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Guía: Todos sabemos que nuestra patria necesita de la oración de todos. En estos
momentos estaremos frente a Jesús Eucaristía, haremos oración y buscaremos reparar los
pecados cometidos contra nuestra nación. Queremos dedicar unos momentos a Jesús
Sacramentado, para que cese y desaparezca todo germen de violencia en México y el
mundo. Haremos oración para que el Señor conceda a los gobernantes de nuestra nación,
su Espíritu Santo, que les inspire designios de justicia, misericordia y paz. Y oraremos
junto a Nuestra Madre, la Santísima Virgen de Guadalupe, para que ella, la Madre del
Amor Hermoso, nos ayude a ser fieles a Jesús amando y respetando a nuestra Patria y al
mundo entero.
Canto
"HAZME UN INSTRUMENTO DE TU PAZ"
Guía: La vida del cristiano en la tierra es una peregrinación hacia la casa del Padre. En
esta peregrinación, el Señor nos llama a la continua conversión, y en este momento nos
ofrece, como mexicanos, la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida
cristiana en nuestra nación: «la vivencia de la caridad».
Lector 1: La Iglesia nos ofrece un espacio para la oración y para que crezcamos en el
compartir. Eso queremos hacer en esta Hora Santa, orar juntos para que el Señor
aumente en todos los mexicanos la caridad en el «darse». Queremos permanecer ante Ti,
Señor de la Eucaristía y te pedimos que vivamos en armonía como mexicanos ejerciendo
la caridad en dar y recibir.
Lector 2: En estos momentos de oración fijamos la mirada en el otro, ante todo en Jesús
que está en la Custodia irradiando amor, pero, también desde aquí, y sin dejar de mirarlo
a Él, vamos a mirar a todos los mexicanos con sus necesidades, con sus anhelos, con todo
lo que sabemos que nos pide ejercer la caridad hacia los demás.
Coro 1: Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Coro 2: Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra
ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.
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Guía: En la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud. Mira, que en la
culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior
me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedare limpio; lávame: quedare más
blanco que la nieve.
Coro 1: Hazme oír el gozo de la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta
de mis pecados tu vista, borra en mi toda culpa.
Coro 2: ¡Oh Dios! Crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro no me quites tu Santo Espíritu.
Guía: Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a
los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.
Coro 1: Líbrame de la sangre, ¡Oh Dios, Dios, salvador mío!, y cantará mi lengua tu
justicia, Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
Coro 2: Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo
desprecias.
Coro1: Señor, por tu bondad, favorece a Sion, reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se
inmolarán novillos.
Guía: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Guía: En un espacio de silencio ante Jesús Eucaristía, pidamos que tenga clemencia de
las penas que afligen a nuestra nación.
Canto
SI YO NO TENGO AMOR
Lector 1: Señor Jesús, herido en nuestra nación por tantos pecados cometidos, te
pedimos que la luz de tu presencia sacramental ilumine los corazones de cuantos somos
habitantes de este país, que nos ayude a distinguir todo lo que sutilmente nos aparta de
tu amor y nos hace alterar la paz y armonía en nuestras relaciones con las personas que
convivimos día con día, con nuestras familias y en nuestra relación contigo. 3
Lector 2: Ayúdanos a estar alertas a la voz seductora del maligno, que nos confunde para
que prescindamos de ti y nos deshumanicemos. Ven en auxilio de estos tus hijos
mexicanos, con quienes quiso quedarse tu Santa Madre María de Guadalupe. Te lo
pedimos a Ti Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Guía: Cristo Rey, tú eres nuestra paz. Mira nuestra Patria dañada por la violencia y
dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a
las decisiones de quienes gobiernan y mantén viva la esperanza en los corazones de todos
los mexicanos. Tú eres nuestro Rey y Señor, queremos consagrar nuestra patria
nuevamente a Tu custodia. Después de cada invocación diremos:
Todos en voz alta, tres veces, dicen: ¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera por
su amor!
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TU REINARAS
Tú reinarás, este es el grito
que ardiente exhala nuestra fe
Tú reinarás, oh Rey bendito
pues tu dijiste ¡Reinaré!.
Guía: Los Obispos mexicanos nos han dicho que lo primero que hay que hacer para
superar la crisis de inseguridad y violencia en nuestra nación es la renovación de cada
uno de los habitantes de nuestra patria. México será nuevo sólo si nosotros mismos nos
renovamos. Nuestros pastores nos dicen que la novedad de nuestra vida en Cristo dará
origen a formas nuevas de relacionarnos con las personas con las que convivimos día con
día, nos permitirá construir comunidades sanas y justas, nos capacitará para solucionar
de manera pacífica los conflictos y para ser misericordiosos con los que sufren (Que en
Cristo nuestra paz México tenga vida digna, 189). Oremos juntos a Cristo Eucaristía
buscando esta renovación integral, ya que tenemos la certeza de que Dios siempre
escucha nuestras plegarias, que vuelve su rostro hacia nuestras miserias, ve nuestras
opresiones y esclavitudes. En esta Hora Santa acudamos a él para que, con mano
poderosa y brazo fuerte, nos de su sabiduría y fuerza para que vivamos una auténtica
conversión; en este momento en que nuestra patria sufre la violencia que se ejerce sobre
la dignidad de las personas y que clama al cielo el don de la justicia y de la paz. Después
de cada petición respondemos: R. Señor, Señor perdona a tu pueblo. México, México
convierte al Señor tu Dios. 5
R. Señor, Señor perdona a tu pueblo. México, México convierte al Señor tu Dios.
Canto.
Guía: Invoquemos a nuestros santos y beatos mexicanos, todos tan amantes de Jesús
Eucaristía, para que ellos, que gozan ya del banquete celestial, nos ayuden a interceder
por la paz de nuestra patria y del mundo entero.
Guía: Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, mira nuestra nación ultrajada por la violencia y
dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a
las decisiones de quienes nos gobiernan. Toca el corazón de quienes olvidan que somos
hermanos y provocan sufrimiento y muerte por doquier. Dales el don de la conversión.
Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes; a nuestros pueblos y
comunidades. Que, como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos
ser promotores de justicia y de paz, para que, en Ti, nuestro pueblo tenga vida digna.
Amén.
Canto antes de la bendición:
Oración Conclusiva:
Canto Final: