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El circo de las sombras:

En las noches estrelladas, un circo único se levantaba en las afueras de la ciudad.


Este circo no presentaba artistas reales, sino sombras danzantes que cobraban vida
bajo la luz de la luna. Cada sombra representaba un sueño o temor de los
espectadores. Aquellos que se atrevían a enfrentar sus propias sombras salían
transformados, liberando sus miedos para encontrar la verdadera libertad en la
aceptación.

El farol de los deseos:


En un pequeño pueblo costero, los habitantes encendían faroles flotantes cada noche
y los lanzaban al mar como símbolo de sus deseos más profundos. Un niño descubrió
un farol olvidado en la playa, aún ardiendo con la luz de un deseo sin cumplir.
Decidió perseguir ese deseo, llevando al pueblo en una travesía para hacer realidad
los anhelos compartidos. Descubrieron que a veces, trabajar juntos para cumplir los
sueños de los demás era la clave para alcanzar la verdadera felicidad.

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