Herby

Necesitaba un novio para evitar que mi padre me casara con

un hombre elegido por él. ¿Qué mejor manera de conseguir uno
que convocando a un demonio? Cuando encontré un Libro de
las Sombras en el ático de mi abuelo, supe que había encontrado 2
la respuesta, pero algo salió mal. En lugar de convocar a un
demonio, terminé en el Infierno. ¿Qué se suponía que debía
hacer ahora?

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Hades
Juzgar a las almas era aburrido. Gobernar el Inframundo era
aburrido. Todo era aburrido. Necesitaba que sucediera algo para
evitar volverme loco. Nunca imaginé que el destino respondería
a mi oración tácita arrojando a un humano al Inframundo, y
ciertamente nunca había conocido a un humano como Herby.
Me confundió, me divirtió y me volvió loco. ¿Por qué más estaría
de acuerdo en ser su novio?
Antología

08/2021
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Cuando el destino te llame, ¿responderás?
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08/2021
amigos rudos y familiares problemáticos, escritas por algunos de
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 Nota del autor

Para los propósitos de esta historia, me he tomado grandes

libertades con la historia y la mitología, tanto ficticias como
fácticas. Si sigues la historia antigua de los dioses, espero que 5
disfrutes esta historia.

Aja

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 1

Herby

¿Incienso? 6
Comprobado.
¿Cinco velas negras?
Conté rápidamente las velas que había reunido, cada una
colocada en un punto del pentagrama que había dibujado en el
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suelo con tiza blanca. La parte de la tiza había sido muy
importante. Había que dibujar el pentagrama con tiza blanca o
pasaban cosas malas. Deseé que el libro hubiera explicado
exactamente cuáles eran esas cosas malas, pero no había
ninguna nota al respecto.
De acuerdo, ¿el círculo de sal se vertió completamente
alrededor de todo sin interrupciones en la línea?
Comprobado.
Estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas. No estaba
seguro de poder meditar como sugería el libro. No estaba
programado para quedarme quieto tanto tiempo, pero podía
fingirlo durante unos minutos.
 Pasé la página desgastada del viejo libro que había encontrado
enterrado en un cofre en el ático de mis abuelos. Incienso, velas,
pentagrama de tiza, círculo de sal... ¿Qué me faltaba?
Correcto.
Hice una mueca cuando mi estómago se revolvió un poco
mientras miraba el cuchillo que había conseguido en la cocina.
La última parte del ritual involucraba sangre. Más
específicamente, mi sangre, que era un poco asqueroso. No era
un gran partidario de la idea de cortarme a propósito. De hecho, 7
lo evitaba.
No era fanático del dolor.
De acuerdo, tenía todo en su lugar. Solo necesitaba cortar mi
palma y colocar mi mano en el medio del pentagrama y luego
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cantar las palabras rituales.
Dios, esperaba recordarlas.
Los rituales del Libro de las Sombras eran un poco largos,
prolongados y aburridos. Alguien realmente necesitaba traer
estas cosas al siglo actual. ¿Quién te dijo hoy en día? Tú, tu, tú,
bla, bla, bla.
Todo era un poco ridículo, pero como sea.
Cogí el cuchillo, contuve la respiración y luego deslicé la hoja
por la palma de mi mano.
—Oh, nuggets de trasero funky, eso duele. —Estreché mi
mano un poco hasta que me di cuenta de que estaba salpicando
sangre por todo el pentagrama.
Ups.
Dejé el cuchillo y eché un vistazo a las palabras rituales.
 Está bien, podría hacer esto.
—Escuchen mis palabras, espíritus del otro lado, —comencé.
—Te ruego que te manifiestes ante mí. Te doy el poder de
concebir en mi mente y ejecutar lo que deseo hacer, el fin que
alcanzaría con tu ayuda. Cruza ahora el velo entre mundos.
Sangre a Sangre, yo te invoco.
En el segundo que dije la última palabra, golpeé mi mano
ensangrentada en el centro del pentagrama. Mis ojos se
agrandaron cuando el humo negro comenzó a filtrarse fuera del 8
pentagrama y el fuerte hedor a azufre llenó el aire.
—Uh, oh. —Cogí el libro para ver qué había hecho mal. Mis
dedos rozaron las páginas justo cuando todo a mi alrededor se
volvió negro, y luego caí... y caí... y caí.
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Golpeé algo duro con un ruido sordo doloroso y todo
realmente se oscureció. No sé cuánto tiempo estuve acostado allí
antes de que la conciencia volviera a mí, pero cuando abrí los
ojos, estaba bastante seguro de que ya no estaba en el ático de
mis abuelos. El cielo sobre mí era rojo y el suelo debajo de mí
era negro.
Me senté y miré a mi alrededor. Mis ojos se agrandaron
cuando vi... algo... viniendo hacia mí.
—Santa Ana.
El chico, creo que era un chico, debió medir dos metros y
medio. Su piel era roja, sus ojos negros y tenía cuernos saliendo
de la parte superior de su cabeza calva.
 —Ya no estamos en Kansas, Toto1.
Cuando se detuvo frente a mí y sonrió, sus afilados colmillos
brillaron a la luz brillante.
—Bienvenido al Infierno, ¿te quedarás mucho tiempo?
—Um... —Entrecerré los ojos por un momento. —¿Eres un
demonio?
—Lo soy, —el hombre... err... demonio... dijo con orgullo. —
Abigor, ejecutor de la puerta oeste, nivel seis.
Bueno, al menos era amigable. 9
Me puse de pie y luego me sacudí la suciedad negra de mis
pantalones antes de extender mi mano. Yo también podría ser
amigable.
—Hola, Abigor. Soy Herebeorht Bartholomew Ravensbrook
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III. Es un nombre bastante largo, así que puedes llamarme
Herby. Estaba tratando de convocar a un demonio, pero creo que
algo salió mal. ¿Puedes ayudarme?
Abigor se inclinó hacia mí y olió. Se echó hacia atrás tan de
repente que yo di un paso atrás.
—Eres humano.
—Y eres un demonio. —No estaba seguro de que eso
importara. —¿Ser humano significa que no puedes ayudarme?
Solo que realmente necesito convocar a un demonio. Seguí el
ritual en el Libro de las Sombras de mi abuelo, pero... —Suspiré
mientras miraba a mi alrededor. —No creo que se suponga que
deba estar aquí.

1
Una referencia al libro El Mago de Oz
 —Debes venir conmigo.
El demonio me agarró del brazo y comenzó a marchar hacia
una puerta realmente alta. Me refiero a muy alta, como tres
pisos de altura.
Yo medía metro y medio.
Todo era alto para mí.
—¿Podrías frenar un poco? —Pregunté mientras corría para
mantener el ritmo. Tenía que hacerlo. Abigor tenía mi brazo. Si
quería mantenerlo adherido a mi cuerpo, tenía que correr. —Mis 10
piernas son cortas.
El demonio se desaceleró un poco, pero aún así tuve que
duplicar el tiempo para mantener el ritmo.
—¿A dónde vamos? —Yo pregunté.
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—Los humanos no pueden entrar al Infierno.
Sí, ¿cómo funcionó?
—¿No se envía a los pecadores aquí cuando mueren?
—No.
—Oh. —Fruncí el ceño en confusión. —Pero eso es lo que dice
la Biblia. Si eres malo, vas al Infierno. Si eres bueno, vas al cielo.
—Las almas de los pecadores son enviadas a los pozos. Esto es
el Infierno, no los pozos.
Bueno, eso estaba tan claro como el barro.
—Entonces, ¿quién vive aquí entonces?
—Demonios.
Me animé.
—¿Oh? —Quizás estaba en el lugar correcto después de todo.
—Al hacer una invocación, ¿no se supone que los demonios
deben ir a la persona que realiza el ritual? ¿No que la persona
que realiza el ritual vaya al demonio?
Solo estaba adivinando aquí.
Abigor hizo una mueca como si tuviera mal sabor de boca.
—Eso es lo que suele pasar, sí.
—Entonces, ¿cómo terminé aquí?
—No lo sé, pero no perteneces aquí.
Clavé los pies y liberé el brazo de un tirón.
—Eso es muy grosero. 11
No esperaba un comité de bienvenida ni nada, pero el
demonio no tenía por qué ser grosero al respecto. Sabía que se
suponía que no debía estar aquí y él sabía que se suponía que no
debía estar aquí. Podría ser amable mientras me ayudaba a
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llegar a casa.
—Mira, los humanos no están permitidos en el Infierno. Te
llevaré a ver a Hades antes de que me meta en problemas por no
reportar una brecha en el Inframundo. Trabajé muy duro para
convertirme en ejecutor de puerta de nivel seis. No quiero ser
degradado.
Ahora, me sentí mal.
Empecé a caminar.
—Lo siento. No quiero que te degraden tampoco. —No tenía
idea de lo que significaba ser un ejecutor de puertas de nivel
seis, pero sonaba importante. —¿Crees que Hades puede
ayudarme a descubrir qué hice mal con mi ritual de invocación?
 Abigor me miró con ojos grandes y redondos. Su tono lacónico
dijo que estaba claramente ofendido por mis palabras. No supe
por qué.
—¡Él es Hades!
Obviamente me había equivocado en todo el asunto del
Infierno, así que quería estar seguro...
—¿Es Hades lo mismo que Satanás?
Las palabras de Abigor fueron muy cortantes cuando habló.
—Hades es el Dios de los Muertos y el Rey del Inframundo. 12
No es Satanás.
Oh, oye, seguramente tendría las respuestas que buscaba.
Sonreí.
—Guay.
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Los ojos negros de Abigor se abrieron aún más. Tenía la
misma mirada en sus ojos que vi apuntarme mucho, como si
tuviera algunos tornillos sueltos.
Lo que fuera.
El hecho de que la gente no me entendiera no significaba que
me pasara algo. Tal vez deberían pasar un poco más de tiempo
tratando de ver el mundo desde mi punto de vista en lugar de
vivir en su pequeño y estrecho mundo.
—¿Qué hacen los demonios en el Infierno para divertirse?
La boca de Abigor se abrió y cerró y luego volvió a abrirse.
Después de un momento, cerró la boca de golpe por segunda
vez, negó con la cabeza y siguió caminando.
—Sabes, es muy bonito aquí abajo. Me recuerda a las fotos que
he visto del desierto del Sahara—. El paisaje era un poco árido,
pero había belleza en eso. —Supongo que esperaba que el
Infierno estuviera ardiendo en llamas y gritos o algo así.
—Los pozos a menudo están ardiendo y definitivamente hay
gritos, —dijo Abigor. —Intento no ir allí si no tengo que hacerlo.
Huele.
—¿Eso es por el azufre?
Abigor me miró con los ojos entrecerrados.
—¿Qué sabes del azufre?
Me encogí de hombros. 13
—Justo lo que he leído. Se supone que los demonios huelen a
sulfuro y azufre.
La cabeza de Abigor se echó hacia atrás.
—No huelo a sulfuro y azufre.
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Realmente no lo hizo.
Jadeé cuando Abigor me acompañó a través de una gran
puerta en esa pared realmente alta y luego a un... No estaba muy
seguro de qué era. Tenía una silla de montar, pero no se parecía
a ninguna bestia que hubiera visto en mi vida. Era una especie
de cruce entre un perro sin pelo muy grande y un velociraptor.
—¿Qué es eso?
—Es un kelabron—. Abigor se detuvo justo al lado de la
enorme bestia. Era tan alto como su pecho, lo que naturalmente
significaba que era más alto que yo. —Sube.
—¿Cómo?
Necesitaría una escalera.
 Abigor gruñó antes de agarrarme por la cintura y
balancearme sobre la espalda de la bestia. Se subió detrás de mí,
agarró las riendas e hizo un chasquido.
—Sujétate.
No estaba bromeando.
Grité cuando el kelabron despegó a una velocidad tan rápida
que el paisaje se volvió borroso. Me aferré a un trozo de manta
debajo de la silla de cuero y me aferré por mi vida.
Casi tan rápido como habíamos despegado, redujimos la 14
velocidad.
Definitivamente no estábamos en el mismo lugar en el que
habíamos estado hace unos momentos. Ante mí se alzaba una
gran ciudad con muros de piedra bronceada. La parte superior
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de la mayoría de los edificios era de un rojo terroso más oscuro,
pero algunos tenían agujas doradas en la parte superior.
—Es hermoso.
—Es el Palacio de Hades.
—Guau. —Debe estar bien. —Tengo un apartamento tipo
estudio sobre el garaje de mi padre. No se parece en nada a esto.
No podía verlo porque estaba sentado detrás de mí, pero sabía
que Abigor me estaba mirando. Podía sentir que se me erizaban
los pelos de la nuca.
—¿Vives aquí? —Yo pregunté.
—Tengo una habitación en el cuartel junto a la puerta oeste—.
Había mucho orgullo en esa declaración. —Los ejecutores de
nivel inferior deben vivir en el cuartel principal con los otros
ejecutores.
 —Entonces, ¿obtienes tu propia habitación cuando obtienes un
ascenso?
—Uh, sí.
Pude ver por qué no quería ser degradado.
Cuando pasamos por la enorme puerta al comienzo de la
ciudad, noté que casi todos se parecían a Abigor con la piel y los
cuernos rojos, pero había algunos que se parecían a mí.
—Pensé que los humanos no estaban permitidos en el
Infierno. 15
—No lo están.
Señalé a una mujer de cabello rubio con piel ligeramente
bronceada.
—Ella es humana.
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Estaba seguro de ello.
—Ella no es.
—Sí, ella es.
—No- —Abigor bufó. —Si te apareas con un demonio, y te
reclaman, eres considerado demonio. Ya no eres considerado
humano. Así es como ella puede estar en el Infierno. Está
emparejada con un demonio, por lo que es considerada
demonio.
—Oh. —Eso tiene sentido. —Ojalá pudiera aparearme con un
demonio.
Sabía que iba a recibir otra de esas miradas cuando Abigor se
quedó inmóvil detrás de mí.
—¿Quieres aparearte con un demonio?
 —Bueno, ciertamente no quiero aparearme con el tipo que mi
padre eligió para mí. ¿Por qué crees que estaba tratando de
convocar a un demonio?

16

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 2

Hades

Distraídamente, tamborileé con el dedo en el reposabrazos de 17

mi trono de mármol negro mientras escuchaba los crímenes que
había cometido la maldita alma delante de mí. Estaba tan
aburrido que sentí la abrumadora necesidad de medir mis ojos
con un lápiz.
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Uno pensaría que después de miles de años, los humanos se
volverían más inventivos. En cambio, cometieron los mismos
crímenes siglo tras siglo. No había imaginación en las cosas que
hacían. Cualquier crimen que alguien haya cometido ya se había
cometido, y probablemente mejor.
Fue increíblemente fastidioso y aburrido.
—¿Cuántos más, Leonid? —Pregunté, interrumpiendo al
hombre.
—Hay quinientas treinta y tres almas más para juzgar hoy,
señor.
Oh, hombre.
¿Dónde estaba ese maldito lápiz cuando lo necesitaba?
Empecé a agitar mi mano para enviarlos a todos de regreso a
las celdas por el resto del día cuando uno de mis guardias entró
corriendo. Se apresuró a pasar junto a las almas que esperaban
su juicio y se arrodilló al pie de mi estrado.
—Señor, hay... —El guardia miró por encima del hombro
hacia las grandes puertas dobles que había atravesado hace unos
segundos. —Hay un humano afuera, señor.
—Hay humanos por todas partes—. ¿No podía ver a todas las
almas esperando el juicio?
—Este está vivo, señor.
Está bien, eso fue diferente. 18
—¿Vivo?
—Sí, Lord Hades.
—¿Aquí?
—Sí, señor.
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Eh.
—Tráelo. —Una vez que el guardia saltó para hacer mis
órdenes, me volví para mirar a Leonid. —Envía estas almas de
regreso a sus celdas. Me ocuparé de ellas más tarde.
—Por supuesto, señor.
Con un movimiento de la mano de Leonid, todas las almas
que esperaban el juicio salieron de la habitación. Era una
habilidad muy útil, una que muy pocos tenían. Era una
habilidad que Leonid había adquirido cuando se convirtió en un
Demonio de la Primera Orden y en mi asistente.
Cuando las puertas se abrieron de nuevo, un gran demonio
rojo entró arrastrando a un ser muy bajo a mi salón del trono.
Reconocí al demonio como uno de los ejecutores de la puerta
oeste.
 El humano era un misterio.
Cuando llegaron al estrado, el demonio se arrodilló y arrastró
al humano con él.
—Señor, soy Abigor, ejecutor de la puerta oeste de nivel seis.
—Te reconozco, Abigor. —Miré al hombre arrodillado a su
lado. —No reconozco a este humano.
—Hola. —El humano saludó. —Soy Herby. Bueno, Herebeorht
Bartholomew Ravensbrook III, pero eso es muy largo, así que
me llamo Herby. ¿Eres el demonio a cargo? 19
Arqueé una ceja.
—Lo soy.
—Guay. —Herby se soltó el brazo del agarre de Abigor y se
puso de pie. —Estaba tratando de convocar a un demonio y…
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Eso levantó mis cejas.
—¿Admites que intentaste convocar a un demonio?
—Sí, pero creo que lo hice mal. Se suponía que el demonio
vendría a mí. No se suponía que yo viniera aquí.
¿Era este humano de verdad?
—Te das cuenta de que los demonios aborrecen ser
convocados, ¿no es así?
—Oh, lo hago, y no estoy tratando de hacer enojar a nadie ni
nada. Solo necesito un demonio—. Herby sonrió alegremente. —
Dios, eres bonito.
Lentamente hice una panorámica para mirar a Leonid,
preguntándome si había escuchado lo mismo que yo. Leonid
tenía la boca abierta y sus ojos negros eran del tamaño de un
plato, así que estaba bastante seguro de que lo había hecho.
 —¿Tú piensas que soy bonito? —Pregunté mientras me volvía
para mirar a Herby. Dudo que alguien me haya llamado bonito
en toda mi vida.
Herby asintió rápidamente.
De acuerdo, este humano obviamente no estaba jugando con
un mazo completo. Probablemente así fue como había
terminado aquí. A través de los siglos, algunos humanos aquí y
allá habían llegado vivos al Inframundo, pero nunca se
quedaban mucho tiempo, y por lo general estaban gritando todo 20
el tiempo que estaban aquí. Nunca mencionaron nada sobre mi
belleza.
La piel roja, los cuernos y los dientes afilados como navajas
tendían a asustarlos.
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—Oh, me estás dando esa mirada.
Sé que fui estúpido por preguntar, pero...
—¿Qué mirada?
—Esa en el que piensas que me faltan unos bocadillos para un
picnic—. Herby resopló. —No estoy loco.
—Por supuesto que no. —Obviamente necesitaba aplacar a
este humano hasta que pudiera llevarlo de regreso al plano
terrenal. No necesitaba otro humano histérico en mis manos. —
¿Cómo llegaste aquí, si no te importa que te pregunte?
—Oh, como estaba diciendo, estaba tratando de convocar a un
demonio, pero algo salió mal y me encontré aquí. Abigor me
encontró y me trajo aquí, pero lo hizo de inmediato. No esperó.
No hay necesidad de degradarlo. Es un buen ejecutor.
Lo sabía.
 —Esa es la razón por la que es un ejecutor de nivel seis.
Herby sonrió.
—Sí, eso es lo que dijo.
Me encontré hechizado por el pequeño humano cuando
empezó a mirar alrededor. Dudé que, en todos mis años, y hubo
muchos, me hubiera encontrado con alguien como Herby. Por
regla general, tendía a evitar a la mayoría de los humanos.
Estaban aterrorizados de mí incluso si no habían condenado sus
almas al Infierno. 21
—Amo tu palacio, —dijo Herby mientras miraba a su
alrededor. —Como le estaba diciendo a Abigor, esperaba fuego y
azufre y pozos con gente gritando. Esto es realmente agradable.
Mucho más grande que mi apartamento tipo estudio.
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Agité mi mano con desdén.
—Los pozos se situaron junto a los campos de castigo.
—Oh, ¿podría verlos alguna vez?
—¿Quieres ver las profundidades del Infierno? —Nadie pidió
ver los pozos, ni siquiera mis demonios. Tal vez a este humano le
faltaban unos bocadillos para un picnic, como él dijo.
Herby se encogió de hombros.
—Solo tenía curiosidad. No espero terminar allí, pero no
estaría de más ver cómo son.
No, pude ver que Herby no sería uno de los míos. Su alma era
demasiado pura. Esa fue otra cosa que me desconcertó. ¿Cómo
podía su alma ser tan pura si había estado convocando a un
demonio? Eso era algo que normalmente hacía alguien que se
dedicaba a la magia negra.
 —¿Has practicado magia negra alguna vez, Herby?
—Oh no, nunca he hecho ningún tipo de magia. Encontré este
viejo libro en el ático de mi abuelo y tenía un hechizo de
invocación. Pensé que, si podía convocar a un demonio, podría
conseguir que me ayudara.
Por supuesto.
Junté mis manos y las apoyé en mi estómago mientras me
recostaba en mi silla.
—¿Y para qué necesitabas un demonio? ¿Dinero? 22
¿Inmortalidad? ¿Para matar a alguien?
Esas eran las cosas habituales.
—Necesitaba a alguien que fingiera ser mi novio.
Me quedé boquiabierto.
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—¿Pero Abigor dijo que era posible que un humano se vincule
con un demonio? —Herby continuó.
Parecía una pregunta.
—Lo es, —le aseguré. —Entonces se vuelven demonios incluso
si todavía son humanos.
—Bien, eso es lo que me dijo Abigor. Entonces, estaba
pensando, si pudiera encontrar un demonio propio, entonces no
necesitaría uno para fingir ser mi novio. Podría tener uno.
—¿Quieres un demonio propio? —Yo pregunté.
—Si no fuera demasiado problema.
Decir que estaba atónito habría sido la subestimación de los
milenios. Me levanté y bajé del estrado hasta que me paré junto
a Herby. El hombre apenas llegó a mi ombligo. Ajusté mi talla
hasta que llegó a la mitad del pecho.
 —Oh. —Herby sonrió. —No sabía que podías hacer eso.
—Hay muchas cosas que puedo hacer, Herebeorht
Bartholomew Ravensbrook III.
—Herby, por favor.
—Camina conmigo, Herby. —Hice un gesto con la mano
hacia el demonio que aún estaba arrodillado. —Atiende a tus
deberes, Abigor.
Abigor se puso de pie y me asintió rápidamente.
—Sí, señor. 23
—Enviaré mis elogios a tu supervisor.
—Gracias, señor. —Abigor asintió de nuevo antes de despegar.
No caminaba a menudo por las calles de mi ciudad. Había
construido la maldita cosa antes de los albores del hombre.
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Conocía cada rincón y grieta. Había perdido su brillo hacía
mucho tiempo.
Pero tal vez eso estaba a punto de cambiar. Herby miraba a su
alrededor como si nunca hubiera visto un lugar como este. No
imagino que lo hubiera hecho, pero fue interesante verlo
mirando todo con tanto asombro.
—Este lugar es asombroso.
—Gracias.
—Realmente pensé que el Infierno era todo sulfuro y azufre.
Nunca imaginé que pudiera verse así—. Un pequeño ceño
frunció la frente de Herby. —Es mucho más limpio de lo que
esperaba.
 —Esta es la ciudad. Los demonios viven aquí con sus familias.
Tiene que estar limpio. Creo que los pozos están más en la línea
de lo que estás pensando.
Herby me miró.
—¿Los demonios tienen familias?
—Por supuesto, —respondí. —¿De dónde crees que vienen los
nuevos demonios?
—Supongo que nunca pensé en eso, pero tiene sentido—. Su
ceño se profundizó, creando arrugas junto a sus ojos. —Supongo 24
que eso significa que no tengo un demonio propio. No puedo
romper una familia, ni siquiera para tener un demonio.
—¿Por qué necesitas un demonio para fingir ser tu novio?
—Oh, no necesito un demonio específicamente. Solo pensé...
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bueno... —Las mejillas de Herby se sonrojaron.
Fue muy lindo.
—Los chicos de donde soy no me dan la hora del día. Supongo
que o piensan que soy un poco raro o le tienen miedo a mi
padre. Él dirige nuestra pequeña ciudad. Pensé que, si llamaba
un demonio, entonces podría ordenarle que se hiciera pasar por
mi novio y no le tendría miedo a mi padre.
—¿Por qué necesitas novio en primer lugar?
—Cumpliré veintiún años al final de la semana. Mi padre
planea casarme con un chico que trabaja para él antes de esa
fecha. Claude. Es un verdadero idiota. Pensé que si tuviera novio,
mi padre me dejaría solo.
Lo dudaba mucho, especialmente si el hombre ya había hecho
planes para casar a Herby.
 —¿Por qué es tan importante que tu padre te case? ¿Está
tratando de deshacerse de ti o algo así?
Herby se encogió de hombros, pero desvió la mirada.
—No podría decírtelo. Por lo general, no me habla mucho.
Probablemente solo he hablado con él un puñado de veces en
los últimos cinco años.
Interesante.
—¿Entonces no vives en casa?
—No, sí. Tengo un apartamento tipo estudio sobre su garaje, 25
pero no se me permite entrar a la casa principal sin una
invitación.
Apreté los dientes mientras una furia inusual me llenaba
desde el centro hacia afuera. Yo no era de los que perdían los
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estribos muy a menudo. Civilizaciones enteras fueron arrasadas
cuando lo hice, pero este tipo me cabreó.
—¿Cuál es su nombre?
Herby me miró.
—¿Mi padre?
—Sí.
—Herebeorht Bartholomew Ravensbrook II. Por eso soy el
tercero.
Fruncí el ceño cuando sentí que mis labios se estiraban
mientras esbozaba una sonrisa. ¿Cuándo fue la última vez que
sonreí? ¿Había sucedido siquiera en este siglo?
—Leonid, —dije en silencio a través del vínculo que tenía con
cada ser vivo en este plano de existencia. —Averigua lo que
puedas sobre un hombre llamado Herebeorht Bartholomew
Ravensbrook II.
—Por supuesto, señor.
Era bueno tener demonios que trabajaban duro debajo de mí.
Por supuesto, Leonid sabía lo que pasaría si no trabajaba duro.
Era posible enviar un demonio vivo a los pozos. No fue
agradable para ellos en lo más mínimo.
—¿Sabes si tienes algún demonio? —Preguntó Herby. —¿O
son todos parte de familias? 26
—Estoy soltero—. No tenía idea de por qué había dicho eso.
Obviamente estaba tan loco como Herby.
Grandes ojos azules me miraron.
—¿Tú? Pero, ¿pensé que estabas casado con una dama llamada
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Perséfone?
—No, ella es mi sobrina, la hija de mi hermano Zeus.
—¿Ella no es la Reina del Inframundo? Eso es lo que dicen
todos los libros de historia. Te enamoraste de ella y la
secuestraste y trajiste aquí y tiene que pasar como tres meses de
cada año aquí, por eso tenemos invierno.
—Técnicamente, ella es la Reina del Inframundo, pero ese es
un título que le dio mi hermano para apaciguar a su madre,
Deméter—. Puse los ojos en blanco porque ¿cómo no iba a
hacerlo? Había estado lidiando con esa situación durante eones.
—Deméter quería que su hija ocupara un puesto importante en
el panteón. Después de hablar con Perséfone, le ofrecí dejarla ser
la reina del Inframundo. Todavía baja un par de meses al año
para alejarse de su madre.
—Así que, ¿no estás casado entonces?
Resoplé.
—No es difícil.
—Entonces, ¿serías mi novio?

27

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 3

Herby

Sabía que estaba pidiendo mucho, pero Hades no tenía que 28

mirarme como si me hubiera crecido otra cabeza. Por mucho
que traté de fingir que esas miradas no me lastimaron, porque
en serio, las había visto un millón de veces, me dolieron.
—No importa,—murmuré mientras comenzaba a caminar.
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Necesitaba llegar a casa para poder volver a mirar el Libro de
las Sombras de mi abuelo y descubrir qué había hecho mal.
Aunque, esta vez tal vez no intentaría convocar a un demonio.
Realmente no quería romper la familia de alguien.
—Herby?
—¿Sí? —Respondí cuando noté que Hades caminaba a mi lado.
—No es seguro para ti caminar solo. ¿Por qué no regresas al
palacio conmigo y podemos hablar un poco más?
—No, está bien. —Me quedé más tiempo que mi bienvenida
tal como fue. —Si pudieras enviarme a casa...
—¿Alguna vez has conocido a un Hellhound2 de tres cabezas?

2
Perro del Infierno.
 Parpadeé ante el señor demonio mientras mi mente trataba de
procesar lo que había dicho.
—Nunca conocí un Hellhound, así que no, pero conocí al
kelabron de Abigor—. Fruncí el ceño mientras repetía la palabra
en mi cabeza. —¿Dije eso bien? ¿Kelabron?
—Lo hiciste.
—Parecía un cruce entre un perro sin pelo muy grande y un
velociraptor.
—Creo que los velociraptores evolucionaron a partir de los 29
kelabrones.
Herby soltó una risita.
—Eso tendría sentido.
—Ven. —Hades asintió con la cabeza hacia atrás por donde
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habíamos venido. —Te presentaré a mi Perro del Infierno
Cerberus.
—Sé que probablemente me equivocaré, pero ¿no es Cerberus
un perro de tres cabezas que guarda las puertas del Inframundo
para evitar que los muertos se vayan?
—En cierto modo. Los Hellhounds vigilan las puertas del
Inframundo, pero Cerberus es... supongo que se podría decir que
es el alfa de los Hellhounds. Está a cargo de todos ellos.
—¿Como tú estás a cargo de todos los demonios? —Pregunté
mientras comenzaba a caminar con Hades de nuevo, esta vez de
regreso al palacio.
—Un poco, pero estoy a cargo de todo el Inframundo, no solo
de los demonios.
—Eso suena como un montón de trabajo.
 —Lo es, pero he tenido el trabajo durante mucho tiempo.
Estoy un poco acostumbrado.
—¿Alguna vez tienes un descanso?
—Lo hago. —Hades juntó las manos a la espalda mientras
caminábamos. —He viajado por todo el mundo, en muchos
planos diferentes. No voy a menudo porque mis demonios
pueden meterse en muchos problemas si se los deja solos
durante demasiado tiempo, pero unos días aquí y allá están bien.
—Supongo que eso no es tan malo. 30
—¿Qué haces para no meterte en problemas? —Preguntó
Hades.
—Alejarme de mi padre.
Hades se rio entre dientes, y luego se detuvo repentinamente
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como si estuviera sorprendido por el sonido que salió de su boca.
—¿Estás bien?
—Lo estoy. —Hades asintió mientras comenzaba a caminar de
nuevo. —Quise decir, ¿qué haces para trabajar?
—Oh, trabajo en la compañía de mi padre. Nada glamoroso ni
nada. Soy un empleado de archivo en la sala de archivos.
Empecé en la sala de correo, así que eso es como un paso
adelante—. Simplemente no mucho. —Quería ser artista, pintor,
pero mi padre no lo permitiría.
—¿Por qué no?
Hice mi mejor imitación de mi padre cuando respondí:
—Es un pasatiempo frívolo. Nunca ganarás dinero ni ocuparás
tu lugar como miembro de la élite de Ravensbrook si continúas
pintando esos cuadros insípidos. Ni siquiera eres nada bueno.
Bla, bla, bla.
—¿Eres bueno?
Me encogí de hombros.
—No lo sé, pero no me importa. Solo me gusta pintar.
Me calmó como nada más.
—¿Qué dice tu madre?
—Oh, no lo sé. Nunca la conocí. Murió cuando yo nací.
—Lo siento, —respondió Hades. —Debe haber sido una buena 31
mujer porque no está aquí.
—Por lo que me han dicho, fue dulce y amable y nunca tuvo
una mala palabra que decir sobre nadie. No tengo idea de cómo
terminó casada con mi padre. Él es un hombre alcista. Dudo que
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haya alguien en la Tierra que pueda hacer lo correcto ante sus
ojos—. Fruncí el ceño mientras pensaba en ello. Había un
hombre. —Excepto Claude. Estoy bastante seguro de que mi
padre desearía que Claude hubiera nacido como su hijo en lugar
de mí.
—Oh, estoy seguro de que estás equivocado.
Estaba seguro de que tenía razón. Casi nunca vi a mi padre.
Claude venía a la casa casi todos los días. Nunca fui a ningún
lado con mi padre. Claude lo acompañó a todas partes. Trabajé
en la sala de archivos. Claude era vicepresidente de producción
en la empresa de mi padre.
—No importa. —Realmente no fue así. Hacía mucho tiempo
que había perdido la esperanza de que mi padre me viera como
una persona real. —Háblame de tu Perro del Infierno. ¿Cómo lo
conseguiste?
—Fue un regalo de Hércules.
—Espera, pensé que Hércules lo había capturado como uno de
los doce trabajos o algo así.
—No. —Hades se rio entre dientes mientras negaba con la
cabeza. —Cerberus fue un regalo de Hércules cuando era solo
un cachorro. Creo que el evento que estás describiendo fue
cuando Euristeo le ordenó a Hércules que le trajera a Cerberus 32
porque no creía que pudiera hacerlo. Estaba equivocado, por
supuesto, y Cerberus se divirtió mucho aterrorizando a todos en
Micenas.
—Hombre, los libros de historia seguro que se equivocaron en
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estas cosas.
—Por lo general lo hacen—. Hades sonrió. —Escuché en
alguna parte que la historia la escriben los vencedores, pero no
hay vencedores en la batalla.
Entrecerré los ojos al hombre alto y de piel roja.
—¿Qué significa eso?
Hades se rio entre dientes.
—No tengo idea.
Quería preguntarle por qué lo diría si no sabía lo que
significaba, pero era el Señor del Inframundo. Probablemente
era de mala educación preguntar.
No podía pensar en nada más de qué hablar, así que mantuve
la boca cerrada mientras caminábamos por la ciudad. Además,
estaba bastante ocupado revisando todo. La gente se movía de
un lado a otro, y no todos eran humanos. También había
muchos demonios, incluso niños.
—Oh hombre, esos chicos son tan lindos, —dije mientras una
mujer humana pasaba con dos niños pequeños, cada uno con
pequeños cuernos negros que crecían en sus frentes. —¿Todos
los pequeños demonios tienen cuernos?
—Sí, —respondió Hades.
—¿Y si uno de sus padres es humano?
—Todavía tienen cuernos. El ADN del demonio es más fuerte 33
que el ADN humano. Todos los niños nacidos de un demonio y
un humano nacen demonio.
Eh.
—Entonces, si yo fuera una mujer humana y un demonio me
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dejara embarazada...
Las fosas nasales de Hades se ensancharon.
—Tendrías un hijo demonio.
—Entiendo.
—Pero es mejor si no te metes con ningún demonio a menos
que tengas la intención de quedarte en el Inframundo. Se toman
el apareamiento muy en serio.
Arqueé las cejas.
—¿Apareamiento?
—Apareamiento, unión, matrimonio, como quieras llamarlo.
—Oh, no estoy aquí para casarme—. De hecho, estaba tratando
de evitar eso. —Solo necesito un novio hasta que mi padre me
deje en paz.
—¿De verdad crees que lo hará si no consigue lo que quiere?
 En realidad, no, pero podría tener esperanzas.
—No me casaré con Claude. No me importa con qué me
amenace mi padre. El hombre es un idiota que le lame el culo a
mi padre cada vez que tiene la oportunidad.
—Eso es raro.
Resoplé mientras ponía los ojos en blanco.
—Sabes a lo que me refiero.
—Sí, lo hago. Siendo el Señor del Inframundo, lo entiendo
mucho. 34
Sí, podía ver eso.
—Solo quiero que mi padre me deje en paz. No lo molesto. No
entiendo por qué tiene que molestarme. Lo hemos hecho bien
durante los últimos años, con él ignorándome y yo evitándolo.
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El hecho de que cumpla veintiún años no significa que tenga
derecho a arruinar mi vida.
Ni siquiera me había dado ninguna advertencia antes de
llamarme a su oficina hace un par de noches e informarme que
me iba a casar el día antes de mi cumpleaños. No supe con quién
se suponía que me iba a casar hasta que estábamos a la mitad de
la conversación y Claude había entrado.
La burla que me había dado lo decía todo. Incluso si hubiera
estado de acuerdo con las órdenes de mi padre, no me habría
casado con Claude. Nuestra vida matrimonial sería un infierno.
El hombre pensó que era una pérdida de espacio. Una idea que
sin duda tuvo de mi padre.
—Háblame de tu arte, —dijo Hades. —¿Qué te gusta pintar?
 —Oh, pinto todo tipo de cosas. No me gusta limitarme a una
sola cosa. He hecho retratos, paisajes, modernos, neoclásicos, lo
que me inspire en este momento—. Suspiré mientras miraba
alrededor del mercado por el que estábamos caminando. —Me
encantaría pintar este lugar.
—Puedo arreglar eso.
Negué con la cabeza a pesar de que mis dedos ansiaban
agarrar un pincel.
—Necesito encontrar un novio más de lo que necesito pintar. 35
Quizás.
—Estoy bastante seguro de que puedo ayudarte con ambos.
Me di la vuelta para mirar a Hades.
—¿Conoces a un demonio que estaría dispuesto a ser mi novio
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mientras yo trato de sacar a mi padre de mi espalda?
Había descartado la idea de que Hades fuera mi novio falso
cuando me miró. Necesitaba que alguien me ayudara, no que
me mirara como si estuviera loco.
—Yo podría.
El alivio me inundó.
—Eso sería genial. Quiero decir, no tendría que convocarlos ni
nada, lo cual sería genial porque realmente creo que arruiné ese
ritual de convocación de alguna manera—. Fruncí el ceño. —
Necesito resolver eso.
—¿Dijiste que obtuviste el ritual de un libro que encontraste
en el ático de tu abuelo?
Asentí.
 —Si me muestras este libro, podría ayudarte con eso. Estoy
bastante familiarizado con la mayoría de los rituales de
invocación.
—Supongo que tendrías que estarlo, ¿eh?
Hades se encogió de hombros.
—Como que viene con el trabajo.
—A menos que alguien lo encuentre, todo debería estar en el
ático de mi abuelo. Creo. Ahí es donde estaba realizando el ritual
de invocación. No sé qué pasó con todo después de que terminé 36
aquí.
—¿Por qué no vamos a comer algo y luego me puedes llevar
al ático de tu abuelo y podemos echar un vistazo?
—¿Qué hay de mi demonio?
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Las fosas nasales de Hades se ensancharon de nuevo.
—Soy tu demonio.
Me quedé boquiabierto. Cuando Hades arqueó una ceja casi
hasta el borde de su cuerno, cerré mi boca de golpe.
—¿Puedes hacer eso? Quiero decir, ¿no te extrañarán aquí
abajo si estás conmigo?
—No crees que paso todo mi tiempo aquí, ¿verdad?
—Bueno, no, pero... —Me acaricié el labio inferior con los
dientes. —Eres un hombre muy ocupado. No quiero alejarte de...
lo que sea que hagas—. Mis problemas parecían insignificantes
en comparación con estar a cargo del Infierno.
—No me vas a alejar de nada. Te lo estoy ofreciendo—. Los
labios de Hades se extendieron lentamente en una pequeña
sonrisa, casi como si no estuvieran acostumbrados a ese gesto. —
Además, podría usar el cambio de ritmo. Juzgar a las almas todo
el tiempo puede volverse monótono después de un tiempo.
Sí, podía ver eso.
—¿Todavía puedo conocer a tu Perro del Infierno?
Un hombre necesitaba tener sus prioridades.

37

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 4

Hades

No lo habría creído si no lo hubiera visto con mis propios ojos, 38

e incluso entonces estaba bastante seguro de que estaba viendo
un espejismo. Nadie abrazó a un Perro del Infierno de tres
cabezas y, sin embargo, allí estaba, Herby se sentó en el suelo
junto a Cerberus, una de las cabezas del Perro del Infierno
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acunada en su regazo, otra lamiendo la mejilla y la tercera
apoyada en su hombro.
—Pensé que se suponía que debía dar miedo, —dijo Herby.
—Él lo hace. —El simple hecho de susurrar el nombre de
Cerberus hacía que la gente temblara de miedo. La gente
susurraba su nombre con reverencia, temiendo que hubiera
venido de las sombras para robarles el alma. Incluso los dioses
caminaron a su alrededor con cuidado. No lo abrazaron.
Herby se rio.
—Es solo un cachorro grande.
No, no lo era, no realmente. Era el guardián de las puertas del
Inframundo, el Perro del Infierno que se aseguraba de que esas
almas arrojadas al Infierno no se fueran y castigaba a los que lo
intentaban. Era el fiel y devoto Perro del Infierno del Señor del
Inframundo.
Herby arrulló al Perro del Infierno de tres cabezas mientras le
rascaba detrás de una oreja.
—Es adorable. Puedo imaginar lo lindo que era de cachorro.
Tenía tres cabezas. Había habido mucha baba de perro
involucrada.
Miré hacia la puerta cuando escuché un timbre. No me
sorprendió en lo más mínimo cuando Cerberus se levantó de un 39
salto y salió corriendo de la habitación.
—¿Esa fue la campana de la cena o algo así?
—O algo así, —respondí. —Uno de los deberes de Cerberus es
proteger las puertas contra cualquiera que intente salir. Esa
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campana fue la alarma en una de las puertas.
—¿Como un alma que fue enviada aquí en lugar del Cielo?
—Sí, así.
Herby frunció el ceño mientras miraba alrededor del pequeño
patio en el que estábamos. Traté de imaginar lo que estaba
viendo que traería tal expresión de confusión a su rostro.
Si bien los edificios eran piedras de color arena, había toques
de color por todas partes. Los vendedores de frutas y verduras
multicolores vendían en sus puestos de decoración colorida
situados más allá de la abertura del patio. Los diferentes tonos
en los atuendos que usaba la gente.
Incluso el agua azul cristalina en la fuente en el centro del
patio tenía color, y la fuente tenía azulejos vibrantes que
formaban un mosaico alrededor del borde.
 —¿Quién querría irse de aquí? —Herby preguntó mientras me
miraba. —Es hermoso.
Me alegré de que le gustara, pero...
—Esta es una ciudad demoníaca, Herby. No es adonde van los
condenados cuando mueren. Van a los pozos, y no es un lugar
para hombres o bestias—. Nunca quise que Herby viera los
pozos. Era un lugar horrible y un hombre con un alma tan pura
como la de Herby no tenía por qué estar allí.
—Señor, —Leonid rompió en mis pensamientos, —Tengo que 40
la información que quería, pero no he podido encontrar nada de
Herebeorht Bartolomé Ravensbrook II antes de los últimos
veinticinco años.
—¿Cómo puede ser? —Pregunté en silencio. Leonid debería
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haber podido encontrar información sobre cualquier persona en
el plano terrenal. —Es Herebeorht Bartholomew Ravensbrook
II, lo que significa que tenía que venir de Herebeorht
Bartholomew Ravensbrook I. Deberías poder rastrearlo a través
de Herby.
—Lo intenté, señor. Hay una brecha de veintiún años donde
no hay nada. El heredero Bartholomew Ravensbrook II nació y
luego, básicamente, dejó de existir durante veintiún años,
reapareciendo justo antes de casarse con la madre de Herby.
Eso no tiene sentido. Los humanos no dejaron de existir.
—Sigue buscando. Hablaré con Herby y veré qué sabe.
—Sí, señor.
Miré a Herby, sin saber cómo proceder.
 —Herby, ¿qué me puedes decir de tu padre? —Pregunté
después de unos momentos de pensarlo. Bien podría empezar
por algún lado.
Herby enarcó las cejas.
—¿Mi padre?
Asentí.
—¿Sabes si fue adoptado?
Eso podría explicarlo.
—No, hasta donde yo sé, —respondió Herby. —Nunca fue 41
mencionado. ¿Por qué?
Junté mis manos detrás de mi espalda para que Herby no
pudiera verme apretarlas.
—Tenía curiosidad por saber qué tipo de hombre era.
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La frente de Herby parpadeó.
—Ya te lo dije.
—Oh, lo sé. Me preguntaba si algo había sucedido para
hacerlo así o si había nacido como un idiota.
—Oh. —Los labios de Herby se torcieron un poco antes de
decir: —Mi abuelo murió cuando yo era muy joven, pero no
parecían muy unidos.
—¿Y tu abuela?
—Nunca la conocí. Murió cuando nació mi padre.
Ese parecía ser un tema en la familia de Herby.
—¿Y hermanos?
—No, los dos éramos hijos únicos.
—Entonces, ¿solo son tú y tu padre entonces?
Herby resopló.
 —Y Claude.
Entrecerré los ojos.
—¿Cuánto tiempo ha estado por aquí?
—Un par de años, supongo. Apareció cuando yo cumplí los
dieciocho.
Estaba empezando a tener una idea de lo que estaba pasando y
no me gustaba la imagen que se estaba formando en mi mente.
Extendí la mano para agarrar la mano de Herby, pero
rápidamente la eché hacia atrás cuando sentí algo parecido a 42
una descarga eléctrica cuando nuestras manos se tocaron.
Herby se estaba frotando la mano, así que debió sentir lo
mismo.
—Estúpida electricidad estática. Odio cuando eso sucede.
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No pensé que fuera electricidad estática. No estaba seguro de
qué era.
—Vamos. —Le tendí la mano de nuevo, preparándome esta
vez. —Necesito que me lleves a donde estabas realizando tu
ritual.
Necesitaba echar un vistazo a ese Libro de las Sombras.
—Uh, no estoy muy seguro de cómo llegué aquí, así que...
—Imagina el lugar en tu mente. Puedo llevarnos allí.
Herby me miró fijamente por un momento antes de asentir.
Casi instantáneamente, comenzó a formarse una imagen, la de
una pequeña habitación con techo inclinado, paredes y pisos de
madera y casi oscura.
Me concentré en mi magia y nos transporté allí. En el
momento en que nuestros cuerpos tomaron forma, olí la sangre
en el aire, vi el pentagrama dibujado en el piso en el medio de la
habitación y me di cuenta de lo que había sucedido.
—¿Esa es tu sangre? —Pregunté mientras señalaba las gotas
de sangre esparcidas por todo el pentagrama.
—Sí. —Incluso en la penumbra pude ver el rubor que llenó las
mejillas de Herby mientras levantaba la mano. Había un
pequeño corte en la palma. Se estaba curando, pero aún podía
decir que era reciente. —Me dolió cuando me corté la palma y
comencé a sacudir mi mano. La sangre voló por todas partes—. 43
Herby señaló la huella de la mano roja en medio del
pentagrama. —Pero entendí bien esa parte.
—Lo hiciste. —También había hecho un trabajo
sorprendentemente bueno. —Pero la salpicadura de sangre
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cambió la dinámica del ritual. Si la sangre hubiera estado en el
medio del pentagrama, habrías convocado a un demonio aquí y
no hubieras terminado en el Inframundo.
Herby sonrió.
—Guay.
—No está bien, —dije bruscamente. —A los demonios no les
gusta que los convoquen. Es mezquino y cruel y una forma de
esclavitud.
La sonrisa desapareció del rostro de Herby.
—Supongo que nunca lo había pensado así.
—¿Qué crees que pasa cuando alguien invoca a un demonio?
Herby se encogió de hombros.
—No sé.
Oh, por el amor de Dios.
 —Cuando invocas a un demonio, los controlas. Podrías
decirles que dejen de respirar y no tendrían opción de no
hacerlo, incluso si los matara. No tienen control sobre nada de lo
que hacen. Podrías convocar al más puro, al demonio más gentil
en la historia de los demonios, y si le ordenaras que matara a
alguien, tendrían que hacerlo.
Herby se inclinó, tomó un viejo libro encuadernado en cuero y
lo levantó.
—Entonces, ¿por qué hay libros como este? 44
Dudé en tomarlo, y eso me puso más nervioso que nada. Yo
era un Dios. No debería ponerme nervioso, pero podía sentir el
poder en el libro sin siquiera tocarlo. Pero este no era un simple
Libro de las Sombras. Este fue un libro de maldad.
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—¿Dijiste que encontraste este libro en un cofre viejo?
Herby me frunció el ceño antes de girarse y señalar una pila
de cajas en la esquina. Situado junto a ellas había un viejo cofre
de madera con hebillas de metal deslustradas.
—Estaba ahí.
Pasé junto a Herby sin tocar el libro y me acerqué para
arrodillarme frente al cofre. Tan pronto como abrí la tapa, fui
atacado por el pestilente hedor del mal. Hacía que el sulfuro y el
azufre olieran como un paseo por un campo de margaritas.
Demonios, los pozos ni siquiera olían tan mal.
—¿Notaste el olor cuando abriste el cofre, Herby?
—Sí, fue bastante desagradable. No sé cuánto tiempo ha estado
ese cofre aquí, pero sospecho que ha pasado un tiempo. Mi
abuelo murió cuando yo era un niño, ¿recuerdas?
 Estaba bastante seguro de que este cofre había estado aquí más
tiempo que eso. Hice un gesto a Herby.
—Trae el libro aquí. Volvamos a guardarlo en el cofre.
Cuando Herby trajo el libro, me incliné hacia atrás y le
permití colocar el libro dentro del cofre. En el momento en que
se puso de pie, cerré de golpe la tapa del cofre y luego lo mandé
de regreso a mi dominio.
—¡Oye!
—No te preocupes, Herby. Lo envié a un lugar más seguro. — 45
Ningún lugar era más seguro que el Infierno para un libro
como ese. Me estremecí al pensar qué más contenía ese cofre. —
¿Estás seguro de que este cofre perteneció a tu abuelo?
—Bueno, no, pero tendría sentido que así fuera. El resto de
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estas cajas están llenas de libros de su estudio.
Agité la mano y envié las cajas de libros al mismo lugar donde
había enviado el cofre. Yo quería repasarlas también.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Herby.
Me paré y tomé las manos de Herby entre las mías, ignorando
la pequeña conmoción cuando nuestra piel se tocó.
—Herby, tienes que escucharme. Ese libro y todo lo que había
dentro de ese cofre era maligno. No debería estar en el plano
terrenal.
Demonios, ni siquiera debería existir. Era un Dios, era
inmortal, podía hacer justicia a los condenados con un
movimiento de muñeca y, sin embargo, estaba aterrorizado de
que un libro así no solo hubiera sido creado, sino que estuviera
en manos de humanos.
 —Tenemos que volver al Inframundo, —le dije a Herby. —
Necesito contactar a mis hermanos.
Necesitaban saber sobre este libro.
—¿Zeus y Poseidón? —Preguntó Herby. —Esos son tus
hermanos, ¿verdad? ¿O los libros de historia también se
equivocaron?
—No, entendieron bien esa parte—. Era una de las pocas cosas
que tenían. —Creo que vamos a necesitar su ayuda.
El ceño arrugado de Herby era lindo. 46
—¿Con qué?
—Detener la destrucción del mundo—. Tragué con fuerza. —
Todos ellos.

08/2021
 5

Herby

No entendía de qué se trataba tanto alboroto, pero Hades 47

enloqueciendo por el libro de mi abuelo me estaba asustando un
poco. Parecía estar lleno de una energía nerviosa mientras
enviaba un orbe de mensaje tras orbe de mensaje.
Me fascinaron esas pequeñas bolas redondas y llenas de humo.
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Parecían hechos de vidrio y tenían aproximadamente el tamaño
de una pelota de tenis. Al principio estaban claras, pero cuando
Hades las recogió, se llenaron de humo y luego se apagaron,
desapareciendo.
Fue muy extraño.
—¿Cómo puede un libro viejo destruir el mundo? —Eso es lo
que me confundió.
Hades suspiró, haciéndome desear no haber preguntado
nunca.
—No es el libro en sí, sino la maldad que contiene, —explicó
Hades. —Está incrustada en la fibra misma del libro.
—¿Cómo puedes saberlo?
—Podía sentirlo—. Hades resopló. —Demonios, podía olerlo.
Ese libro apestaba a maldad. Nunca debió haber sido creado.
 Hice una mueca ante las palabras de Hades.
—Lo siento.
—No, me alegro de que me hayas llamado la atención sobre
él. Nunca lo habría sabido si no lo hubieras hecho. Si alguien
con maldad en su corazón se apoderase de él, no se sabe el daño
que podrían hacer o las personas a las que podrían dañar.
—Entonces, ¿qué vas a hacer con él entonces?
—Para eso son estos orbes de mensaje. Espero que mis
hermanos puedan ayudarme a resolverlo. Hay demasiado mal 48
en el libro para permitir que salga al mundo. Simplemente no
creo que haya una manera de destruirlo.
Me senté junto a Hades y reflexioné sobre mis próximas
palabras. Había una gran parte de esto que no estaba
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entendiendo.
—¿Cómo pudo mi abuelo tener un libro así?
—No lo sé, Herby, pero seguro que me gustaría saberlo. Ese
libro nunca debió haber sido creado en primer lugar, y estaría
muy interesado en cómo lo hizo tu abuelo, o incluso si lo hizo.
Lo que plantea la pregunta, ¿lo creó él o lo obtuvo de otra
persona?
—Yo diría que le preguntases a mi padre, pero dudo que te lo
diga—. Realmente no quería hablar con mi padre de todos
modos. —Quizás algo en una de esas otras cajas ayude.
—Leonid está pasando por ellas ahora.
No estaba seguro de cómo me sentía al respecto. Pase lo que
pase, esas eran las pertenencias de mi abuelo. Aunque dudaba
que mi padre me las dejara cuando falleciera, todavía
pertenecían a mi familia.
—Infierno…
—Hablemos de lo del novio.
Parpadeé ante el Señor del Inframundo.
—¿Quieres hablar sobre fingir ser mi novio ahora? —¿No
teníamos cosas más importantes que hacer?
—¿Cómo nos conocimos? —Preguntó Hades.
—Sabes cómo nos conocimos. 49
—Sí, pero dudo que puedas decirle a tu padre que trataste de
convocar a un demonio y me atrapaste a mí. —Probablemente
era cierto.
—Podríamos decirle que nos conocimos a través de un amigo
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en común, —sugerí, aunque dudaba que mi padre preguntara.
Estaría demasiado ocupado gritándome por frustrar sus planes.
—No tenemos que decirle que Abigor es un guardia en el
Inframundo.
—¿Cuál es tu color favorito?
—No creo que tenga uno. Hay demasiados colores en el
mundo para elegir solo uno.
Los labios de Hades se arquearon.
—Nunca había pensado en eso antes, pero tienes razón.
—¿Tú qué? —Yo pregunté. —¿Cuál es tu color favorito?
 —No creo que nunca haya tenido uno, pero encuentro que me
gusta bastante el azul cerúleo3.
Oh.
Bajé la mirada cuando sentí que mis mejillas se ruborizaban.
Mis ojos eran de un azul cerúleo. Me sorprendió un poco que
Hades supiera realmente que eran azul cerúleo y no
simplemente azules. Aunque, siendo tan mayor como él,
probablemente lo sabía todo.
—¿Tienes hambre? —Preguntó Hades. 50
Levanté la cabeza para mirar a Hades.
—Podría comer.
—¿Cuál es tu comida favorita?
—Pensarás que es gracioso.
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—Dime.
—Macarrones con queso. —De todas las posibilidades del
mundo, por alguna extraña razón, los macarrones con queso
eran mi favorito. —Los mejores son hechos en casa con
salchicha kielbasa4 y mucho queso.
Hades hizo un gesto con la mano y apareció una mesa frente a
nosotros. Tenía dos platos y una gran olla dorada en el medio.
—¿Algo más?
Mis cejas se levantaron.
—Esa es una habilidad útil.

3
4
Kielbasa es una palabra genérica en idioma polaco para una salchicha de origen polaco.
 Hades me guiñó un ojo antes de alcanzar la tapa de la olla
dorada y uno de los platos.
—Soy muy hábil.
Apuesto a que lo era.
En el momento en que Hades levantó la tapa, mi estómago
comenzó a gruñir, recordándome cuánto tiempo había pasado
desde la última vez que comí. El delicioso aroma a queso
derretido y kielbasa llenó el aire.
Lloriqueé cuando Hades me entregó un plato cargado de 51
macarrones con queso. Cavé directamente, gimiendo cuando di
el primer bocado. Fui lo suficientemente educado como para
esperar hasta masticar para decir:
—Esto es realmente bueno.
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—No está tan mal para un dios antiguo, ¿eh?
—Te lo haré desde cero alguna vez. Mi lema es que no puedes
comer demasiado queso—. Viví según ese lema. Bueno, en lo
que respecta a la comida de todos modos. —Tengo esta gran
receta en la que cocino a fuego lento durante varias horas en
Crockpot5. Es para morirse.
Hades se quedó quieto.
—¿Me cocinarías?
—Por supuesto. —¿No me había ofrecido a hacer eso? —Me
encanta cocinar, pero es aburrido cocinar solo para uno. Sería
genial cocinar para otra persona.
—Creo que lo disfrutaría—. Hades parecía sorprendido.

5
Es una olla eléctrica de cocción lenta.
 —¿Nunca has tenido a alguien que te cocine?
—Leonid se asegura de que se proporcionen banquetes
siempre que los necesite.
No es exactamente de lo que estaba hablando.
—¿Alguna vez alguien cocina solo para ti, no un banquete
lleno de gente?
Hades negó con la cabeza.
—Cuando estoy solo, agito mi mano. Es más fácil. Menos lío y
no tengo que lidiar con la gente que me adula. 52
—Eso es tan triste, —susurré. —Todos deberían tener a
alguien que les cocine al menos una vez.
La tristeza que había mencionado hace unos segundos brilló
en los ojos de Hades antes de encogerse de hombros.
08/2021
—¿No vas a cocinarme unos macarrones con queso caseros?
—Lo haré.
—Entonces habré hecho que alguien me cocine.
—También puedo cocinar otras cosas, si no quieres
macarrones con queso.
Hades negó con la cabeza.
—No, quiero probar esta obra maestra tuya.
Hice una mueca.
—No estoy seguro de que puedas clasificarlo como una obra
maestra.
Solo eran macarrones con queso.
—Te gusta, ¿verdad?
Asentí.
—Entonces estoy seguro de que yo también lo haré.
 No estaba tan seguro. Un hombre —un Dios — que pudiera
crear comida con el movimiento de su mano ciertamente podría
crear algo mejor que macarrones con queso.
—Come, Herby.
Cierto.
Tomé otro bocado, este tan bueno como el primero. Tomé
bocado tras bocado hasta que mi plato estuvo vacío y mi
estómago no lo estaba. Dejé mi plato en la mesa pequeña y
luego me recliné y me froté el estómago. 53
—Gracias. Eso estuvo muy bueno.
—¿Has comido lo suficiente?
—Un poco más y explotaré.
Hades volvió a agitar la mano y la mesa y los platos
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desaparecieron.
—Hombre, eso debe ser lindo.
Hades arqueó una ceja.
—¿Qué?
—No tener que limpiar los platos después—. Me encantaría
tener esa habilidad. Me encantaba cocinar, pero odiaba lavar los
platos. —Entonces, ¿ahora qué? ¿Esperamos hasta que tus
hermanos te envíen de vuelta algunas de esas pequeñas cosas
orbes o qué?
—Sí, más o menos. Puede tomar un poco de tiempo
dependiendo de lo que estén haciendo, pero se comunicarán con
nosotros.
—¿Estamos hablando de horas aquí o días o qué? —¿Cuál fue
el marco de tiempo para alguien que era inmortal?
 —Con Zeus y Poseidón, uno nunca puede saberlo.
Bueno, mierda.
—Entonces, ¿hay algún lugar donde pueda descansar un rato?
He estado despierto desde ayer y estoy agotado. Unas pocas
horas de sueño sería genial.
Hades sonrió.
—Creo que se puede arreglar.
¿Por qué esa sonrisa me puso nervioso?
—Vamos, —dijo Hades mientras se levantaba. —Te mostraré 54
dónde puedes acostarte.
Me levanté y seguí a Hades. Realmente no me había tomado
el tiempo de mirar alrededor cuando él nos sacó del ático de mi
abuelo. Estaba demasiado asustado. Pero ahora, mientras
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caminábamos por un pasillo largo con pisos de mármol blanco y
paredes de piedra, lo hice.
Me quedé impresionado.
—Pensé que el Señor del Inframundo viviría en algún lugar
que fuera todo negro y de aspecto gótico—. No fue eso.
El salón del trono había sido todo oscuro y negro y parecía del
Inframundo.
—Tienes que recordar que nací en el Olimpo. Si bien gran
parte del Inframundo se ve como probablemente te imaginas,
construí mi palacio para reflejar el hogar en el que crecí.
—Sí, los altos pilares de mármol son un claro indicio.
Bueno, lo eran.
 Eran enormes, pero eso tenía sentido considerando lo alto que
había sido Hades la primera vez que lo vi. Tendría que caminar
doblado por la mitad si los pilares fueran de tamaño normal.
Me sentí como un camarón.
—Me voy a perder aquí, —murmuré cuando Hades me llevó
por otro pasillo. —¿Qué tan grande es este lugar de todos
modos?
—Supongo que es del tamaño de cualquier palacio normal.
Sí, pero ¿qué tan grande era un palacio normal? 55
Doblamos una esquina y entramos en una habitación grande
con una gran escalera a lo largo de un lado. Tres pilares de
mármol blanco estaban en la parte superior a cada lado de la
escalera. En la parte inferior había grandes estatuas de leones.
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—¿Cuántas personas viven aquí?
—Solo yo.
Mis cejas se alzaron.
—¿Eres la única persona que vive en el palacio?
—No. —Hades sonrió. —Estos son mis aposentos privados. La
gente vive en otras partes del palacio.
—Espera... —Había suficiente espacio aquí para que un
centenar de personas vivieran cómodamente. —¿Todo esto es
parte de tus habitaciones privadas?
—Sí.
Hades parecía estar bastante orgulloso de ese hecho, pero todo
en lo que podía pensar era en lo triste que era que viviera aquí,
en este enorme lugar, solo. Era un lugar hermoso, pero ¿qué
importaba eso si no tenía a nadie con quien compartirlo?
 —Necesitas un compañero de cuarto. —O un equipo de fútbol.
Este era mucho espacio para una persona, incluso un Dios.
Hades enarcó una ceja.
—¿Está solicitando el puesto?
—No soy un demonio—. Recuerdo que me lo señaló más de
una persona. —No puedo quedarme aquí.
—Puedo convertirte en un demonio, —respondió Hades. —
Entonces podrías quedarte.
Me quedé boquiabierto. 56
—¿Puedes convertirme en un demonio?
—Por supuesto que puedo convertirte en un demonio. Después
de todo, soy el Señor del Inframundo. —Hades extendió la mano
y colocó su pulgar contra la base de mi garganta. Sentí una
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sensación de hormigueo, pero eso fue todo.
—Ahí, ahora eres un demonio.
Con cautela pasé mi dedo por la piel donde Hades me había
tocado. Sentí un ligero aumento en mi piel y me tomó un
momento darme cuenta de que había algo allí. No pude
averiguar qué era.
—¿Qué hiciste?
—Te di mi marca.
—¿Tu marca?
—Esta pequeña marca no solo te convierte en un ciudadano
del Inframundo, sino que le dirá a cualquiera que sepa qué es
que estás bajo mi protección.
Acaricié la piel levantada mientras comenzaba a sonreír.
—¿Me puedo quedar?
 —Dijiste que necesitaba un compañero de cuarto.
—Sí, pero... —No esperaba que el hombre me convirtiera en
un demonio.
—Después de que descanses un poco, podemos ver cómo
conseguir tus cosas y traerlas aquí.
—¿Mis cosas?
¿De qué demonios, o del Inframundo, estaba hablando Hades?

57

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 6

Hades

Fue agradable saber que todavía podía sorprender a la gente, 58

aunque la expresión del rostro de Herby era un poco más
aturdida que sorprendida, y eso me intrigó. Todo sobre Herby
me intrigaba. No estaba seguro de haber conocido a alguien
como él, y eso era decir algo considerando que había estado
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presente desde los albores de los tiempos.
—Bueno, si vas a vivir aquí, necesitarás tus cosas, ¿no?
Las cejas rubias arenosas de Herby se dispararon hasta la línea
del cabello.
—¿Voy a vivir aquí abajo?
—Es donde viven los demonios.
Herby me miró fijamente por un momento antes de inclinar
la cabeza hacia un lado.
—¿Tienes una sala de archivos? Porque voy a necesitar un
trabajo o algo.
Sonreí.
—Eso no será un problema.
Se me ocurrió un título de trabajo para Herby que lo
mantendría a mi lado. No entendía esta necesidad antinatural
que sentía de tenerlo cerca de mí más que el hecho de que nadie
me había fascinado como Herby en un milenio.
No podía esperar a ver qué preguntaba a continuación.
—¿Cerberus puede dormir en mi cama?
Esta vez, fueron mis cejas las que se dispararon.
—¿Quieres que mi Perro del Infierno duerma en la cama?
Las mejillas de Herby se pusieron de un rojo rosado cuando se
encogió de hombros.
—Él es lindo. 59
Nunca había conocido a alguien que pensara que el Perro del
Infierno alfa del Inframundo era lindo. Por supuesto, tampoco
había conocido a nadie que abrazara al sabueso de tres cabezas.
—Sí, supongo, pero tienes que limpiar la baba.
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Habría mucha.
Cualquier incomodidad que pudiera haber sentido por tener a
Cerberus durmiendo en la cama se desvaneció en el fondo
cuando Herby sonrió y se acercó para abrazarme.
No estaba seguro de que alguien me hubiera abrazado antes.
—Gracias, gracias, gracias.
Le di unas palmaditas en la espalda a Herby. Creo que eso era
lo que hacía la gente.
—De nada.
Herby todavía tenía una sonrisa en su rostro cuando se inclinó
hacia atrás.
—Esto va a ser muy divertido.
No estaba tan seguro de eso, pero sería interesante.
—Vamos, vamos a meterte en la cama.
 Herby se desplomó contra mí.
—Oh sí, eso sería bueno.
Envolví ambos brazos alrededor de Herby y lo levanté,
acunándolo contra mi pecho mientras lo cargaba por la gran
escalera. Algo se movió en mi estómago cuando Herby apoyó su
cabeza en mi hombro y envolvió sus brazos alrededor de mi
cuello. Era una sensación desconocida y no me gustaba, así que
la aparté, negándome a pensar en ella.
Yo era un Dios. Yo podría hacer eso. 60
Llevé a Herby a mi dormitorio y me acerqué a la cama.
—¡Mierda! Esa cosa es enorme.
Me reí disimuladamente.
—Soy un hombre grande. Necesito la habitación—. Dejé a
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Herby en la cama. Cuando di un paso atrás, él me estaba
mirando con los ojos muy abiertos. —¿Qué?
—¿Esta es tu cama?
—Lo es.
Los ojos de Herby se agrandaron.
—Pensé que me ibas a dar una habitación o algo así.
—Podría, si eso es lo que quieres. —Hombre, deseaba que las
Parcas me hubieran dado el don de leer la mente, pero esa era
una habilidad negada a todos los dioses. —Simplemente pensé,
ya que íbamos a ser novios, deberíamos dormir en la misma
cama. Puedo buscarte una habitación si ese es tu deseo.
—¡No, no! —Herby levantó una mano. —Estoy bien. Bien,
quiero decir. Estoy bien.
 Sentí otra sonrisa moverse a través de mis labios. Casi me
estaba acostumbrando a ellas.
¿No fue raro eso?
Hice un gesto hacia una puerta a un lado de la habitación.
—El baño está ahí por si necesitas usarlo.
—Sí, eso sería bueno. —Herby saltó y prácticamente salió
corriendo de la habitación.
Sorprendentemente, me encontré riendo mientras agitaba mi
ropa con un movimiento de mis dedos. Retiré las mantas y me 61
metí en la cama, apoyándome contra la multitud de almohadas
que había apilado en la cabecera antes de tirar de las mantas
hasta la cintura.
Empecé a preocuparme un poco cuando pasaron varios
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minutos y Herby no salió.
—Herby, ¿está todo bien?
—Sí, —gritó, pero su voz sonaba temblorosa.
Agarré las mantas, lista para voltearlas hacia atrás y salir de la
cama para poder ir hacia él cuando la puerta del baño se abrió y
Herby salió con nada más que sus calzoncillos y su camiseta. Me
lanzó una pequeña sonrisa débil antes de apresurarse al otro
lado de la cama y subirse. Inmediatamente se subió las mantas
hasta la barbilla.
Me deslicé hacia abajo hasta que estuve a la altura de sus ojos
y rodé a mi lado, apoyando mi cabeza en mi barbilla.
—¿Por qué estás tan nervioso, Herby?
 —Yo... eh... —Los ojos de Herby parpadearon. Demonios,
parpadeaban en todas partes excepto en mí. —No suelo
acostarme con muchas otras personas... o con otras personas.
Dios, era adorable.
—Te prometo que no ronco.
Los ojos de Herby volvieron a mirarme mientras soltaba una
risa nerviosa.
—No sé si ronco o no.
—¿Qué te tiene tan nervioso, pequeño? —Herby dejó escapar 62
un pequeño chillido cuando envolví un brazo alrededor de él y
tiré de él contra mí. —¿Podría ser esto lo que te pone nervioso?
—¿Yo? ¿N-Nervioso?
Sonreí mientras me inclinaba para besar a Herby, tratando de
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poner todo mi deseo por el hombre en el simple roce de
nuestros labios. En un abrir y cerrar de ojos y el parpadeo de una
lengua contra la mía, pasé de ser tierno y cariñoso a
enfurecerme con lujuria.
—Herby, —gemí mientras rodaba sobre el hombre,
inmovilizando el cuerpo más delgado de Herby debajo del mío.
Herby abrió las piernas y mi mitad inferior cayó entre ellas,
provocando un profundo y hambriento gemido de ambos
cuando nuestras pollas se estrellaron, la única barrera entre
nosotros era una delgada pieza de tela.
—Hades.
Herby susurró solo mi nombre, pero yo sabía lo que estaba
pidiendo.
Sabía lo que necesitaba.
 —Te tengo, bebé.
Besé a Herby, comenzando en la parte superior de su cabeza y
moviéndome lentamente hacia abajo sobre su nariz y mejillas,
hacia el costado de su cabeza y debajo de su oreja. Presté especial
atención a la suave curva del cuello de Herby y la piel sensible
debajo de su oreja. Cuando Herby gimió y volvió la cabeza,
descubriendo su garganta, supe que había encontrado un punto
caliente para el hombre.
—Eres tan hermoso, —le susurré al oído a Herby. 63
Mantuve mis toques ligeros como una pluma mientras
acariciaba la piel satinada de Herby. Uno de estos días, supe que
tendría que preguntarle a Herby cómo mantenía su piel tan
suave como la seda, pero no esta noche. Esta noche, quería
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darme un festín con el buffet que tenía ante mí.
Cuando encontré el borde de la camisa de Herby, me agaché y
agarré el dobladillo, tirando de la camisa hacia arriba. No me
importaba dónde la arrojara, siempre y cuando ya no cubriera lo
que ansiaba mirar, tocar y besar. Sabía que simplemente podría
haber movido un dedo y deshacerme de la ropa de Herby, pero
desenvolver mi regalo fue parte de la diversión.
Para cuando le saqué la camisa a Herby por la cabeza y luego
le bajé los bóxers por las piernas, todo el cuerpo de Herby estaba
temblando y sonrojado. Ardí mientras miraba el cuerpo desnudo
de Herby, mi polla dolía. Joder, estaba tan duro. Quizás más duro
de lo que nunca había estado en mi vida.
—Dios, eres tan malditamente sexy, —murmuré, mi voz ronca
y profunda. Extendí mis dedos para tirar suavemente del pezón
de Herby, sacando un gemido ansioso de sus labios. —Respondes
a mi toque como si estuvieras hecho para mi placer.
—¿Eso es algo bueno? —Herby susurró sin aliento.
—Demonios sí. Nunca he conocido a nadie tan receptivo como
tú. Es muy excitante, Herby—. Agarré la mano de Herby y la
coloqué sobre mi polla dura. —¿Ves lo que me hace, lo que me
haces?
—Necesito... necesito... —Herby gimió cuando sus dedos se
flexionaron contra mí, provocando un profundo gemido de mí. 64
—Date la vuelta, —le ordené.
Herby frunció el ceño pero hizo lo que le dije, rodando sobre
su estómago.
—Oh, maldición, —susurré mientras bajaba las manos sobre
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las nalgas perfectamente redondeadas de Herby, masajeándolas
suavemente antes de separarlas—. Eres jodidamente hermoso,
Herby.
Me incliné para deslizar mi lengua sobre el pliegue entre las
nalgas de Herby. Lamí a Herby una y otra vez, presionando un
poco más cada vez. Varios momentos llenos de gemidos después,
finalmente levanté la cabeza y miré a Herby.
—¿Estás listo para mí, bebé?
—¡Por favor! —La respuesta de Herby fue instantánea y
también lo fue el temblor de su cuerpo.
Me reí entre dientes mientras agarraba la botella de aceite que
tenía en mi mesita de noche y me untaba los dedos. Fácilmente
podría haberlo estirado con un movimiento rápido de mi mano,
pero nuevamente, era un placer hacer las cosas a lo largo del
camino.
Las piernas de Herby comenzaron a temblar cuando froté un
poco de aceite entre sus nalgas y sobre su agujero tembloroso,
empujando suavemente con un dedo. Gimió mientras yo me
enfocaba directamente en su punto dulce, acariciándolo varias
veces antes de agregar un segundo dedo.
—Hades, por favor, —se quejó Herby.
—Paciencia, Herby. —Me reí entre dientes mientras agregaba 65
un tercer dedo, estirando cuidadosamente a Herby.
—Hades, por favor, ahora, —suplicó Herby.
—Okey, cariño. —Liberé mis dedos y los reemplacé con mi
polla, empujándome lentamente hacia adentro, un largo gemido
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cayendo de entre mis dientes apretados. —Oh, demonios, Herby,
sabía que te sentirías como el paraíso.
Herby agarró las sábanas a ambos lados de él con un fuerte
agarre cuando comencé a empujar, cada empujón más fuerte y
más rápido hasta que toda la cama tembló. Los únicos sonidos
en la habitación eran nuestra respiración agitada, el gemido
ocasional y el ruido de nuestras caderas chocando.
De repente, me detuve y golpeé a Herby en el trasero.
—Date la vuelta, bebé. Quiero verte venir.
Herby se dio la vuelta rápidamente. Arqueó la espalda, sus
ojos se cerraron deslizándose mientras yo levantaba sus piernas
sobre mis brazos y empujaba hacia adentro. Las uñas de Herby
se clavaron en mis brazos mientras me agarraba.
 —Abre los ojos, Herby. Necesito ver tus hermosos ojos azules
—exigí mientras comenzaba a embestir a Herby de nuevo.
Herby abrió los ojos, su mirada desenfocada mientras me
miraba.
Maldita sea, era caliente.
El profundo azul cerúleo de Herby se oscureció por el deseo,
sus mejillas se sonrojaron cuando me miró.
—Tócate a ti mismo, bebé. Quiero que te vengas conmigo. Y
será mejor que te apresures. Estoy casi allí. 66
—Sí, —se quejó Herby. Sus ojos rodaron hacia atrás en su
cabeza, su cuello se arqueó y sus manos apretaron mis brazos.
Mientras se corría, chorros de crema blanca salieron de su polla
para aterrizar entre nosotros.
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—¡Oh, demonios! —Sentí que el estrecho canal de Herby
comenzaba a contraerse a mi alrededor con una intensidad casi
brutal, y mis embestidas se volvieron salvajes y erráticas
mientras buscaba mi propia liberación.
Rugí mientras empujaba con fuerza en Herby, mi polla
palpitaba de placer mientras disparaba carga tras carga de
semen dentro de él. Los músculos internos de Herby se tensaron
a mi alrededor, prolongando mi orgasmo hasta que me
derrumbé encima de él.
Me costó mucho esfuerzo soltarme del hombre cuando todo lo
que quería hacer era quedarme allí con nuestros cuerpos
apretados. No quería pensar, especialmente en el hecho de que,
después de estar vivo desde los albores de los tiempos y de
haberme acostado con más personas de las que podía contar,
acababa de tener el mejor orgasmo que jamás había
experimentado.
No estaba seguro de estar listo para pensar en eso.
Herby era humano, a pesar de que le concedí la ciudadanía en
mi reino, lo que podría haber sido una mala idea de mi parte.
Había sido un impulso del momento. No me arrepentí
exactamente, pero no estaba seguro de estar listo para lidiar con
estos sentimientos desconocidos que Herby estaba creando
dentro de mí. 67
Hice un gesto con la mano y nos lavé a los dos y luego me
bajé de Herby y me recosté contra las almohadas. Agarré la
manta, nos cubrí a los dos y levanté los ojos para mirar a Herby.
—Es hora de dormir, precioso.
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—Sí, yo… —Herby abrió los ojos como platos y jadeó mientras
se agarraba el centro del pecho. —¡Hades!
Me incorporé rápidamente.
—¿Qué ocurre?
¿Lo había lastimado de alguna manera?
—Mi pecho, yo... —Herby aspiró una respiración dolorosa.
—¿Tu pecho? —Mis ojos se posaron en su pecho, justo donde
sus manos estaban apretadas. —¿Qué le pasa a tu pecho?
¿Estaba sufriendo un infarto?
Los hermosos ojos azules de Herby se llenaron de miedo
primero, y luego aparecieron las lágrimas, que se acumularon
en sus ojos antes de rodar por sus pálidas mejillas.
—¿Qué me está pasando?
 Alcancé a Herby, pero mis manos no agarraron nada mientras
Herby desaparecía en una nube de humo. Mi ira se encendió y se
convirtió instantáneamente en rabia cuando el fuerte hedor a
sulfuro y azufre saturó el aire, diciéndome exactamente lo que
había sucedido.
Y alguien iba a pagar con su vida.
Solo esperaba que no fuera Herby.

68

08/2021
 7

Herby

Grité mientras mi cuerpo se solidificaba. Sentí como si un 69

millón de pequeñas agujas se me clavaran todas a la vez. Caí de
rodillas, jadeando pesadamente. Mientras lo hacía, noté el piso
de madera debajo de mí y las líneas de tiza blanca dibujadas en
él. Ya no estaba en el Inframundo y tenía mucho miedo de saber
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exactamente dónde estaba.
Simplemente no sabía cómo había llegado allí.
No estaba emocionado de estar desnudo.
Me olvidé de respirar cuando aparecieron unos zapatos de
vestir de punta marrón. Conocía esos zapatos. Había pasado
suficiente tiempo cuando era niño mirándolos con la cabeza
inclinada para reconocerlos en cualquier lugar.
Lentamente levanté la cabeza y miré hacia arriba.
—Hola, padre.
Herebeorht Bartholomew Ravensbrook II enarcó una ceja
poblada.
—No estaba seguro de que la invocación funcionaría ya que yo
no creé el círculo de invocación, pero Claude me aseguró que lo
haría. Veo que tenía razón.
 Bueno, eso explica cómo llegué aquí.
Creo.
—¿Me convocaste?
No me gustó la sonrisa sardónica que cruzó los labios de mi
padre.
—Una cosa para recordar al realizar un ritual de invocación,
hijo, es que nunca dejes salpicaduras de sangre por todos lados.
Puede ser usado en tu contra por alguien con mucha más
experiencia en convocar demonios. 70
—Pero, no soy un demonio.
Todavía no estaba seguro de cómo funcionaba todo ese asunto
de la ciudadanía demoníaca del Inframundo. Yo no era un
demonio. Yo era humano.
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Creo.
¿Quizás?
—Los rituales de invocación no son solo para demonios,
querido muchacho. Con los ingredientes adecuados y las
palabras adecuadas, cualquiera puede ser convocado—.
Herebeorht juntó las manos a la espalda y empezó a pasear
tranquilamente por el pequeño ático. —Sin embargo, dicho eso,
esperaba convocar a cualquier demonio que hubieras intentado
convocar ya que tu círculo ya estaba aquí. Imagina mi sorpresa
cuando apareciste.
Mi padre se detuvo y se volvió para mirarme.
—¿Cómo apareciste? El ritual debería haber convocado al
demonio que convocaste.
 —Oh, en realidad no convoqué a un demonio. De alguna
manera arruiné el ritual.
—Mmm. —Mi padre empezó a caminar de nuevo. —No estoy
seguro de que eso explique cómo terminaste siendo convocado.
Bueno, no lo sabía, y no estaba dispuesto a explicarle cómo la
había cagado. De hecho, no quería explicarle nada. Ni siquiera
quería estar aquí. Había sido muy feliz justo donde estaba.
Miré a mi alrededor para tratar de ver si había una vía de
escape, o al menos una forma de volver al Inframundo. No tenía 71
idea de cómo ponerme en contacto con Hades a menos que
cometiera un pecado lo suficientemente grave como para ser
enviado al Infierno. Esa idea no parecía nada atractiva.
Quería ir al Inframundo, no a los pozos.
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Extendí mi dedo. En el segundo en que comenzó a cruzar el
círculo de sal, sentí como si me hubieran electrocutado. Grité y
tiré de mi dedo hacia atrás, agitándolo varias veces.
Miré hacia arriba cuando escuché a mi padre reír.
—Deberías saberlo mejor que eso, muchacho. Una vez
convocado, no puedes cruzar el círculo sagrado sin mi permiso.
—No llegué tan lejos en mi lectura.
—Ah, sí, tu lectura. —Mi padre se detuvo justo frente a mí, al
otro lado del círculo de sal. —¿Qué has estado leyendo, chico?
¿Cómo supiste siquiera cómo crear un círculo de invocación? Me
aseguré de que nunca estuvieras expuesto a la magia.
Le fruncí el ceño.
—¿Por qué harías eso?
 —Nunca se suponía que supieras que era real. Por supuesto,
pensé que no serviría de nada que supieras sobre magia, pero
verte aquí, bajo mi completo control, me muestra que podría
haber estado equivocado.
—¿Eh? —Así que no entendí nada de lo que decía mi padre.
Herebeorht resopló.
—No recuerdas mucho de tu abuelo, ¿verdad?
—No, en realidad no.
—¿Cuánto sabes de nuestra historia familiar? 72
—No mucho, supongo. —Y no estaba seguro de por qué era
importante o por qué mi padre quería hablar conmigo en este
momento.
—Tu abuelo nació cuando tu bisabuelo tenía veintiún años,
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nueve meses después de que se casaran tus bisabuelos. Tu
bisabuelo falleció cuando tu abuelo cumplió veinticinco años.
Me casé con tu madre el día antes de cumplir los veintiún años.
Naciste nueve meses después. Tu abuelo murió el día que yo
cumplí veinticinco.
Mi padre se puso en cuclillas frente a mí.
—¿Sabes ver las similitudes?
Lo hice, pero tenía miedo de admitirlo.
—Tu bisabuela murió el día en que nació tu abuelo. Tu madre
murió el día en que tú naciste. Desafortunadamente, eres gay,
así que dudo que podamos sacarte un hijo de la manera natural.
Ya hice arreglos para una sustituta. Tu hijo nacerá nueve meses
después de que tú cumplas los veintiuno. Lamentablemente, ella
fallecerá cuando nazca el niño, al igual que las demás.
 ¡Como el infierno!
Nunca estaría de acuerdo con eso.
—Si tienes todo esto arreglado, ¿por qué quieres que me case
con Claude?
Mi padre se incorporó y comenzó a caminar de nuevo.
—Se suponía que Claude te mantendría a raya hasta tu
veinticinco cumpleaños, y evitaría que te escapases con nadie
más.
Tragué con fuerza. El miedo que había estado sintiendo se 73
estaba convirtiendo rápidamente en un infierno de terror.
—¿Y entonces qué?
—Y entonces, mi querido muchacho, me convierto en ti.
Espera.
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—Lo siento, ¿tú qué?
Mi padre echó la cabeza hacia atrás y se rio. El sonido
discordante fue suficiente para hacerme desear estar en bóxers.
—¿Cuántos años crees que tengo? —Preguntó.
—Tienes casi cuarenta y tres.
—Tengo doscientos noventa y dos años. Nací en mil
setecientos noventa y dos. El año en que comenzó la Revolución
Francesa.
—Pensé que la Revolución Francesa comenzó en el mil
setecientos ochenta y nueve.
—Fue entonces cuando comenzó el malestar político. La
guerra en sí no comenzó hasta el mil setecientos noventa y dos.
Mis padres eran aristócratas, ya ves, y quedarse les habría
significado perder la cabeza. Eran amigos íntimos de la
Dauphine Marie Antoinette. El día que los revolucionarios la
llevaron a la Place de la Révolution para ejecutarla fue el día en
que mis padres tomaron un barco con destino a las Américas. Yo
tenía un año.
Por la forma en que hablaba mi padre, me di cuenta de que
realmente creía en lo que decía, pero no era posible. No era un
vampiro porque no eran reales... creo. Podrían ser reales. Los
demonios lo eran.
—¿Qué tiene todo esto que ver conmigo? —Yo pregunté. 74
—Aterrizamos en Nueva Orleans en el mil setecientos noventa
y tres. Perdí a mis dos padres en el gran incendio de mil
setecientos noventa y cuatro. Fui criado por una amiga cercana
de mi madre, una mujer llamada Madame Du Bouchet. De ella
08/2021
aprendí las artes oscuras.
Todavía no entendía qué tenía que ver eso conmigo.
—¿Las artes oscuras? —Pregunté mientras me deslizaba un
poco hacia atrás. Podría ser un prisionero en este estúpido
círculo de sal, pero no tenía que sentarme cerca del borde. Al
menos, no el borde más cercano a mi padre.
Realmente estaba empezando a entender de qué habían estado
hablando Abigor y Hades cuando me explicaron lo horrible que
era que un demonio fuera convocado. Apestaba a lo grande.
Todo lo que quería hacer era alejarme lo más posible de mi
padre, pero solo podía moverme al otro lado del círculo de sal.
—Ella me enseñó todo lo que sabía antes de morir y he
aprendido mucho en los años transcurridos desde entonces. Una
de las cosas más importantes que aprendí fue que es posible ser
inmortal. Solo se necesita un pequeño sacrificio.
—¿Sa-sacrificio?
¿Por qué pensé que estaba hablando de mí?
Mi padre sonrió.
—¿Puedes pensar en otra razón por la que tendría un hijo?
Podía pensar en un millón de razones para que alguien tuviera
un hijo, pero ese nunca había sido mi padre. No era del tipo
cálido y peludo. Nunca lo había sido. Entonces, no, no podía 75
pensar en una sola razón por la que mi padre me tuvo.
Particularmente no quería pensar en él dándome la vida solo
para poder tomarla.
—¿Por qué me cuentas todo esto?
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Mientras hablaba, moví mi mano hacia atrás y extendí la
mano hacia atrás para tocar el círculo de sal. Me sacudí cuando
sentí la misma descarga eléctrica, luego apreté los dientes y lo
intenté de nuevo. Necesitaba encontrar alguna forma de romper
el círculo.
—No lo estaba planeando al principio. Simplemente iba a
hacer que te casaras con Claude, que engendraras un hijo, y
luego te sacrificaría en tu vigésimo quinto cumpleaños y
terminaría con eso hasta que tu hijo cumpliera los veintiún años
y tendría que hacerlo todo de nuevo.
Ni en sueños.
—¿Qué cambió? —Yo pregunté.
—Vaya, tú lo hiciste, muchacho. No estoy seguro de lo que
hiciste exactamente, pero poder llamarte ha cambiado todo. Has
sido convocado. Estás bajo mi control. Ya no necesito a Claude.
Tú estás bajo una convocación hasta que cumplas veinticinco
años.
Mi padre metió la mano en la chaqueta de su traje y sacó una
larga daga plateada de aspecto perverso.
—Dudo que incluso tenga que matarte yo mismo. Puedo
ordenarte que lo hagas y no tendrás más remedio que seguir esa
orden.
Las palabras de Hades volvían a perseguirme. 76
—No lo haré.
Mi padre resopló.
—Como si tuvieras una opción. Te han convocado, chico.
Debes hacer todo lo que te ordene. No tendrás elección.
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Bueno, esto apestaba.
—Creo que puedo cambiar eso.
Grité y me volví ante la repentina voz profunda hablada desde
el otro lado de la habitación. Conocía esa voz, pero el demonio
del que provenía era más grande que cualquiera que hubiera
visto. Hades era tan alto que sus cuernos rozaban las vigas. Sus
músculos se hincharon, apenas le quedaba bien con la capa
negra que llevaba.
—Hades, —susurré.
—¿Hades? —Preguntó mi padre. —¿Quién es Hades?
Fruncí el ceño mientras me volvía para mirar a mi padre.
—¿En serio? ¿Practicas las artes oscuras y sacrificas a tu
descendencia y no sabes quién es Hades? —Hice un gesto con la
mano al amenazador demonio de piel roja que estaba al otro
lado de la habitación. —¿No reconoces al Dios de los Muertos y
el Rey del Inframundo?
¿En qué plano de existencia había estado viviendo?
Mi padre se agachó y agarró algo del suelo. No fue hasta que
se lo arrojó a Hades que me di cuenta de que era un puñado de
sal.
—Vete, demonio. Vuelve a los pozos del Infierno donde
perteneces. No te he convocado.
Hades se sacudió la sal de la capa. 77
—Tirar sal a un demonio no hará que nos vayamos—.
Entrecerró los ojos. —Simplemente nos cabrea.
Hades chasqueó los dedos y los demonios entraron por todo el
ático. Saludé cuando vi a Abigor. Él sonrió mientras me devolvía
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el saludo y luego se puso rígido de nuevo en el ejecutor de
demonios que era.
Hades me tendió la mano.
—Ven, Herby. Es hora de irnos.
Rápidamente me puse de pie y comencé a caminar hacia él,
solo para gritar cuando golpeé la barrera a mi alrededor y sentí
otra descarga eléctrica.
—No puedo. Mi padre usó esas gotas de sangre para
convocarme. Me sacrificará para poder vivir para siempre.
—No va a vivir más allá de los próximos diez minutos.
Realmente esperaba que eso fuera cierto.
 8

Hades

Estaba furioso cuando convocaron a Herby. Estaba enfurecido 78

ahora que sabía exactamente por qué lo habían convocado. No
había forma en el infierno, ni en ningún otro lugar, de que iba a
permitir que algo le sucediera a Herby.
—Has sido un chico muy malo, Herebeorht.
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Cuando el padre de Herby sonrió, me di cuenta casi de
inmediato de que estaba tratando con alguien que incursionaba
en las artes oscuras, pero que no tenía un concepto verdadero
del mundo en el que jugaba. Él no entendía el verdadero mal,
pero yo sí.
—Tu alma es negra como la medianoche, impregnada de
maldad—. Hades ladeó la cabeza. —Has estado en esto durante
mucho tiempo.
—Siglos, —respondió Herebeorht, —y estaré en esto durante
siglos más.
¿Quería apostar?
—He descubierto el secreto de la inmortalidad, —continuó
Herebeorht como si no entendiera que se enfrentaba a una
muerte inminente. —Tú, siendo el Señor del Inframundo,
deberías apreciar mis esfuerzos.
Crucé mis brazos sobre mi pecho.
—Puedo ser el Señor del Inframundo, pero incluso mi alma
no es tan negra como la tuya.
La sonrisa de Herebeorht se hizo más amplia.
—Entonces tal vez sea el momento de un cambio de régimen.
Sí, como si eso fuera a suceder.
Sentí una emoción que nunca antes había experimentado en 79
mi vida mientras veía a Herebeorht arrojar la daga que había
estado sosteniendo contra Herby. Mi respiración se atascó en mi
garganta mientras imaginaba ver a Herby morir ante mis ojos.
—Mátalo, hijo, —dijo Herebeorht.
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El horror cruzó por el rostro de Herby cuando agarró la daga y
luego trató de tirarla.
—No voy a matar a Hades. No voy a matar a nadie.
—Tienes que hacerlo. —Herebeorht se rio. —Te convoqué
para que hagas lo que te ordene y te ordeno que mates al Señor
del Inframundo.
—¡No, no lo haré! —Herby intentó arrojar la daga, pero
parecía que sus dedos no la soltarían.
Sabía contra lo que estaba luchando. Intenté explicárselo. Una
vez que se convocó a un demonio, no había nada que pudieran
hacer para luchar contra las órdenes de quien los había
convocado.
También sabía que era un Dios e inmortal. No importa
cuántas veces Herby me apuñalara, no moriría. Eso no
significaba que no me dolería, porque no era inmune al dolor.
Simplemente no podría morir por eso.
Herby tembló y dio un paso hacia mí. Levantó los ojos llenos
de terror para encontrarse con los míos.
—No puedo detenerlo.
—Lo sé, Herby, y está bien. —Una vez que saliera del círculo
de sal, podría capturarlo y contenerlo, evitando que me hiciera
daño a mí o a cualquier otra persona hasta que pudiera romper
la invocación. Era la única manera. 80
Necesitaba que saliera del círculo primero. No podría cruzar la
línea de la sal o yo también estaría bajo el control de
Herebeorht, y eso nunca podría suceder. Fácilmente podría
provocar el Apocalipsis. El hombre humano nunca tuvo la
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intención de tener el control de los poderes divinos.
Las lágrimas inundaron los hermosos ojos azul cerúleo de
Herby.
—No puedo, —susurró. —No puedo matarte.
—¡Debes! —Herebeorht espetó. —¡Yo lo ordeno!
Herby negó con la cabeza.
—No lo haré.
—¡No! —Grité cuando Herby giró la daga antes de que
pudiera detenerlo y se la hundió en el pecho. —Herby!
Salté hacia adelante solo para ser agarrado por dos de mis
ejecutores antes de que pudiera alcanzar a Herby. Mis músculos
se hincharon mientras luchaba contra su agarre.
—No debe hacerlo, mi señor, —dijo uno de ellos mientras
apretaba su agarre en mi brazo.
 —No se puede cruzar el círculo.
Herby. Algo se rompió dentro de mí cuando vi a Herby caer
de rodillas y luego caer boca abajo en el suelo, esa maldita daga
aún sobresalía de su pecho.
—No hay nada que pueda hacer, mi señor.
Oh, pero lo hubo.
Me volví y miré a Herebeorht, dejándole ver toda mi ira y odio
en mis ojos. Cuando no dio un paso atrás ni bajó la mirada de la
mía, dejé que el poder del Señor del Inframundo fluyera hacia 81
mis ojos, volviéndolos tan rojos como la sangre.
—Por lo que me has quitado esta noche, morirás, Herebeorht
Bartholomew Ravensbrook—. Mis palabras fueron claras, dichas
con una voz fría como la piedra. Una voz de muerte. —Ningún
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poder en este mundo ni en ningún otro te salvará.
—No puedes matarme, —escupió Herebeorht. —He vivido
más de trescientos años y viviré otros trescientos.
—He vivido un millón de milenios. ¿Esperas que una simple
daga me mate? —Sacudí mi brazo para liberarlo y golpeé una
mano en mi pecho. —Soy Hades, Dios de los Muertos y el Rey
del Inframundo. No me pueden matar y no necesito un sacrificio
para mantenerme con vida.
Me negué a permitir que Herby se convirtiera en uno de sus
sacrificios. Solo había una forma de romper una invocación, y
resulta que soy el Dios que sabía cómo se hacía.
Señalé al padre de Herby.
—Toma su cabeza y luego llévalo al Infierno.
Me ocuparía de él después de salvar a Herby.
 —No, no puedes hacer eso, —gritó Herebeorht mientras
retrocedía. —Se supone que los dioses no deben interferir en las
vidas de los hombres mortales.
—Ah, pero como has señalado tan fácilmente, no eres un
hombre mortal.
Me encantó ver a Abigor extender el brazo con las garras
extendidas y cortar limpiamente la cabeza de Herebeorht. En el
momento en que cayó al suelo y se alejó, sentí que el campo que
me impedía entrar en el círculo de sal falló. 82
Le di una patada a un poco de sal, rompiendo el círculo por
completo, y luego corrí al lado de Herby. Caí de rodillas y tiré de
Herby en mis brazos. Dudé en sacar la daga. No quería que se
desangrara antes de que pudiera ayudarlo, pero si no lo hacía,
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moriría de todos modos.
Saqué la daga y la arrojé antes de tomar a Herby en mis brazos
y ponerme de pie.
—Abigor, lleva a todos a casa e informa a Leonid que voy a ir
a las Parcas. No sé cuándo regresaré.
—Por supuesto, mi señor.
—Antes de que te vayas, elimina todo rastro de que se llevó a
cabo un ritual aquí. No quiero que quede nada, ni siquiera la
sangre—. Especialmente no la sangre. —Destrúyelo todo.
No esperé una respuesta, simplemente aproveché mis poderes
y me transporté a mí y a Herby al único lugar que odiaba más
que los pozos.
Cuando aparecimos de nuevo, estábamos en una pequeña
cañada al pie de un conjunto de mil escalones. Odiaba subir esos
escalones. Desafortunadamente, ningún Dios u hombre mortal
podría aparecer directamente en el templo aquí.
Respiré hondo y comencé a subir los escalones, moviéndome
tan rápido como pude. El tiempo era esencial. Incluso ahora,
podía escuchar los latidos del corazón de Herby ralentizándose,
volviéndose más lentos. No estaba seguro de llegar a la cima a
tiempo.
Solté un suspiro de alivio cuando lo hice y Herby todavía
respiraba, pero no me detuve. Me apresuré a través de los altos 83
pilares de mármol blanco hacia el santuario interior. Reduje la
velocidad cuando llegué a las grandes puertas dobles que
conducían a la habitación donde las Parcas tejían su tapiz de las
almas. Por mucho que quisiera darme prisa, dudaba que me
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concedieran mi solicitud si entraba corriendo.
—Adelante, Lord Hades. —Una voz inquietante resonó en el
templo, cada palabra pronunciada por un Destino diferente.
Caminé hacia adelante y luego me dejé caer sobre una rodilla
e incliné la cabeza. No levanté la cabeza ni siquiera cuando
escuché el suave fluir de la tela y sentí dedos pasar por mi
cabello.
—Les pido humildemente un momento de su tiempo.
—Nunca has sido humilde, Hades, —dijo una de las Parcas. —
Y el tiempo es algo que se puede cambiar por capricho.
—Por favor, señoras, no pido por mí, sino...
—Pero, es para ti, ¿no es así? —Preguntó una de las hermanas.
No sabía cuál. Incluso después de todos estos años, todavía no
podía distinguirlas. —¿Por qué más habrías traído a este mortal
ante nosotros si no fuera por la culpa que sientes por su muerte
inminente?
Maldita sea, iban a ser duras.
Pero no se equivocaron.
—Me siento culpable, señoras. Herby fue convocado por un
hombre malvado para ser un sacrificio. Cuando se le ordenó
matarme, se apuñaló a sí mismo para no seguir esas órdenes. No
es correcto que muera por tan desinteresado actuar.
Escuché el susurro de las ramas de los árboles y casi miré 84
hacia arriba. Las Parcas tejieron el tapiz en la base de Yggdrasil,
el árbol del mundo. Luz y oscuridad, bien y mal, tenía que haber
un equilibrio. Cloto hilaba los brillantes hilos de la juventud,
Lachesis los enrollaba en un huso y Atropo los cortaba. Juntas,
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las tres hermanas se aseguraron de que el tejido se mantuviera
equilibrado.
—¿Qué quieres que hagamos, Hades?
—Sálvalo, por favor.
El silencio casi me hizo gritar, pero sabía que las tres
hermanas estaban conversando mentalmente. No sabía si
aceptarían mi solicitud, pero esperaría hasta que terminaran.
Mientras sostuve a Herby en mis brazos, sabía que su hilo aún
no había sido cortado del tapiz.
—Debe haber equilibrio, dar y recibir.
—Sí, —respondí. —Cualquier cosa.
—Como este mortal sacrificó su vida por ti, ¿estás dispuesto a
hacer lo mismo por él?
¿Renunciar a mi inmortalidad? ¿Puedo hacer eso?
 Cuando miré hacia el pálido rostro de Herby, supe que podía.
—Sí, señoras. —Haría lo que fuera necesario para devolver la
luz a los vívidos ojos azul cerúleo de Herby.
—Que así sea.
Apenas se pronunciaron las palabras cuando un viento
comenzó a soplar por el interior del templo. Mis ojos se abrieron
cuando miré hacia arriba. Las tres Parcas se pararon en el
estrado donde estaba el árbol de la vida, con los brazos
levantados en el aire. Sus vestidos blancos de gasa flotaban con 85
la brisa. Su largo cabello negro fluía alrededor de sus cabezas
como las ramas de un árbol.
Dos de las hermanas comenzaron a cantar, pero la del medio,
Lachesis, me miró con ojos blancos como la leche que no veían y
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que parecían mirar directamente a mi alma. Su voz sonó como
un boom en el gran espacio cerrado y, sin embargo, suave como
el viento.
—Los dioses fueron creados para guiar al hombre, para
guiarlos a través de la vida para que pudieran ser todo lo que se
suponía que eran, pero el hombre es falible, al igual que los
dioses. Cuando la creencia del hombre en los dioses se
desvaneció, también lo hizo la creencia de los dioses en su deber.
Lachesis dio un paso atrás y comenzó a cantar. Clotho se
adelantó y empezó a hablar con la misma voz inquietante.
—Los dioses han perdido su camino. Han perdido su propósito.
Flotan en el tiempo sin una preocupación en el mundo, sin un
propósito.
 Clotho dio un paso atrás y comenzó a cantar. Atropes tomó su
lugar.
—Debe haber un equilibrio. Dar y recibir. Bien y mal. La
voluntad de este mortal de dar su vida para salvar la tuya y tu
voluntad de dar la tuya para salvar la suya restaura el equilibrio.
Atropos dio un paso atrás en línea con sus hermanas, y luego
las tres comenzaron a hablar a la vez.
—Como ambos han sacrificado libremente sus vidas el uno
por el otro, les concedemos una bendición. 86
Sentí un tirón en el centro de mi pecho. Se hizo más fuerte,
dificultando la respiración. Cuando el aire abandonó mi pecho,
caí sobre ambas rodillas, apretando mi agarre sobre Herby para
no dejarlo caer sobre el duro suelo de mármol.
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Las Parcas levantaron sus manos en el aire y comenzaron a
tejer un patrón invisible. Poco a poco, los movimientos de sus
manos empezaron a brillar de color. Azules, amarillos, verdes,
rojos, morados, todos los colores del arcoiris.
Tan repentinamente como habían comenzado a mover sus
manos, las tres hermanas se detuvieron y me arrojaron las luces
brillantes. Las luces nos envolvieron a Herby y a mí. Rugí
mientras se hundían en mi piel, infundiéndose en mi ADN.
—Estás atado, Hades, Dios de los Muertos y el Rey del
Inframundo, y Herebeorht Bartholomew Ravensbrook III, ya no
es un mortal humano. Que encuentres un propósito en tu
vínculo.
Todo se volvió negro.
 9

Herby

Jadeé cuando mis ojos se abrieron de golpe. Estaba bastante 87

seguro de que estaba muerto. Era la única forma de explicar el
extraño claro de árboles en el que estaba y el enorme templo
blanco de estilo griego a un lado de mí.
¿Era este el cielo?
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—Es el templo de las Parcas.
Giré.
—¿Hades?
¿También estaba muerto?
—No estás muerto, Herby.
—¿No estoy?
No sentía ningún dolor, así que debo estar muerto.
—No estás muerto, Herby, —respondió Hades como si me
hubiera arrancado ese pensamiento de la cabeza. —De hecho, no
creo que puedas morir. No ahora.
—Pero... —Presioné mi mano contra mi pecho donde me había
apuñalado. No solo había desaparecido la daga, sino que no
había dolor. —¿Qué sucedió?
 —Las Parcas sucedieron—. La risa de Hades fue tan
despreocupada como jamás había escuchado del señor demonio.
—Nos concedieron una bendición, mi pequeño y dulce demonio.
—No soy un demonio.
Hades sonrió.
—Ahora lo eres.
Me estremecí cuando extendió la mano y tocó algo en mi
frente. Sentí el toque ligero como una pluma, pero no era mi
frente lo que estaba tocando. Confundido, extendí la mano. Mi 88
respiración se atascó en mi garganta cuando sentí pequeñas
protuberancias a ambos lados de mi frente.
—Qué…
—Cuernos, Herby. —Hades estaba casi alegre. —Tienes
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cuernos de demonio.
—¿Cómo? —Me estremecí mientras pasaba mis dedos por los
pequeños cuernos. No eran muy grandes, no como los cuernos
de Hades, pero eran muy sensibles.
—Creo que las Parcas unieron los hilos de nuestra vida,
convirtiéndote en un verdadero demonio para que pudieras vivir
en el Inframundo—. Grité cuando Hades me dio un fuerte
abrazo. —Y gobernar a mi lado como mi consorte.
Mi cabeza se echó hacia atrás en confusión.
—Disculpa, ¿tu qué?
—Las Parcas me han dado un regalo que ningún otro dios ha
recibido jamás—. La sonrisa se desvaneció del rostro de Hades
mientras su ceño se fruncía. —Aunque tengo la impresión de
que no seré el último.
 —¿Y qué es este regalo?
La amplia sonrisa estaba de vuelta en el rostro de Hades.
—Un compañero.
Seguía confundido.
—Nuestras almas están unidas, Herby. Tú eres mío como yo
soy tuyo.
Entrecerré los ojos.
—¿Tu qué?
—Mi compañero. Mi novio. Mi amante. Mi consorte. —Los 89
brazos de Hades se apretaron a mi alrededor. —Mi eternidad.
—Whoa, espera un minuto. —Presioné mis manos contra el
pecho de Hades y empujé hacia atrás. —¿Quieres decir que estos
destinos tuyos nos casaron?
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—Eso es exactamente lo que quiero decir.
Joder, no lo creo.
—Si quieres casarte—. Levanté mi mano. —Entonces será
mejor que le pongas un anillo.
Hades frunció el ceño.
—¿Quieres un anillo?
—Y una boda, —le respondí. —Soy humano, Hades, y los
humanos que se casan tienen bodas. Y sería bueno que me lo
pidieras.
Hades sonrió mientras se inclinaba para presionar un beso en
mis labios.
—¿Me harás el honor de casarte conmigo, Herebeorht
Bartholomew Ravensbrook III?
—Solo si me llamas Herby.
 —Hecho.

Cuando dije que quería una boda, esperaba algo pequeño e

íntimo, algunos amigos y tal vez una cena después. Lo que
obtuve fue una locura. Todo el Inframundo se había involucrado
en la celebración de la boda del Dios de los Muertos y el Rey del
Inframundo con su humano convertido en demonio.
La boda tardó un mes en planificarse y duró una semana 90
entera. Incluyó una elaborada ceremonia de boda, mi
coronación para convertirme oficialmente en el consorte real,
varios banquetes y bailes en las calles que duraron días.
Aparentemente, Hades era muy amado en el Inframundo y 08/2021
todos los demonios del lugar querían celebrar que tomara un
consorte.
La pequeña corona de oro que me dieron en mi ceremonia de
coronación fue muy bien con mis nuevos cuernos. Todavía me
estaba acostumbrando a ver esas pequeñas protuberancias
negras en mi frente cada vez que me miraba en un espejo.
Hades los amaba.
—¿Es el último de ellos? —Pregunté mientras veía a un
pequeño grupo de demonios salir del palacio. Extendí la mano y
acaricié la parte superior de una de las tres cabezas de Cerberus.
El Perro del Infierno se había convertido en una mascota fiel,
siguiéndome por todo el Inframundo cuando no estaba de
servicio. Le había creado una cama en la antecámara fuera del
dormitorio que ahora compartía con Hades. La habría creado en
nuestro dormitorio, pero había algunas cosas que ni siquiera un
Perro del Infierno necesitaba ver.
—Sí, mi señor, —respondió Leonid.
Mis hombros se hundieron de alivio. Estaba emocionado con
toda la celebración, pero realmente solo quería una noche
tranquila y relajada con Hades. Incluso me gustaría abrazarme
en el sofá, ver una película. Realmente necesitaba algo de
tiempo de inactividad. 91
—Leonid, ¿qué pasó con las cosas de mi abuelo? —Pregunté
cuando un pensamiento repentino me golpeó. —Pensé que
Hades y sus hermanos iban a mirarlo—. Más allá de saber que
no caería en las manos equivocadas, no quería tener nada que
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ver con lo que encontraran.
—Creo que Lord Poseidón se ha llevado las pertenencias de su
abuelo a su palacio submarino aquí, podría ser más seguro que
estar en el Infierno. Hay demasiada tentación para los
condenados a vivir aquí, demasiadas posibilidades de que
alguien se apodere de ellas. Lord Hades y Lord Zeus se reunirá
con él en los próximos días para que puedan analizarlo y decidir
qué se debe hacer con él.
—¿Dónde está Hades? —No lo había visto en las últimas
horas.
Leonid hizo una mueca.
—Leonid, ¿dónde está Hades?
—Mis disculpas, mi señor. Lord Hades quería evitarle esto.
Entrecerré mis ojos.
 —¿Evitar qué?
—Su padre está siendo juzgado.
Esperé a que el miedo y el terror que siempre sentía al pensar
en mi padre se apoderara de mí. Esperé la pena por perder a mi
padre, porque no tenía ninguna duda de que se dirigía
directamente a los pozos.
No sentí nada.
Me encogí de hombros.
—Okey. 92
Las cejas de Leonid se elevaron casi hasta los cuernos.
—¿Okey?
—Sí. Mi padre es un megalómano malvado. Se merece lo que
sea que decreten las Parcas como castigo. Lamento que Hades
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tenga que lidiar con él. Mi padre debería haber ido directamente
a los pozos cuando llegó aquí.
—Es usted muy comprensivo, mi señor.
No, no lo era, no realmente. Simplemente no me importaba
mi padre. Habíamos tenido una relación tensa toda mi vida. Se
había hecho añicos en un millón de pedazos cuando me ordenó
que matara a Hades. Tenía muchas esperanzas de que Hades
enviara a mi padre a las profundidades más profundas de los
pozos donde pagaría cada segundo por el resto de la eternidad
por las cosas que había hecho y las personas que había matado.
—¿Ha decidido lo que va a hacer con Claude?
—No creo que haya nada que pueda hacer en este momento.
Claude es humano y los dioses no pueden interferir en los
asuntos humanos. Hasta que muera, está fuera del alcance de
Lord Hades.
Maldita sea.
—Lord Hades lo está vigilando, sire. Si Claude se equivoca,
Lord Hades lo sabrá.
Eso realmente no me hizo sentir mejor. Cierto, Claude era
humano, y cierto, hasta donde yo sabía, el hombre en realidad
no había violado ninguna ley. Seguía siendo un idiota.
—¿Cuánto tiempo crees que tardará Hades? 93
Necesitaba un abrazo, y tal vez un poco de mimos.
—No debería ser demasiado, mi señor. Una hora o dos como
máximo.
—Bien. Quiero que sirvan la cena en nuestra habitación, algo
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que a Hades le guste comer.
—¿Macarrones con queso?
Me reí.
—Sí, eso funcionará. También necesitaremos algo de beber,
algunas mantas y almohadas para el sofá, y bocadillos para más
tarde. Vamos a tener una noche tranquila en nuestras
habitaciones.
—Me ocuparé personalmente, mi señor.
—Vamos, Abigor, —dije mientras comenzaba a caminar. El
ejecutor de la puerta oeste de nivel seis había obtenido un
ascenso cuando Hades lo nombró mi guardaespaldas. Incluso
había sido admitido como un demonio de primer orden, por lo
que estaba muy emocionado. —Quiero tener las cosas
preparadas para cuando Hades termine. Estoy seguro de que le
vendría bien una noche tranquila lejos de todo.
Y sabía exactamente qué hacer.
Después de todo, había descubierto cómo convocar a un novio.

FIN
94

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 SOBRE EL AUTOR

El mordisco cruel de un enemigo, un grito, un grito en la

oscuridad. El toque de un amante, el susurro de un beso. Un
suspiro, un gemido, los corazones latiendo más rápido, el deseo 95
surgiendo. Palabras de amor pronunciadas en las sombras. El
anhelo de una caricia suave. Soy un escritor de ardiente pasión
en todas sus formas gloriosas. Libros paranormales,
contemporáneos, de ciencia ficción, fantasía, Romance MM. No
08/2021
hay límite para mi imaginación.
 Traducción y Corrección
LORETO

Diseño y Edición
IP H I
96
EPUB
MARA
08/2021

NO
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Es de fans para fans y no recibimos ninguna compensación

económica por las traducciones que realizamos.
Espero que les guste.
Y no olviden comprar a los autores, sin ellos no
podríamos disfrutar de estas maravillosas historias