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CAPITULO X Lo maravilloso y Io real en Sandino Hay en la psicologia de Sandino un aspecto e complejidad -que esté vedado a la mayor de los mortales y-parece patrimonio de algunos hombres que ran dejado su huella-en la marcha de los. acontecimientos humanos. Dentro de-tos-dos-tipos-de organizacién psico- logica mAs salientes, 0 se es hombre de especu- laci6n o un-sofiador,-un-devanador de lejanos problemas 0, ms bien, um hombre de concep- jones minimas, de ideas cortas y de realiza- ciones largas. Pero en este eabecilla los. dos aspectos se hrermanan-y-es-in-organizador de conjunto y de detalle yal mismo-tiempo un pari Con Sandino en Nicaragua 14 hombre de ideas amplias y, sobreeso, un vidente, un iluminado, en el mejor: sentido de Ja palabra: ———— ‘ Desde su-campamento central del: “Chipo- te”, Sandino dirigia las diminutas columnas de ataque, que eubrianun radio de accién inmenso, a base de un pais conquistado mo- ralmente, donde cada cabafia era un centro de espionaje, y cada habitante un andarin dis- puesto a cruzar-en-todo momento los espesos boscajes de los Segovias, para poner en cono- cimiento del-jefe todos los. movimientos del enemigo.— La organizaciw-de-este_espionaje y sus columnas volantes de guerrillas, que comba- tian huyendo siempre, para ahorrar el par= que, constituyen la base del éxito militar de Sandino, que-ha tenido que combatir con sus escasos fusiles-y 30 6 40 ametralladoras, cop2- das al enemigo, contra fuerzas mucho mayo- res, dotadas de todos los elementos. ‘Me decia un jefe que él no hab: Sandino en cuatro o cinco afios; pero que en todo ese-tiempo no habia dejado de estar en visto a 142 Ramén de Belausteguigoitia comunicacién directa con é] cada dos o tres meses, por medio de correos volantes. Y a pesar du vsie falta de contacts, cote erent: como todos los soldados, Jo adoraban. El “vie jo”, como le lamaban, era un padre; pero al mismo tiempo un jefe inexorable con Jos que claudicaban. E] dia que marché a Managua, del campamento, lloraban aquellas gentes en- durecidas. ¥ es que temfan que no iban a vel: verle a ver jams. Toda esta organiza de sclvas interminables, donde los caminos én, a través de un son raroa, ha requerido Ja obra de un pensa- iento constructor, de un organizador de con- junto y de detalle, que dejara todos los puntos absolutamente previstos, desde la dotacién del eseaso pargue de que disponian hasta la dis- tribucién de sus’correos, y espionaje entre las, distintas columnas volantes, separadas por cientos de kilémetros, y obligados con fre cuencia a abrirse paso, machete en mano, por la selva tropical. En cuanto a su aspecto de vidente, Sandino tiene su parte esotérica, su sentido de lo ma- Con Sandino en Nicaragua 143 ravilloso, su fe nueva, independiente y arbi- traria, Pero en este sentido y dentro de sus con- del en las raices mas profund logit sia Ze wimpie luminado y asi asienta sus convieciones jas del mundo psico- . Piene una fe en el mundo moral, que #4 faltando hoy en dia en la Humanidad, ¥ que cuando la sienten los caudillos les da una austeridad y un sentido y una amplitud aue alarga sus conclusiones y sus actos adon- de no Hegan otros conductores de la grey humana, que dan a la vida y al espirity una concepe’ m puramente fenoménica y de dur: cin limitada. Hablando conmigo en una ocasién de su creencia en la supervivencia del espiritu, de lo que él lama espiritus enezrnados, y de la futura comunizscién, 2 cuya palabra da el sentido de fraternizac jovial: in, afiadia con aire —iPero mire usted, que si esto lo dijera bor ahf fuera, me tomarian por un loco 0 por un borracho! ida Ramén de Belausteguigoitia Histo me reeordaba el mundo de pensamien- to esotérico de los Iideres que manejan una filosofia simple para las -masas y reservar para si o su Cendculu sus winviccs profundas. Cronwell, que fué también—un hombre de aceién y un visionario, en una ccasién en que habia despedido a varios puri- tanos con demostraciones religiosas- cansado de la ferigonza eclesiéstica que usaba en tales casos), decia a su secretario Milton: No hay mis remedio que hablarles en.su lengua- je.” Pefo no hay esa malicia en-Sandino. Un dia; al iniciatse el desarme, Sandino Hevé a sus-soldados a un cerro préximo al campamento y alli les dijo, al comenzar su avenga, que los sacaba“allf porque el espiritu de Dios legaba a ellos mejor en Ja alturas y la soledad. ¥ en todo su ejéreito hay eso: una especie-de vago" misticismo, que-no=es, artificial, sino enteramehte Tundido asu ser. Fi caudillo tiene Ja conviceiéa-de que hay un mundo de fuerzas-suprasensibles,. que obran de acuerdo con-su sentido de Justicia. “Rn fin, ya marcharon estos santurrones. Con Sandino en Nicaragua 145 He visto que este sentido de lo maiavilloso estd muy divulgado en su ejército y que par- ticipan muchos, por lo menos, de la idea, den- iro de io primitivo de Sa cerebro; de que exisue ese apoyo y de que el cabecilla es un escogido por el Destino 0 la Providencia. - Recuerdo que uno de los estudiaiites que luchaban en el pequefio ejéreito me decia: “Yo no soy un ignorante, como puede pen- sarse de la mayor parte de estos soldados, y he visto, con otros, posarse el dingulo de un arco iris doble sobre la cabeza del “viejo”. Algo extraordinario. i ___¥-me-contaba-a continuacién, con detalle, cémo estando en el campamento y al terminar una Iuvia vieron que sobre la cabeza’ de San- _ dino se posaba una especie de arco iris doble. La explicacién no era facil de entender; pero signifieaba, en sintésis, que los soldados “erefan ver una especie de aureola sobre la cabeza de aquél. Naturalmente, no estoy -yo dispuesto a creer nada de esto; pero lo traigo a colacién para dar'a entender sencillamente quella reve- » 146 Ramén de Belausteguigoitia rencia de sus soldados era campo dispuiesto _ para dar un cardcter fantistico y sobrenatu- ral a su general. Bs decir, que ha Yegado a inspirar una especie Ge Janutisue Geyy ou sus soldados. Me deeian también otros que en ocasiones los habitantes de la montafia le seguian, tra- tando de obtener algin objeto que él tocara para agarrarlo como wna religuia, En una ceasién sucedié que un indio se llevé una correa del zapato de aquél. Pudo sex’ locali- ente, zado el_piadoso ratero que, natu guardaba aqueilo como un amuleto inestima- ble, Sandino le dié una reprimendz, o exenta de humorismo, diciéndole de paso gue aquellas cosas_no tenian ningin valor. Finalmente, con lo que respecta a Ja capa- cidad personal para aceptar lo maravilloso, podria decir que era en e} caudillo un sentido hereditario. Lo digo por Jo siguien- te: Tuve ocasion de conocer @ Ja madre de quizé t e esta sefiora me de- Sandino, y recuerdo « cia en el curso de la conversacién que duran- te mucho tiempo no tenia noticias de su hijo, Con Sandino en Nicaragua 147 ¥ Ocurrié que una noche tuvo un sueiio en el cual un nifio le decia que revolviera un mon- tin do mais que tonio a ante hacte ane ra con un grano de arena, y que aquel grano de arena era su hijo. Encontré el grano fan- tastico en suefios, y poco tiempo después, se- gtin la misma seffora, tuvo noticias de que su hijo vivia y continuaba en sus actividades de Ja montafia contra los americanos. Dejo le interpretacién de estos hechos y esos puntos de vista a los psicoa alistas, pero servirén para explicar el por qué Sandino ha espareido a au alrededor ese sentido fantis- tico y ha mantenido en su ejército una obe- diencia fiel y respetuosa, que dimanz-on gran parte de sentimientos distintos de los mil tares. Mucho he ofdo hablar de Ja falta de ins- truccién de Sandino. En un medio atiborrado de sobra de erudicién y de retérica, no es ex- trafio que se Hame ignorante a quien no va con Ja corriente de los libros modernos 0 que no sea una especie de ratén de biblioteca, Un joven poeta nicaragiiense ha deserite ta M48 Ramdn de Belausteguigoitia erndicién de algunos centros literarios cen- troamericanos con chispeante poesia moder- “Tnteleclo mediocrom, — tormentosa erudi- cién, — literatura fésil, melenuda, campanu- da, filosofia, el honor, hipocresia barata, — poblana, y en politica‘un fracaso.” En este cuadro de instruccién empalagosa, Sandino desempefia ficilmente un papel ig- norante. Pero aclaremos esta ignorancia. Des- do luego se ve que tiene principios generales de Historia, que-ha leido algunas biografi carece de continuidad y de conocimien— je ¢ tos detallados. Ha picado en la filosofia y, so= bre todo, la teosofia. En fin, ha leido algo, después de una ensefianza primaria. y co. mercial. = A cambio de esto ha madurado mucho todo Jo que ha leido, ha Mevado una vida intensa, Hevando a todas las impresiones_un_ cerebro pensante, y alumbrado este conocimiento ex- perimental con un sentido profundo que le Neva a investigar las causas més intimas-y con una fe rectilinea en Ja trascendencia de Con Sandino en Nicaragua’ 149 la vida. Es un hombre que tiene una intui-| cién clara y una comprensién amplia de las/ cosas, comprensién que, como dice Kpiserling, es la esencia dela sabiduria. = F- En cuanto a su sentido de lo maravilloso, digamos que prueba su capacidad de fe; esa capacidad que constituye un privilegio de una naturaleza exquisita y no una debilidad orgé- nica. Porque la fe —aparte la cregncia_con determinada fenoménica teolgica— es de un sentido especial de infinitud que liga el_espi- vitu a la profundidad indefinida dé! tiempo. No todos pueden tenerla, y més en estos tiem- pos de aparente claridad cientifiea de sibelo todo, como no todos pueden tener sentido mu- sical. Para mi esa fe infantil de Sandino es uno de los rasgos ms fundamentales de su caréeter que explican su éxito y sa tenacidad. Sandino, como se ve, es un hombre extra- fio, una mentalidad original. Creo yo que es sugestionador, pero también muy sugestiona- ble, Esto encaja con su temperamente excep- cionalmente nervioso y agitable. Sandino es sugestionable, como buen-intui- 150 Ramon de Belausteguigoitia tivo; pero, una vez que tiene una idea for- mada, es un terco, un inmenso terco, y es un poco dificil el hacerle cambiar de opinién. Reenerde ane infs tarde. al aficmarse Ja paz, decia uno de sus partidarios que més activa y desinteresadamente habian interve- nido en ella y mejor habjan servido la causa sandinista: —Yo me voy ya. Nada tengo que hacer a! lado de Sandino. Mis opiniones son distintas enteramente sobre lo que debe hacer que nunca podré conseguir que cambie. CAPITULO XI Procesién y baile en e! campamento Una tarde me invité don Gregorio, el pa- dre de Sandino, a la proc: jon organizada por la vuelta de el cura det pueblo para celebr los soldados. La iglesia es un edificio cuadrado con una espadafia en forma de cruz y donde resaltan los cuadros dolorosos del viacrucis y Jas imA- genes vestidas en los altares. Sandino se ha- bia quedado en casa. En cambio, estaba su hermano Sécrates, que durante mucho tier po hubo de actuar como propagandista en los Estados Unidos dando conferencias y miti- nes, explicando Ia lucha que sostenfa en Iss ovias su hermano César Augusto contra Ramén de Belausteguigoitia el imperialismo~ americano,—Entraban. tam- pién en Ja iglesia un buen némero de solda- dos y, desde nego, todas las viejas del pueblo. Primero hubo un largo rosario, despues’ gimié el -arménium, pequefio y asmético, acompafiado con un coro de muchachas, Ys finalmente, se organizé la procesién. Iba de- lante un piquete de soldados con sus rifles al hombre; detras, la imagen de_Jestis, ensan- qventada y pilida, vestida con un gran manto morado y balancedndose tristemente al paso deros. A continuacidn, la mésiea del pueblo, el resto de las gentes del lugar y los soldadosmezelados. A unlado y otro del-grupo iban varios soldados con los ojos vendades, apoyados en brazos de otros; dos de ellos, se- gin me dijeron, cufiados de Sandino, y we camplian un voto por haber salido con vida de aigan serio accidente de 1a campafia. El cuadro no dejaba de tener emocién pa tética. Avanzaba el cortejo al lento paso de una marcha finebre, quejambrosa y cortada, ycién daba atin a la escena cuya modesta ej in aire de mayor espontaneidad, y luego Ta Con Sandino en Nicaragua 153 imagen chorreante, con todo el dolor de la vieja imagineria espafiola, ponia a los ojos de aquellos pobres soldados desgarrados y Title, al parecety 3a zoso de una vida tranquila de amor y de alegria, sino de un mundo obseuro donde el sentido de la tragedia reinaba. Caia la tarde ‘en medio de un crepiiseulo gris, y las monta- fias por doquier aparecian envueltas en una bruma azul. ¥-al lado de la imagen, separa- dos del grupo central, los soldados de los ojos vendados marchaban con paso Vacilante, ba- lancedndose como 1a triste imagen de Jesu- cristo. Por qué el clero ha perdido en parte la emocién afectiva que se desprende de los Evangelios? El momento era, por decirlo asf, de una emocién compasiva; el: cuadro paté- tico de la procesi6n; la tragedia de la guerra, las Juces trémulas del crepiisculo, todo convi- daba a una oracién cordial y amorosa, Hablé el cura. Era un hombre alto y de rasgos enér- gicos y populares. Estaba en la puerta, al aire libre, y-el-pueblo y los soldados le rodeaban 154 Ramén de Belausteguigoitia piadosamente escuchando sus palabras. Pero la oracién era fria, de tono polémico, y en lugar de hacer resaltar en una modesta homi- ila ia paz y el amor, el cura se desvoraapa por temas especulativos, terminando con un fulminante ataque al protestantismo y 2 la masoneria. Y sentimos el chispazo de lo inarménico. quel sermén no habia llevado un sentimien- ta te paz a aquellos hombres endurecidos por los enearga- lo evangélico de la La religién es un sentimiento, una mi- sica interior, afecto, veneracién, piedad, la emocién de lo sublime y de la trascendencia de la vida, y se convertia en estos casos en una argumentacién continua, en wn razone- mienio scto y Arido, en una aspi unificacién raciocinadora. De afectiva se con- ral, en politica. zNo ién de vertia en teolégica; de evolucionaria acaso el catolicismo con su sor- prendente vitalidad, con la fuerza de su sen- tido universal, en una religién musical ex Con Sandino en Nicaragua 15; intelectiva, dejando a un lado el viejo ropaje politico, su tenaz empelio en presentar el mis. terio con los ojos de la carne, con los de un intelecto inmovilizado? INoe veri: pos venideros el triunfo del misterio de la fantasia sobre la claridad de la lanura, so- bre la_vision.de unos ojos demasiado mun- danos, sobre el silogismo, el razonamiento y la definicién de lo incomprensible? ‘Termin6 el sermén, y marchamos dilu: donos en las sombras de Ia noche, —Es un buen predicador —me decia don Gregorio—, pero hoy no me ha gustado, Yo Jo he comparado luego con otro cura nicaragtiense alla en Nipipohomo, de donde °s precisamente el mismo Sandino. He aqui un cura que, mezelado en el barullo de un bai- le, animaba Ja fiesta, tocaba el bombo o la sonajera del jazz, participaba de la alegria general, era amigo de los ereyentes y de los inerédulos, cuanto tenia era de los demés. El primero era un cura tedlogo, de sentimientos aridos; el segundo era el cura humano mis 0 menos perfecto, pero animado por el fuego de 156 Ramén de Belausteguigoitia la caridad. ;No ganaria acaso la Humanidad ‘a la teologia en Ia futura vida de la Iglesia? En la noche una familia habia organizado habia alga dela plana mayor del ejército de Sandino. Era una fami- lia pariente de la mujer del caudillo, dofia Blanca Arauz. Un matrimonio con dos hijas, una de ellas casada, pero con su marido au- sente. Habian estado refugiados en Hondu- ras durante algiin tiempo por temor a las re- presalias- de los americanos, y habjan “vuelto fa poco tiempo cuando aquéllos se marcha- charon, Deeian que eran de ascendencia es- afiola, y su tez blanca y cabello castafio Pa vecian abonarlo completamente. Tocaba un graméfono ramplén. Estaban alli los generales Colindres e Irias, el coronel Raudales y Sécrates Sandino. Bien se veia que en ol campamento de Sandino no habia habido una academia de baile, Pero, de todas maneras, aquellos hombres, acostumbrados a pisar el eterno fango dela montaiia, no lo lancea con unos grandes. pasos. inconme hacian tan mal, Sécrates, sobre todo, se ba- opel Era Con Sandino en Nicaragua 157 rables. Una de las sefioras me contaba qué estando en Tegucigalpa, capital de Hondu- ras. sobrevino el incidente del Jestis del Gran. Poder, el famoso avién pilotado por el avia- dor‘Iglesias que recorrié una gran parte de América, El Gobierno—hondurefio—dié su permiso, pero prohibiendo sacar fotografias. Este tono petulante de la prohibicién hizo que los aviadores cambiaran de ruta, Se veia cierta rivalidad comareal. No sim- patizaban con aquella capital, Las gentes eran mas bruscas y no hacian caso del que no tenia dinero, La instruccion querian ganarla-por los pufios mAs que por ia inteligencia. No era raro el caso de muchachos que amenazaron a sus profesores-con hacerles una barbaridad si no les aprobaban el curso. Contaba tam- bién el caso de cierto sefior altruista que se n_que se aprobara un curso entero dela Normal, y como sus razones eran ter- nantes, no-hubg olitieo Tuerie. remedio que hacerlo. —Una_botita manera de hacer grandes hombres —insinué yo. 158 Ramén de Belausteguigoitia ‘También estaba wno de los estudiantes del ejército de Sandino, un colombiano que hi hintsa: ane era objeto especial de su veneracién. —Es el que nos sefiala —decia— la senda rectilinea del Quijote, ; Ah!, El sentimiento trégico de la vida, ;qué formidable! —aLe conoce usted? 4 Cémo es? —1Don Miguel? Como su obra. Un hombre de guerra, un luchador, Un filésofo con una espada, —Pues yo no quiero dejar de verlo. A Sa- lamanca me voy en la primera oeasién —afia- dia el estudiante, decidido. ¥ luego, hablando de Sandino, me decia: —Sabe usted, yo tengo por él verdadera veneracién. jEs el tinico hombre por quien yo daria mi vida en América! ¥ todos, todos Jo mismo. Me contaba luego su venida al ejéreito de los Segovias hacia unos meses. Estaba en Paris estudiando Derecho y asistia al aniver- sario de Bolivar. Hablaba Vasconcelos, ensal- zando Ja figura de Sandino, y tanto Ie impre- Con Sandino en Nicaragua 169 sionaron sus referencias considerdndolo como el realizador del programa de Bolivar, que decidié venirse inmediatamente. Salié para tienauras dejando un viaje a Suiza, donde tenia su familia, Después de muchas inte rrupeiones, dié en la frontera con la columna de Randales que atacaba a Gicaro. Se unié a 41 y tomé parte en el ataque. Después mar- charon al “Chipote” y alli Sandino Jo dejé a su lado. Te aqui también al bueno de Ferreti, Fe- rreti nada menos que el coronel, un core- nel diminuto e infantil, con un talento natu- ral para la dipiomacia, una diplomacia abier- ta y afectuosa, y, sin duda por eso y por st corazén sano, ocupa un puesto de verdadera confianza al lado del caudillo. Lo recordamos alli en el cuarto de Sandino escuchando silen- -cioso, pere mas que nada yendo activamente un Jado para otro o pronunciando fervo- rosas frases en honor de aquél. También lo recordamos de animador de las tropas me tiéndose en el barullo de Jas columnas que lle- gan e iniciando los vivas de rigor a la llega- 160 Ramén de Belausteguigoitia da. Es algo grande este coronelito-de enor- mes ojos azules en los que brilla la chispa de nnae pnpilas obscuras. Ferreti me insiste para que no salga del campamento todavia, hablandome con el gra- cioso tuteo de Sudamérica, —Pero vos no te debes marchar. Vete de aqui a Honduras —afiade—. Son quince dias a caballo, _-Si; no tengo ganas de que me chalequeen Jos mafiosos que andan por ahi —respondo- _—No —arguye Ferreti—; el general pue- de darte a vos.unos cuantos soldados para el camino. Pero Inego, en vista de las dificultades, conviene en verme més bien en la capital (si se hace la paz efectiva), en vista de una co- misin que le va a dar el general. Y¥ Ferreti me enenta Iuego la marcha de umn curioso idilio, euyos origenes se abrieron tiempos atras en sus dias de campafia. Conocia nada mas de nombre 2 una hija, fruto de los afios mozos-de-Sandino, del pue- blo de donde aquél es originario. ¥ en su Cox Sandino en Nicaragua 161 deseo de no separarse del caudillo y de unir= se mas a él, habia concebido la idea de ca- sarse algiin dia con ella. = * -Ainie init “visto wie snatineelog youn que le parecianotras mas guapas, prevalecia en él esa especie de sentido mistico, y el idilio mental que habia surgido en las soledades de la montafia Hevaba’ camino de su plena rea- Hizacion. = Sa Sélo esperaba ver-el xumbo que tomaban las cosas y enderezar su vida si se hacia la paz lizando sus conocimientos mecdnicos para poner una pequefia linea de camiones) para llevar_adelante su matrimonio reveren- cial, sintiéndose el mas feliz de los mortales. Nuevo cambio de programa, Ahora uno de los jefes Ka traido dos cantadores. Uno-de ellos es el _inquieto Cabrérite, el mintisculo cornetin a quien vemos infatigable, siempre de un Jado para otro.-B) otro es.un-mocetén de cara cuadrada y de pémiilos absolutamente indios. ambiente ha_cambiado, y ya estamos ecibir Ia masa_popular de moos me preparados pai 162 Ramén de Belausteguigoiic los luchadores de Sandino. Las guitarras sue- nan quejumbrosas y la voz desgarrada de Cabrerita comienza a hacerse sentir. Pero Cabrerita tiene empefio en hacernos yer sus sentimientos sindicalistas, y entona solo una de sus canciones favoritas, una Internacional mis 0 menos mutilada y gra- ciosa: fn al fin Ia Gerra serd. Bello j Rojo pendén, nom La explotacin debe sucumbir. Levantate, puchlo leal, al gerito de’ Revolucién Social. ‘Yerminando sus coplas con un piadoso Felon burgués, atras, atras. o Jo mas terminante de Ladrén burgués, a trabajar volo que Cabrerita tiene un pw sonrie Ja gracia picaresca de sus coplas. Aguellos soldados de Sandino respiran el am- Con Sandino en Nicaragua 163 biente casi general de Nicaragua del campe- sino dotado de tierras, y los exabruptos del cantor no les levantan los nervios. Pero luego entran los dos cantadores en diio, y puedo decir que sus cantos, sacados de la medula de la montaiia, impresionan a todos vivamente, Hs el alma popular satu- rada de sentimiento patriético, la alta idea- lidad de Sandino que ha impregnado estas almas simples, haciéndoles cantar la belleza de su sacrificio. Cabrerita ha cambiado ya su aire mali- cioso, y parece dejarse sumir en la emocisn de una misica dolorosa; pero el otro, el can- tor indio, sufre una especie de transfigura- cidn cuando acompaiia a su pareja. Sus ojos parece que se esfuerzan en contener el Ianto y su boca enorme da unas inflexiones paté- tieas a Ia cancién, Hay momento, sin embar- go, en que brilla la ironfa en las canciones, y Cabrerita parece transmitir algo de su aire ta compafiero. Oigdmosles algo de su musa popular, obra de uno de sus poetas eancioneros: Ramén de Belausteguigoitia ‘A caniarles voy, sefiores, un verso de actualidad, haciéndole los honores Que se derramen Ins copas, apuremos ins el vino, y brindemos por que viva ese valiente Sandino, Sandino se ha defendido con un puiiado de gente, y dicen que él morird, pero que nunca se vende. Sacasa dijo a Sandino: “Yo me voy a retirar a los Estados Unidos no les Vamos 4 ganar. Dijo Sandino una vez, apretandose las manos: “A diez centavos les vendo cabezas de amerieanos.” iViva la patria, sefiores iVivan todos los valientes que han derramado su sangre por hacerse independientes! Viva el patriota, sefiores, que Tucha siempre goz0soj con orgullo se ha enfrentado contra el gringo ambicioro. Eas | | | Con Sandino en Nicaragua Y luego, con miisica de la Adelita, la cli- sica cancién de la Revolucién mexicana, prin- cipia: iCompaiieros, patriotas, hermanos! No desmayen jamés en su valor, que si morimos ch defensa de nuestra patria quedard en la Historia que hemos muerto con honor. ‘Todo aguel que sienta por su patria que venga estas filas a engrosar, porque mafiana més tarde no Jes pese que los “machos” vengan y nos vayan a pisotear. Nuestro jefe Sandino se ha interpuesto por querernos venir 2 libertar; pero mucho “vondopatria” se ha enfrentado por querernos venir a desarm Y el plazo se ha vencido y no han podido desarmar estos cuatro cegovianos que se han venido a juntar. Memos logrado matar moneadistas por partidas, y nosotros aun seguimos encantados de Ia vida. Y més tarde los cancioneros tomaron un tono més alegre y movido: 166 Ramén de Belausteguigoitia Fueron armas potentes para seguir el destino que Augusto César Sandino nos ensefié a defender. Y¥ debemos proceder como soldados valientes: recibir mejor Ia muerte que dejarnos humillar. Por los aires, tierra y agua con orgullo ha. defendido a su patria Nicaragua. '¥ cantando este corrido, hemos pasado un buen rato; raga, sefiores, le pega el ratén al gato, Y ya entrada la noche nos fuimos 2 dor- mir en wna noche serena en que parpadea- ban las estrellas en el ambiente hiéimedo. iPobres soldados —pensibamos—, pobres jefes, sobre todo, de una causa roméntica, ahora que Ja paz se precipitaba! ,Qué seria de un Raudales a quien habian arrasado cuah- to tenia; qué de ese general Gémez, con su aire de campesino bondadoso: qué de ese ser vicial Irfas; qué del inteligente Colindres? Habfan combatido siete afios, y, ya viejos Con Sandine en Nicaragua 167 algunos de ellos, se veian lanzados al torbe- llino de un mundo donde no tenian los peli- gros, pero tampoco ja solidaridad fraternal ude ies Uabia wuledy en el ejereile. Alga nos, como Gémez, marcharian al Atlantico, a ganar ei sueldo de un peso con los america- nos a quienes habian combatido y que quiz tratacian a Gl y sus compaiieros brutalmente. Otros, iquién sabel, entrarian en el nuevo or Ia rechifla de mundo quizd hostigados unas gentes, que no reconocerian su heroism, que a ellos tos herfa en su. pequefiez; quizd serian hatidos por la pobreza y el desengafio. Quizd ta paz iba a ser ms dura y, sobre todo, més drida que la guerra, porque faltaba en ella la tuz que antes tuvieron y que iluminé sus vidas, haciéndolos ver que servian a una gran causa. CAPITULO XII Conversaciones con Sandixo; el hombre y sus ideas Durante las dos semanas que aproximada- niente estuve en el campamento del ejéreito de la Libertad, no dejé de estar a diario en eonyersacién con el general Sandino, quien me traté desde el primer momento con una amabilidad enteramente familiar. Unas veces ¢] caudillo me Hamabe y otras jba yo a verle a su casa, que custodiaba su guardia personal, eon ametralladoras: de mano. Fi general se solia pasear en una habi- tacién obscura contigua 2 la de la guardia y entraba sonriente, abrazindome, segin su costumbre. Con Sandino en Nicaragua 169 Era una sencilla habitacién decorada por algin ealendario y un cromo en el que se veia unos cazadores de focas en un mar pro- celoso de hielo. disnarando contra estos an- fibios que se acercaban alarmantemente a la embarcacién. Habia un banco y unas sillas; en el banco se sentaban de ordinario algunos jefes que asistian silenciosos a la entrevista, © los soldados de retén. En un rincén se veia un montén de rifles. E] general se sentaba en una sencilla me- cedora, que la tenia halanceandose sin cesar. Re: aitan en su cara ovalada, pero angulose, cierta especie de asimetria en ambos lados del rostro, que contribuyen, juntamente con las comisuras de, sus labios, a dar unas extrafias variaciones a su rostro. En sus ojos obscuros brilla con frecuencia una afectuosa simpa- tia, pero de ordinario se muestra en ellos una profunda gravedad, una intensa refle- xién. El reposo de sus faceiones, la fortaleza do-sns mandibulas, en dngulo bien abierto, confirman la impresién que da su conversa- cién de una voluntad serena y afirmativa. Su 170 Ramén de Belausteguigoitin vou es suave, convincente; no duda en sus coneeptos, y las palabras van precisas, bic! guindas por un intelecto que ha pensado por enenta nrania en Ins tomas ane eepress Su za gesto habitual es frotarse las manos teniendo cn ellas un pafiuelo. Rara vez acciona ni cam- bia Ja tonalidad-serena de su voz, La impre- sién que da el general Sandino, lo mismo en su aspecto que en su conversacién, es de ana gran elevacién espiritual. Es, sin duda, un cultivador de la “yoga”, un diseipulo de Orie Los mas de nuestra conversacién fueroit dinario sin mucho orden. Yo he procurado recogerlo en distintas materias, vai pero guardando desde luego una absoluta rea- lidad en los conceptos y en las frases, a fin de que el lector pueda penetrar en la psico- logia de este extraordinario paladin de la Libertad, que ha sido tenido por muchos como un hombre vulgar y sin instruccién, qu: también como el Pancho Villa de la rebelién nicaragiiense. Pero esto es absolutamente falso. El general Sandino es un espiritu deli- Con Sandino en Nicaragua 171 cado y fino, un hombre de accién y un vidente, como hemos dicho ya, y sin tener sino una instruccién bastante limitada, es una extra- ordinaria personalidad, aun aparre Ge su pa- pel de libertador. —Ya veo que le han tomado a usted por americano —me dijo, riéndose alegremente, la primera vez que me vid. —Si, general —le dije—; pero ya se con- vencieron bien pronto, y no pasé nada. Todo ha sido una broma. Y luego de habernos sentado, y mientras el general inicia su habitual balanceo, le digo: —Me interesa sobre todo en este movimien- to su aspecto espiritual mds que el episddico y militar. Yo veo que hay en usted una gran ie, y yo no sé si un sentido religioso. Entiendo, yue todos los movimientos que han dejado huella én Ja Historia: han tenido una gran fe religiosa 0 civil. El liberalismo de los pueblos anglosajones, unido a sus prineipios religio- sos, me parece més profundo y definitivo que el de la Revolucién francesa. ;Tiene usted alguna religion? 174 Ramén de Belausteguigoitia la Hama con otras palabras; pero que no es sino el empujén de un mundo espiritual. He apereibido en su ejéreito esa compenctracién, esa espiritualidad. Sandino.— Si eso es todo, estamos compe- netrados en nuestro papel; todos somos her- manos. Yo.—Recuerdo haberle hecho referencia en algiin momento al sentido histérico de Napoleén y Bolivar. Sandis no.—jAh, Napoleén! Fué una in- 3a fuerza, pero no hubo en él mds que egoismo, Muchas veces he empezado a leer su vida y he tirado el libro. En cambio, la vida de Bolivar siempre me ha emocionado y ~me ha hecho lorar. Después, como el general hiciera referencia a las fuerzas espivituales que obran en la conducts'de los hombres, le pregunto: —aCree usted, general, en fuerzas de esa naturaleza que obren en los hombres sin la aceién de la palabra? Sandino.—Completamente; yo mismo lo he experimentado no una, sino muchas veces. Con Sandino en Nicaragua 25 En varias ocasiones he sentido una especie de trepidacién mental, palpitaciones, algo extrafio dentro.de mi Tina ver snfisha ana se acercaban las tropas enemigas y que venia con ellos un tal Pompillo, que habia estado antes conmigo, Me levanté inmediatamente y di la voz de alarma, poniendo a todos en plan de defensa, Dos horas después, todavia sin amanecer, los americanos estaban alli, ini- ciando el combaie. —Hay una parte de nuestro organismo donde-existe el 6rgano del presentimiento. —Yo se lo diré —afiade el general, y . No tomando mi cabeza me sefiala la nuca Io cree usted? Yo.— Yo no niego ninguna clase de posi- bilidades de esa naturaleza. Y desde Inego creo que usted puede tener un sistema ner- vioso especial: una gran potencia espiritual. Lo veo en su ejército. Y¥ recuerdo haber lefdo en una cai ta por su hermano Sécrates y que me habia ensefiado don Gregorio, que “Augusto tenia un enorme receptéeulo telepatico.” Y en otra 172 Ramén de Belausteguigoitia Sandino. — No; las religiones son cosas del pasado. Nosotros nos guianios por la razén. Lo que necesitan nuestros indios~es-iiistruc- Wey wullure para WuuLLeise, seapetatoe ¥ amarse. Yo, sin darme por vencido;le-insisto —iNo crée usted en la supervivencia de la conciencia? = Sandizo. Yo. — Si; de la‘personalidad. Sandino. — Si, def espiritu, claro esta; el De la conciencia? a espiritn supervive, la vida no muere nunca. Puede suponerse desde el principio la exis fencia de una gran voluntad. Yo. Todo és cuestién de palabras; para mi, eso es la religién, la trascendencia de la vida. == - Sandino. Como 1é-digo, la gran fuerza primera, esa voluntad, es’ et amor. Puede usted lamarle Jehova, Dios, Ald, Creador. Y déspiiés de explicar, segiin su fe teosd- fica, él valor de los espiritus guias~de~ la Humanidad, “entre Tos” cuales* coloea Adan, Moisés, Jestis, Bolivar-.., mientras su palabra se Con Sandino en Nicaragua 173 expresa una conviccién profunda y sus ojos, opacos, se animan, contintia: -—Si; cada uno cumple con su destino; yo tengo la conviecién de que mis soldados y yo -cumplimos con el que se nos Ha sefialado. Aqui nos ha reunido esa voluntad suprema para conseguir la libertad de Nicaragua. Yo. — ;Cree usted en el destino, én la fata- lidad? = ° ra Sandino. — ¢ Puce: “ho he de eréer? Cada uno de nosotros realiza lo que tiene que hacer en-este mundo. Yo.--~¥ cémo entiende usted, general, esa fuerza primera, que mueve las cosas? 4.Cémo una fuerza consciéfite o inconsciente? Sandino. — Como En un principio era el amor. Ese amor crea, evoluciona. Pero todo es eterno, Y nosotros una fuerza consciente. tendemos a que la vida sea no un momento pasajero, sino una eternidad a través de Jas miiltiples facetas de lo transitorio, Yo, que toda gran obras6lo se ha hecho a base de una gran fe, que yo lemo religiosa y usted —Insisto~en “esté pillito, potque erco 176 —- Ramén de Belausteguigoitia carta, “que habia visto en suefios-a su padre y su madre y sentia que debian estar muy inqnintne” . ¥ afiado yo: —He visto en los soldados un sentido-espi- ritual admirable. Hablando con muchos -de ellos, les he oido decir que la justicia estaba con ellos y qué por eso vencian siendo tan inferiores. 7Cémo ha conseguido inculearles estos principios? : Sandino, —- Habliridoles muchas veces so- bre los ideales de la justicia’y sobre nuestro destino, inculedndoles la”idea de que todos somos hermanos. Sobre todo, cuando el cuer- po desfallece es cuando he procurado elevar su espiritu. A veces, hasta los mas valientes decdion. Es nécesario Conocerlos, seleccionar- Jos. ¥ alejar el temor, haciéfidoles ver que la muerte es un ligero dolor, uit tréiisito. Pero esas ideas-se-asimilin: por compenetracién. Yo. = Por conipenetracién? = Sandino. — Si; estamos “comperteerados. a nuestra misién, y por 80 mis ideas y hasta mi voz puede ir a-ellos mds directamente. El ie Con Sandino en Nicaragua AIT magnetismo de un pensamiento se transmite. Las-ondas fluyen y son copadas por aquellos que estén dispuestos a entenderlas. En los combates-ean.el sistema nervinsn on tonsian ~tha.-voz=eon sentido-magnético tiene una ~-enorme resonaneia.:. También los. espiritus, -=combaten encarnados-y sin encarnar. Yo. —1Cree usted’en la-transcerdencia de este’ movimiento? -Seguramente el general no me ha entendi- — do el sentido realista en que yo le he hecho =—— esta-pregunta. En el curso ya de sus impre- siones-supraser sibles, por decirlo asi, conti- —-_niia destrenzado su pensamiento en-conceptos = més lejanos y mis dificiles. Pero no nos seria posible seguir todo su pensamiento, ¢ indiearemos inicamente el esqueleto de sus ideas, que versan ya sobre +érminos irreales. 3 , espiritus Iuchan encarnados y sin encarnar... Desde el ~origen del mundo, la tierra viene:en evolu- cin continua. “Pero aqui, en Centroumérica, es donde veo yo una formidable transforma- com ganDano cx a:teaRAaUA 2 178 —- Ramén de Belausteguigoitia cién... Yo veo algo que no lo he dicho nunca... No creo que se haya escrito sobre eso... En toda esta América Central, en Ja parte infe- eas . Veo Nicaragua envueltc en agui Una inmensa depresién que viene del Paci fico... Los voleanes arriba tinicamente... Es como si un mar se vaciara en otro. en otro. Es una dese: ‘ipeién fantastiea, que yo 20 he podido aprisionarla por completo, pero que se traduce en una especie de vi mn de maritima en esa zona Y Sandino se leva , como queriendo arran- car de ellos alguna visién, De nuevo el tono opaco de su mirada se anima mas. Es Sandino, el héroe y genial Sandino, el de la América Centr Jas manos a los ojo: visionario. —La fe —pienso yo— es eternamente in- porque une al mundo real, al de Jo maravilloso, y apartan- fantil y creadora; infantil do Ia duda, que es escepticismo y vejez, nos lleva al mundo del ensuefio de esos primeros afios, en los que quiz4, como dice el pocta Con Sandino en Nicaragua 179 Wordswort! _ ios hombres conservan todavia el reflejo de una inmentalidad o de una encar- nacién, como ditfan los teésofos, que todavia no se ha borrado de la mente, con los afios y la baja realidad de los sentidos. ¥ es creadora, porque el hombre se siente no como un misero aparcero de una vida transitoria, que se disipa como el humo, sino el propietario, mejor dicho, como el actor de im drama eterno y siempre renovado. Cuando salgo, Sandino habla con un viejo soldado, encargado de llevar sal a las colum- nas que se vienen acercando, y mientras aquél parte con su mula cargada, el general lo des- pide con un “Que Dios le guarde.” 182 Ramén de Belausteguigoitia ha pensado por muchos que el movimiento sandinista era fundamentalmente agrarista. Yo he tenido ocasién de comprobar, durante mi estancia an Ninn: esté muy dividida y que el pais es de peque- fia propiedad. Apenas hay latifundios, y és- tos no son muy grandes. El agrarismo, pues, no tiene un gran campo de accin, Los pocos que no tienen tierras no se mueren de ham- bre, como se me habfa dicho. Y, efectiva- mente, tuve ocasién de comprobar estas im- presiones de tierra de promisién en forma y halagadora por cierto. Hay cerca de Granada un hermoso paseo de mangos que llega hasta el Lago. Mientras una especie de Cancerbero que tiene la contrata de la fruta los recoge como puede, dos o tres desarra- pados esperaban la caida accidental de algin fruto para hacer su comida diaria. No les tenia cuenta trabajar en los cafetales por- nop que sélo les daban quince centavos, y prefe- rian esta modesta holganza. Hl pats esta des- trozado; no hay trabajo por ninguna parte, segtin ellos. Con Sandino en Nicaragua 183 Insisto yo todavia sobre Ia cuestion de las tierras con el general, y le pregunto si es partid: e quefia propiedad que tiene el pais, dando te- Trenos @ quien no los tenga, Tio de caypnlatar o aro e Sandino. — Si, desde luego, y eso es algo que no tiene dificultades entre nosotros. ‘Te- nemos tierras baldias, quizi las mejores del pais. Fis donde hemos estado nosotros. ¥ el general explica su proyecto de colo- ar la zona del rio Coco, que es de una enorme feracidad. —Nicaragua importa una cantidad de pro- ductos que no debe: cereales, grasas, hasta carne, por la costa del Atlintico, Todo esto se puede producir alli, Por de pronto hare- mos navegable el rio; después empezaremos a abrir terrenos de cultivo. Pero hay una exuberancia vegetal increible, Sélo el cacao silvestre les pone por de pronto en condi nes de explotacién econémica Yo. — ; Cree usted en el desarrollo del ca- pital? Sandino.— Sin dada que el capital puede CAPITULO XII Conyersaciones con Sandino. - Temas sociales iamos isto al general Sandino, mien abalgaba, con algunos oficiales, hacien: inspeceién a sus tropas, y me dijo —Ya ve usted, nosotros no somos milita- res, Somos del pueblo, somos ciudadanos ar- mados. Recordando estas impresiones sobre el as- pecto social del movimiento sandinista, pre- guntaba una tarde al general, mieitras con- versibamos, y él se_balanceaba en_su_mece- dora. = hacticho en ocasionés @ tenia un marcado cardcter social. Hasta -se Jes habia tildado de comunistas. Entiendo que ai Febelion™ i t Con Sandino en Nicaragua 181 este Ultimo dictado ha obedecido a una pro- paganda tendenciosa y de descrédito. ; Pero no hay programa social? traiado dé toréer este movimiento de defensa nacional, convirtiéndolo en una lucha de sr mas bien social. Yo me he opuesto =con todas mis fuerzas. Este movimiento es nacional y antiimperialista. Mantenemos la “Bandera de libertad para Nicaragua y para todo" Hispanoamérica. Por Yo demas, en el terreno social, este movimiento es popular y pEetonizamos un sentido de avance en Jas agpiradiones sociales. Aqui han tratado de yerhos, para influenciarnos, representantes de la Federacién Internacional del Trabajo, de la Liga’ Antiimperialista, de los Cudque- vos... Siempre hemos opuesto nuestro erite- rio decisivo de que ésta cra esencialmente una lucka nacional. Marti, el propagandista del comunismo, vid que no podia vencer en su programa y se retiré. El general calla pensativo. —En algunos paises, como en México, se 184 Ramén de Belausteguigoitia hacer su obra y desarrollarse, pero que el trabajador no'sea humillado y explotado. la inmigracion’? = Sandino.— Hay aqui muchas tierras que repartir. Nos pueden ensefiar mucho. Pero a condicién de que respeten nuestros derechos y traten a nuestras gentes-como iguales. Y cl general ma, que si habia fiade-luego,en tono de bro-~

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