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Comentario de texto

Texo:
Lo hice mal durante quince años. Empecé a elegir mi propia ropa –con el dinero de mis padres, que
duele menos– en la adolescencia. Armarios a rebosar. A punto de cumplir los treinta seguía vistiendo
de pena. Mariposeaba por las tiendas, elegía al tuntún y luego no me ponía lo que había escogido.
Aprender a comprar parece sencillo. No lo es.
Entonces llegó el cambio. Para que ocurriera tuvieron que coincidir varios factores. El principal fue
una odiosa mudanza en la que apareció ropa suficiente para vestir a tres ejércitos. Luego empecé a
aturullarme al entrar en ciertas tiendas. He aquí un primer indicio de mi senilidad, pensé. La música
atronadora, ese intenso olor corporativo, los tumultos, las montoneras de prendas. El vértigo de tanto
por elegir.
Volví a la ropa a medida. Tenía modistas de emergencia en la agenda y me había hecho vestidos en
mi canija juventud mod, pero perdí la costumbre cuando mi sastre se jubiló. La recuperé.
Hubo otro desencadenante. Mi trabajo como periodista me permitió conocer de cerca la industria de
la moda. Empecé a publicar artículos con diecinueve años, y algo parecido a una conciencia
ecologista fue tomando forma. El día a día me acercó a diseñadores con talento que habían
esquivado las fauces del sistema y a marcas gestionadas con una sordera congénita a la presión
exterior. Unos y otros me demostraron que escoger un camino diferente es difícil pero no imposible.
Aprendí, además, de un jefe con un ojo infalible para distinguir una prenda con enjundia de un
sucedáneo.
Uno no acomete cambios reales hasta que aflora la prima borde de la voluntad: la indignación.
Calculé a ojo la fortuna que había lanzado a las fosas abisales en mi veintena, cuando me fundí con
Zara en una unidad de destino. Estaba eligiendo mal. Se pueden tener buenos propósitos, pero lo
realmente infalible es llegar a ese punto de no retorno, a ese hartazgo.
Concluí que no me hacía falta nada más. Reunía en el armario ropa para varias vidas. Podía
deshacerme de todo y empezar de cero, pero el gesto más cuerdo era disfrutar lo que ya estaba allí.
Nuestros abuelos, como siempre, llevaban razón: mejor tener poco y bueno. (Marta D. Riezu, La
moda justa, 2021)

Comentario:
El texto que se presenta a nuestro análisis se trata de un texto ensayístico que se inscribe en el marco
discursivo de la argumentación ya que Marta D. Riezu expresa su punto de vista ante el tema de la
popularizada compra compulsiva de ropa.
La relación existente entre el tema y las ideas secundarias como, por ejemplo, la ropa a medida, nos
permite decir que es coherente a la vez que se puede apreciar la alternancia entre tema y rema,
aportando progresión temática.

Además, es coherente no sólo por la progresión temática sino porque la autora se vale de los
distintos recursos de cohesión: repetición, sustitución, elipsis y conectores, valga de ejemplo
"entonces" en la línea 5 y "luego" en la línea 6, para unificar formalmente el texto. Al haber
elementos cohesivos, las ideas aparecen organizadas en una estructura típica de la argumentación,
empezando por una tesis en la que la autora habla de una experiencia personal para demostrar su
punto de vista sobre la compra masiva de ropa. Después de eso, se desarrolla más en profundidad el
tema, dejando claro un cambio que la autora hace hacia la ropa a medida. Para finalizar, la autora
hace una conclusión en la que deja reflejada su opinión al respecto.

Al ser una argumentación, predominará la función expresiva que se puede observar mediante el uso
de la primera persona "hice", "empecé" en la primera línea o " pensé" en la línea 7. También se
observa la connotación en ejemplos como el adjetivo "mal" en la primera línea o en el adjetivo
"atronadora" en la línea 7/8.
En cuanto a la función apelativa, podemos apreciar el uso del pronombre personal de primera
persona del plural que se usa para incluir al lector, llamado plural de modestia, como se ve en
"Nuestros abuelos…razón" en la línea 25.

En cuanto al nivel morfosintáctico se observa el uso repetido del pretérito para dar por terminada la
acción como en "volví" en la línea 10 o "Calculé" en la línea 20, asimismo se puede ver el uso de
perífrasis verbales como "empecé a elegir" en la primera línea o "seguía vistiendo" en la segunda
línea.
Además se considera la utilización de adjetivos valorativos como "odiosa mudanza" en la línea 6 y
"prima borda" en la línea 19, favoreciendo a la connotación previamente dicha.

Respecto al nivel léxico-semántico, encontramos un campo semántico de ropa en el que podemos


ver palabras como: modistas, sastres, diseñadores, vestir… También vemos una variedad de figuras
retóricas como la personificación, en la línea 19 "aflora la prima borde de la voluntad" o la hipérbole
en la línea 23 "reunía en el armario ropa para varias vidas".

Para concluir, después de haber expuesto las características lingüísticas y estilísticas más
sobresalientes, podemos decir que gracias a estas mismas el texto es un ensayo de carácter
argumentativo que cumple con las tres propiedades textuales al igual que consigue destacar como
texto por sus características.

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