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Lenguaje corporal

El lenguaje es engañoso. Una persona puede decir una cosa y pensar algo completamente
distinto, o engañar conscientemente a su interlocutor con mentiras. Sin embargo, engañar a
alguien con el lenguaje corporal es considerablemente más difícil, ya que una gran parte sucede de
forma inconsciente. En muchas personas, los gestos, la expresión facial y también la postura
general revelan de forma clara lo que están sintiendo. Solo es necesario saber interpretar las
señales.

El que sabe interpretar correctamente el lenguaje corporal tiene una ventaja asombrosa
en la comunicación con otras personas. De esta forma puede adaptarse a los sentimientos de la
persona que tiene enfrente y crear más fácilmente una atmósfera de conversación de confianza.
Esto repercute de forma positiva tanto en la vida personal como profesional. Al mismo tiempo,
entender las señales no verbales es el primer paso para utilizar deliberadamente el propio
lenguaje corporal. En este contexto, no se trata de engañar conscientemente a otros, sino de
fundamentar lo que exteriorizamos con una actitud auténtica y segura.

Expresión facial

La expresión facial engloba todos los movimientos que se pueden leer en la cara de una persona.
Una de las señales más importantes de la expresión facial es la sonrisa. Hace posible la
comunicación abierta con extraños, muestra amabilidad, comprensión y alegría y constituye así la
señal perfecta para iniciar una conversación.

Las emociones se transmiten, en gran parte, a través de los ojos y la boca y las facciones de la cara
únicamente las intensifican. Una mirada puede denotar interés, ausencia, afecto, odio, duda,
curiosidad o miedo, y todo eso lo podemos percibir en fracciones de segundo.

 Interés/curiosidad: los ojos están despiertos y abiertos y miran tranquilamente a la


persona que está hablando o al objeto del que se está hablando para absorber toda la
información de forma concentrada. Pero cuidado: si el contacto visual directo dura
demasiado, las demás personas lo consideran rápidamente desagradable o pesado.
 Desinterés: la vista recorre la habitación o el entorno y se detiene aquí y allá y después en
otras personas y otros acontecimientos. Una mirada completamente descentrada y sin
movimiento es una señal de que alguien se ha ensimismado y que está centrado en sus
propios pensamientos.
 Sorpresa: los ojos se abren bruscamente y las cejas se desplazan hacia arriba.
 Ira/enfado: los ojos se aprietan, las cejas se juntan y la frente se frunce.
 Duda: se concentra la mirada, pero los ojos están inquietos, porque el oyente reflexiona al
mismo tiempo si puede creer lo que se está diciendo. Dependiendo de la postura con
respecto a lo que se está diciendo, las cejas se pueden mover hacia arriba con incredulidad
o juntarse con irritación.
 Miedo: los ojos también se abren bruscamente con el miedo; al mismo tiempo, las pupilas
se abren ampliamente para poder percibir todos los detalles posibles de la amenaza.

Si quieres aprender cómo leer el lenguaje corporal correctamente, lo mejor es que prestes
atención a las pupilas. Son especialmente traicioneras, ya que sus movimientos no se pueden
controlar de forma consciente y sin embargo reflejan las emociones de forma clara. Así, las pupilas
se dilatan cuando sentimos alegría u otros estímulos positivos y se estrechan cuando sentimos
miedo o aversión.

Gestos

Los neurocientíficos han descubierto que las zonas del cerebro responsables del recuerdo y el
procesamiento de pensamientos son adyacentes a la zona que gestiona los gestos. Esto explica por
qué algunas personas gesticulan al hablar incluso cuando están hablando por teléfono y nadie las
puede ver. Los gestos sirven en esos casos para ordenar los pensamientos, establecer referencias y
recordar correctamente. Así, se trata de procesos que se llevan a cabo de forma inconsciente y
que se deben diferenciar claramente de los gestos deliberados y adquiridos de los oradores,
políticos o actores.

Adicionalmente, encontramos los gestos que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida y que
sirven para hacer hincapié en nuestras expresiones orales:

 Bienvenida: los brazos ampliamente desplegados que llevan a un abrazo, o un saludo con
la mano tendida desde lejos son señal de alegría por la llegada de una persona.
 Defensa: los brazos cruzados con las palmas elevadas dirigidas hacia la persona que
tenemos enfrente sirven para protegerse. Indican que la otra persona no debe acercarse.
 Ira: una mano cerrada en forma de puño indica que alguien está intentado controlarse. Si
se levanta, se entiende como amenaza violenta.
 Calmar la situación: la posición de las manos es igual que en la posición de defensa, pero
los brazos no están cruzados, sino que se encuentran pegados al cuerpo. Con este gesto
intentamos calmar a alguien y mostrar que no tiene nada que temer de nosotros.
 Impotencia/desconocimiento: cuando alguien ya no sabe qué hacer en una situación, lo
expresa encogiendo los hombros repetidamente.

Estos son solo algunos ejemplos que muestran cómo los gestos de nuestras manos sirven en el día
a día para expresar determinados mensajes. Esta forma de leer el lenguaje corporal la utilizan de
igual manera todas las personas de un círculo cultural.

Postura corporal y movimiento

La postura corporal indica claramente el estado emocional de una persona. Con razón se dice que
una persona feliz parece que flota, mientras que las personas tristes más que caminar van
arrastrando los pies con los hombros colgados y la cabeza baja. Y también se puede adivinar la
autoconfianza de una persona a través de su postura corporal. Cuando un jefe pasa con prisa por
la oficina con la barbilla levantada, el pecho hinchado y con pasos amplios, queda claro que es
consciente de su papel y que se define como líder. Por otro lado, los movimientos apresurados y
nerviosos, como pegar pequeños tirones de la ropa o del pelo, o balancear rápidamente los pies
sentado en el borde de la silla, indican inseguridad y dan la impresión de que la persona quisiera
huir de la situación.
Movimiento

Los ejemplos indicados anteriormente muestran que la postura corporal y movimiento no se


pueden separar uno del otro en la práctica. Una postura corporal determinada exige un tipo
determinado de movimientos. Es muy poco probable que una persona con una postura corporal
erguida que muestre orgullo camine de forma tímida, o que una persona que camina por la calle
de forma encogida y hundida lo haga con pasos largos.

Asimismo, hay determinados movimientos que ofrecen mensajes directos. En esta categoría se
incluye, por ejemplo, sobrepasar una distancia apropiada entre dos personas. El momento a partir
del cual nos encontraremos incómodos depende mucho de la persona que tengamos enfrente. De
forma general, permitimos que aquellos conocidos que nos resultan simpáticos se acerquen a una
distancia relativamente corta. En el caso de los desconocidos, pero especialmente de los
superiores, una distancia determinada muestra respeto. Si alguien se acerca demasiado, puede
resultarnos amenazante o degradante. En cualquier caso, se trata de una violación de límites que
rara vez provocará una reacción positiva.

Utilizar el lenguaje corporal de forma deliberada en el mundo laboral

Una vez expuestas las distintas clases de lenguaje corporal con ejemplos, solo nos queda aclarar
cómo podemos aplicar este conocimiento en la comunicación en el trabajo. En el mundo laboral,
una de las soft skills comunicativas de un empleado es que este sepa aplicar y cómo leer el
lenguaje corporal correctamente.

Ya en la entrevista de trabajo, el lenguaje corporal desempeña un papel decisivo. El momento en


el que las dos partes se pueden formar una impresión es limitado y, por eso, las señales no
verbales tienen una influencia mucho más fuerte de lo normal en la valoración de ambas partes;
ya que en ese momento solo se habla de habilidades técnicas, pero no se puede aportar una
impresión verdaderamente realista de ellas.

Para los solicitantes del puesto, es importante dejar una impresión distinguida y segura, aunque
no arrogante. Asegúrate de ser consciente de antemano (o pregunta a tus familiares o amigos) de
qué gestos delatan tu nerviosismo e intenta evitarlos de forma deliberada. Por ejemplo, las
personas que juegan con los mechones de pelo o se tiran de la barba pueden intentar entrecruzar
las manos en el regazo. Asimismo, durante la entrevista deberías sentarte de una forma relajada
pero erguida. Si te reclinas en la silla con las piernas cruzadas, pronto darás la impresión de no
estar interesado ni motivado.

Por otro lado, los que realizan la entrevista deben prestar atención principalmente a emitir señales
positivas para crear una atmósfera relajada en la entrevista y calmar al solicitante. Esto lo puedes
conseguir con una expresión facial amable y con preguntas ocasionales. En caso de que tengas
preguntas críticas, no confrontes al solicitante directamente. En su lugar, aplica la eficaz técnica
del sándwich, combinando la crítica con la mención de aspectos positivos y quitando así hierro al
asunto.
Otra situación típica en la que el lenguaje corporal desempeña una función importante son las
negociaciones. No importa si se trata de negociaciones de contratos con clientes o de una
negociación salarial con el jefe: estas negociaciones se caracterizan porque los negociadores
tienen pretensiones distintas y se debe llegar a un acuerdo. Los aspectos sobre negociaciones de
los que ya hemos hablado también sirven en este caso. Sin embargo, además se pueden utilizar
gestos deliberados con los que indicar al interlocutor nuestra simpatía y al mismo tiempo defender
de forma clara nuestra opinión.

Una estrategia eficaz para las negociaciones es la denominada técnica del espejo, en la que se
adquieren discretamente pequeños gestos del interlocutor y así indicar de forma reservada que en
un principio se está de acuerdo y poder entender por completo la “posición contrariaˮ. Si la
conversación amenaza con derivar en una discusión acalorada, cambiar la distribución de los
asientos puede ayudar a relajar la situación. Si, por ejemplo, en un principio estabas sentado
enfrente del interlocutor, puedes utilizar algún pretexto para cambiar tu lugar al lado de la
persona con la que estás negociando, siempre y cuando lo permitan las características del lugar
donde os encontréis. Esto indica que al fin y al cabo los dos tenéis presente el mismo objetivo y
que solo os tenéis que poner de acuerdo en qué ruta tomar para llegar hasta allí.

Si la discusión ya se ha iniciado, los gestos pacificadores, como por ejemplo revelar una o las dos
palmas de la mano (pero con cuidado de no tomar una posición de defensa) o bajar
tranquilamente las manos puede aliviar la tensión.

Sin embargo, no nos debemos dejar alejar de nuestras propias pretensiones y, si la situación lo
permite, podemos indicarlo claramente. De esta forma, cruzar los brazos, algo que normalmente
debemos evitar en las conversaciones, en este contexto es una señal de que se han superado los
límites y de que no vamos a permitir que nos alejen más de nuestras pretensiones.

Sea cual sea la estrategia por la que te decidas, lo importante es que no te dejes llevar por tus
emociones y que mantengas siempre activado el sentido que te indique qué señales son
recomendables y útiles. Entonces podrás usar tu lenguaje corporal de forma deliberada y en tu
beneficio.

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