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TEORIAS DEL APRENDIZAJE

Trabajo individual 2

¿QUÉ ES ENSEÑAR A PENSAR?

La capacidad para aprender continuamente tiene mucho que ver con el


aprendizaje de estrategias generales del pensamiento que nos permiten conocer, y
buscar la información que necesitamos, en un momento dado, para resolver una tarea
o solucionar un problema. Esto implica que tan importante es saber cuál es la
información que uno tiene como saber la que le falta, en un momento dado, para
resolver la tarea o solucionar el problema. Esto también implica que para favorecer un
aprendizaje permanente se necesita sobre todo enseñar al sujeto las capacidades que
le permitan generar de manera continua la información que va necesitando.

Por lo tanto, podemos entender por estrategias de enseñar a pensar el


aprendizaje de estrategias generales del pensamiento, que son objeto de instrucción
explícita (MEC, 1992).

Es la integración didáctica, de forma organizada y sistemática, de


estrategias y métodos que promueven desarrollar el pensamiento eficaz del
alumnado, poniendo el foco en los procesos cognitivos que ayudan a pensar.
Entre estas estrategias destacan las rutinas y destrezas de pensamiento.

La capacidad para aprender continuamente tiene mucho que ver con el


aprendizaje de estrategias generales del pensamiento que nos permiten conocer,
y buscar la información que necesitamos, en un momento dado, para resolver
una tarea o solucionar un problema. Esto implica que tan importante es saber
cuál es la información que uno tiene como saber la que le falta, en un momento
dado, para resolver la tarea o solucionar el problema.

ESTRATEGIAS PARA ENSEÑAR A PENSAR.

El proceso de aprender a aprender presenta algunas dimensiones importantes que


tienen que ver con “la cognición” y “la metacognición”, que pasamos a analizar
brevemente. El término “cognición” es genérico y se refiere a procesos cognitivos
específicos como atención, percepción, memoria, pensamiento, razonamiento, etc. El
término “metacognición” hace referencia al conocimiento y control de los procesos
cognitivos, como veremos seguidamente.
Si queremos que se monitoricen los hábitos del pensamiento para convertirse
progresivamente en automatismos, es necesaria una planificación consciente de
cómo enseñamos a pensar.

Esto requiere que los docentes arbitremos momentos y situaciones escolares


que inviten a la reflexión, tanto de forma individual como colectiva, promoviendo
la capacidad metacognitiva de todos nuestros alumnos y dejando que
transformen lo que aprenden.

Entrenar el pensamiento facilita que los alumnos lleguen por sí mismos donde el
docente ya ha llegado por su madurez y experiencia, dándoles el tiempo y las
herramientas necesarias. Esto implica no dar por entendido lo que yo entiendo,
no presuponer que algo debe saberse porque ya está explicado, no imponer mi
forma de pensar como única forma posible, no considerar obvio lo que para mí
se muestra como cotidiano.

SITUACIÓN DE LAS TÉCNICAS DE ESTUDIO.

Las técnicas de estudio

también denominadas técnicas de trabajo intelectual o técnicas instrumentales básicas,


constituyen actividades intelectuales de focalización, atención y selección de la
información para ser codificada elaborada, retenida, y recuperada por el sujeto. Son,
pues, un primer paso en la adquisición, retención y utilización de conocimientos.
Podrían agruparse en relación con tres factores:

Factores motivacionales.

Condiciones externas o ambientales.

Técnicas de estudio y examen.

Potenciar actitudes en el profesorado.

El paso previo para enseñar a pensar es ser uno mismo una persona que piensa y
reflexiona sobre la práctica profesional (Carr y Kemmis, 1988; Elliott, 1990). Se
presentan a continuación, teniendo en cuenta a algunos autores (Nickerson y otros,
987; Ruggiero, 1988) un conjunto de actitudes que formarían parte del profesorado-
reflexivo:
Favorecer un clima emocional y afectivo positivo en el aula.
Actitud abierta al cuestionamiento de las cosas y un sentido vivo para preguntarse por
todo.
Disposición para modificar el criterio propio cuando las pruebas indican que éste debe
modificarse.

Integrar las rutinas y destrezas en la programación didáctica de forma coherente


y coordinada, evitando su inclusión como actividades aisladas.

Acercar al alumnado a experiencias cercanas y reales como oportunidades de


aprendizaje.

Utilizar un lenguaje de pensamiento adecuado que propicie la descripción y


reflexión del pensamiento.

La capacidad para aprender continuamente tiene mucho que ver con el aprendizaje de
estrategias generales del pensamiento que nos permiten conocer, y buscar la
información que necesitamos, en un momento dado, para resolver una tarea o
solucionar un problema. Esto implica que tan importante es saber cuál es la
información que uno tiene como saber la que le falta, en un momento dado, para
resolver la tarea o solucionar el problema.
En la mayoría de los centros educativos no se suele tener un modelo educativo que
enseñe a utilizar el pensamiento. La escuela tradicional sigue impregnada de
herramientas, métodos y técnicas de corto recorrido; se ocupa casi todo el tiempo en
enseñar a los alumnos a resolver ecuaciones y a memorizar textos que,
probablemente, pasarán en días al cajón del olvido sin dejar poso alguno.
El objetivo de la Educación Formal no debería ser tanto enseñar a pensar, actividad
que se produce espontáneamente en la inmensa mayoría de seres humanos, sino
enseñar a pensar bien, lo que para los ponentes significaba hacer un uso apropiado del
conocimiento que los alumnos poseen.

ROSA JIMÉNEZ LÓPEZ

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