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El dragón y la mariposa

En un reino lejano, entre montañas escarpadas y valles verdes, vivía un dragón solitario llamado
Draco. Draco, a pesar de su formidable apariencia, anhelaba la compañía y la amistad. Durante
años, vagó por la tierra, buscando a alguien que pudiera ver más allá de sus escamas y apreciar la
gentileza que se escondía dentro de su corazón.

Un día, mientras reposaba en una cueva al pie de una montaña, una delicada mariposa llamada
Melisa se posó suavemente sobre su hocico. Sorprendido por la valentía de la pequeña criatura,
Draco observó con asombro cómo la mariposa desplegaba sus alas coloridas y comenzaba a charlar
con él.

A medida que pasaban los días, Draco y Melisa se convirtieron en amigos inseparables, explorando
juntos los rincones más remotos del reino. Draco, con su fuerza y valentía, protegía a Melisa de los
peligros del mundo, mientras que Melisa, con su ingenio y sabiduría, enseñaba a Draco sobre la
belleza y la delicadeza de la vida.

Juntos, Draco y Melisa demostraron que la verdadera amistad puede florecer entre seres en
apariencia opuestos. A través de sus aventuras y su amor mutuo, inspiraron a los habitantes del
reino a mirar más allá de las apariencias y encontrar la verdadera bondad que reside en el corazón
de todas las criaturas.

Y así, Draco y Melisa continuaron su viaje, explorando el mundo y compartiendo su amistad con
todos aquellos que cruzaban su camino, recordándoles que incluso en los lugares más inesperados,
el poder del amor y la amistad puede superar cualquier obstáculo.

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