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En el reino de la espiritualidad, donde la luz dorada irradia energía y claridad, se despliega un

majestuoso escenario de triunfo. En el extremo izquierdo de este paisaje, un pájaro alado,


emblema de alegría y felicidad, lleva consigo mensajes de comunicación y anuncios de viajes
auspiciosos.

En el límite entre los planos espiritual y mental, resplandece un Sol alado, símbolo de la vida
más allá de la muerte. Sostenido por cuatro sólidas columnas que representan la estabilidad y
los elementos fundamentales del universo, este Sol actúa como protector de un joven que
ocupa el centro del escenario.

El joven, coronado con una diadema que encierra la dualidad de la existencia humana, empuña
el cetro del poder material en su mano izquierda y la espada del pensamiento en su derecha.
Su carro, tirado por dos figuras místicas, fusiona los planos mental y físico en una sola entidad,
reflejando la íntima conexión entre la mente y la acción.

Una de las figuras mira hacia el cielo, con cabellos azules que simbolizan la profundidad del
mundo inmaterial, mientras que la otra, con cuerpo negro y verde, representa el dolor y el
poder de la procreación. En esta amalgama de símbolos, una fuerza astral infunde imaginación
y sacrificio por causas más elevadas.

En el lado derecho del paisaje, una antigua escritura otorga discernimiento y libre albedrío,
invitando al joven a tomar decisiones y enfrentar las oposiciones con determinación. Asociada
con un número simbólico, esta escritura representa el reposo después de haber cumplido una
tarea y la conciencia del lugar propio en el mundo.

El triunfo, en su acto de evidenciar su naturaleza dual, simboliza una fuerza operante y la


trascendencia de la causa final. En los diferentes planos, propende a la ascensión del espíritu
sobre la materia, la eliminación de dudas por la luz del intelecto y la inspiración de deseos e
impulsos de superación.

En el reino de las predicciones, el triunfo augura la superación de obstáculos con voluntad y


perseverancia, logros relevantes en lo laboral y económico, reconciliación en relaciones
sentimentales y amistades firmes y leales. Sin embargo, en su aspecto negativo, señala
obstáculos en proyectos, demoras, pérdida de dominio sobre situaciones y uno mismo, así
como problemas laborales, discusiones en relaciones y estancamiento económico.

En resumen, el triunfo es un llamado a la autodisciplina, la voluntad de superación y la


capacidad de discernir entre las diferentes opciones que se presentan, recordando siempre
que la verdadera victoria reside en el equilibrio entre el intelecto y la intuición, la mente y el
corazón.

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