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Facultad de Humanidades

Asignatura:

Psicología del Aprendizaje

Sección:

0556I

Nombre del alumno(a):

Estherlin Serrano Prenza

Nombre de la maestra:

Roberto Sosa Rodríguez

Título del trabajo:

Asignación 4

Fecha y lugar:

10/08/2023 - San Cristóbal

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Introducción

La teoría centrada en la persona, también conocida como terapia


centrada en el cliente, es una teoría psicológica desarrollada por Carl Rogers.
Esta teoría se basa en la creencia de que los individuos tienen una tendencia
natural hacia el crecimiento personal y la autorrealización.

Según Rogers, la personalidad de una persona se desarrolla a través de


la interacción con el entorno y de cómo se percibe a sí misma en relación con
los demás. Considera que cada individuo es único y posee su propia realidad
subjetiva, y el terapeuta debe esforzarse por entender y respetar esa realidad.

En la terapia centrada en la persona, el terapeuta adopta una actitud no


directiva y empática, proporcionando un ambiente de aceptación incondicional,
comprensión y empatía hacia el cliente. Este ambiente facilita el
autoconocimiento y el crecimiento personal, ya que el cliente se siente libre de
expresar sus sentimientos y pensamientos sin temor a ser juzgado.

El objetivo principal de esta terapia es ayudar al cliente a desarrollar una


mayor congruencia entre sus pensamientos, sentimientos y comportamientos,
lo que se conoce como autocongruencia. A través de este proceso, se busca
que la persona se vuelva más auténtica y capaz de tomar decisiones que estén
en línea con sus valores y necesidades.

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La teoría centrada en la persona, también conocida como terapia centrada en
el cliente, fue desarrollada por el psicólogo humanista Carl Rogers en la
década de 1940. Esta teoría se centra en la idea de que cada individuo tiene un
impulso innato hacia el crecimiento personal y la autorrealización. A lo largo de
este resumen analítico de 3 páginas, exploraremos los principales conceptos y
principios de la teoría centrada en la persona, su enfoque terapéutico, su
impacto en el campo de la psicología y sus críticas.

En primer lugar, es esencial comprender los pilares fundamentales de la


teoría centrada en la persona. Rogers sostiene que todos los individuos poseen
una tendencia hacia la autorrealización, lo que significa que tienen la capacidad
innata de desarrollar todo su potencial y convertirse en la mejor versión de sí
mismos. Esta idea difiere de las perspectivas psicoanalíticas tradicionales, que
a menudo enfatizaban la importancia del inconsciente y las experiencias
pasadas en la formación de la personalidad.

Uno de los conceptos clave en la teoría de Rogers es la noción de la


autoconciencia. Considera que el autoconocimiento y la autoevaluación son
procesos cruciales para el desarrollo personal. A través de la reflexión y la
comprensión de las propias emociones y pensamientos, una persona puede
aumentar su autoconciencia y, en última instancia, su crecimiento.

La empatía también desempeña un papel central en la terapia centrada


en la persona. El terapeuta adopta una actitud de aceptación incondicional y
comprensión hacia el cliente, lo que ayuda a crear un ambiente seguro y de
confianza. Esta relación terapéutica positiva es esencial para que el cliente se
sienta libre de expresar sus pensamientos y emociones sin temor a ser
juzgado.

El siguiente aspecto importante de la teoría es la congruencia, que se


refiere a la alineación entre las experiencias internas y el comportamiento
externo de una persona. Cuando una persona es congruente, se siente en
armonía consigo misma y es más auténtica en sus interacciones con los
demás. El objetivo de la terapia centrada en la persona es ayudar al cliente a
desarrollar esta congruencia, lo que facilita su crecimiento y autorrealización.

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La terapia centrada en la persona se basa en el enfoque no directivo, lo
que significa que el terapeuta no impone soluciones o interpretaciones al
cliente. En cambio, el terapeuta actúa como un facilitador del proceso de
crecimiento del cliente, brindando apoyo y comprensión mientras este explora
sus propias experiencias y pensamientos.

El impacto de la teoría centrada en la persona en el campo de la


psicología ha sido significativo. Introdujo una nueva perspectiva humanista que
pone énfasis en el potencial positivo de las personas y su capacidad para el
cambio. La teoría también influyó en el desarrollo de otras corrientes
humanistas, como la psicología humanista-existencial y la terapia gestalt.

No obstante, la teoría centrada en la persona también ha sido objeto de


críticas. Algunos argumentan que su enfoque no directivo puede llevar a una
falta de estructura en la terapia y que algunos clientes podrían necesitar una
guía más concreta. Además, se ha cuestionado la medida en que la terapia
centrada en la persona puede abordar problemas más profundos y complejos
de la psicopatología.

La Psicología Humanista es una corriente dentro de la psicología que se


enfoca en el estudio del ser humano desde una perspectiva positiva y centrada
en sus aspectos más saludables y potenciales. Esta corriente surgió como una
reacción contra las teorías psicoanalíticas y conductistas, buscando
comprender la naturaleza humana desde una visión más holística e
integradora.

Uno de los representantes más destacados de la Psicología Humanista


fue Abraham Maslow, quien propuso la Teoría de la Jerarquía de las
Necesidades. Esta teoría se basa en la idea de que las personas tienen una
serie de necesidades jerárquicas que influyen en su comportamiento y
motivación.

La jerarquía de las necesidades de Maslow se organiza en forma de


pirámide, donde las necesidades más básicas se encuentran en la base y las
más elevadas en la cúspide. Las necesidades se agrupan en cinco niveles:

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1. Necesidades fisiológicas: Son las necesidades más básicas
y primarias, como la alimentación, el agua, el sueño y el refugio. Estas
necesidades deben ser satisfechas para que una persona pueda
funcionar adecuadamente.
2. Necesidades de seguridad: Una vez que las necesidades
fisiológicas están cubiertas, las personas buscan seguridad y estabilidad
en su entorno. Esto incluye la seguridad física, emocional y económica.
3. Necesidades de pertenencia y amor: Una vez que se
satisfacen las necesidades de seguridad, las personas buscan la
conexión social, el afecto y el sentido de pertenencia a un grupo.
4. Necesidades de estima: Estas necesidades implican el
deseo de ser valorado y respetado, tanto por uno mismo como por los
demás. Incluyen la autoestima y el reconocimiento social.
5. Necesidades de autorrealización: En la cúspide de la
pirámide se encuentran las necesidades de autorrealización, que
representan el impulso innato de cada individuo para alcanzar su
máximo potencial y desarrollar sus talentos y habilidades.

Según Maslow, una vez que una necesidad de un nivel inferior está
satisfecha en cierta medida, la siguiente necesidad en la jerarquía se vuelve
más prominente y motiva el comportamiento de la persona.

La teoría de la jerarquía de las necesidades de Maslow ha tenido un


impacto significativo en la psicología y otras disciplinas, así como en la
comprensión del comportamiento humano y la motivación. Sin embargo,
también ha sido objeto de críticas, algunas de las cuales sugieren que la
jerarquía no siempre se aplica a todas las culturas o individuos, y que puede
haber diferentes formas de autorrealización más allá de la concepción
tradicional propuesta por Maslow.

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Conclusión

El pensamiento humanista ha dejado una profunda marca en el


entendimiento de la naturaleza humana y su desarrollo. A través de su enfoque
en la experiencia subjetiva, la autorrealización y la autenticidad, esta corriente
filosófica y psicológica ha resaltado la singularidad y potencialidad de cada
individuo.

El análisis de figuras clave como Abraham Maslow y Carl Rogers ha


demostrado cómo el pensamiento humanista ha influido en el campo de la
psicología y la terapia, brindando enfoques que valoran la empatía, la
aceptación incondicional y la búsqueda de significado en la vida.

Además, el enfoque humanista no solo ha dejado un impacto en el


ámbito terapéutico, sino que también ha influido en otras disciplinas y en la
sociedad en general. Su énfasis en la promoción del crecimiento personal y el
bienestar psicológico ha llevado a la incorporación de principios humanistas en
la educación, el liderazgo y el desarrollo personal.

En el mundo actual, donde la búsqueda de sentido y propósito es cada


vez más relevante, el pensamiento humanista sigue siendo una perspectiva
valiosa. Nos recuerda la importancia de respetar la dignidad de cada individuo,
de promover la autenticidad y de fomentar un entorno que permita el
florecimiento del potencial humano.

Si bien el pensamiento humanista ha enfrentado críticas y debates, su


contribución en resaltar la importancia de la experiencia subjetiva y el bienestar
integral ha sido innegable. A través de esta corriente, hemos aprendido a
apreciar la singularidad de cada ser humano y a reconocer su capacidad para
encontrar significado y sentido en la vida.

En última instancia, el pensamiento humanista nos invita a mirar más


allá de las limitaciones y dificultades, y a abrazar nuestra naturaleza autónoma

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y creativa. Al reconocer nuestra capacidad para el crecimiento y la
autorrealización, podemos abrazar una existencia más plena y enriquecedora,
convirtiéndonos en protagonistas de nuestra propia evolución. En un mundo
que enfrenta desafíos y cambios constantes, el pensamiento humanista
continúa iluminando el camino hacia una vida más significativa, auténtica y
humana.

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