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Las bienaventuranzas como el camino más seguro para llegar a la Santidad según la Gaudete et Exsultate”

Jesús Gerardo Urrutia Martínez


Introducción a la Espiritualidad I
Pbro. Luis Alonso Chávez López

En este ensayo hablaré sobre la santidad y cómo camino a ella tomare las bienaventuranzas, las cuales el Papa Francisco también
comparte en la exhortación apostólica “Gaudete et Exsultate”. Sin embargo, sabemos bien que las bienaventuranzas no son el único
camino que existe para la santidad pero para mi es el más seguro , por que en ella se encuentra una manera para encontrarnos con el otro,
de poder observar en el otro las virtudes y los valores del reino, poder ser testigos de la gracia de Cristo que se va derramando en el
perseguido, en el pobre de espíritu, en los mansos, en los que lloran, en los hambrientos de justicia, y cada uno que viva una de estas
situaciones de santidad, será santo.
Si en las bienaventuranzas se encuentra el cómo ser santos, también se encuentran las diferentes renuncias e implicaciones que se
necesita para llegar a ser santos. Pero aun con esas cosas el Señor nos promete una esperanza y recompensa viva, que es él mismo,
teniendo en eso mente me he percatado que las bienaventuranzas no hay duda de que, es el camino más seguro para llegar a ser santos.

Sabemos bien que Cristo es el único Camino que nos lleva a la santidad, pero nos dejó como pequeñas señales en las que nos
podemos guiar en el camino, y que con esto no divagar por el mundo.
Las Bienaventuranzas como camino, es lo primero que pensé al reflexionar sobre esto y lo comparaba con: Cuando vamos
caminando por las calles entre la gente, podemos apreciar las bienaventuranzas vivas, entonces no hay excusas de que no podemos llegar a
ser santo por medio de las bienaventuranzas si las podemos practicar en el caminar diario.
Si nos ponemos a pensar bien, la bienaventuranza en si misma es un camino y si cada uno de nosotros también lleva un camino,
entonces se puede decir que cada uno de nosotros somos una bienaventuranza que se esta llevando acabo y si nos relacionamos con los
demás de tal manera que les abrimos nuestro corazón y el otro también hace lo mismo , lo que esta pasando en eso es que las dos personas
que comparten lo que viven en su bienaventuranza, los dos están siendo de mutua ayuda para poder llegar a la santidad.
Si es así, la bienaventuranza nos mueve al otro, nos impulsa a abrir el corazón, a ser transparente con el otro para poder en ello,
aprender sobre lo que el Maestro quiere de nosotros.
Cada una de las bienaventuranzas aparte de que tienen un camino, tienen también una promesa, que esa promesa es, en el
trasfondo, la santidad. Si uno practica las bienaventuranzas sin tener en mente la promesa, no podrá descubrir el bien que le hace el poder
practicar las bienaventuranzas y caerá en un servicio y sentido absurdo e inútil que solo lo hace porque le dijeron y no por que haya en su
mente un deseo de poder ser santo y de querer conocer y dar a conocer a Cristo.
También otras de las cosas que encontramos en las bienaventuranzas es que cada una de ellas va muy de la mano con las
experiencias del humano, experiencias que van en contra de la comodidad, de todo aquello que no nos hace encontrarnos con los demás,
pero también estas experiencias nos muestra como vivió Cristo y de como el pudo mostrar el camino de la santidad, de como fue en contra
corriente para poder practicar estas grandes directrices hacia la santidad. Cada una de ellas, aunque choque con nuestro interior y que todo
nuestro cuerpo y mente nos lo repudie, así es la santidad tan repudiada por otros, pero tan deseada por los cristianos. Entonces podemos
decir que cuando sentamos esto, lo más seguro es que estemos en los primeros síntomas de la santidad.
Cualquiera puede decir que la misma santidad se puede vivir con un conformismo de la vida y que el sentimiento que
levanta esta meta es simplemente una carencia de realidad y solo es una fantasía que el mismo católico ha inventado para decir que
siempre Dios es la meta y no el reconocerse como amo de las cosas o que el éxito es a lo que debes aspirar y no a un montón de
sin fin de pruebas de que Dios quiere encontrarse con el hombre y que Dios pone esa meta porque sabe que el hombre carece de
sentido y de plenitud, qué mejor es crear la plenitud del hombre en cosas sencillas y que exigen dinamismo de la misma persona; la
respuesta ante este argumento son: las bienaventuranzas; estas son aquellas oportunidades que Dios pone para que puede encontrar
la plenitud que tanto anhela, ya que en ellas se encuentra las mejores maneras, tanto humanas y divinas, en la que Dios nos palpa
que la santidad no es una cosa del otro mundo y que no es una fantasía; sino que su fundamento es rescatar la carne humana y
hacerla divina, que pueda entrar a la presencia de Dios con lo que es y que por su propio pecado sea perdida o dada por vencida.
También las bienaventuranzas tiene otro fundamento que es el encontrar a Dios en lo pequeño, en lo alejado, en lo que alguna vez
fue esclavo y no en la mala gloria o en el poderío mal engendrado y mucho menos en la fama mal vista o la soberbia que lleva el
mundo, dice muy bien el libro de la Sabiduría, que todo aquello que viene de la carne no perdura y no deja provecho ,en cambio, lo
que viene de Dios es lo que le da vida el hombre y no el hombre da vida a Dios, sin embargo la sociedad cae en esto, en una
soberbia y egoísmo religioso que ni siquiera se dan cuenta que el creador aparte de darnos vida nos da su amor y más aun nos da
las herramientas para poder ser felices, y que cuando se acaba nuestro peregrinar por esta vida podemos ser santos, ser alegría sin
fin, ser bienaventuranza perfecta y amor en contemplación al Amor mayor.
Si no contamos con las bienaventuranzas en nuestra vida lo más seguro es que todo lo que nos pida Dios en la oración nos
va a levantar un deseo de desesperación y de desánimo como aquel joven rico que al escuchar al Maestro sobre de dejar todo
aquello que no lo dejaba encontrarse con el hermano y seguirlo, sintió una tristeza tan grande, porque aquel joven tenía tanto
dinero y no podía dejarlo; también si no nos dejamos conducir y regir de las bienaventuranzas nos podemos convertir en una
persona que solo vive, que vive en una ataraxia sin fin, viendo pasar como los demás encuentran su plenitud, mientras el vive en
una desolación en su interior , que lo lleva a alejarse de Dios y de los demás llegando una bienaventuranza podrida o sin
fundamento de caridad. Que peligroso es no tener como meta la santidad y como medio las bienaventuranzas, el sentirse perdido y
abandonado puede ser una de las primeras sensaciones de que vivimos en una bienaventuranza podrida o sin fundamento de
caridad; y si es así la mejor medicina es encontrarnos con el Jesús del monte y escucharle como dirige el discurso de las
bienaventuranzas y dejarse llenar por la pobreza de espíritu, por la sed de justicia, por la persecución por él y así entre otras más
bienaventuranzas, cuando uno viva todo esto, será santo.

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