Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los métodos de planificación familiar entre los que podía escoger hasta hace
poco el miembro masculino estaban limitados al coitus interruptus, el
preservativo y la vasectomía. ¡Conozcamos nuevos métodos!
La investigación en anticoncepción hormonal femenina tiene una historia relativamente
corta, pues el primer producto que se comercializó con esta finalidad data de 1959. Sin
embargo, le lleva mucha delantera a la masculina, más limitada por la dificultad de encontrar
sustancias que inhiban la producción de espermatozoides sin afectar seriamente el deseo
sexual y la capacidad de erección.
Métodos clásicos
Vamos a repasar los métodos clásicos de anticoncepción masculina:
Coito interrumpido
Es un método que consiste en retirar el pene de la vagina antes de la eyaculación. Se le
atribuye alrededor de un 80% de eficacia. Los aspectos que bajan la efectividad al método
son que no siempre resulta posible ni cómodo controlar exactamente el momento de la
eyaculación, y que se ha descrito la presencia de espermatozoides en el líquido
preseminal que se secreta durante la relación sexual antes de la eyaculación.
Preservativo
Los primeros se han documentado desde la antigüedad y estaban fabricados con intestinos de
animales. Los materiales han evolucionado infinitamente y actualmente se fabrican con látex
o polímeros sintéticos que no contienen látex para personas alérgicas, y permiten
confeccionar una delgadísima funda que se coloca sobre el pene erecto antes de la
penetración y que actúa de barrera para evitar el contacto con las secreciones femeninas y
recoge el contenido del eyaculado combinando de este modo la
capacidad anticonceptiva con la de preventiva de enfermedades de transmisión sexual
Vasectomía
Método quirúrgico definitivo relativamente sencillo de realizar, en el que bajo anestesia local
se secciona el conducto deferente, un pequeño tubo fácil de localizar bajo la piel del escroto,
que es el que conduce los espermatozoides desde el testículo a la uretra. Con este conducto
obstruido la función sexual no se ve limitada en ningún aspecto, se conserva la eyaculación
intacta, simplemente el líquido eyaculado no contiene espermatozoides. La vasectomía tiene
una finalidad definitiva, aunque se puede intentar su reversión reempalmando los extremos
del conducto seccionado, aunque es una intervención compleja y no siempre con buenos
resultados.
Nuevas líneas de investigación
Fármacos
En relación con la vasectomía se han desarrollado líneas de investigación con sustancias que
actúan mecánicamente obstruyendo el conducto deferente. Actualmente hay dos
fármacos llamados RISUG® y VasalGel™ que, inyectados en los conductos deferentes,
hacen de “tapón” que curiosamente puede ser disuelto inyectando otras sustancias
“disolventes” haciendo este método reversible, mostrando una efectividad del 100% en
animales de laboratorio.
Ultrasonidos
Otro método mecánico barato y reversible que también se ha propuesto es que ciertos rangos
de frecuencia de ultrasonidos aplicados sobre el escroto pueden reducir la movilidad y
viabilidad de los espermatozoides. Se ha demostrado eficaz en animales y constituye una
línea de investigación en humanos.
La “píldora masculina”
En fases avanzadas de estudio hay dos sustancias, la DMAU y la 11β-MNTDC, que se
pueden administrar por vía oral provocando una reducción significativa en la concentración
de espermatozoides en el eyaculado, que se recuperan tras la suspensión del tratamiento. El
fundamento de su utilidad es el siguiente: La producción de espermatozoides viene
estimulada por dos hormonas (LH y FSH) que segrega una pequeña glándula de la base del
cerebro, la hipófisis. Estas sustancias, la DMAU y la 11β-MNTDC, se unen a los receptores
de la progesterona y los andrógenos de la hipófisis engañándola y haciéndole creer que los
niveles hormonales ya están presentes y de este modo la hipófisis deja de hacer su
función de producir LH y FSH interfiriendo en la producción de espermatozoides.
Existen en la actualidad ensayos clínicos en marcha evaluando estos fármacos, que habrá que
ir ajustando en dosis y vías de administración, y habrá que analizar su seguridad y efectos
secundarios que básicamente son en mayor o menor grado: disminución de la
líbido, disfunción eréctil, incremento de peso, acné y oscilaciones en sentido negativo de los
valores de colesterol. Efectos secundarios todos ellos importantes, pero tengamos presente
que son los mismos de la anticoncepción hormonal femenina.
Finalmente hay líneas de investigación con múltiples sustancias químicas enzimáticas
que inhiben o interfieren en la cadena de síntesis de los espermatozoides, o en su
viabilidad o movilidad, que han demostrado su efectividad pero que habrá que
evaluar cuidadosamente su seguridad en humanos.
Estos trabajos son muy prometedores pues este giro en la estrategia anticonceptiva con
sustancias no hormonales permite evitar la interferencia en el equilibrio hormonal del
organismo, muy delicado. Los resultados son muy positivos, hay que seguir investigando,
pero parece posible que en un futuro próximo se disponga de métodos interesantes, variados
y seguros para que el hombre también pueda hacerse responsable de las medidas
anticonceptivas.