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ME CONOZCO, TE

RESPETO Y NOS
IDENTIFICAMOS

10 / 01 / 2023
Es un programa diseñado
para ayudar a los
adolescentes a
reconocerse y proyectarse
en la construcción de su
proyecto de vida, también
es una herramienta de
apoyo para maestros,
consejeros y demás
personas que trabajan con
los jóvenes. Me conozco y
me proyecto, contiene
actividades prácticas,
amenas y fáciles de
realizar. Están diseñadas
teniendo en cuenta cuatro
aspectos que a su vez
contienen subtemas
relacionados. Aptitud para
identificar, analizar y
evaluar las habilidades
propias VIDA ESPIRITUAL
ASPECTO SOCIO AFECTIVO
Y EMOCIONAL
El presente trabajo
trata sobre
información acerca
de un problema social
como es la violencia
de género, para ello
se elaboró una
entrevista con el fin
de informar y tomar

RODRIGO
ALEJANDRO Este trabajo dedico a
mi madre por su amor,

ESCOBAR TORRES trabajo y sacrificio en


este año gracias a ella
he logrado llegar hasta

07/10/2010 aquí́ y convertirme en lo


que soy.

CURSO: A mis maestros por los


conocimientos
OCTAVO “B” impartidos en clase,
sus enseñanzas han
permito el buen
INTRODUCCION

La violencia se afirma como una problemática de grandes dimensiones de la que, a


diario, casi siempre sin éxito, tratamos de escapar; pero nos rodea, nos afecta de una u
otra manera, nos genera inseguridad y temor. También es probable que con
regularidad ejerzamos violencia sin darnos cuenta o sin poner atención en ello. Al
contrario, en parte influenciados por la cantidad de información, volvemos la vista a la
nota roja, a la violencia que otros ejercen y a sus consecuencias más severas.

En este contexto, es común que nos formemos opinión, a veces incluso en contra de
las víctimas y a favor de la violencia cometida, que señalemos culpables, hagamos la
vista gorda o que nos indignemos ante esta realidad descomunal. Pero pocas veces nos
detenemos a reflexionar sobre el proceso que condujo a una persona, o grupo de
personas, a verse involucrada en un hecho violento; ni analizamos porqué unas son
víctimas de la violencia con mayor frecuencia que otras personas.

Sin embargo, cuando el tema que nos ocupa es la prevención de la violencia, la


reflexión y el análisis de esta realidad son una condición ineludible. En este sentido, las
páginas que siguen están dedicadas a discutir y entender el concepto de violencia,
cómo se origina, cuáles son los factores asociados a su generación, cuáles son sus
consecuencias y cómo nos afectan. El objetivo es contar con un marco teórico y
conceptual básico sobre la violencia, que nos permita hablar con propiedad del
problema, que facilite su análisis y nos ayude a enfrentar el reto de trabajar en la
prevención.

Muchos autores creen que la violencia se debe a la influencia de la sociedad en los


jóvenes, ya que aprenden observando a la sociedad, ya sea en la televisión, en la
escuela o en casa. Pero también hay autores que sostienen que, según las
investigaciones, las personas siempre se han comportado de forma violenta con otras
criaturas para protegerse. Por supuesto, el estudio de estas formas de violencia desde
diferentes campos del conocimiento dificulta no sólo su estudio en conjunto, sino
también la adopción de una definición clara y unificada.

Por otra parte, esta multiplicidad de enfoques de la violencia desde distintos campos
disciplinarios permite tanto examinar la violencia en toda su complejidad como
identificar con mayor precisión sus causas, la forma de representarla y las dinámicas o
funciones adoptadas en los distintos estudios sobre la violencia. Este proyecto intenta
identificar claramente esta tensión entre diferentes autores y perspectivas sobre la
violencia de género en su concepto, tipos, origen, principales características y como se
manifiesta en nuestro país.
¿QUÉ ES VIOLENCIA?
La violencia es la cualidad de violento o la acción y efecto de violentar o violentarse. Lo
violento, por su parte, es aquello que está fuera de su natural estado, situación o
modo; que se ejecuta con fuerza, ímpetu o brusquedad; o que se hace contra el gusto
o la voluntad de uno mismo.
Según la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral
contra la Violencia de Género, en su artículo 1.1., define la violencia de género como
«la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad
y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por
parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado
ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia,
especificando en el artículo 1.3 que la violencia de género «comprende todo acto de
violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas,
las coacciones o la privación arbitraria de libertad».
No obstante, es importante tener en cuenta que la Violencia de Género no solo la
ejercen las parejas, exparejas o personas ligadas a las mujeres por vínculos afectivos,
sino que va mucho más allá, superando el entorno cercano de una mujer, ya que la
violencia de género puede ser ejercida por cualquier persona, en cualquier momento y
en cualquier lugar.
La Organización Mundial de la Salud define la violencia contra la mujer como «todo
acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico,
sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o
la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la
privada». Esta definición no hace alusión a personas concretas ni a ningún tipo de
vínculo afectivo, sino a los actos de violencia de género en sí que se ejercen sobre las
mujeres por el mero de hecho de ser mujeres.
Vidal (2008) la definen como “la violación de la integridad de la persona “, la cual
“suele ejercerse cuando interviene la fuerza física o la amenaza de su uso, pero
también cuando se actúa en una secuencia que causa indefensión en el otro”, por lo
que este autor la considera un proceso en el que participamos todos y no un simple
acto cuyo fin es la afirmación del “dominio” a través del cual busca el “control” de la
presencia y las condiciones del estar, así como hacer del otro un medio considerándolo
como propio y operando siempre sobre el “estar” del sujeto.
Brownw (2007) indica que es necesario tener claro la diferencia entre tres conceptos
claros: abuso, violencia y acoso. La violencia ya la hemos definido pero en el caso del
abuso es preciso señalar que se refiere a una situación en la que la víctima es menor o
que posee unas capacidades disminuidas o se encuentra en una situación de
inferioridad.
La violencia, por lo tanto, es un comportamiento deliberado que puede provocar
daños físicos o psíquicos al prójimo. Es importante tener en cuenta que, más allá de la
agresión física, la violencia puede ser emocional mediante ofensas o amenazas. Por
eso la violencia puede causar tanto secuelas físicas como psicológicas.
TIPOS DE VIOLENCIAS

En la actualidad se definen diferentes formas de violencia contra la mujer, ya que hay


muchas formas de maltrato y de abusos: violencia física, violencia económica, violencia
sexual, violencia psicológica…

Violencia física.- Comprende cualquier acto no accidental que implique el uso deliberado
de la fuerza, como bofetadas, golpes, palizas, empujones, heridas, fracturas o
quemaduras, que provoquen o puedan provocar una lesión, daño o dolor en el cuerpo de
la mujer. Es importante no olvidar que cualquier forma de violencia física es también una
violencia psicológica.

Violencia económica.- Limitaciones encaminadas a controlar los ingresos económicos, así


como la percepción de un salario menor por el mismo trabajo (discriminación laboral).

Violencia sexual.- Cualquier acto realizado por el agresor que atente contra el cuerpo y/o
la sexualidad de la víctima. Ocurre siempre que se impone a la mujer, mediante el
chantaje, las amenazas o la fuerza, un comportamiento sexual contra su voluntad, se
produzca por parte de su pareja o expareja, o por parte de otras personas.

Las diferentes manifestaciones que existen de violencia sexual son: Violencia sexual que
no implica contacto corporal: Exhibicionismo, mensajes obscenos por correo electrónico,
por el teléfono, por las redes sociales…, gestos y palabras obscenos, insultos sexistas,
acoso sexual, proposiciones sexuales indeseadas, forzar a ver material pornográfico,
voyerismo.

Violencia sexual con contacto corporal: Tocamientos, imposición de relaciones sexuales o


prácticas no deseadas, obligar a adoptar posturas que la mujer considera degradantes,
violación, entre otras.

Violencia contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres: Incluye cualquier
actuación que restrinja a las mujeres el ejercicio de su derecho a la salud sexual y
reproductiva (violencia obstétrica), afectando su libertad para disfrutar de una vida sexual
sin riesgos para su salud, así como ejercer libremente su derecho a la maternidad.

Violencia psicológica.- Conducta intencionada y prolongada en el tiempo, que atenta


contra la integridad psíquica y emocional de la mujer y contra su dignidad como persona, y
que tiene como objetivo imponer las pautas de comportamiento que el hombre considera
que debe tener su pareja. Sus manifestaciones son: las amenazas, los insultos, las
humillaciones o vejaciones, la exigencia de obediencia, el aislamiento social, la
culpabilización, la privación de libertad, el control económico (violencia económica), el
chantaje emocional, el rechazo o el abandono.

Este tipo de violencia no es tan visible como la física o la sexual, es más difícil de
demostrar, y en muchas ocasiones no es identificada por la víctima como tal, sino como
manifestaciones propias del carácter del agresor.

Es importante tener presente que cualquiera de las formas de violencia de género que se
ejerza, tiene consecuencias en todas las dimensiones de la salud: física, psicológica, sexual,
reproductiva y social.
ORIGEN DE LA VIOLENCIA SEXUAL Y DE GÉNERO

A pesar de que la violencia contra la mujer no es un fenómeno nuevo, su reconocimiento,


visualización y el pasar de ser una cuestión privada a un problema social, sí es
relativamente reciente.

Muchos expertos coinciden en que la sociedad prehistórica era más igualitaria que la
sociedad moderna, al menos en el reparto de tareas entre hombres y mujeres. Los
estudios etnográficos demuestran que lo extraño en la prehistoria es encontrar una
actividad exclusiva de hombres o mujeres. Así, ellas no sólo se ocupaban de los niños sino
también de la caza menor, la pesca, de cultivar el campo o lo que hiciera falta, pues la
división de roles entre los sexos funcionaba como una estrategia social para obtener más
éxito en la explotación de los recursos.

Muchos sitúan el origen de la violencia de género o del “machismo” en la antigua Roma,


donde el padre de familia tenía la autoridad sobre todas las personas con quienes
convivía; la mujer era inferior y por tanto, podía venderla, castigarla o matarla según sus
deseos. Esto contrario al antiguo Egipto, donde aparentemente las mujeres tenían
similares derechos económicos y legales que los hombres y llegaban a ser vistas como
heroínas.

Son muchos y antiguos los ejemplos de desigualdades y discriminaciones hacia la mujer. En


la literatura griega aparecen comportamientos violentos contra la mujer como norma
natural, como el hecho de que Zeus golpeará frecuentemente a su esposa Hera.

En el año 400 a.C., las leyes de Bizancio establecían que el marido era un “dios” al que la
mujer debía adorar.

En la India si un esposo moría, su mujer era quemada viva junto al cadáver, siendo esto
una de sus obligaciones como esposa. Además eran motivo de repudio las mujeres que no
podían tener hijos o la que parían sólo hijas. En comunidades de Irán y Etiopía nacer mujer
era una deshonra; incluso este vocablo era sinónimo de bajeza, debilidad y desgracia.

En Grecia cuando la pareja era acusada de cometer un delito, la pena sólo se imponía a la
mujer. Según las normas islámicas, la mujer casada es propiedad privada del marido. El
Corán estipula como deber del hombre pegarle a la esposa rebelde, así como el encierro
perpetuo de las infieles en la casa. Se exonera de responsabilidad penal al esposo cuya
mujer falleciere como resultado de una golpiza con fines “educativos”.

En la Edad Media se afianzaron muchas de las ideas de desigualdad de las mujeres que aún
siguen vigentes. Los nobles golpeaban a sus esposas con la misma regularidad que a sus
sirvientes. En Inglaterra esta práctica se llamó “Regla del Dedo Pulgar“, pues el esposo
tenía derecho a golpear a su pareja con una vara no más gruesa que el dedo pulgar, para
someterla a su obediencia.

En Francia, en 1359, se estableció que cuando un hombre mataba a su esposa en un


exceso de cólera no era castigado, siempre y cuando se arrepintiera mediante juramento.

Se han descrito ampliamente episodios de sometimiento y violencia física y sexual a las


mujeres nativas de las tierras americanas por parte de los conquistadores europeos, a
diferencia del trato que éstas recibían de los varones nativos.
CARACTERÍSTICAS DE LA VIOLENCIA SEXUAL Y DE GÉNERO
De acuerdo con nuestra legislación, es violencia de género, aquella ejercida de hombre
hacia mujer con la que mantiene o ha mantenido una relación sentimental, con o sin
convivencia.

 La violencia no se inicia normalmente con agresiones físicas sino con


comportamientos de control, dominio y abuso, sin que, en muchas ocasiones,
la adolescente tenga conciencia de estar sufriendo esa violencia.
 QUIEN EJERCE la Violencia de Género, trata de CONTROLAR A SU PAREJA en
todos los ámbitos de su vida. El agresor necesita saber qué está haciendo en
cada momento, dónde y con quien. Si no puede controlarlo, puede llegar a
mostrarse frustrados y, como consecuencia, tener reacciones violentas hacia su
pareja o ex pareja.
 Las redes sociales y la mensajería instantánea se convierten en un elemento de
control ya que los adolescentes vuelcan mucha información personal
(fotografías, conversaciones, etc.), además de convertirse en un espacio de
amenazas y acoso. lo cual facilita que el agresor pueda estar vinculado a su
víctima. Es muy común que a través de las distintas aplicaciones de los móviles
de última generación trate de saber los movimientos de su pareja o ex pareja, si
está “en línea” o si ha recibido los últimos mensajes que le ha enviado aunque
no le haya contestado.
 El agresor tratará de conseguir el AISLAMIENTO de su víctima con su entorno,
tratando de conseguir sus claves de acceso a las redes sociales y mensajería
instantánea, para conocer los contactos que tiene y tratar de anular sus
relaciones sociales con argumentos como que “no le convienen”, de tal forma
que su vida quede reducido sólo a él.
 Dentro del ciclo de la violencia de género es habitual que el agresor muestre su
ARREPENTIMIENTO después del episodio violento. Tratará de volver a
recuperar su confianza y, en ocasiones, culpará a su víctima de haber
provocado su reacción. Pedirá perdón y asegurará que no volverá a ocurrir.
Pero NO ES CIERTO.
 En la violencia de género, el agresor tratará de justificarse o hacer ver a su
pareja o ex pareja que TODO LO HACE POR AMOR A ELLA.
 Es posible también que el agresor coaccione a su pareja o ex pareja para que
haga lo que él quiera bajo la amenaza de difundir cualquier fotografía o vídeo
que pudiera tener de ella o de ambos de carácter íntimos o de contenido
sexual.
 En las relaciones de pareja en las que se da este tipo de violencia, se observa en
ocasiones un fuerte vínculo de apego o DEPENDENCIA que es dañina, insana y
peligrosa entre las dos personas. Ninguno de los dos miembros de la pareja es
feliz en la relación. Ella, aunque se sienta “anulada” o no consiga sentir
bienestar, no es capaz de poner límites al comportamiento controlador de su
pareja,
PENSAMIENTO FILOSOFICO
La mujer y la filosofía siempre se ha mantenido en un completo tabú y según estudios
posteriores algunos filósofos occidentales atribuían al hombre un carácter racional y a
la mujer un potencial más emotivo e intuitivo.
Aristóteles pensaba que una esposa era más honrada cuando veía que su esposo le era
fiel y que no tenía preferencia por otra mujer, sino que la amaba, confiaba en ella y la
tenía como propia antes que a todos los demás.
Platón admite que las mujeres y los varones son de igual naturaleza aunque tengan
menor fuerza física, en general. Eso permite reconocer a las primeras las cualidades de
la racionalidad, del valor y aun de la templanza.
Sócrates, en vez de defenderse, la defendió a ella ante jueces y discípulos, diciendo
que como esposa tenía toda la razón, y que era una mujer buena merecedora de un
marido mejor que él
En la Grecia de Platón y Aristóteles ser mujer no era, desde luego, algo deseable. Las
mujeres tenían prácticamente el mismo estatus social que los esclavos, lo que suponía
que no podían participar en la política ni tener derechos cívicos de ninguna clase.
En la Antigüedad griega, el arquetipo perfecto de mujer es aquella que permanece
dentro de las paredes de su casa, cuidando no sólo de su patrimonio, sino también de
su esposo e hijos, de modo que su paideía quedaba restringida a aquellas disciplinas
que resultaran útiles para la vida, siempre impartidas por las demás...
Pese a que Aristóteles no trata directamente este tema – en la Antigua Grecia no
existía la ley de violencia de género -, leyendo sus observaciones, estas pueden
extrapolarse a una temática contemporánea. En la Política, el objeto de la pregunta
planteada inicialmente es determinar que deben ser los más virtuosos quienes
ostenten el gobierno de la ciudad y no todos, pues no todos son iguales ni las mismas
capacidades, pero continuando el razonamiento llevado a cabo podemos extraer otras
conclusiones relativas a otras temáticas.
Este asunto resulta muy polémico; pero no solo uno puede tener una opinión sobre él
a partir de telediarios e informativos, muchos libros de la historia del pensamiento
ofrecen una interesante perspectiva.
VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL ECUADOR
En el Ecuador se han dado pasos importantes para ponerle fin a la violencia contra las
mujeres, sin embargo nos enfrentamos a un problema estructural, con raíces históricas
de discriminación por lo que continúan existiendo estereotipos y prácticas culturales
que influyen en el mantenimiento de relaciones de poder que perpetúan la situación
de subordinación de las mujeres frente a los hombres.
En lo que va del 2022, 172 mujeres y niñas han sido violentamente asesinadas por
razones de género en el Ecuador, de las cuales, 17 fueron reportadas como
desaparecidas, 37 habían reportado antecedentes de violencia (8 tenían boleta de
auxilio), al menos 11 mujeres fueron violentadas sexualmente, 11 víctimas eran niñas y
adolescentes menores de 18 años, 5 eran adultas mayores, 161 quedaron en situación
de orfandad, y 5 mujeres estaban en período de gestación cuando fueron asesinadas
(Fundación ALDEA, 2022).
Los datos arrojados por la Fundación ALDEA suponen una de las peores crisis de
violencia de género en el Ecuador. La afectación a este grupo va más allá de las
víctimas mortales puesto que los daños colaterales que deja consigo son igual de
delicados, evidenciando constantemente la inoperancia del sistema de justicia junto
con todos sus mecanismos de protección, generando un patrón de violencia que
parecería no tener fin.
Si bien la violencia de género ha estado presente desde épocas inmemorables y se la
ha venido generalizando a lo largo del tiempo no es un fenómeno inevitable;
iniciativas, propuestas, mecanismos de protección y demás son algunos ejemplos de
los avances que ha tenido la sociedad en materia de garantía de derechos, permitiendo
dar un paso más hacia la seguridad, equidad y justicia.
Sin embargo, pese a todas las medidas, intervenciones, sanciones y recomendaciones
de organismos nacionales e internacionales, la violencia de género sigue muy arraigada
principalmente en nuestro país. El 2022 ha sido catalogado como el año más violento
no solo para mujeres, sino para comunidades como la LGBTQ+ colocando al Ecuador
como el segundo país con mayor número de femicidios y delitos de odio a nivel
Latinoamericano y del Caribe, siendo una cifra alarmante para el Estado ecuatoriano y
la sociedad en general.
Las políticas públicas implementadas para combatir este fenómeno son ineficientes e
irregulares, no garantizan en absoluto la protección de grupos vulnerables. El número
de funcionarios comprometidos con esta labor es insuficiente y los mecanismos
establecidos para brindar protección no cuentan con los recursos necesarios para su
correcto funcionamiento, por ende, el Estado se muestra incapaz de combatir este
fenómeno manteniendo una deuda “impaga” con las mujeres, niñas y comunidades
vulnerables del país.

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