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Queridos hermanos y hermanas, tengan todos muy buenas tardes.

Nos hemos reunido aquí, los familiares, amigos, conocidos y vecinos de MARÍA ANGÉLICA
SUAZO MORALES para ofrecerle una despedida cristiana, a quien el Señor ha llamado a su
presencia.
Aunque toda despedida está teñida por las lágrimas y la tristeza de la separación, algo
nos está diciendo que este adiós no es para siempre y que nos volveremos a encontrar de nuevo al
final del camino.
Jesús nos dijo que el grano de trigo tiene que morir bajo tierra para poder convertirse en
espiga; también nos dijo que todo árbol que de buena cosecha hay que podarlo para que mejore
sus frutos. Para los que creemos en Jesús, la muerte solo tienen sentido si la miramos a la luz de
la mañana de Resurrección, cuando empiecen a florecer las semillas que hemos depositado en la
tierra y a retoñar las ramas del árbol caído.
El creyente de verdad, sabe que esa meta final está en la casa de Dios, en quien ha creído
y confiado, y donde espera descansar por toda la eternidad.
Vamos a intentar superar el dolor y la tristeza de la separación, con la fe y la esperanza
que nos dejó Jesús con su triunfo sobre la muerte.
Los invito a ponerse de pie para recibir cantando al Sacerdote.

RITO DE ENTRADA:

ACTO PENITENCIAL:

Al comenzar esta celebración vamos a presentar nuestras vidas ante Dios y reconocer que
no todo en ellas es limpio, claro y transparente. Pidamos perdón por nuestras faltas y pecados.

 Perdónanos, Señor, porque disfrutamos de todo lo que has creado y nos olvidamos de Ti,
su Creador… Perdón, Señor.

 Te pedimos perdón, Señor-Jesús, porque te echamos en cara el mal que existe en el mundo
y olvidamos que Tú sufriste la Cruz para salvarnos a nosotros… Cristo, perdónanos.

 Perdónanos, Señor, porque no sabemos reconocer que cada minuto de nuestra vida es un
regalo que Tú nos haces y a veces lo maltratamos… Perdón, Señor.

(PASA JUAN)
PRIMERA LECTURA:

En la primera lectura del Libro de las Lamentaciones capítulo 3 versículos del 17 al 26, nos
enseña que bueno es esperar en silencio la salvación del Señor. Escuchemos con atención.

(PASA JANITA)

SALMO:

El Salmista nos introduce de la manera más dulce y serena en el amor y la confianza en


Dios nuestro Padre. Él nos da todo lo que necesitamos, aún cuando las cosas parezcan que van
mal, Él nos acompaña siempre. Después de cada verso repitamos “El Señores mi pastor”

(PASA VICKY)

EVANGELIO:

Jesús nos promete la Resurrección y la vida junto a Dios, si participamos en el Banquete


de su Cuerpo y Sangre y cumplimos su Mandamiento del Amor y del servicio a los demás.
Escuchemos el Santo Evangelio tomado de San Juan.
Los invito a ponerse de pie para aclamar la Palabra de Dios y lo hacemos cantando.

(LECTURA DEL SANTO EVANGELIO)

HOMILÍA:

ORACIÓN DE LOS FIELES:

Vamos a recordar con afecto a nuestros hermanos, a todos nuestros familiares y amigos
difuntos que han partido de este mundo. Así mantenemos viva la esperanza de juntarnos un día,
todos, en la casa del Padre.
(PASA YIYO)

1- Pedimos por la Iglesia, para que a ejemplo de Jesús, sea signo de vida en esta sociedad;
para que se acerque, acoja y trate con ternura a quienes lo necesitan; para que nos ayude
a vivir con alegría y dignidad y nos acompañe con amor y respeto en la hora de la muerte.
Junto a María, roguemos al Señor.
2- Oremos por MARÍA, mi madre, para que todo cuanto ella creyó pueda gozarlo en tu
presencia; que todo cuanto ella esperó lo esté viviendo en plenitud; que todo cuanto ella
amó siga vivo para ella entre nosotros. Junto a María, roguemos al Señor.

3- Te pedimos, Señor, por MI MAMÁ, tu hija y nuestra amiga, que ha partido de este mundo,
para que viva feliz en tu Reino de Amor y de Paz. Junto a María, roguemos al Señor.

4- Por todos los hombres y mujeres que experimentan el dolor, la enfermedad, el olvido, la
injusticia. Para que Dios sea para ellos fuente de esperanza y buena noticia por encima de
todo. Junto a María Roguemos al Señor.

5- Por todos los que nos hemos reunido aquí, para que no dejemos solos y abandonados a
nuestros seres queridos cuando más nos necesitan, sobre todo en la enfermedad. Junto a
María, Roguemos al Señor.

6- Por los familiares y amigos, por todos cuantos lloramos la muerte de MI MADRE AMADA.
Para que recibamos ayuda y compañía en estos momentos, y encontremos en el amor de
Dios la fuerza que necesitamos. Junto a María. Roguemos al Señor.

OFRENDA:

(PASAN………………………………………………………..)

 Señor te ofrecemos el Pan y Vino, signo de entrega y comunión fraterna. Te ofrecemos,


Señor, este pan y este vino fruto de tu amor. Que sean para nosotros pan de Vida y vino
de Salvación.

 Te ofrecemos estas flores, Señor, símbolo de vida, amor, alegría, unión, para que llegue
cada día a cada uno de nuestros corazones Señor, te traemos estas flores, ellas adornaran
tu Altar y Tú que nos has dado tu cuerpo haz que florezcan en nuestro interior.

CONSAGRACIÓN:

SANTO:

CORDERO DE DIOS:
COMUNIÓN:

Vayamos a recibir el alimento que trae alegría y fortaleza: el mismo Cuerpo y Sangre de
Jesús resucitado; es el regalo más lindo e importante que podemos tener como hijos de Dios que
somos. Él es el Buen pastor que se hace alimento de sus ovejas.

CANTO FINAL:

Que esta misa sea signo de nuestro compromiso de vivir pensado en la esperanza de la
Resurrección.

¡Viva Jesús en nuestros corazones! ¡Por siempre.


Antes de terminar, quisiera leer este escrito que creo que recoge perfectamente lo que la
tía querría decirle a sus hijos.

Si me voy antes que ustedes, no llores por mi ausencia; alégrense por todo lo que hemos amado
juntos.

No me busquen entre los muertos, en donde nunca estuvimos, encuéntrenme en todas


aquellas cosas que no habrían existido si ustedes y yo no nos hubiésemos conocido.

Yo estaré a su lado, sin duda alguna, en todo lo que hayamos creado juntos: en las alegrías,
en el placer compartido, en el sudor del trabajo y en las lágrimas que intercambiamos día tras
día. Y en todos aquellos que pasaron a nuestro lado que, recibieron algo de nosotros y llevan
incorporado (sin ellos ni nosotros notarlo) algo de mí y algo de ustedes.

También nuestros fracasos, nuestras indolencias y nuestros fallos serán testigos


permanentes de que estuvimos vivos, y no fuimos ángeles sino humanos.

No se aten a los recuerdos ni a los objetos, porque dondequiera que miren y hayamos
estado juntos, con quienquiera que hablen y que nos conociesen, allí habrá algo mío, habrá algo
nuestro; aquello sería distinto, pero indudablemente distinto, si ustedes y yo no hubiésemos
aceptado vivir juntos nuestro amor durante estos años; el mundo estará ya siempre salpicado de
nosotros.

No lloren mi falta, porque sólo les faltará mi palabra nueva y mi calor de ese momento.
Lloren si quieren porque el cuerpo se llena de lágrimas ante todo aquello que es más grande que
él, que no es capaz de comprender, pero que entiende como algo grandioso, porque cuando la
lengua no es capaz de expresar una emoción, ya sólo pueden hablar los ojos.

Y vivan. Vivan creando cada día y más que antes. Porque yo, no sé cómo, pero estoy segura
de que desde mi otra presencia, yo también estaré creando junto a ustedes, y será precisamente
en ese acto de traer algo que no estaba donde nos habremos encontrado. Sin entenderlo muy
bien, pero así. Como los granos de trigo que no entienden que sus compañeros muertos en el
campo han dado vida a muchos nuevos compañeros. Así, con esa esperanza, deberán continuar
dejando su huella, para que cuando la muerte nos vuelva a dar la misma voz, cuando nuestro
próximo abrazo nos incorpore ya sin ruptura a la Única Creación, muchos puedan decir de
nosotros: si no se hubiesen amado, el mundo estaría más atrás.

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