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Para una transformación de la mirada.

Intelectuales, academia y activismo en el arte*


Efrén Giraldo

Distanciamiento y acción. situación ambivalente de la universidad y


de quienes se ocupan de estudiar la cultura,
El performance de lo viviente
la sociedad, las tradiciones y los discursos,
Ante la pregunta por las relaciones entre usando el raro privilegio que conceden los
arte, activismo y movimientos sociales, oficios asociados a las ideas, la escritura y
surge muy rápidamente la cuestión del in- el diálogo. Intelectuales y artistas viven,
telectual, la academia y la participación en quizás, en una paradoja. Se encuentran
un escenario caracterizado por tensiones y dominados, por un lado, por el habitus del
desacuerdos. Es como si se diera por hecho estudio, la contemplación, el análisis. Pero,
que quienes se ocupan de la cultura, el arte, por el otro, se ven agobiados por la urgencia
la academia y la educación debieran dar del presente y el temor a desoír los múlti-
una respuesta inmediata a cada coyuntura. ples llamados a involucrarse en la solución
Resulta evidente que la universidad y las de los problemas sociales que parecen re-
instituciones culturales como los museos clamar una intervención inmediata. La acti- 3
están en un momento en el que se les de- vidad intelectual se somete a las paradojas
manda su presencia y participación como de la urgencia y combate esta limitante
actores responsables y concernidos con las (apenas aparente, como pretendo mostrar)
decisiones que supone el ejercicio amplio y con una interpretación no teleológica de la
ampliado de la democracia. Más allá de las acción temporalmente situada. En tal senti-
demandas que a veces se les hacen de ma- do, la teoría, al igual que el arte, busca libe-
nera desmedida a artistas e intelectuales, rar la vida de la tutela de la historia.
resulta importante debatir las implicacio-
nes de la intersección, no siempre analiza- En este contexto, conviene hacer una distin-
da, entre activismo, arte y universidad. ción entre teoría y filosofía, pues mientras
la segunda es contemplativa, la primera es
Para empezar, podemos pensar en el so- práctica, ya que supone un saber para la
ciólogo francés Gabriel Tarde, quien a acción. En la caracterización de Tarde, las
principios del siglo xx caracterizó a los inte- personas dedicadas a lo que hoy conocemos
lectuales como seres “supersociales”,1 en un como ciencias sociales y humanas son seres
esquema donde los dos extremos los fijan supersociales porque tienen una preocupa-
los que son insociables porque no quieren ción distintiva por la sociedad; su oficio es
estar en la sociedad y los que son superso- pensar, leer, escribir y debatir, pero esta pre-
ciales porque se alejan de la sociedad para ocupación supone un aislamiento casi que
pensarla. En su concepción, que podríamos inevitable. La sustracción de las luchas, el
extender a múltiples escenarios de la vida uso pausado de los argumentos, el examen
intelectual, aparece claramente retratada la cuidadoso y el uso responsable de la infor-

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mación implican alguna distancia, crítica o de vivir un momento histórico dominado
procedimental. Para Boris Groys, tal caracte- por lo que conocemos como economía de la
rística es más bien asociable con las distintas atención, que ha llevado las intervenciones
formas de “vivir en el proyecto” que definen y declaraciones de pensadores, intelectuales
el trabajo intelectual contemporáneo.2 y artistas (cartas, como en tiempos de Emile
Zolá, y comunicados, pero también publi-
Un distanciamiento semejante, más parcial caciones y posts en Facebook y Twitter) a un
que permanente, debe abrir lugar a una es- terreno en muchos casos dominado por el
pecie de resincronización, un retorno a la afán de visibilidad, el ánimo desmedido de
participación directa que había quedado obtener capital reputacional, la afiliación rá-
aplazada por las exigencias profesionales pida a una suerte de lingua franca de la polí-
de la escritura, la meditación, el análisis y tica cultural y, a veces, el oportunismo. Esto
el trabajo en proyectos. Se trata del tan bus- permite señalar que, en términos generales,
cado retorno a la “praxis vital” que, en pa- las formas de acción transformadora de la
labras de Peter Bürger, definiría el espíritu teoría se parecen bastante al arte, cuando no
del arte de vanguardia (1974).3 Resulta im- es que toman el aspecto de sus muchas acti-
portante invocar esta suerte de antinomia vidades y formas.
(fecunda y no paralizante, como podríamos
creer) para definir un punto de partida. So- Pese a lo anterior, el escenario “dual” que
bre el deseo de intervención desde la aca- se ha fijado permite a intelectuales y ar-
demia pesará siempre la sospecha de la tistas reconocer qué es lo que formadores
4 inmovilidad o la falta de compromiso. Pero y trabajadores del conocimiento pueden
también es cierto que, desde finales del si- hacer en cada momento. En eso, de segu-
glo xix, cuando emerge lo que en términos ro, los asisten los valores, la convicción y
generales conocemos como teoría, el cono- la responsabilidad, pero también la opor-
cimiento se concibe para actuar y se vuelve tunidad y el alcance que pueden permitir
práctico. Y en este sentido, podemos indi- las instituciones: universidades, medios,
car el valor de una teoría que nos permite museos, asociaciones y agremiaciones. Con
movernos ante la mirada del otro y hacer el estas instituciones pueden entrar en con-
necesario performance de estar vivos.4 Es en flicto o, en otros casos, ejercer una función
el tiempo limitado que tenemos cuando la representativa en la sociedad.
teoría puede ejercer un papel transforma-
dor. Cada transformación es posible por- La interpretación de las implicaciones prác-
que no hay ninguna garantía metafísica del ticas para el concepto de Tarde la da el mis-
statu quo, y de hecho no es posible tener una mo Boris Groys en su texto “La soledad del
fe completa en las fuerzas del cambio. proyecto” (2014). Para el autor alemán, la
sustracción de lo social de los artistas su-
La teoría ayuda a hacer el performance de lo pone el retiro y la interrupción parcial de
viviente, y esta tarea en tiempos recientes la la actividad social “directa”, pero obligato-
ha hecho principalmente el arte.5 Es el arte riamente implica, en algún momento, una
moderno el que, como indicó Benjamin, en- suerte de resincronización. A nadie se le
seña al filósofo qué hacer.6 Por supuesto, esto permite un retiro de la vida colectiva para
tiene implicaciones negativas y positivas. realizar su proyecto investigativo, acadé-
Entre las negativas, están las que provienen mico o creativo si no promete retornar a la

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Foto grupal con estudiantes de la Universidad del Valle desde el mirador Yo amo a Siloé

vida colectiva para justificar el mismo ais- concibe a sí mismo como avanzado se parece
lamiento que la sociedad le permitió. En a la academia en el cultivo de una indaga-
tal sentido, podríamos invocar la noción de ción reflexiva y creativa que luego aspira a 5
moratoria psicosocial (según el psicoanalis- traducirse en escenarios de aplicación en la
ta Erik Erikson), definida por la suspensión sociedad. Cabe preguntarse, en tal sentido,
de las obligaciones en aras de la consolida- no cómo se da este paso, ya ha sido analiza-
ción formativa. do en la bibliografía crítica, sino qué ideas se
han construido sobre el posible éxito o fraca-
¿Cómo se da esto? ¿En qué momento y cómo so de este proceso de extensión a la sociedad.
retornan artistas e intelectuales de la tarea
que la sociedad les ha encomendado? Eso
es lo que en cada momento debe debatirse Activismo y arte. El triunfo del arte
y, quizás, lo que está en juego cada vez que
se pide al arte la posibilidad de acceder a
consiste en su fracaso
formas más claras y visibles de intervención. Si el activismo artístico recibe ataques de
La vanguardia artística de principios de si- parte de la institución artística, también los
glo xx ofrece un ejemplo de esa resincroniza- ha sufrido de la política. En el primer caso
ción que podríamos extender a lo que hace se le reprocha su baja calidad, o más bien su
la academia. Como el collage, el ready made, impotencia para cumplir con obligaciones
el montaje y otras técnicas artísticas inicial- artísticas, y en el segundo se le cuestiona
mente tenidas por esotéricas, los hallazgos su incapacidad de ejercer transformaciones
de la investigación académica aspiran a profundas y significativas en la vida, al pri-
ser luego incorporados, por vía de la apro- vilegiar el espectáculo y la “estetización”.
piación cultural o la simple divulgación, al Es decir, la primera crítica señala sus limi-
saber general de la sociedad. El arte que se taciones estéticas o artísticas, valores hasta

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cierto punto internos, y la segunda le cues- estetizar para inmovilizar lo que pretendía
tiona su impotencia a la hora de proyectar- ser políticamente activo. Desde John Heart-
se hacia una especie de afuera del ámbito field y sus fotomontajes, donde se mofaba
del arte. Una cosa, por supuesto, es el arte de Hitler o Goebbels, la estetización sirve
crítico, que domina buena parte del escena- para parar y congelar, lo que permitiría
rio artístico del siglo xx y lo que va del xxi, confirmar su potencial revolucionario.
y otra el activismo en el arte, al cual podría-
mos caracterizar como un género específico En tal sentido, el arte no busca triunfar de
de creación, que es el que recibe los cues- la misma manera que pretenden hacerlo el
tionamientos de los que estamos hablando. diseño o la política partidista, sino mostrar
los límites de lo posible y, quizás, estable-
Ahora bien, entre los reproches de fracaso cer maneras de entender la contingencia,
estético por un lado y de fracaso político la discontinuidad y la relación que todo in-
por el otro, conviene situar esas perspec- tento de progreso y evolución tiene con la
tivas polares que suponen una concepción muerte y la interrupción radical. Es en este
del logro y la derrota. Para empezar, resul- contexto que Groys llama a reconocer en el
ta importante establecer con Groys una dis- arte un giro en u, que permita escapar a los
tinción entre arte y diseño, para indicar que mitos del progreso, el avance y la supera-
la mejora del mundo corresponde más que ción.8 En tal sentido, el arte busca funda-
al primero, al segundo.7 La estetización del mentalmente cambiar la mirada (Metanoia)
arte, desfuncionalizadora, difiere de la este- y provocar una suerte de distanciamiento
6 tización que ocurre en el diseño, que busca o vaciamiento: la Kenosis griega. En lugar
hacer agradables sus productos. En el arte de avanzar (hacia adelante) y de progresar
podríamos decir que existen también dos (hacia arriba), Groys propone retornar y
posibles estetizaciones: la negativa, cuya hacer una especie de vuelta.
crítica se remonta al Benjamin de “El autor
como productor” (1934), y la positiva, que Sólo si aprendemos a estetizar la falta de do-
hunde sus raíces en los orígenes revolucio- nes, así como la presencia de los mismos, de
narios mismos de la disciplina estética en modo que no se distinga entre victoria y fra-
la Ilustración. El ejemplo de Groys con la caso, sólo así nos escaparemos del bloqueo
momia de Lenin, erigida en el mausoleo teórico que pone en peligro el activismo en
inaugurado en 1930 por orden de Stalin, el arte contemporáneo.9
resulta útil en este contexto. La momia se
musealizó, se estetizó, simplemente para Ante una práctica que se ha encargado de
enseñar que la figura de Lenin estaba defi- desterrar los criterios de éxito, la noción de
nitivamente muerta. De la misma manera, fracaso tampoco es posible.
los revolucionarios franceses incluyeron los
objetos de lujo cotidiano de la nobleza (cua- Ese bloqueo teórico es el que antecede a mu-
dros, esculturas, muebles, objetos decora- chas de las distorsiones y apelaciones casi
tivos) en el museo. La Crítica del juicio de siempre falaces que se hacen a la supuesta
Kant es la sistematización de este proceso. participación y compromiso del arte y la
La estetización, como muerte, parecería en literatura. Y superándolo, es posible en-
ese sentido una fuerza política más poten- tender qué gestos de artistas, creadores y
te que la destrucción iconoclasta. Se puede creadoras obedecen a un programa estético,

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a una exploración de los límites del arte, y necesariamente ligada a las universidades,
cuáles corresponden a un simple deseo de la prensa, el mundo editorial o las institu-
sumarse al tren de la visibilidad que supone ciones culturales. Este escenario caracteri-
adoptar una actitud supuestamente solida- zado por la ausencia de reglamentación es
ria o comprometida, a dar voz a las vícti- en parte el responsable de la incertidumbre
mas o estar en la tendencia política correcta, experimentada por el activismo en el arte y
como llamaba Benjamin a esa actitud que es la academia. Con el mismo Groys podemos
contraproducente si no se está también en la salir de la angustia por la contradicción que
“tendencia artística correcta”.10 Una obra o entrañaría un escenario donde la acción ar-
una intervención pueden pertenecer más al tística no rinde los frutos que tienen las mo-
diseño político o a la autoproducción que al vilizaciones, las acciones ciudadanas y las
arte, y no necesariamente habrá en ello algo revueltas. Dice el autor alemán:
que reprochar. Lo que sí parecería impor-
tante es no confundir esas esferas ni atri- El hecho de que el activismo en el arte con-
buir las intenciones que a veces pretenden temporáneo está atrapado en esta contradic-
quienes producen y evalúan tales gestos. Si ción es algo bueno. Primero que nada, sólo las
prácticas autocontradictorias son verdaderas,
se logran abolir los criterios de éxito y de
en el sentido más profundo de la palabra. Y
fracaso como lo ha hecho el arte, se puede
segundo, en nuestro mundo contemporáneo,
cambiar el mundo. sólo el arte indica la posibilidad de revolución
como cambio radical más allá del horizonte
de nuestros deseos y expectativas actuales.12
Localizaciones inciertas. Entre 7
la estética, la ética y la política Cualquier intento de adscripción de las
tareas del artista a las pretensiones de me-
Así las cosas, no tiene ningún sentido espe- jora, triunfo, éxito y desarrollo resulta equi-
rar para el activismo en el arte un lugar com- vocado (el constructivismo ruso ha sido
partido con las teorías del capital humano, erróneamente visto como un caso exitoso
propias del capitalismo financiero, o con las de activismo en el arte, sin reparar en que
teorías de la innovación social. O, más aún, contó con el apoyo del estado soviético). Y
con la autogestión y la autopromoción a la de esta confusión entre los propósitos del
que pueden recurrir los productores cultu- diseño político y el arte vienen los malen-
rales de diversas maneras. Las rupturas, los tendidos y la sensación espuria que asalta a
reacomodos, la discontinuidad y la imper- quienes sienten que no pueden hacer nunca
fección definen para el activismo en el arte lo suficiente. El arte es predominantemen-
un escenario muy diferente, primero res- te político, pero a la vez abundan lamentos
pecto del arte estético tradicional y segundo acerca de su incapacidad para transformar
respecto de la actividad académica o polí- el estado de las cosas. Para García Cancli-
tica. Para Néstor García Canclini, estamos ni, el rasgo distintivo del arte de la era post
situados en una era post autónoma del arte, autónoma es la capacidad de actuar en la
en la cual las localizaciones de la actividad inminencia, una cualidad que le permite an-
de los artistas son decididamente incier- ticipar, prefigurar y de alguna manera estar
tas.11 Ya no solo encontramos el arte en los en el borde, en el umbral de las transforma-
museos y las galerías, de la misma manera ciones sociales o culturales. Esta inminencia
que la actividad del intelectual ya no está tiene después una posibilidad de constata-

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ción. Conviene en este punto recordar a Hal falsa identificación los pueden acompañar
Foster, quien ve en las transformaciones del formas de actuación que terminan siendo
arte moderno un desplazamiento de las es- paralizantes políticamente o que culminan
trategias netamente productivistas vistas en el simple mantenimiento de la altura mo-
por Benjamin como rasgo de la vanguardia ral de instituciones y figuras reconocidas de
de principios del siglo xx a las estrategias si- la cultura. Habría que añadir entonces una
tuacionistas de las segundas vanguardias.13 tercera crítica, ya no en términos artísticos o
Estos dos tipos de activismo en el arte se en términos políticos, sino éticos. Así, no se
han desplazado hasta nuestra época, pro- trata solo de que el activismo en el arte no
duciendo nuevas formas de intervención y tenga calidad estética o que sea paralizante
movilización, alentadas sobre todo por un políticamente, sino que puede ser inautén-
afán de representación cultural y participa- tico, dada su obediencia a propósitos auto-
ción social y política. promocionales, y ser por ende moralmente
reprochable.
Las imágenes diseminadas a través de las
redes, las intervenciones que se viralizan La interacción de los artistas con los grupos
rápidamente, las inserciones en circuitos co- a los que dicen representar se puede avizo-
municativos, tecnológicos y financieros, los rar en ese sentido como problemática. El ac-
desvíos, la gestión de zonas temporalmen- tivismo en el arte es financieramente débil
te autónomas y las ocupaciones del espacio y, como recuerda Groys, tiene sus propias
ofrecen una amplia gama de posibilidades redes, razón por la que siempre va a estar
8 que ya ni siquiera habitan una especie de reñido con el oficialismo o el ego artístico.
afuera institucional o algo así como una zona Con más especificidad lo dice García Can-
de funcionamiento independiente. El arte es, clini: “La tarea del arte no es darle un relato
de alguna manera, el “registro incierto de lo a la sociedad para organizar su diversidad,
social”,14 en el que se superan las prerroga- sino valorizar lo inminente donde el disen-
tivas de la autonomía y de la narratividad so es posible”.16
hegemónica del arte. García Canclini define
el adjetivo post autónomo de la siguiente
manera: El arte de (y para) la censura
Hoy como ayer, los artistas han buscado,
Con esta palabra me refiero al proceso de las por un lado, representar los movimientos y
últimas décadas en el cual aumentan los des- acciones sociales, encarnar las luchas popu-
plazamientos de las prácticas artísticas basa-
lares y, por el otro, hacer algo con su voz.
das en objetos a prácticas basadas en contex-
tos hasta llegar a insertar las obras en medios
El espectro va desde artistas y escritores que
de comunicación, espacios urbanos, redes di- creen tener posibilidades expresivas más
gitales y formas de participación social donde cualificadas y, por ende, se sienten más fa-
parece diluirse la diferencia estética.15 cultados para ser escuchados, hasta creado-
res y creadoras que aspiran a la disolución
Como indicó Hal Foster a mediados de la dé- de la voz artística en la voz general de la pro-
cada de los noventa, los peligros advertidos testa. La primera es, digamos, la función de-
por Benjamin en 1934 se han actualizado. Al legataria y representativa, de la que artistas
mecenazgo intelectual, la exotización y la sociales e intelectuales se han aprovechado

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La memoria viva contada por David Gómez en el parque de la Horqueta, lugar emblemático de la comuna 20

en el último siglo, mientras que la última es ejemplo, un colectivo que proyecta mensajes
la que aspira a un retorno a la unidad del disruptivos en las paredes puede dejar las
arte con la vida, intentando una vez más instrucciones abiertas para que cualquiera 9
cumplir con el mandato de la vanguardia. pueda hacer una proyección en un muro,
En el medio están diversas posiciones que fotografiarla y luego compartirla a través de
se inclinan más hacia la autonomía del arte redes sociales. De nuevo con García Cancli-
o hacia las posiciones heterónomas, pero sin ni, “el arte no aparece como repertorio de
abandonar del todo la relevancia estética y la respuestas, ni siquiera como gesto de bus-
oportunidad política. En tal sentido, el fascis- carlas. Es, más bien, el lugar donde las pre-
mo sería el heredero de “el arte por el arte”. guntas y las dudas se traducen y retraducen,
Como recuerda García Canclini citando al oyen su resonar”.18
filósofo francés Jacques Rancière, “la estética
y la política se articulan al dar visibilidad a Es común que en un escenario donde el arte
lo escondido, reconfigurando la división de se vuelca a las calles aparezca el tema de la
lo sensible y haciendo evidente el disenso. censura y la interesante dialéctica que se da
Como una diferencia en lo sensible”.17 entre acciones e intervenciones que desde
un principio parecen destinadas a la cen-
El artista, bajo el escenario anteriormente sura, y que no ven en este ocultamiento
descrito, como un trabajador del disenso, de la policía o las autoridades un destino
en ningún momento se siente autorizado diferente al que se había avizorado. Perfor-
para dar algún relato unificador u ofrecer mances, fuentes de edificios estatales o de
una mayor capacidad de simbolización. Por medios de comunicación teñidos con tin-
momentos, busca no solo analizar o hacer ta roja, grafitis con mensajes disruptivos o
reflexionar (como pretendía el arte crítico), declaraciones problemáticas integran un
sino que busca conducir a la acción. Por amplio repertorio de obras que son perse-

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guidas, borradas o disueltas. La oscilación autorización a gozar es arruinar, tanto todo
entre visibilidad y ocultamiento, entre crea- arte, como todo pensamiento. Debemos ser,
ción y destrucción, entre gesto y borradura despiadadamente, nuestros más despiada-
conduce casi siempre a una amplificación, dos censores.
prestada de las localizaciones inciertas del 15. Es mejor no hacer nada que contribuir a
arte, y con una semántica surgida de las rei- la invención de maneras formales de volver
vindicaciones políticas. visible lo que el Imperio ya reconoce como
existente.19
Se trata en muchos casos de un arte de la
censura, que inaugura nuevas áreas de me- Parece todavía vigente la invocación de Ben-
táfora, las cuales van más allá del sentido jamin en 1934 de oponer a la estetización
literal del mensaje o de los objetos de repre- de la política (y a las imitaciones que el ca-
sentación y tienen una codificación artística pitalismo hace del arte) una profunda po-
surgida precisamente de su destino. Son litización del arte, cuyos términos parecen
obras que se instalan como políticas en tan- ser posibles de actualización. El arte pierde
to son suficientemente problemáticas como densidad representacional, es cierto, pero
para que el estado a través de sus fuerzas recupera la capacidad de incomodar que,
del orden, pero no solo el estado, busque desde las vanguardias, se nos hace necesa-
borrarlas o prohibirlas. Es allí donde se ins- ria. Extrañamente, la intervención de agen-
talan discusiones como las que han intenta- tes que deben borrar, eliminar y callar el arte
do oponer educación y adoctrinamiento o (cuerpos de policía, brigadas de limpieza,
10 arte y vandalismo. Las líneas delgadas que funcionarios, secretarios, asesores, acadé-
se dan entre estos pares (se podrían buscar micos, periodistas, pero también parte de la
otros) solo marcan la incertidumbre de la ciudadanía, como se ha visto recientemente
que habla García Canclini, pero esta vez en en Colombia) termina volviéndose alegórica
una esfera que se toca con la definición de cuando es reemplazada por la fuerza “real”,
lo que es legal o legítimo. que es la de las armas o la violencia.

En tal contexto, conviene recordar las últi- La literalidad de lo policivo es una derrota
mas tres de las famosas quince tesis sobre el para todos, menos para el arte, que nunca
arte contemporáneo de Alain Badiou: pierde. Como si el propósito deseado por los
artistas sirviera para poner en abismo lo que
13. El arte de hoy se hace solamente a par- todos vemos y no siempre decimos, el arte
tir de lo que no existe para el Imperio. El
de la censura empieza y termina en la es-
arte construye abstractamente la visibilidad
cenificación de su destino efímero. Tiene el
de esta inexistencia. Es lo que ordena, para
todas las artes, el principio formal: la capa- mayor significado que con los mismos pig-
cidad de hacer visible para todos lo que no mentos de los artistas, sean los mismos mili-
existe para el Imperio (y, por tanto, para to- tares, por ejemplo, quienes borren imágenes
dos, pero desde otro punto de vista). que aluden a sus acciones controvertidas. Es
14. Convencido de controlar la extensión en- la fábula de una censura también presa de
tera de lo visible y de lo audible por las le- su propia impotencia operativa. Al tapar el
yes comerciales de la circulación y las leyes arte, el censor amplifica lo que de otra mane-
democráticas de la comunicación, el Impe- ra perecería en su propia intrascendencia. El
rio ya no censura nada. Abandonarse a esta censor convierte el arte objetual en arte pro-

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Galería de Siloé - Patrimonio arquitectónico de la ciudad de Cali

cesual, relacional, político. Y de ese destino 4, 5, 6, 7, 8, 9 Groys, B. (2016). Arte en flujo. Ensayos so-
parece difícil a todos escapar. bre la evanescencia del presente, Caja Negra Editora, 11
pp. 33-54, 41, 69, 58-62, 68-70, 73.
10 Benjamin, W. (1972). “El autor como productor”
Notas [1934], en Echeverría, B. Discurso crítico y filoso-
fía de la cultura, disponible en: http://www.bo-
* Este ensayo reelabora algunas de las ideas ex-
livare.unam.mx/traducciones/el_autor_como_
puestas en la conferencia Arte + activismo. Inte-
productor_traduccion_
lectuales, academia impartida en las jornadas de
11 García Canclini, N. (2010). La sociedad sin relato. An-
reflexión del pregrado en Literatura de la Univer-
tropología y estética de la inminencia, Katz Editores.
sidad EAFIT el 11 de mayo de 2021.
12 Groys, B. (2016). Arte en flujo. Ensayos sobre la eva-
El texto es resultado del trabajo adelantado
nescencia del presente, Caja Negra Editora, p. 68.
en el proyecto de investigación “Viejos signos/
13 Foster, H. (2001). El retorno de lo real. La vanguar-
nuevas rotaciones. Espacio, tiempo y acción en la
dia a finales de siglo, Akal, pp. 176, 188.
poesía experimental en América Latina”, apro-
14, 15, 16, 17, 18 García Canclini, N. (2010). La sociedad
bado por la Vicerrectoría de Descubrimiento y
sin relato. Antropología y estética de la inminencia,
Creación de la Universidad EAFIT para la vigen-
Katz Editores, pp. 196, 17, 251, 136, 167.
cia 2020-2023. Publicado en Escobar Villegas, J. C.
19 Badiou, A. (2018). “15 tesis sobre el arte contem-
y Maya Salazar, A. L. (Eds.) ¡Levántate y marcha!
poráneo”, disponible en: https://bit.ly/3jwGFW7
Movimientos sociales y política en Colombia (1920-
1940). Las fotografías de Floro Piedrahita Callejas y
otras imágenes del mundo, Editorial EAFIT.
Efrén Giraldo es docente e investigador
1 Tarde, G. (1903). The Laws of imitation [1890], Hen-
de la Universidad EAFIT, escritor y cu-
ry Holt and Company, p. 88.
2 Groys, B. (2014). Volverse público. Las transformaciones
rador. Doctor en Literatura y magíster
del arte en el ágora contemporánea, Caja Negra Editora, en Historia del Arte de la Universidad de
pp. 69-81. Antioquia, es autor de libros de ensayo,
3 Bürger, P. (1974). Teoría de la vanguardia, Edi- crítica y narrativa.
ciones Península.

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