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HAY UN DESTINO ESCRITO EN LOS CIELOS

Hechos 9
26 
Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían
miedo, no creyendo que fuese discípulo. 27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los
apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había
hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 28 Y
estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, 29 y hablaba denodadamente en el nombre
del Señor, y disputaba con los griegos; pero estos procuraban matarle. 30 Cuando supieron
esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.
Hechos 22
17 
Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18 Y
le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu
testimonio acerca de mí. 19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en
todas las sinagogas a los que creían en ti; 20 y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu
testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas
de los que le mataban. 21 Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.
Hechos 11
Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a
Bernabé que fuese hasta Antioquía. 23 Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó,
y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. 24 Porque
era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al
Señor. 25 Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a
Antioquía. 26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y
a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
Hechos 13
Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón
el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes
el tetrarca, y Saulo. 2 Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo:
Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3 Entonces, habiendo
ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron

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