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Ve otro rbol, que es ahora al mismo tiempo Sol y Luna. Y Piktor le pregunta:
Eres acaso t el rbol de la Vida? El Sol lo confirm riendo; la Luna, con
una sonrisa.
Y Piktor le pregunt:
El pjaro sacudi alegre sus plumas, movi el cuello, agit la cola, gui un
ojo y se qued inmvil sobre el pasto. Repentinamente se haba
transformado en una flor, las plumas eran hojas, las patas races. Piktor lo
contempl maravillado.
Pero casi enseguida, la flor-pjaro movi sus hojas; se haba cansado de ser
flor y ya no tena ms races. Proyectndose lnguidamente hacia arriba, se
transformaba en mariposa, mecindose sin peso, toda luz.
As brill la joya.
Entonces Piktor, llevado por un deseo imperioso, tom la joya entre sus
manos y la retuvo. Con fervor mir su luz mgica; traspasaba su corazn
una aoranza por todas las venturas.
Tambin los caballos y los pjaros, tambin los seres humanos y todas
aquellas criaturas que han perdido el don de la renovacin, se descomponen
con el tiempo, pierden su belleza, se llenan de tristeza y preocupacin.
Una vez, una nia muy joven se perdi en el Paraso. Su pelo era rubio y su
traje, azul. Cantando y bailando, lleg junto al rbol-Piktor. Ms de un mono
inteligente se ri destemplado detrs de ella; ms de un arbusto le roz el
cuerpo con sus ramas; ms de un rbol le arroj una flor o una manzana, sin
que ella lo notase. Y cuando el rbol-Piktor vio a la nia, fue presa de una
desconocida nostalgia, de un inmenso deseo de felicidad. Senta como si su
propia sangre le gritara: Reflexiona, recuerda hoy toda tu vida, descubre
su sentido! Si no lo haces, ser ya tarde y nunca ms vendr la felicidad.
El rbol-Piktor tembl hasta sus races, con vehemencia acumul todas las
fuerzas de su vida, dirigindolas hacia la nia en un deseo de unirse a ella
para siempre. Ay, que se haba dejado engaar por la Serpiente y era ahora
slo un rbol! Qu ciego y necio haba sido! Tan extrao para l fue el
secreto de la vida? No, porque algo haba presentido oscuramente
entonces! Y con enorme tristeza record al rbol que era hombre y mujer.