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Muy buenas noches tengas todos mis lectores que están probablemente a 3
centímetros de la pantalla de su laptop leyendo esta entrada. Sí, ustedes,
aléjense un poco, ¿no saben acerca de la enfermedad “Miopía”? No, no se
trata acerca de fluidos corporales (sé lo que pensaron, loquillos), se trata de
la vista, así que a una distancia de 40 cm, ¡por favor!
Todos sabemos que ser popular no es una tarea fácil, PARA NADIE, ni
siquiera para los que ya lo son, para llegar a la cima (si en verdad se podría
llamar así), tienes que pasar por pisotones, arrebatamientos, humillaciones y
demás… Y tú ves si estás dispuesto a soportarlo todo por ser uno de los
“grandes”.
Lucen felices, pero los mata la presión por encajar y eso los lleva a ser
inseguros de ellos mismos, más de los que “no” populares podemos llegar a
ser.
Sí, ¡¿pueden creerlo?! ¿Una Kate McGregor insegura? Sí, es posible. ¿Un
Ryan Hamilton miserable? Sí, es posible, quizá.
Moriría por ver la cara ahora mismo de Kate, la cual obviamente está
leyendo esto. ¡Hola, Kathy! Perdón por si te descubrí esta noche.
Imagino que se preguntarán, ¿por qué nos está diciendo esto? Simple, mi
columna de entradas no es solamente para las personas “cool”, cualquiera
puede leerlo y no tengo preferencia, así que esto va para aquellas que dejan
de comer para lucir lo suficientemente bien frente a cualquier chico del
equipo de fútbol, y también para los inteligentes que sufren de bullying de
parte de los “sin cerebro”, por la simple razón de que no pueden soportar
mirarlos vivir tranquilamente su periodo escolar y conformarse con ser “un
nerd”, ellos sufren de envidia, en sus mentes está presente el “¿Por qué tiene
que estar tan tranquilo mientras yo tengo que esforzarme tanto por ser
alguien?”
Para mis amigos populares, les dejaré este mensaje: “Ser invisible,
inteligente o amable es 1000 veces mejor que tener que pasar por todo eso
para sólo ser popular. La secundaria se acaba, y luego de la graduación y la
coronación de la Reina y el Rey, todos esos años de esfuerzo se van a la
mierda. ¿Qué harán en la universidad? ¿Ser los líderes de su fraternidad?
Buena suerte con eso.”
Bueno, con todo esto dicho, me despediré por hoy, ya he dicho suficiente
y no quiero hacerlos llorar como unas nenas.
Espero que sus mentes sean abiertas a esto, ¿creen fui muy honesta?
Siempre lo soy, eso ya lo saben.
XOXO,
Blogger Girl.
Capítulo Uno
Me eché hacia atrás y me apoyé en el espaldar de mi silla, dejando
descansar mis dedos frente a la laptop.
De: RyanH_ShermanCheetah@gmail.com
Para: BloggerGirlContact@gmail.com
Querida, BG:
Primero que todo, quiero que sepas que siempre leo tus entradas y tengo
que decir que tienes talento. Felicidades, chica desconocida, no todo el
mundo se atreve a decir las cosas tan claras como lo haces tú.
Acabo de leer tu última entrada, y no pude evitar escribir este e-mail, tenía
que hacerlo, me ha dejado en modo pensativo, dándole muchas vueltas a las
cosas.
Soy miserable, BG, mi vida pasa más allá de lo que debe, las cosas se me
van de las manos, no tengo control de ellas, todos pueden controlarlas menos
yo, ¿me entiendes?
Me gusta la escritura, puede que incluso más que el mismo fútbol, es sólo
que mi padre quiere que me enfoque más en el deporte, para así poder entrar
en UCLA con una beca deportiva. ¿Cómo decirle que no a mi padre? No
puedo reclamarle nada.
Vaya, no puedo creer que te haya dicho tantas cosas que nunca se las he
dicho a nadie antes, ni siquiera te conozco en persona, supongo que tenemos
tantos pensamientos en común que es fácil compartir cosas contigo.
¿Nos hemos visto antes? ¿Te conozco? ¿Quién eres, Blogger Girl? Chicas
talentosas como tú no deberían estar escondiéndose.
¿A qué le temes?
Ryan Hamilton.
Tuve que leerlo dos veces más para asegurarme de que no me había
perdido de nada. ¿En serio este era el Ryan Hamilton que pasaba de
largo en el “pasillo de los perdedores”? Esta era una completamente
diferente faceta del estereotipo de chico engreído que todo el mundo
tenía de él.
Era profundo, hermoso, real, no podía creer que alguien como él,
sintiera todo eso y estuviese lidiando con ello, solo.
Capítulo Dos
De: BloggerGirlContact@gmail.com
Para: RyanH_ShermanCheetah@gmail.com
Gracias por tus comentarios positivos, no sabía que también leías mis
entradas y que te gustaran tanto como a las otras personas.
Quizá tomes mi consejo, quizá no, quizá ignores esto o creas que estoy
loca por darte esta difícil tarea, y lo entiendo, no hay que negar que dejando a
un lado todo lo que me has dicho en el e-mail anterior, tú sigues siendo Ryan
Hamilton, el mariscal de campo con “cierta clase de amigos” y “una novia
que no quiere en verdad”, y que por desgracia, no lo veo listo para renunciar
al “trono” de un día para otro.
¿Me equivoco? No lo creo.
¿Nos vemos visto antes? Tal vez sí, tal vez no.
Sinceramente,
Blogger Girl.
No me guardé nada, así como él, fui sincera en cada una de mis
palabras, aunque suene surreal el siquiera tener que pensarlo, me
sentía mal por su situación, como he dicho antes, la popularidad en
Sherman High ⎯o mejor dicho, en cualquier secundaria⎯, se trata de
presión, hipocresía e incluso bullying, y cuando hablo de bullying, me
refiero al del bueno, y no solo por compañeros, sino por los mismos
mayores. En el caso de Ryan, su bully principal es el Coach Marin, un
hombre de casi dos metros de altura, con brazos irrealmente inflados
de músculos, esteroides y otras cosas que no quiero ni saber. Él se
encarga de lanzar gritos en cada práctica, de lunes a viernes, a las tres
en punto de la tarde, en el campo de fútbol americano, CADA día se
escuchan sus gritos degradantes, homofóbicos y molestos hacia los
veintidós integrantes de los Guepardos de Sherman.
Llevo tres años sentándome ahí, sola, sin que nadie me note, así de
invisible soy, absolutamente nadie se percata de la única presencia
que se sienta en una esquina, con su pequeño bloc color púrpura y su
aburrido liso cabello recogido en una desordenada cola de caballo.
Nadie lo hace, y me gusta de esa manera, es mi momento del día, mi
momento de inspiración. Honestamente, es cuando mis ideas fluyen
⎯por alguna razón⎯ con más facilidad.
Esto no tiene nada que ver con Ryan, en serio, no me tomen como
ninguna acosadora, es simplemente que hay algo con el aire fresco
que me ayuda a pensar.
***
De: RyanH_ShermanCheetah@gmail.com
Para: BloggerGirlContact@gmail.com
Tengo mucho que pensar, ¿sabes? Aunque lo primero que quiero hacer es
terminar mi relación “amorosa”, siento que si estoy otro día más junto a ella,
me ahogaré o algo parecido. No soporto sus caprichos, su habladuría,
frivolidad... Simplemente no puedo soportarla por más tiempo. No creas que
soy una especie de imbécil. No lo soy. Simplemente me he contenido desde
hace bastante tiempo y como te he dicho antes, contigo todo es fácil de
compartir.
Ryan Hamilton.
—”Tu admirador no tan secreto” —leí en voz alta, sintiendo las
mariposas con su nombre revolotear en mi estómago.
***
—No hagas una escena ahora, Duckie, el día apenas comienza —le
reprochó Tessa, mi otra mejor amiga, empujándolo para que siguiera
caminando por el largo pasillo.
¿Por qué tenía que recordarme que él me robó mi primer beso hace
un año?
—Me refiero a que ahora sabes que tienen cosas en común, podrías
hablarle, como tú, Nina Athena Landfield y estoy segura que le
agradarás.
Pude ver de reojo cómo Penny jaloneaba sus rizos con fuerza.
—Lo obligaremos a ver las películas de Sex and the City con
nosotras, será suficiente castigo, ¿no crees?
Mi punto es, que aunque sea conocido por ser un geek-rarito, hay
varias chicas que estarían dispuestas a salir a una cita con él. Pero, él
nunca sale con otras personas además de nosotras. Lo sé, hemos
intentado hacer algo al respecto, y siempre trata de evadir el tema o lo
toma como una broma pesada. Hacerlo entrar en razón ha sido toda
una travesía.
Di un respingo ante el grito del Coach. Mi vista voló lejos del papel y
viajó hacia la práctica de los Guepardos en el campo.
Esa voz.
Alcé la vista lentamente, al mismo tiempo que mi corazón
aumentaba su ritmo de nuevo, aunque esta vez no era debido al
ataque de ansiedad. Era la excitación del momento. Del momento en
el que Ryan Hamilton, mariscal de los Guepardos, se encontraba
mirándome directamente a los ojos, con un sincero gesto de disculpa.
Irreal.
—Tengo que irme —Él puso los ojos en blanco—, cuida de esos
codos, ¿bien?
—Pensé que era tu padre. Ven aquí, tengo las manos ocupadas —
dijo ella, haciendo un ademán con su cabeza.
—¿A qué viene este tema? —Me sonrió radiante—. ¿Te... gusta un
chico, Athena?
Lo único malo, madre, es que ese chico tiene una novia —que ni
siquiera quiere— y es admirador de una identidad ficticia que yo creé
en la web para hablar con libertad sin que nadie sepa quién soy
realmente. Eso es lo único.
—¿Alguien dijo la palabra que ningún padre con una hermosa hija
de 17 quiere escuchar?
—Así que su nombre es Ryan... —Él pasó sus dedos por su barbilla
—. ¿Qué hace? ¿Escribe? ¿Dibuja?
Les sonreí como agradecimiento y tomé mis cosas para subir las
escaleras.
Tenía muchas cosas que escribirle, pero sabía que debía contenerme
y simplemente darle mis palabras de aliento para que supiera que
aunque sea tenía a alguien que lo apoyaba y lo veía como en realidad
es. Alguien que lo acepta, así, como Ryan el escritor secreto, afligido,
sensible, no sólo como Ryan Hamilton, el mariscal estrella de los
Guepardos.
De: BloggerGirlContact@gmail.com
Para: RyanH_ShermanCheetah@gmail.com
No, no creo que seas ningún patán por tener una opinión y ser sincero
acerca de cómo te sientes en tu relación amorosa. No puedo decirte que te
entiendo ya que no he tenido que pasar por lo mismo que tú —hasta los
momentos—, y, tampoco me entrometeré ni preguntaré cómo es que
estuviste 3 años de tu vida con una persona que según tú, no soportas.
Con cariño,
Blogger Girl.
***
—Asked a girl what she wanted to be. She said “baby, can’t you see? I
wanna be famous, a star on the screen. But you can do something in
between”.
—I told a girl that my prospects were good. She said “baby, is understood.
Working for peanuts is all very fine. But I can show you a better time!” —
Tessa le subió volumen a su viejo radio y comenzó a cantar junto con
ella, mientras doblada la esquina y nos encontrábamos con el letrero
de la escuela que hoy tenía escrito una frase de reflexión de algún
hombre que no conozco.
Sólo los jueves y viernes, Tessa iba a recogerme a mi casa para venir
a la escuela todas juntas. Normalmente, mamá era la que me traía los
otros tres días, pero los dos últimos días de la semana ella debía ir
temprano a su tienda de repostería a supervisar el trabajo, así que no
podía.
—Bien, bien, Varsity Blues será —rezongó al darse cuenta que ella no
iba a ser paciente esta vez.
—Le diré a mamá que prepare unos cupcakes para comer mañana —
les dije encogiéndome de hombros.
—Que sean de crema de maní, por favor, por favor, por favor, dile
que los prepare con crema de maní. Esos son los mejores, bueno,
técnicamente todos los deliciosos, pero los de crema de maní... son
orgásmicos —me rogó Tessa haciendo un puchero.
—Le diré que los varíe, no se preocupen —Puse los ojos en blanco
—. Comienzo a creer que son adictos a ellos.
—Ven, vamos a ver qué pasa —Antes de que pudiese decir algo, las
dos me arrastraron hacia la multitud.
—No hagas esto, ¿sí? Sólo te pido que vayamos a otro lugar donde
hablemos los dos solos, un lugar más tranquilo y con menos personas
—Ryan trató de tomarla del brazo delicadamente, pero ella se sacudió
de su agarre.
Yo tampoco lo creía.
No digo que todo ha caído en él, ya que ustedes saben, este tipo de
rupturas importantes dividen a la multitud escolar. Algunas —pocas
— porristas se van del lado de Kate a consolarla, otras se alegran
mucho de lo ocurrido. Algunos chicos se alegran porque así tienen
más oportunidad con Kate y... eso es todo. En esto no hay ninguna
mitad y mitad. Todos se alegran porque creen tener alguna
posibilidad con la capitana de porristas, puede que finjan estar del
lado de su mariscal, pero por dentro, están planeando su siguiente
movida. El único que puede salvarse de este comentario es Adam
Shelton, su amigo desde 7mo y que hasta ahora, ha demostrado ser
verdadero. O al menos, eso es lo que he notado.
—Nina, tienes que dejar de ser tan dulce y buena —Ella puso los
ojos en blanco.
—Cierto, aún no sé cómo no le has gritado que deje de ser tan tonto.
—Tessa tiene razón, tú misma dices que contener todo eso puede ser
malo.
—¡¡Más alto!!
—¡SÍ, COACH!
—No, no, estoy bien, sólo vámonos, eh... mamá me quiere en casa
temprano, uh, sí, ella necesita ayuda con unas galletas —balbuceé,
viéndome arrastrada por las dos, una por un brazo y la otra por el
otro.
—Hey, hola.
Esa voz.
—¿Cómo están tus codos? —me preguntó, sin dejar aún de sonreír.
¿Por qué me torturaba así? ¿Por qué tenía que ser así de amable, de
perfecto a su manera?
—No, para nada, ningún problema —El moreno alzó ambas manos
y casi lo vi esbozar una sonrisa.
—Es una manera de expresión, sólo para que lo sepas —Se cruzó de
brazos, enojada como una niña pequeña.
—La última vez que alguien le preguntó eso, tuvimos que detenerla
ya que casi se le lanza encima a la chica —relató mi amiga, divertida
—. La morena estaba tan asustada que estuvo a punto de llamar a la
seguridad de la tienda para que nos sacaran.
Pensé que con esa bizarra historia los chicos pensarían que éramos
unas completas raritas y huirían por sus vidas. Pero lo que me
sorprendió fue cuando los escuché soltar una buena carcajada a
ambos.
—Pues, no fue fácil, pero logramos arrastrar a Penny fuera del lugar
antes de que la cosa se tornara más fea —continué, de repente
sintiéndome cómoda con la conversación que entablábamos los cinco.
Los del equipo nos miraron de manera extraña y sin tener otra
opción, obedecieron a su capitán.
—¿Qué? ¡Tessa, en ese cacharro hace mucho calor! —se quejó Penny
mirándola con los ojos muy abiertos.
—Oh, uh, sí, sí, cierto, vamos —Sin dejarme reprocharles su falta de
sutilidad, las dos me abandonaron y me dejaron a solas con Ryan.
Hubo una breve pausa, donde creo que él esperaba que dijese algo,
pero no lo hice. Estaba demasiado ocupada tratando de controlar mi
respiración y de no mirarlo fijamente por tanto tiempo.
—Sí.
Capítulo Seis
Nunca pensé que una simple invitación a la fiesta de cumpleaños de
un chico de los Guepardos fuese tan importante para Tessa y Penny,
pero cuando les dije ese mismo día en el auto que estábamos
invitadas al cumpleaños de Kevin, Tessa sacó el Monza de la carretera
bruscamente por la sorpresa y Penny Lane comenzó a dar saltitos y
decir cuán emocionada estaba por poder hablarle a Adam de nuevo.
Al parecer el hecho de que éste fue amable con ella, la dejó encantada.
Como dije, no era muy amante de las fiestas, pero dado que Ryan
quería que fuera, haría una excepción.
Ellos casi me matan cuando les dije que había olvidado decirle a
mamá sobre los cupcakes, pero con todo lo de Ryan, lo olvidé por
completo y simplemente me fui directo a mi habitación a revisar la
cuenta de Blogger Girl, donde tristemente... no había ningún e-mail de
él.
La mamá de Tessa nos recibió con los brazos abiertos como siempre.
Ella era una persona demasiado agradable e independiente acerca de
todo, hablo en serio, de TODO. Ni siquiera mi madre me había dado
“La charla”, cuando ella nos invitó a Penny Lane y a mí un día cuando
estábamos en octavo grado, nos sentó a las tres en la sala y nos dio
“La charla”. Estuvimos días procesando la información completa, con
escalofríos frecuentes incluidos.
—Ryan nos invitó a una fiesta este domingo —solté, haciendo que
todos en el sótano guardaran silencio.
***
Supongo que no, bueno, claro que me ponía al principio, pero luego,
me sentía cómoda hablando con él, ya que sabía que teníamos cosas
en común y que no sería grosero.
Pusieron sobre mi cama una blusa sin mangas de encaje blanco que
mi abuela Carly me regaló en esta pasada Navidad, y unos muy
ajustados pantalones color negro que ni siquiera los había usado una
vez. Ambas prendas fueron regalos de familiares que no conocen que
mi estilo de vestir se limita a camisetas, jerseys y jeans, en su mayoría
acampanados.
Aunque supongo que esto es lo que significa “Lucir bonita para
Ryan”, ¿no?
—Si quieres irte, sólo avísame, ¿de acuerdo? —me susurró Duckie al
oído, enganchando su brazo con el mío de forma protectora—. Sé que
no te gustan las fiestas.
Capítulo Siete
El chico que nos abrió la puerta no lo había visto nunca en mi vida,
pero nos recibió como si ésta fuera su propia casa y nosotros
fuéramos sus mejores amigos, deduje que se trataba del alcohol que
definitivamente ya se encontraba en su organismo e intenté mantener
la calma mientras las chicas me empujaban hacia la locura.
—¡¿Ves?! ¡No es tan malo! —Tessa tuvo que gritar en mi oído para
que pudiese escucharla.
Sí, no creo que los Guepardos vayan a soportar tal discurso de una
persona que apenas conocen. No quería que le hicieran daño.
Por otro lado, de ninguna manera iría por ahí yo sola, la multitud
me abrumaba.
—No pueden dejarme sola —les reproché, abriendo mucho los ojos.
—Bien, yo iré contigo —se ofreció Penny Lane, poniendo los ojos en
blanco—. ¿Puedes controlar tu impulso de golpear a Duckie por unos
minutos, Tessa?
—¿Qué? ¿Por qué? ¡¿Qué haces?! ¡No puedo dejar a Nina! —Él se
resistió mientras que mi amiga lo arrastraba a otra habitación.
Nos deslizamos entre unas dos parejas besuqueándose en medio del
camino y entramos a lo que creía yo era el comedor, habían personas
sentadas encima de la mesa y las sillas al parecer habían desaparecido
de su lugar. Traté de no alarmarme y pensar en cómo Kevin sería
capaz de limpiar el desastre luego de que la fiesta acabara sin que sus
padres se dieran cuenta. Yo estaría muerta de miedo.
Era como ir hacia la boca del lobo, no quería acercarme hacia todo
un equipo de fútbol, más las porritas también. Era patético, era
arriesgado. Las ganas de hablar con Ryan de repente se habían
esfumado casi completamente.
Quise decirle que no iría con toda esa gente alrededor, pero antes de
darme cuenta, Adam ya la había visualizado. Tratar de pasar
desapercibida teniendo a una amiga con el cabello rosa, no era una
tarea fácil de llevar a cabo.
Él estaba esperándome.
—Hola.
—¿Penny Lane? ¿Cómo la canción de The Beatles? ¡Pues qué original!
—dijo en tono burlón una de las porristas pegadas al brazo de Kevin
Stewart—. ¡¿Y qué onda con tu cabello?!
Tomé del brazo a Penny para calmarla, sabía que esto podía
terminar mal. Sin embargo, ella no se inmutó.
—Ve —No iba a ser egoísta y le diría que no quería que me dejara
sola. Y que me sentía como un fenómeno de circo frente a estas
personas.
Revisé las opciones. O era quedarme aquí con los temibles Guepardos
—y aún más temible compañía—, o era volver allí dentro,
probablemente teniendo que pasar otra vez por donde estaban esos
chicos peludos fumando porros de marihuana y por las parejas
comiéndose la boca.
Caminé hacia una de las sillas del comedor —que estaba al lado de
un columpio— y me senté, evitando el contacto visual con los diez
pares de ojos que me miraban desde el otro lado del patio.
Lauren Dawson era una completa esnob. Siempre usa palabras como
“Duh”, “Genialísimo”, “O sea”, “Totalmente dulce”, “Ardiente, pequeña”,
y usaba ropa similar a la de Kate, sólo para que los chicos se fijaran en
ella también. Estaba casi segura que ella —Kate— la había enviado a
espiar a Ryan, ya que no se encontraba cerca por ninguna parte.
—No creí que él cayera tan bajo, o sea, Kate es toda una hermosura, y
tú... —Paseó su vista de arriba abajo—. Luces como una niña perdida
de 14 años. O sea, en serio, ¿qué hay con ese lazo, Matilda?
¿Acaso Lauren tenía razón? ¿Yo era sólo la “Chica Rebote”? ¿Por eso
es que él decidió invitarme acá? ¿Sólo para tener a una chica a quien
pasear?
—Sí, claro. Adiós, Lauren —la despidió él, dedicándole una sonrisa
incómoda.
—Te ves bien —me dijo, haciendo que mi corazón saliera disparado
—. Me gusta lo que hiciste con tu cabello.
—De esa forma la gente logra ver lo bonita que realmente eres.
Ryan acaba decirme que soy bonita, Ryan acaba de decirme que soy
bonita...
—¡Ahí está mi Andie! —Los dos nos dimos la vuelta hacia las puertas
de cristal.
Duckie venía caminado en mí dirección. Mejor dicho, zigzagueando
en mi dirección. Los lentes los tenía torcidos, el peinado desarreglado.
Miré por encima del hombro de Spike, Penny Lane salía junto con
Adam y Tessa. Adam tenía a Tessa tomada de la cintura para que no
se cayera. Ella también estaba ebria.
Capítulo Ocho
Un grupo de chicos hicieron que Tessa y Duckie se tomaran siete shots
de tequila seguidos, lo cual fue suficiente para que no pudieran ni
decirme cuál era la raíz cuadrada de dos.
Penny Lane sacó las llaves del Monza de su bolso y les abrió la
puerta, se unió a mí y esperó a que los chicos depositaran a Tessa y a
Duckie en el asiento trasero del cacharro.
—Estos dos no saben lo que les espera mañana —me dijo ella al oído
—. Los obligaré a ver un maratón de Honey Boo Boo, los amarraré al
sofá si es necesario, juro que de esta no salen sin un daño mental
severo.
—Nina, no los defiendas que nadie les apuntó con una pistola —
gruñó Penny molesta—. Esos dos acaban de arruinarnos, mejor dicho,
acaban de arruinarte la noche, Ryan está completamente interesado
en ti, creo que todo el mundo lo notó.
—Nina —Él me cortó al instante—, sólo tienes que dar las gracias.
En serio, no hay ningún problema.
—Me alegra que ahora sólo seas Nina Landfield, “la chica que está a
mi lado usando mi chaqueta porque su amigo le vomitó encima, y
sonríe, se sonroja, tiene una voz, y habla, y hace contacto visual con
las personas también”.
Tomé fuerzas para poder darle una gran sonrisa, una sonrisa digna a
sus lindas palabras.
—Nina... —De nuevo Duckie—. No te rías con él, Nina... no con él...
Nina... la raíz cuadrada de dos es...
***
Mamá me llevaba a la escuela, así eran los lunes, los martes y los
miércoles. Mis párpados me pesaban debido al desvelo de anoche,
agregando que no pude dormir bien después por estar solo dándole
vueltas a todo el asunto llamado Ryan Hamilton.
—Que tengas un buen día, querida —se despidió mamá con un beso
en la mejilla mientras bajaba de su auto.
Capítulo Nueve
Kate, Kate, Kate, Kate. Sabía que había sido ella la de la nota en mi
casillero, pude darme cuenta luego, mientras estábamos en la clase de
Cálculo, sus ojos se mantuvieron siguiendo cada movimiento que yo
hacía, inspeccionándome, espiándome, o simplemente esperando a
que saliera corriendo intimidada. No, no estaba intimidada. La nota
de Kate no me asustó, sólo me preocupó, ya que sabía que ahora “la
pequeña cara de rata” que estuvo en la fiesta con Ryan anoche, sería
la atracción de las miradas el día de hoy.
—Nina, ¿qué pasó? —Escuché a Duckie decir cerca de mí, mas esperé
que se inclinara y me ayudara para poder mirarlo a la cara.
Asentí con la cabeza, levantándome del suelo una vez que recogí
todos mis libros.
Tenía razón, una hora libre, para ser exacta. Olvidaba que él sabía mi
horario y el de las chicas, de pies a cabeza.
La verdad es que ya tenía una idea de por dónde iba esto. Duckie es
lo suficientemente predecible como para saber que lo que quería
hablar conmigo trataba de Ryan Hamilton, o algo relacionado con él.
—Ryan —me contestó, empujando sus lentes de nuevo en su lugar
—. Nina, no quiero que lo tomes como “un gesto desesperado de
Duckie para que me dé por vencida con Ryan”, quiero que lo tomes
mejor como… “un gesto cuerdo de Duckie para recordarme el
propósito de mi otra identidad”.
***
—Hey, Nina —me saludó, parecía aliviado por algo—. Pensé que
algo había ocurrido cuando no te vi en las graderías hoy, ¿por qué no
fuiste?
—No me sentía bien —Ya eran dos mentiras en un día, esto se volvía
enfermizo.
No debía estar hablando con él. No debía estar hablando con él.
—Debes irte —Esta vez lo dije con mayor firmeza—. Tus amigos
esperan.
—Ayer fue ayer —Eso había sonado tan cruel, que no podía creer
que yo lo acababa de decir. Me dolía a mí más que a él—. Y gracias
por ayudarnos, fue bastante generoso, pero ahora deberías volver
allá, con tus amigos.
Mordí mi labio con tanta fuerza que pensé que me sacaría sangre.
***
Sólo éramos mi laptop, mi bloc de notas y yo, por esta solitaria tarde
de un lunes.
De: RyanH_ShermanCheetah@gmail.com
Para: BloggerGirlContact@gmail.com
Uff, tengo un montón más de cosas qué decir, pero tengo miedo a que en
serio cambies tu imagen de mí, así que mejor terminaré con el desahogo y
pasaré al otro tema. No quiero espantarte.
BG, ¿alguna vez has sentido que cuando conoces a alguien por primera vez,
te da una inexplicable sensación de calidez inmediata? Esta vez fue increíble,
instantáneo, hubo algo en esa mirada que me hizo sentir extraño —de manera
agradable—. Me agrada, y me agrada aún más sabiendo que no es ese tipo de
chica que busca popularidad. Creo que huye de ella.
Mejor lo dejo por hoy, el enojo está volviendo otra vez. Pero piensa en mí
descripción y me dices si la conoces. Harías eso por mí, ¿cierto?
Fue bueno enviarte esto, estaré —como siempre—, esperando una respuesta
de tu parte, que —como siempre— llega eventualmente.
Ryan Hamilton.
Capítulo Diez
De: BloggerGirlContact@gmail.com
Para: RyanH_ShermanCheetah@gmail.com
Vaya, veo que tomaste bien mi consejo de no retener nada por mucho
tiempo, ¿eh? Me alegra que lo hicieras, de verdad.
Bien, eso es todo lo que diré acerca del asunto de la humillación Chica
popular — Chica estudiante ordinaria.
Esto tiene una X bien roja por todos lados, ¿ahora se entiende mi punto?
Esta Amiga 2 no parece ser la mejor consejera del mundo, pero como Amiga
1 no tiene ni idea, confía en que el consejo Amiga 2 es efectivo. Nuestra
manera de pensar no es siempre la misma. Yo puedo decir que es azul, pero
tú puedes decir que es turquesa, cuando en realidad es verde claro, ¿me
entiendes?
Vaya, creo que me alejé demasiado del tema, perdón por eso, me dejé llevar
por mi explicación, espero que esto no haga aburrido el e-mail, o que no
haya resuelto o satisfecho tus preguntas/dudas.
Me despido.
Cuídate mucho,
Blogger Girl.
***
—Lo que sea —Tessa puso los ojos en blanco, para luego volverse
hacia mí y poner sus manos en mis hombros con tanta fuerza que me
asustó—. Nina, dime por favor que simplemente no desperdiciarás
esta oportunidad que tienes con Ryan por algo que Duckie dijo.
***
Tomé tres papas fritas y me las llevé a la boca. Tragué con dificultad.
—Chicas, estaré bien —Les dediqué una sonrisa forzada y casi metí
mi nariz en mi bandeja para no recordar de nuevo todo.
—¿No puede solamente dejar las cosas como están? —Lo escuché
farfullar por lo bajo.
—Ese chico que anda siempre con Ryan, me interceptó antes de que
pudiera escapar hace un minuto, me dijo que te dijera que estamos
invitados al partido de mañana por la noche. Primera fila. Cortesía de
Ryan, por supuesto —Duckie puso los ojos en blanco y empujó sus
lentes con más fuerza de la necesaria—. No sé ustedes, pero yo no iré
a ningún estúpido partido lleno de testosterona.
Capítulo 11
Cuando la temporada de fútbol americano comienza, el espíritu
escolar es realmente una de las cosas más increíbles que se ve en
Sherman High. Todos lucen más felices. Todos visten de vinotinto y
negro. Todas las paredes de la escuela se mantienen forradas con
pósteres, banderas del equipo y mensajes de apoyo. Las porristas
lucen sus uniformes y van por la escuela haciendo porras que
realmente no riman, pero el esfuerzo es lo que en verdad cuenta. Es
como estar en una fiesta celebrando el triunfo que aunque aún no
llega, todos parecen estar seguros de que lo obtendremos... con la
ayuda de los Guepardos, que desde el momento en que se da rienda
suelta a esta locura, ellos se convierten en el mayor centro de atención
por parte del 95% de la población escolar.
El dilema de si asistir o no al partido de esta noche, me había
mantenido dando vueltas en la cama por más de cuatro horas. Sabía
que sería descortés rechazar la oferta, sobre todo luego de haber
tratado tan mal a Ryan aquel día en el aparcamiento, él no se lo
merecía. Pero por otro lado, estar en primera fila significaba tener
cerca a las porristas, tener a Kate y a sus amigas con sus miradas
encima todo el tiempo.
—Vaya, al parecer este año están más animados que el año pasado
—comentó Tessa, con ojos muy abiertos—. Estoy realmente
sorprendida.
—Hay que darles crédito por ser tan creativos —bromeé, sonriendo
levemente.
—Así que quiero que sonrías, olvides todo, y esta noche vayamos a
mi casa y tengamos una pijamada. Podríamos ver Emma, Becoming
Jane, Pride and Prejudice, será un maratón de Jane Austen. ¡Genial,
¿no?! —No pude evitar sonreír con gratitud. Se estaban esforzando
por hacerme sentir mejor.
—¡Hola, Ryan! —Mi corazón dio tal salto que casi me llevo la mano
al pecho para mantenerlo en su lugar.
Su sonrisa se ensanchó.
Mi vista se giró hacia las chicas, las cuales estaban tan calladas como
yo, mejor dicho, tan cautelosas como Ryan, lo cual significaba que no
contaría con su ayuda en este difícil momento. Era mi completa
decisión ir o no ir al partido de esta noche.
Hasta esa mínima cosa sabía que al tener a Ryan mirándome de esa
manera no iba a decirle que no.
—Lo sé, pasó tan rápido que tendré que sentarme un momento a
procesarlo —comentó Tessa, llevándose una mano a la cabeza.
Me encogí de hombros.
—¡Ah! Sólo una cosa —saltó Penny Lane, colocando una mano en mi
hombro y mirándome intensamente—. Trata de dejar a Duckie fuera
de esta salida, ¿sí?
—No puedo que creer que este chico sea tan persistente contigo —
Duckie bramó, mientras permanecía sentado con los brazos cruzados
en el sofá de mi sala.
Obviamente no pude mantener mi promesa, él se había aparecido
aquí en el momento en que ya estaba usando la camiseta de los
Guepardos. En cuanto me preguntó la razón de “mi no habitual
vestimenta”, lo solté todo. Por suerte, no se inmutó demasiado, ya que
mis padres se encontraban en la cocina y podrían oírlo gritar, si así
era el caso.
Resoplé.
No había sido una decisión fácil de tomar, pero de tan sólo pensar en
cuán mal se tornarían las cosas, me hacía sentir bastante horrible.
El timbre sonó.
Hablando de las reinas de Roma…
***
Nunca había asistido a un partido de fútbol antes. Sé que suena algo
incoherente, dado que constantemente veo cómo los Guepardos
practican y se preparan, pero es cierto. Aunque en Sherman es un
evento bastante importante, siempre he elegido la comodidad de mi
hogar, un libro, y mi laptop, sobre el bullicio, las porristas y la
adrenalina que se siente el ser fanático del deporte.
—Estoy bien aquí, tú ve, salúdalo por mí —le dije, sonriendo lo más
que pude.
No lo imaginé.
Las personas que intentan ser lo que no son (para encajar, en específico)
están en todos lados, bien sea debido a problemas personales, orientación
sexual o cualquier otro caso que se encuentre en esta etapa llamada
adolescencia o bueno, en la secundaria.
Sé que alguien dijo una vez que “Cada cabeza es un mundo”, pero les diré
algo, nuestra mente posee un sistema (o mecanismo) natural que nos permite
protegernos de cosas que no queremos enfrentar, por miedo al rechazo,
alguna decepción o un problema interno más profundo de lo que nos
podríamos imaginar.
Nacimos pensando diferente por una razón. Así es como debería ser. El
asunto es que la sociedad y todos lo que la rodean nos han quitado el
privilegio de ser nosotros mismos, nos hemos convertidos en hipócritas,
mentirosos y eventualmente eso nos afecta, nos hace sentir culpables e
inseguros de que un día siquiera tendremos el valor de hablar por nosotros y
expresarnos sin limitaciones.
Tomen esta entrada como una corta reflexión, sé que a algunos les llevará
tiempo armarse de valor.
XOXO,
Blogger Girl.
Capítulo 13
Me alejé de inmediato del escritorio, como si las teclas estuvieran
quemando mis dedos mientras escribía. Ya estaba hecho. Y aunque
me sentía una bastante mala persona, puse todo mi esfuerzo para que
no me afectara como lo hacía.
Había tenido una idea para la nueva entrada desde hace casi dos
semanas, pero después de lo ocurrido en el partido del viernes,
comencé a idear una especie de plan para sacar a Ryan de mi vida, y
de la de Blogger Girl también. Con esta entrada era más que
suficiente, Ryan iba odiarme, o al menos, dejaría de comunicarse con
BG, créanme, a nadie le gustaría que luego de haber sido tan honesto,
de haber confiado, te usaran de ejemplo en ese modo tan… erróneo.
Por primera vez desde que Ryan había llegado a nuestro día a día,
ellos habían estado de acuerdo en una cosa… En que él tenía que irse.
—Sé que esto va contra las reglas que decidimos ayer —me susurró
Tessa, cautelosa—, ¿pero en serio no te da curiosidad saber lo que él
tiene que decir acerca de lo que pasó?
—Vaya, tan asqueroso que sonó y rimó, querida Greenlaw —Al fin
nuestra otra amiga terminó de revisar la página—. Me han dado
ganas de comer una ahora.
—Creo que bailaré la macarena —dijo, sin poderlo creer—. Creo que
se acerca el apocalipsis. Creo… Dios, creo que tengo un buen
presentimiento de esto.
—¡In Penny Lane there is a barber showing photographs of every head he’s
had the pleasure to know. And all the people that come and go. Stop and say
hello!
—¡On the corner is a banker with a motorcar. The little children laugh at
him behind his back. And the banker never wears a mack. In the pouring
rain, very strange! —La siguió Tessa, saltando junto a ella alrededor de
la habitación.
***
—Ayer Blogger Girl nos dejó una reflexión que creo todos leímos y
analizamos —decía el chico desconocido, quien hablaba con ayuda de
un megáfono—. Porque el quien diga que no la lee, aunque sea en
secreto lo hace. Es inevitable. Ella es la principal voz de las personas
de esta escuela, de todas ellas, no hablo sólo de los rezagados, sino de
los del Trono también.
Oh Dios mío.
—Sí, vaya que sí… —Apenas pude decir palabra, la escuela nunca
había respondido de esta manera a una entrada de BG. Nunca se
había tornado tan viral hasta tal extremo.
No iba a negar tampoco que estaba feliz de que Blogger Girl fuese
una figura lo suficientemente influenciable como para motivar al Club
de Arte a llevar a cabo la iniciativa.
Caminé rápido entre esos alumnos que nunca tienen prisa por
aprender, percatándome de que el Club de Arte se había molestado
en colocar pósteres en las paredes acerca de la nueva iniciativa
llamada “BG dice: ¡Habla por ti!”.
Esa. Voz.
Esto no me agradaba.
—No, sí tengo que hacerlo —me cortó, disgustado. No por mí, por
ellas—, no debieron mandarte esa nota, ni humillarte como lo
hicieron, fue una estupidez y estuvo mal en todos los sentidos.
—Eso habría empeorado las cosas, ¿no lo crees? —Le hice saber.
—La próxima vez, dímelo, ¿de acuerdo? —Colocó sus manos en mis
hombros y sonrió un poco—. No te lo calles, sin importar nada.
—¿Por qué no? —Él frunció el ceño, confundido—. ¿Pasó algo más
de lo que deba enterarme?
—Quizá Blogger Girl sea la del grito masivo, pero el eco lo has
creado tú junto el Club de Arte —añadió Tessa, tomando una
servilleta para limpiarse la boca llena de salsa boloñesa. Era la única
en la mesa que comía mientras hablaba.
***
Tessa bufó.
—Sólo digo que ambos tienen sus cosas malas y buenas —Se encogió
de hombros—. De todos modos, Nina es la que decide al final con
quién quiere quedarse.
—Bien, bien, demos esta discusión por terminada. No porque la
terminaste tú, sino porque no puedo discutir y conducir al mismo
tiempo sin que algún objeto inanimado salga herido —añadió Tessa,
acercando su mano al reproductor para colocar música.
—Por tu rostro, es algo que no nos gustará —Tessa enarcó una ceja,
sin abandonar esa mirada intimidante.
—He hablado con Ryan hoy —solté, sintiendo que me quitaba una
bola de bolos, una ancla y unas cuantas pesas de 5 kilos de encima—.
Fue por un momento, él quería disculparse por Kate.
Sólo con su presencia, con estar ahí parado… Ryan arruinaba todos
y cada uno de mis planes.
—¡Eh! ¡Chicas!
—Creo que no nos han presentado como debe ser —dijo él,
extendiéndole la mano—. Spike Dale, mejor—mejor amigo de las
chicas.
—Es raro verte por aquí, Mariscal —opinó Tessa, mirándolo con
recelo.
***
—No creo que esté “sólo atravesando uno de sus Momento de Ira”
—dije sinceramente—. Se le veía bastante enojado, chicas.
Había estado allí antes con Tessa, era como entrar a un hermoso
mundo completamente genial. El olor a pintura, tinta y arcilla te
azotaba placenteramente al momento de entrar. No lograbas ver las
paredes, ya que la cantidad de cuadros colgados no te lo permitía, de
diferentes tamaños, temáticas y marcos. Las bonitas esculturas
realizadas por los mejores de la clase, se exhibían en una larga mesa.
Cinco trípodes de madera se encontraban en una esquina junto con
los galones de pintura, blocks, pinceles y creyones. Archie, en medio
de toda la magia, con su Atuendo de Hacer Arte, el que no le cabía
más manchas, frunciéndole el ceño a un cuadro en blanco,
concentrado en buscar inspiración. Tanto que no me vio parada junto
a la puerta.
Porque lo hacía.
Capítulo 16
—¿Cuáles de estos son cuadros hechos por ti? —le pregunté,
mientras ambos comíamos nuestro almuerzo. Se había molestado en
pasar por la cafetería y pedirle a Giovanni, el cocinero, que le
preparara dos almuerzos para llevar: Filete de carne con puré de
papas y jugo de manzana.
Impresionante.
Los demás eran de arte abstracto. Si estuviesen colgados en una
Galería, a las personas nunca se les pasaría por su cabeza que el
responsable de tan hermosas pinturas era un chico de 17 años. Archie
tenía talento, sin duda.
—Bien, quizá Tessa me ayudó un poco con todo esto —rio histérico,
rascándose la parte trasera de la cabeza.
—¡Nos vemos! —Lo escuché gritar tras de mí—. ¡Te llamaré luego!
Agradecí a Dios cuando logré ver una cara familiar, Duckie venía
saliendo hacia el aparcamiento, con la cabeza gacha como si no
quisiese ser visto. Era hora de hablar, su Momento de Ira ya debía
estar en el pasado, junto con los otros.
—Bien, vamos.
***
—Supongo que Spike sólo está enojado debido a eso —opinó. Sus
dedos no dejaban de tamborilear el volante ahora—. Debido a ti,
saliendo con Archibald.
—Pensé que… Los vi esta mañana y pensé que había algo entre
ustedes, él parecía contento de verte, y luego lo de la invitación el
almuerzo, y… —Estaba sinceramente estupefacta al ver a Ryan de esa
manera, divagando y balbuceando.
Estaba lista para decir alguna otra cosa, menos vergonzosa y torpe,
cuando su inesperada risa me detuvo.
—Lo siento —dijo, sin dejar de reír—, es sólo gracioso que acabes de
darte cuenta.
A juzgar por su tensa postura y serio rostro, fue una gran discusión.
Sentí una pizca de orgullo, si Ryan se había atrevido a confrontar al
Coach bajo cualquier circunstancia, eso quería decir que estaba
progresando.
—¿De verdad tienes que ir a casa? —preguntó, sus ojos hicieron esa
expresión de esperanza—. Me gustaría llevarte a un lugar, podría
animarte un poco.
La luz del semáforo cambió a verde, así que me dedicó una amplia
sonrisa y puso el auto en marcha.
Capítulo 17
¿Dónde estás? Me dijeron que hubo una gran discusión y te vieron salir en el
auto de Ryan. ¿Qué está sucediendo, Nina?
Por primera vez desde que salimos, me sentía incómoda, y las ganas
de cancelar e irme a casa eran incontrolables. Lo menos que quería era
volver a tener problemas con Kate. Incluso cuando estaba al tanto de
la situación entre ellos, sabía lo aterrorizante que ella podría llegar a
ser.
Mala mía.
Lo sé, quise decirle. Lo sé, pero eso no cambia nada. No para media
escuela, ni siquiera para ella misma. Ya no se trataba acerca de Blogger
Girl, estaba consciente de eso, pero Kate, su padre, el Coach, eran otro
asunto, uno muy delicado.
—¿Por qué eres tan insistente? —cuestioné, sin poder detener mis
palabras—. ¿Por qué es que sigues apareciéndote en mi vida de
esta…?
—Entonces serían dos cafés —le pidió, sin apartar sus ojos de mí,
divertido a causa de algo.
—Ni siquiera a Adam, me gusta pasar el rato solo aquí, leer libros al
azar y esas cosas —confesó, dándole vueltas a su teléfono sobre la
mesa. Era una señal de que hablar acerca de esto lo ponía nervioso—.
Y para aclarar, no estoy diciéndolo porque quiero impresionarte, lo
digo porque en verdad me gusta hacerlo. Sé leer, ¿sabes? De hecho
tengo sólo dieces en Literatura.
Sonreímos simultáneamente.
—Nada mal, sólo pedí cinco, aunque el esfuerzo vale —Él sonrió
juguetón, incitándome a continuar—. Siguiente pregunta: ¿Cuáles son
tus libros favoritos?
—Tres.
—Si te has leído a Emily, dime por qué Heathcliff decidió irse de
Cumbres Borrascosas durante tres años.
—Heathcliff escuchó a Catherine hablar con Nelly acerca de no
poder casarse con él incluso si lo amaba, debido a que degradaría su
nivel social y no podrían mantenerse, Cathy mencionó que Edgar le
había propuesto matrimonio y ella había aceptado. Heathcliff se fue.
Ella se casó con Edgar.
—No digas que eres una “rarita”, Nina, no lo eres, eres simplemente
auténtica —susurró. Su aliento a Gatorade de fresandia azotó mi
ruborizado rostro—. Y me gusta eso, ¿sabes? Que eres tú y puedes
demostrarlo.
Un leve suspiro.
Ir a casa.
Capítulo 18
No hubo señales de Duckie en el resto de la tarde, ni en la noche, ni
siquiera en la mañana antes de salir a la escuela. Era como si una nave
espacial hubiese llegado de la nada y lo hubiera raptado igual que a
Peter Quill en Guardians of The Galaxy. Me dolía imaginarme lo peor;
que decidiera simplemente lanzar nuestra amistad por la borda.
Por otro lado, casi me asesinan cuando les respondí los mensajes
después de llegar a casa. Presuntamente, todos sabían que Ryan y yo
habíamos salido juntos del aparcamiento y todos tenían sed de jugosas
noticias. Supongo que deseaban saber cómo logré terminar en esa
posición siendo… yo.
—Sólo permanece calmada —opinó Tessa, comenzando a entrar al
aparcamiento de Sherman—, si cualquiera intenta algún movimiento
brusco, nosotras estaremos ahí. Esperemos que el asunto se haya
olvidado.
Bajé la cabeza.
Entonces, tuve que quedarme sola, con los penetrantes ojos del
alumnado sobre mí.
Era de Archie.
Tan pronto como leas esto haz lo siguiente: ¡Corre! ¡Corre hacia el
Mural!
Archibald :)
—Mira por dónde vas, Cara de Rata —espetó una voz que me hizo
de inmediato poner mi postura recta.
Kate.
Él se sonrojó un poco.
***
Entonces, lo entendí.
Era bastante claro que Ryan no estaba listo para bajar de su trono
todavía.
Y me preguntaba si algún día lo estaría.
Capítulo 19
—¿Qué tal? ¿No piensan que tal vez es demasiado revelador?
Ella dio una vuelta completa para que pudiéramos apreciar mejor lo
que llevaba puesto: un vestido ajustado con cuello tortuga color vino,
medias negras hasta las rodillas y botas negras de tacón bajo. La
combinación del vestido y las botas negras de tacón la hacían lucir
realmente hermosa, su ondulado cabello rosa (ondas cortesía de
Tessa) resaltaba mucho más con esa combinación de colores oscuros.
Les aseguraba a las chicas que me encontraba bien las tantas veces
que preguntaban. Incluso cuando en las noches me era muy difícil
dormir a causa de las miles de preguntas que seguía haciéndome. Mi
mente divagaba en su mayoría en las razones por las cuales las cosas
se habían descontrolado tan repentinamente: Primero, Duckie no
parecía querer ni un poco resolver nuestras diferencias. Segundo,
Ryan se había colado en mi vida, haciendo estragos a su paso y se
había ido de una manera tan abrupta que seguía desconcertándome.
Si tuviera que definir cómo realmente me sentía, diría que estaba…
enojada. Me sentía enojada conmigo misma, con Duckie, aunque
sobre todo con Ryan. No era justo que simplemente viniera, sacudiera
todo mi mundo a su antojo y luego se fuera, sin importarle otra cosa
más que su Trono de popularidad. O lo que sea que él estaba usando
como excusa esta vez.
Viendo el lado bueno de las cosas, esa ira interna que sentía me
ayudó a atravesar estos días sin tener ningún ataque de ansiedad.
Mantenerme molesta con Ryan era una buena forma de “Reír, para
no llorar”.
Con él, todo me parecía sencillo, era una buena manera de alejarme
por un momento del caos que era mi cabeza.
—Tierra a Athena —Tessa pasó sus manos por mis ojos—, te nos
fuiste por un segundo ahí.
—Ya que estamos en medio del tema de las citas y todo eso… —
Penny Lane se sentó junto a mí, chocando su hombro juguetonamente
con el mío—. Has estado pasando mucho tiempo con Archie estos
días, ¿sabes?
—Hola, chicas —nos saludó él con una sonrisa nerviosa. Hoy estaba
enfundado en una casual camisa de demin y pantalones negros.
Bastante simple pero a la vez resaltante. Tal vez era algo del Trono, el
lograr resplandecer siempre incluso con algo tan sencillo.
Los dejamos irse para que Tessa me diera un aventón hasta casa. Ya
estaba comenzando a oscurecer y mamá estaba como loca enviando
mensajes de textos, preguntándome a qué hora estaría en casa. Me
extrañó su repentina insistencia, ya que sabía que estaría con Penny
Lane. No era como si fuese a escapar a otro lugar.
—No, está bien. Estaré bien —le dije, sinceramente. El enojo interno
estaba aplacando lo demás. En realidad, no tanto. Pero sabía que
estaría bien.
Oh, Ryan.
Entonces, ninguno de los dos supo otra cosa qué decir que:
Ella sabía muy bien quién era él para mí, creo que lo había dejado
bastante claro, pero cómo buena madre que era, se estaba tomando
toda la situación con calma, sabiendo que yo me encontraba
confundida, aturdida y nerviosa.
—Sin embargo, había olvidado que Amelie pasaría hoy por ellos
aquí en casa y los dejé en la tienda —Ella se encogió de hombros,
luciendo apenada, aunque dirigiéndome una mirada de complicidad
que sólo generó mayor calor en todo mi cuerpo.
En lo único que podía pensar, era en que Ryan había ido hasta allá,
desesperado por hablar conmigo.
Así como así, una semana y media de ira interna hacia él se había
esfumado por completo.
—Pero… —Quise añadir algo más, pero negó con la cabeza con
vehemencia, mientras aparcaba frente a la tienda de mamá.
Oh, Ryan.
Me limité a asentir con la cabeza, hipnotizada ante la mirada que me
estaba dando y comprendiendo a lo que se refería. Yo también lo
deseaba de esa forma. Luego de estas semanas, deseaba tener este
momento sin tener que pensar en los “pero” que rondaban en nuestra
mente, esos que nos impedían dar otro riesgoso paso más cerca del
otro. Esta noche no había nadie a nuestro alrededor, los locales
vecinos se encontraban cerrados y sólo nos acompañaba la oscuridad.
—Toda mi vida he sido una chica tímida, sobre todo con chicos que
leen Sherlock Holmes —Me reí un poco, atreviéndome a mirarlo—.
No lo sé… Yo sólo te observé leer hasta que te fuiste.
Sus pies se movieron primero que los míos. Dio un vacilante paso
adelante, obligándome a dar uno hacia atrás mientras intentaba
controlar lo agitada que se estaba tornando mi respiración debido a
su repentina cercanía.
Todo mi cuerpo sentía que necesitaba alejarse de él, de otro modo,
no iba a resistir durante mucho tiempo, muy bien podía tener un
ataque de pánico ahí mismo.
—¿Por qué no puede ser tan simple como eso? Somos chicos de 17
que no pueden dar un paso sin sobre pensar las cosas.
Sus labios eran los que guiaban este suplicio. Ambos jadeábamos
por razones diferentes; por la necesidad de aire y la necesidad de no
querer terminar este momento. Abrí un poco mi boca cuando él hizo
lo mismo, sin poder evitar soltar un pequeño suspiro de entre mis
dientes, sintiéndome desconcertada de mí misma por querer más de
él.
Y nos besamos mientras seguía sin sentir mis pies. Nos besamos y
nos besamos fuerte durante lo que pareció una verdadera eternidad.
—Sé que no debía ser así —añadió él, sin aún moverse de donde se
encontraba.
—¿Por qué…? —No logré terminar mi pregunta, ya que Ryan volvió
a acercarse a mi rostro para colocar su frente sobre la mía, cerrando
sus ojos en el camino.
Lleno de arrepentimiento.
—Sé que podría sonar raro o que podrías pensar que estoy diciendo
esto sólo para librarme un poco de la culpa —Comenzó a decir, esta
vez atreviéndose a mirarme a la cara—, pero hay muchas cosas detrás
de lo que Sherman High ve, sobre todo acerca de mi relación con
Kate.
Esperé paciente a que continuara hablando, dejándole saber a
través de mi mirada que podía confiar en mí. Había querido durante
tanto tiempo que sintiera conmigo esa misma confianza que sentía al
hablar de sus problemas con Blogger Girl. Y al parecer, esta noche,
estaba dispuesto a compartir más que un beso, conmigo.
No lo culpaba tampoco, esto debía ser difícil para él, mas yo estaría
dispuesta a quedarme toda la noche en este rincón, mientras pudiera
ver al verdadero Ryan, al que estaba hablando conmigo en este
momento.
—Oh. Lo entiendo.
—No creo que lo entiendas, Nina —Con su firme agarre, hizo que
me acercara más a él, lo cual logró aumentar los latidos de mi
corazón, de nuevo—. Cuando te vi aquella noche en la fiesta de Kevin,
con tu cinta roja en el cabello, tan nerviosa mientras te hablaba, tan
calmada después. Y luego ayudando a tus amigos, y nuestra
conversación en el auto, todo eso… Hacía mucho tiempo que no me
sentía tan relajado, sin tener que probarle nada a nadie. Me gustó,
mucho. Me… gustaste.
***
—Luego, fuimos a ver una película y dejó que eligiera cuál quería
ver, lo que me pareció totalmente dulce —continuó, jugando nerviosa
con las trenzas de su cabello—. Y bueno, después de todo eso me
llevó de vuelta a casa… no sin antes darme un excelente beso de
buenas noches.
—¡Oh, lo sabía! —Tessa palmeó el volante con su mano, luciendo
divertida y haciendo un sugestivo baile de cejas hacia Penny—. ¡Sabía
que no te resistirías a ese grande y atractivo trozo de chocolate!
Me mordí el labio.
—Él… me besó —Tuve que echarme hacia atrás y tapar mis oídos
cuando ambas soltaron unos chillidos tan fuertes que unas cuantas
personas pasando junto al auto nos miraron con el ceño fruncido.
Creo que nunca había sentido mi cuerpo tan caliente como en ese
instante, sentía que mi rubor elevó su nivel de intensidad a más allá
de un tomate andante al pensar en que no sólo había sido labio con
labio, sino cuerpo con cuerpo, aliento con aliento… Vaya, Nina.
—Pues, sí, hubo mucho contacto labio con labio —Dejé escapar una
risita nerviosa, dándome cuenta de lo vergonzoso que era tener que
hablar de esto, incluso si era con mis mejores amigas.
—¿Es decir que Hamilton fue a tu casa sólo para besarte? —Tessa
parecía que iba a desmayarse.
Pero sabía que eso no pasaría. Por muchas obvias razones, que de
verdad luego de nuestra charla de ayer, por primera vez, no me
entristecían. Mucho menos cuando él me estaba sonriendo de esa
forma y cuando al pasar cerca de mí, me guiñó el ojo, luciendo feliz y
un poco travieso.
—Damas —nos saludó a las tres, sin borrar esa maravillosa sonrisa
de sus labios.
Capítulo 21
Pasé gran parte de la jornada escolar sopesando la idea de volver a mi
antigua rutina de sentarme en las graderías durante la práctica de
fútbol a escribir en mi bloc de notas. Gracias a lo que había ocurrido
las pasadas semanas, ya no podía recordar la última vez que
realmente me había sentado, relajada, a escribir ideas para Blogger
Girl mientras escuchaba los gritos del Coach Marin como música de
fondo.
Archie tenía una estricta regla en nuestro acuerdo que decía que no
tenía permitido mirar el progreso del retrato hasta que estuviese
terminado. Hasta ahora, no estaba segura si eso era algo bueno o
malo, ya que me carcomía la incertidumbre de saber cómo estaba
quedando y qué exactamente había captado de mí durante su intenso
juego de miradas.
—Lo sé, aunque será en el punto cuando esté terminado —se burló,
tomando el enorme lienzo cubierto por una oscura manta y
posicionándolo en el trípode, desatando de nuevo mi curiosidad.
***
—¿Uh?