Está en la página 1de 8

“AÑO DEL BICENTENARIO, DE LA CONSOLIDACIÓN DE

NUESTRA INDEPENDENCIA, Y DE LA CONMEMORACIÓN


DE LAS HEROICAS BATALLAS DE JUNÍN Y AYACUCHO.”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

“ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO”

Estudiante:
 SAAVEDRA FLORES ANDREA SADITH

Docente:
 ABG. WALTER CAMBERO ALVA

Grupo:
1

Curso:
Teoría General Del Proceso

IQUITOS -PERÚ
2024
ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO

Los Principios Procesales, vistos en su conjunto al interior de un ordenamiento,


sirven para poner de manifiesto el sistema procesal por el que el legislador ha
optado. Es ésta también la razón por la que aparecen en el frontis del
ordenamiento, en este caso, en su Título Preliminar. Sin embargo, lo expresado
no obsta para dejar de reconocer que hay varios Principios Procesales que no
aparecen en el Título Preliminar del Código Procesal pero que sin duda alguna
forman parte de su sistemática, incluso de la concepción del proceso que el
Código ha optado.
El Código Procesal Civil se alinea, como resulta evidente de su contenido, a
una concepción publicística del proceso civil. Es decir, considera que lo
trascendente en él es la función pública que cumple el Estado -a través de su
órgano jurisdiccional- tanto para hacer efectivo el derecho como para lograr la
paz social en justicia como aspiración última de la sociedad, a través de la
solución de conflictos de intereses.
Por esta razón, los Principios Procesales acogidos en el Título Preliminar son
expresiones de tal tendencia. Sin embargo, debe advertirse que su aplicación
exige una interpretación reflexiva que trascienda su sentido literal o histórico
cada vez que sean utilizados, privilegiándose los valores vigentes en la
sociedad al momento de su aplicación.
Estamos abogando por la relativización de los conceptos y de los principios
jurídicos. Es indispensable que el Juez advierta que los principios son pautas
orientadoras de su decisión, en tanto éste los somete al cotejo con las
necesidades y los intereses sociales al tiempo de su uso.
Se trata, en definitiva, de una interpretación creadora de los principios, que
hagan concordar éstos con los valores presentes en la sociedad y en su
dinámica. Un principio procesal recogido en el Título Preliminar será útil en
tanto penetre en la escena misma de la vida, se nutra del drama diario de una
Comunidad que aspira a ser mejor, y, en definitiva, permita al Juez decidir en
justicia.
A continuación, desarrollaremos los Principios procesales que aún cuando no
están regulados expresamente en el Código, forman parte de su espíritu.
Principio de contradicción: También se le conoce como Principio de
Bilateralidad y, como su nombre lo indica, consiste en que todos los actos del
proceso deben realizarse con conocimiento de las partes, aun cuando más
específicamente queremos decir que todo acto procesal debe ocurrir con la
información previa y oportuna, al contrario.
Adviértase que lo trascendente es el conocimiento, la actividad que el noticiado
o informado realice puede o no ocurrir, ese es un tema secundario, lo
importante es que conoció el acto en el momento oportuno. Esta es la razón
por la que el Principio en estudio está directamente ligado al objeto de la
notificación.
En la evolución de los estudios procesales, contemporáneamente se considera
la existencia de un deber del emplazado de comparecer. Es decir, así como
toda persona tiene el derecho de recurrir al Estado pidiendo tutela
jurisdiccional, asimismo, ésta tiene el deber de comparecer cuando en ejercicio
de dicha tutela otra persona le pide al Estado lo emplace para el inicio de un
proceso.
Ante la imposibilidad de regular una sanción específica contra quien no
comparece, dado que tal acto importaría una violación a la libertad individual,
se ha optado por que los mecanismos de sanción de la rebeldía o contumacia
sean más enérgicos y, sobre todo, referidos a la situación procesal del
emplazado, la que sufre un disvalor cuando éste no comparece, al extremo que
bien puede significar la pérdida del proceso.

Principio de publicidad: Esta vez el concepto publicidad no está tomado en el


sentido de difusión, sino simplemente en sentido contrario a reservado. La
actividad procesal es una función pública, en tal virtud, constituye una garantía
de su eficacia que los actos que la conforman se realicen en escenarios que
permitan la presencia de quien lo quisiera.
El servicio de justicia debe dar muestras permanentes a la Comunidad que su
actividad se desenvuelve en un ambiente de claridad y transparencia.
Para ello, que mejor ocasión que convertir en actos públicos todas sus
actuaciones. Este conocimiento por parte de los justiciables de la actividad
judicial, les concede la seguridad de que el servicio se brinda correctamente.
Conviene recordar que esta publicidad no estuvo siempre presente en el
proceso civil. Al contrario, se trata de una conquista política respecto del
proceso secreto e inquisitivo que estuvo vigente en la legislación europea de
hace algunos siglos. Cierto es también que a la fecha su reconocimiento es
casi unánime.
Por cierto, el Principio de Publicidad admite excepciones. las que van a
depender menos del proceso y más de la naturaleza de la pretensión que se
discute. Así lo expresa Millar1 quien siguiendo el criterio germánico encuentra
1
MILLAR. ROBERT WYNESS. Los Principios ... , op.cit. pág.186.
tres clases de publicidad: una general (allgemeine Oeffentlichkeit), una mediata
(mittelbare Oeffentlichkeit) y una inmediata (Partteioeffentlichkeit). Es decir, una
publicidad para todos, otra para algunos y otra exclusivamente para las partes.
Esta última sería por ejemplo en los casos de divorcio por causal, filiación y
aquellos en los que el Juez considere necesaria tal restricción.

Principio de motivación: El que las resoluciones judiciales estén (bien)


motivadas es, sin duda, una gran conquista de la humanidad entera. La
motivación de las resoluciones es un principio básico del Derecho procesal, su
importancia, más allá del tratamiento de temas conexos como la naturaleza del
razonamiento judicial y la logicidad de las decisiones, radica en que trae a
colación la función legitimadora de este principio con relación al servicio de
justicia.
En la jurisprudencia nacional, el Tribunal Constitucional Peruano y las
respectivas instancias judiciales han reconocido la debida motivación como
elemento de un debido proceso, y que, como tal, debe estar presente en todo
tipo de proceso o de procedimiento. Así, el Tribunal Constitucional peruano se
ha pronunciado en el siguiente sentido: el contenido constitucionalmente
protegido del derecho fundamental al debido proceso está comprendido el
derecho a la motivación de las resoluciones. Si se interpreta restrictivamente el
artículo 139º, inciso 5 de la Constitución, el cual prevé que: “son principios y
derechos de la función jurisdiccional (...) 5. La motivación escrita de las
resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero
trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de
hecho en que se sustentan (...)”.
Por otro lado, la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de la República ha
declarado textualmente lo siguiente: “Tercero. - Que, conforme a lo establecido
en el inciso cuarto del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil, toda
resolución debe contener la expresión clara y precisa de lo que se decide u
ordena, respecto de todos los puntos controvertidos; Cuarto. - Que, dicho
mandato guarda consonancia con la exigencia constitucional de la motivación,
entendiéndose que esta constituye un elemento eminentemente intelectual,
que expresa el análisis crítico y valorativo llevado a cabo por el juzgador,
expresado conforme a las reglas de la logicidad y comprende tanto el
razonamiento de hecho como el de derecho en los cuales el juzgador apoya su
decisión”.
En el ámbito procesal, cuando se habla de la obligación de motivar las
sentencias, lo que se quiere decir es que éstas deben ser fundamentadas.

Principio de cosa juzgada: El proceso es una secuencia de actos procesales


que se inicia con una demanda, que contiene una o varias pretensiones, y
culmina con una sentencia definitiva y firme, esto es, consentida o ejecutoriada,
que debe ejecutarse. La sentencia queda consentida por no haberse
interpuesto recurso impugnatorio alguno y ejecutoriada cuando se agotaron las
instancias respectivas. Pero, ¿por qué la sentencia que dicta un juez debe
adquirir la característica de definitiva? ¿Qué es lo que hace que la sentencia,
consentida o ejecutoriada, no pueda ser revisada por otro juez o el mismo
juez? En realidad, por razones de utilidad social se introduce un límite de
discutibilidad de lo decidido”. Son razones de orden político, más que jurídicas,
por las que se decide dotar a las decisiones judiciales de inmutabilidad”.
El acto procesal que dicta el juez dentro de un proceso, con las garantías
mínimas para las partes, denominado sentencia, se convierte en irrevocable,
por decisión política, que decide conceder dicha fuerza a la función
jurisdiccional, a través del principio de preclusión. Esta irrevocabilidad que
adquiere la sentencia, consentida o ejecutoriada, es lo que se denomina
COSAJUZGADA”.
COUTURE, define la cosa juzgada como "la autoridad y eficacia de una
sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de impugnación que
permitan modificarla"”, Dos conceptos son fundamentales en la definición de
Couture: autoridad y eficacia. Mediante la primera se destaca el poder de
mando, la calidad, el atributo propio del fallo que expresa el órgano
jurisdiccional cuando ha adquirido carácter definitivo. Mediante la eficacia se
garantiza la inimpugnabilidad, la inmutabilidad y la coercibilidad del fallo, en
otras palabras, la efectividad del mismo.
Como puede observarse, el significado no representa lo que literalmente podría
significar la cosa juzgada; ni siquiera individualmente considerada cada una de
las expresiones, ni la suma de las dos. Es algo más que su significado literal,
porque traduce una de las cualidades de la función jurisdiccional, esto es, la
autoridad, pero, además, eficacia. Autoridad, porque lo resuelto por el órgano
jurisdiccional adquiere carácter definitivo, sin que autoridad alguna pueda
modificarla; ninguna ley emanada del Poder Legislativo, ninguna disposición
legal del Poder Ejecutivo, pueden modificar la sentencia dictada por un juez;
dicha sentencia es irrevocable. Eficacia, porque lo resuelto por un juez es
ejecutable utilizándose la coerción, el ius imperium, de ser necesario.
GUASP, por su parte, utilizando sus propias expresiones, pone el acento en los
dos aspectos remarcados por Couture. En efecto, el procesalista español,
señala lo siguiente: “La cosa juzgada en sentido amplio es, pues, la fuerza que
el derecho atribuye normalmente a los resultados procesales. Esta fuerza se
traduce en un necesario respeto y subordinación a lo dicho y hecho en el
proceso. El proceso, en virtud de la figura de la cosa juzgada, se hace
inatacable, y cosa juzgada no quiere decir, en sustancia, sino inatacabilidad de
lo que en el proceso se ha conseguido.”
Principio de iniciativa de parte: El proceso se promueve sólo a iniciativa de
parte, la que invocará interés y legitimidad para obrar. No requieren invocarlos
el Ministerio Público, el procurador oficioso ni quien defiende intereses difusos.
Las partes, sus representantes, sus Abogados y, en general, todos los
partícipes en el proceso, adecúan su conducta a los deberes de veracidad,
probidad, lealtad y buena fe.
El Juez tiene el deber de impedir y sancionar cualquier conducta ilícita o
dilatoria." Más allá de sus bondades, ningún sistema procesal -ni siquiera el
publicístico - puede ser acogido en su integridad. La máxima de que todo
extremo es perjudicial tiene en este caso mucho sentido. Así, siempre será
indispensable que una persona ejerza su derecho de acción como punto de
partida de la actividad jurisdiccional del Estado. Hay incluso algunas
expresiones que a manera de principios recorren los estudios procesales
( "nemo iudex sine actore" [no hay juez sin actor] o "wo kein Klager ist, da ist
auch kein Richter" [donde no hay demandante, no hay juez]).
La iniciativa de parte suele denominarse también en doctrina "principio de la
demanda privada", para significar la necesidad que sea una persona distinta al
Juez quien solicite tutela jurídica.
Camelutti2 se refiere a este Principio de la siguiente manera: " ... la iniciativa de
las partes es indispensable no sólo para pedir al Juez la providencia, sino
también para poner ante su vista los hechos de la causa. "Sin este perro de
caza" el Juez no llegaría nunca a descubrirlos por sí mismo. Que aún en las
rarísimas hipótesis en que podría lograrlo no lo deja la ley obrar por sí,
depende no de la consideración de que en los procesos civiles la justicia sea
un asunto de las partes, sino de que, si no se pone a su cargo el riesgo de la
iniciativa en este terreno, no pueden las partes ser suficientemente estimuladas
en su cometido de mediadoras entre los hechos y el Juez … "
Aun cuando hoy sea un asunto del pasado, debe recordarse que el Principio de
la iniciativa de parte marcó la diferencia sustancial entre los sistemas
procesales occidentales (civillaw y common/aw) del sistema de los países
orientales. En éste se regula, en algunos casos, el inicio del proceso por acto
del mismo tribunal, como lo describe Cappelletti.
Dentro de una concepción científica, pero a la vez clásica del proceso, la norma
en estudio exige que quien ejercita su derecho de acción afirme -no acredite ni
pruebe- que tiene interés y legitimidad para obrar. Es decir, que invoque que su
conflicto no tiene otra solución que no sea la intervención del órgano
jurisdiccional y. asimismo, que el proceso se desarrolla entre las mismas
personas que forman parte del conflicto material o real que dio lugar al proceso
o entre quienes de ellas deriven sus derechos.

2
CARNELUTII, FRANCESCO. Estudios de Derecho Procesal. Trad. de S. Sentis Melendo, Buenos Aires,
1952, T. 1, pág. 95.
Principio de congruencia: La congruencia procesal constituye el principio
normativo que delimita el contenido de las resoluciones judiciales que deben
proferirse de acuerdo con el sentido y alcance de las peticiones formuladas por
las partes para que exista identidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones.
Así lo estableció la Corte Suprema mediante la sentencia recaída en la
Casación Nº 1099-2017 Lima, que, al declarar fundado el recurso interpuesto
dentro de un proceso de cumplimiento de contrato, delineó los alcances del
principio de congruencia procesal, acogiendo la postura jurídica del
procesalista Hernando Devis Echandia.
Fundamento
En atención a este principio, los jueces deben resolver los autos en
concordancia con los fundamentos de hecho y de derecho postulados en la
demanda; teniendo en cuenta que hacer lo contrario implica la afectación al
debido proceso.
En ese contexto, la sala agrega que el principio de congruencia procesal se
encuentra íntimamente relacionado con el derecho a la debida motivación de
las resoluciones y con el principio de iura novit curia, regulado en el segundo
párrafo del artículo VII del Título Preliminar del Texto Único Ordenado (TUO)
del Código Procesal Civil (CPC), concordante con los artículos 50° inciso 6) y
122° inciso 4) del mismo cuerpo legislativo.
Conforme al artículo VII del Título Preliminar del TUO del CPC, el juez debe
aplicar el derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado
por las partes o lo haya sido erróneamente. Sin embargo, no podrá ir más allá
del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos a los alegados por las
partes.
En tanto que según el artículo 50° inciso 6) de este texto legal, es deber de los
jueces en el proceso fundamentar los autos y las sentencias, bajo sanción de
nulidad, respetando los principios de jerarquía de las normas y el de
congruencia.
Por su parte, el artículo 122° inciso 4) del citado código refiere que las
resoluciones deben contener la expresión clara y precisa de lo que se decide u
ordena, respecto de todos los puntos controvertidos. Si el juez denegase una
petición por falta de algún requisito o por una cita errónea de la norma aplicable
a su criterio, deberá en forma expresa indicar el requisito faltante y la norma
correspondiente, añade tal disposición.
En función de esto, el supremo tribunal determina que en toda resolución
judicial debe existir coherencia entre lo solicitado por las partes y lo finalmente
resuelto, sin omitirse, alterarse o excederse estas peticiones (congruencia
externa); y, armonía entre la motivación y la parte resolutiva (congruencia
interna).
Principio de impugnación privada: El principio de impugnación privada es un
concepto fundamental en el derecho procesal que establece que las partes
involucradas en un proceso judicial tienen el derecho y la facultad de impugnar
las decisiones judiciales que consideren incorrectas o desfavorables para sus
intereses. Este principio garantiza que las partes tengan la oportunidad de
cuestionar las resoluciones judiciales mediante los recursos legalmente
establecidos.
En el contexto de un proceso legal, este principio se traduce en que las partes
pueden interponer recursos, como apelaciones o casaciones, para impugnar
las decisiones del juez o tribunal que consideren injustas o erróneas. De esta
manera, se promueve la igualdad de armas entre las partes y se asegura que
el proceso sea justo y equitativo.
El principio de impugnación privada también implica que las partes tienen la
responsabilidad de ejercer sus derechos procesales de forma oportuna y
adecuada, respetando los plazos y procedimientos establecidos por la ley.
Además, este principio contribuye a la transparencia y la rendición de cuentas
en el sistema judicial, ya que permite que las decisiones judiciales sean
revisadas y corregidas si es necesario.

También podría gustarte