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Lo que se conoció es muy poco. Son tres artículos con cinco páginas de “buenas
intenciones”, pero no es ni la carta de intención, ni el memorándum de entendimiento,
ni el memorándum de políticas económicas y financieras, que son los elementos con los
que se evalúa un programa con el FMI. [N. del E.: esta entrevista se realizó el viernes
por la mañana, cuando el Gobierno aún no había presentado en el Congreso los
documentos con los detalles del acuerdo] Son los compromisos que asume un Gobierno
frente al Fondo. Solo sabemos lo que trascendió en el borrador del 12 de febrero. El
cuadro con la proyección de inflación y crecimiento es el mismo que estaba en el
borrador de esa fecha. Ese borrador ya mostraba que éste es un acuerdo que prevé un
crecimiento muy bajo para los próximos años, una inflación muy alta, y que esboza lo
que siempre pasa con el FMI, esboza direcciones de reformas estructurales. Durante
todo el acuerdo, en el borrador, se ven referencias estructurales a lo que el Fondo
siempre quiere.
El Fondo exige y para que se apruebe en el directorio, el staff les pide a los gobiernos
que lo incluyan, marcas estructurales, que son formas de aproximarse hacia lo que
ellos consideran que es un sistema laboral o previsional justo o adecuado para crecer.
Entonces, ahí se establecen directrices, como que los planes sociales sean
direccionados y financiados por el Banco Mundial, que el sistema previsional se
extienda de forma voluntaria, dicen ellos voluntaria, que los regímenes especiales sean
levantados, que se intente suprimir toda restricción a contratar y despedir
trabajadores. No se establecen con compromisos inmediatos y fuertes, que es lo que
destaca el Gobierno y tiene razón, pero sí se esbozan como direcciones.
La proyección de inflación es muy alta hacia el 2024, parece ser como que se
trasluce un mecanismo inflacionario, el que se dice que se va a combatir, pero va
a ser una herramienta central del programa para licuar partidas presupuestarias,
por ejemplo.
Sí, y además con esto, algo que me dijo un economista vinculado al macrismo, es que
este acuerdo si baja muy fuerte la inflación, explota. No puede funcionar. Para mí el
acuerdo se va a renegociar en pocos meses. Está tan mal formulado el programa y es
tal Frankenstein, por las dificultades políticas que tuve el Frente de Todos para
procesar internamente cómo resolver esta herencia envenenada de Macri, muy
efectiva de Estados Unidos y el G7 para mantener a Argentina constreñida en sus
posicionamientos. Yo creo que este programa va al fracaso en mucho menos tiempo de
lo que creen, incluso sus propios críticos internos. No le va a dar tiempo al Gobierno
para reorganizarse antes de las PASO. Es un error muy grave firmarlo.
De hecho, ayer la demora en que se conozcan estos lineamientos generales, que insisto
que no son el acuerdo, debe haber tenido que ver con eso. Así como no pudieron
procesar las diferencias internas de cómo encarar políticamente la negociación,
tampoco hay acuerdo interno en qué hacer con las tarifas en un momento internacional
tan delicado. El año pasado, los barcos que trajeron las autoridades de Camesa para
generar electricidad, se pagaron a 8 dólares el millón de BTU. Antes de la guerra, el
BTU valía 32 dólares el gas licuado. Ahora a una semana de estallada la guerra, llegó a
valer 52.
Es imposible que bajen los subsidios en un 0,6 % del PBI aún con el aumento de
tarifas, que va a ser mucho mayor que lo que había anunciado el kirchnerismo. Para el
grueso de la población, con esta fórmula que pactaron con el FMI, va a ser 42 %. Es
menos que la inflación. Lo que dicen comunicadores progresistas es que te sube el
cable o la prepaga o la comida y lo pagás. Eso es parte de una situación material
holgada, que no tienen la mayoría de laburantes.
Pero si todo aumenta, uno podría decir “qué injusto que los sectores medios pretendan
ser subsidiados cuando aumentan todo”. Ahora, cuando todo sube, si sube también la
tarifa, puede ser la tarifa de gas y luz la que te empuje a la pobreza si ya estás al
borde. Ya aumentaron los alquileres y no hay políticas gubernamentales para frenarlos.
Aumenta la comida y el Gobierno se muestra impotente para frenarlo. Bueno, si
aumentan las tarifas de luz y gas, las puede frenar con una resolución. Si hace que
aumenten por encima de la inflación para recuperar la tarifa de los concesionarios,
están trabajando para ellos. Es una discusión que se disfraza de distributiva. Lo mismo
que la de “ahorremos en subsidios para aumentar la AUH”. Con esa plata no se va a
aumentar la AUH. Lo que se ahorre en subsidios va a ir al pago de la deuda.
Son los que están especulando y extorsionando con su aval o no en el Congreso desde
el riñón de Macri, y que participaron del proceso de endeudamiento más vertiginoso
que haya habido en ningún país en la historia del capitalismo. Son unos cínicos y
caraduras. Que vengan a intentar convencernos de que el gobierno de Macri se
endeudó menos que otros o que este Gobierno con esta firma le deja una bomba de
tiempo al que viene, es algo que solamente en un país con una prensa muy direccionada
y colonizada por el poder económico que está detrás de Macri se puede permitir.
Cabe una autocrítica para todos los gremios, organizaciones sociales y partidos. Los
comunicadores y economistas críticos, ¿hicimos lo suficiente para que toda la sociedad
entienda hasta qué punto fue un saqueo eso? En algún caso no alcanzó lo que hicimos, y
en otros estamos viendo, como en el caso de la CGT, una complicidad infame con algo
que al pueblo trabajador le va a costar mucho. No me resulta extraño porque es la
misma dirigencia sindical que está atornillada a sus cargos, la misma dirigencia que
avaló las privatizaciones en los noventa también de la mano del Fondo Monetario.
Grecia es el país que sufrió el peor derrumbe económico del capitalismo moderno en
tiempos de paz. Ningún país perdió como le pasó a Grecia un 25 % del PBI en menos de
10 años, y que haya experimentado la emigración de un 10 % de su población en tan
poco tiempo, de la mano de un programa económico.
Para darse una idea, en Ucrania hay 44 millones de habitantes y en una semana de
guerra salieron un millón de refugiados. Todavía no llegó al 10 %. En Grecia vivían casi
11 millones de personas, y emigró 1.200.000 durante la sucesión de gobiernos
conservadores, con la Troika integrada por el Fondo. Hubo una ola de suicidios de
gente que se quedó sin trabajo. Las jubilaciones fueron reducidas a menos de la mitad
de lo que cobraban. Uno de los entrevistados de la película es un aeronáutico jubilado
que tenía un régimen especial y cobraba 500 euros y antes de la Troika cobraba 1200.
Y sí, nos pueden decir “acá no hay reformas estructurales como en Grecia”, pero qué
se yo, la reforma laboral acá ocurre de hecho, cada vez hay más laburantes
informales, las jubilaciones están devaluadas, son de $ 32.000, menos de 150 euros.
No hay ni de casualidad margen para aplicar un ajuste como que aplicó Grecia porque
ya estamos ajustados a un nivel muy severo. Lo que presentan como alivio es que en
realidad ya estamos mal y nos quieren meter más en ese espiral, ese espiral de disputa
por el excedente, un espiral de lucha de clases. En esa lucha, el FMI y las potencias
extranjeras juegan para un sector de la población local que es la elite que se
enriqueció con la pandemia y gracias a este crédito durante el macrismo, comprando
esos dólares baratos.
Hasta 2034 se vienen las revisiones del FMI y hay inconsistencias en el plan
¿Qué contradicciones observás en los términos del acuerdo, en la posibilidad de
su cumplimiento?
Creo que este acuerdo va a tener que renegociarse, va a colapsar mucho antes de lo
que cree el ala del oficialismo que considera que con esto gana tiempo o llega al final
del mandato sin turbulencias. El FMI es un organismo político. Que le haya exigido a la
Argentina un alineamiento tan concreto como el de la Embajada de Estados Unidos y la
presión internacional, tiene mucho que ver con esta refinanciación.
Brasil, por ejemplo, más allá que me parece correcto condenar la invasión a Ucrania
que es una aberración, Brasil se dio el lujo de no condenar nada y decir que tiene
negocios con Rusia. Bolsonaro se da ese lujo porque no tiene al FMI detrás. Le acaban
de dar 3.000 millones de dólares a Ucrania, el FMI es tan estricto con sus criterios
de repago de la deuda, y a Ucrania bombardeada, que no podrá poner en
funcionamiento su capacidad productiva durante años, le da 3.000 millones de dólares
sin ningún criterio de repago. Se lo da, como los 450 millones de dólares que puso el
Fondo de la Paz de Europa para comprarle bombas y tanques a Ucrania. Es un apoyo
bélico que lo da el Fondo Monetario.
Hace unos meses, escribiste en la Revista Crisis, una nota titulada “¿y si no le
pagamos al fondo?” Me resultó interesante porque, más allá de la izquierda y
otras pocas voces críticas, el acuerdo es presentado como la única alternativa y
todo el resto sería caos ¿Es así? Hubo marchas muy importantes el 11 de
diciembre y el 8 de febrero en rechazo al acuerdo. Se prepara una movilización
para el día en qué se trate en el Congreso lo enviado por el Ejecutivo. ¿Cómo ves
el rol de estar en la calle para enfrentar el acuerdo?
Yo creo que es un chantaje que nos pidan las alternativas a nosotros, a los que
criticamos el acuerdo. La construcción de alternativas no es individual. El ministro de
Economía quizás cree que puede resolver con cuatro amigos suyos de la Universidad de
La Plata un problema político que tiene Argentina hace más de 200 años. Yo no creo
poder resolverlo, ni con vos. No es una cuestión de esgrima verbal. Es una gesta social
y política sacarse de encima un yugo, como pasó con muchos otros.
No pueden invertir la carga de la prueba, los que gobiernan son ellos, los que
prometieron otra dirección son ellos, y los que habían denunciado este mecanismo de
endeudamiento como algo perverso y condicionante para el pueblo, son ellos. Entonces,
los que tienen que explicar por qué ahora este acuerdo menos malo es la salida, son
ellos.
Por eso me parece respetable la actitud de Máximo Kirchner, criticada por inmadura o
extemporánea, tanto adentro como afuera del Frente de Todos. Me parece que es una
admisión de la impotencia política que debe sentir su sector en este momento dentro
del Frente de Todos.
Sí, nos achacan como que somos el caos, pero yo creo que, si uno ve la historia
reciente, medidas que plantea la izquierda como la nacionalización de la banca, es
para preservar al pequeño ahorrista o los recursos para quien quiera irse de
vacaciones cruzando la frontera, y no que se fuguen como se fugaron en el
macrismo escandalosamente y se siguieron fugando con la avenencia del Banco
Central. Creo que es más realista, y es difícil el debate como decías vos, va
contra un sentido común que se establece desde los medios de comunicación, los
dirigentes sindicales y sociales, pero desde el punto de vista práctico estamos
convencidos de que la lucha por el socialismo es lo que verdaderamente vale, pero
estamos planteando cuestiones inmediatas como la defensa del salario, del ahorro
y los recursos naturales.
Esta bueno que lo plantees así porque yo creo que el clivaje es el 99 % contra la elite.
No es como hace 200 años, burgueses y proletarios. Es muy claro que el ataque es
contra el 99 %. Lo difícil es entablar esa discusión.