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El Joker desde la sociología: el individuo versus el entorno social

Tras nuevos visionados y un análisis del discurso de la película JOKER


posterior a la redacción del artículo, desde Sociología Inquieta hemos llegado a
la conclusión de que se pueden encontrar claros mensajes y discursos pro
derecha alternativa o Alt-Right. Una rama política surgida en Estados Unidos a
través de foros como 4chan 8chan o Reddit, la cual se cataloga dentro del
campo político de la extrema derecha, derecha radical o ultraderecha, que a su
vez son términos políticos utilizados para describir movimientos o partidos
políticos que promueven y sostienen posiciones o discursos nacionalistas,
patrioteros, chovinistas o ultraconservadores considerados extremistas.

Artículo: El JOKER desde la sociología el individuos versus el entorno


social

El film de Joker nos traslada a la ciudad de Gotham en el año 1980, donde un


payaso y aspirante a cómico llamado Arthur Fleck (Joaquín Phoenix) con pocas
habilidades sociales y un trastorno mental, intenta encontrar su sitio en una ciudad
decadente y castigada por las problemáticas sociales; un cóctel perfecto que le
conducirán por una senda de incomprensión, locura y sufrimiento.

Asimismo, en la película Joker de Todd Philips, a raíz del transcurso de los


minutos nos vamos dando cuenta que no estamos ante un film de superhéroes
corriente y es que el relato de la misma es mucho más profundo que la mayoría de
películas de este género.

Realmente, la película se traslada de lleno al cine de crítica social, planteando


algunas cuestiones filosóficas y sociales que abordaremos a continuación desde el
punto de vista de la sociología (sin desvelar el grueso de la trama/sin spoilers):

El Joker bajo la mirada de la sociología: la naturaleza humana

Como bien estudia la sociología, las personas somos animales sociales. Es decir,
dependemos de la organización colectiva para sobrevivir. No obstante, aunque
existen muchos más animales sociales, sobre todo mamíferos: chimpancés, gorilas,
lobos, delfines, elefantes, leones, suricatos y un largo etcétera. La humanidad es la
única especie que ha desarrollado la capacidad de transmitir símbolos y significados
a través de la cultura. Generando de esta manera la acumulación de saber, y a su
vez, creando un contexto social que nos moldea e influye en nuestra vida de manera
trascendental.

Por tanto, el entorno social y el individuo se encuentran en una


continua simbiosis donde uno no puede existir sin el otro. Esta unión es como
una relación tóxica, dependiente y cuando el individuo no encaja en las pautas,
normas y roles el propio entorno social se vuelve en su contra.

De esto va Joker ¿son los humanos y humanas malos por naturaleza? ¿es la
sociedad la que nos corrompe? ¿de qué manera el individuo afecta a la
sociedad, y, al contrario, este es moldeado por ella?

Estas cuestiones han sido planteadas por la sociología y por filósofos


como Rousseau, el cual argumentaba que realmente las personas eran buenas por
naturaleza y la sociedad era en este caso la corruptora.

Por otro lado, encontramos otros pensadores sociales y filósofos que defienden lo
contrario, como Thomas Hobbes, el cual acuñó la célebre frase "el hombre es un
lobo para el hombre" en su obra cumbre El Leviatán (1651): Frase por la cual
Hobbes hacía referencia a la naturaleza de las personas y como esta nos empuja a
una confrontación permanente con nuestros prójimos.

No obstante, la película de Joker parece no posicionarse en una u otra perspectiva,


sino que usa las dos para crear un relato más complejo. Es decir, más bien nos viene
a contar que Rousseau y Hobbes son las dos caras que componen el puzle de la
naturaleza humana.

De esta forma, el Joker (Arthur Fleck) al inicio de la película, es una buena


persona, alguien que vive con su madre y que trabaja en un empleo precario como
payaso infantil, que, a su vez, tiene el sueño de convertirse en un comediante de
renombre.

Fleck, en apariencia es un hombre bondadoso, un hombre que realiza un trabajo


de lo más honrado y especial: Hacer reír a los niños y niñas de la ciudad de
Gotham. No obstante, padecer una enfermedad mental, su condición de clase y su
pasado, le condicionarán para que tome un camino hacia la versión más oscura de
su personalidad.

La sociología en el Joker: La sociedad como juez y verdugo

El psicólogo y filósofo Michel Foucault usa su concepción del poder para entender
las instituciones sociales que dirigen y regulan la vida de los sujetos y de la
población a través de determinadas normas.

De esta manera, para el filósofo francés los individuos somos un producto de la


normalización institucional, ya que a lo largo de nuestra vida nos moldean
múltiples instituciones como la familia, la escuela, la iglesia, la empresa, etc. Cada
una de estas instituciones moldea nuestros comportamientos, acciones, gustos,
deseos, hábitos e incluso nuestros cuerpos. Todo esto lo realizan a través de las
normas que tenemos que interiorizar para formar parte de una sociedad
productiva.

Así pues, el protagonista de la película Arthur Fleck es representado


constantemente como una víctima de la exclusión social a causa de no ser
“normal”; las personas, las instituciones, la ciudad donde vive, los medios de
comunicación, todo absolutamente lo trata con rechazo.

El film nos muestra como vivimos en una sociedad donde si te sales de la norma o
lo considerado normal (como puede ser una persona con una enfermedad mental)
y no encajas o asimilas aquellas pautas sociales que adquirimos en lo que
Foucault denomina normalización institucional, somos
automáticamente rechazados, excluidos y en muchas ocasiones tratados con
violencia.
La sociología del conflicto: la lucha de clases reflejada en la ciudad de
Gotham

En la película, además vemos como se nos presentan diferentes variables


sociales que indican como la condición individual de Arthur Fleck; una persona
con un trastorno mental, de clase trabajadora y que se ha criado en una familia
monoparental, afectan a todo lo que le va ocurriendo.

La historia de Fleck nos traslada a una ciudad decadente, llena de crimen, de


contrastes entre barrios, de callejones oscuros y precariedad. Básicamente
el prototipo de muchas de las ciudades capitalistas hoy en día (aunque hay mucha
diversidad).

La película nos muestra como todas las instituciones y actores sociales que deben
apoyar a Arthur Fleck (una persona con una enfermedad mental) para que se
integre en la sociedad hacen todo lo contrario (o por lo menos se limitan a
ignorarlo).

Fleck tiene un trastorno psicológico que le hace reír de manera inconsciente en


momentos inapropiados, los servicios sociales le dan una medicación para que haga
frente a esta enfermedad. No obstante, los propios servicios sociales no le prestan
una gran atención. El propio edificio de servicios sociales es decadente y con poco
personal, algo que está ahí pero que nadie quiere mantener y que ni mucho menos va
a solucionar los problemas que tiene Arthur.

La sociedad civil le rechaza; sus compañeros de trabajo, los medios de


comunicación, los ciudadanos de a pie los cuales le agreden… Presentándonos un
contexto muy poco afortunado reflejo de la peor versión de la sociedad actual.

En definitiva, os animo a que veáis Joker de Todd Philips, pues no es una simple
historia de superhéroes, es más, diría que directamente usa la carcasa de este
género para envolverse en el cine de crítica social.

Si bien Batman es el reflejo de la democracia liberal capitalista, abogado del


orden social. Arthur Fleck (el Joker) es el reflejo de los marginados sociales, del
malestar social, del rechazo y de los perdedores de la lucha de clases encarnizada
que se libra en el seno de la sociedad capitalista.

La película de Todd Philips nos adentra de lleno en los debates morales más
profundos de nuestra sociedad, donde vamos comprendiendo escalón tras escalón
que ni el Joker es tan malo ni Batman es tan bueno y que el verdadero villano es la
ciudad capitalista de Gotham.

Análisis de la película El Guasón

Autor: Psicóloga Jimena Mijares Fajardo


Fecha: Octubre del 2019
Estamos fascinados con el mundo de DC Comics y con el villano de Batman. La
película del Guasón, interpretada por Joaquin Phoenix tuvo excelente asesoramiento
de la psicopatología de este personaje, que a continuación describiremos.

El director quiso generar empatía con la audiencia, desde la primera escena, en la


que unos adolescentes le quitan el letrero con el que estaba trabajando y le dan una
paliza, encima de todo, su jefe lo despide injustamente a causa de ese hecho, sin
tomarlo en cuenta. Esto hace que nos pongamos de su lado, como alguien que fue
víctima de maltrato.

Para que una persona pueda cometer crímenes a sangre fría, tuvieron que ocurrir una
serie de eventos, que en conjunto, van "rompiendo el Yo". El Yo, en psicoanálisis,
es la parte de nosotros que nos ayuda a regular los impulsos agresivos.

En esta película, se muestran estos eventos que ocurrieron desde que Arthur era
niño, y que poco a poco fueron fracturando su Yo. El primero de ellos, es que no
tiene apego con sus padres biológicos, desde el nacimiento comienza el rechazo del
calor de una familia, al ser puesto en adopción.

Después, durante la infancia, sufrió abuso físico y psicológico. La brutalidad de los


cuidadores de esa criatura, hacen que no haya asimilado correctamente los valores
morales. Es decir, si me lastiman, entonces yo también puedo lastimar. Cuando una
persona es víctima de tanta violencia, el enojo hacia sus agresores permanece
reprimido, hasta que algún día, tiene el valor para defenderse y esta ira sale
desbordada. Esto fue lo que pasó cuando se defiende de los agresores del metro y los
mata. No es que le hubieran hecho algo tan malo. Sino que les tocó pagar las
cuentas, de todas las personas que habían agredido al Joker a lo largo de su vida.

Entonces, el entorno en el que somos criados es fundamental, si recibimos violencia


o cariño, determina nuestra forma de tratar a las demás personas. Siempre que vean
a un niño que pega, ¡pregúntense de quién o de qué se está defendiendo!

Además, el Joker fue criado por una mujer con trastorno mental. Entonces desde
pequeño aprendió, por imitación, formas de comportarse que no son saludables y
recibir mensajes sobre la vida, que no son reales. Por ejemplo, hay una escena en la
que está bañando a la mamá, lo cual es incestuoso, y le dice que no puede ser
comediante porque no tiene la habilidad.

La palabra clave en el Guasón es el reconocimiento. Nadie le reconoció nunca lo


que él valía como persona, o tomó en cuenta sus necesidades. Es por eso, que al
recibir tanta atención de los noticieros y de la gente que hacía huelgas, para él, es allí
donde está la pertenencia que nunca tuvo. Es por eso, que se repite y vuelve a matar
una y otra vez.

Ahora bien, muchas personas reciben maltrato y no todas se convierten en asesinos.


Además, el Joker tenía afectado el cerebro. La dopamina es una sustancia química
en el cerebro, que en exceso, provoca alucinaciones. Por cierto, sus dos
alucinaciones: una relación amorosa con la vecina, y que un personaje de la tele le
diga "eres el hijo que nunca tuve", son ese deseo de cariño, de reconocimiento.

Es clave que haya dejado de tomar los medicamentos, antes de asesinar al ex


compañero de trabajo en su departamento, menciona que los ha dejado de tomar, eso
le dio en la torre porque ¡Esa medicación impedía que hubiera tanta dopamina! Yo
creo que con un buen tratamiento, se pueden prevenir muchísimas dificultades. Aquí
¡Ni siquiera su psicóloga lo escuchaba! Era de esperarse su trastorno: psicopatía.

Los psicópatas o sociópatas son personas que no sienten culpa después de lastimar a
alguien, no tienen una parte del cerebro llamado "neuronas espejo", son aquellas que
nos ayudan entender lo que los demás sienten . Aún está el debate de si nacen o se
hacen. En mi opinión, nacen con una predisposición biológica, que se dispara
dependiendo de las experiencias en la vida, tales como las que le tocó vivir al Joker.

En conclusión, la falta de apego, reconocimiento y cariño, combinado con un


problema del cerebro, fue el cultivo perfecto para que se desarrollen los síntomas del
trastorno mental.
Joker, Análisis sociológico, económico y filosófico

Dra. Ivonne Acuña Murillo*

Mucho se ha discutido si los medios de comunicación, como el cine, crean la realidad o


sólo la reproducen. Debate estéril si se piensa que toda expresión cultural es hija de su
tiempo y que sus referentes principales se relacionan directamente con el contexto en que
nacen.
La película de reciente estreno Joker (Guasón, en nuestra América), dirigida por Todd
Phillips, con guion de Scott Silver y protagonizada por Joaquin Phoenix, no es la
excepción. Desde el punto de vista sociológico, económico y filosófico, esta cinta recoge
algunos de los debates actuales en torno a la desigualdad económica, la injusta distribución
de la riqueza, la disminución de los apoyos estatales y la desintegración del tejido social y
con él la pérdida de una parte importante de la solidaridad humana, por mencionar sólo los
puntos más visibles, y las consecuencias que lo anterior conlleva.
Pero la presencia de crítica social en un cómic cinematográfico relacionado con la zaga del
conocido superhéroe Batman, de DC Comics, no es nueva, en la trilogía formada
por Batman Begins (Batman inicia, 2005), The Dark Knight (Batman: El caballero de la
noche, 2008) y The Dark Knight Rises (Batman: el caballero de la noche asciende, 2012),
dirigida por Christopher Nolan, escrita por él mismo y su hermano Jonathan Nolan, hay
pruebas de ello.
En la película Batman: El caballero de la noche, el Guasón (Heath Ledger) dice
a Batman (Christian Bale), en la escena donde ambos pelean en un edificio en construcción
y antes de que el Guasón sea lanzado al vacío por Batman y luego asegurado con la
baticuerda: “No puedes confiar en nadie hoy en día, tienes que resolverlo todo solo,
¿verdad?”. Después, mientras el Guasón pende de dicha cuerda, afirma: “No vas a matarme
por algún sentido inadecuado de moralidad y yo no te asesinaré, porque tú eres muy
divertido (risa). Creo que nuestro destino es hacer esto eternamente”. A lo
que Batman responde: “Eternamente, estarás en un cuarto de manicomio” y
el Guasón replica: “Podríamos compartirlo, porque subirá al doble la cantidad de
ciudadanos que perderán la cabeza (…) La locura es como la gravedad, sólo necesitas un
empujón”.
En esta escena, comienza a evidenciarse la abstracta y eterna lucha entre el bien y el mal,
en una cerrada competencia donde las víctimas del segundo son mero pretexto en la
contienda. Por lo general, ni Batman ni el Guasón muestran empatía u odio por las
víctimas, a menos que estén directamente relacionadas con ellos, el resto son eso, el resto
impersonal metido en medio de dos opuestos. Por otro lado, la idea de que ambos
personajes compartan un mismo cuarto en el manicomio lleva a pensar en la delgada línea
que los separa, hasta poner en duda la supuesta locura del villano y la pretendida salud
mental del superhéroe.
En otra escena, aquella donde el Guasón está en el cuarto de interrogatorios de la
policía, Batman le pregunta: “¿Por qué quieres asesinarme?”, y el Guasón responde entre
risas: “No, yo no quiero asesinarte, ¿qué es lo qué haría sin ti? (…) No, tú, tú eres la otra
parte de mí (…) Para ellos (los ciudadanos) sólo eres un monstruo, como yo. Te necesitan
ahora, pero cuando no, te van a hacer a un lado, como a un leproso. Su moral, su código es
mal chiste, te olvidarán a la primera señal de problemas (…) Te lo aseguro, cuando haya
dificultades todas estas personas civilizadas se comerán a sí mismas. Yo no soy un
monstruo, sólo sé quiénes son”.
Este diálogo es interesante toda vez que, en las primeras frases, se muestra la conexión
intrínseca entre el superhéroe y el villano, pues no existiría el uno sin el otro. Esta profunda
complementariedad supone las dos caras de una misma moneda. En términos sociológicos
se podría afirmar que ambos personajes son producto de un mismo contexto en el cual ni el
Estado ni sus instituciones de seguridad y justicia son capaces de cumplir con su fin último:
la seguridad física y patrimonial de la ciudadanía, de ahí la necesidad de un superhéroe
anónimo que ponga las cosas en orden.
La segunda parte de la respuesta del Guasón, tiene en el centro la crítica a los valores de
una sociedad decadente que aprecia al superhéroe en cuanto le es necesario, pero que
prescindirá de él en cuanto deje de serlo. Más allá del egoísmo individual y social, destaca
el hecho de que, al final, tanto el superhéroe como el villano serán vistos como el resultado
anómalo de situaciones límite y que ambos deberán ser hechos a un lado en cuanto las
aguas retomen su cauce.
En la última parte, el Guasón hace un pronóstico en torno a las personas ‘civilizadas’ que
se comerán a sí mismas. Enfatizando nuevamente el contexto degradante en que todos se
mueven y la existencia de una competencia brutal, así como de un egoísmo y un
individualismo exacerbado.
Al final, cuando Batman levanta y zarandea al Guasón, este pregunta a Batman: “En serio,
¿tienes tantas reglas y crees que te salvarán? (…) La única manera de vivir en el mundo es
sin reglas y esta noche tú romperás tu única regla”. Después de lo cual Batman levanta,
avienta y golpea al Guasón para que le diga lo que quiere saber: ¿dónde tiene secuestrados
al fiscal de distrito Harvy Dent y a su novia, Rachel Dawes?
Es en este momento, cuando la acción del superhéroe se trastoca, el Guasón permanece
pasivo físicamente soportando el castigo que Batman le aplica, ante la mirada atónita de los
policías que miran a través del cristal y con la aprobación del jefe James Gordon (Gary
Oldman). Sin el resto de la trama, que permite explicar la reacción violenta de Batman, bien
se podría pensar que él es el villano que tortura a su víctima, adelgazando aún más la línea
que los separa.
En la tercera película de la trilogía, Batman, el caballero de la noche asciende, otro
villano, Bane (Tom Hardy) pronuncia, frente a la cárcel de Blackgate y una multitud de
villanos, un discurso que bien podría ponerse en la boca de un luchador social, guerrillero o
político actual. Bane dice: “Le vamos a quitar Ciudad Gótica a los corruptos, a los ricos, a
los opresores de generaciones que los han mantenido sometidos con promesas de
oportunidades y se los devolveremos a ustedes, el pueblo. Gótica es suya, nadie va a
interferir, hagan lo que les plazca. Pero comiencen tomando Blackgate y liberando a los
oprimidos. Que los que quieran servir se acerquen. Un ejército está por nacer. Los
poderosos van a caer de sus nidos decadentes y serán traídos a este mundo helado que
conocemos y soportamos. Llevaremos a cabo juicios y el botín será repartido. La sangre va
a correr. La policía va a sobrevivir cuando aprendan a servir a la justicia verdadera. Esta
gran ciudad lo va a resistir. Gótica va a sobrevivir”.
Aquí es cuando la distopía o antiutopía hace su aparición y la semejanza con la realidad
social del capitalismo, en su etapa neoliberal degradada se vuelve innegable. En el discurso
del villano se dibujan los elementos de una supuesta sociedad ficticia, indeseable en sí
misma, aquella en la que la sociedad ha sido dividida en ganadores (la gente VIP-Very
Important Person) y perdedores (losers) por un modelo económico-político-social que ha
generado una gran riqueza al costo del bienestar del 99% de la población en el mundo.
Un ejemplo de esto lo proporciona Richard Sennett en su ensayo La cultura del nuevo
capitalismo, disponible en la red por si alguien desea leerlo, cuando afirma: “La
desigualdad se ha convertido en el talón de Aquiles de la economía moderna. Se presenta
en diversas formas: enorme compensación de los ejecutivos de más alto nivel, diferencia
cada vez mayor entre los salarios de la cumbre y los de la base de las empresas y
estancamiento de las capas medias de ingreso en relación con la élite. La competición en la
que el ganador se lleva todo da lugar a una extremada desigualdad material.” (: 31).
De esta manera, el villano, llámese Guasón, Pingüino, Acertijo o Bane, queda atrapado del
lado de los losers y el superhéroe, en este caso Batman (Bruce Wayne), del lado de los VIP.
Nuevamente, sin perdedores no hay ganadores. En este caso, la función de Batman es
preservar el orden existente, el cual pasa por la defensa de la propiedad privada, del dinero
privado y público, de los bienes adquiridos, sin cuestionar necesariamente su procedencia.
Al final, él es uno de los privilegiados del sistema, a la vez que su víctima. La muerte de su
padre y madre no debió ocurrir. En una sociedad ideal, ambos hubieran vivido para ver
crecer a su hijo y Batman nunca hubiera existido.
Pero, Ciudad Gótica no es ni de lejos la sociedad ideal, sino una sociedad distópica que crea
y recrea, en una cadena constante, al villano y al superhéroe. Y Batman, no es tampoco el
héroe popular que librará a las masas de la miseria y la injusticia, sino el superhéroe de
quienes tienen bienes que defender. Vaya vuelta de tuerca, Batman el héroe del
neoliberalismo.
Es así como, el Guasón de Nolan, en medio de sus excesos psicóticos, y Bane, con su
brusca apariencia, representan la crítica social de los desprotegidos, los abandonados, los
olvidados, los ‘sobrantes’ del sistema, que resultan ser la mayoría.
Sin embargo, la crítica presente en dos de las películas de la trilogía de Nolan no para ahí,
detrás de esta se encuentra una clara o velada, según el punto de vista, advertencia sobre la
distopía posible: el eterno enfrentamiento entre el bien y el mal, pero no en términos
filosóficos sino fácticos.
En este punto, hace su entrada el Joker de Joaquin Phoenix para subir el tono de la crítica y
advertir sobre el futuro de una sociedad distópica, presente en el cómic como ficción, pero
que puede vislumbrarse ya en núcleos urbanos de todo el mundo.
Antes de cualquier cosa habrá que decir, a quien no ha visto la película, que la actuación de
Phoenix es magistral, que el actor realizó en el Joker el sueño de todo histrión: meterse en
la piel del personaje, sin desdoblamientos, sin dudas, sin espacio para él. Joaquin Phoenix
es el Joker. Por su parte, la cinta refleja a la perfección la psicosis de un hombre producto
de una sociedad enferma transformada en el caldo de cultivo idóneo para el surgimiento de
todo tipo de trastornos mentales, si es que se quiere seguir pensando en la rebeldía y la
venganza como locura, esa que es como la gravedad y sólo requiere un empujón. La
película tiene además otras virtudes relacionadas por supuesto con la dirección de Phillips y
el guion de Silver, la fotografía, la luz, el color, la música, etc.
No reproduciré aquí escenas ni monólogos ni diálogos de la película, como hice con las
otras dos, por obvias razones. Sin embargo, sí puedo decir que el Joker no se conforma con
cuestionar a la sociedad ni con robar o intimidar a sus víctimas, él va más allá, dentro de su
supuesta locura cobra venganza tomando la vida de las personas que abusaron de él de una
u otra forma. Su acción genera consecuencias inesperadas que llevan de nuevo a pensar en
la distopía posible, en la advertencia de un futuro por venir o de un presente que no se
quiere ver.
En este caso, la película Joker lleva a uno de los extremos posibles lo iniciado por Nolan en
las películas mencionadas. Identifica, señala a quienes abusan de los más débiles y los
mata. El mensaje es ese, no importa que después se castigue al ‘culpable’ de violar las
reglas y las normas más elementales de la convivencia social, pues al final, como dijo
el Guasón de Ledger, sólo se puede vivir fuera de las reglas.
La trama, sin embargo, evidencía, paso a paso, los hechos que llevaron a Joker a
convertirse en un antisocial, en un asesino. Y muestra cómo, con el ejemplo de un solo
individuo, se puede exacerbar el antagonismo de clases, diría un marxista, o la diferencia
entre ganadores y perdedores, diríamos hoy.
Tanto Joker y Bane son villanos cuya carrera delictiva se forjó al calor de una sociedad y
un Estado que han descuidado el bienestar de las mayorías, generando todo tipo de efectos
secundarios como el crimen, la guerrilla, la protesta social, pacífica o violenta.
Escenifican, asimismo, el individualismo, como valor supremo de la ideología capitalista en
su máxima expresión, al punto de dejar al individuo solo, sin asideros, sin apoyo de sus
grupos primarios como la familia y los amigos y sin la protección de un jefe o empresa y
del Estado mismo. De acuerdo con Sennett, se abre ante los individuos una página en
blanco, en la que todo está por escribirse, ante la falta de un relato de vida (estudiar,
trabajar, jubilarse).
Esta página introduce el tiempo amorfo, la ausencia de certezas, de asideros. Es un limbo
donde las personas se encuentran aisladas y sin relato vital y en la que “todos afrontan la
perspectiva de quedar a la deriva” (: 18).
Es así como Joker se convierte en lo que acaba siendo, cuando se queda solo y a la deriva.
Por su parte, el superhéroe, Batman en este caso, se mantiene atrapado en el cómic, en la
ficción, hasta el momento en que un líder social o un político logra condensar las virtudes
del héroe, del caudillo y mueve a las masas en favor de un proyecto supuestamente
alcanzable.
Pero resulta que a veces con el político, la democracia y el gobierno no alcanza para
revertir el daño hecho a las formas de vida de una población necesitada de superhéroes y
surge entonces la justicia por propia mano. Ejecutada por masas que linchan a supuestos
ladrones, violadores o secuestradores (como ha ocurrido en más de una ocasión en Puebla,
México, por mencionar sólo un estado) o sujetos solitarios que se convierten en justicieros
como Batman (como en Naucalpan, Estado de México, donde un justiciero anónimo mató a
dos asaltantes).
Es entonces que la sociedad distópica, retratada en dos películas de la trilogía de Batman y
en Joker, es hoy una realidad en proceso de agudización de los conflictos entre una clase
social y otra, la de los ganadores y la de los perdedores, aquellos empujados, cómo diría
el Guasón, a ser villanos y a buscar justicia por propia mano, violando todas las reglas de
una convivencia pacífica y ‘ajustando cuentas’, sin mediar freno alguno, a miembros de la
clase alta, lo merezcan o no.
*La Dra. Ivonne Acuña Murillo es académica del Departamento de Ciencias Sociales
y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

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