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PROPUESTA BORRADOR FINAL

Diciembre 2023
TABLA DE CONTENIDO

Introducción

1. Una mirada al contexto

2. El acompañamiento en Fe y Alegría

2.1. El sentido del acompañamiento: ¿qué es el acompañamiento y para qué se realiza?

2.2. ¿Qué y a quién acompañar?

2.3. Tipos de acompañamiento

2.4. Capacidades, cualidades, funciones y cuidado de la persona acompañante

2.5. Estrategias de acompañamiento

3. El seguimiento en Fe y Alegría

3.1. Sentido del seguimiento

3.2. ¿A qué hacer seguimiento y quién lo hace?

Bibliografía

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Introducción

Fe y Alegría Ecuador ha mantenido preocupación por el acompañamiento y se ha


ocupado del mismo promoviendo prácticas y reflexiones en las diversas instancias
de su organización.

La incorporación de la figura de acompañante en sus equipos nacionales y


regionales/zonales con un rol de apoyo al desarrollo de los procesos educativos-
pastorales en los centros es una de esas prácticas donde se concreta la apuesta por
el acompañamiento.

En el Horizonte Pedagógico Pastoral publicado en 2016, texto donde Fe y Alegría


recoge su horizonte identitario y de su accionar educativo, se propone el
acompañamiento (junto a la formación, investigación y seguimiento), como parte de
un sistema de andamiaje que hará posible avanzar hacia la escuela que sueña
como movimiento de Educación Popular.

Más adelante, de la mano con la visión de acompañamiento que subyace en su


Horizonte Pedagógico Pastoral, se elabora un texto con orientaciones conceptuales
y prácticas sobre el acompañamiento, mismo que se titula “Manual de
acompañamiento y seguimiento”. Tanto el Horizonte Pedagógico Pastoral como este
texto han constituido un referente base para la planificación y ejecución de los
procesos de acompañamiento en la institución.

A la luz de las prácticas educativas de los últimos años, sus avances, dificultades y
nuevas preguntas, surge la necesidad de abordar el acompañamiento desde
miradas más amplias que profundicen su razón de ser y las formas de llevarlo
adelante desde el contexto complejo que vivimos. Es así como se ha generado un
nuevo proceso de reflexión en los equipos de acompañantes y de gestión donde se
plantean preguntas sobre el camino recorrido y las nuevas realidades: ¿es suficiente
el acompañamiento pedagógico - pastoral?, ¿cómo acompañar a la persona en su
dimensión espiritual y socio emocional?, ¿qué implica un acompañamiento integral?,
¿cómo llevar adelante procesos de acompañamiento más eficaces de cara a los
cambios que se esperan promover? ¿Cómo hacer acompañamiento en el contexto
de violencia en el que estamos?

Esta reflexión constituye el punto de partida del texto que proponemos, en el que se
recogen muchos de los planteamientos realizados en estos espacios de diálogo
reflexivo. Junto al acompañamiento abordamos también el seguimiento como otro
aspecto que se suma a la intención de ir dando pasos de mejora en las prácticas
educativas. ¿Qué diferencias existen entre acompañamiento y seguimiento? ¿Cómo
aporta el seguimiento a la dinámica de reflexión de prácticas que se pretende
institucionalizar en Fe y Alegría? ¿Cómo hacer seguimiento desde una lógica de

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corresponsabilidad? Son algunas cuestiones que incorporamos en esta reflexión
sobre este aspecto del andamiaje que propone el Horizonte Pedagógico Pastoral de
Fe y Alegría Ecuador.

Este pequeño documento intenta analizar estos temas especialmente para seguir
abonando el camino de reflexión y práctica sobre el acompañamiento y seguimiento
que necesitamos y que se va forjando en la vida de los centros educativos en
diálogo con sus contextos.

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1.Una mirada al contexto

La educación en América Latina se mantiene en una crisis prolongada (Cepal, 2022)


que viene arrastrando problemáticas estructurales recrudecidas a partir de la
pandemia del Covid-19. Graves manifestaciones de esta crisis se visualizan en las
deficiencias de aprendizajes básicos de las y los estudiantes, la reducción del
acceso y permanencia en la escuela, las deficientes condiciones de conectividad y
equipamiento para el uso de tecnologías de la información y comunicación, la falta
de atención a la situación socioemocional de estudiantes y comunidad educativa en
general, el desfase entre la escuela y la realidad de los contextos, entre otros temas
cruciales vinculados a los procesos educativos.

Persiste una crisis educativa que camina conectada a las graves problemáticas
socioeconómicas y políticas manifiestas en el desempleo, el aumento de pobreza y
desigualdades, la institucionalización de la violencia, entre otras situaciones que
viven nuestros territorios y que sin duda inciden en la educación. La Cepal (2022)
plantea que se encuentra en riesgo el bienestar y desarrollo de una generación de
niñas, niños, adolescentes y jóvenes dada la crisis educativa silenciosa que vive
América Latina y el Caribe.

En los últimos años se ha hecho más evidente la necesidad de atención


psicoemocional, la pandemia supuso incorporar itinerarios de cuidado en muchos
centros educativos, para generar escuchas que ayudaran a levantar el desaliento
generado en estudiantes, educadores(as), directivos, familias y comunidad en
general. A pesar de que hace décadas se venía planteando la importancia de la
educación socio emocional, ahora ha tomado mucho más vigor, de alguna manera
producto de la urgencia que supuso en tiempos del Covid 19.

Tenemos alarmas encendidas ante situaciones que viven los niños, niñas,
adolescentes y jóvenes respecto de la convivencia y el bienestar socioemocional
como es la pérdida de habilidades socio comunicativas, los índices de depresión,
suicidio, actos autoliticos y autolesiones o las situaciones de violencias diversas que
se viven en sus entornos de socialización. Sobre el estado del suicidio, la
Organización Mundial de la Salud ha señalado que es la tercera causa de muerte en
jóvenes (OPS, 2021), asimismo en el portal de la Organización Panamericana de la
Salud señalan que entre el 2000 y 2019 el número de muertes por suicidio ha
aumentado en un 56% (OPS, 2021).

Una de las situaciones de violencia que se vive es la violencia de género, según los
datos del Servicio Integrado de Seguridad Ecu-911 se indica que durante el año

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2021 los pedidos de auxilio por parte de mujeres que sufren violencia alcanzaron
103.516 llamadas de emergencia, es decir un promedio de 10.000 mensuales y 326
diarias (Consejo de la Judicatura, 2022). También los niños, niñas, adolescentes y
jóvenes sufren violencia intrafamiliar; según la Organización Mundial de la Salud
(OMS) 3 de cada 4 niños de entre 2 y 4 años sufren castigos corporales o violencia
psicológica por parte de sus padres o cuidadores (Referido en Diario La República,
2023). Unido a esto estamos viviendo una escalada de violencias asociadas al
crimen organizado, el sicariato y extorsión, que está cobrando numerosas vidas, al
respecto, “la Fiscalía General del Estado, entre enero de 2022 y junio de este año
ha registrado 15.671 denuncias de extorsión y 1.556 por secuestro, de las cuales,
solo 59 casos han culminado en condena” (El País,13 de agosto 2023);todo ello
también incide en la salud mental de estudiantes, educadores(as) y familias.

Estas situaciones brevemente descritas plantean desafíos en el acompañamiento y


seguimiento. ¿Cuál es el acompañamiento que necesitamos impulsar ante esta
crisis educativa y social que vivimos?, ¿Cómo realizar un acompañamiento más
integral a las personas y procesos educativos? ¿Cómo promover un seguimiento
que aporte para el cambio de estas situaciones? Es parte de lo que debemos
reflexionar, proponer y hacer. Pero el desafío va más allá.

Es urgente repensar la educación para construir la que necesitamos ante las


problemáticas y retos del actual contexto, por lo que la Unesco (2021) hace un
llamado para elaborar un nuevo pacto social de la educación. Necesitamos cambiar
las maneras de comprender los procesos pedagógicos y de gestión en los centros
educativos. ¿Qué tiene que ver esto con el acompañamiento? Tiene que ver mucho
más de lo que creemos: la construcción de una nueva educación como desafío de
este siglo no es una tarea para educadores(as) en solitario, es una acción que
requiere del colectivo, de comunidades que se apoyan y de manera colaborativa
buscan caminos para la transformación educativa y el cambio social que se aspira
desde Fe y Alegría, y desde otros ámbitos sociales y educativos. En este marco el
acompañamiento adquiere un sentido sociopolítico que no podemos perder de vista.

Necesitamos ubicar el acompañamiento como parte de este desafío amplio y de


conjunto que demanda el contexto que vivimos hoy, para visualizarlo como
elemento necesario en esta búsqueda común de transformaciones, que no podrán
florecer desde la individualidad, sino desde las redes, desde los equipos con sujetos
que se acompañan, como iguales, en apoyo, orientación y colaboración en la
construcción del cambio educativo. Necesitamos “acompañar” y “acompañarnos”
para transformar personas y contextos.

Por mucho tiempo hemos visto cómo las transformaciones en educación no se


logran con acciones aisladas, ni siquiera la formación docente puede introducir por
sí misma cambios en las aulas y centros educativos, a pesar de ser una condición
esencial para la mejora de la calidad educativa. Necesitamos de procesos que

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ayuden a construir nuevas respuestas y nuevas preguntas, nuevos modos de hacer
el día a día de la acción educativa desde su reflexión colectiva, en diálogo
permanente con las comunidades educativas y agentes vinculados a la educación;
en este sentido, el acompañamiento es una posibilidad para esa tarea, por demás
altamente formativa, que se logra en la proximidad de acompañantes y
acompañados.

Las problemáticas del contexto nos interpelan para pensar el acompañamiento


desde esta lógica de transformación. Pero también necesitamos mirar el contexto
que viven las personas, las familias, los estudiantes porque solo desde la
comprensión de cómo viven ese contexto cultural, social, económico, político… es
que podemos acercarnos a sus propias maneras de interpretar, soñar, actuar,
pensar para, desde los pies colocados en ese territorio del otro, caminar con él y
ella, apoyando, retroalimentando, aprendiendo y enseñando.

El acompañamiento en educación se ha asumido como apoyo para la tarea docente,


se ha promovido el acompañamiento pedagógico desde hace varios años como un
proceso que promueve la mejora de la práctica de aula. En algunos países sus
Ministerios de Educación han insertado en sus currículos la propuesta de un
acompañamiento pedagógico, incluso planteando protocolos para su desarrollo,
como es el caso del Perú (Ministerio de Educación, 2014); en Ecuador se creó en
2018 el programa de Acompañamiento Pedagógico en territorio (Mineduc 2018)
planteando lineamientos para los centros educativos; en estos programas se asume
el acompañamiento pedagógico como estrategia formativa.

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, aún no hay suficiente camino recorrido y
claridad en lo que supone y significa el acompañamiento en educación, existe poca
formación para la tarea de acompañamiento, los centros se sienten abrumados por
la diversidad de actividades que realizan y dejan el acompañamiento como una
intención sin concreción en la práctica, se presentan debilidades en la comprensión
y ejercicio del acto de acompañar, así como dificultades organizacionales para su
ejecución.

Muchas veces el acompañamiento se entiende como una actividad o función técnica


que se parece más al acto de supervisar la práctica educativa o docente que
realmente a la intención de “caminar junto a” en su sentido más profundo. Pero,
entre otras cosas, el abordaje de la dimensión socioemocional en una lógica de
cuidado a la persona supone acompañamiento y se demanda para sostener el
desarrollo integral de los diversos sujetos que conforman las comunidades
educativas. Por otra parte, también se presentan vacíos en cuanto al cuidado de las
personas que acompañan puesto que adolecen de un proceso de acompañamiento
que les sirva de fuente de crecimiento y les alimente para este importante rol.

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No es lo mismo acompañar a hacer seguimiento, pero este último, de alguna
manera está implicado en el acto de acompañar. Muchas veces, los buenos planes
y propuestas educativas se quedan en el vacío, porque no han tenido el debido
seguimiento de sus acciones y procedimientos planteados. Esto ocurre con
demasiada frecuencia en centros educativos con déficit de organización; les ocurre
como el sembrador que puso semilla en tierra buena, pero no la regó, no la cuidó,
no la abonó cuando había que hacerlo; por tanto, la semilla no creció y murió ese
proyecto de árbol que pudo haber dado fruto si se hubiera hecho seguimiento a su
cuidado. Muchas veces no hay claridad en cómo hacerlo y se asumen actitudes
punitivas, de control malsano generador de un ambiente improductivo.

El acompañamiento y seguimiento son necesarios y los debemos enfatizar si


buscamos cambios en educación y constituyen un aporte fundamental en el marco
de las respuestas que debemos ir produciendo frente a los escenarios críticos y
desafíos que hoy vivimos. Necesitamos repensarlos, para colocarlos a la altura de lo
que hoy necesitan las comunidades educativas.

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Preguntas para la reflexión personal y de equipo

1. ¿Qué ideas o reflexiones del capítulo “Una mirada al contexto” te cuestiona o


inquieta?
2. ¿Cuáles problemáticas de las planteadas están presentes en tu centro
educativo y se debería considerar para pensar el acompañamiento? ¿Qué
otros datos se podrían aportar para ampliar los problemas educativos
planteados?
3. ¿Cómo se vive el acompañamiento y seguimiento en tu centro educativo, en
las oficinas regionales/zonales y nacionales?¿Qué fortalezas y debilidades
observas?

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2. El acompañamiento en Fe y Alegría

En este apartado incorporamos la reflexión del CFI (2022) donde se señala que el
acompañamiento está implícito en la propia tarea educativa, es decir, va unido a la
naturaleza del acto de educar. En este sentido, educar es acompañar, se enlaza a
la propia concepción de educación y su ejercicio. De allí que para responder a la
pregunta sobre ¿qué entendemos por acompañamiento?, es necesario referir
primero sobre ¿qué entendemos por educar?

Desde un enfoque de educación popular y pedagogías críticas, la educación es una


práctica de liberación (Freire, 1970) que busca transformar personas y contextos en
aras de construir un mundo solidario y fraterno. Tal como plantea Freire (2005), en
su crítica a la educación “bancaria”, no podemos concebir el acto de educar como
transmisión de conocimiento en una relación donde hay un sujeto que sabe y otro
que no tiene saber. Para Freire el sujeto que enseña, es también sujeto que
aprende, por ello interpela esta relación hegemónica y opresora donde el educador
deposita “la cultura” en el educando porque, según su análisis, las personas “se
educan en comunión con la mediación del mundo” (Freire, 2005. p. 86), un mundo
intercultural y diverso.

En esta manera de concebir el acto de educar, el educador no se comprende como


la persona que sabe y va a enseñar al otro que no sabe, o el que hace uso de su
poder para enjuiciar, encasillar o seguir un estándar de aprendizaje de calidad
preestablecido; o aquel que habla, decide, fórmula, explica, establece, indica y en
algunos, o muchos casos, castiga. Estos términos están subrayando una lógica de
no participación, de verticalidad y sumisión; se trata más bien de asumir un modo de
proceder en función del aprendizaje mutuo, de proponer calidad en la relación
(García y Mendía, 2015), una proximidad que ayuda al crecimiento y aprendizaje
integral. Para ello, es necesario generar actitudes, rutas, recursos, metodologías,
etc., de modo que las personas y comunidades se apoyen y avancen en su propio
proceso de aprendizaje.

En esta línea de reflexión, vemos que el educador es un acompañante, alguien que


va caminando con sus educandos(as) o participantes, sean estudiantes del sistema
de educación formal, familias, compañeros(as) educadores(as) o actores de la
comunidad. Es acompañante de las personas y las vivencias que se ponen de
manifiesto en ese proceso de crecimiento y desarrollo personal, colectivo o
comunitario. Pero, también el educador necesita del acompañamiento para su
propio desarrollo personal, profesional y el buen desempeño de su labor como parte
del ejercicio de cuidado de las personas que participan o forman parte de las
comunidades educativas.

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2.1. El sentido del acompañamiento: ¿qué es el
acompañamiento y para qué se realiza?

Desde esta perspectiva de un acompañamiento asumido como parte del ejercicio de


educar, explicamos el sentido amplio de su significado. Nos centramos en la idea de
que acompañar es “Caminar con” subrayando el acto de acompañar como “actitud”.
Vamos a recordar un pasaje bíblico del evangelista San Lucas que refiere sobre el
camino de Emaús, para analizar, desde una óptica espiritual y, desde la historia de
este episodio en la vida de Jesús de Nazaret, el sentido que puede tener el
acompañamiento como actitud de vida, más allá de nuestras acepciones o
preferencias en el campo religioso, y más allá de lo meramente técnico o
profesional. Hacemos este análisis dado que la experiencia de acompañamiento
que se desarrolla en la red de centros educativos de Fe y Alegría y el enfoque que
subyace a ella, se alimenta de la experiencia de fe y espiritualidad cristiana que, en
diálogo con otras espiritualidades, dan cuenta de un compromiso por la
transformación de situaciones de injusticia que viven amplios sectores sociales.

En el evangelio de San Lucas, 24, 13-32 , se escribe:

"Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que
está a unos doce kilómetros de Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que
había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y
se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.

Él les dijo: «¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían
muy desanimados. Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: «¿Cómo? ¿Eres tú el
único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos
días?» «¿Qué pasó?», les preguntó. Le contestaron: «¡Todo el asunto de Jesús
Nazareno!» Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por
todo el pueblo. Pero nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de él, lo
hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. Nosotros pensábamos que él sería
el que debía liberar a Israel. Pero todo está hecho, y ya van dos días que
sucedieron estas cosas.

En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, pues fueron muy
de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron hablando de una
aparición de ángeles que decían que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron al
sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.»

Entonces él les dijo: «¡Qué poco entienden ustedes, y qué lentos son sus corazones
para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No tenía que ser así y que el
Mesías padeciera para entrar en su gloria?». Y les interpretó lo que se decía de él
en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y luego todos los profetas. Al llegar

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cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le
insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina
el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos.

"Y esto sucedió. Mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo dio, y en ese momento se les abrieron los ojos y lo
reconocieron. Pero ya había desaparecido. Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No
sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba
las Escrituras?»

Este texto puede tener diversas miradas, acá vamos a leerlo como metáfora de
acompañamiento para detectar aprendizajes que nos ayuden a alimentar el
significado y alcance de acompañar asociado al acto de educar; vamos a interpretar
desde la experiencia en educación, no como expertos en teología o estudios
bíblicos.

Dice San Lucas en el primer párrafo del pasaje: “… Jesús en persona se les acercó
y se puso a caminar con ellos”; es decir, ante la situación que se vivía en ese
momento, en que los discípulos, temerosos, iban caminando hablando de lo
acontecido sobre la muerte de su líder, Jesús se acerca y va al encuentro de estas
personas, por demás ya conocidas; en persona se acercó, no esperó ser buscado,
no planteó condiciones para encontrase, él se hizo cargo del camino, se juntó a
las personas que allí estaban y se hizo parte del momento para ponerse a caminar
con ellas. Aquí encontramos un primer elemento de aprendizaje: Acompañar es
acercarse, ponerse a caminar con, ir al encuentro del otro y otra. Supone una
actitud de querer establecer contacto con el otro, no de esperar a que sea el otro
quien se acerca o indique su necesidad o situación..

“Algo impedía que sus ojos lo reconocieran”, es otra frase muy interesante de este
pasaje; no reconocieron a su amigo, una persona que había estado con ellos, quien
les había explicado la buena nueva y les había planteado lo que iba a suceder…
algo impedía que lo notaran. Si hacemos una analogía con el proceso de enseñanza
y aprendizaje, pudiéramos pensar que el aprendizaje ocurre en el momento que es
significativo para la persona que aprende, no cuando los educadores(as) queremos
que ocurra o creemos que ha ocurrido, es necesario partir de “ese lugar”, del lugar
donde está el otro u otra, de su necesidad, experiencia e interpretación, es
necesario comprender su ritmo, su tiempo, para que la luz, el caer en cuenta, la
comprensión, descubrimiento o alumbramiento llegue, fluya, se produzca. Y para
ello, acompañar implica paciencia para entender estos ritmos, estas dificultades
para darnos cuenta de lo que ocurre, para entender o comprender.

Y aquí ocurre algo maravilloso cuando no logran reconocer a su maestro: Jesús


pregunta; es decir, no se sobresalta indignado porque no lo habían reconocido y con
esa indignación da un castigo por la equivocación o por no haber caído en cuenta

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de lo que él había querido que comprendieran. Él simplemente preguntó, y preguntó
algo tan sencillo y simple: “de qué van hablando”, “qué pasó” … Es decir Jesús hizo
uso de lo que en educación popular denominamos la pedagogía de la pregunta,
partió del lugar, experiencia, saber, estado de ánimo de sus discípulos, a quienes,
por cierto debía conocer muy bien. No preguntó por inercia, preguntó para hacer
algo tan importante en educación y en toda experiencia de vida: para escuchar y
dialogar, preguntó para proponer el inicio de una experiencia de encuentro y de
aprendizaje. Él pudo explicar “ipso facto” quién era para aclarar todo desde su visión
y desde el principio, pero no lo hizo; en su lugar, caminó con ellos y dialogó.
Siguiendo la analogía, acompañar es escuchar, implica establecer una relación de
diálogo cuyo punto de partida es la realidad del otro y su contexto, es la pregunta
que acerca, que conecta con el ser y sentir del otro.

Pero este fue un diálogo también de cuestionamiento: “¡Qué poco entienden


ustedes, y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que anunciaron los
profetas! ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?”
Nuevamente la pregunta, esta vez la pregunta para pensar y repensar, remover,
deconstruir, replantear saberes y experiencias. Esto dice mucho sobre el
acompañamiento, no se trata de simplemente estar, se trata de un estar activo, de
acogida y escucha, pero también de interpelación, como dice Freire se trata de
“tocar” la vida del otro y otra, para volver a mirar y descubrir aquello que no
habíamos visto, y para ello es necesario el referente que ayude a mirar más allá. En
este sentido, Jesús no escatima esfuerzo y paciencia para explicar las escrituras, a
partir de la experiencia vivida por los discípulos, las mujeres y hombres que habían
intervenido en el relato, interpretar y mostrar desde las raíces mismas, la historia, y
la experiencia de vida de otros, lo que significaba lo ocurrido. Por ello acompañar,
junto a la interpelación y deconstrucción, es también proponer, iluminar, mostrar,
sugerir, contrastar, construir… en esa relación de diálogo activo propositivo y
proactivo.

Pero aún allí, a los discípulos que no se les abrieron los ojos lograron VER cuando
Jesús compartió el pan en ese acto supremo, símbolo absoluto del compartir; es
decir, fue en la acción misma, la acción de transformación, en la experiencia de
entrega, de dar y recibir recogido en el partir y repartir el pan que se produjo el
cambio y los discípulos dieron paso a la conciencia.

Acompañar es entregarse, darse, compartir la vida, tejer lazos fuertes de amistad


profunda, promover nuevas formas de estar en el mundo desde el hacer o la acción
que precisa comunión y nuevos sentidos y proyectos de convivencia, es crear
conciencia crítica e histórica para descubrir el proyecto de vida personal y colectivo.
Esto supone “quedarse junto al otro” como ocurrió con esa invitación “quédate junto
a nosotros” que le hacen los discípulos y que Jesús acepta sin condiciones. No
podemos acompañar desde una oficina, o sólo desde una pantalla que distancia

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abrazos y realidades, necesitamos estar con nuestros pies pisando el terreno del
otro para poder vivir la experiencia de encuentro y reconocimiento.

Por último, resaltamos esta hermosa frase a modo de pregunta que se hacen los
discípulos: «¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?» No existe acompañamiento ni educación y
por ende aprendizaje, si no tocamos el mundo de los afectos y sentimientos de la
persona, no hay aprendizaje sin motivación. En el acompañamiento se trata no sólo
de promover el desarrollo del pensamiento de las personas, también de crecer en
inteligencia emocional y espiritual, y hacerlo desde el sentir, desde el gusto y
disfrute de lo que se hace, estudia o experimenta. Y hacerlo desde la palabra que
mueve, desde los diversos medios que ayuden a interiorizar, a que ardan los
corazones por anhelos, experiencias, saberes y aprendizajes compartidos.

El acompañante, entonces es caminante, va junto a otros para entregar su ser en la


aventura de apoyar su proceso de desarrollo integral, abriendo miradas, haciendo
preguntas que promueven conciencias, contando historias que remueven vidas,
haciendo que ardan corazones, ayudando a un proceso de liberación personal y
colectiva. En esta entrega el acompañante encuentra también una oportunidad para
mirar su propia vida a la luz de las personas que acompaña, en este sentido su vida
y su conciencia también son “tocadas” para aprender.

Otras espiritualidades también nos hablan de personas que juegan un rol de gran
profundidad e importancia en su relación con otros. Por ejemplo, en el budismo
mahayana, así como en otras corrientes del budismo, nos encontramos con la figura
del Bodhisattva, quien renuncia a su propia liberación para actuar en función de la
liberación de los demás, es un barquero que ayuda a pasar a las personas de la
orilla del Samsara (sufrimiento) a la orilla del Nirvana (liberación) brindando lo que
necesitan en ese paso, poniendo en práctica cualidades espirituales para poder
ayudar (Quintero, 2020).

Siguiendo a Polo (2022) la palabra bodhisattva está compuesta por dos términos:
“bodhi”, que significa “Despertar o Iluminación” mientras que sattva, en sánscrito, y
satta en pali, es “ser” o “esencia”; por lo que “bodhisattva” es un ser cuya esencia es
el Despertar o está destinado a Despertar. Este término “Despertar” junto a
“Iluminación” son sumamente importantes en las religiones hindúes. De Mello
(1987), jesuita hindú, respecto del despertar decía:

Despertarse es la espiritualidad, porque sólo despiertos podemos entrar en la


verdad y descubrir qué lazos nos impiden la libertad. Esto es la iluminación. Es
como la salida del sol sobre la noche, la luz sobre la oscuridad. Es la alegría que se
descubre a sí misma, desnuda de toda forma. Esto es la iluminación. El místico es el
hombre iluminado, el que todo lo ve con claridad, porque está despierto. (p.28)

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Para alcanzar la iluminación es necesario despertar transitando un camino que
supone desprenderse de todo aquello que produce ataduras y sufrimiento. Las
personas están dormidas cuando viven en un estado de sufrimiento producido por el
deseo o los apegos. A través de la meditación pueden liberarse de ese estado de
dolor para abrazar la plenitud y felicidad llegando a la iluminación, para lo cual el
Bodhisattva quien posee virtudes de compasión, paciencia, sabiduría, generosidad,
altruismo … se convierte en ayuda durante ese tránsito.

La persona que acompaña puede alimentarse de esta espiritualidad de la


iluminación para desarrollar en sí mismo esas virtudes y ser ese barquero que
ayuda a pasar a la otra orilla enseñando con su propia actitud y poniendo los medios
que ayuden a superar ataduras y a despertar.

Hemos abordado la reflexión sobre el acompañamiento desde estas miradas de


espiritualidad porque no se trata simplemente de un ejercicio profesional que
requiere de una experticia técnica, sino más bien, y en esencia, es una actitud, que
implica una relación donde se viven valores que nos construyen como seres
humanos.

Acompañar, entonces, es caminar junto al otro y otra para acercarse, establecer una
relación donde se comunican, se apoya al ser en su integralidad y se genera
crecimiento a partir de la retroalimentación mutua, implica compartir el propósito de
llegar a una meta en cuyo camino se pone de manifiesto el amor que lleva al
compromiso por aquellos a quienes se acompaña. Supone ponerse en lugar del otro
y potenciar actitudes como la empatía, compasión, comprensión, paciencia,
generosidad, entre otras que ayudan a tejer lazos de crecimiento mutuo, en una
relación de confianza y colaboración.

Junto a este significado filosófico, espiritual y ético del acompañamiento, también es


importante entender el acompañamiento como:
● Una estrategia de formación que se realiza entre pares para ayudarse a
mejorar sus prácticas educativas.
● Un proceso en cuanto no es una acción aislada o puntual sino que involucra
diversas acciones con enfoques, procedimientos, momentos, estrategias que
se conjugan y requieren de tiempos largos para su desarrollo.
● Una condición necesaria para el desarrollo de los procesos educativos que
buscan la mejora y transformación educativa.

Las tres miradas se complementan y pueden ayudar para la mejora de la calidad


educativa en Fe y Alegría, ésta constituye una política institucional alrededor de la
cual se ha forjado el Sistema de Mejora en el que se asume el acompañamiento
como condición para lograrla. Recordemos que para Fe y Alegría la educación es de
calidad si forma integralmente a la persona promoviendo el desarrollo de todas sus
capacidades, si empodera a los sujetos para la construcción de una ciudadanía

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crítica corresponsable en la búsqueda del bien común, si vive en su espacio propio
lo que aspira para la sociedad. También una educación de calidad es una educación
que busca la innovación como principio y estrategia transformadora en tanto que
plantea nuevas respuestas a las problemáticas educativas de los sectores
vulnerables.

Poner en práctica el acompañamiento para la mejora de la calidad supone un


compromiso con este sentido de la calidad, innovación y mejora, requiere una
comprensión de los procesos educativos de la escuela que Fe y Alegría pretende
construir y una conciencia colectiva que subraya el trabajo de equipo como modo de
caminar juntos hacia el horizonte que Fe y Alegría se plantea. Tómese en cuenta
que hablamos de procesos educativos, y no sólo del proceso de enseñanza y
aprendizaje por cuanto los otros procesos que involucran la gestión, la convivencia y
vinculación comunitaria también requieren del acompañamiento a las personas que
los llevan adelante precisamente para apoyar, orientar, animar estos roles y
prácticas educativas.

Preguntas para la reflexión personal y de equipo

1. ¿Qué nuevas ideas crees que puedes incorporar a tu percepción sobre el


acompañamiento?
2. ¿Cuál consideras debe ser el objetivo del acompañamiento?
3. ¿Ampliarías el gráfico anterior? ¿Cómo ampliarías el gráfico anterior?

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2.2. ¿Qué y a quién acompañar?

Se acompaña a las personas involucradas en los procesos educativos, en los roles


que cumplen, pero también en su desarrollo personal. Vamos a describir
brevemente los procesos educativos y los actores que en general intervienen en el
hecho educativo.

Los procesos educativos

En el marco del sistema de calidad, al cual hacíamos referencia en el apartado


anterior, se definen los procesos educativos, estos son: gestión directiva, enseñanza
y aprendizaje, convivencia y ciudadanía e interacción escuela comunidad. Cada uno
de estos procesos y las dimensiones que los gestionan se han venido incorporando
como parte de la cultura organizacional de los centros educativos de Fe y Alegría,
por lo que están integrados en su dinámica, en los proyectos educativos y planes
(Federación Internacional Fe y Alegría, 2009). Veamos brevemente cada uno de
ellos:

● Proceso de Gestión directiva

Fe y Alegría ha concebido el proceso de gestión directiva como aquel que se


encarga de hacer que suceda la propuesta educativa transformadora en el centro
educativo siendo de calidad e innovación en coherencia con su identidad como
movimiento de Educación Popular. Esto supone un equipo directivo que anima,
promueve, acompaña y hace seguimiento a la acción educativa, sus equipos de
trabajo y comunidad educativa asegurando que haya un proyecto educativo
consensuado, un uso de recursos óptimo, formación e investigación para el
desarrollo de personal desde un estilo democrático y asertivo que conlleva a una
toma de decisiones colegiadas. El proceso de gestión directiva integra los
componentes estilo de gestión, optimización de recursos y desarrollo del personal.

● Proceso de enseñanza y aprendizaje

Constituye el proceso de la acción pedagógica centrada en el aprendizaje del


estudiante desde un enfoque curricular integral, inclusivo, crítico, transformador
orientado al aprendizaje significativo para la vida desde el uso de metodologías y
estrategias coherentes con la Educación Popular, donde la contextualización, la
revalorización de saberes y experiencias, el diálogo de saberes, la innovación
transformadora, la sistematización y socialización forman parte de las mismas. Este
proceso integra como componentes: la planificación, promoción de aprendizajes y
evaluación.

● Proceso de convivencia y ciudadanía

16
Este proceso se orienta a la vivencia de los valores humano cristianos y la
espiritualidad transformadora como base para una sana convivencia, se impulsa la
vivencia de ambientes socio afectivos que ayudan al crecimiento de toda la
comunidad educativa, donde los conflictos se resuelvan desde una cultura de paz
aprendiendo el diálogo, el respeto a la diversidad y la equidad y donde se construye
una ciudadanía responsable con el bien común desde un enfoque de derechos. Este
proceso integra los componentes: conflicto y ambientes socioafectivos.

● Proceso de Interacción escuela comunidad


Este es el proceso de proyección a la comunidad desde donde se promueve el
tejido de relaciones de cooperación, encuentro, apoyo con el contexto comunitario
orientadas a la transformación y construcción del bienestar de todos y todas. En
este proceso el trabajo en red, la búsqueda de convenios, la incorporación de la
comunidad en los procesos de aprendizaje y la acción educativa constituyen
acciones centrales que se desarrollan a través de dinámicas participativas, de
diálogo y servicio a la comunidad, en las que el acompañamiento también opera
para fortalecer vínculos. Este proceso integra el componente de interrelación.

Cada uno de estos procesos involucra equipos de personas que reflexionan,


planifican, ejecutan, evalúan las diversas acciones implicadas en ellos, en este
sentido, se acompaña a estos equipos de personas para el desarrollo apropiado de
los procesos educativos, para que su desempeño sea el más adecuado y pertinente
y sus prácticas educativas sean coherentes con la propuesta educativa de Fe y
Alegría.

Existen indicadores de calidad de cada uno de estos procesos, ellos expresan


cuando un proceso educativo se desarrolla en coherencia con la Educación Popular
y la escuela que se pretende construir en Fe y Alegría. Son un referente para la
práctica educativa y tanto para el acompañamiento como para el seguimiento como
veremos más adelante. (Ver anexo 1: Indicadores de calidad de procesos
educativos)

Las personas

Muchas veces hemos asumido el acompañamiento dirigido solo a la persona del


docente para la mejora de sus prácticas, esto es importante, pero el
acompañamiento en educación va más allá de este sujeto. Desde el enfoque
liberador que subyace en la Educación Popular y que hemos descrito, el
acompañamiento se realiza a todos los sujetos de la comunidad educativa; se
acompañan a todas las personas que intervienen en el hecho educativo, porque
todas educan y todas son educadas, tal como refiere Freire: “Nadie educa a nadie,
todos se educan mediatizados por el mundo”; somos educadores y al mismo tiempo
aprendices en el espacio y la dinámica propia oculta y explícita del centro educativo,

17
pero también en otros espacios de socialización informales como lo es la familia y la
comunidad.

Solemos dejar el acompañamiento como un rol que deben asumir algunas


personas: el docente con respecto a sus estudiantes, el coordinador con respecto a
sus docentes, etc; sin embargo, debemos caer en cuenta que en los espacios de
socialización donde nos encontramos (la familia, los compañeros(as) del aula de
clases, el centro educativo, el equipo de trabajo…) podemos asumirnos como
comunidades que se acompañan y se ayudan para el desarrollo personal, social o
colectivo de quienes forman parte de dichos grupos, es decir, comunidades donde
las personas aprenden unas de otras. En este sentido, se acompaña a toda la
comunidad educativa: estudiantes, familias, personal del centro educativo y también
los equipos de otras instancias institucionales, como lo son los equipos
regionales/zonales y nacionales para su desarrollo integral. Explicamos cada uno de
estos sujetos.

Se acompaña al estudiantado. Decíamos que el educador es acompañante


porque educa integralmente a sus estudiantes, camina con ellos y ellas para
apoyarles, orientarles, animarles, cuestionarles en su desarrollo emocional,
cognitivo, corporal, actitudinal, espiritual en una relación dialógica en la que el
docente también aprende. Se trata de un acompañamiento formativo, que
retroalimenta combinando la cercanía, empatía, compasión y ternura con la
exigencia que cuestiona y ayuda a asumir responsabilidades con autonomía.

La escuela tiene el desafío de abandonar esa visión de la educación como


transmisión de conocimientos donde el rol del docente se traduce en enseñar y
calificar el aprendizaje cognitivo del estudiante, para asumir este enfoque de
educación integral que supone la atención a todo el ser para su desarrollo. No se
trata de una tarea más de la educadora o educador, se trata de desaprender el rol
de transmisor (a) para entrar en una visión que abraza al amor al estudiantado y a la
pedagogía de su cuidado, para ayudarles en su crecimiento integral. Esto no es solo
una tarea del o la docente, el centro educativo debe disponer dinámicas de trabajo y
roles que coadyuven, en este sentido, el papel de psicólogos(as), responsables del
bienestar estudiantil, entre otras personas que trabajan en el centro educativo tienen
un rol de acompañante unido a su labor específica.

Pero también, los estudiantes necesitan ser acompañados y acompañadas por sus
familias, por las personas con quienes conviven porque en esos espacios de
socialización también se educa. Se suele ver este acompañamiento como ayuda
para realizar las tareas que se colocan en la escuela o apoyo en el rendimiento
académico; pero esa constituye una tarea minúscula para lo que significa
acompañar desde el hogar a los hijos o a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes
que forman parte de él. Caminar con ellos supone asumir distintas
responsabilidades como cuidadores para el acceso y el ejercicio de derechos como
la alimentación, seguridad, educación o salud, derechos que deben ser

18
resguardados también por el Estado, no solo por la familia. Pero junto a este
cuidado, la familia también es pilar para el aprendizaje de valores, actitudes,
conocimientos, habilidades que se ponen en desarrollo desde la concepción del
individuo; en este sentido, el principal espacio para el aprendizaje y por ende de
acompañamiento es la familia, allí los estudiantes deben recibir escucha, apoyo,
motivación procurando un equilibrio entre la permisividad sin control y el
autoritarismo sordo.

Se acompaña a las familias. Cada vez más se advierte sobre la necesidad de


acompañar a las familias en su difícil labor educativa, un acompañamiento que debe
ser pensado desde una relación de proximidad entre el centro educativo y las
mismas.

Muchas veces se considera que en la familia los estudiantes no aprenden o solo


dan cuenta de antivalores adquiridos en la dinámica del hogar, se la mira como el
espacio donde se destruye lo que la escuela intenta construir, con esta mirada de
fondo, se establece una relación distante donde solo se da información relacionada
con normativas, resultados académicos o deberes a cumplir con la organización
escolar. Por otra parte, muchas familias también ven en la escuela una especie de
enemiga a la que se debe reclamar y muchas veces denunciar.

Es necesaria la comunicación abierta y fluida entre la escuela y las familias. Para


ello es importante disponer de tiempos y espacios para comunicar sobre la marcha
del proceso de aprendizaje de los estudiantes, para conocer la vida del estudiante,
su situación familiar para generar los apoyos que se necesitan; es necesario
promover espacios formativos que ayuden a la reflexión sobre el papel de
acompañamiento de la familia, sobre la relación padres/madres/adultos y los
estudiantes, sobre la niñez, adolescencia y juventud para comprender los cambios
culturales y personales que van teniendo a lo largo de su crecimiento y poder
brindar los apoyos que requieren, sobre la convivencia familiar, las relaciones que
se establecen y la toma de decisiones; todos temas cruciales para potenciar el papel
de la familia como acompañante de sus hijos en el ámbito escolar, pero también en
su vida.

Es vital el fomento de la participación de las familias en la dinámica escolar, para lo


cual es necesario también motivar, promover, revalorar en una relación cercana y
dialogante lo que los miembros de las familias pueden dar y recibir. Mucho puede
aportar la familia, desde acciones específicas en el desarrollo del proceso de
aprendizaje en aula que involucran los procesos de planificación, promoción de
aprendizajes y evaluación hasta la inclusión en el gobierno escolar incorporando
acciones que apoyen el bienestar estudiantil. La familia puede alimentar su
experiencia en diálogo con otros, quienes tendrán sus mismas preocupaciones y
alegrías, lo cual es altamente formativo. Las familias también cargan con muchas
heridas, historias complejas de dolor que muchas veces necesitan de escucha para

19
sanar y tener la paz que se requiere para en medio de las dificultades poder ser
apoyo para sus hijos e hijas.

Se acompaña al personal del centro educativo. Como hemos comentado el


acompañamiento en el centro educativo suele estar centrado en la figura del o la
docente. Se trata de ampliar el acompañamiento a otros actores que forman parte
del personal del centro: equipo directivo, personal administrativo y de servicio, todos
y todas educan desde el rol que les toca desempeñar. En este sentido se acompaña
a:

- Los equipos directivos y directores(as) de centros: ellos necesitan de apoyo y


orientación en sus roles como líderes y lideresas, como gestores, animadores y
acompañantes de sus equipos y de la comunidad educativa.

- El personal administrativo: requiere de acompañamiento para promover el uso


eficiente y ético de los recursos y la construcción de un clima organizacional de
calidez humana y calidad que alimente los procesos administrativos.

- El área de psicología: debe tener apoyo para el desarrollo de su rol de contención


emocional, orientación vocacional, apoyo al bienestar estudiantil e impulso de la
sana convivencia.

- El equipo docente: debe tener acompañamiento para la mejora de su práctica de


aula, lo que implica promover la reflexión permanente sobre la acción educativa,
analizar los contenidos, metodologías y estrategias que propone para el aprendizaje
del estudiantado en conexión con su contexto.

- El personal de apoyo, servicio o conserjería: debe ser también acompañado para


la mejora de su labor y el sentido de la misma en el marco del proyecto educativo.

Se acompaña a los equipos regionales/zonales y nacionales. El personal


directivo, administrativo y de acompañamiento que forma parte de los equipos de las
instancias regionales, zonales y nacionales deben ser acompañados en el desarrollo
de sus funciones específicas y en el ejercicio del acompañamiento que realizan a
otros. En este sentido:

- Los directores o directoras necesitan acompañamiento como líderes y


lideresas para llevar adelante las regionales, zonas y oficinas con todos sus
equipos de trabajo, centros educativos y demás programas velando por su
marcha hacia el horizonte que Fe y Alegría se plantea.
- El personal administrativo en su labor de mantener el buen uso de recursos y
control de presupuestos, así como de orientación a sus equipos responsables
de esta labor.
- Los(as) acompañantes en su rol de acompañar a educadores y educadoras
para la buena marcha de los procesos educativos, en particular la docencia.

20
Todos y todas: estudiantes, familias, personal de los centros educativos, equipos
regionales/zonales y nacionales requieren de acompañamiento en el fortalecimiento
de su identidad con el movimiento de Educación Popular y en su crecimiento
espiritual/humano.

En suma el acompañamiento se dirige a la atención de estos actores y actoras y a


las prácticas educativas con las que se encuentran asociados en el marco del
desarrollo coherente y adecuado de los procesos educativos.

Preguntas para la reflexión personal y de equipo

1. ¿Cómo es la experiencia de acompañamiento a todos los actores de la


comunidad educativa?
2. ¿Quiénes deben ser tomados en cuenta para pensar procesos de
acompañamiento?
3. ¿En qué les gustaría ser acompañados los diferentes actores del centro
educativo (Estudiantes, familias, personal)

21
2.3. Tipos de acompañamiento

Existe diversidad de acompañamientos, podríamos decir que son distintos según


sea su propósito, metodologías, ejecutores(as) o destinatarios(as); por ejemplo
puede ser individualizado, en pareja o en grupo; pueden ser espirituales,
pedagógicos, sociales, vocacionales, comunitarios; también externos, internos o
combinados, etc. No se trata en este apartado de analizar y explicar esta diversidad;
más bien de abordar aquello que se necesita en los centros educativos para aportar
al logro de una educación integral y el propósito de transformación de las
personas y contextos, en la línea de lo que se ha venido proponiendo en
apartados anteriores.

En este sentido, abordaremos el acompañamiento pedagógico y personal, como


formas de acompañamiento que pueden ayudar y ponerse en práctica según la
situación, contexto o realidad de las personas que participan en el proceso
educativo. Es importante ver el aporte de cada uno para tener una mirada integral
del acompañamiento, para ir de la mano con el o la compañero/a de camino.

● Acompañamiento pedagógico

El acompañamiento pedagógico en Fe y Alegría está estrechamente vinculado a la


dinámica de reflexión crítica de la acción educativa que se realiza con el propósito
de transformarla, de mejorar continuamente la calidad y la innovación de los
procesos educativos.

Las prácticas educativas necesitan ser reflexionadas sistemáticamente porque en


ellas subyacen enfoques, valores, criterios, conceptos, actitudes, comportamientos,
aprendizajes sobre la vida, sobre la profesión, el acto de educar y en general sobre
los modos de concebir los procesos de gestión, convivencia, enseñanza y
vinculación con la comunidad. Muchas veces en las prácticas educativas se ponen
de manifiesto estereotipos que se convierten en limitaciones para el logro de la
intencionalidad del movimiento, por lo que es necesario develarlas y reflexionarlas
para construir nuevas interpretaciones y con ellas, nuevas prácticas.

Para reflexionar las prácticas de cara a su mejora no son suficientes las acciones o
actividades puntuales de formación, se requiere promoverla en lo cotidiano a través
de la pregunta y análisis continuo y procesual sobre lo que se hace, el por qué se
hace, cómo se hace, sus resultados e incidencias; se necesita el contraste que
ayude a revalorar y visualizar aquello que está fortalecido, lo que debemos desechar
o ajustar en los planes y en su ejecución respecto de los procesos educativos. Para
ello, se precisa del acompañamiento pedagógico, un acompañamiento que
promueva el intercambio de apreciaciones y valoraciones, que retroalimente a
través del diálogo horizontal, abierto y respetuoso, que apoye y oriente la acción

22
educativa a partir de trabajo en los equipos de educadores(as); en este sentido, su
finalidad tal como lo plantea Soto (2011) es impulsar la formación personal y
profesional, el trabajo colaborativo y en equipo y facilitar el desarrollo de la reflexión
crítica.

El acompañamiento pedagógico es formativo, porque se aprende de la reflexión


permanente sobre la práctica, algunos autores proponen el acompañamiento como
estrategia de formación, donde todos, incluyendo los más experimentados y
expertos aprenden en la dinámica acción-reflexión-acción.

Es importante destacar que el acompañamiento pedagógico centrado en la escuela


implica una apuesta por la formación permanente gestionada por los propios
equipos de centro; en este sentido, no necesariamente el acompañante pedagógico
debe ser siempre una persona externa al centro educativo, esto es importante
comprenderlo porque parte del empoderamiento de sujetos que busca Fe y Alegría
se hace posible a través del acompañamiento entre pares, con los apoyos del
personal más experimentado, pero en el propio espacio donde se desarrolla la
práctica, esto promueve la autonomía y corresponsabilidad.

Es preciso generar una dinámica de trabajo colaborativo, a través de comunidades


de educadores(as), que se apoyan, reflexionan, proponen alternativas, planifican,
ejecutan y evalúan en un ambiente de diálogo, con el apoyo de personas
específicas que asumen roles de dirección, coordinación u otros que deben tener
experiencia y formación como acompañantes. De igual manera también es
necesario contar con la mirada externa para poder objetivar cómo se van
desarrollando los procesos.

Hemos comentado la necesidad del acompañamiento desde el centro educativo,


pero también es necesario contar con un acompañamiento que proporcione una
mirada externa. Estamos hablando de dos tipos de acompañamiento (Soto,2011), el
interno, impulsado por los equipos directivos de los centros educativos y el externo,
por los equipos de acompañantes regionales/zonales y nacionales, cada uno tiene
un rol y organización que explicaremos más adelante.

El acompañamiento pedagógico no desconoce la dimensión personal del educador


y educadora pues no se orienta solo a lo profesional; la reflexión de prácticas para la
mejora también incluye la mirada a los sentires, las actitudes, sueños de la persona,
mismos que se expresan en los procesos reflexivos; sin embargo, el
acompañamiento a la persona en su dimensión afectiva, espiritual, corporal es un
campo muy amplio y muchas veces en la práctica escapan al acompañamiento
pedagógico, por lo que proponemos como otro tipo de acompañamiento.

23
● Acompañamiento personal

Acompañar personas implica no solo apoyar y orientar sus prácticas o desempeño


de cara a la mejora de la calidad, la innovación o transformación educativa, pues se
trata de centrarse en la persona, en su psicología, su dimensión social, corporal y
espiritual a fin de apoyar su desarrollo como ser humano.

Las personas en general tienen, de alguna manera, la necesidad de encontrar


sentido a su existencia, esto es una búsqueda que se produce no solo en
adolescentes y jóvenes que se encuentran en formación, también quienes llevan
camino recorrido se replantean, ante diversas circunstancias, el sentido de vivir y su
proyectos de vida personal. Necesitamos saber quienes somos, de dónde venimos,
hacia dónde vamos, encontrarnos en nuestra propia historia personal para descubrir
lo que necesita ser sanado y aquello que debemos potenciar. Necesitamos
reconocernos, valorarnos, recrearnos porque todos y todas vivimos situaciones
difíciles, momentos duros, cansancios, faltas de claridad en los que necesitamos de
alguien que escuche sin juicios, ni etiquetas.

Mucho dolor hubo en la crisis sanitaria producida por el Covid 19 que requirió de
diversas escuchas, pero también el dolor, tristeza, miedo, rabia se presenta en las
dificultades de la vida diaria, en el seno de las familias y también muchas veces en
los centros educativos. Necesitamos de apoyos para procesar, enfrentar, corregir,
trascender, transformar, evitar estados y situaciones que no nos ayudan a
realizarnos como personas plenas; muchas de estas situaciones se encuentran
unidas a complejos contextos de violencia, pobreza e inequidades, exclusión o
desvalorización, entre otros que viven las personas y comunidades.

También existe la pregunta por la trascendencia, la necesidad de las personas de


alimentar su experiencia de fe y de encuentro con Dios o con aquella fuente de vida
que le ayuda a ser mejor ser humano, desde el desarrollo de su interioridad y el
sentido profundo de vida que conlleva al compromiso por la construcción de un
mundo fraterno. Ante estas necesidades el acompañamiento se plantea como una
estrategia y experiencia de apoyo que mira a la persona de manera integral y que
debe ser netamente voluntaria y libre.

El acompañamiento personal trata del apoyo y orientación a las dimensiones


psicológicas, corporales, sociales del ser humano en las que se trata de orientar en
la reflexión sobre las situaciones pasadas y presentes promoviendo la indagación
sobre causas e incidencias en la vida de la persona, el conocimiento de sí mismo y
desarrollo de habilidades personales y sociales. También se aborda la dimensión
espiritual en cuanto trata de ayudar a que la persona descubra su sentido de vida,
desarrolle su interioridad y también descubra o alimente su experiencia de fe y su
relación con Dios para discernir sobre lo que quiere para su vida (Mollá, 1012). Si

24
bien la espiritualidad, en sentido amplio, no se circunscribe a la espiritualidad
cristiana, esta última constituye una invitación y acogida de Fe y Alegría desde su
identidad como movimiento nacido e impulsado por la vivencia de la fe cristiana
(Federación Internacional de Fe y Alegría, 2012).

En el acompañamiento personal no se trata de hacer terapia, tampoco de dirigir o


imponer, incluso no se trata de dar consejo, pues lo central es poder dialogar
haciendo ejercicio de una escucha total, planteando la pregunta adecuada para que
sea la propia persona quien vaya encontrando su propio camino. Esta es una
experiencia potente de desarrollo personal.

En el acompañamiento personal es fundamental la escucha, estar atento a lo que


dice la persona acompañada, esto supone no simplemente callar para dejar que la
persona se exprese, también implica, tal como hemos referido en la reflexión sobre
el camino de Emaús cuando planteamos lo que es acompañar, un acercarse a la
persona y conocer el camino que transita para ponerse en el lugar del otro y
comprender su mirada, no vamos a acompañar desde el camino propio, sino se
trata de ir al lugar del otro para andar con él o ella. Esa es la escucha profunda que
supone acogida, comprensión, compasión, empatía, pero también ponerse en
sintonía con lo que la persona intenta decir aunque no encuentre las mejores
maneras de comunicarlo (Marroquí, 2012).

Preguntas para la reflexión

● ¿Cómo se desarrollan estos tipos de acompañamiento en el centro educativo,


la oficina regional/zonal o nacional?

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● ¿Cuáles fortalezas y debilidades observas en la práctica del acompañamiento
en el centro educativo?
● ¿Qué sugieres para mejorar el acompañamiento?

2.4. Capacidades, cualidades, funciones y cuidado de la


persona acompañante
La tarea de hacer acompañamiento tanto pedagógico como personal requiere de
experticia, para lo cual es necesaria la formación, aunque señalaba que debemos
potenciar el acompañamiento en los propios equipos de trabajo en el centro
educativo, pero que también es importante potenciar a través de la formación a
personas con experiencia además de contar con expertos que puedan llevar
adelante este rol.

La persona que acompaña debe cultivar en sí misma ciertos rasgos o actitudes


para hacer un ejercicio adecuado de su rol. Suscribimos lo planteado en el
Manual de Acompañamiento y Seguimiento de Fe y Alegría Ecuador, en el que
se subraya la actitud de servicio del acompañante para asumir esta tarea
apasionante, comprometida y necesaria. Organizamos las capacidades de la
persona que acompaña en correspondencia al perfil de educación popular de
Fe y Alegría (2015) incluyendo actitudes que propone Marroquin (2012).

Capacidades humanas

● Mantiene una actitud de aceptación, cercanía y acogida incondicional a


las personas.
● Es paciente y vive con alegría, gratitud y esperanza.
● Asume los obstáculos o dificultades como posibilidades de transformación
y aprendizaje.
● Se conoce a sí mismo, se valora y acepta demostrando autenticidad
● Tiene inteligencia emocional y habilidades sociales para poder
consensuar y llevar adelante situaciones diversas.

Capacidades Espirituales

● Vive su compromiso con la vida y las personas de forma abierta y testimonial


● Trasciende al dolor o sufrimiento en sus propios momentos de conflicto
mostrando resiliencia
● Tiene claridad en su proyecto de vida y lo vive con alegría
● Reconoce sus propias limitaciones con humildad y

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● Mantiene prácticas de meditación, oración, relajación para alimentar su
propio crecimiento espiritual
● Capaz de perdonar, compadecerse, reconciliarse volcando su vida para el
servicio de los demás

Capacidades vinculadas a la identidad institucional

● Se identifica y compromete con el Horizonte Identitario y accionar


educativo de Fe y Alegría.
● Comprende la espiritualidad como parte de la historia fundacional de Fe y
Alegría y de sus principios
● Se conecta con la espiritualidad ignaciana como esencia de las obras de la
Companía de Jesús

Capacidades específicas del rol

● Sabe mirar, escuchar, dialogar, preguntar, retroalimentar en el desarrollo


del acompañamiento
● Sabe promover la reflexión del educador, educadora y comunidad
educativa sobre su actuar en un ambiente cooperativo entre pares.
● Centra el acompañamiento en el sujeto, sin asumir posiciones mesiánicas
que intentan sustituir responsabilidades.
● Respeta el proceso del otro u otra promoviendo la corresponsabilidad.
● Interviene, se implica y complica en el ejercicio del acompañamiento.
● Capaz de contagiar, provocar y convocar al aprendizaje personal y
cooperativo.
● Muestra sentido de equipo para trabajar con todas y todos los actores de la
comunidad.
● Toma en cuenta las diferentes dimensiones de la persona provocando
espacios de formación y autoformación permanente.
● Sabe ubicarse en el contexto específico sin establecer juicios a priori sino
construir los saberes en conjunto.
● Asume la diversidad como una fortaleza y sabernos que en las diferencias
buscamos el bien mayor que es educar para transformar.
● Se hace consciente de que los actores son quienes llevan los procesos y el
acompañante realiza su papel de compañero(a) en el camino.

La tarea de acompañar no se improvisa, es necesario planificar el antes, durante y


el después del proceso de manera continua, organizada y sistemática. En el
documento referido sobre acompañamiento en Fe y Alegría (2018) se plantean
funciones del acompañante, las retomamos e incluimos otras:

27
● Indagar sobre el contexto externo e interno de los centros educativos para
tener una visión general del mismo, sus avances,dificultades, relaciones de
las personas de la comunidad educativa, entre otros aspectos.
● Planificar el acompañamiento a partir del análisis de contextos de los
centros y de las necesidades y demandas.
● Orientar y retroalimentar las prácticas educativas que se desarrollan en el
marco de los procesos de gestión directiva, enseñanza aprendizaje,
convivencia y ciudadanía e interacción con la comunidad..
● Promover una dinámica de formación integral con la comunidad
educativa.
● Promover la búsqueda, sistematización y socialización de propuestas
innovadoras que surjan de la reflexión de la práctica educativa.
● Apoyar y asesorar en la elaboración de estrategias para la búsqueda de
recursos (talento humano, económicos y/o materiales) para atender las
necesidades de los actores claves (adultos, jóvenes y niños), desde lo que
se demanda y observa en la práctica educativa.
● Evaluar el acompañamiento a través de la autoevaluación, coevaluación y
heteroevaluación para identificar fortalezas, debilidades y posibilidades de
mejora.

Si analizamos las funciones desde un acompañante personal/espiritual podemos


acotar:

● Cultivar permanentemente actitudes que ayuden a potenciar en sí mismo


la escucha, la comprensión, compasión y empatía a través de la oración y
meditación, y prácticas de bienestar personal y social.
● Conocer la persona acompañada, su contexto, su situación y estado
emocional y espiritual.
● Preparar las entrevistas, diálogos o itinerarios de encuentros personales o
grupo que se van a desarrollar en un ambiente de acogida y confianza.
● Preparar las herramientas y recursos de apoyo para la reflexión de la
persona acompañada: lecturas, preguntas, oraciones, vídeos, etc.
● Reflexionar y meditar sobre el papel desarrollado como acompañante para
interpelar, agradecer, .confirmar, replantear la experiencia que va viviendo

Los(as) acompañantes, así como otros formadores(as), educadores(as) y todos


aquellos(as) que realizan labores de cuidado a personas necesitan también ser
acompañados(as) en atención a su propio cuidado; requieren de personas,
momentos y espacios donde encontrar escucha, apoyo, formación, orientación en

28
su labor y en su propia vida personal y profesional, porque no son héroes o
personas con todo aprendido y resuelto.

Hay acciones de cuidado que la persona que acompaña puede emprender de


manera autónoma y otras que requieren de una estructura mínima que posibilite
su acompañamiento. El autocuidado implica organizar tiempos personales para el
descanso,la meditación, lectura, ejercicio, familia, amistades y a las actividades
en general de su agrado que le impliquen una renovación a su estado emocional,
anímico, espiritual, cognitivo, corporal de modo que pueda crecer en su propio
bienestar como condición para la ayuda que va a brindar en esos mismos
campos.

Otras acciones requieren de apoyos como el de contar con espacios y personas


para el diálogo personal o de equipo que posibilite el compartir la experiencia
como acompañante, comunicar y alimentar su proceso personal socio emocional
y espiritual. Vivir la experiencia de ser escuchado(a), de encuentro con Dios a
través de los Ejercicios Espirituales o de discernimiento en la vida diaria,
participar en campamentos, jornadas de desarrollo personal o de formación
pedagógica/pastoral dirigidas por otros(as) forma parte de ese ambiente de
cuidado y acompañamiento que el o la acompañante debe experimentar para
poder hacer un ejercicio adecuado de su rol.

Preguntas para la reflexión


● ¿Qué otras actitudes o capacidades consideras que debe tener una persona
que acompaña?

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● ¿Como acompañante cuáles capacidades consideras están presentes en ti
cuáles deberías potenciar?
● ¿Cuáles funciones del acompañante consideras que son relevantes?¿Cuáles
realizas, cuáles te falta realizar?¿Son posibles llevarlas a cabo?

2.5. Estrategias de acompañamiento


Existe diversidad de estrategias de acompañamiento que se relacionan con el tipo
de acompañamiento que se realiza y sus destinatarios. En la siguiente tabla se
presentan las más resaltantes:

ESTRATEGIA TIPO DE DESTINATARIO ACOMPAÑANTE RESPONSABLE


ACOMPAÑAMIENTO

Visitas áulicas y al Pedagógico Docentes Coordinador pedagógico de centro


centro educativo Equipos directivos BEI de centro educativo y de
Equipos de regionales/zonales
dimensiones Acompañantes regionales /zonales y
Equipos nacionales
administrativos

Comunidades de Pedagógico Docentes, Coordinador(a) pedagógico de centro,


aprendizaje o Psicólogos, Equipos Coordinadores(as) de dimensión,BEI
interaprendizaje directivos, Equipos de centro educativo, Director(a),
de dimensiones Acompañantes regionales/zonales y
Comunidad nacionales
educativa

Comunidades de Personal Personal del centro Pastoralistas de centro, regionales,


vida o Familias zonales y nacionales
transformadoras Estudiantes Personal de BEI
Tutores(as)

Entrevistas Personal Personal del centro Pastoralistas


personales Estudiantes Psicólogos(as)
Familias

Acción tutorial Personal Personal de nuevo Coordinador(a) pedagógico(a),


Pedagógico ingreso Pastoralista,
Estudiantes Tutor(a) de curso, BEI de centro,
Docentes experimentados
Docente de aula

Ejercicios Personal Personal de centro Pastoralistas, directivos nacionales y


espirituales Estudiantes educadores(as) experimentados
Padres jesuitas o personas

30
experimentadas de la Compañía de
Jesús

Describimos las estrategias de acompañamiento pedagógico:

Visitas áulicas y de centro educativo

Las visitas, tanto de acompañantes internos como externos al centro educativo


constituyen una estrategia poderosa de acompañamiento. Detallamos cada tipo de
visita.

- Visitas áulicas
Se trata de la presencia en el aula de una persona acompañante, quien hace la
visita con el propósito de observar y registrar el trabajo docente para, a partir de la
observación, reflexionar la práctica y retroalimentarla junto al docente. La persona
que acompaña puede ser el coordinador(a) pedagógico, psicóloga(o), pastoralista u
otro docente experimentado del centro educativo o un acompañante regional/zonal/
nacional.
También se puede generar una dinámica en la que, educadores(as)
experimentados(as), o no, se acompañan y se apoyan en la labor docente, por lo
que se visitan para aprender unos de otros; en esa dinámica se van formando,
aprendiendo y desaprendiendo juntos, esto también es posible hacerlo,
considerando siempre que haya una persona experimentada que pueda objetivar las
apreciaciones que se compartan, en esta línea se promueve el ejercicio de las
clases demostrativas especialmente para docentes de nuevo ingreso o para
vivenciar la aplicación de estrategias innovadoras en el aula, en este caso, el o la
docente u otra persona experimentado(a) demuestra cómo llevar a cabo una
determinada metodología o estrategia de aprendizaje innovadora.
Veamos los pasos a seguir según los dos casos de visitas áulicas comentados:

Visitas para reflexionar y retroalimentar la práctica


En este caso se trata de observar y registrar el desarrollo de la clase en el aula teniendo en
cuenta algunos aspectos y criterios o indicadores previamente definidos. Estos aspectos
pueden ser la interacción del docente con sus estudiantes, las estrategias utilizadas y
contenidos trabajados, la planificación y ejecución de la misma, el ambiente de aprendizaje,
entre otros; los criterios o indicadores deben plantear aquello que se espera de cada uno de
esos aspectos. (Ver anexo 2. Ficha de observación de aula)
Una vez que se ha registrado lo que ha ocurrido en el desarrollo de la clase, la persona que
acompaña se reúne con el o la docente y comparten la experiencia, sus apreciaciones y
sentires tomando en cuenta el registro realizado y preguntas que el acompañante puede
realizar para la reflexión. Finalmente, se llega a acuerdos para la mejora o fortalecimiento

31
de la práctica docente y se elabora un breve informe que recoge el registro, las
apreciaciones y acuerdos.

Visitas de formación
En el caso de que la visita se haga con un objetivo formativo para la persona que observa,
el procedimiento tiene algunas variantes, pues intervienen varias personas y se centra
sobre todo en el aprendizaje de la persona que observa una clase demostrativa. Con
respecto a los/as participantes, suelen intervenir tres tipos de personas y roles:
1) El observador u observadora: es un/a docente que quiere aprender una estrategia, un
contenido o modos de interacción y se ha preparado con antelación para identificar aquello
que necesita observar, lo que es más relevante de la clase demostrativa en función de su
interés, es conveniente utilizar instrumentos que ayuden a registrar y reflexionar lo que ha
observado (Ver anexo 3. Guía de observación para el o la docente observador(a))
.2) El observado u observada es el docente experimentado que dará la clase donde muestra
aquella estrategia de aprendizaje, contenido o forma de interacción para que sea
reflexionada y aprendida por la persona observadora.
3) El facilitador o facilitadora acompaña el momento para tener una visión de lo que ocurre
con quien observa y quien es observado(a) coordinando la experiencia cuidando que se
desarrolle de manera óptima en respeto, objetivando y promoviendo el aprendizaje en el
espacio de retroalimentación que se realizará luego de la clase, también en su caso es
conveniente que haga uso de instrumentos que le ayuden a realizar su propia observación
(Ver anexo 4. Guia de observación para el rol de facilitación en la observación de
aula).

Luego de la observación de clase se realiza el espacio de diálogo formativo donde


participan docente, observador(a) y observado(a); en dicho diálogo se comparte la
experiencia, los aprendizajes, se reflexiona a través de preguntas sobre lo ocurrido

32
siguiendo también instrumentos que ayuden al desarrollo del momento reflexivo. Es
adecuado tener un espacio también solo con la persona observada para retroalimentar la
clase llegando a tener acuerdos de mejora. Quien acompaña debe registrar el diálogo, los
acuerdos y compromisos para hacer seguimiento en espacios posteriores. (Ver anexo 5
Guia de diálogo formativo).

En cualquiera de los casos descritos es muy importante crear un ambiente de


motivación y disposición para el desarrollo de esta estrategia que debe ser
consensuada por cuanto suele verse con temor y desconfianza, en este sentido se
requiere de una actitud de mucha cercanía, respeto y asertividad por parte de la
persona que acompaña porque va a interactuar en un espacio sagrado para el
docente como lo es su aula y su trabajo.
Es muy importante que la persona que acompaña y la persona que observa revise
con antelación documentos como la planificación docente, producciones de los
estudiantes, evaluaciones, portafolios y aquellos documentos que permitan tener
una idea previa de lo que el o la docente realizará en clase, estos documentos
también son susceptibles de ser observados y comentados en el momento de
diálogo.
La persona que acompaña debe ser muy asertiva en los diálogos que establece,
más que hacer juicios o plantear en directo su opinión debe generar la reflexión a
través de la pregunta que ayude a la persona observada a analizar y auto evaluar su
actuación, debe promover que la misma persona sugiera mejoras, así como también
debe valorar las fortalezas observadas y hacer recomendaciones o sugerencias
para que sean consideradas para próximas clases. La persona que acompaña debe

33
guardar confidencialidad por lo que en ningún caso puede realizar comentarios
negativos dentro ni fuera del espacio de diálogo.
Las visitas de aula pueden ser contenido de reflexión en la comunidad de
aprendizaje o interaprendizaje, estrategia que veremos más adelante, espacio en el
que se puede ampliar o profundizar la formación sobre algún aspecto de la práctica.

Visitas al centro educativo


Estas visitas se realizan con el objetivo de conocer y valorar la marcha de los
procesos educativos, compartir cómo se vive el ambiente socio afectivo, el
desarrollo del proyecto educativo y planes operativos, la marcha de proyectos
específicos; todo ello para identificar fortalezas, dificultades, debilidades, retos y
desafíos en una perspectiva de mejora. Las hacen acompañantes externos al
centro, pueden ser regionales/zonales o nacionales
Se trata de convivir con la comunidad educativa, de dialogar, de integrarse e
implicarse para desde ese diálogo cercano, activo y comprometido, orientar la
acción educativa, aprendiendo de la experiencia y quehacer de la comunidad. Es
importante evitar la supervisión del centro o intervención ubicándolo en categorías
de avance sólo como un ejercicio técnico, pues por sí solo no ayuda a la mejora y
transformación.
Las visitas se pueden realizar en el marco de actividades o celebraciones que
realiza la comunidad educativa y en las que los acompañantes pueden tener
participación, o como espacios continuos y sistemáticos de encuentro. Dada la
naturaleza de la visita ésta debe realizarse en un tiempo amplio para poder
incorporarse a la dinámica del centro y tener espacios de diálogos con los diversos
actores, no solo con el directivo o equipo de gestión.
Las visitas a los centros incluyen momentos de trabajo con el directivo y su equipo,
equipos de dimensión, psicólogos(as), docentes, estudiantes, familias en espacios
como reuniones, visitas de aula, diálogos en espacios de recreo y compartir en sala
de docentes, las guardias, los bares, los momentos de entrada y salida de clases,
entre otros. También suponen espacios de valoración para el compartir de
apreciaciones, sugerencias y acuerdos.
Como en todas las estrategias, las visitas deben organizarse, para lo cual se debe
dialogar con las personas involucradas para preparar el ambiente adecuado, se
debe planificar la agenda de visita definiendo el objetivo de la misma, qué se va a
observar y dialogar con cada actor de la comunidad, qué aspecto del proceso
educativo se va a reflexionar, en qué espacio, tiempo, con qué dinámica y recurso,
quiénes harán la visita. En este sentido, vale la pena tener claridad nuevamente en
indicadores de calidad de los procesos educativos e instrumentos que permitan
promover la reflexión y registro sobre la marcha de los mismos en cada uno de los
equipos en los espacios de diálogo a realizar. (Ver anexo 6. Matriz de valoración
de procesos educativos para visitas de centro)

34
Es importante revisar con antelación la información sobre el contexto del centro,
sobre su personal, el proyecto educativo, el plan operativo y demás documentos que
den cuenta de la dinámica escolar y su estado por cuanto esto es referente para
analizar la marcha in situ. Tal como hemos comentado respecto de las visitas
áulicas la actitud de cercanía, confianza, proximidad en la visita de centro es
fundamental para lograr un ambiente grato que posibilite en diálogo fecundo, la
valoración de la experiencia y el compromiso de mejora.

Comunidades de interaprendizaje

Siguiendo el documento sobre Comunidades de Interaprendizaje (Fe y Alegría,


2017) estas constituyen un espacio de encuentro formativo realizado para
reflexionar colectivamente la práctica educativa, considerando que esta puede ser
diversa, no solo de aula, cuyos participantes a través del diálogo de saberes y
experiencias van construyendo conocimientos e innovaciones, así como ambientes
más afectivos. Buscan mejorar el acto pedagógico y educativo en general,
confrontando e intercambiando saberes y compartiendo aprendizajes al planificar,
implementar y evaluar en conjunto el proceso de enseñanza aprendizaje y otros
procesos educativos.

Las comunidades de interaprendizaje se reúnen y desarrollan dinámicas que


promueven el autoanálisis, autoevaluación y coevaluación, la identificación de
avances, fortalezas, debilidades, retos o desafíos en las prácticas para lograr un
mejor desempeño orientado a la mejora de la acción educativa. Estos espacios de
reunión de equipos se pueden realizar en el marco de actividades formativas,

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evaluativas, visitas áulicas, planificación o ejecución de planificaciones o de algún
evento o acción que involucre a la comunidad.
Los espacios de encuentro en la comunidad de aprendizaje deben ser continuos
respetando ritmos para ubicarlos en tiempos posibles de abordar, deben ser
preparados cuidando el ambiente de acogida para generar la confianza en el otro, el
respeto al trabajo de todos y todas, asumiendo que cada uno tiene algo que aportar
y aprender.
En Fe y Alegría Ecuador la práctica educativa en general sigue unos principios
metodológicos propios de la educación popular, que orientan el desarrollo de
procesos de formación de personal y acompañamiento de prácticas educativas;
hablamos del CORDIS cuyas siglas expresan los términos siguientes:
contextualización (Co), revaloración de saberes y experiencias (R), Diálogo de
saberes (D), innovación transformadora (I) y sistematización-socialización (S).
El CORDIS está en la base del desarrollo de espacios de acompañamiento
pedagógico formativo como lo es las comunidades de aprendizaje o interaprendizaje
donde se trata de seguir un itinerario que permita tener:
1) Una mirada tanto del contexto escolar y sus relaciones con el contexto externo,
como de la realidad del aula o del desarrollo de la práctica que se quiere analizar,
2) Un compartir de la experiencia y saber en torno a esas situaciones señaladas que
conforman el tema central de reflexión,
3) Un contraste de la experiencia y el saber propio con otros saberes y experiencias
para ampliarlo y profundizarlo identificando avances, retrocesos, fortalezas o
debilidades, analizando también enfoques, actitudes, estereotipos, aprendizajes que
se ponen en juego en el desarrollo de la práctica
4) Definir acciones, actitudes o propuestas de cambio y mejora de las situaciones
del contexto y prácticas analizadas. Estas acciones vuelven a ser objeto de reflexión
para seguir un espiral en el que se vuelve a la dinámica de reflexión de la práctica
pero esta vez con un aprendizaje adquirido y potenciado, con nuevas preguntas y
elementos de reflexión (Ver anexo 7. Momentos de una jornada de
interaprendizaje)
Existen documentos y recursos que se ponen en uso para generar reflexión y que
bien pueden entrar como parte de los momentos de contextualización o de diálogo
de saberes: informes de resultados de evaluación de centros o aprendizaje,
informes de desempeño, resultados de acciones planificadas o de investigaciones
institucionales o externas, etc. El uso de materiales y recursos: vídeos, lecturas,
testimonios, experiencias, etc, también es crucial para provocar el análisis de la
experiencias y prácticas vividas objeto de diálogo en la comunidad de aprendizaje.

Pueden plantearse comunidades que se centran en la reflexión de la práctica de


aula, otras que analizan su trabajo en el seno de los equipos que se vinculan a los
procesos de gestión, enseñanza y aprendizaje, convivencia y ciudadanía e

36
interacción escuela comunidad. Los equipos directivos de los centros educativos
también podrían constituir una comunidad de aprendizaje que reflexiona sobre su
propio hacer desde la gestión.

El registro del proceso de reflexión y acompañamiento que se va desarrollando


también es necesario considerarlo, de modo que se pueda más adelante hacer
seguimiento a los acuerdos, compromisos que se van planteando en el desarrollo de
las jornadas o reuniones de la comunidad.

Comunidades de vida o transformadoras

El Plan de Formación Integral (PIF) de Fe y Alegría Ecuador (2018) habla de las


comunidades transformadoras como espacio de compartir y reflexionar la vida,
considerándolas como lugar comunitario que ayuda a la intención de cuidar y
transformar personas (Fe y Alegría Ecuador, 2018).

Estos espacios pueden plantearse para el personal del centro educativo, pero
también para familias y estudiantes, pueden ser espacios de compartir la
experiencia de vida alrededor de temáticas que preocupan y pueden convertirse en
contenidos de formación vistos a la luz de la vida espiritual de personas que han
dejado huella de humanidad en la historia o del compromiso por la vivencia de
valores humanos o de la fe. Las comunidades mejoran la convivencia, propician
relaciones de igualdad y cuidado, fortalecen la participación de quienes las
conforman, desarrollan capacidades de reflexión, diálogo, pensamiento crítico,
autoconocimiento, autoestima y junto a ello amplían horizontes y sentidos de vida
para quienes forman parte de ellas.

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Las comunidades deben tener sus acompañantes, que según las posibilidades de
los centros educativos pueden ser sus pastoralistas o psicólogos que tengan la
convicción y formación o disposición para tenerla. Pero también la comunidad
misma puede ir asumiendo roles para ir llevando juntos de manera rotativa la
experiencia de encuentro comunitario, estos suponen preparación de agendas y
recursos, animación, convocatoria.

Una comunidad de vida o transformadora puede conformarse a partir de un proceso


de sensibilización que puede estar vinculado a la reflexión surgida en jornadas o
experiencias formativas o de encuentro en el que las personas quedan motivadas a
seguir generando este tipo de espacios, puede ser también a partir de una invitación
orientada a iniciar este camino.

La jornada o reunión de la comunidad puede desarrollarse esporádicamente según


los tiempos de sus participantes, con una duración apropiada para evitar cansancios
de quienes las preparan y de sus participantes. Es muy importante indagar sobre lo
que les interesa, gustaría o necesitan abordar en estos espacios para elaborar un
plan considerando la participación de sus miembros. Los espacios comunitarios son
espacios de cuidado, por lo tanto debe prepararse creando un ambiente propicio,
que genere confianza, cercanía para el diálogo respetuoso y de escucha fraterna. El
desarrollo del espacio debe considerar el uso de una metodología de educación
popular, como lo hemos señalado en la descripción de las comunidades de
aprendizaje. (Ver Anexo 8. Momentos de un encuentro de comunidad
transformadora)

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Describimos a continuación las estrategias de acompañamiento personal:

Entrevistas personales
La entrevista personal es una estrategia de comunicación directa que se puede
realizar tanto con el personal del centro, como con estudiantes y familias de manera
libre y voluntaria. Se trata de establecer un diálogo cercano y profundo con la
persona sobre su situación emocional y anímica, necesidades, preocupaciones,
intereses, sentimientos, sueños, creencias, valores… atendiendo aspectos
vinculados con el conocimiento de sí mismo, lo socio emocional y espiritual para
apoyar en su crecimiento, sanación y acogida de modo que pueda desarrollar sus
potencialidades como ser humano.
La persona que acompaña puede ser pastoralista, psicólogo(a), un experto o
persona formada en esta área, es importante que sean personas que desarrollen
una relación de confianza y confidencialidad, de modo que pueda generarse un
diálogo abierto en un ambiente de libertad.
Quien entrevista debe hacer un ejercicio pleno de escucha empática con el corazón
abierto a la persona acompañada para intentar comprender su realidad desde su
lugar. Esto implica que debe tener una disposición interna al encuentro con los otros
respetando su dignidad como seres humanos y que debe estar manifiesta en su
modo de actuar, de relacionarse y proceder. Insistimos en las actitudes que debe
potenciar en su perfil de acompañante para poder brindar apoyo adecuado a la
persona.
La escucha que se pone en desarrollo en la entrevista debe ser atenta a la palabra
de la persona acompañada sean estas adecuadas o no, a los sentimientos o
emociones y mensajes que expresa en sus gestos, posturas, silencios y reacciones
en el proceso de diálogo. La escucha también implica que el acompañante no
impone, no juzga, no aconseja, ni pone por delante su propia experiencia personal
para inducir decisiones que no van a ser propias de la persona acompañada;
tampoco se trata del ejercicio meramente técnico donde se pone en uso un
instrumento, pues se necesita de la proximidad del acompañante con la persona
acompañada, de su acogida amorosa e interés por la persona con quien establece
el diálogo. Es importante que el acompañante se auto evalúe y co evalúe con
frecuencia sobre su nivel de escucha para ir potenciando sus fortalezas y mejorando
aquello que necesita enriquecer, proponemos un instrumento de autovaloración de
la escucha activa planteado en materiales de Marroquin (2012) del que podrian
utilizar acompañantes para autoevaluarse (Ver anexo 9. Cuestionario sobre
escucha activa)
El diálogo supone plantear preguntas y ejercicios adecuados para la reflexión y
encuentro de la persona consigo misma, con su historia, contexto, sus heridas,
potencialidades, preocupaciones, miedos, capacidades, cualidades y sus fuentes de
inspiración espiritual; para aquellos(as) que profesan la fe cristiana, también se trata
de que el diálogo, como estrategia de acompañamiento espiritual sea puente para el

39
encuentro con Dios y la persona de Jesús; todo ello, desde un proceso de
discernimiento que conduce a la toma de decisiones, no como reacción
momentánea, sino más bien como producto del proceso de descubrir aquello que
ayuda al crecimiento, la sanación y realización profunda.
La entrevista implica realizar una planificación cuyo punto de partida es el
acercamiento a la persona acompañada para conocer su situación y necesidades,
aquello que es motivo del diálogo. La planificación, una vez que conocemos la
persona, supone pensar el guión de preguntas que ayudarán a que la persona se
comunique en un ambiente de confianza y distensión, las mismas deben ser
abiertas por cuanto en el transcurso del diálogo la persona que acompaña debe ir
proponiendo nuevas preguntas en función de lo que la persona comunica. El guión
puede ayudar en un primer momento a identificar la motivaciones, valores, actitudes
puntos de vista del entrevistado, pero en la medida que se van desarrollando
diálogos se puede ir objetivando y profundizando siempre con el interés de la ayuda
a la persona entrevistada no por responder a la curiosidad del o la acompañante.
(Ver anexo 10. Guiones de preguntas para la entrevista personal)
Se debe llevar registro como en otras estrategias para ir identificando y analizando
lo dicho, lo no dicho, lo hecho, lo no hecho,las contradicciones, de manera de
planificar las nuevas entrevistas de manera adecuada ayudando a que la persona
vaya ganando en claridad sobre su situación y pueda tomar decisiones para su
bienestar.

Ejercicios espirituales

Los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de


Jesús, constituyen una experiencia profunda de encuentro con el Dios de Jesús que
nace de la propia experiencia de San Ignacio en su peregrinar centrado en descubrir

40
la voluntad de Dios. Ignacio recoge en los Ejercicios Espirituales su camino de
oración y discernimiento en su proceso de conversión.

Los Ejercicios Espirituales se proponen como una invitación a educadores(as) y


personal de las instancias de Fe y Alegría que se encuentren en motivación y
preparación para vivir en recogimiento y silencio la experiencia de discernir sobre la
voluntad de Dios en la vida de cada uno, para dejarse ayudar en la liberación de
ataduras que oprimen y no dejan posibilidad de construir una vida plena volcada al
servicio y búsqueda del bienestar común.

Para Fe y Alegría la espiritualidad comprometida con la transformación personal y


social constituye una de las bases que configuran la identidad del movimiento, se
concibe como un asentar los pies en la tierra y luchar con alegría y esperanza por la
transformación de las injusticias(Fe y Alegría, 2023). Se trata de vivir según el
espíritu de Dios que libera y construye fraternidad (Moyá,2018).

Si bien los ejercicios espirituales constituyen una experiencia, los incluimos como
estrategia de acompañamiento personal por cuanto el mismo se pone en práctica en
su desarrollo y también pueden ser parte del itinerario de acompañamiento personal
como experiencia de profundización. Se pueden realizar en retiros de varios días o
también en prácticas de reflexión en la vida diaria, son acompañados por personas
con gran experiencia espiritual, que han vivido y están formados en el campo de la
Espiritualidad Ignaciana y el desarrollo de los Ejercicios Espirituales, quienes
pueden ser pastoralistas regionales/zonales o nacionales, religiosos(as) y laicos(as)
comprometidos (as), con las herramientas y perfil para dirigirlos.

Acción tutorial

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Esta estrategia es adecuada tanto para el acompañamiento pedagógico como personal. La
acción tutorial constituye un espacio centrado en los y las estudiantes, en el que docentes,
familias y estudiantes interactúan, se comunican y desarrollan actividades con el objeto de
apoyar y orientar de manera individual o grupal su crecimiento emocional, académico o
vocacional. La persona acompañante por excelencia es el o la docente , pero también se
pueden generar ayudas por parte de psicólogos. En algunos centros se propone la acción
tutorial con estudiantes que tienen dificultades de interrelación, emocionales o académicas,
pero también se puede desarrollar con estudiantes de diversidad funcional que requieren
apoyos para su tránsito en la institución escolar..
La tutoría involucra actividades como visitas a las familias, entrevistas y reuniones, cada
una con un objetivo, con las que en conjunto se trata de promover el desarrollo de
habilidades de autocontrol, autoconocimiento, autoestima, análisis vocacional, conflictos y
convivencia familiar y escolar, rendimiento académico según la necesidad que se presente
con los y las estudiantes de modo que se posibilite su bienestar y desarrollo integral.
Las visitas a las familias se realizan para conocer el entorno del estudiante, dialogar con el
grupo familiar sobre su realidad, la convivencia y la interacción buscando el apoyo
necesario para el acompañamiento desde el hogar y estableciendo una vinculación entre la
tutora o tutor y la familia de cara a lograr el bienestar del o la estudiante.
Las entrevistas individuales o grupales van en la misma línea de las entrevistas personales
en cuanto se trata de tener un espacio de encuentro para el diálogo donde el tutor o tutora
escucha la situación, conflicto, preocupación o necesidad del o la estudiante para orientar
su reflexión y ayudar a que encuentre herramientas para su bienestar emocional, social o
espiritual. (Ver anexo 11. Formato de registro de acciones tutoriales)
Las reuniones son espacios de interacción con el grupo de clase donde se abordan
temáticas de interés común que parten de las necesidades de los y las estudiantes y sirven
para su formación. Muchas veces en el grupo de estudiantes se viven situaciones de
conflicto, dificultades en las relaciones o tienen necesidad de orientación sobre temáticas
controversiales, ello puede ser abordado en el grupo procurando un ambiente reflexivo, de
encuentro y confianza.
También el proceso de aprendizaje es motivo de preocupación y de dificultad para muchos
estudiantes, mucho más en este tiempo como consecuencia de la pandemia, este es
también un aspecto a atender en espacios de tutoría en la que se promueve el refuerzo de
aprendizajes.
Es conveniente poner el acento en aquellos(as) estudiantes que viven dificultades y
demandan un apoyo efectivo para no afectarse en su vida personal y como estudiante. La
acción tutorial se debe planificar para determinar qué es lo más pertinente realizar para
brindar los apoyos y orientaciones que verdaderamente se necesitan.

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En resumen, las estrategias de acompañamiento a las que hemos hecho
referencia se recogen en el siguiente gráfico:

Preguntas para la reflexión


● ¿Qué otras estrategias se podrían incluir según tu experiencia y la del centro
educativo?
● ¿Cuáles se desarrollan en el centro educativo y cuáles falta incluir?
● ¿Qué fortalezas tiene la práctica de estas estrategias en el centro educativo y
qué debilidades encuentras? ¿Qué sugieres para la mejora?

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3. El seguimiento en Fe y Alegría
La “Fábula de los tres hermanos”, del cantautor Silvio Rodríguez(1980), nos cuenta
cómo uno de ellos partió por la vereda a descubrir y a fundar, y para no
equivocarse en el camino miraba siempre al horizonte, pero ocurrió que se olvidó de
mirar la piedra que vencía a sus pies, y al no ver los tropiezos del camino, se la
pasó revolcado sin poder llegar a la meta por la que había partido.
Esta fábula nos dice mucho sobre el seguimiento. ¡Qué importante es no solo fijarse
metas para andar en pos de ellas, si no también mirar el paso a paso para lograrlas!
Se trata de ir vigilando, no en el sentido de Foucault de denuncia que hace al poder
y castigo, sino como cuidado para velar por lo que se va recorriendo para que
ocurra lo que deseamos.
Lo primero que subrayamos es la necesidad de hacer seguimiento y el sentido de
realizarlo; en cualquier circunstancia donde existe un plan debemos asegurarnos de
que vamos a andar en la dirección correcta para llegar al punto esperado dando los
pasos apropiados para avanzar.
Este apartado lo dedicamos al seguimiento, partiendo de reconocer su sentido
miraremos las formas de ponerlo en práctica de manera complementaria y
coherente con el acompañamiento y adecuada a los procesos educativos que se
desarrollan en la vida de los centros .

3.1. Sentido del seguimiento


La única manera de saber cómo y cuánto estamos avanzando en la consecución
tanto de las propuestas, planes y proyectos nacionales, regionales/zonales y de
centros, como de los acuerdos que se han establecido para la mejora de los
procesos educativos y del desempeño de equipos de trabajo es a través del
seguimiento.
El seguimiento va de la mano con el acompañamiento y permite tener información
detallada sobre el estado actual integral de los centros educativos, los avances,
dificultades, logros en función de lo propuesto para, con esa información, posibilitar
la evaluación y toma de decisiones. Esto supone llegar a acuerdos o compromisos
para ajustar lo necesario de tal modo que se pueda ir logrando lo propuesto.
De nada vale, como hemos indicado, hacer grandes planes, propósitos, proyectos o
acuerdos, si luego todo queda en palabras o en documentos que se archivan sin
garantizar que en realidad están transformando las prácticas. En el marco del
Sistema de Mejora de la Calidad Educativa en Fe y Alegría, Riveros (2011) define el
seguimiento como una estrategia continua y periódica, la misma permite obtener

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información sobre los procesos, proyectos estratégicos y líneas de acción del plan
de mejora, mediante el contraste de avances, retrocesos, estancamientos para
tomar decisiones de manera colegiada sobre los ajustes necesarios en procura de la
calidad educativa.

La calidad educativa, la innovación, la transformación de las prácticas, la mejora de


los procesos y los aprendizajes marcan el hacia dónde se dirige el seguimiento, que
debe ser permanente, de tal modo que posibilite tener datos para la mejora
continua.

No es adecuado hacer un plan y revisar su progreso sólo al final del proceso, al


cabo de un año o más tiempo, y revisar cómo ha caminado, ya que perdemos la
posibilidad de realizar ajustes en el momento oportuno si algo no andaba bien. No
se trata como decíamos de mantener un control y vigilancia para determinar
simplemente el cumplimiento de acciones donde el regaño, castigo y presión se
conjuga a fin de alcanzar resultados a expensas de crear ambientes desgastantes.

Se trata más bien de mantener la observación sobre la marcha de los planes en


diálogo consensuado, horizontal, formativo y asertivo, de tal modo que permita
proponer correctivos para el avance y crecimiento.

El seguimiento siempre va a requerir de la observancia de puntos de partida para


contrastar con ellos la marcha de los procesos, dimensiones, equipos, aprendizajes,
de tal manera que se pueda determinar si se está avanzando o no, al mismo tiempo
se requerirá el referente que ofrece los planes, proyectos y acuerdos.

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Preguntas para la reflexión

● ¿Qué relación existe entre el acompañamiento y el seguimiento? ¿En


qué se diferencian?
● ¿Cómo se experimenta el seguimiento en tu centro educativo u oficina?
● ¿Consideras que podríamos prescindir del seguimiento?¿Por qué?

3.2. ¿A qué hacer seguimiento y quién lo hace?

En la línea de lo que hemos comentado, podemos decir que debemos hacer


seguimiento a:

● Las propuestas, planes y proyectos que contemplan objetivos, acciones,


resultados, indicadores planteados en función de los procesos educativos
para el fortalecimiento de los mismos y se realizan en todas las instancias
institucionales, los tres planes más significativos son el Plan Estratégico
Institucional, el Plan Operativo Anual y el Plan de Mejora. Cabe destacar que
en el centro educativo se ponen en marcha diversos proyectos específicos
que también se asocian a los procesos educativos.

● El desempeño de los equipos de cada dimensión donde se incluye al equipo


directivo dado que su papel es crucial para el desarrollo de los planes y la
buena marcha de los procesos por lo que se debe acompañar y hacer
seguimiento constante para garantizar la ejecución de sus roles y funciones.
Es importante destacar que en los planes y proyectos también se especifican
responsables de la ejecución de acciones y actividades, muchas de ellas se
adjudican a los equipos de dimensión, esto debe ser parte de lo que la
persona que hace seguimiento debe revisar.

Los planes estratégicos, operativos y de mejora

Los planes y proyectos son documentos básicos para el seguimiento, hemos


indicado que son tres los planes relevantes: El Plan Estratégico, el Plan Anual
(POA) y el Plan de Mejora.

Cada cinco años se elaboran los planes estratégicos donde se definen entre otros
elementos: los objetivos estratégicos y específicos, indicadores, metas anuales, y
unidades responsables, estos planes marcan la ruta institucional a ser construida a
partir del análisis de las problemáticas internas y del contexto, proporcionan la
mirada de largo plazo y referente para otros procesos de planificación y evaluación
lo que ayuda a definir las líneas de trabajo de las áreas sustantivas.

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En el marco de la planificación estratégica se realizan los planes operativos anuales
(POA) donde se definen resultados, indicadores, acciones, presupuestos,
responsables, medios de verificación, cronograma en función de los procesos
educativos y sus componentes para su ejecución en un año.

Como producto del Sistema de Mejora de la Calidad en sus fases de Evaluación,


Reflexión y PLanificación se plantean los planes de mejora de cada centro educativo
donde se propone el problema a atender, metas, líneas de mejora, acciones,
resultados e indicadores de resultado como ruta de trabajo específica de cada
centro para un espacio de cuatro años.

Todos estos planes plasman lo que Fe y Alegría, sus instancias y centros


educativos se proponen realizar y esto es lo que va a constituirse en objeto de
monitoreo para chequear que en el caminar no se pierda la dirección, el accionar y
modo de proceder marcado y efectivamente pueda potenciar el desarrollo de los
procesos educativos y sus dimensiones en aras de transformar contextos y
personas. Es muy importante tener claridad en los procesos educativos, lo que
comprenden, se busca y espera con cada uno de ellos.

Los planes operativos plantean resultados, indicadores, acciones, entre otros


elementos por cada proceso educativo, esto constituye el marco desde donde se
debe hacer el seguimiento. También es muy importante tener claridad en los
indicadores de calidad de cada uno, estos indicadores de calidad los hemos referido
cuando hemos planteado el acompañamiento porque también son fundamentales
para su puesta en práctica, los mismos se encuentran en el anexo 6.

Dimensiones y desempeño de equipos de trabajo

En el Horizonte Pedagógico Pastoral de Fe y Alegría Ecuador (Fe y Alegría, 2015)


se plantea un Sistema de Gestión de los centros que busca orientar la acción
educativa desde la educación popular. Se trata de un sistema basado en
dimensiones que están presentes en la escuela y cuya gestión permite el desarrollo
de los diferentes procesos. Estas dimensiones de la escuela son los macro
aspectos esenciales y complementarios que la constituyen, en cada dimensión
tenemos equipos de trabajo que llevan adelante la gestión de la misma. Estas son:

• Dimensión pedagógica: en la que se concibe los procesos de la escuela como


acciones educativas y formativas desde una visión integral del ser humano.

• Dimensión pastoral: que entiende los procesos alineados a la formación en


valores humano cristianos desde una espiritualidad transformadora, que aborda a la
persona como centro de todo acontecer educativo.

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• Dimensión administrativa - organizacional: donde se asumen los procesos
educativos como parte de una organización en red, desarrollando los mismos en el
marco de la misión y visión de Fe y Alegría.

• Dimensión comunitaria – convivencial: donde se promueve un centro educativo


abierto a fomentar una cultura de colaboración y corresponsabilidad para
transformar el contexto a partir de los vínculos que se establecen con todos las/los
actores de la comunidad educativa y del entorno local.

• Dimensión específica del contexto: en la que se concibe que cada escuela tiene
elementos particulares que, partiendo de sus contextos diversos, los diferencias de
los demás de la red.

Cada una de ellas se gestiona a través de un equipo que debe tener unos
determinados roles y funciones, tareas y responsabilidades de acuerdo a sus planes
operativos y de mejora. Estos roles y funciones deben ser del conocimiento de todos
los que forman parte de los equipos.Hacer seguimiento a este desempeño permite
asegurar que los equipos que llevan adelante las acciones planteadas en los planes
las van poniendo en marcha.

Responsables del seguimiento

El seguimiento en el centro educativo se realiza internamente desde el rol del


equipo directivo que debe velar por el cumplimiento de estos planes y por el buen
funcionamiento de sus equipos de trabajo; y externamente al centro, a través de los
acompañantes regionales/zonales y nacionales quienes de manera permanente
siguen el desarrollo de estos planes y el desempeño de los equipos directivos.

También se hace seguimiento a los planes en las diferentes instancias


institucionales, en tal sentido, además de los centros educativos, se debe hacer
seguimiento a los equipos regionales/zonales y a los equipos que forman parte de la
Oficina Nacional de Fe y Alegría en el marco de la planificación estratégica
institucional y sus propios planes operativos.

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Preguntas para la reflexión

● ¿Qué añadirías, quitarías o ajustarías del planteamiento sobre el


seguimiento?
● ¿Cuáles son los planes que se ponen en marcha en tu centro educativo?
¿Son conocidos por la comunidad educativa, es revisada su ejecución, cómo
lo hacen?
● ¿Qué propones para mejorar el proceso de elaboración, ejecución y
evaluación de planes en tu centro educativo?

3.3. ¿Cómo hacer seguimiento?

El seguimiento en el centro educativo supone las siguientes acciones centrales:

● Revisar documentos necesarios para realizar el seguimiento (plan


estratégico, plan operativo, plan de mejora, proyectos, acuerdos de trabajo de
los equipos de dimensión, etc). Esta revisión dependerá del motivo del
seguimiento, por ejemplo, si se analizará la marcha del plan operativo de
centro, obviamente se debe revisar este plan.
● Reunirse con los equipos involucrados para dialogar sobre la marcha de las
propuestas, planes y proyectos o del trabajo de las dimensiones, del equipo
directivo o consejo escolar, según sea el caso. En este espacio se debe:
- Registrar la ejecución de las acciones planificadas
- Identificar avances, retrocesos, estancamientos, dificultades
- Acordar ajustes, tareas, compromisos

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- Valorar el espacio de diálogo
● Comunicar acuerdos
● Elaborar informe que contemple el registro del diálogo y los acuerdos.

Lo primordial del procedimiento se concentra en identificar y registrar cómo las


acciones y actividades se van ejecutando para reflexionar sobre lo que esto sugiere
considerando lo planificado. Esta reflexión crítica que se hace en diálogo con los
actores permitirá reconocer los avances, estancamientos o retrocesos que van
teniendo para tomar decisiones sobre cómo continuar el camino. Se proponen
criterios de seguimiento como una forma de identificar estos elementos:

• El avance: que explicita los logros y pasos que se van dando en relación a los
resultados anuales y a la meta propuesta en los planes operativos sin perder de
vista los planes estratégicos y de mejora.

• El estancamiento: identifica si los logros anteriormente alcanzados y dificultades


presentadas se mantienen en el mismo lugar cuando fueron identificadas a pesar de
haber tenido acuerdos de mejora y un recorrido de tiempo, acá es importante
develar las razones de ello en los espacios de diálogo en los equipos de trabajo..

• Los retrocesos: es posible que habiendo avanzado, se haya presentado tal


estado de dificultad en los equipos de trabajo, en los contextos o el funcionamiento
del centro que haya provocado una especie de “volver atrás” en relación a lo que ya
se había recorrido. Si hubiere esta situación también es muy necesario identificar
qué lo ha provocado para poder establecer acuerdos para los correctivos.

Para hacer seguimiento es fundamental revisar y tener claridad en documentos


básicos como los son:

● El Plan Estratégico institucional


● El Plan Operativo Anual Nacional, Regional/Zonal y de centro
● El PEI (Proyecto Educativo Institucional)
● El plan de mejora del Centro Educativo.
● La propuesta educativa institucional
● Los indicadores de calidad de los procesos educativos
● Los acuerdos establecidos colectivamente y consensuados en visitas o
espacios de trabajo anteriores

Todos ellos constituyen referentes desde donde se hace el seguimiento tanto


externo como interno del centro educativo. La persona que acompaña y hace
seguimiento debe tomar en cuenta lo pautado en ellos: objetivos, acciones,
actividades, tiempos, recursos, responsables para poder observar su marcha
considerando que todo ello está orientado, en definitiva, a la transformación de las

50
problemáticas y situaciones que se detectaron en la evaluación del centro y análisis
de contexto y que fueron objeto de la elaboración de tales planes.

Las acciones que hemos señalado se pueden ubicar en el antes, durante y después
del seguimiento, las presentamos indistintamente tanto para el equipo directivo de
centro como para los acompañantes externos al centro educativo:

Antes
● Conocer el centro educativo, sus equipos y contexto; tener claridad en la
situación que vive en relación a los procesos educativos y sus equipos
● Revisar documentos básicos ya referidos que darán claridad sobre los que se
debe tener en cuenta en relación a lo que el centro se ha propuesto y los
referentes para la observación de los procesos y gestión de las dimensiones.
● Trazar un plan de seguimiento considerando los acuerdos establecidos con
anterioridad, lo propuesto en los planes y la situación que vive el centro en
relación a los procesos educativos y dimensiones de trabajo.
● Revisar, construir, seleccionar instrumentos de observación y registro que
permita recoger la situación de los procesos y dimensiones y determinar su
avance, retrocesos, estancamientos, dificultades, desafíos. Proponemos
algunos instrumentos que pueden ayudar. (Ver anexo 12. Instrumentos de
seguimiento de procesos, proyectos, dimensiones, registro de
reuniones y ejemplo de formato para informe de seguimiento de
proyectos y procesos. Ver también anexo 6. Matriz de valoración de
procesos)
● Preparar el camino para el seguimiento creando un ambiente de confianza y
cercanía en las instancias involucradas, al propio tiempo que organiza los
tiempos, espacios, logística del seguimiento.

Durante
● Establecer comunicación cercana con la comunidad educativa, los equipos
de trabajo y la comunidad local generando diálogos horizontales que
promueven el compartir y la reflexión.
● Realizar reuniones con el equipo directivo y equipos de dimensión para
visualizar la marcha de los procesos educativos.
● Observar y registrar la práctica educativa o ejecución de acciones específicas
que dan cuenta de la marcha de los procesos educativos.
● Establecer acuerdos de mejora en función de las observaciones y registros
realizados o del contraste que se debe hacer con respecto a acuerdos
realizados con anterioridad.
● Valorar el proceso de seguimiento

Después

51
● Elaborar memorias e informes del seguimiento realizado (Ver anexo 12
Instrumentos de seguimiento. ejemplo de formato de registro de
reuniones e informe de seguimiento de proyectos/procesos)
● Organizar y comunicar los registros realizados, los acuerdos establecidos, las
memorias e informes y los cronogramas de seguimiento próximo.
● Comunicar a los equipos en instancias correspondientes Regionales/zonales
o nacionales la marcha del centro educativo y la valoración del seguimiento.
● Valorar el seguimiento en busca de su fortalecimiento identificando logros,
dificultades y sugerencias.

Preguntas para la reflexión


● ¿Cómo se podría generar o potenciar un ambiente propicio para el
seguimiento?
● ¿Qué se hace más complejo al momento de hacer seguimiento?
● ¿Cómo superar las dificultades del seguimiento?

4. Proceso y organización del acompañamiento


y seguimiento

En este apartado abordaremos cómo debe organizarse el acompañamiento y


seguimiento considerando las fases de diagnóstico, planificación, ejecución y
evaluación; las instancias que hacen acompañamiento y seguimiento y la
organización de los equipos para impulsar un acompañamiento integral y un
seguimiento adecuado.

52
4.1. Fases del acompañamiento y seguimiento
Tanto el acompañamiento como el seguimiento implican el desarrollo de las fases
de sensibilización, diagnóstico, planificación, implementación y valoración, mismas
que detallamos a continuación de manera genérica, pero que deben adecuarse
tomando en cuenta las diferencias o especificaciones adicionales en particular si se
trata de un acompañamiento pedagógico o personal/espiritual:

● Sensibilización

Iniciar un acompañamiento y/o seguimiento sin la preparación del ambiente propicio


puede generar rechazo, desconfianzas, miedos o inseguridades. De allí, que es
necesario construir el ambiente apropiado para acompañar y hacer seguimiento, de
tal modo que las personas no se sientan vigiladas o controladas, si no que puedan
ubicarlos en el lugar que tiene como acción de apoyo para el desarrollo de los
procesos y personas.

Ponerse en contacto a través de un diálogo cercano con las personas involucradas,


organizar con ellos/ellas las fases de diagnóstico y planificación, mantener la
comunicación en su ejecución y evaluación es crucial para crear la confianza y
apertura necesaria. Es conveniente poner en práctica diversos medios para la
comunicación como pueden ser las llamadas telefónicas, los correos institucionales,
el uso de canales digitales, la visita previa para la creación de una expectativa
positiva, entre otras.

● Diagnóstico

Se trata de conocer y reconocer el centro educativo, el estado en el que se


encuentran sus procesos y dimensiones, los equipos y las personas, sus
necesidades específicas, sus relaciones escolares, sus estados emocionales para
poder aterrizar contextualizando el acompañamiento y seguimiento.

La fase de Evaluación del Sistema de Mejora de la Calidad Educativa, entre otros


momentos de diagnóstico, arrojan información sustancial y relevante sobre el centro
educativo, sus procesos educativos, dimensiones y su contexto que debe ser
considerada para tener claridad en el punto de partida del acompañamiento y
seguimiento.

También si se han acordado acciones de mejora anteriores y la información


actualizada para comprender el momento en el que se encuentra el centro
educativo. Se requiere tener diálogos previos con personas del equipo directivo
especialmente para saber cómo se encuentran las personas, sus preocupaciones,

53
situación socio emocional, no solo a nivel del personal del centro, sino también en la
comunidad educativa en general, se precisa también tener conocimiento de los
planes y proyectos que se encuentren en marcha.

En el caso del acompañamiento y seguimiento interno que hace el equipo directivo


del centro educativo, también debe existir claridad en la situación de los procesos,
equipos y personas para, en el equipo directivo, priorizar necesidades y desplegar
acciones de acompañamiento y seguimiento como parte de su competencia.

● Planificación

No podemos improvisar el acompañamiento y seguimiento como hemos venido


señalando. Tanto en los equipos de acompañantes externos (regionales/zonales o
nacionales) como en los internos al centro educativo se debe, de manera colectiva,
elaborar un plan de acompañamiento y seguimiento que dé cuenta del qué, a
quiénes, cómo, cuándo se acompañará y hará seguimiento. Esto requiere de tiempo
y espacio que debe respetarse en la dinámica de trabajo.

Hacer el plan en colectivo permite tener una mirada de conjunto y articulada


especialmente si, tanto en los equipos directivos de centro, como en los equipos de
acompañantes externos, las personas se dedican a ver la marcha de determinados
procesos educativos de manera desintegrada; tener espacios para esta mirada
conjunta evita repeticiones, desgastes o superposición de acciones.

Es importante precisar el objetivo del acompañamiento y seguimiento, el qué se va a


acompañar o a seguir (planes estratégicos, operativos, de mejora, acciones
procesos, proyectos, equipos), a quién (docentes, personal administrativo, equipos
directivos, familias, estudiantes).

También se debe precisar cuáles van a ser las acciones de acompañamiento o


seguimiento, las estrategias a implementar (visitas áulicas y de centro, entrevistas,
comunidades de aprendizaje y de vida, etc) planteando también el tiempo en el que
se realizarán y los instrumentos que se utilizarán para el registro de la información.
Se debe dejar plasmado en documento esta planificación siguiendo un formato
adecuado que permita visualizar los elementos comentados.

● Ejecución

Es el momento de poner en marcha el acompañamiento y seguimiento, aquí


recalcamos la necesidad de potenciar relaciones de cercanía y diálogo, haciendo
ejercicio de escucha activa y asertiva en un ambiente que permita que los equipos y
las personas se sientan fortificadas, alentadas, animadas, al propio tiempo que
desafiadas y esperanzadas.

54
En este momento se debe registrar información sobre la marcha de los procesos y
dimensiones; y también sobre los procesos personales en el caso de que estemos
como acompañantes externos desarrollando acompañamiento personal/espiritual.

Para el registro de información podemos hacer uso de una serie de instrumentos


que faciliten este registro, por ejemplo: listas de cotejo, registros de campo, registros
de observación, memorias, entre otros. La información será recogida para ser
reflexionada en reuniones con los equipos directivos o de dimensión, comunidades
de aprendizaje o interaprendizaje, o con el colectivo de educadores(as).

Subrayamos que no se trata simplemente de dar cuenta del cumplimiento o no de


actividades, sino de reflexionar sobre el camino recorrido, sobre el ejercicio de la
práctica, sobre el por qué estamos en el lugar donde nos encontramos, por qué
avanzamos o porqué no logramos hacerlo, teniendo una mirada del proceso en su
conjunto y de los pasos dados. En este sentido, no basta con simplemente marcar
en un listado de acciones si está hecho o no, o si estamos en avance o iniciado.
Para evitar esto es importante siempre poner la pregunta reflexiva sobre el sentido
de lo que estamos haciendo, los resultados que está generando, el sentido de los
avances,las causas de las dificultades, los sentires que se van tejiendo en el
caminar.

● Evaluación

Debemos evaluar el acompañamiento y seguimiento con todos los actores


involucrados, para lo cual es importante tener espacios de cierre. No podemos
presuponer que todo está bien o mal, o quedarnos solo con la interpretación
personal, debemos tener la mirada de aquellos quienes son acompañados o con
quienes estamos haciendo seguimiento.

El registro de la apreciación de las personas y equipos del centro educativo también


es importante realizarlo para nuestra propia reflexión y la mejora interna que
debemos ir realizando desde la función que se tiene en los equipos, tanto
regionales/zonales, como nacionales; pero también en el equipo directivo del centro
educativo. Esto permitirá adecuar o ajustar aquello que no ha sido del todo
provechoso, pertinente o formativo. Para ello es importante echar mano de
instrumentos que ayuden a realizar una evaluación que aporte al crecimiento de
acompañantes.

Los equipos regionales/zonales, nacionales y de dirección del centro educativo


deben constituirse en espacios donde se socializa y comparte la experiencia vivida
como acompañantes, generando en sí mismos esa dinámica de comunidad que
dialoga, se acompaña, revisa y retroalimenta lo que hace considerando la visión que
tienen los actores involucrados. Esto debe hacerse en un ambiente también de
escucha fraterna que ayude al crecimiento de todos y todas en su rol, a consolidar

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también el rol de las oficinas en su relación con los centros, siendo que todo ello
repercutirá en un mejor apoyo para la mejora de la calidad educativa y la innovación
en clave de transformación..

Preguntas para la reflexión

● ¿Cuándo y cómo realizas planes de acompañamiento y seguimiento?


● ¿Qué fase del acompañamiento y seguimiento te parece más significativa en
tu experiencia como acompañante?

4.2. Instancias del acompañamiento y seguimiento:


prioridades y criterios

Existen diferentes espacios donde tiene lugar la dinámica de acompañamiento y


seguimiento que se pueden diferenciar:
● Aula
● Centros Educativos
● Oficinas Regionales/Zonales
● Oficina Nacional

Diferenciarlos es importante por cuanto permite identificar cuáles son los niveles de
acompañamiento que se estructuran en la organización, en este sentido,
identificamos las instancias de gestión del acompañamiento y seguimiento:

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● El equipo docente y de bienestar estudiantil
Hace acompañamiento y seguimiento a sus estudiantes y familias en el marco del
proceso de enseñanza-aprendizaje y de convivencia y construcción de ciudadanía.
Debe cuidar el desarrollo integral del estudiante y su bienestar, de la mano con la
familia y el psicólogo, apoyando el logro de aprendizajes y el crecimiento socio
emocional. Para lo cual promueve el diálogo permanente, las visitas a los hogares,
las tutorías, el uso del portafolio, entre otras estrategias. Además, realiza
acompañamiento y seguimiento entre pares docentes con la finalidad de fortalecer
capacidades y habilidades en el desarrollo de sus clases atendiendo a la diversidad.

● El Equipo Directivo del Centro


Hace acompañamiento y seguimiento a la comunidad educativa, a los procesos y
equipos de dimensión, a los docentes, estudiantes y familias. Debe fomentar la
identidad institucional desde la misión, visión y valores del movimiento de Educación
Popular; su enfoque y metodología; potenciar una pedagogía y pastoral desde los
lineamientos y principios del movimiento; cuidar el reconocimiento del contexto para
el desarrollo de la acción pedagógica y de gestión; generar espacios de reflexión y
autorreflexión crítica sobre las prácticas; entre otros. Para ello debe garantizar
espacios y tiempos que hagan posible el diálogo y trabajo de equipo a nivel de
dimensiones, con el consejo estudiantil y comité de padres, madres y
representantes legales, promoviendo los ambientes adecuados para la convivencia
y el aprendizaje.

● El Equipo Regional y Zonal


Hace acompañamiento y seguimiento a los centros educativos, tanto a los equipos
de dimensión y a los procesos que llevan adelante desde una mirada amplia del
centro. Es la instancia desde la cual, de manera sistemática y cercana al centro, va
alimentando desde la perspectiva de Fe y Alegría, lineamientos o criterios de
reflexión sobre el modo de hacer lo educativo y se va animando a que los equipos
vayan ganando autonomía funcional. Estos equipos son quienes garantizan un
cuidado cercano y humano al personal del centro educativo a través de la formación
pedagógico pastoral, fortaleciendo el ser y quehacer desde la identidad de Fe y
Alegría.

● El Equipo Nacional
Hace acompañamiento y seguimiento a cada regional y zona sin perder el contacto
con los centros educativos; para apoyar y orientar la marcha de los procesos
pedagógico-pastorales, convivenciales y organizacionales de la Red de Fe y
Alegría, promover la reflexión sobre el desarrollo de los procesos educativos en el
marco de los planes operativos nacionales e impulsar líneas de formación en
atención a necesidades.

● La Subdirección y Dirección Nacional

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Hacen acompañamiento y seguimiento a las áreas de pedagogía y pastoral, como
procesos sustantivos del movimiento de Fe y Alegría a partir del Estatuto Orgánico
de Procesos y Plan estratégico.

Preguntas para la reflexión:

● ¿En cuál instancia te ubicas y cómo realizas acompañamiento en ella?


● Elabora un gráfico o infografía donde expreses los roles y funciones que
consideras debe cumplir las personas que acompañan?

A modo de cierre

Fe y Alegría Ecuador tiene un recorrido significativo en el campo del acompañamiento


y seguimiento a sus centros educativos e instancias de la organización. Este camino
ha generado aprendizajes traducidos en propuestas, reflexiones, experiencias,
metodologías e instrumentos que dan cuenta del proceso vivido.

A la luz de ese camino, el acompañamiento y seguimiento sigue planteando desafíos


para los equipos. Está planteado el reto grande de transformación de la educación y
del acompañamiento como una de las vías para aportar para el cambio necesario.
Tenemos que construir comunidades que se acompañan integralmente como
dinámica propia de una cultura de cuidado del otro y otra y de reflexión permanente
para mejorar las prácticas que desarrollamos en aras de esa transformación que
buscamos.

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Tenemos el desafío de construir los espacios, lugares, tiempos, agendas para
aprender a brindarnos las manos y alimentar mejores relaciones que nos ayuden a
crecer como profesionales, personas y ciudadanos(as).

Bibliografía

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Anexos

Anexo 1. Indicadores de calidad de procesos educativos.

Anexo 2. Ficha de observación de clase.

Anexo 3. Guía de observación para el o la docente observador(a).

Anexo 4. Guía de observación para el rol de facilitación en la observación de aula.

Anexo 5. Guia de diálogo formativo.

Anexo 6. Matriz de valoración de procesos educativos para visitas de centro

Anexo 7. Momentos de una jornada de interaprendizaje

Anexo 8 Momentos de un encuentro de comunidad transformadora

Anexo 9. Cuestionario sobre escucha activa

Anexo 10. Guiones de preguntas para la entrevista personal.

Anexo 11. Formato de registro de acciones tutoriales

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Anexo 12. Instrumentos de seguimiento de dimensiones y registro de reuniones

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