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La abuelita aprovechada.

Descripción: Magda nunca puede negarle favores a su abuelita, lo que le provoca muchos
problemas. ¿Podrá cumplir con su cometido de decirle que no?
Personajes: Magda, Dora, Doña Matilde, Julio

PRIMER ACTO

Magda, una chica joven y guapa, se encuentre dando vueltas en la sala de estar de su casa,
visiblemente nerviosa.
Dora: ¿Quieres dejar de moverte, Magda? Me vas a marear con tanta vuelta,
Magda: Ay Dora, es que mi abuelita Matilde viene en camino, ¡y tú ya sabes como es ella!
Dora: Pues eso te pasa por dejarte pisotear, sabes muy bien que doña Matilde se aprovecha
mucho de ti. ¡Y tú que nunca le dices que no! Pareces su perrito faldero.
Magda (dando un pisotón en el suelo): ¡Eso no es cierto! Ya ves a ver, esta vez le voy a decir que
lo siento, pero no siempre puede salirse con la suya. ¡Y voy a ser firme!
Doña Matilde (entrando por la puerta): ¿Con quién vas a ser firme, Magdita?
Magda: ¡Con nadie, abuelita! Pasa, pasa, ¿quieres algo de tomar? (Ayudándola a sentarse).
Dora: Este será un largo día.

SEGUNDO ACTO

Doña Matilde se encuentra sentada frente al televisor, con sus pies sobre un taburete, una bebida
y botanas. A su alrededor, las chicas limpian la casa.
Doña Matilde: Magdita, ¿ya terminaste de desempacar mis cosas?
Magda: Claro, abuelita.
Doña Matilde: ¿Sabes? No tuve tiempo de lavar mi carro antes de viajar. ¿Crees que podrían…?
Dora: Ah no, ¡eso sí que n..! . (Magda toma de la mano a su amiga y sale de escena).
Magda: Ya vamos, abuelita.
Doña Matilde: Que bueno es tener a chicas tan serviciales.

TERCER ACTO

Dora y Magda entran en escena, exhaustas.


Dora: ¡Magda, ya estuvo bien! Esto no puede continuar así, ¡o le dices a tu abuelita que pare con
sus exigencias o se lo digo yo! ¡Mira nada más como nos trata! ¡Hoy es sábado, por el amor de
Dios!
Doña Matilde entra por la puerta, muy sonriente.
Doña Matilde: ¡A que no sabes, Magdita! No te conté que ayer por la tarde estuve hablando con
mi amiga Clotilde, la pobre anda muy angustiada por su nieto, que es nuevo en la ciudad. ¡Le dije
que estarías encantada de salir con él!
El prospecto equivocado

Descripción: Aranza se muere por conquistar al hermano de su mejor amiga. ¿Le dará una
fiesta la oportunidad perfecta para acercarse a él?
Personajes: Aranza, Mauricio, Jimena, Jimmy, Invitados de la fiesta

PRIMER ACTO

Jimena y Aranza, dos amigas jóvenes, se encuentran en su departamento, al parecer muy


emocionadas.
Jimena: Ay Aranza, no puedo creer que mi hermano venga de visita, hace un montón que
no nos vemos.
Aranza: Sí, amiga, yo ya ni me acuerdo de él. La última vez que lo vi era un niñito.
Jimena: Bueno, hoy Mauricio está a punto de graduarse como diseñador gráfico. ¡Y estoy
segura de que la pasaremos genial!
Alguien toca a la puerta y Jimena acude a abrir. Grita de emoción al ver a un chico alto,
fornido y muy apuesto que le sonríe.
Jimena: ¡Hermanito!
Mauricio: ¡Jime, que gusto verte!
Ambos se abrazan mientras Aranza lo mira con la boca abierta.
Aranza: ¡¿Mau, eres tú?! ¡Pero si estás hecho un bombón!
Mauricio: Jaja, gracias por el halago. Supongo que esas clases en el gimnasio han servido.
Aranza: Y bastante. (Se acerca a él y lo toma del brazo). ¡Ven! Voy a mostrarte donde vas
a dormir. Van a ser unos días súper divertidos.
Ambos salen de escena y poco después Jimena los sigue, arrastrando las maletas de su
hermano.

SEGUNDO ACTO

Aranza se encuentra en la sala de estar, mirando su teléfono. En ese instante entra


Mauricio en escena, recién salido de la ducha y con una toalla en la cintura.
Aranza: ¡Mau! Jejeje… hola. ¿Vas a salir?
Mauricio: Me invitaron a una fiesta, pensé que tal vez podríamos ir juntos.
Aranza: ¿Juntos? ¿Hablas en serio?
Mauricio (sonriendo): Claro, me ha encantado pasar tiempo contigo, Aranza. Creo que nos
hemos vuelto muy cercanos, ¿no te parece?
Aranza: Claro Mau, yo también me siento de la misma manera. Y me encantará ir contigo
a esa fiesta.
Mauricio: Estupendo, porque esta noche quiero decirte algo muy importante. Voy a
vestirme y nos vamos.
Mauricio sale de escena y Aranza sonríe maliciosamente.
Aranza: Esta noche voy a arrasar, ¡lo tengo comiendo de la palma de mi mano!
TERCER ACTO

El escenario ahora muestra una fiesta en la que varias personas bailan, beben y platican.
Aranza baila en medio de ellos, lleva puesto un vestido muy sexy y tiene un maquillaje
llamativo.

Jimena entra en escena.

Jimena: Aquí estás, creí que no te encontraría. Me dijo Mau que se habían adelantado.
Aranza: Uy amiga, ¡y si tú supieras cuanto! Aunque… creo que de ahora en adelante
tendré que llamarte cuñada.
Jimena: ¿De qué hablas?
Aranza: Ay Jime, ¿no me digas que no has notado que Mau está enamorado de mí? Le
encanto.
Jimena: Mmm… Aranza… (señala con su dedo a alguien detrás de ella y Aranza se da la
vuelta).
Mauricio ha entrado en escena, de la mano de otro chico con el que se sonríe.
Aranza: ¡¿Qué?! Pe-pero… Mau… ¡¿tú eres gay?!
Mauricio: ¿No te habías dado cuenta? Te dije que hoy quería decirte algo importante.
Quiero presentarte a mi novio, Jimmy.
Jimena: Ánimo, amiga. ¡Vamos a bailar!
Los chicos se ponen a bailar mientras Aranza hace un puchero.
El mejor tratamiento para adelgazar.

Descripción: Obra de teatro cómica. Alicia está cansada de tener sobrepeso, así que
recurre a una clínica de adelgazamiento para probar un novedoso método.
Personajes: Alicia, Dr. Méndez, Enfermera, Hombre 1, Hombre 2, Hombre 3

PRIMER ACTO

En un pequeño consultorio médico se encuentra Alicia, una mujer con considerable


sobrepeso, quejándose con el Dr. Méndez.

Alicia: Ay doctor, ¡es que estoy harta de verme como una pelota! Y lo peor es que por más
dietas que hago, ninguna me funciona, ¡todas me han dado rebote!
Dr. Méndez: No se preocupe, Alicia. Precisamente estamos aquí para ayudarla y yo le
aseguro que con mi método, usted no volverá a ser la misma. ¡Enfermera!
Una chica delgada y vestida de enfermera entra en escena.
Enfermera: ¿Sí, doctor?
Dr. Méndez: Haga el favor de traer al primer estímulo. (La enfermera sale de escena.)
Alicia: ¿Primer estímulo? ¿A qué se refiere, doctor?
La enfermera vuelve a entrar con un hombre rubio sumamente apuesto, de cuerpo atlético
y vestido solo con unos boxers.
Dr. Méndez: Alicia, si quieres adelgazar necesitamos acelerar tu metabolismo de manera
constante. Y para asegurarnos de que tu ritmo no decaiga, vamos a estimular tu
concentración. ¿Te gusta lo que ves?
Alicia: ¡Me encanta, doctor! ¡Qué guapo!
Hombre 1: Si logras atraparme, seré completamente tuyo.
Alicia: ¿De verdad?
El hombre se echa a correr y Alicia va inmediatamente tras él.
Dr. Méndez: Lo dicho, ¡hay que mantener la motivación!

SEGUNDO ACTO

De vuelta en el consultorio, Alicia se ve mucho más delgada que antes. Su barriga, antes
prominente, ahora solo tiene un par de michelines.
Dr. Méndez: ¿Cómo te has sentido, Alicia?
Alicia: ¡Mejor que nunca, doctor! Nunca me había visto a mí misma tan delgada y lo mejor
fue lo que pasó con su asistente. (Sonríe de manera pícara).
Dr. Méndez: Ah, así que al fin lograste atraparlo. Pero el tratamiento no ha concluido,
¿estás lista para la siguiente parte?
Alicia: Claro que sí, doctor.
Dr. Méndez: ¡Enfermera!
La enfermera vuelve a entrar en escena, acompañada por un sujeto moreno y aún más
guapo que el anterior.
Dr. Méndez: Bueno, ¿te gusta este nuevo estímulo?
Alicia: ¡Oh sí, bastante!
Hombre 2 (sonriendo): Ya sabes lo que va a pasar. Si logras atraparme, seré
completamente tuyo.
El tipo se echa a correr y Alicia va tras él a toda prisa.

TERCER ACTO

Alicia vuelve a aparecer en la consulta del Dr. Méndez, luciendo más delgada que nunca y
con un cuerpo espectacular.

Dr. Méndez: Bien Alicia, te ves genial y más regia que nunca. Sin embargo, aún falta un
último paso en el tratamiento para deshacernos de cualquier indicio de grasa que pudiera
quedar en tu cuerpo. ¿Estás lista?

Alicia: ¡Desde luego, doctor!

La enfermera entra una vez más, esta vez acompañada por un hombre tan feo que Alicia
se esconde detrás del doctor.

Alicia (nerviosa): ¿Qué… qué significa esto?

Dr. Méndez: La parte final del tratamiento. Después de esto, nos aseguraremos de que no
volverás a subir de peso.

Hombre 3: Si te atrapo, ¡tendrás que casarte conmigo!

Alicia: ¡Ah no, eso sí que no! (Se echa a correr y el sujeto va tras ella).

Dr. Méndez (a su enfermera): Se lo dije enfermera ¡mi método nunca falla!.

FIN.
El comensal exigente.

Descripción: Dennis acude a comer al nuevo restaurante de su calle, sin imaginar que pasará la experiencia
más disparatada de su vida.

Personajes: Dennis, Camarero, Anfitriona, Chef

ACTO ÚNICO

Dennis, un hombre de negocios joven, entra en un elegante restaurante que se ve


absolutamente vacío.
Anfitriona: Bienvenido a “La Trufa de Oro”.
Dennis: Vaya, que raro que no haya ningún otro comensal.
Anfitriona: Es que acabamos de abrir. ¿Le gustaría que le asigne una mesa?
Dennis: Sí, por favor.
Anfitriona (sonriendo): Tenga la bondad de acompañarme.
La muchacha lleva a Dennis hasta una mesa pequeña, detrás de la cual se ve la
puerta del baño.
Anfitriona: Tome asiento, si es tan amable.
Dennis: Oiga, pero esta mesa es la peor de todo el restaurante. ¿Por qué no me
ubica en alguna de aquellas mesas que están desocupadas?
Anfitriona: ¡Es que no podemos usarlas! Todavía no están listas. Rechinan
demasiado y las sillas están duras.
Dennis: Yo no veo que tengan nada de malo.
Anfitriona: No se preocupe, ya verá que lo atendemos tan bien que la mesa es lo de
menos.
Dennis: Espero que así sea. (Se sienta resignado).
Anfitriona: En un momento viene mi compañero a tomarle la orden.
La muchacha sale de escena y entra por el otro lado, un chico vestido de camarero.
Camarero: Buenas tardes, señor. Yo seré su mesero esta tarde. (Le entrega la
carta).
Dennis la abre y echa un vistazo.
Dennis: Wow, todo se ve de maravilla. ¿Sabes qué? Quiero una sopa del día y pollo
con champiñones.
Mesero: Uy, se nos ha acabado el pollo.
Dennis: Vaya… supongo que entonces lo cambiaré por un filete de ternera con
espárragos.
Mesero: También se nos acabó.
Dennis: ¿Camarones a la diabla?
Mesero: Se nos acabaron también.
Dennis (molesto): ¿Entonces que tienen?
Mesero: Puedo traerle la sopa y unos huevitos fritos, si gusta.
Dennis: ¿Huevos fritos? Increíble, en un restaurante de tanta categoría. Está bien,
pero solo porque tengo mucha hambre.
Mesero: ¡Enseguida la traigo su orden!
Sale de escena campante y Dennis refunfuña.
Dennis: Ni siquiera me ofreció algo de tomar. Que desfachatez.
Un instante después, el mesero vuelve con un plato de sopa.
Dennis: Al menos son rápidos. (Prueba la sopa y la escupe al instante). ¡Oiga, esto
está frío! ¡Y qué mal sabor tiene!
Mesero: Uy, mejor que no le oiga el chef. Es muy temperamental cuando se trata
de su comida.
Dennis: ¡No me importa que me oiga! Esto es el colmo, aparte de sentarme en el
peor sitio del restaurante y decirme que se les acabó la comida, ¡me sirven esto!
¡Qué porquería de sopa!

La puerta de la cocina se abre y por ella, sale un hombre con cofia de chef, muy
enojado y sosteniendo un cuchillo.
Chef: ¡¿Quién se atreve a criticar mi sopa?”!
Clava el cuchillo en la mesa de Dennis y este grita, asustado.
Chef: ¡Voy a cortarte en pedacitos y a servirte como plato principal! ¡Lo llamaré
“guisado de ignorante pretencioso”! ¡A ver si así sigues quejándote!
Dennis: ¡Todos ustedes están locos! ¡Me voy de aquí! (Se levanta y sale corriendo
de escena).
Anfitriona (sonriendo): ¡Hasta luego! ¡No deje de visitarnos en “La Trufa de Oro”!

FIN.
Fiesta sorpresa.

Descripción: Marisela quiere hacerle una fiesta sorpresa a su novio, pero justo ese día,
parece estar destinado a una serie de cómicos fracasos.

Personajes: Daniel, Marisela, Tomás, Ana, Héctor, Amigos varios

ACTO ÚNICO

En la casa de Daniel, su novio, Marisela organiza una fiesta sorpresa por su cumpleaños.
Hay varios jóvenes reunidos, platicando y bebiendo sodas, mientras ella y su mejor amiga
Ana inflan globos de colores.

Ana: Oye Marisela, está muy bien todo esto de sorprender a Daniel en su cumple, ¿pero
no crees que los globos son algo muy infantil? ¡Ni que cumpliera cinco!
Marisela: Ay Ana, no te quejes y sigue inflándolos. Además ya sabes lo alegre que es Dani,
estoy segura de que le van a encantar.
Ana: Bueno, es que él nunca se niega a nada de lo que tú haces, amiguita.
Ambas siguen con lo suyo cuando de pronto, se escucha afuera el sonido de un coche
llegando.
Marisela: ¡Ay, es él! ¡Es él! ¡Rápido, todos a esconderse!
Los chicos se ocultan en diferentes lugares de la sala de estar, y Ana y Marisela se
agachan detrás del sofá. Un joven vestido de forma casual entra y todos saltan gritando.
Todos: ¡Sorpresa!
Tomás (asustado): ¡Papanatas! ¡Me van a matar de un infarto zoquetes!
Marisela (fastidiada): ¡Ay Tomás! Pensamos que eras Daniel, tanto que batallamos para
escondernos.
Tomás: Pues yo soy su mejor amigo, ¿qué esperabas? ¿Que me perdiera la fiesta?
Ana: Quedamos de estar todos a las 3, no a las 5, inútil.
Tomás le hace caras y Ana se enfada.
Marisela: Bueno, ya. ¿Al menos trajiste el pastel?
Tomás: Claro, (abre una caja rectangular que trae en los brazos), mira nada más que
delicia de pastel. A Daniel le va a fascinar.
Todos ríen al ver el contenido de la caja y Marisela se escandaliza.
Marisela: ¡¿Pero qué es eso, Tomás?! ¡Está horrible! ¿Por qué tiene forma de torso
femenino? ¿Y qué es eso sobre lo qué están montadas las dos velas? (acerca la caja a su
cara para observar con cara de asombro…
Tomás (riendo): Lo saque de la pastelería de un amigo que es todo un artista, te dije que
te iba a encantar, ¿A poco no es igualita a la chava del lugar al que fuimos hace quince
días?
Marisela lo mira con ojos furiosos…
Tomás: (Ríe nervioso, tose y corrige)… ah no, jejeje… pues tú cómo vas a saber si hace
quince días te fuiste con tus papás a su casa de Oaxtepec…
(Intenta cambiar el tema) ¡Por cierto que la casa está preciosa eh!
Ana: ¡Pervertido!
Marisela: Nunca más te vuelvo a confiar nada.

Otro coche se escucha en las afueras.

Marisela: ¡Ahí viene! ¡Ahora si escóndanse!


Todos corren a ocultarse y gritan cuando un chico vestido de Goku hace aparición en
escena al grito de ¡Kame…. Hame… Haaaaa!.
Todos: ¡Sorpresa!
Héctor: ¿Eh? ¿De qué me perdí? Oigan, ¿por qué no están disfrazados?
Ana: Ay, pero sí solo es Héctor.
Tomás: Jajaja, ¿no me digas que sí te creíste que la fiesta era de disfraces? ¡Si serás
bruto!
Héctor: ¡Ahora sí te pasaste de la raya! ¡Pero esta es la gota que derrama el vaso! ¡Vas a
ver pedazo de…!
Héctor se abalanza sobre él y Marisela trata de detenerlos.
Marisela: ¡No! ¡En la fiesta de mi novio no!
Ana: ¡Todo es tu culpa Tomás! (Le da un empujón). Siempre haciéndote el chistosito.
Tomás: ¿Yo qué?
Héctor: Sí, siempre lo arruinas todo, ¡pero ahora vas a ver!

Los cuatro discuten airadamente mientras el resto de los invitados los miran sorprendidos
y expectantes…
En ese momento, Daniel entra en escena…

Daniel: (A Marisela) ¿Hola flaquita? ¿Qué es todo esto?


Marisela: ¡Tú cállate y no te metas en lo que no te importa!
Daniel: Pero mi amor…
Marisela: ¡Que mi amor ni que mi amor! ¡Mi amor mis chanclas! ¡Que te calles! ¿No
entiendes? (De pronto todos se detienen… se quedan inmóviles y en silencio tres
segundos… Marisela voltea despacio… lo mira y exclama) ¡Ay no, Dani!
Daniel: (Sarcástico)…Con que babas ¿no? Con que no te metas ¿no? Con que mi amor…
tus chanclas ¿no?
Marisela: ¡Ay no Dani!... espérate… yo te lo puedo explicar todo…
Daniel sale de escena furioso y Marisela atrás de él intentando detenerlo sin éxito…
Tomas: (Acomodándose la corbata y caminando hacia la mesa…) Bueno, bueno… ni
hablar… así es esto de los noviazgos… y como sus problemas los tienen que arreglar
solos… ¡Que siga la fiesta!... Por cierto… ¿cómo ven si partimos de una vez el pastel?
FIN.
Amor enredado.

Descripción: Melissa se muere por tener una cita con el chico que le gusta. Lo que no sabe
es que Damián está enamorado de alguien muy distinto a ella.
Personajes: Melissa, Damián, Jorge, Luisa

PRIMER ACTO

Melissa y Luisa, dos estudiantes de secundaria, observan a Damián, el chico más guapo de
su salón, mientras escribe en una mesa de la cafetería.

Melissa: Ay Luis, Damián me gusta tanto. Míralo, es tan apuesto.


Luisa: Pues amiga, ya te estás tardando a invitarlo a salir.
Melissa: ¿Yo? ¿Cómo crees?
Luisa: Claro que sí, esto no es el siglo pasado Melissa. Y si no lo haces tú, alguien más te
lo va a ganar.
Nerviosa, Melissa se acerca a Damián.
Melissa: Hola Damián.
Damián: ¿Qué tal?
Melissa: Me preguntaba si te gustaría ir a ver una película conmigo el sábado.
Damián (sonriendo): ¡Claro! Justo tenía ganas de ir al cine. ¿Nos vemos en la entrada?
Melissa (emocionada): ¿Ay, no lo puedo creer! Digo, ¡sí! ¡Ahí nos vemos!
Regresa con Luisa y las dos se quedan cuchicheando visiblemente emocionadas.

SEGUNDO ACTO

Melissa y Damián en un café y se sientan, riendo.


Damián: ¡Pero que padre estuvo la película! Me encantan las historias de amor.
Melissa: Eres el primer chico al que le escucho decir eso.
Damián: Es que yo soy un chico un tanto… peculiar. Si me entiendes, ¿no?
Melissa: Eh… sí, supongo.
Damián: Me muero de hambre, ¿qué vas a pedir? Yo quiero una ensalada.
Melissa: Wow, tú sí que te cuidas, ¿verdad?
Damián: Claro, hay que mantener la línea… ¡Aaaaay! (Damián deja escapar un grito muy
poco masculino y sube los pies a la silla).
Melissa (sobresaltada): ¡¿Qué?! ¡¿Qué?!
Damián: ¡Ay, por Dios! ¡Creo que acabo de ver una araña!
Melissa se fija bajo la mesa.
Melissa: ¿Eso? No, solo es una pelusa. (La empuja con el pie).
Damián recupera la compostura.
Damián: Ay, disculpa… es que de verdad odio los insectos, ¿sabes? ¿Pedimos?
Melissa sonríe incómoda y miran la carta.
TERCER ACTO

Melissa y Damián llegan hasta el pórtico de la casa de ella.


Melissa: Gracias por acompañarme hasta acá, Damián. Me divertí mucho hoy.
Damián: Ay, no es nada, ¿eh?
Melissa cierra los ojos y eleva la cara hacia él como para que la bese. Damián la mira con
extrañeza.
Damián: Bueno Meli, ¿vas a entrar? Ya se está haciendo tarde.
Melissa (confundida): ¿Eh? Ah, sí… sí.
Damián: Esto tiene que repetirse, en serio me encanta que seamos amigos. Hace mucho
quería hablarte, ¿sabes?
Melissa: ¿De verdad?
Damián: Sí, Meli. Es más, hay algo importante que debo decirte. Es acerca de cómo me
siento.
Melissa: Oh, Damián… yo también…

En ese momento es interrumpida por su hermano, quien también va llegando. Se ve alto,


rudo y musculoso.

Jorge: Quítate de en medio Melissa, me urge cenar algo. (La empuja y entra en casa).
Melissa: ¡Ay, Jorge! ¡Idiota!
Damián (suspirando): Ay Meli, tu hermano es tan guapo. ¡Me encantaría salir con él!
Melissa: ¡¿Qué?!
Damián: Nunca me he atrevido a hablarle, se ve tan frío… pero ahora que somos amigos
me ayudarás, ¿verdad?
Melissa lo mira en shock y él se despide.
Damián: ¡Hasta mañana, querida!
Melissa lo ve retirarse y se cruza de brazos.
Melissa: ¡Estas cosas solo me pasan a mí!

FIN.
Los asaltantes

Descripción: Dos pillos intentan asaltar un minisúper, sin darse cuenta de que se están
metiendo con la gente equivocada.

Personajes: Ladrón 1, Ladrón 2, Cajero, Adolescente, Anciana, Mamá, Niño

ACTO ÚNICO

En un pequeño supermercado, la jornada transcurre con normalidad. De pronto, entran


dos asaltantes con los rostros cubiertos por pasamontañas y sacan sus pistolas.

Ladrón 1: ¡Que nadie se mueva! ¡Esto es un asalto!


Todos en el negocio se muestran sorprendidos y se quedan paralizados.
Ladrón 2 (al cajero): ¡Rápido, tonto! Saca todo el efectivo y ponlo en esta bolsa. (Pone
una bolsa de lona sobre el mostrador).
Cajero: Por favor señores, tranquilos. No nos hagan nada.
Ladrón: ¿Qué no escuchaste? ¡Pon todo el dinero o te vas a enterar!
Anciana: Disculpe, pero yo iba primero en el mostrador.
Ladrón 2: ¡Oiga, señora! ¿Qué no ve que esto es un asalto?
Anciana (molesta): ¡No me importa! Primero el señor me cobra a mí y después le roban
ustedes, ¡desvergonzados! (Le pega con su bastón).
Ladrón 2: ¡Óigame, está usted loca!
Un niño pequeño se acerca al primer ladrón y le pregunta.
Niño: Oiga señor, ya que ustedes se van a robar todo, ¿no me compran una paleta? ¡Es
que mi mamá no quiere!
Mamá: ¡Ah no! Para que se te piquen los dientes, ¡ya te dije que tú no puedes comer
dulces!
Ladrón 2: ¡Silencio todos! ¡Déjennos robar tranquilos!
El niño le tira con insistencia del pantalón.
Niño: ¡Ándele, ándele! ¡Por favor! ¡Cómpreme una paleta!
Anciana: ¡Desvergonzados gañanes! ¡Robándole su lugar a una anciana! (Continúa
golpeando al otro ladrón).
Ladrón 2: ¡Oiga señora! ¡Déjeme tranquilo!
Ladrón 1: ¡Basta! A ver, (se vuelve a dirigir al cajero), ¡deme una paleta para que este
niño se calle!
Niño: ¡Sí!
Mamá: ¡No, él no puede comer dulces!
Ladrón 1: ¡Oiga, señora! Si no puede controlar a su mocoso no se meta.
Mamá: ¡Canalla!
Anciana: ¡Estos ladrones de hoy en día no tienen ninguna educación!
Ladrón 2: Oye, te dije que robar este minisúper no era tan buena idea.
Ladrón 1: ¡Tú cállate! (Le golpea la cabeza).

El cajero toma una paleta y se la entrega.

Cajero: Son 2.50.


Ladrón: ¿Qué? ¿No ves que te estoy robando, pedazo de animal?
Cajero: Pues sí, señor. Pero el asalto es aparte… de la paleta son 2.50 por favor
El asaltante refunfuña y saca un billete de su bolsillo. Luego le da la paleta al niño.
Ladrón 1: A ver si así te callas de una buena vez.
Niño: (Ansioso) Si, muchas gracias…
Mamá: Le advierto que el dulce lo pone muy hiperactivo.

Un adolescente aparece en escena, llevando una botella escondida bajo la ropa. Trata de
salir sin ser visto pero el cajero lo descubre.

Cajero: ¡¿A dónde, muchacho?!


Adolescente: Ay… este, no se fijen en mí. Yo voy de salida.
Cajero: Sí como no, ¡aquí no se vende alcohol a menores! ¡Dame eso que llevas ahí
escondido!
El niño empieza a gritar y correr por todas partes, mientras el cajero sale para pelear con
el adolescente, tratando de arrebatarla la botella.
Ladrón 2: ¿Sabes qué? Mejor vamos a asaltar otro lugar, ¡todos aquí están locos!
Los asaltantes salen resignados dejando un desastre tras ellos, con la mamá regañando a
su hijo, la anciana quejándose y los otros dos peleando.

FIN.
El examen

Descripción: Mariela no ha estudiado para el examen y teme reprobar, ¿logrará copiarle a


Ester y salir victoriosa de la prueba?

Personajes: Profesor, Mariela, Ester, Compañeros

ACTO ÚNICO

En el escenario vemos los pupitres de un salón de clases, con varios alumnos que ya están
ocupando su lugar. El profesor entra con varios papeles en le mano.

Profesor: Buenos días, jóvenes.


Alumnos: Buenos días.
Profesor: Espero que hayan estudiado para la prueba de hoy, porque representa un 50%
de su calificación.
En la parte de atrás, Mariela se muerde las uñas con nerviosismo.
Mariela (susurrando): Maldición, no estudié nada…
Profesor: Mariela, pasa al frente.
Mariela: ¿Pero por qué, profe?
Profesor: Necesito que hagas el examen donde te pueda ver.
Mariela de mala gana, toma su mochila y se sienta al lado de Esther, que la mira detrás de
unas enormes gafas. Como Esther es la más aplicada se sienta al frente de la clase. El
profesor reparte los exámenes.
Profesor: Tienen cincuenta minutos desde ahora para terminar la prueba. El tiempo corre
ya.
Todos los chicos comienzan a contestar su examen, Mariela revisa su examen y comienza
a colocar en desorden las respuestas de unas cuantas preguntas… al regresar a la
pregunta dos, muerde el lápiz sin saber que hacer y mientras el profesor se entretiene con
otro alumno en un rincón del aula, Mariela se vuelve hacia Esther.
Mariela: Pst… pst…
Esther voltea.
Mariela (susurrando): Pásame la dos… la dos…
Esther le saca la lengua y vuelve a contestar su examen. Mariela hace un puchero y voltea
a ver al maestro, que sigue ocupado en el mismo lugar. Mariela entonces estira la cabeza
para copiarle a su compañera, pero ella coloca el brazo. Mariela trata de moverlo y
forcejean mientras ella se estira lo más que puede. Entonces se cae de la silla y sus
compañeros ríen.
Profesor: ¡Mariela! ¿Qué está pasando?
Mariela: Nada profe, es que me resbalé.
Profesor: Otro chistecito de esos y te saco del salón.
Todo vuelve a estar en silencio. Mariela responde lo que alcanza a recordar… vuelve a
morder su lápiz y toma un pedacito de su goma, que le avienta a Esther.

Mariela: ¡Pásame la pregunta cinco! ¡La cinco!


Profesor: ¡Mariela!
Mariela: ¡Ay, disculpe profe! Es que… eh… ¡ay! (Se agarra el estómago fingiendo dolor).
¡Me duele el estómago! ¡Mucho!
Profesor: ¿De veras?
Mariela: Creo que necesito ir a la enfermería.
Profesor: Muy bien, no te preocupes. Voy a mandarle un mensaje a la enfermera ahora
mismo para que te traiga una pastilla.
Mariela: No se apure, si yo puedo ir…
Profesor: Nada de eso, tu examen es muy importante. Lo bueno de la tecnología de hoy
es que podemos resolver tan rápido inconvenientes como este. ¿No es genial?
El maestro mensajea rápidamente en su celular mientras Mariela tamborilea con los dedos
sobre el pupitre. Entonces finge desmayarse y cae al suelo.
Esther: ¡Profe, Mariela se desmayó!
Profesor: ¡Lo tengo bajo control!
Toma su taza de café frío del escritorio y se la echa a su alumna a la cara.
Mariela: ¡Ahhhh! ¡Profe, ¿por qué me moja?!
Profesor: Menos mal que ya volviste en ti, rápido, vuelve a tu examen que se está
agotando el tiempo.
Mariela: ¡No, no! ¿Qué no ve que estoy muy enferma?
Profesor: ¡Es todo! ¡Fuera!
Mariela: ¿Y vuelvo mañana para hacer el examen?
Profesor: No, ¡estás reprobada! ¡Fuera!.
Mariela sale furiosa hacia el pasillo, mientras Esther aprovechando la confusión toma
rápidamente su examen sin que el profesor lo note.
Esther: (Dirigiendo al público una sonrisa maliciosa) Que buena onda, no sé qué hubiera
hecho si no sacan a esta porque la verdad esta vez no estudié nada.

FIN.
Un día al mes

Descripción: Marcos y Andrés intentan evitar a su hermana que está teniendo un día
terrible. ¿Lograran escapar a su mal humor?

Personajes: Marcos, Andrés, Mariela

ACTO ÚNICO

Marcos y Andrés, hermanos de quince y doce años, se encuentran escondidos detrás del
sofá. Llevan los dos cacerolas sobre la cabeza a modo de cascos, y uno sostiene una
sartén en la mano y el otro una espátula. Ambos se asoman por encima del mueble con
mucho sigilo.

Andrés: Oye Marcos, ¿qué hacemos aquí escondidos? ¿Por qué dijiste que teníamos que
estar preparados?
Marcos: A estas alturas ya deberías saberlo, Andrés. Hoy es ese día.
Andrés: ¿Qué día?
Marcos se voltea a verlo con una expresión perturbada.
Marcos: “El día”.
Andrés frunce el ceño, sin comprender.
Marcos: Cada mes, llega un día en el que nuestra adorada hermanita deja de ser la chica
dulce y atenta que es con nosotros, para transformarse en un monstruo horrible y que
come toneladas de chocolate.
Andrés: ¿Hablas de cuando le duele el estómago y hace que mamá le compre esas cosas
tan extrañas que venden en el supermercado?
Marcos: ¡Exacto! Siempre se desquita con nosotros y somos los que tenemos que
aguantarle su mal humor y sus cambios de ánimo.
Andrés: Uy sí, eso me choca.
Marcos: Pero esta vez vamos a estar prevenidos, por eso es que tenemos todas esas
cosas.
Andrés: Ya entiendo, ¿y tú crees que funcione?
Marcos: Seguro que sí… cuidado, aquí viene, escóndete.
Ambos se vuelven a agachar y entra su hermana Mariela en pijama, haciendo pucheros y
arrastrando los pies.
Mariela: Mamaaaaaaá, ¡se acabo el helado de chocolate! (Nadie responde). ¡Mamá! (Grita
con voz chillona).
Mariela hace una pataleta y se desploma en el sillón.
Mariela: ¿Ahora quien irá a traerme más helado?
Andrés se asoma lentamente para mirarla, con miedo y luego se vuelve a ocultar.
Mariela: ¡Ya te vi!
Se levanta del sillón y con una fuerza descomunal, lo barre a un lado, descubriendo a sus
hermanos que tiemblan aterrorizados.
Mariela: ¡¿Pensaban que iban a poder esconderse de mí?!
Marcos grita como niña.
Andrés: ¡No nos hagas nada, Mariela! ¡Por favor! (Le suplica con las manos juntas como si
rezara). ¡No quisimos llamarte monstruo! ¡Fue Marcos quien te llamó así! ¡Pero solo
porque nos das un poquito de miedo!
Mariela se echa a llorar escandalosamente.
Mariela: ¡Eso es lo que soy para ustedes! ¡Un monstruo! ¡Nunca me han querido!
Andrés: No hermanita, perdón…
Mariela: ¡Piensan que soy insoportable!
Marcos (en voz baja): Un poco…
Mariela se enoja y le da un coscorrón con todo y la cacerola puesta.
Marcos: ¡Bueno, ya! ¿Perdón! ¿Qué podemos hacer para que no nos mates?
Mariela: Déjame pensar… quiero un litro de helado de chocolate.
Marcos: Eh… está bien…
Mariela: Y también que me traigan una almohada y una cobija para acostarme en el sillón.
Andrés: Lo que tú digas hermanita.
Mariela se da cuenta de que tiene controlados por completo a sus hermanos…
Mariela: Además siempre me ha molestado esa porquería que tienen en su cuarto que se
parece al perro de enfrente y me recuerda a mi ex novio… ese al que le pusieron ustedes
“el feto”
Marcos: Pero… es una edición especial de figuras de Star Wars… y se llama Chewbacca
Mariela: Pues no me interesa… ¡Se deshacen de ella! ¿Entendieron?... ¡Ah! Se me
olvidaba… Mi mamá me dijo que quería que lavara los trastes, doblara mi ropa,
escombrara mi cuarto y que los llevara a su clase de karate, pero como me siento tan
malita se me largan solos después de hacer todo lo que me encargaron y mucho cuidado
con ir de chismosos que me los pongo parejos ¿entendieron zoquetes?
Andrés: Si hermanita
Marcos: Pierde cuidado nosotros ¡Chitón! Somos como un par de tumbas…
Mariela: Más les vale… más les vale… ¿pero qué están haciendo todavía aquí par de
inútiles?... se me sacan a hacer todo lo que ya les dije…. ¡PERO YA!

Sus hermanos salen corriendo despavoridos. Marcos se tropieza y cae al suelo torpemente,
mientras Andrés lo ayuda a levantarse y desaparecen de escena.
Mariela sonríe satisfecha y se recuesta en el sillón.

Mariela: Pues esto de los problemas femeninos al menos tiene su lado positivo. ¡Es una
gran excusa para que tus hermanos hagan lo que sea por ti!

FIN.
“Un macho muy dócil”

Descripción: En una cantina, el cantinero se encuentra limpiando las mesas de la cantina,


cuando llega Fausto muy animado.

Personajes: Fausto: Hombre machista Cantinero: Compadre de Fausto. Mara: Esposa de


Fausto.
ACTO ÚNICO

Fausto (Hablando alto y muy animado): Hola compadre ¿Cómo me le va? Sírvame una
copa que tengo la garganta seca.
Cantinero (Haciendo cara de pocos amigos): Compadre son las 11 de la mañana, la
cantina está cerrada ¿no ve que estoy limpiando?
Fausto (burlándose de su compadre): Compadre parece una vieja limpiando mesas,
contrate una mujer que limpie, los hombres no estamos para trapear.
Cantinero (sonriendo con desgano): Déjese de hablar tarugadas compadre, que en el
pueblo se dice que usted hasta tiende las camas cuando la comadre lo manda.
Fausto (poniendo cara de impresionado): ¿Quién dijo eso? Yo soy un macho compadre, yo
no hago cosas de viejas, eso de limpiar es para ellas, para eso las trajo Dios al mundo
pues, ¡para servirnos!
Cantinero (desaprobando con la cabeza): Usted finge haberse quedado en el pasado
compadre, ahora con eso del feminismo y la igualdad, la mujer limpia si quiere, sino, pone
al marido, como lo ponen a usted.
Fausto (molesto): Mire compadre, mejor sírvame un trago y deje de estar repitiendo los
chismes del pueblo, en mi casa mando yo, y si mi mujer no le gusta, se aguanta, cuando
una mujer se casa, sabe que tiene que obedecer al marido, Sino que se quede vistiendo
santos.
Cantinero (riendo ya con más ganas): Como habla tarugadas compadre, seguro que viene
a gastarse el dinero del mandado, yo no quiero problemas con la comadre Mara, así que
mejor vaya a hacer su mandado y no venga a gastarse la lana aquí.
Fausto (subiendo el tono de voz): ¿Y quién le dijo a usted que Mara puede decirme que
hacer con el dinero? Usted si se nota que su mujer lo trae con la cuerda bien corta
compadre, lo compadezco.
Cantinero (burlándose): Si compadre, como le digo pues, mi mujer me trae bien sometido,
al menos no me pega, eso hay que agradecerlo.
Fausto: Sírvame el trago pues ¿Va a pasar toda la mañana diciendo sandeces en vez de
servirme?
Cantinero: Bueno compadre, pero no me hago responsable, si la comadre se molesta,
usted se echa la culpa.

El cantinero sirve el trago y cuando ya lo acerca a Fausto entra una mujer gritando su
nombre.
Mara (Gritando y en tono amenazante) ¡Fausto! ¿Me puedes decir qué diablos haces tú en
la cantina?
Fausto (petrificado y con los ojos muy abiertos por el asombro, aún de espaldas contesta
en voz muy baja) Amor ¿Qué haces aquí?
Mara (sin dejar de hablar fuerte y muy molesta): Eso pregunto yo, ¿Qué haces tú aquí? Yo
te mande a comprar la comida para los cochinos, y en la casa hay una ruma de platos que
lavar y hay que limpiar el patio, Y el señor perdiendo el tiempo con este papanatas.
Fausto (tratando de recuperar la dignidad): Bueno amor, pero tú no haces nada, podías
lavar los platos al menos.
Mara (indignada): ¡¿Qué?! ¿Qué dijiste Fausto? Y usted compadre de alcahueta
Cantinero (excusándose): No comadre a mí no me meta, yo estaba limpiando la cantina y
el llego solo aquí.
Mara: Te pregunte ¿Qué dijiste fausto?
Fausto (asustado): Nada mi amor.
Mara (Tomando su cartera y comenzando a golpear a Fausto) Párate de ahí y vamos a la
casa, sinvergüenza, ya vas a ver cuando lleguemos, ¡muévete!
Fausto se levanta tratando de cubrirse de los golpes de Mara y el cantinero riendo los ve
alejarse.
Cantinero (Gritando para que Fausto lo escuche y riendo a la vez): Eso compadre, eso, no
se deje que al fin usted es el que manda en su casa…. ¡es todo un macho!

FIN

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