Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Análisis Político I
9 de noviembre de 2023
Guatemala, ¿hacia la consolidación de la democracia?
Lo cierto es que muchos de los problemas que hoy aquejan a Guatemala son
problemas compartidos con el resto de los países latinoamericanos, que se vienen
arrastrando desde hace siglos y que la pandemia solo vino a dejar aún más la
descubierto, a tal punto que fenómenos como la pobreza, la desnutrición y la
desigualdad han pasado de ser crisis transitorias, a considerarse como condiciones
estructurales que definen la vida y las oportunidades de su población.
Ahora bien, para analizar las dinámicas sociopolíticas que han tenido lugar a
lo largo de los últimos meses y el camino que está tomando la democracia como eje
central para la construcción de la sociedad guatemalteca, es importante señalar
también que, la etapa inmediatamente anterior a la llegada de la pandemia no
significó del todo un escenario optimista para la democracia de la región en general.
Por el contrario, de acuerdo con el Latinobarómetro (2021) la década de 2010-2019
significó el declive de las democracias latinoamericanas, lo cual se vio reflejado en
la caída que hubo en el apoyo de la población a dicho sistema de gobierno: de 63%
a 48% para el 2018.
Similares escenarios han tenido lugar en otros países como Chile, Colombia,
Honduras y Brasil, en donde la población se ha inclinado por posiciones políticas
contrarias, y en algunos casos incluso sorpresivas. Tal ha sido el caso de
Guatemala, que luego de sentimiento de hartazgo generalizado, en el que se
combinó el proceso exacerbado de cooptación institucional, con la falta de atención
política a los efectos socioeconómicos de la pandemia y las intentonas del pacto
oficialistas de limpiar el camino de las elecciones a actores afines, dejando a varios
contendientes peligrosos al régimen fuera, llevo finalmente la población a transmitir
ese descontento en las urnas colocando a Semilla, de la mano de Bernardo Arévalo,
sorpresivamente victorioso.
De esta manera, se ha llegado al final del ciclo político que comenzó con la
oportunidad perdida en 2015 y la pasividad de la ciudadana para defender la
democracia ante el proceso de cooptación institucional y persecución política que
se vivido durante los últimos años en el país. Las últimas acciones del Ministerio
Público encaminadas a deslegitimar los comicios ponen en riesgo el bastión
fundamental de un régimen político democrático: la existencia de elecciones libres,
regulares y competitivas, o democracia procedimental.
Sin embargo, las movilizaciones masivas que han tenido lugar durante las
últimas semanas son un reflejo de que, si bien el apoyo a la democracia se ha visto
erosionado a lo largo del presente siglo, lo cierto es que aún existe entre la población
guatemalteca la confianza en que la misma institucionalidad del Estado puede
depurarse y reencausar el camino democrático a manera de salvar el régimen y la
transición gestado a finales del siglo pasado. Al igual que en otros países de la
región, las consignas de la movilización social guatemalteca giran en torno a
peticiones hacia la propia institucionalidad, con renuncias y reformas concretas, y
no hacía estrategias por fuera de las reglas democráticas de forma que se busca
salvar la democracia ejerciendo las garantías fundamentales que el propio sistema
otorga creando la oportunidad para pactar una salida democrática entre los actuales
actores en el poder, quienes deberían de tomar lugar el próximo 14 de enero, y
demás actores con recursos políticos, económicos o ideológicos con capacidad de
ejercer presión en el sistema.
Como resultado del análisis aquí propuesto, se puede determinar que, si bien
la crisis sanitaria puso al desnudo las carencias más acentuadas de los Estados de
la región latinoamericana en general y de Guatemala en específico, lo cierto es que
la gran mayoría de los problemas socioeconómicos derivados de la pandemia son
fenómenos estructurales que el país arrastra y que la clase política no ha sido capaz
de sortear con la transición hacia una democracia procedimental, que no ha sido
acompañada apropiadamente de por una democracia sustantiva, o garantía de
derechos y libertades fundamentales.
Referencias bibliográficas: