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de género en el trabajo
Conferencia Internacional del Trabajo,
111.ª reunión, 2023
Conferencia Internacional del Trabajo, 111a reunión, 2023
�Alcanzar la igualdad
de género en el trabajo
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X Índice
Introducción11
I. Antecedentes y alcance del Estudio General 12
II. Metodología aplicada en el Estudio General 15
III. La igualdad de género como elemento medular del mandato
y la acción normativa de la OIT 16
La igualdad de género desde la fundación de la OIT hasta la actualidad 16
IV. Contexto mundial relativo a la igualdad de género en el trabajo 21
Un marco internacional para el logro de la igualdad de género 21
Tendencias actuales: dificultades y oportunidades 24
La discriminación y las desigualdades persisten pese a unos avances
significativos24
La desigual distribución entre mujeres y hombres de la prestación
de cuidados no remunerada y de las responsabilidades familiares
obstaculiza la progresión de las mujeres en el mundo profesional 26
Consecuencias del embarazo y la maternidad en el empleo
y las oportunidades profesionales de las mujeres: las penalizaciones
vinculadas a la maternidad 28
Una crisis que se ahonda por el impacto de la pandemia de COVID-19 29
V. Contenido y estructura del Estudio General 31
Anexos325
Anexo I. Situación relativa de las ratificaciones
(Convenios núms. 111, 156 y 183) 326
Anexo II. Gobiernos que han presentado memorias 331
Anexo III. Organizaciones de trabajadores y de empleadores
que han presentado memorias 332
24 CIT111/III(B) – Alcanzar la igualdad de género en el trabajo
Introducción
68 Por ejemplo, OIT, Documento de información sobre la protección contra la discriminación basada en la orientación
sexual, la identidad de género, la expresión de género y las características sexuales (SOGIESC), 2019, párr. 70. Véase
asimismo, Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Bostock v. Clayton County, Georgia, núm. 17-1618 (S. Ct. de 15
de junio de 2020).
69 OIT, Resolución sobre las desigualdades y el mundo del trabajo, párr. 7; OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad
de género, 14, 22 y 24; OIT, Trabajar para un futuro más prometedor, 35.
70 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 14.
71 El 70 por ciento en total de las mujeres y un porcentaje similar de hombres (el 66 por ciento) preferirían que las
mujeres tuvieran un trabajo remunerado. Véase OIT y Gallup, Hacia un futuro mejor para las mujeres y el trabajo:
la opinión de las mujeres y de los hombres, 2017, 17.
72 De hecho, la mayor participación de las mujeres en el empleo puede obedecer al ingreso de las mujeres en
trabajos a tiempo parcial, empleos temporales y ocupaciones tradicionalmente considerados «de mujeres», a
menudo relacionados con ingresos inferiores, menor seguridad del empleo y unas perspectivas de carrera más
limitadas. Véase Mark Lansky et al., eds., Women, Gender and Work (Vol. 2): Social Choices and Inequalities (OIT,
2017), 15 y 18.
CIT111/III(B) – Alcanzar la igualdad de género en el trabajo 25
Introducción
28. Los datos disponibles sobre las brechas de género ilustran que, con independencia de
su estatus y su situación personal, las mujeres suelen seguir tropezando con obstáculos
para realizar su máximo potencial en el trabajo desde que buscan su primer empleo hasta
el día en que se jubilan. En cuanto al acceso al mercado laboral, la OIT estima que, en 2022,
la tasa de actividad de las personas de 15 años o más73 es del 72,3 por ciento en el caso de
los hombres frente a un 47,4 por ciento en el de las mujeres, lo cual representa una brecha
de género de 24,9 puntos porcentuales74. Esta brecha es aún mayor para los hombres y las
mujeres de 25 años o más, para quienes las estimaciones relativas a 2022 indican una tasa
de actividad del 79,1 por ciento en el caso de los hombres y del 51,2 por ciento en el de las
mujeres, lo cual representa una brecha de 27,9 puntos porcentuales75. En un contexto mundial
en que las mujeres desean trabajar fuera de su hogar76, la brecha de género en el empleo se
redujo en menos de 2 puntos porcentuales en los veintisiete últimos años77. Además, incluso
cuando las mujeres tienen acceso a un empleo remunerado, la realización de la igualdad de
género todavía queda lejos. Las mujeres aún tienen más probabilidades que los hombres
de trabajar en formas atípicas de empleo (en particular cuando se ven obligadas a tomar un
trabajo a tiempo parcial o a pedido para poder compaginar el trabajo con las responsabili-
dades familiares) o en sectores u ocupaciones tradicionalmente considerados «de mujeres»
y caracterizados por un trabajo poco calificado, salarios más bajos y malas condiciones labo-
rales, tales como el trabajo a domicilio o el trabajo doméstico78. En la mayoría de los países,
las mujeres se hallan más expuestas que los hombres al empleo informal79. En consecuencia,
tienen un menor acceso a prestaciones de la seguridad social, lo cual limita sus ingresos, su
acceso a la salud y a los servicios de cuidados a largo plazo y, por tanto, su nivel de bienestar
cuando llegan a la vejez. Además, la discriminación socava la igualdad de oportunidades de las
mujeres para progresar en su carrera profesional y dificulta su acceso a los cargos directivos
o de liderazgo. Las mujeres también se ven penalizadas en el plano salarial y se enfrentan
a muchas dificultades para conseguir una remuneración igual a la de los hombres por un
trabajo de igual valor, a menudo por las causas siguientes: i) se concentran en los sectores
y ocupaciones infravalorados y caracterizados por ofrecer unos salarios más bajos; ii) están
penalizadas en términos de remuneración y ascenso profesional cuando interrumpen su
presencia en el mercado laboral o reducen su tiempo de trabajo por causa de maternidad
o de responsabilidades familiares; iii) necesitan trabajar en empleos más compatibles con
las obligaciones familiares pero peor retribuidos, o iv) son sencillamente discriminadas en el
plano salarial respecto a sus homólogos masculinos y, si tienen hijos, también respecto de
sus colegas mujeres que no los tienen80.
73 La tasa de actividad indica la cuota de población en edad de trabajar que está activa en el mercado de trabajo,
en el sentido en que tiene un empleo o está buscándolo.
74 OIT, «Tasa de actividad de la fuerza de trabajo por sexos y edades - Estimaciones modeladas de la OIT, noviembre
de 2022 (%)», Base de datos de ILOSTAT, consultada el 31 de diciembre de 2022.
75 OIT, «Tasa de actividad de la fuerza de trabajo por sexos y edades». Véase también Rosina Gammarano, «Having
Kids Sets Back Women’s Labour Force Participation more so than Getting Married», ILOSTAT Blog, 3 de marzo de
2020; Rosina Gammarano, «International Day of Families: How Marital Status Shapes Labour Market Outcomes»,
ILOSTAT Blog, 15 de mayo de 2020.
76 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 13.
77 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 26.
78 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 15; OIT, Non-Standard Employment around the World: Understanding
Challenges, Shaping Prospects, 2016, 14, 75 y 117-134.
79 En todo el mundo, el porcentaje de mujeres en el empleo informal es inferior al de sus homólogos masculinos,
pero en realidad existen más países (el 55,4 por ciento) en los que el porcentaje de las mujeres en el empleo
supera el registrado entre los hombres. Las mujeres tienen más probabilidades de trabajar en la economía
informal en las economías emergentes. OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 28.
80 OIT, Informe Mundial sobre Salarios 2018/19, xix-xx.
26 CIT111/III(B) – Alcanzar la igualdad de género en el trabajo
Introducción
29. Para lograr una igualdad efectiva es esencial determinar qué desigualdades estructurales
desfavorecen a las mujeres y les impiden acceder al mercado laboral y a empleos de calidad
o disfrutar condiciones de trabajo dignas; por ejemplo, la segregación ocupacional vertical
u horizontal y una sobrerrepresentación en las formas atípicas de empleo81. Los problemas
estructurales pueden estribar en los estereotipos que determinan los papeles respectivos
de los hombres y las mujeres en la sociedad, así como las capacidades y aspiraciones de
unos y otros, y que trascienden la experiencia de las mujeres y los hombres en el mundo
del trabajo a través de factores como son: i) el tipo de educación y capacitación que debería
reservarse a las mujeres, los hombres, las niñas y los niños, o la conveniencia de que unas
y otros accedan a esa educación y capacitación; ii) los sesgos de género relativos a las com-
petencias y al potencial de las mujeres y los hombres, y iii) la desigual repartición del trabajo
no remunerado de prestación de cuidados entre mujeres y hombres82. Pero además de estos
estereotipos también es preciso paliar otros fenómenos que perpetúan las desigualdades
de género en el trabajo, como la brecha de remuneración por motivos de género; el acceso
a cargos directivos, de liderazgo o decisorios; el derecho a organizarse y a participar en el
diálogo social; las dificultades de acceso de las mujeres a los recursos y activos productivos,
como el crédito, el capital y la tierra, y la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. A este
respecto, la distribución desigual entre mujeres y hombres de la prestación de cuidados no
remunerada y su vinculación a la maternidad y las responsabilidades familiares siguen siendo,
uno de los principales elementos a tratar, ya que constituye la principal causa por la cual las
mujeres permanecen fuera de la fuerza de trabajo83.
81 Las ocupaciones, empleos o sectores específicos a menudo se caracterizan por una concentración de hombres
o mujeres en la fuerza de trabajo. Esto se conoce como «segregación ocupacional» entre hombres y mujeres,
y obedece en parte a actitudes y estereotipos arcaicos relativos al trabajo que se considera «masculino» o
«femenino», y a supuestos relativos a la productividad de los hombres y las mujeres para determinadas tareas o
trabajos. La segregación ocupacional por motivo de género puede ser horizontal (la segregación en los diferentes
sectores, ocupaciones o empleos) o vertical (la segregación entre diferentes niveles de puestos de trabajo, tales
como los puestos de nivel inicial, los puestos de categoría superior y los puestos directivos).
82 Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), The Pursuit of Gender Equality: An Uphill Battle,
2017, 24.
83 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 14; OIT, Trabajar para un futuro más prometedor, 35.
84 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 37-40.
CIT111/III(B) – Alcanzar la igualdad de género en el trabajo 27
Introducción
y 23 minutos dedicado por los hombres, y estas tasas apenas cambiaron entre 1997 y 201285.
Con todo, si bien las mujeres y los hombres reconocen los desafíos existentes86, los hombres
todavía no asumen la parte del trabajo no remunerado que deberían realizar. Según los datos
de la OIT correspondientes a 2020, la tasa de actividad de los hombres no varía tanto como
la de las mujeres en función de su situación familiar87. Además, los hombres que asumen o
desean asumir más responsabilidades familiares pueden tener dificultades en conseguirlo
a causa de los estereotipos de género y las correlativas expectativas sociales que atribuyen
al hombre el papel del «sostén de la familia». Ello explica que los hombres no se dediquen a
empleos del cuidado o estén insuficientemente representados en ellos88, y que no siempre
se acojan a los derechos que la normativa vigente pueda reconocerles, como la licencia de
paternidad y parental y los regímenes de trabajo flexible, como el trabajo a tiempo parcial, que
les permitirían asumir la parte que les correspondería en el trabajo de cuidados. Los hombres
que ejercen sus derechos legales relativos a los cuidados pueden verse estigmatizados debido
al contexto social y a la cultura laboral imperantes. En consecuencia, el desigual reparto del
trabajo remunerado y no remunerado entre hombres y mujeres es una práctica aún enquis-
tada y muchos países siguen concibiendo sus sistemas de protección social y laboral partiendo
del principio de que, además de asumir su función profesional, las mujeres cargarán de todas
formas con la mayor parte del trabajo de prestación de cuidados89.
32. El desigual reparto del trabajo remunerado y no remunerado es una de las principales
causas de la desigualdad de género en el mercado laboral. Por un lado, impide a las mujeres
incorporarse a este mercado, pues ellas tienden más que los hombres a dedicarse a un trabajo
no remunerado de cuidados a tiempo completo. Incluso cuando las mujeres tienen acceso
al mismo nivel de educación que los hombres, representan el 69,1 por ciento de la población
que no está empleada, no estudia o no sigue una formación, esencialmente porque asumen
responsabilidades de cuidado90. Al mismo tiempo, el trabajo no remunerado de prestación
de cuidados determina sustancialmente dónde y cómo trabajan las mujeres y los hombres.
Para cubrir la demanda de cuidados, es mayor el porcentaje de mujeres que de hombres obli-
gados a trabajar en diversas formas de empleo, como el trabajo a tiempo parcial, el trabajo
a pedido, los empleos ocasionales o el trabajo por cuenta propia91. Unas responsabilidades
de cuidado mayores y las culturas de empresa que exigen principalmente disponibilidad
«en todo momento y lugar» repercuten injustamente en las mujeres y otros cuidadores92.
Impiden que los cuidadores tengan acceso a puestos directivos y otras ocupaciones muy bien
remuneradas que requieren largas jornadas de trabajo, presentismo y movilidad relacionada
con el trabajo. Dependiendo de la región y de la infraestructura de cuidado disponible, las
mujeres también tienden más a trabajar en la economía informal o en sectores donde les
85 Entre 1997 y 2012, el tiempo que las mujeres dedicaron al trabajo doméstico y a la prestación de cuidados no
remunerados apenas disminuyó 15 minutos por día, mientras que el de los hombres solo aumentó 8 minutos
por día. Véase OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 39; OIT, El trabajo de cuidados y los trabajadores
del cuidado para un futuro con trabajo decente, 2019, 68.
86 Casi universalmente, los hombres y las mujeres indican que la «conciliación de la vida laboral y familiar» es uno
de los principales retos a los que se enfrentan las mujeres en sus países. Véase OIT y Gallup, Hacia un futuro
mejor para las mujeres y el trabajo, 8.
87 Gammarano, «Having Kids Sets Back Women’s Labour Force Participation more so than Getting Married».
88 En los sectores del cuidado, en todo el mundo, las trabajadoras doblan en número a los trabajadores, y las
mujeres constituyen el 65 por ciento del total del personal de cuidados. Véase OIT, El trabajo de cuidados y los
trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente, 324-325.
89 CEACR, Observación General relativa al Convenio sobre los trabajadores con responsabilidades familiares, 1981
(núm. 156), 2020, párr. 2. Véase también OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 39; OIT, Informe Mundial
sobre la Protección Social 2020-2022.
90 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 27.
91 CEACR, Observación General relativa al Convenio sobre los trabajadores con responsabilidades familiares, 1981
(núm. 156), 2020, párr. 2.
92 OIT, Las mujeres en la gestión empresarial: Argumentos para un cambio, 2019, xiii.
28 CIT111/III(B) – Alcanzar la igualdad de género en el trabajo
Introducción
resulta más fácil compaginar el trabajo y las responsabilidades familiares93. Ahora bien, aunque
estas formas de trabajo pueden conferir la flexibilidad necesaria para conciliar el trabajo con
la vida familiar, también suelen penalizar a las mujeres en términos de ingresos, perspectivas
profesionales y prestaciones de seguridad social, lo cual contribuye a generar más pobreza
entre las mujeres que entre los hombres a lo largo de su trayectoria vital94. La OIT estima
que la brecha salarial de género a nivel mundial ronda el 19 por ciento95. Al propio tiempo, la
desigualdad salarial provoca una distribución inicua entre mujeres y hombres del trabajo no
remunerado de prestación de cuidados. Cuando se precisa encontrar tiempo para atender
las necesidades y responsabilidades de cuidado, el hecho de que los ingresos que las mujeres
aportan al hogar sean sistemáticamente más bajos que los de los hombres suele conllevar a la
reducción o interrupción de la actividad profesional de la mujer como mejor opción económica.
En el Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022 se indica que las normas sociales
y las desigualdades estructurales, como son las persistentes brechas salariales de género,
siguen obligando a las mujeres a ser las principales cuidadoras y a los hombres a trabajar
más horas como principales proveedores de ingresos del hogar96.
93 Por ejemplo, trabajar por cuenta propia en la economía informal permite a las mujeres permanecer con sus hijos
de corta edad mientras trabajan. OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 26-27; OIT y Mujeres en el
Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO), Cuidado infantil para los trabajadores y las trabajadoras
de la economía informal, Nota de políticas núm. 1, 2020.
94 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 76; CEACR, Observación General relativa al Convenio sobre los
trabajadores con responsabilidades familiares, 1981 (núm. 156), 2020, párr. 2.
95 OIT, Informe Mundial sobre Salarios 2018/19, xviii.
96 OIT, Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022, 123.
97 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género; OCDE, The Pursuit of Gender Equality: An Uphill Battle, 17; OIT,
Las desigualdades y el mundo del trabajo, Informe IV, Conferencia Internacional del Trabajo, 109.ª reunión, 2021,
párr. 80.
98 Gammarano, «Having Kids Sets Back Women’s Labour Force Participation more so than Getting Married».
99 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 14.
100 OIT, Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022, 123.
CIT111/III(B) – Alcanzar la igualdad de género en el trabajo 29
Introducción
que, por el contrario, los padres tienen más probabilidades de recibir mejores salarios que los
hombres sin hijos («brecha salarial por motivo de paternidad»). La brecha salarial por motivo
de maternidad puede explicarse por varios factores, como las interrupciones en la carrera
profesional por licencia de maternidad o parental remunerada o no remunerada; el empleo
en trabajos peor remunerados (las madres a veces se ven en la necesidad de aceptar empleos
con menos responsabilidades); unos horarios laborales reducidos; un sesgo sexista en las deci-
siones relativas a la contratación, la formación y el ascenso a escala empresarial, y la ausencia
de servicios de cuidado infantil u otras medidas que permitan conciliar la vida laboral con la
vida familiar, todo lo cual penaliza a las madres en su progresión profesional («penalización
salarial»)101. Finalmente, las madres de niños de corta edad experimentan las tasas más
bajas de participación en los cargos directivos y de liderazgo (el 25,1 por ciento del personal
directivo que tiene niños menores de 6 años de edad son mujeres) en comparación con sus
homólogos masculinos (el 74,9 por ciento del personal directivo que tiene niños menores de
6 años son hombres) y con los hombres y mujeres sin hijos de corta edad (el 68,6 por ciento
de los cargos directivos son hombres, y el 31,4 por ciento son mujeres) («penalización en los
cargos de liderazgo»)102. En el Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022 se reafirman
estas conclusiones y se señala que, por tanto, las mujeres tienen menos probabilidades de
estar completamente cubiertas por la seguridad social103.
101 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 39-41; Damian Grimshaw y Jill Rubery, The Motherhood Pay Gap:
A Review of the Issues, Theory and International Evidence, Conditions of Work and Employment Series, No. 57 (OIT,
2015).
102 OIT, Un paso decisivo hacia la igualdad de género, 43.
103 OIT, Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022, 122.
104 OIT, Resolución sobre las desigualdades y el mundo del trabajo, párr. 7; OIT, Perspectivas sociales y del empleo en
el mundo: Tendencias 2022, 2022.
105 A escala mundial, entre 2019 y 2020, el empleo de las mujeres declinó un 4,2 por ciento, lo cual representa una
pérdida de 54 millones de empleos, mientras que el empleo de los hombres menguó en un 3 por ciento, es
decir, en 60 millones de empleos. OIT, Avanzar en la reconstrucción con más equidad: los derechos de las mujeres
al trabajo y en el trabajo, en el centro de la recuperación de la COVID-19, Nota de políticas, julio de 2021. Véanse
asimismo las encuestas de evaluación rápida sobre el género realizadas por ONU-Mujeres en 2021 en 58 países:
ONU-Mujeres, Women and Girls Left behind: Glaring Gaps in Pandemic Responses, 2021, 3 y 5.
106 OIT y ONU-Mujeres, «Over 2 Million Moms Left the Labour Force in 2020 According to New Global Estimates»,
ILOSTAT Blog (blog), 8 de marzo de 2022.
30 CIT111/III(B) – Alcanzar la igualdad de género en el trabajo
Introducción
107 Antes de la pandemia, la diferencia de horas trabajadas en el empleo por las mujeres y por los hombres ya
era amplia, pues las mujeres de 15 a 64 años trabajaban una media de 19,8 horas semanales, mientras que
los hombres trabajaban 34,7 horas semanales. La recuperación no ha sido suficiente para reducir a los niveles
prepandémicos la brecha de género existente respecto al tiempo de trabajo. OIT, «Observatorio de la OIT sobre
el mundo del trabajo. 9.ª edición», 23 de mayo de 2022, 6.
108 OIT, Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2022.
109 Para hacer frente al aumento de la demanda de cuidados inducido por la pandemia sin, por ello, dejar de tener
un empleo remunerado, se necesitaron disposiciones que en el caso de los trabajadores informales no eran
posibles, tales como el teletrabajo o la licencia, lo que afectó particularmente a las mujeres que trabajan en la
economía informal. OIT, «Observatorio de la OIT sobre el mundo del trabajo. 9.ª edición», 12.
110 OIT, Promover el empleo y el trabajo decente en un panorama cambiante. Adenda 2020 al Estudio General, Conferencia
Internacional del Trabajo, 109.ª reunión (en adelante, «Adenda al Estudio General de 2020»).
111 Kate Power, «The COVID-19 Pandemic Has Increased the Care Burden of Women and Families», Sustainability:
Science, Practice and Policy 16, núm. 1 (2020): 67-73.
112 OIT, The COVID-19 Response: Getting Gender Equality Right for a Better Future for Women at Work, Nota de políticas,
mayo de 2020; OIT, Avanzar en la reconstrucción con más equidad; OIT, An Uneven and Gender-unequal COVID-19
Recovery: Update on Gender and Employment Trends 2021, Nota de políticas, octubre de 2021.
113 Umberto Cattaneo y Emanuela Pozzan, «Trabajadoras sanitarias: Trabajo sin descanso en hospitales y en el hogar»,
COVID19: Proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo, OIT, 7 de abril de 2020.
CIT111/III(B) – Alcanzar la igualdad de género en el trabajo 31
Introducción
déficits de trabajo decente que ya afectaban a las mujeres pertenecientes a minorías étnicas
y raciales, a las trabajadoras migrantes, a las mujeres que trabajan en la economía informal
y a las mujeres con discapacidad o que viven con el VIH o el sida114.
38. Las mujeres embarazadas, en particular, se han vuelto más vulnerables a la pérdida de
ingresos y al empobrecimiento, al estar más expuestas a perder el empleo y sus medios de
vida. La pandemia de COVID-19 también ha afectado negativamente el acceso a los servicios
de atención materna y otros servicios de salud, ya de por sí escasos en muchos países incluso
antes de la pandemia, a causa de las importantes perturbaciones ocurridas en los sistemas
de salud, en particular en la atención prenatal y postnatal, la atención del parto por personal
calificado y los servicios de atención neonatal. Pese a la situación, la protección de la mater-
nidad ha sido objeto hasta la fecha de una atención mínima en las medidas de respuesta a la
COVID19115. Unos datos recientes revelan que muy pocos Gobiernos han introducido medidas
especialmente vinculadas a la maternidad en sus paquetes de prestaciones de protección
social de respuesta a la COVID-19. De las 1 600 medidas introducidas en más de 200 países
o territorios, solo 10 medidas (el 0,6 por ciento) guardan relación con la maternidad, lo cual
relega esta temática al penúltimo lugar de aquellas atendidas por las medidas de respuesta.
En algunos casos se han levantado incluso barreras contra las mujeres embarazadas, en lugar
de ayudar a estas últimas116. Todas estas consideraciones, sumadas a los estragos causados
por la pandemia de COVID-19, muestran una vez más la importancia que reviste la protección
social y de la salud para garantizar la seguridad de los ingresos de las mujeres y los hombres
en edad de trabajar.
39. La Comisión saluda el hecho de que este estudio general se haya elaborado en un
momento oportuno, ya que continúa con la labor realizada por la OIT y contribuye a abordar
una de las cuestiones fundamentales que se contemplan en la Declaración del Centenario:
impulsar el programa transformador para lograr la igualdad de género. El Estudio General
responde al también reciente Llamamiento mundial a la acción para una recuperación centrada
en las personas del impacto causado por la pandemia de COVID-19117, en el cual se recalca
la necesidad de una recuperación que tenga en cuenta las cuestiones de género e incluya
políticas que prevean licencias remuneradas por cuidados adecuadas y promueva un reparto
más equilibrado de las responsabilidades laborales y familiares, además de la eliminación de
los obstáculos legales y de otra índole que impiden el ingreso y el progreso en la educación, la
formación, el empleo y la carrera profesional, entre otras cosas luchando contra los estereo-
tipos de género. Además, atiende al llamamiento que la Conferencia Internacional del Trabajo
dirigió a los Miembros en 2021 para que reduzcan las desigualdades en el mundo del trabajo118.
Este estudio general formará además parte de la documentación preparada para la discusión
recurrente sobre los principios y derechos fundamentales en el trabajo inscrita en el orden
114 OIT y ONU-Mujeres, «Evaluar el impacto de la crisis de la COVID-19 en las mujeres y los hombres, y apoyar una
recuperación con perspectiva de género: una herramienta de política a nivel nacional», Herramienta de política
de la OIT y de ONU-Mujeres, marzo de 2021; Cattaneo y Pozzan, «Trabajadoras sanitarias: Trabajo sin descanso
en hospitales y en el hogar».
115 OIT, Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022, 117 y 119.
116 OIT, Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022, 119.
117 OIT, Resolución sobre las desigualdades y el mundo del trabajo.
118 OIT, Llamamiento mundial a la acción para una recuperación centrada en las personas de la crisis causada por
la COVID-19 que sea inclusiva, sostenible y resiliente.