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VERDADERAS HERMANAS Y SAMARITANAS

Cuidado, solicitud, responsabilidad por la otra

1.- ¿Qué resonancias o invitaciones me quedan de la lectura de la parábola del buen


samaritano en clave de comunión-fraternidad?

2.- El samaritano “cuidó” del hombre herido… (Lc 10,34).

* ¿Quiénes son, en este momento, importantes para mí, de modo que me sienta
responsable de ellas, de su crecimiento humano y en su fe, de su destino, sufrimiento,
éxitos… en definitiva, de su vida? ¿De quién cuido en mi comunidad?
*¿Quién cuida de mí?
*Hago un COLOQUIO con Jesús sobre este punto.

3.- El Papa Francisco nos ha estado invitando a la <<revolución de la ternura>>, a “cuidar la


fragilidad”, a la atención a los pequeños y los más débiles, a la delicadeza y a la bondad.

a) ¿Me ha significado algo a mí esta invitación a la revolución de la ternura? ¿Estoy


modificado algo?
b) ¿se da en mí el <<miedo a la ternura>> del que habla Francisco? ¿En qué?
c) ¿Cómo manifiesto la ternura en mi comunidad religiosa o pastoral, en mi familia, con
amistades…?
d) ¿En qué rostros concretos soy invitada ahora a expresar mi ternura, a expresar
cariño, cercanía, cuidado, solicitud?
e) ¿Por quiénes me dejo yo cuidar, defender, proteger, curar?
f) ¿Qué ambiente de solicitud y cuidado hay en nuestra comunidad? ¿Nos interesamos
unas por las otras? ¿nos desentendemos unas de otras? ¿Qué cosas tendrían que
cambiar?

4.- Recorro mi historia para ver si con el paso del tiempo mi corazón se va volviendo más
“samaritano”. ¿Qué rasgos vivos con más fuerza y cuáles noto más ausentes en mí?

* Analizo si me voy volviendo mujer religiosa con sensibilidad y corazón cercano hacia
mis hermanas. Si tengo de verdad afecto fraterno por las hermanas de vocación…
* ¿Va siendo mi corazón cada día más parecido al de Jesús misericordioso y compasivo?
Para compartir

En este diálogo, tener presente de modo especial la relación entre las hermanas de ésta
comunidad y de otras distintas comunidades. El modo de mirarnos y relacionarnos entre
nosotras, el interés de unas por otras, la pertenencia, el espíritu del cuerpo y el sentido de la
familia.

1.- ¿Cómo valoramos la vivencia de la misericordia, el cuidado y la solicitud de nuestra


comunidad y toda la congregación?

2.- ¿Circula la solicitud y el cuidado de la hermana entre nosotras? En nuestra vida


cotidiana y en el ambiente de la congregación, ¿somos hermanas solícitas y compasivas?
¿se siente en nuestra comunidad y en nuestras relaciones la misericordia, la ternura, el
cuidado mutuo?; ¿nos ayudamos a llevar nuestras cargas, nuestras heridas, cansancios y
preocupaciones?

3.- ¿Cómo son tratadas las más débiles, las enfermas, las que han fallado, las menos
dotadas, las desanimadas…?

4.- ¿Hay signos de falta de misericordia y cuidado de la hermana? ¿Se dan entre
nosotras actitudes o climas de frialdad, indiferencia, dureza, juicio…?

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