo, insatisfacción y cierto grado de protesta. En este pasaje, se refleja también una
actitud de reproche contra Dios por la supuesta injusticia al beneficiar a quien no lo merece, en
tanto que quien se esfuerce por obedecerle sufre y se siente herido. Es por eso que aquí
recomienda no permitirle entrada en la mente y corazón de ningún creyente.

La razón para no proceder ni de una ni de otra manera es que con el paso del tiempo quienes
disfrutan de todo género de prosperidad no resistirán los embates de la adversidad, pues no han
confiado en el Señor como Él mismo lo demanda.
Los requisitos para obtener los deseos de nuestro corazón.
_ Deléitate asimismo en Jehová (Salmo 37.4).
Casi todos saben lo que se siente al estar junto a alguien a quien aman. De la misma manera, los
creyentes deben deleitarse ante la presencia de Dios pues despierta en ellos el deseo de
obedecerlo. Sin duda alguna, todos los que se resisten a someterse a las instrucciones de Dios no se
deleitan en Él, ya que el Señor debe ocupar el primer lugar en nuestras vidas antes de poder
disfrutar de la bendición si acaso nos concede las peticiones de nuestro corazón.

_ Encomienda a Jehová tu camino (v. 5).


Permita que Dios cambie cualquier aspecto de sus sueños que no sea conforme a su voluntad, y
acepte de buen grado olvidarlos si Él se lo indica.
No cometa el error de pedir algo del Padre celestial ni espere que Él se lo conceda en el plazo que
usted fije. Si Él no contesta quizá usted se sienta defraudado y cuestione su fe, pero simplemente
preséntele sus peticiones y espere pacientemente que Él responda cuando lo disponga. Recuerde
que si Dios no contesta su oración como o cuando usted desee, Él habrá preparado algo mejor
para usted.
_ Confía en el Señor (v. 5).
Una de las razones por las que no encomendemos nuestras peticiones al Señor es que no
confiamos en que Él desee beneficiarnos al máximo. Pero Romanos 8.32 declara que si Dios “no
escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con Él todas las cosas?” Nuestro Padre celestial es misericordioso, bondadoso y generoso. El
conoce nuestras personalidades, habilidades y deseos íntimos y también sabe lo que hay en
nuestro futuro por lo que usted y yo podemos confiarle nuestras esperanzas y nuestros sueños.
_ Descansa en Él (v.7).
Si en verdad dependemos del Señor no nos preocuparemos porque no nos conteste. Si no
descansamos en Él constantemente, nos quejaremos o quizá cometamos el error de intentar
lograr nuestras metas sin su auxilio.
Descansar en Él quiere decir que confiemos en su intervención oportuna o en que Él transforme
nuestros sueños para que se ajusten a su voluntad.

_ Espera pacientemente en Él (v.7).


A veces parece que Dios bendice a los impíos y permite que los creyentes sufran. Pero este
versículo añade: “No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace
maldades”. Esperar es uno de los principios básicos de la vida cristiana. Por tres décadas el Señor
permaneció aparentemente oculto y solo pasó tres años en ministerio activo, pero en ese lapso su
vida causó un impacto profundo en la historia humana y así demostró que conviene esperar en el
tiempo perfecto que el Padre haya reservado para actuar debidamente.

CONCLUSIÓN:
Nuestros deseos son parte importante de nuestra vida cristiana; los sueños de origen divino nos
motivan a cumplir los planes que Dios tiene para nosotros. A la vez, nos alientan para seguir
adelante hacia nuestras metas ante cualquier adversidad, pues no olvidemos que Él ha prometido
que a los que le aman, todas las cosas les ayudan para bien (Romanos 8.28).
Mi oración es que usted examine sus deseos para que puedan alinearse con los propósitos de Dios
para su vida y de esa manera usted obedezca su voluntad con toda fidelidad. Si así lo hace, le
prometo que experimentará lo mejor que Dios le tiene reservado

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