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Balance del gobierno de Álvaro Uribe Vélez

Modelo económico, política laboral, empleo e


informalidad en el Gobierno Uribe
—Datos y estadísticas de la ENS—

En los últimos 10 años la economía colombiana mostró un comportamiento


económico poco estable. Después de la crisis de 1999 donde cayó
considerablemente la producción, inicia una fase de recuperación, donde se
destaca el periodo de expansión de 2005-2007 con un crecimiento promedio de
6.7%. Sin embargo, el ciclo económico cambió y para los años 2008 y 2009 se
presenta una desaceleración de 2.5% y 0.4% respectivamente, con la
consiguiente la caída en los principales sectores productivos y el deterioro del
mercado laboral.

La promesa del empleo basada en el crecimiento económico no tuvo mayor


aplicación. Desde 2003 el desempleo creció en promedio 3.5 puntos por debajo
del crecimiento del PIB, lo que evidencian que Colombia tiene mayor rigidez en las
tasa de desempleo respecto al PIB de otras economías latinoamericanas.

En el Gobierno Uribe la inversión extranjera se incrementó un 164%,


fundamentalmente en el sector de hidrocarburos y minería, que cuentan con un
régimen de control de cambios que es más favorable y flexible que el régimen
ordinario. Lo contrario sucedió con la industria manufacturera. A pesar de que las
disposiciones del gobierno están dirigidas a cualquier tipo de inversión, para la
industria no son tan favorables como para el sector minero y de petróleo. La
industria manufacturera y el comercio decrecieron 6.3% y 2.9% respectivamente,
lo cual es grave porque son los sectores que más generan empleo. El 26% del
total de ocupados está en el sector comercio, reparación, restaurantes y hoteles.
En cambio la minería creció 11.3%, pero apenas participa con el 1% del empleo.

Los resultados de la estrategia de crecimiento sustentada en recursos naturales,


trabajo simple y barato son claras: una mayor desigualdad en la distribución de la
riqueza. La participación de la remuneración de los trabajadores en el PIB se ha
reducido, mientras que la de los beneficios y las rentas de la propiedad ganaron
varios puntos.

En el periodo Uribe ha sido importante el dinamismo en las relaciones económicas


internacionales, caracterizado por un drástico aumento en las garantías a
empresarios y el aumento en la apertura comercial, justificado mediante un
discurso de fomento a la competitividad del país. Pero lo que ha posibilitado es la
erosión continua de las condiciones laborales de millones de colombianos. En el
caso de las zonas francas, que se crearon bajo el argumento de la generación de
nuevos puestos de trabajo, al 2009 sólo habían creado 12 mil empleos entre
directos e indirectos, muy por debajo de los 45 mil que prometieron. Estas zonas
solo pueden ser aprovechadas por empresas intensivas en capital, que no sólo
usan poco la mano de obra en la producción y el empleo que generan es bajo
condiciones precarias.

Debe destacarse la situación de pobreza y desigualdad que vive el país. En el


2008 había 20 millones de pobres y 8 millones de indigentes. En la zona rural las
condiciones son aún más graves: de cada 100 hogares 65 son pobres y 33
indigentes, situación que resulta políticamente inmoral si tenemos en cuenta que
esta situación se da precisamente en el periodo de mayor crecimiento de la
economía.

Como también empeoro el índice de la desigualdad, de la distribución del ingreso.


Entre 2005 y 2008 pasó de 0.58 a 0.59, lo que da cuenta de lo inequitativa que es
la economía colombiana, en la que el 10% de la población más rica de Colombia
se queda con la mitad de los ingresos, frente al 0.9% que se queda en la
población más pobre, lo que ubica a Colombia como el segundo país más
inequitativo de América Latina.

Mercado laboral
El comportamiento del mercado laboral es un referente importante a la hora de
evaluar el desempeño de un mandato presidencial. Uribe prometió generar más de
2 millones de nuevos empleos en sus primeros 4 años de gobierno, de los cuales
486.000 serían producto de la reforma laboral (Ley 789 de 2002), y los restantes
como efecto positivo que la recuperación económica del país.

Pero hoy, 8 años después, la tasa de desocupación es superior al 12% (más de


2.5 millones de colombianos en edad productiva), y afectan principalmente a los
jóvenes sin experiencia, a las mujeres y a la población con bajos niveles de
educación. Se destaca el desempleo de jefes de hogar, que creció de 5.5% a
6.2%, situación que agrava la economía familiar y hace que más personas de la
familia salga a buscar empleo. Y el sector público disminuyó en 8% y sólo participó
con 4.6% de los ocupados nacionales.

Según el DANE, en 2009 la tasa de ocupación se incrementó de 51.9% a 53.9%.


Sin embargo, resulta cuestionable la calidad del empleo generado, puesto que se
trata de un empleo inestable, precario en sus ingresos y en los derechos que
garantizan.

En cuanto al impacto de la reforma laboral del 2002, cuyo objetivo principal era
incrementar la generación de empleo y ampliar la protección social, los estudios
de evaluación concluyen que lo que logró fue reducir los costos laborales y no
sirvió para fortalecer el empleo. Su objetivo fue introducir mayor flexibilidad a la
contratación laboral, reducir costos y estimular a los empresarios a fortalecer la
modalidad de contrato de aprendizaje.

Resulta también relevante analizar el papel de las Cooperativas de Trabajo


Asociado, una modalidad de contratación que los empresarios utilizan para evadir
derechos laborales y precarizar las condiciones de vida de los trabajadores. En el
periodo 2002-2008 el número de cooperativas se triplicó y sus asociados se
quintuplicaron. A pesar de las reformas que introdujo la Ley 1233 de 2008, los
problemas estructurales de de esta modalidad de contratación siguen existiendo.

Se disparó la informalidad
Tanto a nivel nacional como para las 13 áreas metropolitanas la generación de
empleo se centró en el sector informal, que en el 2008 alcanzó la cifra récord de
58%, situación preocupante si se tiene en cuenta que esta población en su
mayoría se desempeña en ventas informales y el rebusque, y normalmente están
excluidas de la protección social.

En 2008 el subempleo era de 38.7%, en 2009 subió a 40.6%, o sea que creció
1.9%. El empleo en modalidad cuenta propia aumentó 8%; los trabajadores
familiares sin remuneración (que en su mayoría son mujeres) creció en 30.5%; y
los trabajadores sin remuneración en otras empresas aumentaron en 17.3%. El
42.6% del total de ocupados eran cuentapropistas, seguido de los empleados
particulares que participaban con 34.5%.

Menores oportunidades de empleo para mujeres y jóvenes


Durante la década la tasa de participación femenina se mantuvo en 48.6%
promedio, mientras que la de los hombres fue 73.6%.
Y las tasas de desempleo femenino (17%) permanecieron por encima de las
masculinas (10%).

El sector de servicios comunales y personales, en el que se concentra la mayor


parte de mano de obra femenina, sólo creció 1.3%. El comercio, el segundo sector
de más representación femenina, disminuyó 2.9%. Respecto a la brecha salarial,
para 2009 las mujeres recibieron un ingreso promedio equivalente al 85% del de
los hombres. En el área rural las mujeres reciben el 65% de lo que reciben los
hombres.

En cuanto a los jóvenes, en el período 2001-2009 fueron los más afectados por el
desempleo, la informalidad y la precariedad laboral. Durante este período la
juventud aportó 5 de cada 10 desempleados del país. La tasa de desempleo
juvenil en Colombia ha sido en promedio de 10 puntos, superior a la tasa de la
población total, y 16,8 puntos superior en el caso de las mujeres jóvenes. Más
grave aún es el desempleo para jóvenes de estratos 1 y 2 en las grandes
ciudades, que llegó al 50%.
Desempleo, el gran lunar en la política social de Uribe

Entre 2002 y 2010, el país registró un gran avance en coberturas de salud y


educación. El gobierno no pudo cumplir su meta de bajar la tasa de desocupación
a un dígito. Balance.

21 de julio de 2010 Por: Redacción de El País

Entre 2002 y 2010, el país registró un gran avance en coberturas de salud y


educación. El gobierno no pudo cumplir su meta de bajar la tasa de desocupación
a un dígito. Balance.

A pesar de que durante los ocho años de la administración Uribe hubo notorios
avances en materia social, muchos de esos logros fueron opacados por
fenómenos como la crisis del sistema de salud y la ineficacia de las políticas
estatales para doblegar el desempleo.Y fue precisamente la escasez de plazas
laborales el ‘talón de Aquiles’ de la era Uribe. A pesar de los esfuerzos de su
Gobierno, no se cumplió la promesa de llevar el índice de desocupación a una
cifra de un solo dígito. En el 2002, el Gobierno heredó una tasa de desempleo del
14%, la cual saltó a 15,2% en diciembre de ese año. Finalizó con una del 12,1%,
considerada un avance, pero insuficiente tras crecimientos económicos anuales
promedio del 5,5%.En estos ocho años, la cifra de desempleados se redujo de 3,5
millones a 2,4 millones, pero la informalidad se disparó, al punto de que seis
millones de colombianos viven del ‘rebusque’. En el 2002 eran menos de 4
millones. Alejandro Gaviria, decano de economía de la Universidad de los Andes,
recalca que “la informalidad ha tenido efectos notables sobre la distribución de
ingresos. Esto obedece a decisiones políticas y a lo que yo denomino el ‘sesgo
anti-empleo del sector público’”.Para Eduardo Sarmiento, el problema empezó
desde la Reforma Laboral de 2002, cuando el presidente Uribe le apostó a motivar
la generación de empleo, sin obtener los resultados esperados.“La política laboral,
que eliminó las compensaciones para el trabajo (eliminó las horas extras y recortó
el pago de domingos y festivos) fue justificada para incentivar el empleo, pero no
logró el objetivo. Al contrario, afectó los niveles salariales”, anotó.Por otro lado, y
luego de un tiempo de calma relativa en el período 2002-2006, los problemas en el
campo de la salud estallaron al final del actual Gobierno al agravarse la situación
financiera de hospitales y clínicas, a las cuales se adeudan hoy más de $3
billones.Tal coyuntura obligó al Gobierno a adoptar en diciembre del 2009 una
polémica Emergencia Social para reformar y unificar los régimenes subsidiado y
contributivo y conseguir más recursos. Pero en abril de este año la Corte
Constitucional la declaró inexequible.Sin embargo, los Ministerios de la Protección
Social y Hacienda lograron la aprobación en el Congreso de la República de una
reforma tributaria para el sector salud.Pese a las críticas y a los problemas, la
cobertura en servicios de salud saltó de 13 millones de personas en el régimen
contributivo en el 2002, a 17,2 millones a la fecha, mientras la población en el
régimen subsidiado pasó de 10 millones a 22,4 millones. De ellos, 10,6 millones
tienen hoy POS unificado. La población no cubierta es de 4,7 millones de
personas.Lo negativo es que aún con la actual cobertura, miles de colombianos
acuden a la tutela para lograr asistencia médica, exámenes clínicos, tratamientos
y la entrega de medicamentos por parte de las EPS. Uno de los logros de la
política social fue el impulso al programa Familias en Acción el cual pasó de
beneficiar a 320.000 personas con subsidios y ayudas, a 10 millones de
colombianos pobres y desplazados por la violencia. Los recursos entregados y las
inversiones, según Andrés Molano, director de Acción Social, superaron los $7
billones en mil municipios.“Un total de 196 poblaciones y 8.000 viviendas que
habían sido destruidas parcialmente en tomas guerrilleras y atentados terroristas
fueron reconstruidas y entregadas a la comunidad”, señala.Asimismo, unos
700.000 desplazados retornaron a sus lugares de origen con respaldo para
combatir los cultivos ilícitos. Pero se calcula que todavía hay un millón
deambulando por los centros urbanos.Por esa razón, críticos como Jorge Rojas de
la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, aseguran que las
cifras no son tan positivas, pues “nunca hubo tantos desplazados como en este
Gobierno”.Igualmente, en el campo educativo, la cobertura en educación superior
pasó de 24,5% en el 2002 a 35,5% en el 2009. El 82% de los nuevos cupos se
crearon en el sector oficial y cada vez son más los jóvenes de bajos recursos que
logran acceder a la educación superior.En educación primaria y secundaria, según
la ministra María Cecilia Vélez, se amplió la universalización de la educación
secundaria, pues la tasa de cobertura bruta pasó de 79,4% en 2002 a 105,1% en
2010. El punto negativo, sin embargo, es la baja calidad en muchos programas,
sobre todo en las ciudades intermedias y en los municipios más pequeños del
país.Pobreza, asignatura pendienteAún con mayores coberturas en salud y
educación, los índices de pobreza no lograron reducirse de manera
significativa.Según datos de Planeación Nacional casi 20 millones de colombianos,
45,5% de la población, viven hoy bajo la línea de pobreza y 7,2 millones, más del
16% de los ciudadanos de país, está en condición de indigencia.Al inicio de la era
Uribe esos indicadores estaban en promedio en 48% y 18%, respectivamente, y
han vuelto a aumentar lentamente con el deterioro del empleo y el ‘rebusque’ de
las familias. El DNP estableció que la pobreza golpea principalmente a la
población más joven. Por tal circunstancia, el 59% de las personas menores de 18
años está en esa condición. Entretanto, la tasa para los que están en el rango de
edad 18 a 45 años es del 40,8%. Para los mayores de 46 años el índice alcanza el
35%.Debido a los programas de asistencia social, especialmente en materia de
alimentación, en las cabeceras municipales, la indigencia se redujo de 15,2% a
13,1% entre 2002 y 2008. En el área rural también se observa un retroceso en los
últimos años, pero hay muchas amenazas si los ingresos Y el empleo no
crecen.En resumen, los analistas consideran que los dos períodos presidenciales
de Álvaro Uribe se caracterizaron por una economía creciente y una sensación de
seguridad, pero ello no se reflejó en el retroceso de la pobreza ni el
desempleo.PIB con bajo empleoEl progreso de toda economía se caracteriza por
crear de manera constante plazas laborales.Por ello, Colombia no sale bien
librada en el contexto de América Latina, pues exhibe la tasa de desempleo de
largo plazo mas elevada (12%).Y también las mayores tasas de informalidad
laboral (superior al 50%). Es decir, personas subempleadas o en el ‘rebusque’, o
ejerciendo oficios y profesiones mal remuneradas.Los nuevos ocupados del país
parecen ser trabajadores por cuenta propia y trabajadores sin remuneración”,
asegura el ex director de Planeación y académico Alejandro Gaviria.La actual
situación socioeconómica, según los analistas, amerita impulsar reformas
estructurales a nivel laboral y tributario para llegar a tasas de desempleo inferiores
al 10% antes del año 2014.Reforma a la salud y Emergencia Cuando hacia
mediados del 2009, el ministro de la Protección Social, Diego Palacio Betancourt,
anunció una reforma al régimen de salud, nunca se imaginó que sus alcances
generaría rechazo y críticas.Sobre todo cuando mencionó que los empleados
debían pagar con cesantías y hasta con préstamos sus tratamientos de
salud.Hubo foros, charlas y debates con médicos, EPS y especialistas hasta
cuando el propio presidente Uribe tuvo que descartar esa idea.Sin embargo, se
declaró la Emergencia Social mediante el Decreto 4975 del 23 de diciembre del
2009.Pero el 16 de abril del 2010, la Corte la declaró inexequible. Ello obligó a
tramitar una reforma tributaria como salvavidas para el sector salud, que el
Congreso aprobó el 17 de junio. Se reajustó el IVA a la cerveza y los juegos de
azar, a tiempo que se elevó la contribución al consumo de cigarrillos y
tabacos.ProtagonistasDiego Palacio Betancourt, asumió tras la muerte trágica de
Juan Luis Londoño. Al ministro de la Protección Social, Diego Palacio Betancourt
se le abonan sus esfuerzos por mantener la paz laboral en el país. Logró el
acuerdo que puso fin al paro de los corteros de caña en el 2008. Creó a
Colpensiones y la Nueva EPS.María Cecilia Vélez estuvo durante todo el Gobierno
en la cartera de la Educación. La ministra María Cecilia Vélez impulsó la
ampliación de coberturas en la educación en todos los niveles a topes jamás
alcanzados. Logró que 247.746 jóvenes tuvieran créditos del Icetex para estudios
de pregrado y posgrado en el país.Juan Lozano fue el segundo ministro de
Vivienda y Medio Ambiente de la era Uribe. Al hoy senador de la República, Juan
Lozano, le correspondió impulsar la mayor parte de los programas de vivienda
social. Tuvo especial interés por la ejecución de los programas habitacionales en
Cali y la reubicación de familias en riesgo.Carolina Rentería fue la jefe de
Planeación Nacional hasta finales de marzo del 2009. A Carolina Rentería como
jefe de Planeación Nacional le tocó promover la ejecución del Plan de Desarrollo
del Gobierno de Uribe, lo mismo que las polémicas reformas en entidades públicas
del orden nacional. Hoy labora en el Banco Mundial.El datoEn el 2002 la deuda
por servicios no POS era de $20.000 millones. Saltó a $1,6 billones en el 2009, y
se espera que este año supere los $3 billones.

Desarrollo Económico ( inflación)


El crecimiento y el desarrollo económico no son el fin último de la política
económica, tampoco son el punto de partida hacia el progreso.
El crecimiento y el desarrollo económico apenas constituyen el camino, pues el
inicio es la confianza para trabajar, ahorrar, invertir y emprender, mientras que el
verdadero y legítimo destino es la prosperidad, la reducción de la pobreza y, de
este modo, el incremento en el bienestar y la calidad de vida de las personas.
Ese camino, que no perfecto, pero que hoy por lo menos parece despejado, a
comienzos de este siglo estaba completamente empantanado y destrozado.
En efecto, cuando Álvaro Uribe asumió la Presidencia de Colombia el país
atravesaba una crisis económica descomunal, producto de la crisis financiera
internacional de finales de los noventa y, como si eso fuera poco, también de la
pérdida de confianza en la economía doméstica ante la amenaza terrorista que en
ese entonces azotaba a todos los colombianos.
El crecimiento de la producción se encontraba estancado, el desempleo se había
disparado, el fisco nacional estaba quebrado y el sector externo de la economía se
veía totalmente desequilibrado. En consecuencia, la clase media se contraía, la
pobreza crecía, los capitales huían y la industria y el agro nacional se destruían.
Pues bien, el mandato que el pueblo colombiano le dio en 2002 a Álvaro Uribe de
restaurar el orden, la autoridad y la seguridad también iba acompañado de una
urgente recuperación de la confianza y el crecimiento económico.
Desde luego, desde el día uno de su mandato presidencial, Álvaro Uribe y su
equipo de gobierno se dedicaron a trabajar sin cesar para reconstruir la confianza
inversionista en nuestro país y, de esta manera, crear más oportunidades de
trabajo, emprendimiento, progreso y estabilidad en la economía colombiana.
Fue así como el Presidente Uribe y su equipo económico impulsaron profundas
reformas económicas; reformas que permitieron sentar las condiciones de
confianza que se requerían en los mercados financieros y en el aparato productivo
de Colombia, a saber:
 Un nuevo impuesto sobre las clases más pudientes para financiar la política
de Seguridad Democrática;
 Un paquete de reformase fiscales que, por un lado, derramó más impuestos
y recuperó la estabilidad macroeconómica de la Nación pero que, por otro
lado, extendió exenciones tributarias que en ese entonces eran necesarias
para dar un impulso a sectores intensivos en puestos de trabajo y, por
ende, fundamentales para la recuperación económica y estabilidad social
de varias regiones del país.
 Una reforma pensional que eliminó la crisis que se cernía sobre el sistema
de seguridad social;
 Una reforma laboral esencial para permitirle a la industria, el comercio y
otros sectores intensivos en mano de obra, como los servicios y el turismo,
enganchar formalmente nuevos trabajadores;
 Una profunda reforma del Estado, denominada Renovación de la
Administración Pública, que permitió suprimir o reorganizar y ajustar en
austeridad y eficiencia 514 entidades gubernamentales, gracias a lo cual el
fisco obtuvo un ahorro de 5.4 puntos del PIB.
Los resultados en materia de crecimiento y prosperidad económica lo dicen todo.
En efecto, durante los 8 años de gobierno del Presidente Uribe:
 La inversión extranjera se incrementó en 164%.
 150,000 nuevas compañías fueron creadas, expandiéndose particularmente
el segmento de micro y pequeñas y medianas empresas.
 El crecimiento económico promedio del país superó el umbral de 4% anual,
alcanzando incluso niveles históricos de 2% y 6.7% durante los años 2006 y
2007, respectivamente (fuente: DANE).
 Gracias a esto se generaron 3’668,000 puestos de trabajo en Colombia
entre agosto de 2002 y el mismo mes en 2010 (fuente: DANE).
 En consecuencia, la tasa de desempleo nacional pasó de 15.8% a 11.2 %
en ese lapso (fuente: DANE).
 En las 13 principales ciudades la caída en esta métrica fue muy
pronunciada, al pasar de 18.3% a 12.2% durante ese mismo período
(fuente: DANE).
 En las cabeceras rurales la generación de puestos de trabajo también se
aceleró significativamente, como quiera que el índice de desempleo bajó de
15.8% a 11.8% en el mismo lapso (fuente: DANE).
 La capacidad adquisitiva del pueblo colombiano se incrementó de manera
importante, toda vez que la tasa de inflación cayó más de 60% al pasar de
5.98% en agosto de 2002 a 2.31% en agosto de 2010 (Fuente: Banco de la
República).
 El ingreso per cápita de los colombianos se disparó dado que el PIB per
cápita pasó de $US 2,396 (dólares) en 2002 a $US 6,327 (dólares) en 2010
(fuente Banco Mundial).
 La sostenibilidad y el equilibrio externo de la Nación se restauró, pues las
reservas internacionales del país crecieron 150%, al pasar de $US 10,673
millones (de dólares) en agosto de 2002 a $US 26,712 millones (de dólares)
en agosto de 2010 (Fuente: Banco de la República).
Ahora bien, el Presidente Uribe nunca perdió de vista que el fin último que
subyacía a tan estupendas cifras de crecimiento y desarrollo económico era la
reducción de la pobreza y, por supuesto, el incremento en el bienestar y la calidad
de vida de todos los colombianos.
Nuevamente las cifras lo dicen todo.
Cuando la pobreza se mide con el ingreso de las personas, se encuentra que
entre 2002 y 2010 3.5 millones de personas salieron de la pobreza y casi 1.7
millones pudieron dejaron una situación de pobreza extrema (fuente: DANE).
Pero medir la pobreza sólo con ingreso, sin tener en cuenta la política social, es un
error porque los programas sociales precisamente están orientados en aliviar las
condiciones de los más pobres.
Y esto es importante mencionarlo porque sólo en 2009, último año completo de su
mandato, el gobierno del Presidente Uribe transfirió 17 billones de pesos a través
de sus programas sociales al 40% más pobre de los colombianos.
Así pues, ¿cómo no incorporar el efecto de estos apoyos a la hora de medir la
pobreza?
Pues bien, al hacerlo se encuentra que entre 2002 y 2009 4.5 millones de
personas dejaron de ser pobres en Colombia.
Por otra parte, el Índice Multidimensional de Pobreza captura un panorama mucho
más completo de la pobreza, pues va más allá del mero ingreso de las personas y
mide también las privaciones que éstas sufren, por ejemplo, en materia de
educación, salud, vivienda, empleo y servicios públicos.
En concreto, a partir de la propia construcción que el Departamento Nacional de
Planeación hizo de dicho índice (haciéndolo incluso más exigente que la propia
métrica empleada por Naciones Unidas) encontró que, mientras entre 1997 y 2003
el porcentaje de pobres en el país permaneció estancado, entre 2003 y 2008,
primer y único año en que la métrica fue publicada durante su gobierno, 6.4
millones de colombianos dejaron de ser pobres.
Sin duda, el Presidente Uribe entregó un país disparado hacia la prosperidad y el
desarrollo económico; conceptos que él y su equipo de gobierno siempre
concibieron como el camino hacia la creación de riqueza para todos y la
erradicación de la pobreza.
Gracias a este gran legado los colombianos pudimos trabajar, emprender,
progresar, mejorar la calidad de vida y, por supuesto, aspirar a ser felices en
nuestro país, algo que hubiera parecido imposible cuando iniciaba su mandato.
Ciertamente, durante el gobierno de Álvaro Uribe nació la primera generación de
colombianos sin memoria del terror y con sueños plausibles de vivir en un país
próspero, socialmente justo y encaminado por la verdadera senda del desarrollo.

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