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Índice

Introducción ............................................................................................................. 3
Los Elementos Del Contrato.................................................................................... 4
Elementos Esenciales .................................................................................................... 4
Elementos Naturales ...................................................................................................... 4
Elementos Accidentales ................................................................................................. 5

El Consentimiento De Las Partes ............................................................................ 5


Capacidad para contratar ............................................................................................... 6
Las prohibiciones legales para contratar ........................................................................ 7
Prestación del consentimiento ........................................................................................ 9
Consentimiento tácito ................................................................................................. 9
Consentimiento expreso ............................................................................................. 9
La pluralidad de las partes. El autocontrato .................................................................. 10
Jurisprudencia relacionada.................................................................................... 12
Recomendaciones ................................................................................................. 24
Conclusiones ......................................................................................................... 24
Bibliografía ............................................................................................................ 25

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Introducción

Dentro de las primeras costumbres arcaicas humanas está el intercambio, que en


principio era de excedentes agrícolas. La contratación es la práctica de ese
intercambio mediante la cual las personas se obligan a entregar un bien, o a hacer
o no hacer algo particularmente.

El contrato es la forma, solemne en algunos casos, a través de la cual las personas


desarrollan sus capacidades de intercambio de bienes o servicios. Algunas
codificaciones hacen énfasis en la manifestación de voluntad, que en algún caso
puede ser tácita. Entendiéndose entonces que es un acuerdo de voluntades que
produce efectos jurídicos y dichos efectos pueden significar: crear, transferir,
modificar o extinguir derechos y obligaciones.

La voluntad no siempre fue fuente de producción de efectos jurídicos. Su aparición


como fuente suprema de obligaciones bilaterales se fue dando paulatinamente
hasta crear la teoría de la autonomía de la voluntad, según la cual la voluntad es la
ley suprema de los contratos.

En el presente documento se ha hecho una investigación literaria para definir


conceptos, a su vez, adecuar los mismos a la normativa panameña, en específico
lo contenido en el Código Civil patrio. De igual forma se ha plasmado jurisprudencia
relacionada al tema con la finalidad de entender en un plano práctico los conceptos
desarrollados.

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Los Elementos Del Contrato

Según el art. 1112 del Código Civil: “No hay contrato sino cuando concurren los
requisitos siguientes:

1. Consentimiento de los contratantes.


2. Objeto cierto que sea materia del contrato.
3. Causa de la obligación que se establezca”.

El consentimiento, objeto y causa son los requisitos del contrato, a los que hay que
añadir el requisito de forma en el supuesto de los contratos formales. Los requisitos
que enumera el art. 1112 son los elementos esenciales del contrato puesto que su
concurrencia es necesaria para que el contrato exista (Puig Brutau, 1986).

La doctrina además de los elementos esenciales, también distingue entre los


elementos naturales y accidentales del contrato, con lo cual la relación de elementos
del contrato quedará estructurada de la siguiente forma:

Elementos Esenciales

Son aquellos sin los cuales el contrato no puede existir, la falta de cualquiera de
ellos determina la nulidad del contrato. Son, de acuerdo con el art. 1112 cc, el
consentimiento, el objeto y la causa. A estos elementos esenciales hay que añadir
el de la forma en el supuesto de los denominados contratos formales.

Elementos Naturales

Son aquellos que, por considerarse que son los más conformes con los intereses
de las partes, la ley los inserta automáticamente en el contrato, a falta de pacto
expreso de los contratantes; es decir, que ante el silencio de las partes que podrían
haberlos incluido (o excluido) en el contrato (por tratarse de normas de derecho
dispositivo) se sobreentiende que los mismos forman parte del contrato (Lacruz,
1999). Así sucede por ejemplo con las obligaciones del vendedor en el contrato de
compraventa (arts 1231 y ss.).
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Ejemplo: El saneamiento (art. 1244 C.C.) es una obligación de la compraventa que
constituye un elemento natural de ese contrato. Si las partes en el documento en el
que formalizan el contrato se olvidan de pactar sobre el saneamiento por vicios, se
entiende que se aplicará al contrato todo lo que la ley diga al respecto. Como los
elementos naturales se encuentran en preceptos de carácter dispositivo, las partes
podrán suprimirlos o modificarlos, pero siempre que lo hagan de forma expresa.

Elementos Accidentales

Son aquellos que pueden ser introducidos en el contrato por la voluntad de las
partes. Son elementos accidentales la condición, el término y el modo (Lacruz,
1999). A diferencia de los elementos naturales, que se entenderán implícitos en el
contrato ante el silencio de las partes, los elementos accidentales para formar parte
integrante del contrato habrán de ser introducidos de forma expresa, y en ese caso
serán constitutivos del contrato de que se trate y, lo que supone que una vez
introducidos serán elevados a la condición de esenciales (Lacruz, 1999).

Ejemplo: El contrato de compraventa es de cumplimiento simultáneo para la partes,


pero pueden pactar expresamente un aplazamiento (sometimiento a término) en el
pago del precio.

El Consentimiento De Las Partes

El consentimiento constituye el primero de los requisitos esenciales del contrato (art.


1112 C.C.). El contrato es un negocio jurídico y como tal está integrado por
declaraciones de voluntad que proceden de cada una de las partes contractuales.
Las diversas declaraciones de voluntad (oferta y aceptación) terminan convergiendo
en una única manifestación de voluntad que es la que se considera como precepto
de autonomía privada por integrar la voluntad negocial (De Pablo Contreras, 2000).

Según el art. 1113 del código civil:

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“El consentimiento se manifiesta por el concurso de la oferta y de la aceptación
sobre la cosa y la causa que han de constituir el contrato. La aceptación hecha por
carta no obliga al que hizo la oferta sino desde que llegó a su conocimiento. El
contrato en tal caso, se presume celebrado en el lugar que se hizo la oferta”.

La materia referente al consentimiento contractual comprende dos aspectos


diferenciados: el relativo a la capacidad para consentir y el que se refiere a la
prestación del consentimiento.

Capacidad para contratar

El Código Civil regula en el artículo 1114 la capacidad para prestar consentimiento:

“No pueden prestar consentimiento:

1. Los menores no emancipados.


2. Los locos o dementes y los sordomudos que no sepan escribir”.

A pesar de la dicción literal del artículo 1114 C.C. Según Díez-Picazo y Gullón
(2001), no se trata de que el consentimiento pueda ser o no prestado, sino de si el
contrato generado por ese consentimiento es válido y eficaz. Por ello, más que de
la capacidad para consentir debe hablarse de capacidad para contratar. Del
precepto comentado se desprende una regla implícita de capacidad para contratar:
son capaces para contratar todas aquellas personas a quien la ley no declare
expresamente incapaces para ello.

En realidad, la capacidad para contratar viene a coincidir con la capacidad general


de obrar. En consecuencia, aquellas personas que tengan limitada su capacidad de
obrar la tienen también limitada para contratar; limitación que dependerá del estado
civil del menor de edad o incapacitado en los términos expuestos (Díez-Picazo y
Gullón, 2001).

Estas consideraciones merecen una matización, ya que no es lo mismo


la capacidad jurídica, que se refiere a la aptitud o idoneidad para ser titular de
derechos u obligaciones, que se adquiere por el simple hecho del nacimiento, que

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la capacidad de obrar, o aptitud necesaria para realizar de manera válida y eficaz
actos jurídicos y ejercicios de derechos y obligaciones, que se adquiere con la
mayoría de edad.

La capacidad de goce o jurídica es la aptitud legal para adquirir derechos. Esta


capacidad puede concebirse sin la capacidad de ejercicio, ya que el titular de un
derecho puede ser, según el caso, capaz o incapaz para hacerlo valer por sí mismo.
En otras palabras, hay sujetos que, aunque tienen capacidad de goce, no tienen la
capacidad de ejercicio, a éstos se les denomina incapaces.

Por otro lado, la capacidad de ejercicio u obrar es la aptitud legal de una persona
para ejercer por si misma los derechos que le competen y sin el ministerio o la
autorización de otra. Entonces, la capacidad de ejercicio habilita a la persona para
ejercer directamente la titularidad de sus derechos, sin que medie una voluntad de
un tercero o sin que se requiera la autorización de la ley para ello. En palabras más
concretas, la capacidad de ejercicio es la aptitud que tiene una persona para ejercer
autónoma e independientemente sus derechos.

Las prohibiciones legales para contratar

El art. 1115 del C.C. establece que: “La incapacidad declarada en el artículo anterior
está sujeta a las modificaciones que la ley determina, y se entiende sin perjuicio de
las incapacidades especiales que la misma establece”. La referencia a ciertas
incapacidades para contratar establecidas por la ley, son aquellas incapacidades
especiales que tradicionalmente han sido denominadas por la doctrina prohibiciones
legales para contratar, estas impiden a determinadas personas que se encuentran
en una determinada posición en relación al otro contratante, celebrar determinados
tipos de contratos.

En la actualidad las prohibiciones legales se reducen a las que afectan a


determinadas personas para que puedan comprar determinados bienes por ejemplo
las prohibiciones que se establecen en el art. 1229 del C.C. o de la voluntad privada.

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Art. 1229 CC.: No podrán adquirir por compra, aunque sea en subasta pública o
judicial, por sí ni por persona intermediaria:

1. El tutor o curador, los bienes de la persona o personas que estén bajo su tutela
o que administren, según el caso;
2. Los albaceas, los bienes confiados a su cargo;
3. Los mandatarios, los bienes de cuya administración o enajenación estuviesen
encargados;
4. Los empleados públicos, los bienes del Estado, de los municipios, y de los
establecimientos también públicos, de cuya administración estuviesen
encargados.

Esta disposición regirá para los jueces y peritos que de cualquier modo intervinieren
en la venta;

5. Los magistrados, jueces, individuos del Ministerio Público y empleados de


tribunales, los bienes y derechos que estuviesen en litigio ante el tribunal en
cuya jurisdicción o territorio ejercieren sus respectivas funciones,
extendiéndose esta prohibición al acto de adquirir por cesión.

Se exceptuará de esta regla el caso en que se trate de acciones hereditarias entre


coherederos, o de cesión en pago de créditos, o de garantía de los bienes que
posean.

La prohibición contenida en el número 5 comprenderá a los abogados respecto a


los bienes y derechos que fueren objeto de un litigio en que intervengan por su
profesión y oficio.

La incapacidad se encuentra relacionada o tiene su fundamento básico en el estado


civil de la persona afectada (menor edad, incapacitación). Las prohibiciones, en
cambio, se basan en circunstancias que concurren en algún contratante. Por eso la
incapacidad afecta, en general, a toda clase de contratos mientras que la prohibición
se refiere solo a tipos y supuestos determinados (Díez-Picazo y Gullón, 2001).

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Prestación del consentimiento

Para que el consentimiento se considere válidamente prestado, no es suficiente la


capacidad general para contratar, ni que exista un querer efectivo en el fuero interno
de la persona. Es preciso que esta voluntad interna se manifieste, que no exista
discrepancia entre lo querido y lo declarado y que las partes contratantes coincidan
en lo que pretenden, desde sus respectivas posiciones en cuanto al objeto y a la
causa del contrato (Puig Brutau, 1986). El consentimiento se puede manifestar
expresamente o tácitamente.

Consentimiento tácito
El consentimiento tácito es la acción de dar el consentimiento sin que quede
reflejado por escrito. Es decir, es el consentimiento que se da de manera hablada
sin dejar ningún tipo de demostración por escrito.

Ejemplo: Cuando recibimos un mail en el que se expone que se tomará una acción
si no se contesta al mismo, es decir “Dejaremos de mandarte descuentos exclusivos
si no contestas este mail”, al no contestar estaríamos dando nuestro consentimiento
tácito para dejar de recibir esos correos.

Consentimiento expreso
En el caso del consentimiento expreso, a diferencia del tácito, deberemos dejar una
justificación de nuestro consentimiento dado, para dejar constancia del mismo, para
ello podemos utilizar un contrato.

En este contrato o acuerdo deben quedar expuestas todas las obligaciones que
asumimos y además de esto los derechos que nos crea ese consentimiento dado.

Un ejemplo de esto podría ser un contrato de compra venta, en el cual queda escrito
en papel qué se vende, a qué precio y en qué condiciones.

La principal ventaja que otorga el consentimiento expreso es que al quedar reflejado


en un papel lo que se ha aceptado se cuenta con una validez legal que ofrece una
mayor seguridad que el consentimiento tácito.

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El consentimiento contractual, es decir, el concurso de la oferta y la aceptación
sobre la cosa y la causa que constituyen el contrato, no ha de manifestarse siempre
y en todo caso de forma expresa, sino que es admisible, de cara a conformar los
presupuestos necesarios para declarar la validez de los contratos, la apreciación de
un consentimiento tácito con base en determinadas deducciones.

En aquellos supuestos en que la voluntad de los contratantes no se manifieste de


manera consciente, racional y libre, el contrato no se tendrá por perfeccionado y
podrá impugnarse para que los contratantes no se vean afectados por lo que no
quisieron. La doctrina ha sistematizado aquellos vicios que pueden afectar a la
voluntad de los contratantes en base a dos criterios, en relación a la falta de
conocimiento (error, dolo) y con relación a la falta de libertad (intimidación o
violencia moral) (Lacruz, 1999).

La pluralidad de las partes. El autocontrato

El contrato requiere de una pluralidad de partes, a su vez cada una de estas partes
puede estar integrada por una o varias personas.

Resulta común y natural que un procedimiento judicial sea el continente de un


proceso originado en una pretensión demandada por un sujeto contra otro un sujeto.
Sin embargo, la realidad jurídica enseña que un sujeto puede pretender un objeto
de uno o varios sujetos o, a la inversa, que varios sujetos pueden pretender de un
sujeto uno o varios objetos y, finalmente, que varios sujetos pueden pretender uno
o varios objetos de varios sujetos.

La doctrina admite el denominado autocontrato, que consiste en que una sola


persona, en un mismo contrato, emita las declaraciones de voluntad
correspondiente a varias partes; esa misma persona por una parte emite una
declaración en nombre e interés propio y, por al mismo tiempo actúa como
representante de una o varias terceras personas (física o jurídica) que integran la
otra parte contractual (De Pablo Contreras, 2000).

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Ejemplo: Es el caso de quien vende un inmueble de su propiedad (A) a otra persona
(B) que previamente le ha nombrado su representante (mandatario) para que pueda
actuar como comprador. En ese contrato de compraventa, A actuará en calidad de
vendedor, actuando en su propio nombre e interés, y al mismo tiempo actuará como
comprador, si bien en nombre e interés de B.

La autocontratación ha sido admitida, aunque con reservas, por la jurisprudencia


Española. Así, la STS 29 noviembre 2002 (RJA 7322), establece que: “El
autocontrato o negocio jurídico del representante consigo mismo es válido, en
principio; no lo es cuando en casos concretos la ley lo prohíbe, porque advierte que
puede haber conflicto de intereses y cuando, aunque la ley nada disponga, se
produce tal conflicto; en todo caso, es válido cuando se ha autorizado expresamente
en el poder de representación”.

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Jurisprudencia relacionada

FUNDACIÓN GREEN SEASON Y KARINA DEL CARMEN WING DE DO


RECURREN EN CASACIÓN EN EL PROCESO ORDINARIO QUE LES SIGUE
ROSA ELVIRA CASTILLO GONZÁLEZ, EN NOMBRE Y REPRESENTACIÓN DE
SUS MENORES HIJOS SUE YEEN WING CASTILLO Y CHARLES
ALEXANDER WING CASTILLO. PONENTE: HERNAN A. DE LEON BATISTA.
PANAMA, DIECISIETE (17) DE JULIO DE DOS MIL TRECE (2013).

VISTOS:

Corresponde a esta Sala Primera de lo Civil, de la Corte Suprema de Justicia,


resolver el recurso de casación formalizado por FUNDACIÓN GREEN SEASON y
KARINA DEL CARMEN WING DE DO, contra la resolución de 5 de enero de 2011
(fs.159-180), proferida por el Primer Tribunal Superior del Primer Distrito Judicial,
dentro del Proceso Ordinario instaurado por ROSA ELVIRA CASTILLO
GONZÁLEZ, actuando en nombre y representación de sus hijos menores de edad
SUE YEEN WING CASTILLO y CHARLES ALEXANDER WING CASTILLO
contra FUNDACIÓN GREEN SEASON y KARINA DEL CARMEN WING DE DO.

ANTECEDENTES.

La señora ROSA ELVIRA CASTILLO, en representación de sus menores


hijos, SUE YEEN WING CASTILLO y CHARLES ALEXANDER WING CASTILLO,
compareció a los estrados del Juzgado Undécimo de Circuito Civil, del Primer
Circuito Judicial de Panamá, con el propósito que se decrete la Nulidad de la
donación de fincas pertenecientes a CHARLES WING URRIOLA (Q.E.P.D.),
realizada por medio de la Escritura Pública No.9438 de 27 de octubre de 2004, y la
venta de derechos hereditarios de CHARLES WING URRIOLA (Q.E.P.D.),
efectuada mediante la Escritura Pública No.9439 de 27 de octubre de 2004, ambas
extendidas por la Notaría Pública Duodécima del Circuito de Panamá, así como la
condena a los demandados al pago de costas y los gastos del proceso.

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Expone la parte actora que el 8 de octubre de 2004, la Notaria Tercera del
Circuito de Chiriquí, concurrió al centro médico donde se encontraba
hospitalizado el señor CHARLES WING URRIOLA (Q.E.P.D.), a efecto de tomar
su huella digital, "para hacer valer una minuta de Poder General previamente
entregada a ella por KARINA DEL CARMEN WING DE DO." Acota que la aludida
minuta fue elevada a escritura pública, y en ella se incorpora un certificado médico
sobre la condición del poderdante.

En esa línea de pensamiento, denota que a través de la Escritura Pública


No.1512 de 18 de octubre de 2004, expedida también por la Notaría Tercera, se
constituyó la FUNDACIÓN GREEN SEASON, estableciendo en la cláusula
séptima del Pacto que la beneficiaria de la fundación es su miembro inicial y
presidente del Consejo, la señora KARINA DEL CARMEN WING DE DO.

Por otra parte, señala la demandante que conforme a la Escritura Pública


No.9438 de 27 de octubre de 2004, de la Notaría Duodécima del Circuito de
Panamá, KARINA DEL CARMEN WING DE DO, actuando en nombre y
representación de CHARLES WING URRIOLA (Q.E.P.D.), donó a título gratuito
a la FUNDACIÓN GREEN SEASON las Fincas 3220 y 4262 pertenecientes a
éste, cuyo valor supera los B/.200,000.00. De igual manera, mediante la Escritura
Pública No.9439, de la misma fecha, vendió a la citada Fundación los derechos
hereditarios que correspondían a CHARLES WING URRIOLA (Q.E.P.D.), en la
sucesión de Magdalena Urriola Vergara o Magdalena Urriola de Wing, afectando la
adjudicación de las Fincas No.6850, 3220 y 4262.

Concluye manifestando que, actuando como mandataria, KARINA DEL


CARMEN WING DE DO, adquirió para sí, por medio de una persona jurídica
intermediaria (FUNDACIÓN GREEN SEASON), y a través de venta y donación,
bienes inmuebles pertenecientes a la persona que dice representar, lo que generó
como resultado que los actos efectuados dejen sin derecho a heredar a los hijos
menores de CHARLES WING URRIOLA (Q.E.P.D.).

Surtidos los trámites inherentes al proceso, la Juzgadora de la causa resolvió


la controversia por medio de la Sentencia N°34-08 de 5 de mayo de 2008,
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consultable a fojas 139-145 del expediente, en la que absolvió a los demandados
de la pretensión incursada contra ellos. Ante la decisión en referencia, interpuso
recurso de apelación el apoderado judicial de la parte actora, lo que motivó que el
Primer Tribunal Superior, del Primer Distrito Judicial de Panamá, mediante
resolución de 5 de enero de 2011 (fs.159-180), revocara la decisión de primera
instancia, de forma que su parte resolutiva quedara así:

"DECLARA DE OFICIO la nulidad absoluta del contrato de donación de


las cuotas partes pertenecientes a CHARLES WING URRIOLA
(Q.E.P.D.) de la Finca N°3220 inscrita al tomo 277, folio 382 y de la Finca
N°4262 inscrita al tomo 333, folio 192 de la Sección de la Propiedad del
Registro Público, que consta en la Escritura Pública N°9438 del 27 de
octubre del 2004 de la Notaría Pública Duodécima del Circuito de
Panamá; y la venta de los derechos hereditarios de CHARLES WING
URRIOLA que consta en la Escritura Pública N°9439 del 27 de octubre
del 2004 extendida por la Notaría Pública Duodécima del Circuito de
Panamá.

SE ORDENA al Registro Público que cancele las inscripciones de las


enajenaciones hechas en las escrituras públicas previamente descritas a
favor de FUNDACIÓN GREEN SEASON para que quede vigente la
inscripción anterior donde aparece CHARLES WING URRIOLA como
propietario de una cuota parte de cada finca antes descritas.

SE CONDENA a la parte demandada al pago de costas por el trabajo en


derecho y dada la naturaleza de la pretensión declarativa se fijan en la
cantidad de B/.8,509.80."

Si bien la solicitud de nulidad de los contratos que celebró la señora KARINA DEL
CARMEN WING DE DO, actuando como mandataria, se hizo bajo la
fundamentación fáctica de que dicha demandada obtuvo para su beneficio
personal, por intermedio de la Fundación demandada, los bienes de su mandante,
mediante el ejercicio de un poder general amplio de administración y disposición,
calificado de espúreo por la parte actora, dadas las circunstancias que rodearon
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su otorgamiento, y porque dicho beneficio le estaba prohibido por mandato del
inciso tercero del artículo 1229 del Código Civil, que establece la limitación a los
mandatarios de adquirir en 'compraventa', ya sea por sí o por persona
intermediaria, aquellos bienes cuya administración o enajenación estuviesen
encargados, lo cierto es que al examinar las facultades otorgadas en dicho poder,
indistintamente que al proceso no se haya acreditado que, en el momento de su
otorgamiento, el señor CHARLES WING URRIOLA (Q.E.P.D.) no estaba en
plenitud de sus facultades mentales para dar el consentimiento, esta Superioridad
observa que al celebrar la demandada los contratos de donación y de venta de
derechos hereditarios con la persona jurídica también
demandada, FUNDACIÓN GREEN SEASON, existió en dichos actos jurídicos la
presencia de causales de nulidad absoluta por la falta de requisitos esenciales
para su formación y que el Tribunal de primera instancia debió reconocer, con
fundamento en el artículo 1143 del Código Civil.

En ese orden, al examinar las facultades otorgadas en la cláusula


primera del discutido Poder General Amplio de Administración y
Disposición, para el proceso tienen especial interés las indicadas en el
acápite a), que están fijadas literalmente de la siguiente forma:

'a) Administrar, comprar, vender, hipotecar, adquirir, transferir, y


en cualquier otra forma enajenar todos los bienes muebles e
inmuebles, presentes y futuros, que pertenezcan al EL
PODERDANTE, así como recibir los precios de dichas
enajenaciones;'

Conforme a estas facultades, la señora KARINA DEL CARMEN


WING DE DO no tenía capacidad para donar los bienes del señor
CHARLES WING DE URRIOLA (Q.E.P.D.), ya que a pesar de lo amplio
como parece otorgada la facultad para disponer de los bienes del
poderdante, los mandatarios no pueden, sin facultad especial y
expresa, donar los bienes del mandante de cuya administración
estuvieren encargados, ya que ese es el sentido que debe dársele al

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inciso segundo del artículo 1404 del Código Civil, cuando señala que
para 'ejecutar cualquier otro acto de riguroso dominio', como es la
donación, 'se necesita mandato expreso'."

Decisión de la Corte:
Estima esta Superioridad que, como lo dice la sentencia de segunda instancia, el
contrato de donación carece de consentimiento y, por lo tanto, es nulo, ya
que si bien es cierto que la Mandataria está facultada para enajenar los bienes
muebles e inmuebles, presentes y futuros del Poderdante, no puede soslayarse
que la instrucción fue recibir los precios generados de las enajenaciones que
llevara a cabo, es decir, recibir una contraprestación, lo que no sucede tratándose
de una donación.

De igual manera, observa esta Corporación que la adquirente de los aludidos


derechos hereditarios, FUNDACIÓN GREEN SEASON, fue constituida a través
de la Escritura Pública No.1512 de 18 de octubre de 2004, expedida por la Notaría
Tercera del Circuito de Chiriquí (fs.12-19), la que según señala el documento fue
fundada por KARINA DEL CARMEN WING DE DO, quien la preside, nombra
los miembros del Consejo de la Fundación (órgano supremo), y es su
beneficiaria.

Ahora bien, el referido numeral 3 del artículo 1229 del Código Civil, dispone que
los mandatarios no podrán adquirir por compra (subasta pública o judicial), por sí o
a través de intermediario, los bienes cuya administración o enajenación le han sido
confiados; se trata de una limitación impuesta expresamente a quienes se
encargan de decidir cuál será el destino de determinado patrimonio, cuyo objetivo
es evitar que el mandatario pueda obtener un beneficio personal o aprovechar
ciertas ventajas, en detrimento de la confianza depositada en él por el mandante,
o respecto a otros posibles adquirentes.

Vemos, entonces, que en el caso que ocupa la atención de la Sala existe una
Mandataria, quien preside y es beneficiaria de una Fundación, a la que, en uso de
la facultad otorgada en el poder de administración, le vendió derechos hereditarios
que pertenecían al Mandante. La situación planteada, en opinión de esta
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Corporación, se ajusta claramente a lo dispuesto en el numeral 3 del artículo
1229 lex cit.

Con base en lo anterior, deviene imperativo determinar si el convenio de


compra está viciado de nulidad absoluta o relativa, a lo que esta Corporación debe
indicar que el contrato que ampara la adquisición de los derechos hereditarios que
correspondían a CHARLES WING URRIOLA (Q.E.P.D.), por
la FUNDACIÓN GREEN SEASON, está viciado de nulidad absoluta por carecer de
causa lícita, toda vez que el fin de la compraventa realizada es que los bienes que
conforman el caudal hereditario de Magdalena Urriola de Wing (Q.E.P.D.),
pertenezcan a la fundación cuya beneficiaria es la Mandataria, lo que implica que
KARINA DEL CARMEN WING DE DO, en contravención a lo normado en el
artículo 1229 numeral 3 del Código Civil, adquirió por compra bienes de cuya
administración fue encargada.

En otras palabras, como quiera que la causa de la obligación contractual,


específicamente del convenio suscrito para obtener los derechos hereditarios del
Mandante, es la adquisición por compra de la Mandataria a través de
la FUNDACIÓN GREEN SEASON, encontrándose dicha gestión prohibida
expresamente en nuestra legislación, se constituye en causa ilícita, a tenor de
lo dispuesto en el artículo 1126 lex cit.

Al ser ilícita la causa de la aludida obligación contractual, no produce


efecto alguno, por lo que se reputa inexistente y, al faltar uno de los requisitos
esenciales para la existencia y validez de los contratos, en acatamiento a lo
normado en el artículo 1141 del mismo texto legal, el acuerdo resulta nulo de nulidad
absoluta.

En mérito a lo expuesto, la CORTE SUPREMA, SALA DE LO CIVIL, administrando


justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO CASA la Sentencia
de 5 de enero de 2011, proferida por el Primer Tribunal Superior del Primer Distrito
Judicial.

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BANCO DEL ISTMO, S. A. RECURRE EN CASACIÓN EN EL PROCESO
ORDINARIO PROMOVIDO POR MELITÓN ATENCIO MADRID Y NILSA JUDITH
CARRIÓN R. CONTRA ANTONIO MARIO CLEMENT GÁLVEZ, FUNDACIÓN
NIÑOS DE AMÉRICA-PANAMÁ Y BANCO DEL ISTMO, S.A.- PANAMÁ, DIEZ
(10) DE DICIEMBRE DE DOS MIL DIEZ (2010).

VISTOS:

Corresponde a esta Sala Primera de lo Civil, de la Corte Suprema de Justicia,


resolver el recurso de casación formalizado por la entidad bancaria demandada,
contra la resolución de 18 de septiembre de 2009 (fs.2929-2951), proferida por el
Primer Tribunal Superior del Primer Distrito Judicial, dentro del Proceso Ordinario
instaurado por MELITÓN ATENCIO MADRID y NILSA JUDITH CARRIÓN R., en su
condición de padres de ROSA MARÍA ATENCIO CARRIÓN y MELITÓN ALBERTO
ATENCIO CARRIÓN, contra ANTONIO MARIO CLEMENT GÁLVEZ, FUNDACIÓN
NIÑOS DE AMÉRICA-PANAMÁ y BANCO DEL ISTMO, S.A.

ANTECEDENTES.

Los señores MELITÓN ATENCIO MADRID y NILSA JUDITH CARRIÓN


RODRÍGUEZ, en su calidad de padres de los menores ROSA MARÍA ATENCIO
CARRIÓN y MELITÓN ALBERTO ATENCIO CARRIÓN, comparecieron a los
estrados del Juzgado Décimo Séptimo de Circuito Civil, del Primer Circuito Judicial
de Panamá, con el propósito de que previo los trámites legales, se declarara:

1. "Que ANTONIO MARIO CLEMENT GÁLVEZ, la FUNDACIÓN NIÑOS DE


AMÉRICA-PANAMÁ, están obligados a reembolsar a los demandantes las
sumas recaudadas y depositadas en el Banco del Istmo, S.A.,
correspondientes a las donaciones en efectivo realizadas por la comunidad
panameña a favor de los menores con el objeto de atender los gastos que
demanda la enfermedad que padecen los mismos, incluyendo el pago de los
intereses correspondientes.

2. Que el BANCO DEL ISTMO, S.A., en su condición de depositario y


custodio de los fondos recaudados y destinados a atender la dolorosa
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enfermedad padecida por los menores demandantes, por su negligencia,
falta de malicia, celo y desatendiendo los usos y prácticas de la banca en el
manejo de dicha cuenta, debe responder por el mal manejo de la misma y
es responsable por la desviación, mal uso y pérdida de los dineros donados,
obtenidos y allí depositados con gran sacrificio, para la búsqueda de la salud
de los menores demandantes, incluyendo el pago de los intereses
correspondientes a los depósitos recibidos y manejados de manera ilegal.

3. Que en caso de oposición, los demandados ANTONIO MARIO


CLEMENT GÁLVEZ, FUNDACIÓN NIÑOS DE AMÉRICA-PANAMÁ y
BANCO DEL ISTMO, S.A. sean condenados al pago de costas y gastos de
esta acción."

Ahora bien, del libelo de demanda se desprende que la controversia gira en


torno al manejo de la cuenta identificada bajo el número 50-0-97709-100,
depositada en el BANCO DEL ISTMO, S.A., la cual afirman los demandantes
estaba a nombre de ROSA MARÍA y MELITÓN ATENCIO, siendo éstos los
únicos y legítimos beneficiarios de los fondos que en ella se encontraban.

Explica el apoderado judicial de la parte actora, que debido al padecimiento


de una enfermedad conocida como Glucogénesis, diagnosticada por médicos de
la localidad y de centros hospitalarios a nivel internacional, y que requería una
operación urgente con un costo aproximado de B/.240,000.00 por cada niño, los
padres de los menores ROSA MARÍA y MELITÓN ATENCIO y otras personas
solidarias, se abocaron a recaudar fondos para garantizar la operación de
éstos, por lo que se abrió la aludida cuenta, que ascendió a una suma superior
a los B/.130,000.00.

Continúa señalando que la entidad bancaria demandada, conociendo


quiénes eran los beneficiarios de la cuenta, permitió la disposición del dinero
por personas no facultadas para ello, cuando debió exigir autorización previa de
un Juez de menores para retirar o desviar fondos.
En ese sentido, sostiene el apoderado judicial de los demandantes que BANCO
DEL ISTMO, S.A. conjuntamente con el señor ANTONIO MARIO CLEMENT

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GÁLVEZ, desviaron sumas de dinero depositándolas a favor de la
FUNDACIÓN NIÑOS DE AMÉRICA-PANAMÁ, que a la fecha de la transacción
no se encontraba registrada en el Registro Público, y también que abrieron una
nueva cuenta con los fondos de los menores, donde depositaban dinero
pero autorizando al demandado CLEMENT GÁLVEZ como beneficiario, sin el
conocimiento y/o consentimiento de los padres y representantes legales ni
autorización judicial alguna.

Decisión de primera instancia:

Con fundamento en la declaración primera, se CONDENA a ANTONIO


MARIO CLEMENT GÁLVEZ al pago de CIENTO TREINTA MIL
BALBOAS CON 00/100 (B/.130,000.00).

Con fundamento en la declaración segunda, se CONDENA a PRIMER


BANCO DEL ISTMO, S.A. (antes BANCO DEL ISTMO, S.A.) al pago de
NOVENTA Y TRES MIL DOSCIENTOS CINCUENTA Y TRES CON
36/100 (B/.93,253.36).

De igual forma CONDENA a ANTONIO MARIO CLEMENT GÁLVEZ a


pagar a los demandantes la suma de TREINTA MIL BALBOAS CON
00/100 (B/.30,000.00) en concepto de daño moral.

Los intereses que por mandato del artículo 993 del Código Civil deberá
cubrir ANTONIO MARIO CLEMENT GÁLVEZ se fijan, provisionalmente,
en la suma de SETENTA MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA CON 00/100
(B/.70,850.00), los cuales se seguirán causando hasta tanto se cancele
el total de la obligación reconocida por esta sentencia.

Los intereses que deberá cubrir PRIMER BANCO DEL ISTMO, S.A.
(antes BANCO DEL ISTMO, S.A.), se fijan, provisionalmente, en la suma
de CINCUENTA MIL OCHOCIENTOS VEINTITRÉS CON 07/100
(B/.50,823.07), los cuales se seguirán causando hasta tanto se cancele
el total de la obligación reconocida por esta sentencia.

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Los intereses producto de la condena de daño moral y a cargo de
ANTONIO MARIO CLEMENT GÁLVEZ se tasan en la suma de
DIECISÉIS MIL DOSCIENTOS BALBOAS CON 00/100 (B/.16,200.00)

Las imperativas CONDENA EN COSTAS a cargo de ANTONIO


MARIO CLEMENT GÁLVEZ se fijan, por disposición del artículo 1071 del
Código Judicial, en la suma de VEINTICINCO MIL QUINIENTOS CON
00/100 (B/.25,000.00).

La CONDENA EN COSTAS a cargo de PRIMER BANCO DEL ISTMO,


S.A. (antes BANCO DEL ISTMO, S.A.), se fijan en la suma de
DIECINUEVE MIL SEISCIENTOS CINCUENTA CON 67/100
(B/.19,650.67).

Las costas como consecuencia de la condena por daño moral y a


cargo de ANTONIO CLEMENT, se fijan en SIETE MIL QUINIENTOS
BALBOAS CON 00/100 (B/.7,500.00).

Contra la aludida resolución interpuso recurso de apelación la firma


forense ARIAS, ALEMÁN & MORA, apoderada judicial de BANCO DEL ISTMO,
S.A., y anunció pruebas para la segunda instancia, cuya admisibilidad se determinó
por medio de Auto de 22 de abril de 2009 (fs.2844-2855). Vencido el término de
práctica de pruebas, el Primer Tribunal Superior del Primer Distrito Judicial, a través
de resolución de 18 de septiembre de 2009 (fs.2929-2951), confirmó la decisión
impugnada.

Del Recurso De Casación Y Decisión De La Sala.


"PRIMERO: La Resolución impugnada proferida por el Ad-quem, al confirmar lo
dispuesto por la Sentencia del primer grado, en el sentido de que al considerar la
existencia de una relación contractual entre el banco demandado (BANCO
DEL ISTMO, S.A.) y los demandantes MELITÓN ATENCIO y NILSA JUDITH
CARRIÓN, infringió normas sustantivas de derecho que establecen que en
nuestro ordenamiento jurídico para que exista una relación contractual se requiere
la existencia de los requisitos del consentimiento, objeto y causa del contrato,
siendo que en el caso bajo examen estos requisitos no surgieron entre nuestra
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poderdante y los demandantes, circunstancia que ha influido sustancialmente en
lo dispositivo de la resolución recurrida.

En el negocio objeto de examen, la Sala observa que los cargos expresados en


los motivos que sirven de soporte a la causal de fondo son cuatro (4), y se refieren
a la inexistencia de una relación contractual entre BANCO DEL ISTMO, S.A. y los
demandantes, de allí que la recurrente estime que no tiene obligación de
indemnizar daños y perjuicios por dolo, negligencia o morosidad. Adicionalmente,
manifiesta el casacionista que, si la acción u omisión es imputable a dos ó más
personas, cada una es solidariamente responsable por los perjuicios causados y,
por último, afirma que la acción civil para reclamar indemnización por obligaciones
derivadas de culpa o negligencia, responsabilidad civil extracontractual o
aquiliana, prescribe en un (1) año a partir de que lo supo el agraviado.

"Considera el apelante que el error más grave que comete el juzgador de


primera instancia es considerar que entre los demandantes y el banco existe
una relación contractual, pues, advierte, la cuenta la abrió el señor Clement
Gálvez. Tal como se ha señalado anteriormente, en el contrato de cuenta de
depósito aportado se encuentran como beneficiarios de la cuenta los
menores, por los cuales varias personas depositaron dinero para cumplir
con el objetivo de que tuvieran la posibilidad de un transplante. Por lo tanto,
es errado considerar que no existía una relación contractual, cuando es un
hecho comprobado."

El Primer Tribunal Superior consideró que existe una relación contractual


entre los demandantes y BANCO DEL ISTMO, S.A., por lo que procede comprobar
si, tal y como sostiene el casacionista, al confirmar la decisión de primera instancia
fue infringido por omisión el artículo 1112 del Código Civil, disposición que señala
los requisitos para la existencia de los contratos.

Al respecto, estima la Sala que no se incurrió en la infracción señalada,


toda vez que existe un contrato de cuenta de ahorro (ver fs.50), que si bien fue
suscrito por ANTONIO MARIO CLEMENT GÁLVEZ con BANCO DEL ISTMO, lo
cierto es que en él se acordó que era a nombre y/o en beneficio de los
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menores "ROSA MARIA 'O' MELITON ATENCIO 'O' MENORES" y que "ESTA
CUENTA SE ESTA ABRIENDO CON LA FINALIDAD DE AYUDAR A LOS NIÑOS
ARRIBA INDICADOS PARA UN TRANSPLANTE DE HIGADO EN LOS ESTADOS
UNIDOS DE NORTEAMÉRICA", es decir, concurren el consentimiento de los
contratantes, objeto cierto materia del contrato y causa de la obligación.

Haber expresado en el contrato que las sumas depositadas serían a


favor de los menores, implica que el demandado ANTONIO MARIO CLEMENT
GÁLVEZ abrió la cuenta de ahorros, firmó el contrato de depósito a nombre,
en beneficio de los citados menores, lo que no le resta validez al pacto ni
conlleva que se desconociera el contenido del aludido artículo 1112, máxime
si se tiene presente que los padres de ROSA MARÍA Y MELITÓN ATENCIO tenían
conocimiento de la apertura de la cuenta, según se colige del libelo de demanda, y
que los dineros recaudados eran depositados en la entidad bancaria demandada.

A criterio de esta Corporación de Justicia, el Primer Tribunal Superior no


vulneró por omisión lo preceptuado en el artículo 1112 lex cit., sino que, tomando
en cuenta lo que dispone, reconoció la existencia de un contrato suscrito a nombre
de otro, el que en este caso puede considerarse ratificado, dada la conducta de los
padres de los menores, de allí que a éstos les asista el derecho a exigir el
cumplimiento de lo acordado por el señor ANTONIO MARIO CLEMENT GÁLVEZ
con BANCO DEL ISTMO, S.A., a favor de sus hijos, a quienes representan
legalmente.

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Recomendaciones

• Para lograr tener buen manejo y destreza sobre el tema de los elementos
esenciales del contrato hace falta que el profesional haga una fuerte
investigación no solo en las normas panameñas, sino también que se
introduzca en la doctrina y jurisprudencias internacionales para que tome
como referencia comparativa dicha información.

• El ordenamiento jurídico entiende que el error es un vicio del consentimiento


que invalida el contrato, no en el sentido de que impide
la existencia del consentimiento de las partes contractuales, sino más bien
de que el vicio afecta al consentimiento y lo hace anulable, y es por esta
razón que resulta de suma importancia tener experticia ya análisis crítico en
el estudio de casos de esta índole.

Conclusiones

• Los contratos tienen elementos esenciales, es decir, es necesario que estos


elementos se presenten ya que de lo contrario los contratos serán
inexistentes, no nacerán a la vida jurídica y por ende no producirán efectos
legales.

• El consentimiento es uno de los elementos de existencia del contrato, se


refiere a la manifestación de la voluntad de las partes para la celebración del
contrato.

• En caso de que una de las partes contratantes incumpla con sus obligaciones
contractuales faculta a la otra para exigir la ejecución forzosa o la rescisión
del contrato, más el pago de una indemnización y el pago de los daños y
perjuicios causados.

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Bibliografía

• Información jurídica inteligente: http://vlex.com.pa

• http://bd.organojudicial.gob.pa/registro.html

• Código Civil Panameño

• Derecho de obligaciones y contratos, (coord. Valpuesta Fernández),


Valencia, Tirant lo Blanch, 1994, págs. 405 a 416.

• Curso de Derecho Civil, (coord. Martínez de Aguirre), Madrid, Colex, 2000.

• Lecciones de derecho civil II, Obligaciones y contratos Arnau, Moya. F,


2008/2009.

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