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INTRODUCCIÓN

Si es sumamente importante comprender dónde estamos, aún lo es más el saber hacia dónde
queremos dirigirnos. Para ello cabe preguntarse, cuál es la Honduras a la que aspiramos, la
Honduras que nos imaginamos... Quizás sea una Honduras donde todas y todos tengan cabida,
sin dejar a nadie atrás. Donde la diversidad se considere riqueza, la diferencia sea respetada, y
cada persona se sienta representada. Una Honduras donde la voz de cada persona se escuche
igual de fuerte, independientemente de su género, origen, color de piel, o lengua en la que se
exprese. Un país que garantice el disfrute y respeto de los derechos de todas y todos, incluido
el derecho a no tener miedo, el derecho a soñar. Quizás una Honduras donde la gente se sitúe
en el centro, las comunidades sean las protagonistas de su propio desarrollo, y cada ciudadano
sea un agente de cambio hacia un futuro compartido. Una sociedad moderna que al mismo
tiempo preserve sus tradiciones. Una sociedad cohesionada donde los desacuerdos se
solucionen por la vía del diálogo. Un país donde palabras como pobreza, violencia, corrupción,
impunidad, subempleo, queden eclipsadas por otras como bienestar, oportunidad, equidad, y
justicia. Un país cuya lista de logros sea más amplia que la de desafíos. Una Honduras
integradora, abierta al mundo, pero orgullosa de su identidad. Sería un país de mujeres
empoderadas cuyos derechos sea respetados. Donde una niña, por ser niña, no tenga al crecer
que conformarse con ciertos roles en la sociedad. Un país que garantice a cada niño/a el
acceso a una educación de calidad y el crecimiento en un ambiente sano. Y donde cada joven
pueda disfrutar de las oportunidades que le permitan alcanzar sus aspiraciones, y realizar sus
sueños. Un país que crezca económicamente, gracias a, y en beneficio de, todas y todos.
Donde a la palabra trabajo no haga falta ponerle el apellido “decente”. Una Honduras capaz de
identificar y aprovechar las oportunidades emergentes en un entorno globalizado y cambiante.
Y que cuente con unas instituciones eficientes, eficaces e inclusivas, que generan confianza y
respondan a las demandas de la ciudadanía. Un país respetuoso con el medio ambiente y
capaz de proteger la enorme riqueza de sus recursos naturales y su biodiversidad. El año 2020
nos recordó que la senda del desarrollo está llena de baches. Otras crisis vendrán, sequías,
inundaciones, epidemias, pero quizás Honduras esté mejor preparada para enfrentarlas, con
mayor resiliencia y habiendo aprendido de las crisis anteriores. Quizás en la próxima crisis no
haya ningún niño que deje la escuela por no tener acceso a una pantalla, y tal vez ese mismo
niño pueda un día contribuir a los grandes avances tecnológicos de nuestros tiempos.
Honduras aspira a ser un lugar donde nadie necesite mirar más allá de sus fronteras para
encontrar un futuro mejor. Un futuro en el que la esperanza se tiña de los colores de su
bandera.

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