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“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
fortalezco; siempre te ayudaré; siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
(Isaías 41, 10)
La partida a la casa paterna de Doña Rosa nos deja un vacío que nada ni nadie lo podrá
llenar, porque era única, una mujer fuerte y trabajadora, luchadora; nos queda el eterno
agradecimiento con nuestro padre Dios por habernos dado el privilegio de conocerla y
recibir de ella sus ejemplos y enseñanzas. Ese es el mayor legado que nos ha dejado, la
cielo; mientras sigamos vivos en este mundo le pedimos a Dios que nos conceda la
sabiduría para saber vivir los unos con los otros y darnos los mejores regalos ahora que
podemos. Hoy le pedimos a Dios que nos consuele en nuestro sufrimiento por la
partida de doña Rosa a la eternidad, que nos ayude a valor sus enseñanzas viviendo
Dice en el libro de Job 1, 21: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allí. El
Señor me lo dio y el Señor me lo quitó: ¡bendito sea el nombre del Señor!".
Bendito seas Señor por habernos permitido conocer y compartir con Doña Rosa, por su tarea
incansable como madre, como abuela, como suegra, como amiga y compañera. Sus hijos: Jaime,
Gina, Yudy, Yormary, y sus nietos: Jaime Andrés, Joseph Matías, Daniel, María Paula, Santiago y
Martín, se sienten tristes por su partida a la eternidad, pero estoy segura que sienten una inmensa
gratitud con Dios por haber recibido de ella sus mejores enseñanzas, la alegría y la berraquera que
siempre la caracterizó en vida, sus cuidados y amor incondicional que siempre sus dio. Que Dios nos
conceda el consuelo en estos momentos difíciles y nos ayude a seguir luchando cada día por hacerle
el mejor honor, con nuestro trabajo y esfuerzo constante, viviendo con sencillez y humildad y
cumpliendo fielmente sus enseñanzas, sus consejos, y su cantaleta por hacer de cada uno de nosotros
las mejores personas. Cada uno de nosotros debe tener algo porqué seguir recordando a Doña Rosa;
no pasará al olvido porque siempre supo dar lo mejor de ella para ofrecernos. La recordaremos
siempre por sus enseñanzas, y perdonamos aquellos momentos en los que tal vez tuvimos algún
problema con ella. Que el Señor la reciba eternamente en su casa y le dé la mejor habitación, y le dé
el descanso eterno; y a nosotros la esperanza de vivir un día con ella en el cielo. Los invito a qué cada
vez que nos llegue la tristeza por su partida elevemos una oración de agradecimiento por todo lo que
ella nos ofreció en esta vida. Descansa en paz Doña Rosa, que nosotros sabremos seguir viviendo con
valentía y coraje.
Agrademos a todos los familiares y amigos que hoy nos acompañan en esta celebración, les pedimos
que oren por nosotros para que el Señor nos dé la fortaleza y el consuelo en éstos duros momentos
por su muerte.