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El Gobierno Militar Peruano: Los


problemas de la participación
popular
por David Scott Palmer y Jorge
Rodríguez Beruff
La política nacionalista y reformista del Gobierno
militar peruano ha suscitado gran interés en el mundo en
desarrollo. Los militares peruanos han seguido cada vez más
una política exterior más autónoma UCa-a-Uia los Estados
Unidos, cuyos ejemplos más dramáticos son la controversia
sobre la Compañía Internacional de Petróleo (IPC) y la disputa
sobre las aguas territoriales de las 200 millas.
Internamente, varias medidas reformistas han afectado tanto a
ciertos grupos de poder locales como a algunos poderosos
intereses extranjeros.

Entre estas medidas se encuentran la Ley de Reforma


Agraria, la reorganización del sistema bancario, la Ley
General de Industria, la Ley de Minas, la Ley de
Telecomunicaciones y la próxima Ley de Reforma Educativa.
Algunas implicaciones de
estos po1 i c res de e con omi c y a oc i alchan ge han sido dis-
cus s e5 e 1s ewher e by An ib a 1 9u i j ono 1 Los militares son com-
Se proponen cambiar no sólo la economía y la sociedad
"tradicionales", supuestamente en la dirección de una
distribución más igualitaria de las recompensas, sino
también una estructura de poder que consideran un corolario
natural de la sociedad "tradicional". Así, uno de sus
objetivos declarados es la promoción de la falsa
participación política conocida como movilización social.
y transferencia de poder) de la "mayoría históricamente
marginal". Este artículo se centrará en el papel estratégico
desempeñado por la burocracia estatal a este respecto, así como
en el modelo
de un sistema político que parece surgir de la práctica
y los postulados ideológicos del gobierno militar.

David Scott Palmer, Profesor Visitante en el Programa de


Ciencias Sociales de la Universidad Católica del Perú, y
candidato a Doctor en Gobierno por la Universidad de
Cornell.
Jorge Rodríguez Beruff, estudiante de posgrado de la
Universidad de York, actualmente investigando sobre la
ideología de la mili- ta en Perú.
"Na t ion al i sm and Cap i t al i s min Pe ru", honth Ly Re o herIn ly-
Angus t 19 7 1 .
4
Belaunde: El fracaso del sistema de partidos

Los Fo r ces Arme d os in te rvene d e ar ly in


the 1960, con el fin deponer a Be1aunde en el poder y a
su Partido Popular.
De s pi te este mi 1 i t arv ba cki ng , Be la unde no pudo OVe r una
f
eroz oposición en el Congreso por parte de una coalición de
la
y la derecha conservadora. De este modo, no satisfizo las
demandas de reforma formuladas por los grupos sociales
históricamente excluidos del sistema político, pero cuyas
expectativas se habían visto incrementadas por el Programa
Belaunde.

En un estudio sobre el movimiento guerrillero de 1965, los


militares diagnosticaron, no erróneamente, que Perú había entrado
en un periodo de "subversión latente". La crisis económica de 1967
y el empeoramiento del proceso inflacionista, el primero en diez
años, redujeron aún más la confianza pública en la capacidad de
las instituciones existentes para llevar a cabo las reformas
necesarias o para garantizar un cierto grado de estabilidad
económica. Las medidas adoptadas para hacer frente a la crisis
distaron mucho de ser populares. La coalición de todas las
principales fuerzas políticas bajo una plataforma conservadora
(conocida como supzrconViUeMcic) en los últimos 100
La incapacidad casi increíble del Gobierno para resolver la
cuestión de la CIP, que había ocupado un lugar destacado en la
plataforma de reforma original de Belaunde, confirmó a la
población que tenía muy poco interés en mantener este gobierno
"constitucional".

Los militares: El auge de una ideología reformista

El declive de la confianza pública en Belaunde fue paralelo


al declive del apoyo que le ofrecían los militares. Las
perspectivas de los propios militares habían experimentado
profundos cambios. Estos cambios les situaban cada vez más a la
izquierda del APRA, su tradicional enemigo, que desde 1956
había adoptado claramente posiciones conservadoras para obtener
el favor de Estados Unidos y de los grupos sociales dominantes.

Esta reorientación del pensamiento militar había aparecido


primero en forma de preocupación por la relación entre el
"potencial nacional" y la seguridad y, por tanto, por la necesidad
de industrialización y crecimiento económico. La élite académica
del Centro
de Altos Estudios Militares (CAEM) desempeñó un papel
central en la formulación y popularización de estas ideas
entre el cuerpo de oficiales durante los años cincuenta.
1
A1 i anz a Pop ul ar Revo1 uc i onar i a Amer i c ana .
5
Tras la Revolución Cubana, la atención de los militares
se desplazó hacia la seguridad interior, reforzada por las
doctrinas militares francesa y estadounidense de acción
cívica y guerra antisubversiva, y la necesidad de reformar
para frenar la actividad revolucionaria.
Los militares eran conscientes de la creciente movilización de
los grupos populares y estaban preocupados por ella. El
movimiento rural liderado por Hugo Blanco, el establecimiento
de tres frentes guerrilleros, el aumento del malestar entre la
clase obrera urbana y los estudiantes de clase media, les
mostraron que una repetición de la "catástrofe" cubana podría
ser posible en Perú. Así, dentro de la maquinaria de
inteligencia militar que se reforzó para hacer frente a la
crisis,
un grupo de oficiales estaba llegando a las mismas
conclusiones que la élite académica del CAEM: las causas de
la revuelta residían en la estructura de la sociedad
peruana; y la represión no era una respuesta duradera a la
insurgencia. La reforma era necesaria. A medida que estas
ideas se iban imponiendo en el cuerpo de oficiales, Belaunde
se mostraba incapaz de llevar a cabo los cambios prometidos.
Para las Fuerzas Armadas el problema pasó a ser, como dijo
un destacado general, "no si intervenir o no, sino cuándo".
El escándalo de la CIP resolvió ese problema.

Los militares en el poder

Está claro que el gobierno militar se ha beneficiado


enormemente de la debilidad del régimen que le precedió
y la decadencia de los viejos mecanismos de participación.
Ha sido capaz de formular e im plem entar políticas sin
considerar seriam ente las dem andas provenientes de las
viejas instituciones de poder, especialm ente los partidos
políticos. En el Perú, a diferencia de otros países de América Latina,
las comunidades como A rgen t i na , Ch i l e y A r g e n t i n a , no han sido capaces de
hacer frente a los desafíos de la globalización.
En Brasil, un movimiento populista más antiguo nunca ha alcanzado e l éxito.
t op s e ats de pol i t i cal p ower . Por otra parte, el país nunca ha
experimentado una crisis financiera o económica. o r ec onomi e re f o rm .

Por estas razones, el actual gobierno militar ha tenido


mucho "espacio político" para maniobrar. No ha tenido que
enfrentarse a una oposición seria a nivel nacional y, al
seguir un programa de reformas, ha podido
para reivindicar la legitimidad de su larga permanencia en el
poder. Sin embargo, la falta de comunicación entre el
gobierno y los grupos a los que intenta beneficiar puede
crear conflictos precisamente con los grupos que, espera,
constituirán su apoyo civil básico.

ara discutir los mecanismos actuales de participación


es necesario distinguir entre la participación en el centro
6
y la periferia (es decir, a nivel nacional o
local/sectorial). También hay que tener en cuenta la
diferencia entre la participación en el planteamiento de
reivindicaciones y la participación en la aplicación de
decisiones. Estas distinciones son importantes para
comprender la política actual en Perú. Plantean la
cuestión de si es posible aplicar acríticamente un modelo
"input-output" cuando la burocracia está lejos del
"ideal" weberiano y lejos de ser políticamente neutral.

Conflicto en el centro y representación burocrática de


intereses

Aníbal Quijano ha caracterizado la estructura de


poder que surgió tras el golpe de 1968 como una coalición
militar-burocrática, enfatizando una comunidad de
intereses entre el grupo dominante de oficiales
reformistas y los burócratas de orientación tecnocrática
en los escalones superiores de la administración pública.
Sin embargo, consideramos más fructífero examinar las
divisiones y conflictos dentro de la burocracia y su
relación con el problema de la participación. Es cierto
que los conflictos burocráticos se producen dentro de
ciertos límites: los dictados por los "intereses
permanentes" de la propia burocracia. Pero, como
ilustraremos, el conflicto se produce (puede que se haya
magnificado enormemente tras el golpe) y afecta a la
formación y aplicación de

La legitimidad de los mecanismos tradicionales de


participación (partidos y grupos de presión), como hemos
visto, se había resentido gravemente durante el gobierno
de Belaunde. Tras el golpe, se mostraron incapaces de
hacer frente a la élite militar gobernante. Por tanto,
los grupos políticamente activos, incapaces de hacer oír
sus demandas a través de los canales tradicionales,
intentaron controlar o influir en la burocracia.
Esto produjo un cambio en el ámbito del conflicto y aumentó
la importancia estratégica de la administración pública.

Hay dos factores que contribuyen, en el caso de la


burocracia peruana, a la politización de sus miembros y a
la intensificación de los conflictos internos. En primer
lugar, el acceso a la misma se basó en el pasado en el
clientelismo político, por lo que se asemeja más a una
7
aglomeración de diversos grupos "ideológicos" superpuestos
(Pradista, Belaun- dista, Aprista) que a una burocracia
"moderna" homogénea atendida por funcionarios de carrera.
En segundo lugar, los militares son

8
El gobierno ha estado dividido entre los objetivos
contrapuestos de obtener un alto grado de homogeneidad
ideológica dentro del "equipo" gobernante y de mantener
la unidad institucional de las Fuerzas Armadas. El
resultado ha sido un compromiso: ha habido purgas de
algunos ministros de derechas y otros de izquierdas, pero
se ha mantenido un cierto pluralismo a nivel del Consejo de
Ministros. Los militares destinados en los ministerios
reflejan esta diversidad de tendencias políticas.
e identificar pronto a sus grupos ideológicos de referencia
dentro de la burocracia civil.

Los diferentes grupos burocráticos buscan legitimar


sus posiciones identificándose con aquellos sectores del
"equipo" gobernante y de los militares adscritos a los
Ministerios más próximos ideológicamente. La forma en que
las directrices del centro (Presidencia, Consejo
de Ministros) se interpretan y aplican viene determinada por
las coaliciones y las relaciones de poder de las distintas
facciones a nivel ministerial. Los lazos entre grupos
enfrentados que a veces se producen dan lugar a la
inmovilización de la administración, que se percibe más
arriba como "falta de moralidad" (corrupción) o como un
sabotaje abierto por parte de elementos de la oposición .

Aunque el conflicto dentro de la burocracia puede a veces


no sea conscientemente política, sus resultados lo son
claramente, ya que la forma en que las decisiones se aplican
o simplemente no se ponen en práctica concierne políticamente
a los grupos ajenos a la estructura del Estado que se ven
afectados por ellas. Estos grupos
sí perciben las implicaciones políticas del conflicto e
intentan beneficiarse de él, por ejemplo, presionando a los
ministerios más directamente relacionados con sus
intereses.
Los grupos empresariales y obreros pretenden controlar o
influir en el Ministerio de Trabajo; la Iglesia, las escuelas
privadas y los profesores presionan sobre el Ministerio de
Educación, etcétera.

Cabe señalar que la estructura del Estado peruano está


muy centralizada y que no todos los grupos políticamente
activos tienen acceso a los niveles medios o superiores de la
burocracia lineno. Su exclusión de esta forma de lucha puede
deberse a razones geográficas o a su relativo poco peso Uig-
Q-Uis otros grupos organizados a nivel nacional.

9
Puntos de contacto y formas extraordinarias de demanda

La relación del ciudadano medio con el sistema político


bajo el gobierno militar puede interpretarse en términos de
"modelo corporativista". Este modelo tiene tres componentes
principales. El primero es la capacidad del ciudadano para
expresar y resolver sus preocupaciones cotidianas mediante
la participación en agrupaciones funcionales, como juntas de
vecinos, comunidades industriales, cooperativas agrícolas y
comunidades campesinas. El segundo está constituido por las
oportunidades disponibles para influir en la forma en que se
aplican las decisiones tomadas en el centro. Esto puede
lograrse trabajando a través de los "canales normales" de
los puntos de contacto locales de los organismos
gubernamentales o mediante el uso de "mecanismos de escape
extraordinarios", como el clientelismo, las delegaciones,
las marchas, las huelgas y las invasiones de tierras, para
influir en personas y/o organismos situados más arriba en la
jerarquía gubernamental. El tercer componente de
el modelo de corporativismo militar es la centralización
del control y el proceso asimétrico de 'gobierno-abajo'
mecanismos.

La participación de los ciudadanos se produce, en


efecto, pero casi exclusivamente dentro del proceso
"gobierno-abajo", o "output". Los problemas locales se
resuelven en las unidades de participación locales. Cuando
los ciudadanos desean influir en el modo en que se toman las
decisiones en el centro o se aplican a través de la
burocracia, sus líderes trabajan a través de los puntos de
contacto locales o sectoriales del gobierno. Si los puntos
de contacto locales no responden, las unidades de
participación locales expresan sus preocupaciones a través
de mecanismos "extraordinarios". Estos mecanismos no suelen
incluir organizaciones de poder tradicionales, como grupos
de presión o partidos políticos. Esto se debe al descrédito
en el que cayeron los mecanismos normales de participación
durante los años anteriores al golpe más reciente, y al
intento consciente del gobierno militar desde entonces de
eliminar su influencia como grupos institucionales de
participación. Citando una de las muchas referencias
oficiales, "lo único que los partidos políticos podían hacer
bien era lo que hacían mal". La organización entre unidades
locales que sí tiene lugar se produce dentro de las áreas
funcionales. La opinión oficial es que esto sirve para
proteger a los miembros de la influencia "corruptora" de
entidades externas como los partidos, y les ayuda a
10
coordinar la presentación de sus preocupaciones en los
puntos de contacto locales.

Estas tendencias apuntan al surgimiento de un modelo


de oolitirs significativamente diferente del dominante
antes de 19$8. Varios casos sugieren, sin embargo, las
dificultades que la

11
el gobierno mi li tario o:L Pe ru i s e xpe r i enci ona e n su t iempo para
hacer op erat iva la corp or at i s t mode 1 o:L p o1 i ti cs .

Fricción en las "correas de transmisión" burocráticas

Un ejemplo es la forma en que se toman las decisiones en


la alta burocracia del gobierno central. Este proceso
revela hasta qué punto la persistente resistencia al cambio
orienta a grandes segmentos de la burocracia atrincherada.
Un ejemplo particularmente sugestivo se encuentra en el
Ministerio de Educación, donde una alianza entre el
Viceministro (un Co lone I ) y en t ren che d b ure auc rat sha ce e de d in
domina-
encontraungrupode a ficierostranicipadoresdelCons
e j o d e A d v i s t r a c i ó n N i n i s t e r i a i n f 1 uen t i al . Estos funcionarios,
que luchan por una reforma 'radical' de la e due a c i ón 1, han sido r e s p o n s a
bles.
r o t a d a y rep la ce d a p o r u n g r u p o les e xpe r ienc i a d o . La Ley
Educa t i ona 1 Re f o rm a se promulgó en febrero de 19 7 2 . Es
e m p l e m e n t a n d o p r e ci s a l q u e e l s e c t o d e l a b u e r a e u c a r a
c t i v a s e in t eres t a e n innova c i ó n o e n e l c a m b i o d e e s t a b l e c e
s e d r on t ine y p r ive le ges .

Fracaso de los "puntos de contacto locales" del Gobierno

A. La masacre de Huanta, 1969


Un segundo caso se refiere al empleo de "mecanismos de
escape" después de que fracasaran los sucesivos esfuerzos por
influir en los puntos de contacto locales al inicio del
gobierno militar. Se trata de la protesta de junio de 1969 en
las provincias vaporosas de Huanta y Ayacucho por la
promulgación e intento de aplicación
de una ley que habría puesto fin a la escolarización gratuita
de los alumnos de secundaria que suspendieran un curso (La
ley establecía
por un pago de unas £l al mes por curso suspendido. El
salario mínimo en la provincia es de unas 3Op al día). Una
alianza temporal de estudiantes, padres y campesinos
consiguio obligar al gobierno central a derogar la ley, pero
solo despues de tomar la ciudad de Huanta y provocar a las
fuerzas de asalto de la guardia nacional para que mataran a
18 personas e hirieran a 100 de ellas.

En este caso, era evidente que los puntos de contacto del


gobierno a nivel local -directores de escuela, la policía y
12
el subprefecto- no proporcionaron al gobierno central una
evaluación precisa de la fuerza de la oposición masiva a la
ley. En consecuencia, el gobierno central no tuvo plenamente
en cuenta las necesidades de ese segmento de la población (las
clases bajas), que habría sido el más perjudicado por la ley.

13
la medida. Además, en este ejemplo, los puntos de
contacto locales no tenían ni el poder para cambiar la
ley ni, según parece, la habilidad para contrarrestar la
oposición ciudadana. Como resultado, los ciudadanos se
vieron obligados a recurrir a medidas extremas.
sures para demostrar su hostilidad a la nueva ley. La primera
respuesta del gobierno central fue enviar tropas para
resolver el asunto por la fuerza. La magnitud del error de
cálculo se hizo evidente después de que un gran número de
personas perdieran la vida y la nación tomara conciencia
dramática de la profundidad del problema.
del problema. El 24 de junio de 1969, el mismo día en que se
decretó la Ley de Reforma Agraria (lo que puede indicar
dónde se había centrado la atención del gobierno nacional
durante la acumulación de la crisis en Huanta), se derogaron
las odiosas disposiciones de la ley de educación.

B. La invasión de Pamplona, 1971


Un ejemplo más reciente de la ambivalencia del gobierno
militar en la práctica hacia el problema de la participación de
las masas en el proceso político es la invasión masiva de
terrenos urbanos de Pamplona, el Primero de Mayo de 1971.
Mientras que la invasión organizada de terrenos baldíos
alrededor de Lima se ha convertido en un método común para
que los pobres urbanos obtengan su propio lote de casa de
forma gratuita, la invasión de Pamplona fue una de las más
grandes (se calcula que 10.000 familias antes de que
terminara), y la primera desde que el Gobierno Militar
Revolucionario asumió el poder.

Sólo después de que fracasaran los intentos


clandestinos del gobierno de expulsar a los invasores por la
fuerza en la oscuridad previa al amanecer de tres mañanas
sucesivas, y después de que muriera un ciudadano (51
policías nacionales resultaron heridos por palos y piedras),
se tomaron medidas para reconocer la nueva realidad. El
trabajo normal del Ministerio de Vivienda y de la Oficina
Nacional de "Ciudades Jóvenes" (como se ha dado en llamar a
los cerca de 300 asentamientos ilegales) se reorientó por
completo. En poco tiempo se creó un nuevo "Pueblo Joven",
Villa El Salvador, y los miles de hombres, mujeres y niños
de PamQlona fueron registrados y trasladados allí en
camiones del ejército. El gobierno instaló
servicios como agua, electricidad, calles pavimentadas y
escuelas en pocos meses. Los "puntos de contacto" de las
agencias gubernamentales con los pueblos jóvenes crecieron
rápidamente en número. Desde el punto de vista de los
14
ciudadanos, una de las principales razones de la invasión fue
que sólo había una oficina de la Agencia Nacional de Ciudades
Jóvenes mal situada para atender las necesidades de cerca de
un millón de residentes.

La mayoría de las invasiones anteriores también lograron


obtener el reconocimiento oficial del gobierno, pero sólo
tras años de

15
presión y regateo. Aunque la respuesta oficial en este caso
fue precipitada, cd cómo y caótica, se atendieron las demandas
de los ciudadanos a través de estos "canales extraordinarios".
Los críticos señalaron que una de las razones de la rápida
respuesta fue la proximidad del lugar original de la invasión
a uno de los suburbios más ricos de Lima. Otra fue el deseo de
evitar enemistarse con el ala progresista de la Iglesia
católica, íntimamente implicada con el trabajo en los Pueblos
Jóvenes en general y en Pamplona en particular. Finalmente,
hay algunas evidencias de intentos dentro de los niveles más
altos del propio ejército de utilizar la invasión como
trampolín...
para un reajuste del poder hacia la derecha. Este intento
fracasó, por supuesto, y los ciudadanos fueron los principales
beneficiados. Sin embargo, tanto el proceso por el que se
convirtieron en beneficiarios como las razones para ello
sugieren una incapacidad continuada del Gobierno Militar para
mantener suficientemente abiertos los canales de comunicación
entre los ciudadanos y el gobierno en los niveles inferiores.
para permitir la canalización rutinaria y la resolución de las
preocupaciones desde abajo.

Gran parte de esta dificultad se debe a la forma en que


los militares han definido su "revolución". Intentan alcanzar
el más difícil de los objetivos: transformar la sociedad
peruana sin la destrucción total de las instituciones
existentes y la violencia generalizada. Sus intentos de
alcanzar este objetivo se manifiestan de diversas formas.
Quieren aumentar su atractivo para las inversiones
extranjeras y, al mismo tiempo, elimi
niendo los peores abusos (y abusadores) del pasado. Quieren
reducir su dependencia exterior diversificándola. Quieren
mantener los incentivos para la empresa privada nacional
al tiempo que aumenta la parte de los beneficios y de las
responsabilidades de gestión que corresponde a los
trabajadores. Quieren dinamizar el sector público sin cambios
drásticos en la burocracia encargada de la aplicación de las
políticas públicas. Todo ello
en un contexto de escasez de recursos nacionales y de
continua dependencia del capital extranjero. Incluso si todas
sus iniciativas políticas fueran inteligentes, y si tuvieran
un éxito inmediato en la consecución de sus objetivos, que no
es el caso, los abusos del pasado seguirían existiendo
durante algún tiempo junto a las iniciativas del presente.
o a nivel nacional.
12
Otra razón importante de las dificultades a las que se
enfrenta el actual gobierno reformista tiene que ver con el
sorprendente contraste entre su objetivo declarado de control
local (autogestión) y más de 400 años de historia. Las
estructuras de gobierno tanto del Imperio español como del
Perú republicano después de 1825 eran extremadamente
centralizadas.
Esta característica se ha mantenido en las instituciones
actuales, cuya resistencia al cambio se ve reforzada por el
hecho de que los cambios son iniciados por una institución
militar que es en sí misma extremadamente centralizada y
jerárquica.

Inadequacy de los "Puntos de Contacto Locales" del Gobierno

Algunas observaciones sobre el funcionamiento de los


"puntos de contacto locales" del gobierno ilustrarán la
tensión entre retórica y realidad, objetivos y práctica
actual. El programa gubernamental de reforma agraria cuenta
actualmente con unos 300 técnicos en primera línea, conocidos
como seoâofisâas.
Se les asignan pequeñas zonas geográficas afectadas por
la reforma agraria y son responsables de su aplicación.
aplicación cotidiana. En cuanto a los objetivos de este
Gobierno Militar Revolucionario, su papel es crucial.

En la práctica, sin embargo, estos aecâorieâa8 son


incapaces, en su mayor parte, de llevar a cabo las tareas que
se les asignan. Se les paga menos por sus esfuerzos que a
cualquier otro grupo de empleados públicos que trabajen para
la reforma agraria, excepto a los jornaleros y a algunas
secretarias: entre 2 y 3 libras esterlinas al mes. El nivel
de formación exigido para estos puestos es de dos años de
estudios superiores a la enseñanza secundaria en agricultura
práctica. Han sido formados para resolver los problemas
técnicos de la agricultura más que los problemas
organizativos de la reordenación de la sociedad rural, y su
papel profesional en el marco de la reforma agraria se
define normalmente en estos términos. Las aptitudes
organizativas que el Secofista pone en práctica en sus
relaciones con los campesinos dependen en gran medida de la
personalidad del individuo. En muchas partes del país
reciben poco apoyo institucional; al carecer de transporte
propio, por ejemplo, a menudo deben esperar días o semanas
para recibir materiales vitales o incluso, en casos
extremos, para que les lleven de vuelta a su sector de
13
operaciones. La práctica oficial de asignar personal a zonas
distintas de aquéllas en las que nacieron y crecieron priva
a menudo a la reforma agraria de "puntos de contacto" que
dominen el idioma de los campesinos con los que trabajan.
Cuando uno u otro de los secâörisâae supera estos múltiples
obstáculos y realiza un trabajo eficaz sobre el terreno durante
unos
meses, es inmediatamente recompensado con un puesto de
ofioe en la sede regional. Mientras no se eliminen estos
obstáculos institucionales, la aplicación del modelo de
participación ciudadana al sector rural seguirá plagada
de dificultades.

S INAHOS y l a S o lut i ó n 0 f'i c i al

Huelga decir que el gobierno es muy consciente de la


magnitud del problema que supone canalizar eficazmente la
participación popular. Creen haber encontrado una
respuesta en el recién creado (junio de 1971; operativo
entre enero y abril de 1972) "Sistema Nacional de Apoyo a
la Movilización Social" (SINAMOS). El nombre completo es
un trabalenguas; las siglas no (significa "sin amos"). El
objetivo proclamado de este organismo es
estimular la participación sin controlarla. Según el
director general de SINAHOS, Leonidas Rodríguez,
".... queremos estimular y hacer posible la creación de
organizaciones autónomas a través de las cuales nuestro
pueblo pueda participar cada vez más en la solución de
los problemas sociales, culturales, económicos,
políticos e instiucionales que afectan su vida cotidiana
como miembros de la sociedad".

Al mismo tiempo, el objetivo es coordinar los diversos


organismos gubernamentales que se ocupan de la movilización
social en uno u otro sentido. Bajo el paraguas de SINAMOS,
todos los organismos como el Fondo Nacional de Desarrollo,
las corporaciones provinciales de desarrollo, Promoción
Social Rural y Urbana, las Oficinas Nacionales de Desarrollo
Cooperativo y Comunitario, las Oficinas de Comunidades
Campesinas y Organizaciones Campesinas, y
la Oficina de Promoción de la Reforma Agraria. Sin embargo,
el compromiso real con la participación ha sido algo ambiguo.
El SINAHOS ha coordinado los esfuerzos para atraer a las
multitudes a las reuniones públicas para los discursos del
Presidente y los ministros. También parece estar trabajando
para animar a la población a organizarse en comités de
barrio, cooperativas o federaciones, con el fin de contribuir
a la creación de una sociedad más justa.
y mantenimiento de una infraestructura viable de parti-
cipación popular. 1 T o quo teGene ral Rodr i guezaga in :
".... para que los ciudadanos peruanos tengan la oportu-
nimiedad de los p r o c e d i m i e n t o s d e i n f o r m a c i ó n y d e s a r r o l l o d e l o s p
rocesos
15
1
SINAMOS ha recibido el mandato de reorganizar la
participación con arreglo a líneas más igualitarias en las
cooperativas de producción agrícola del cinturón azucarero
de la Costa Norte.
14
relacionados con los múltiples servicios y
necesidades de sus barrios, sus lugares de trabajo,
las escuelas
dónde estudian sus hijos, su función en la economía
como trabajadores de distintos tipos, como habitantes
de un ámbito territorial determinado y como
miembros de una colectividad nacional que se
enfrenta a problemas de naturaleza y trascendencia
muy variadas".

Sin embargo, como hemos señalado, este esfuerzo por


estimular unidades lotales de participación va en contra de
la larga experiencia del país y de la realidad actual. También
lo está llevando a cabo una dirección que carece de confianza
en la capacidad del hombre común para tomar decisiones por sí
mismo. Hasta qué punto
Queda por ver si la historia nacional y las percepciones
populares pueden invertirse. Muchos observadores, entre los
que nos incluimos, consideran que la tensión entre la retórica
del gobierno revolucionario
y su incapacidad, a pesar de las mejores intenciones, para
colmar por completo las expectativas creadas, exacerbará
diez-
a medio plazo. Si no se establecen firmemente mecanismos
adecuados de participación en los pocos años durante los
cuales el gobierno actual goza de una legitimidad
relativamente alta, el descontento popular se canalizará cada
vez más a través de mecanismos extrainstitucionales. Los
esfuerzos realizados para despertar las expectativas populares
y enseñar a la población a organizarse sin darle una voz
efectiva en las decisiones empezarían entonces a atormentar a
la élite gobernante, y podrían provocar cambios drásticos en
el curso actual de las reformas en Perú.

Lima , PERU
enero - febrero 19 7 2
15

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