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MONOGRAFÍA
“Violencia autoinflingida y Suicidio”
Asesor (a):
Altamirano Ortega, Livia
Lima- Perú
2016
ÍNDICE
Epígrafe
Dedicatoria
Agradecimiento
Introducción
CAPÍTULO I
VIOLENCIA AUTOINFLINGIDA: UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA
CAPÍTULO II
FACTORES PSICOLÓGICOS DESENCADENANTES
2.1 Factores psicológicos
2.1.1. Trastorno bipolar
2.1.2. Trastorno límite de la personalidad
2.1.3. Depresión
2.1.4. Consumo de alcohol y drogas
2.1.5. Esquizofrenia
2.1.6. Trastorno de estrés res traumáticos
CAPÍTULO III
PERFIL PSICOLÓGICO: PENSAMIENTO Y COMPORTAMIENTO SUICIDA
CAPÍTULO IV
ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
Conclusiones
Referencias bibliográficas
Anexos
¡El castigo de toda mente desordenada es su propio desorden!
AGUSTÍN DE HIPONA (354-430, p.216)
Esta monografía se lo dedicamos a nuestros familiares o apoderados, quienes están
siempre apoyándonos dentro y fuera de nuestros estudios universitarios para cumplir con
nuestras metas y objetivos logrando ser un individuo de éxito.
Ante todo, y en primer lugar agradezco a Dios. También a todos los profesores que nos
brindan andamiajes para seguir con nuestro aprendizaje día a día, para poder lograr
nuestros objetivos y concluir con buenos honores nuestros estudios universitarios.
Introducción
La violencia autoinflingida, es un fenómeno complejo que se ha manifestado desde
el comienzo de la historia, hasta la actualidad, presentando un conjunto de
emociones y comportamientos voluntarios o involuntarios que atentan contra la
salud y la vida del individuo a causa de factores biológicos, sociales, culturales,
religiosos y sobre todo psicológicos que conlleva al suicidio, siento este una crisis de
desesperación tal como lo menciona Gómez Depertuis (1993), de acuerdo a lo que
dice este autor se puede decir que la violencia autoinflingida o también conocida
como autolesión individual se ha presentado desde un comienzo y perdura hasta
hoy en día como un problema de salud pública afectando a toda la humanidad por
igual.
Hoy en día, si la persona no tiene una adecuada salud mental, física y social, es propensa a
autolesionarse o a provocarse la muerte al sentirse aislado, desesperado, entristecido,
frustrado.
Según la Universidad Católica de Chile (como se citó a OMS, 1946), señala que “salud no
es solamente la ausencia de enfermedad, sino el estado de completo bienestar físico,
mental y social del individuo”. Lo que hace referencia a que si una persona no tiene un
adecuado bienestar físico, social y mental, no está teniendo una buena salud pública;
dirigiéndonos al tema de la autolesión y el suicidio vemos que la estos tres componentes de
la salud son indispensables en el ser humano para no cometer un acto de autodestrucción.
Se podría decir que si una persona no se acepta físicamente podría tener deseos de querer
autolesionarse o acabar con su vida, como vemos en los casos, normalmente de bulimia y
anorexia; del mismo modo una persona que no tenga una adecuada relación con sus pares,
o busca satisfacer al resto, dentro de su desesperación podría dar fin a su vida; de igual
forma sucede con las personas que no tienen una adecuada salud mental, vemos los casos
de esquizofrenia, depresión, bipolaridad, personas que dentro de su trastorno terminan por
acabar con su vida.
[…] aliviar el estrés, provocar un cambio en los sentimientos de otros o en el ambiente (como recibir
atención, dar pena, quedarse sin ir al colegio), expresar un sentimiento (enfado, tristeza, desacuerdo) o
provocar sentimientos en sí mismo (sentirse real, estimulación) […] (Soutullo, 2010, p.397).
Se puede observar que las personas que se autolesionan no tienen intención de dar
fin a su vida, pero muchas veces las personas no miden la gravedad de las consecuencias
y, en algunos casos, llegan a morir sin haber tenido intención de acabar con su vida.
Sobre la violencia autoinflingida, Balbi et al. (2012, p.47-48), refiere que es un “[…]
un <<comportamiento de autorreferencia intencional que puede manifestarse con
modalidades diferentes, como cortes, quemaduras, heridas o arañazos>>. […] considerado
[…] como un grito silencioso que adopta la forma de un ataque al propio cuerpo”.
Entre las formas más frecuentes de conducta autolesiva no suicida destacan los cortes superficiales,
arañazos, morderse partes del cuerpo, darse golpes y provocarse quemaduras. Algunos autores lo
denominan automutilación o comportamiento instrumental, nominación que hace referencia a que sire
como instrumento para conseguir algo (distinto de la propia muerte) (2010, p. 397).
1.2.2 Suicidio
Con lo que se podría decir que las personas con algún tipo de trastorno mental,
están más propensas a suicidarse, y a veces de la forma más brutal.
Diversos estudios señalan que los métodos de suicidio utilizados son más violentos y letales
(ahorcamiento y precipitación desde altura). Se ha observado que una parte considerable de estos
pacientes toman medidas para asegurarse de la letalidad del suicidio. Varios estudios han confirmado
que el suicidio suele ser impulsivo, con un grado bajo de planificación, por lo que tiende a pensar que es
poco predecible (Ortiz et al,2011, p.33).
Por lo tanto, se podría decir que en algunos casos de suicidio, la persona solo busca
la atención de las personas más cercanas a él mismo, y no buscan acabar con su vida
definitivamente. Pero en casos de personas con algún tipo de trastorno mental, el suicidio
es, en la mayoría delos casos, intencional y definitivo.
1.3 . Antecedentes
1.3.1 Epidemiología
Los datos estadísticos sobre conducta suicida están sobrevalorados por variables como son
los prejuicios familiares y religiosos, las cuestiones políticas, los hábitos culturales, etc.
Estos datos varían enormemente de un país a otro, lo que hace difícil comparar las tasas de
suicidio de los diferentes países. También dentro de un mismo país, las tasas de suicidio
informadas pueden variar según la fuente de los datos, sea ésta la: Organización Mundial
de la Salud, los Ministerios de Sanidad u otras Instituciones.
[…] hay más muertes por suicidio que por homicidio, […] en el mundo se
suicidan cada día unas 2700 personas y los intentan 54000, y casi 1
millón de personas muere al año por suicidio […] lo que hace una tasa de
mortalidad de 16 por cien mil habitantes o una muerte cada 40 segundos.
Por otro lado Hawton y Van Heering (2009), nos dice que “La OMS calcula que el suicidio
representa el 1,5% de los fallecimientos en todo el mundo, con especial prevalencia en los
países menos desarrollados”.
Se puede reafirmar entonces que dentro del suicidio y el acto suicida existen muchos casos
en las que uno puede ver a diario como un problema de salud pública dentro de un grupo
social por distintos motivos.
Mientras en Japón, se basaron en el honor para justificar o explicar el acto de suicidio, esa
conducta se ve influenciado por la Segunda Guerra Mundial, donde el gobierno del imperio
creó un grupo elite llamado Kamikaze, donde los pilotos de aviones se estrellaban en el
objetivo enemigo de manera intencional.
En la antigua Grecia, los que desobedecían las leyes, eran sancionados al suicidio, y para
ello, la mano derecha era amputada y enterrada fuera del cuerpo como trofeo.
En Roma surgió una serie de suicidios, especialmente, en la época del imperio como
protesta a la dominación. Algunos literatos como Lucano, denominado “El poeta del
suicidio”, influenciaron a la población a cometer suicidio; también filósofos y políticos eran
personajes que al no encontrar una salida se suicidaban para proteger sus bienes de la
rapacidad del tirano, y por último, tenemos en esta época el suicidio de los esclavos,
aunque estaba prohibido por ley.
Finalmente se concluye que la violencia ha golpeado todos los ámbitos del ser
humano, la encontramos en la violencia experimentada en la guerra, en la calle, en
el sistema de transporte público de una ciudad, la violencia vecinal, la intrafamiliar, la
de pareja y la violencia que puede provocarse la misma persona. Por ello es
indispensable incorporar la explicación del suicidio como un problema social y no
como problema particular. En segundo lugar, se presenta una propuesta de
intervención multidisciplinario y social que incluye al Estado, para contribuir a la
disminución de muerte mundial.
1.4.1 Autolesión
Existen muchas formas de enfrentar la realidad, todo depende del aspecto psicológico de
las personas; también existen formas para no enfrentarse a la realidad, no siendo
consecuente de nuestros actos o también optar por autoinflingirse de manera deliberada
con el fin equivocado de menguar algunos aspectos de la vida.
Se conceptualiza las autolesiones como “las acciones que provocan daño en las personas,
pero que han sido producidos por ellas mismas o autorizadas por ésta. Diferenciaremos los
tipos de autolesión para la mayor comprensión del tema por ello lo delimitaremos como:
· Superficial
En este tipo de autolesión podemos mencionar que el sujeto se realiza cortes, quemaduras,
rasguños, arañazos, tirones del pelo, golpes (sobre todo en la cabeza) debido a un shock
emocional del momento, es una forma de producción de dolor para expresar el sufrimiento
del momento; generalmente este tipo de expresión es utilizada por el sujeto para liberarse
de sentimientos de rabia, ira, tristeza, soledad, rencor y dolor emocional que no se puede
expresar mediante palabras pero que le sirve como liberación de ansiedad o para poder
soportar el sufrimiento psicológico.
En otras circunstancias la autoagresión se utiliza para sentir poder sobre uno mismo.
· Estereotipia
Este tipo de autolesión puede ser o no aceptada por la sociedad en general, pero en un sub
grupo de la sociedad puede estar plenamente instaurada y fomentad. Se divide en dos
grupos, la primera; es el grupo de práctica que consiste en modificarse el cuerpo utilizando
tatuajes, piercings o cortes superficiales en el cuerpo como objeto de decoración o para
seguir una moda. La segunda división se le conoce como ritualista que refleja una tradición
cultural como fundamentación simbólica de conexión a la comunidad. Los Rituales pueden
tener el propósito de curación, de expresión de espiritualidad, o para fines de demostrar un
orden social.
Según el DSM-IV-TR relata que “Es una práctica que consiste en propinarse laceraciones
sobre el cuerpo con la intención o no de suicidarse […] se le conoce como <automutilación
como diagnóstico del trastorno límite de la personalidad> […]”.
1.4.2 Parasuicidio
1.4.3 Suicidio
Encontramos tipos de suicidas entre ellos los llamados <suicidios egoístas>, que
se dan en personas excesivamente individualistas. Este tipo de suicidio es más común en
los individuos aislados de los grupos sociales de los que forman parte. (Maldonado,
2003,p.52).
Por otro lado según la Enciclopedia Shotokai de Karate-do y Artes Marciales Japonesas
(1995-2013, p.12), nos dice que el Harakiri:
Para los Samuráis, […] significaba un asunto de honor, y la muerte por vejez y
por causas naturales no era algo deseable. […] los antiguos griegos creían que
una muerte noble, temprana y violenta era un signo de predilección de los dioses,
su ideal era (Vivir bellamente y morir de manera hermosa).
Podemos decir entonces que el suicida altruista es una forma de morirse por una
causa más social, ya sea por el honor o por un signo de predilección de los dioses según lo
manifestado anteriormente.
· Anómico
La anomia es la falta de normas y de leyes que regulen la actividad humana y generalmente
se produce en momentos de crisis sociales agudas, de transformaciones en las estructuras
y valores culturales.
[…] que no es cierto que las sociedades pudieran actuar libre de normas, valores
y leyes […], algunas personas no soportan los cambios en estas normas y formas
de vida y llegan al suicidio. Por ejemplo, cuando una persona se divorcia o se le
muere un ser querido, lo cual genera alteraciones en su estructura y ritmo de
vida.
Por ello se puede deducir que el suicida anómico realiza el crimen cuando pasa por un
conjunto de situaciones nuevas o de adaptación, por el cual no llegan a soportar el
desequilibrio que esta causa en su proceso emocional y terminan por cometer un acto
contra su propia vida.
· Fatalista
Es la versión opuesta al anterior. Aquel sucede por el cambio de normas que regulen la
conducta humana. Este afecta a aquellas personas que no aceptan las normas y se sienten
reprimidas en sus sentimientos, pasiones y limitados en su futuro. Pueden ser hijos de
padres estricta y agresivamente disciplinados o extremadamente moralistas.
Durkheim (1917,p.52), explicaba que este tipo de suicida se consideraba “[…] de poca
importancia en su época, creía que se originaba cuando un individuo está excesivamente
regulado por la sociedad. La opresión del individuo produce un sentimiento de impotencia
ante el destino o la sociedad.”
Por otro lado, según la revista PsicoWisdom en su artículo Factores, estadísticas y otros
datos sobre el Suicidio publicado el 5 de abril del 2016, nos dice que:
Por consiguiente, se dice que el suicida fatalista, es aquel individuo que tiene la idea de
suicidarse porque hay demasiada presión de grupo, ya sea con factores – los más
conocidos- económicos, emocionales y neurológicos.
CAPÍTULO II
FACTORES DESENCADENANTES DE LA VIOLENCIA
AUTOINFLINGIDA Y EL SUICIDIO
2.1 Factores psicológicos
En la mayoría de las ocasiones el individuo que realiza un acto suicida pone en juego su
vida para que esta cambie, ya que lo que busca es cambiar la vida que tiene en la
actualidad por otra, porque la que vive está llena de un sufrimiento inaguantable. Para otros
las ideas de suicidio surgen como una expresión extrema de un deseo de escapar a
problemas o situaciones que la persona concibe como intolerables, insostenibles e
irresolubles. La persona con ideación suicida piensa que es una carga para la sociedad en
donde no sirve para nada ni tiene un principio o fin de ser.
Los tres trastornos psicológicos más importantes que se han asociado con los intentos suicidas son:
fracaso en la resolución de problemas interpersonales, altos niveles de desesperanza con respecto al
futuro y una mala regulación del afecto (p. 46).
Los factores psicológicos que causan el suicidio pueden ser varias, pero entre las
más comunes pueden ser las que mencionaremos a continuación unas más graves que
otras, pero fuertemente están vinculadas a esta actitud de autolesionarse.
Trastorno que se caracteriza por dos o más episodios en los cuales el humor y los niveles de actividad del
paciente están significantemente alterados. [...], humor elevado y un aumento de la energía y la actividad
(hipomanía o manías), y otras, en un humor bajo y una disminución de la energía y la actividad (depresión)
[…] (p. 92).
El TLP es una enfermedad distinguida por los cambios bruscos de estados de ánimo,
comportamiento e interacción social, presenta también signos de depresión, trastornos de
ansiedad, de alimentación, etc.
Según el DSM-V (2000), con el código 301.83 nos define a este trastorno como:
Pero para el CIE-10 (1992), encontrándose este trastorno en el código F60.31, lo define
como:
Trastorno de personalidad en el que existe una marcada predisposición a actuar de un modo impulsivo sin
tener en cuenta las consecuencias […]. Existe predisposición a tener arrebatos de ira y violencia, con
incapacidad para controlar las propias conductas explosivas. Asimismo hay predisposición a presentar un
comportamiento pendenciero y tener conflictos con los demás, en especial cuando los actos impulsivos
propios son impedidos o censurados […] (p. 162).
Por lo que el TLP presenta características más notorias en las relaciones interpersonales,
siendo incapaz de controlar los impulsos y emociones. Esto puede ser ocasionalmente una
de las causas del suicidio involuntario.
2.1.3. Depresión
La depresión es el trastorno mental que tiene que ver más con los cambios de humor y
estados de ánimo siendo este el que más a menudo se asocia con el suicidio.
Comprendemos entonces que la depresión se debe a un conjunto acumulado de
ansiedades no conclusas dadas durante un tiempo determinado. Si bien sabemos es una
potente fuerza que no puede ser controlada convirtiéndose así en un comportamiento
suicida, por lo que tiende a ser indistinguibles estos dos trastornos juntos.
Según la OPS (2003) en su Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud nos dice
que:
Este problema puede ser abordado desde dos puntos de vista conductuales, uno en el cual se consume
drogas de uso terapéutico (benzodiacepina, anfetaminas, barbitúricos, etc.), de forma ilícita o que no se
ajustan a un tratamiento médico específico, con el objeto de obtener los efectos psico-estimulantes o
depresores de estas drogas; el otro punto de vista es el que tiene que ver con el consumo de drogas de
uso no terapéutico (drogas ilícitas), como lo son la cocaína, la marihuana, la heroína., etc., por medio de
su acción sobre el sistema nervioso central, son capaces de producir cambios emocionales, perceptivos,
de conciencia y comportamiento en individuo. En ambas conductas el uso de las drogas es de forma
excesiva generándose dependencia física, psíquica o adicción, lo que ocasiona, en la mayoría de los
casos, un grave deterioro psico-orgánico y de comportamiento social (p.4).
2.1.5. Esquizofrenia
El trastorno por estrés postraumáticos (TEPT) es uno de los pocos trastornos psiquiátricos
que se definen por su etiología más que por su sintomatología, su inicio depende de una
exposición única o repetida a un acontecimiento traumático, el test comienza en momentos
diferentes dependiendo de la persona, pueden desarrollar síntomas nuevos y más serios
que puede durar meses o hasta años más tarde, este trastorno le puede afectar a
cualquiera incluso a niños. Existe la evidencia de que la suceptilidad a un estrés
postraumáticos suele ser genético, el trastorno a menudo se acompaña por epression,
abuso de sustancias o uno o más trastornos de ansiedad. Una de las primera preguntas que
surge al enfrentarse a un paciente que ha desarrollado un TEPT es qué factores pueden
haber facilitado la aparición del cuadro. Ante esto podemos plantearnos que hay factores de
riesgo que pueden justificar el TEPT o bien que el paciente carece de mecanismos de
resiliencia que le permitan adaptarse a la situación traumática. Los factores de riesgo
dependen del hecho traumático y del sujeto que lo padece.
La capacidad del ser humano para afrontar experiencias traumáticas e incluso extraer
un beneficio de las mismas ha sido generalmente ignorada por la Psicología
tradicional, que ha dedicado todo su esfuerzo al estudio de los efectos devastadores
del trauma. Aunque vivir un acontecimiento traumático es sin duda uno de los trances
más duros a los se enfrentan algunas personas, supone una oportunidad para tomar
conciencia y reestructurar la forma de entender el mundo, que se traduce en un
momento idóneo para construir nuevos sistemas de valores, como han demostrado
gran cantidad de estudios científicos en los últimos años. Algunas personas suelen
resistir con insospechada fortaleza los embates de la vida, e incluso ante sucesos
extremos hay un elevado porcentaje de personas que muestra una gran resistencia y
que sale psicológicamente indemne o con daños mínimos del trance (párr, 2).
Finalmente se concluye que vivir una experiencia traumática, e sin duda una situación que
modifica la vida de una persona, además no se puede olvidar que en situaciones extremas
el ser humano tiene la oportunidad de volver a construir su forma de entender el mundo.