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Nazareno
Vera Sabando Kevin Geovanny
Hablar de “Trinitas in Unitate” es hablar de la vida interna de Dios (ad intra), es decir de las
procesiones, las relaciones y las personas divinas.
Lo primero que hay que recalcar es que la economía de la salvación lleva a la teología y no a la
inversa.
Santo Tomás y San Agustín, hacen unas aportaciones determinantes de lo que corresponde a la
parte sistemática.
Como punto de partida las dos misiones del Hijo y del Espíritu Santo de que nos habla Gál 4,6.
A partir de estas misiones divinas “ad extra”, consideraremos la generación eterna del Hijo y la
procesión del Espíritu Santo, es decir las procesiones divinas, según la terminología teológica
occidental.
Santo Tomás señala que toda procesión supone una acción, pero no todas las acciones
divinas tienen su efecto en el exterior.
DIOS UNO Y TRINO P. Jorge L. Nazareno
Vera Sabando Kevin Geovanny
Conocemos las especulaciones de los Apologetas, continuadas por no pocos autores, que
se han fundado en la analogía de la palabra pronunciada por el hombre. El hecho de que
el Hijo sea el Verbo la Palabra da pie a la comparación.
La analogía de la generación viene dada por la misma terminología bíblica Padre Hijo.
La procesión del Espíritu ha sido llamada también spiratio, dado el significado original
del termino espíritu, asociado al viento, al soplo.
La teología ha usado comparaciones a partir del mundo creado para explicar la unidad y
la Trinidad en Dios.
El obispo de Hipona no intenta llegar a Dios desde el hombre, sino penetrar en la imagen
divina que el Creador ha impreso en el alma humana.
Sin esta referencia a Gn 1,26 no se puede comprender el sentido del intento agustiniano.
En el alma humana se encuentra la tríada de la mente, el amor y el conocimiento; o
también de la memoria, inteligencia y voluntad.
En esta tríada el Hijo, en cuanto Logos, se relaciona con el entendimiento o el
conocimiento: en el conocimiento de las cosas tenemos una palabra dentro de nosotros;
diciéndola, la engendramos en nuestro interior, y no se separa de nosotros por el hecho de
nacer; así, analógicamente, Dios engendra a su Verbo sin que éste se separe de él.
El Espíritu Santo, como en seguida veremos, se pondrá en relación con la voluntad y el
amor, en cuanto éstos vienen después del conocimiento.
Por ello no podemos pensar en Dios más procesiones que la del verbo y la del amor,
porque Dios entiende y ama su esencia, su verdad y su bondad.
la analogía del amor interpersonal. Agustín hablaba de los tres de la Trinidad también en
analogía con el amante, el amado, y el amor mismo, aunque se refería primordialmente a
la mente humana que se conoce y ama.
DIOS UNO Y TRINO P. Jorge L. Nazareno
Vera Sabando Kevin Geovanny
En efecto, según la teología tradicional, las relaciones en Dios derivan de las procesiones,
es decir, del hecho de que, en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se da un orden en el
proceder.
Hay nombres que se aplican a las personas o, a las cosas por sí mismas, otros que se
refieren a su relación con otras.
La relación distingue a las personas en la unidad de la sustancia, y a la vez las une en la
comunión de la divinidad.
Las relaciones, en Dios son reales hay una verdadera paternidad y filiación, porque de lo
contrario no habría verdaderamente un Padre y un Hijo, lo cual sería la herejía de
Sabelio.
Las relaciones se distinguen a su vez entre sí y esta distinción es real pero no se produce
según la esencia, en la cual se da la suma unidad y simplicidad, sino según la relación.
Estas relaciones reales y distintas en Dios se fundan en su acción, que da lugar a las
procesiones internas. Son, como ya sabemos, la procesión según la acción del intelecto,
que es la procesión del Verbo, y la procesión según la acción de la voluntad, que es la
procesión del amor, la del Espíritu Santo.
La relación del principio de los seres vivientes se llama paternidad, la del que procede del
principio se llama filiación.
Son, como se ve, dos relaciones opuestas. La procesión del amor no tiene nombre propio.
Pero la relación por parte del que es principio se llama espiración, y la contraria, por parte
del que procede del principio, es denominada de modo genérico procesión, y también
espiración pasiva.
La teología de la relación en Dios nos muestra que éste existe en la plenitud de la vida y
de la comunión, que el Dios uno y único es lo contrario de una mónada cerrada en sí
misma.
Nuestra relación con Dios determina lo que somos, pero se trata siempre de una relación
contingente, Dios nos ha crea do porque ha querido, podríamos no existir.
Texto: LADARIA, Luis F, El Dios vivo y verdadero, Salamanca 2010; pg. 329 - 354.