Para el filósofo Heidegger, el ser (Desean), está arrojado al mundo, uno los modos de ser, a los que llamó existenciacios. es precisamente el estar arrojado hacia el mundo. El pensador se planteó, que el ser humano, está arrojado de manera directa hacia sus posibilidades, de tal modo que antes que realidad, es posibilidad. El ser humano siempre está deseando ser algo, es en ese sentido. Tenemos la libertad de hacer como seres humanos, lo que queramos, pero en todas esas posibilidades, se encuentra la posibilidad de morir. Lo que anida y lo que está inserto en todas las posibilidades, es siempre la muerte. Darnos cuenta de que vamos a morir. Lo que era más importante para Heidegger, pues considera que existen dos modos posibles de asumir esa posibilidad. Existencia auténtica y existencia inauténtica. La angustia, proviene de la experiencia de la nada y enfrentar la nada es era Antar la experiencia de la muerte. Si afrontamos la idea de que vamos a morir, afrontaremos la más difícil de todas las posibilidades, la revelación, es decir, que todos los seres humanos tenemos que morir. La existencia inauténtica, que se entrega al mundo del se dice, en otras palabras, acepta el mundo que se le da, opina lo que se opina, dice lo que se dice y vive en el mundo de lo anónimo, es decir, se une a la pluralidad para ser uno más ser uno mismo. Vive la vida con liviandad, todo misterio pierde su encanto para el que vive de este modo, es. ser algo que se disuelve en el anonimato del todo, para no tomar conciencia de nada. Se vive para el mundo de las habladurías, de lo que no se puede comprobar Existencia auténtica, su fundamento, es enfrentar y aceptar la finitud, es decir, saber que va a morir y aceptarlo. Madurar es darse cuenta de que no se vive para siempre, que la muerte es algo que algún día tendrá que enfrentar, pero esto lo vuelve un ser más consciente, y por lo tanto más feliz, pues disfruta su presente como si fuera el último día de su vida.