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AVANCE MATERIALES SECUNDARIA Javier Jurado

Tema 10
instrumentos folclóricos y étnicos

1. Instrumentos folclóricos españoles


1.1 Idiófonos
1.1.1 Idiófonos percutidos
1.1.2 Idiófonos agitados
1.1.3 Idiófonos frotados
1.1.4 Idiófonos pinzados
1.2 Membranófonos
1.3 Cordófonos
1.4 Aerófonos
1.4.1 De bisel
1.4.2 De lengüeta simple
1.4.3 De lengüeta doble
1.4.4 Gaitas

2. Instrumentos del folclore mundial


2.1 Idiófonos
2.1.1 Barras percutoras
2.1.2 Planchas percutidas
2.1.3 Tambores de hendidura
2.1.4 Sonajeros
2.1.5 Palillos entrechocados
2.1.6 Platillos
2.1.7 Gongs
2.1.8 Campanas
2.1.9 Litófonos
2.1.10 Láminas
2.1.11 Guimbardas
2.1.12 Idiófonos frotados
2.2 Membranófonos
2.2.1 Tambores
2.2.2 Mirlitones
2.3 Cordófonos
2.3.1 Arco musical
2.3.2 Liras
2.3.3 Arpas
2.3.4 Laúdes
2.3.5 Guitarras
2.3.6 Cordófonos frotados

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2.3.7 Cítaras
2.4 Aerófonos
2.4.1 De bisel
2.4.2 De lengüeta simple
2.4.3 De lengüeta doble
2.4.4 Cornamusas
2.4.5 De boquilla

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1. Instrumentos folclóricos españoles

1.1 Idiófonos

1.1.1 Idiófonos percutidos


Dento de los idiófonos entrechocados resulta evidente que las castañuelas son las más extendidas. El tipo
mayoritario está constituido por dos piezas de madera cóncava, de entre ocho y diez centímetros de largo.
Además de su nombre genérico reciben otros según la zona de que se trate, siendo el más usual el de palillos,
nombre con el que se les conocía en el XVII y XVIII. En Canarias se les llama chácaras, en zonas de Castilla-
León y en Cantabria como tarrañuelas, en Galicia tarrañolas y, en general, pulgaretas, pulgarcillas, tejoletas y
tejuelas.
Se supone que originalmente no tenían ningún tipo de cordaje, estando formadas por dos piezas que se ha-
cían entrechocar, lo que implica una mayor relación con el instrumento original, krotala griego, y los crótalos
egipcios anteriormente conocidos en Mesopotamia. En esta presentación se conocen también en España, y más
concretamente en Galicia: se trata de dos piezas rectangulares alargadas y planas, sin ningún tipo de concavi-
dad, de madera, pizarra, o piedra, o más simplemente dos costillas de cerdo. Se toman por un extremo entre los
dedos y se agitan entrechocándolos entre sí.
De forma similar se entrechocan las cucharas de madera; se agarran por pares, haciendo entrar en contacto
ambas partes convexas, y se toman ambos mangos con la mano, manteniéndolas separadas gracias a la intro-
ducción del índice entre los mangos; producen sonido al ser agitadas, pero también entre sí y al golpear con
la palma de la otra mano contra el muslo, situados en el mismo eje vertical. Son de uso habitual en el norte;
actualmente se emplean también las metálicas.
La txalaparta vasca consta de unos soportes de madera sobre los que se colocan dos tablones; dos intér-
pretes golpean con unos palos (makilas) en un movimiento vertical. Los txalapartaris responden a dos ritmos
diferentes: uno en forma de ostinati (txacun), y el otro de carácter improvisado (herrena). Probablemente en su
antiguo origen sería parte de un sistema de señales, pero se sabe que se le otorga la facultad de imitar el sonido
de los cascos del caballo, que estuvo ligado a ritos funerarios y a faenas agrícolas; precisamente ha llegado
hasta nuestros días a través de la ejecución ritual en los lagares.
El almirez es un utensilio de cocina de bronce (ahora se fabrican en madera, pero no suenan) compuesto de
un tazón y un mazo; el sonido se produce golpeando con el mazo en el fondo o los lados del tazón; es propio
de Castilla y Andalucía.
El triángulo es conocido en muchas zonas, recibiendo ese nombre o el de yerrillo y ferreguins.
Durante las danzas se entrechocan palos, bastones, palillos o espadas, de madera entre treinta y cinco a
cincuenta centímetros de largo. Esos palos, que dan lugar a diversas danzas (de espadas, de palos...), tienen
significado ritual, de carácter guerrero.
En Asturias se emplean las zuecas o zuecos (calzado de madera) para producir ritmos con los pies. Función
similar tiene en algunas zonas las aldabas de las puertas. En zonas mineras se golpea la palanca o barrena con
un martillo para producir el ritmo.
El chicotén es un instrumento del Alto Aragón. Consta de una caja rectangular de madera con seis cuerdas
de tripa, que sostiene el instrumentista en el arco del brazo mientras con la misma mano interpreta la flauta (tres
agujeros); con la otra mano golpea todas las cuerdas a la vez con un palo de madera.
Las cañas también se preparan para convertirse en instrumento popular. Se corta un trozo de unos sesenta
centímetros de largo, y se le practican unas hendiduras longitudinales a lo largo de sus dos terceras partes,
en su zona superior. Se agarra con una mano por la parte inferior, mientras la otra presenta pulgar y el índice
extendidos, agitando la caña entre ellos por el movimiento de la mano que la agarra. Es mejor (y más propio)
moverla haciendo chocar el extremo inferior en el hueco de la mano; el resultado es el rápido entrechocar de
las partes superiores cortadas.

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1.1.2 Idiófonos agitados


Las esquilas, cencerros, campanillas, cascabeles... no son propiamente instrumentos, sino elementos sono-
ros propios del pastoreo con dos funciones: identificación y localización del ganado y producción de una señal
acústica que pueda seguir el rebaño en sus desplazamientos; algunos apuntan un posible sentido mágico, como
amuleto para proteger al ganado.
El cencerro (aljaraz, chucalla o chocalla, cencerra, zinzerri, choca...), no forma parte del instrumentario
popular, más que en las célebres “cencerradas” (bodas, carnaval...). Las campanas son un elemento ritual. Los
cascabeles se encuentran a veces en las ropas de los danzarines y en las cinchas de los animales de carga, con
significado mágico. Las campanas son también instrumento de tipo ritual, aunque con función musical en los
cantos de campanilleros de Andalucía.
Las calabazas huecas y rellenas de semillas se emplean en muchas zonas. Quizás uno de los elementos más
extendidos sean las sonajas. En Galicia van asociadas a la membrana en la pandereta (y se llaman ferreñas, por
extensión del antiguo nombre que se le aplicaba al aro con sonajas, que ha caído en desuso). En Cataluña se
denominan sonalles y, en Castilla, soniquetes.
El charrasco es un instrumento popular gallego; consta de un palo de madera largo que en la parte superior
lleva un bastidor con hileras de sonajas (la longitud total es más de metro y medio). Mango y bastidor se en-
cuentran unidos por un hilo tenso sobre un pequeño puente, de manera que al pasar un palo dentado o estriado
accionado con una mano por encima del hilo, hace vibrar las sonajas. La otra mano agarra el instrumento y
golpea su base contra el suelo.

1.1.3 Idiófonos raspados


La carraca o matraca está formada por una rueda dentada sujeta a un mango, alrededor del que gira un
cuerpo integrado por una lengüeta en contacto con los dientes, de manera que al provocar el giro alrededor del
mango la lengüeta choca con los dientes produciendo sonido. Sustituye a las campanillas de las celebraciones
litúrgicas en Cuaresma, simbolizando el terremoto del fin de las tinieblas. En Cataluña se la conoce como xe-
rrac o carrau, en Euskadi como karraca o karrica, y en Salamanca como tarabilla.
Las hueseras están constituidas por láminas de madera o hueso atadas en sus extremos a otros palos más
largos, formando hileras. Lo más normal es colgarlas al cuello y rascarlas con otra lámina similar que se man-
tiene en una mano, mientras con la otra se estira el extremo opuesto para separarlas del cuerpo. En Cataluña
se forman con huesos de pájaros (badurrias d´ossos), llamadas rigu-rigu o carabassola. Se pueden encontrar
en Castilla, Andalucía, Levante y Madrid; esta última recibe el nombre de arrabel, y está formada por huesos
de cordero o de cabrito.
Las botellas de cristal labrado se convierten en instrumento al rozar la superficie con un objeto metálico.
Las conchas de vieira son un idiófono de frotación; se agarran dos conchas cóncavas (la otra del bivalvo es
plana) y se hacen frotan una contra otra; es un instrumento popular habitual de Galicia.

1.1.4 Idiófonos pinzados


El birimbao, guimbarda, arpa de boca, arpa judía, sansònia, samfonia, birimbas, llengueta o xilla, consta de
un marco metálico provisto de una lengüeta larga soldada a uno de los extremos. El marco se coloca entre los dien-
tes, y se acciona la lengüeta con un dedo, mientras el interior de la boca cambia de posición para variar el sonido.

1.2 Membranófonos
El que más desarrollo y variedad presenta en España es el tambor. Es difícil precisar todos los tipos, debido
a la cantidad y a la presencia de diferencias zonales. En muchos casos aparece asociado a la flauta de tres ori-
ficios, ejecutando ambos el mismo instrumentista. Existe un modelo más pequeño, llamado tamboril.
El pandeiro es un instrumento de doble membrana sobre un marco cuadrangular, propio de Galicia. En su
interior se disponía una cinta con varios cascabeles (axóuxeres), que aumentaban la sonoridad enriqueciendo
tímbricamente, aunque su número ha disminuido con el tiempo hasta quedar en uno o dos (o ninguno). Las
membranas eran tradicionalmente de piel de cabrito. Se sostiene sobre el pecho con los antebrazos, atado a la
cintura o colgado del cuello, mientras se golpea con ambas manos abiertas o los puños.

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De similares características son el pandero de Castilla-León y Extremadura, conocido como alduf en


Cataluña. El pandero tinerfeño se llama tajaraste, y da su nombre albaile popular al que sirve de apoyo ins-
trumental. El asturiano es de marco circular. También abundan cantos acompañados por panderos en toda la
geografía hispana, dando lugar a pandeiradas, cançons de pandero y cantar de pandeiro.
La pandereta consta de un aro de madera con parejas de sonajas, que sirve de marco a una membrana sim-
ple. Está presente en todos los pueblos peninsulares, aunque su función es más destacada en el norte. Un tipo
de pandereta sin sonajas, la pandeira gallega, ha caído en desuso. La inclusión de la pandereta en los membra-
nófonos es más de índole práctica que real, ya que también se considera un idiófono.
La zambomba es un membranófono de fricción que consta de una vasija que cubre su boca con una mem-
brana atada; una caña insertada en el parche produce sonido al ser frotada por la mano del ejecutante. Está
extendida por el centro, sur y levante peninsular.
El mirlitón (en Asturias, berrón, y en Cataluña nunut) es un tubo hueco (o caña) al que se une una membra-
na tensa; esta membrana puede ser de papel de fumar, piel de cebolla o la última capa de la misma caña que le
sirve de soporte. Al cantar la vibración sobre la membrana produce un sonido característico.

1.3 Cordófonos
El tipo más sencillo de cordófono popular existente en la península es el rabel. Se trata de un instrumento de
reducidas dimensiones, con una, dos o tres cuerdas, y una caja de resonancia simple, que se frotan con un arco
mientras los dedos se colocan en el mástil, acortando o alargando la longitud en vibración. La mayor parte eran
fabricados por los propios instrumentistas, que alternaban el canto con una ejecución heterofónica o un pedal.
Las cuerdas son de tripa y la caja de resonancia es una sencilla estructura de madera o una calabaza, con tapa
de piel o cuero. El arco suele ser curvo, y con pelo o crin de animal.
La zanfona es un cordófono de cuerda frotada, con caja ovalada o más comúnmente en forma de guitarra.
Llegó a ser muy importante (aparecen representaciones iconográficas desde el XIII) y no sólo en España, sino
en toda Europa, como demuestra la cantidad de nombres por los que se la conoce (zanfonía, zanfonia, zanfoña,
zampoña, cinfonia, çinfonía, chinfonia, sinfonía, armonía, sanfona, sanfonia, viola, viela, biel, viola de rueda,
e incluso rota). A partir del XVIII cayó en desuso, siendo considerado propio de vagabundos, siendo recupe-
rado durante nuestro siglo en algunas zonas por la intervención de ejecutantes y estudiosos (uno de ellos, el
gallego Faustino Santalices, investigó sobre su relación con el folclore a través de los cantares de cego). En
la ejecución se mueve circularmente el manubrio con la mano derecha, lo que hace girar una rueda que frota
las cuerdas, mientras la mano izquierda acciona un teclado que mueve las espadillas que limitan la longitud
vibrante de la cuerda. Se afina en “do” o en “sol”; las dos primeras cuerdas cantantes (es decir, las melódicas)
se afinan a la quinta superior (en el caso de la afinación en “do” serían “sol3”, y la tercera (que se dispone más
cerca del cuerpo) a la cuarta inferior (en este caso “sol2”); uno de los bordones se afina a la cuarta baja (“sol2”)
y el otro a la octava (“do2”).
Aunque se asocia el violín con el repertorio clásico, su presencia en la música tradicional es importante,
aunque la técnica de ejecución varía ostensiblemente en este tipo de repertorio. Más que como solista aparece
en los conjuntos instrumentales diversos, acompañando a las jotas valencianas, las parrandas murcianas, los
verdiales malagueños y los cantos de la Alpujarra granadina.
De origen muy antiguo, la guitarra ha calado hondo en la esencia del pueblo español, a lo largo del XVII y
el XVIII. El instrumento actual guarda grandes similitudes con el modelo del XVIII, pero presenta un mayor
tamaño, presencia de una sexta cuerda, y la sustitución de los órdenes de cuerdas dobles por cuerdas simples.
Su presencia en el folclore es enorme; en el sur se convierte en la acompañante del cante flamenco, y en el resto
constituye la base armónica de los más diversos conjuntos instrumentales, si bien en la cornisa cantábrica su
implantación es menor. Entre las variedades de guitarra destaca el guitarrillo (octava alta) y el requinto, guita-
rrico u octavilla, aunque los dos primeros términos designan al instrumento de cinco cuerdas.
También muy extendido por todo el territorio se encuentran el laúd y la bandurria, de seis cuerdas dobles
(con los órdenes afinados al unísono); el laúd suena octava baja de la bandurria; ambos instrumentos se tocan
con púa.

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El cordófono tradicional de las Canarias se denomina timple. Se trata de una pequeña guitarra de cinco
cuerdas de tripa o tanza, construido en pino. Su presencia en las rondallas da un toque característico al conjun-
to, tanto por su tesitura aguda como por su afinación, al ser la cuerda central la más grave.

1.4 Aerófonos

1.4.1 De bisel
Los aerófonos presentes responden a los tipos de bisel y lengüeta. Los de bisel (flautas) son mayoritaria-
mente de pico, aunque hay algunas de Pan y una travesera; en cuanto a los de lengüeta se emplean tanto de
lengüeta doble, como de simple, o híbridos de estos dos modelos.
La variedad de flautas del folclore español resulta impresionante, pero es posible reducirlas a tres grupos:
traveseras, de pico y de Pan. Las de pico son más numerosas, y a su vez pueden ser clasificadas en flautas para
tocar a dos manos o a una sola, dejando libre la otra. Este último tipo presenta tres orificios, dos frontales y uno
posterior, y los sonidos se producen a partir de la combinación de dedos que dan lugar a un tetracordio básico,
que puede ser transportado variando la presión de la columna de aire. De este tipo son el txistu, la txirula, y
el silbote vascos, así como la flauta aragonesa que se interpreta junto al chicotén, la gaita extremeña, la gaita
salamanquina, la flaúta de Ibiza, la flauta rociera onubense y el pito de León y Asturias.
El txistu es el instrumento rey de la música de Euskadi. El ejecutante toca con la mano izquierda, mientras
que con la derecha interpreta al tamboril. Para conseguir las notas emplea los dedos pulgar, índice y corazón
(epurva, eraskulea, y erdikoa, respectivamente), más la participación ocasional del meñique (txikia) tapando
en parte el final del tubo. El instrumento es diatónico, aunque un buen txistulari consigue cromatismos, y su
extensión es de dos octavas. La txirula es similar, pero de menor tamaño, siendo el silbote (txistu aundia)
mayor.
El flabiol es la flauta de la cobla, formación tradicional catalana, aunque en su origen el ejecutante interpre-
taba solo (flabiol i tamborí); el instrumento actual posee siete orificios y tres llaves, es cromático y su extensión
es de una octava y una cuarta.
Las flautas que se interpretan con el concurso de las dos manos están también presentes en la geografía
hispana. El pito gallego puede ser el más evolucionado de ellas; tiene siete agujeros frontales y uno posterior,
está dividido en dos cuerpos y su sección es muy cónica.
Las flautas traveseras no son abundantes en el folclore español. Aunque la flauta moderna se incluye en
diversas formaciones, su ejecución técnica no difiere de la de las flautas orquestales. La requinta es la flauta
travesera gallega, inspirada en el modelo de flauta barroca. Es cromática, y su extensión es de dos octavas;
posee una única llave y seis agujeros frontales (las similitudes con la travesera barroca son evidentes).
De presencia escasa, la flauta de Pan asume más un papel de reclamo o de instrumento asociado a oficios.
Recibe multitud de nombres zampoña, siringa, castrapuercos, etc.

1.4.2 De lengüeta simple


Los instrumentos de lengüeta simple pueden ser de insuflación directa o indirecta, según no estén provistos,
o sí, de un fuelle.
La alboka vasca es presenta dos tubos de caña, madera o tibia de ave zancuda, unidos e insertados en el
centro de un cuerpo semicircular (yugo), rematados por dos trozos de cuerno de bovino, uno más pequeño para
soplar (adar txiki) que contiene las dos cañas (una para cada tubo), y otro mayor que sirve de amplificador so-
noro (adar andi). Un tubo posee cinco agujeros y el otro tres, y la ejecución se basa en la producción de pedales
a la quinta o a la tónica, manteniendo el sonido de manera continua (es decir, que exige respiración circular).
De similares características es la gaita de la sierra, de Madrid, aunque solo tiene un tubo con tres agujeros
frontales y uno posterior. Las xeremies ibicencas constan de dos tubos de caña atados juntos, cada uno provisto
de su propia caña.

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El único representante de los aerófonos de insuflación indirecta y lengüeta simple es el acordeón. Su uso
es corriente en el norte, sobretodo en el País Vasco, donde interpreta junto a la pandereta y el canto. También
aparece en los grupos de gaiteros gallegos y asturianos, y en rondallas valencianas, aragonesas…

1.4.3 De lengüeta doble


Los instrumentos de lengüeta doble se conocen en España bajo el nombre genérico de dulzainas, pero exis-
ten numerosas variedades. La donsaina valenciana interpreta acompañada de tabalet o tambor; esta dulzaina
es un tosco instrumento de madera con siete agujeros frontales y uno posterior, muy cónico, provisto de palleta
corta y gruesa. En Euskadi se denomina bolin-gozo y en Castilla ha sido un instrumento de prestigio, como
prueba el hecho de su evolución, llegando a tener llaves para las alteraciones.
En Cataluña los aerófonos de este tipo se llaman grallas. Los arcaicos eran denominados seques, y eran
rudimentarios instrumentos de seis agujeros, sin llaves. De su evolución nacieron el tible (en “fa”, de tamaño
similar al clarinete) y la tenora (mayor tamaño, en “si bemol”).

1.4.4 Gaitas
Las gaitas son aerófonos de lengüeta, que presentan tubos melódicos que salen de un fuelle (fol) que se
llena de aire al soplar el gaitero, y que por la presión de su antebrazo se distribuye por todos los tubos. El tubo
más grave (ronco o roncón) está provisto de una lengüeta simple (pallón), y produce un pedal de tónica; es
facultativo en la gaita gallega la presencia de otro tubo de pedal, llamado ronqueta, de similares características;
el tercer tubo opcional se denomina ronquillo o chillón. Estos tubos octavan la tónica, pero también pueden
afinarse a la quinta (usan lengüetas simples, aunque la mayoría de gaiteiros optan por el empleo de lengüeta
doble para el chillón). La tónica del chillón coincide con la nota del punteiro, o tubo melódico, provisto de
lengüeta doble; la afinación habitual es la de “si bemol”, aunque existen otras tonalidades (en la actualidad son
trece, pero a niveles populares, aparte de la mencionada, se encuentra la gaita grileira (en “re”), la “redonda”
(en “do”) y la tumbal (en “si”, aunque este término prácticamente no se usa).
Las afinaciones habituales de la gaita asturiana son “si bemol”, “do” y “re”, y sus tubos son más largos que
los de la gaita gallega. La extensión de ambas es muy corta, poco más de una octava, con sensible inferior. Los
instrumentos son diatónicos, pero un buen instrumentista puede acometer posiciones para las alteraciones. La
influencia de las gaitas gallega y asturiana se ha dejado sentir en amplias zonas de León y Zamora, aunque esta
gaita tiene un fol de mayor tamaño. También existen gaitas en la provincia de Huesca (de boto), y en Cataluña,
así como en Mallorca (también conocida por xeremies).

2. Instrumentos del folclore mundial


La cantidad y variedad de los instrumentos folclóricos presentes en todo el mundo es enorme, por lo que
sólo se señalarán aquí algunos, por su curiosidad o por las aplicaciones didácticas que pueden tener.

2.1 Idiófonos

2.1.1 Barras percutoras


El instrumento más arcaico es el bastón de ritmo, palo o caña relleno o no de semillas, que se percute de
diversas formas: contra el suelo, un tronco, o una piedra; es de uso habitual por parte de los aborígenes de
Australia y Nueva Zelanda, y en algunas islas del Pacífico.
1.1.2 Planchas percutidas
La derivación inmediata del tipo de barras percutoras son las planchas percutidas, sobre las que se golpea
con un palo; aparecen en Oceanía y África. Forma parte de los rituales guerreros, al emplear el escudo y la
lanza.
La calabaza seca ha dado lugar a un variado repertorio de técnicas percusivas, al ser golpeada con baquetas
o con las manos. Constituye el paso previo a la construcción de tambores de vasija, y su consecuencia inme-
diata ha sido la inclusión de cántaros y otros utensilios de cocina como objetos sonoros.

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El instrumento más interesante de los de este tipo es el djaltarang hindú, compuesto por una serie de vasi-
jas rellenas en mayor o medida de agua que se golpean con baqueta. La jícara de agua mexicana se basa en el
mismo principio, ya que una mano acciona la baqueta mienras la otra hunde más o menos la calabaza en el agua.

2.1.3 Tambores de hendidura


Son el tipo más importante de los idiófonos percutidos; suelen ser vasijas, casi siempre de madera, con una
abertura, y se golpean con las manos o las baquetas. De este tipo son los wood-blocks y el templeblocks, liga-
dos a los cultos budistas. El instrumento africano se llama tam-tam, cuya hendidura es tan amplia que el sonido
a cada lado es diferente. En Oceanía estos instrumentos están ligados a las danzas y a rituales de hechicería. El
más importante de los conservados en América es el “teponaztli”, tambor de madera cilíndrico mexicano ritual
de origen azteca; en la parte superior posee una abertura en forma de H en la que se introducen dos lengüetas
de distinta longitud

2.1.4 Sonajeros
Bajo esta denominación general se encuentran idiófonos sacudidos tan importantes como las maracas, sis-
tros y sonajas. Pueden ser:
De percusión interna: vasijas rellenas de partículas como semillas, bolitas de barro o metal, piedrecitas...
De percusión externa: las partículas están dispuestas en hileras que rodean exteriormente la vasija.
Las vasijas son de diversos materiales (coco, calabaza, mimbre, cerámica, huevo...). En África se encuen-
tran sonajeros de percusión externa e interna, y la vasija siempre es una calabaza vacía y seca, en la que se
incrusta un palo; los de percusión interna usan semillas, y los de externa redes de material vegetal a la que se
sujetan semillas, bolas de barro, huesos de frutos y huesos de animales de pequeño tamaño. Los instrumentos
de este tipo más famosos en América son las maracas, par de calabazas con mango llenas de arena o semillas,
y en la actualidad de bolitas de plomo. Entre ellas destaca el chocalho brasileño (maraca cilíndrica sin mango)
y la cabaça, sonajero de percusión externa rodeada de bolitas sujetas a una red más o menos tupida.
El sistro es similar a los sonajeros, pero los percutores son láminas de metal sujetas a un marco. En África
adoptan la forma de sistro de calabaza, haciendo coincidir dos partes diferentes de frutos. El más representativo
es el wasamba senegalés. En Asia hay sistros en la India (kurtar) y en las repúblicas ex soviéticas más orien-
tales. Los sonajeros de mayor uso popular mundial son las integradas por cascabeles o campanillas que se atan
a los tobillos de los danzarines.

2.1.5 Palillos entrechocados


Están muy extendidos; según la zona se emplean de piedra, madera o hueso. Los más conocidos son las
castañuelas (España y mundo hispano) y las claves (todo el mundo, sobretodo las Antillas). Las cucharas se
usan en Escocia, Irlanda y Gales, así como en Rusia. En Asia los palillos entrechocados están muy diversifica-
dos, y hay modelos en bambú y madera.

2.1.6 Platillos
Son de origen asiático, por lo que los instrumentos de mayor valor étnico se encuentran en ese continen-
te. Sus funciones han sido diversas, desde la emisión de señales al acompañamiento a la danza, pasando por
inclusión en rituales guerreros y funerarios. Hay variedades de forma y tamaño en los rituales del Tibet, en la
India... en Bali se incluyen en el gamelán (orquesta de percusión).
Los crótalos son pequeños platillos de metal, propios del folclore norteafricano, europeo y asiático.

2.1.7 Gongs
Son de origen chino. Su práctica se limita a Asia, y suelen estar ligados a prácticas rituales religiosas. El
tamaño oscila entre diez centímetros y un metro de diámetro. Tiene forma de disco con los bordes hacia el
interior y una protuberancia en el centro, justamente en el lugar donde debe ser golpeado; se usan baquetas de
madera o forradas de tela, y a veces metálica. El gong puede colocarse colgado de un bastidor, o bien horizon-
talmente. Como ejemplo del primer caso citaremos el yün-lo chino, que consta de un juego de diez gongs sobre
un armazón, con tres niveles en cada uno de los cuales se disponen otros tantos gongs, y uno arriba de todo; de

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este tipo hay instrumentos en Vietnam y Corea. Sobre soporte, pero individualmente, se usan en Japón en las
ceremonias sintoístas, y también en la música popular.
En Indonesia los gongs se disponen horizontalmente, sobre armazones rectos o circulares, como si se tratara
de láminas de un xilófono de artesa. Se usan en el gamelán en Malasia, Bali, Java, Sumatra, Birmania, Laos,
Tailandia, Camboya y Birmania.

2.1.8 Campanas
En África las campanas se construyen de madera y de metal; las de madera son realizadas con cáscaras de
frutos vacías y secas, con uno o varios badajos (en este caso el sonido se produce al chocar los badajos con
la campana y entre sí). Las metálicas se construyen en hierro, en forma de dos tejas apuntadas que se colocan
una contra la otra dando lugar a un cono. A veces presentan un asa común, insertando unas en otras hasta un
número de dos o tres. Las campanas de hierro suelen tener el badajo exterior. Las construidas en marfil son
muy hermosas muestras de artesanía popular, pero su sonoridad es escasa.
En Asia las campanas son metálicas. En China y asociado al rito budista se emplean campanas de enormes
dimensiones, ubicadas en salas independientes del templo; en este caso poseen badajo exterior de madera, que
es accionado desde el suelo con una cuerda. En Japón se emplean armazones con barritas finas colgadas que
producen sonido al entrechocar unas con otras; su función es ahuyentar los malos espíritus. También de signi-
ficación religiosa se encuentran en India, y el Tibet.

2.1.9 Litófonos
La producción de sonidos golpeando piedras es casi tan antigua como la propia humanidad. En Asia estos
instrumentos se usan en los templos, ya que su función en la música cortesana y popular es realizada por cam-
panas (aunque se usaron en estos medios hasta el siglo XVIII).
En África existen casos aislados de litófonos asociados a rituales mágico religiosos. Pueden situarse sobre
el suelo (tipo guineano) o suspendidos de un soporte de madera (tipo etíope). A veces son de gran tamaño,
siendo precisos varios músicos para tocar; en todos los casos se mantiene un ritmo fijo en la piedra más grave
mientras se improvisa con baquetas de hueso y/o madera.

2.1.10 Láminas
Estos instrumentos se considera que son oriundos de Extremo Oriente, desde donde se extendieron a África
y Europa. Los xilófonos y metalófonos que en Indonesia forman parte del gamelán son de artesa, con forma
rectangular y en ocasiones apuntados en sus bordes. Existe una gran especialización entre ellos, de manera que
algunos proporcionan la base, otros la melodía y otros la ornamentación. Se afinan pentatónica o heptatónica-
mente. Algunos instrumentos presentan resonadores de bambú bajo las láminas.
Los xilófonos africanos son similares, pero la nomenclatura varía enormemente de una zona a otra. Quizás
el más empleado sea el balafo; consta de entre quince y diecisiete láminas colocadas sobre un soporte de
bambú al que se atan con fibras vegetales o cuerdas finas. Debajo de cada lámina, o de varias de ellas, llevan
calabazas huecas que actúan de resonador. A veces se les añaden correas para colgar el instrumento al cuello.
Las baquetas son gruesas y forradas de tela o de cuero; la afinación suele ser pentatónica.
En América central el xilófono se llama marimba y llegó a través de los esclavos negros. El instrumento
original (m’rimba) poseía resonadores de calabaza bajo cada lámina y era diatónico; en la actualidad tiene dos
hileras de láminas (la de arriba para las alteraciones) y resonadores de tubo metálico.

1.1.11 Guimbardas
Se extienden por las islas del Pacífico, África, Extremo Oriente, repúblicas ex-soviéticas, y Europa. En
África se encuentra el tipo más importante, llamado sanza. La sanza consta de un soporte de madera hueca,
sobre la que se disponen varillas de metal, caña, o madera, de diferente longitud, sujetas por una especie de
puente. Tomado en las manos el instrumentista ejecuta con los pulgares; presenta distintos tamaños, y afinación
pentatónica.

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2.1.12 Idiófonos raspados


Dada la variedad existente sólo nombraremos el raspador mejicano (trozo de madera estriado sobre cala-
baza que se rasca con bambú), y otros similares de Sudamérica construidos en caparazones de tortuga, caña o
madera. En África se emplea como estrías añadidas a la caja del tambor. También hay en Asia. Hay ejemplares
de carraca en África, y Asia, pero los más conocidos son los europeos. La tabla de lavar, accionada con deda-
les rascando y percutiendo, tuvo su origen en la música “country”. Otros rascadores se construyen en objetos
rudimentarios: conchas, huesos, caparazones...

2.2 Membranófonos
Los instrumentos de percusión con membrana están presentes en todas las etnias del mundo; son muy arcai-
cos, y se puede afirmar que fueron utilizados, al menos, hace cuatro mil años, ya que se conservan representa-
ciones de tambores en pinturas de las antiguas civilizaciones agrícolas de Egipto y Mesopotamia. En su origen
tendrían una significación mágico-ritual, de comunicación, y de acompañamiento de danzas. La variedad es
enorme, por lo que mostraremos sólo una visión amplia por continentes.
En lo relativo a la clasificación pueden ser tambores o mirlitones.

2.2.1 Tambores
Los tambores se clasifican en tubulares, vasijas, con marco, o de fricción. Los tubulares, más variados,
adoptan formas cilíndricas o cónicas, con cintura o abarrilados, con pies o con copa, y de pequeña o gran lon-
gitud. La membrana o parche puede ser de piel de cabra, cordero, asno o bovino, y raramente de elefante o de
reptiles. Se percute con macillos, baquetas, manos, cuentas atadas... o se fricciona con un palo hacia arriba y
abajo, o se le hace girar frotándolo con las manos. Los tambores pueden ser simples (una membrana) o dobles
(una a cada extremo), siendo percutidas ambas o una sola, actuando la otra como resonador. El parche se une
a la caja de varias maneras, atado, clavado con tacos o clavos, pegado o encolado, o sujeto con un aro; en el
primer caso las cuerdas pueden disponerse en forma de X, Y, N, W, o en forma de red o malla.
El tambor evoluciona desde las planchas percutidas; el primer avance es horadar la tierra para aumentar la
resonancia (como el tambor de arena guineano, y el tambor de tierra hindú, aunque este último emplea una piel
de animal como membrana). De ahí a la colocación de una caja resonante sólo hay un paso.
La mayor variedad la encontramos en el continente africano, con los habituales problemas de nomenclatura.
La mayoría son del tipo tambor cilíndrico construido a partir del tronco hueco de un árbol, con piel de animal
unida por un doble sistema de cordaje y claveteado con tacos. El más característico es el ntumpané, de parche
único.
El tambor de axila tiene cintura y parche a ambos lados; las dos membranas se unen gracias a un sistema
de cuerdas, de manera que al accionar el brazo el ejecutante aumenta la tensión entre las cuerdas, produciendo
variaciones de altura e incluso glissandos (a este tipo pertenece el kalengo nigeriano).
También hay diversidad de tambores cónicos de pequeñas dimensiones, con uno y dos parches. El uso del
timbal está generalizado, variando tanto su tamaño como el material (cerámica, cobre y calabaza). El pie de
algunos modelos no es sino una extensión de la caja, aunque modifica el sonido de manera importante.
Los tambores en forma de copa o cubilete son de uso corriente en los países árabes. El más habitual es el
llamado darabukka o darbuka, que consta de una base estrecha y hueca que se ensancha en la parte superior,
alcanzando una forma cilíndrica ligeramente abombada; la caja es de arcilla decorada con pintura, y el parche de
piel de cabra o carnero se sostiene atado o fijado con aro. La darbuka tiene dimensiones variables, y hay modelos
de axila, para tocar sentado con el instrumento entre las piernas, y también de pie. En la técnica instrumental se
emplean las dos manos, y se golpea hacia el centro o en los bordes, con la palma, la punta de los dedos, o usando
independientemente cada uno de estos. El zarb es el instrumento noble iraní similar a la darbuka.
El tambor cilíndrico de dos parches se llama tabl-dahal en Irán, y davul en Turquía. Para tocarlo se cuelga
del cuello, golpeando alternativamente en un parche con baqueta y en el otro con la mano. Suele ser acompa-
ñado por el timbal (naqqàra) de madera o cobre, o más generalmente de arcilla.

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Los tambores de marco más importantes en la tradición árabe son el riq y el def, con membrana de piel de
pescado, cordero o cabrito. Poseen hendiduras con pares de sonajas en el marco; se agarran con una mano y
se golpean con la otra.
Los tambores asiáticos con mayores posibilidades expresivas se encuentran en la India. Las tablas están
realmente integradas por dos instrumentos independientes, la tablà propiamente dicha y la báyá. Ambas po-
seen un cuerpo cilíndrico de madera, más estrecho en la tablà y base redondeada. El parche es de piel de bó-
vido, con un círculo elástico desplazado algo del centro, con lo que la tensión en cada punto de la membrana
es diferente. La membrana se mantiene tensa gracias a un sistema de cintas de cuero que discurren a lo largo
del instrumento y unos rodillos cilíndricos de madera insertos entre las correas y el cuerpo, de manera que al
desplazarlos hacia abajo tensan el parche. La tablà se percute con la yema o la punta de uno o varios dedos, así
como con las falanges superiores, siempre con la mano derecha. Al tocar la báyá, de sonoridad más apagada,
con la mano izquierda se usa además el pulso y la muñeca. Las posibilidades son inmensas, aunque por su
expresividad destacaremos el ligero efecto de glissando que se produce al golpear el parche con la punta de los
dedos en un ataque vertical mientras se varía la presión sobre el borde con la muñeca. Otro instrumento hindú
es el tambor sonajero con forma de reloj de arena, damaru, con parche en ambos extremos, provisto de dos
cuentas atadas con cordeles que golpean alternativamente al girarse con la mano.
En el Japón los tambores se han desarrollado enormemente, dando lugar incluso a la aparición de agrupa-
ciones exclusivas. Los tambores da-da-iko y o-da-iko se cuentan entre los tambores cilíndricos más grandes
del mundo, con más de un metro de diámetro. Los tzusumi son similares a las tablas, aunque en forma de reloj
de arena. El ko-tzusumi tiene forma de reloj de arena y doble parche, y disposición de cordaje similar a la de
los tambores de axila, aunque se coloca sobre el hombro y se golpea con una mano un parche, mientras la otra
tensa o destensa las cuerdas que comunican los parches.
En América existen tambores de distinto tipo, pero el modelo más popular es el bongó antillano. Las con-
gas, tumbas o tumbadoras son similares, pero la caja es cónica y larga, apuntada en su extremo inferior. Ambos
son tambores de un solo parche y provistos de tensores para afinar. En algunos países del caribe es frecuente
observar grupos de percusión formados por toneles metálicos, casi siempre de petróleo, con tapa ligeramente
curva llena de abolladuras, gracias a las que la altura varía en cada zona.
Los tambores europeos pueden ser de marco o de caja cilíndrica. Es habitual la presencia de tamboriles, que
se tocan con una mano mientras la otra interpreta en una pequeña flauta.

2.2.2 Mirlitones
Otro tipo de membranófono es el de fricción. Similar a la zambomba espeñola es el rommelpot de los Países
Bajos, la caccavella napolitana y la pignate de Provenza. El modelo más primitivo se encuentra en Haití,
siendo el resonador un agujero en el suelo. La cuica o puita brasileña hace intervenir la mano que sostiene el
cuenco o vasija del tambor para realizar variaciones de presión sobre el parche. Los instrumentos africanos de
este tipo son el ingungu bantú, en el que la fricción se produce al frotar con las manos la varilla que atraviesa
el parche y no en el habitual movimiento en el eje vertical.

2.3 Cordófonos
La variedad mundial es inmensa, pero las aplicaciones didácticas escolares son menores, debido a la difi-
cultad que entraña su práctica en comparación con los instrumentos de percusión, por lo que la atención que le
dedicamos a los instrumentos complejos será menor.

2.3.1 Arco musical


Es un instrumento asociado a la caza; el arco musical puede ser simple o compuesto, según lo integren una
o más cuerdas. El arco de tierra africano se coloca sobre una plancha de corteza que tapa un agujero excavado
en la tierra, de manera que una cuerda atraviesa la plancha por un extremo mientras por el otro se ata a un palo
curvado por la tensión y cuyo extremo está enterrado en la tierra; al tocar se pulsa con los dedos, golpea con
un palo, o se frota. En las Antillas este sistema se llama tumbadara y es evidente su origen africano, importado
por los esclavos.

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El arco de boca consiste en un arco simple que el ejecutante sostiene con la mano, mientras la cuerda pasa
por sus labios separados, de manera que al golpear con la otra mano y cambiar la disposición interior de la boca
produce cambios de altura. Modelos similares hay en Oceanía, y variedades de este tipo en el sur de África, en
el sentido de introducir el extremo del arco en la boca.
En el arco de calabaza africano se sustituye la oquedad en la tierra por una calabaza seca y vacía que actúa
como caja de resonancia, aunque se suele pegar al pecho para aumentar la sonoridad; hay modelos similares
en Sudamérica, siendo el más curioso el kohlo de la Patagonia, en el que el arco es una costilla de caballo y la
cuerda una crin, que se puntea con una pluma de cóndor. En África es común emplear varias cuerdas sobre la
calabaza, cada unida a dos palos de diferente longitud que sobresalen por delante y detrás de ella.

2.3.2 Liras
Se pueden definir como cordófonos punteados con caja de resonancia de la que salen dos brazos que man-
tienen un travesaño o montante superior, llamado yugo; las cuerdas se disponen desde la caja de resonancia
hasta ese montante, donde se encuentra el clavijero.
En Etiopía se encuentra un modelo similar al griego clásico llamado beganna, que es usado por la aristocra-
cia y la familia real mientras declaman poesía; las diez cuerdas se afinan gracias a unos palillos que se sitúan
sobre el yugo.

2.3.3 Arpas
Difieren de las liras en la colocación asimétrica de los brazos, y derivan del arco musical. En África existen
modelos de arpas arqueadas y angulares, pero no de marco. En Asia el instrumento aparece de forma tardía
y no se ha conservado su práctica más que en algunas zonas. En sudamérica (arpa india) el arpa tiene marco
como los modelos europeos, de los que procede; su práctica está localizada en Paraguay.
El arpa se emplea en algunas zonas de Europa, aunque su práctica no se mantuvo de forma continuada. En
Gales e Irlanda se usó el arpa irlandesa hasta finales del siglo XVIII, aunque la presión cultural de Inglaterra
provocó su desaparición, siendo recuperada a principios del XIX.

2.3.4 Laúdes
Son los cordófonos más extendidos por el mundo. Su aceptación en el folclore mundial ha tenido como
consecuencia la aparición de importantes variaciones, aunque todos tienen en común la existencia de un mástil
y una caja de resonancia, que puede ser plana o redondeada. La clasificación más usual distingue laúdes de
mástil corto y de mástil largo.
En su expansión mundial el Islam ha jugado un papel determinante, por lo que no es de extrañar su presen-
cia y diversidad en los países musulmanes. El laúd clásico, oud o ùd es el instrumento árabe por excelencia;
es del tipo laúd de mástil corto, sin trastes, y con una caja de resonancia cóncava cuya tapa posee dos, o más
habitualmente tres, agujeros de resonancia, adornados con marquetería calada de motivos geométricos o ve-
getales. Existen varios tipos: el tunecino (más pequeño), el sirio (octava alta), el marroquí (una variante del
argelino)... Los laúdes de mástil largo se denominan en general tambùr. Este tipo de laúd árabe es el que más se
ha diversificado, especialmente en lo que se refiere al número de cuerdas, que van desde dos en el dotar afgano
y la dambura paquistaní y el meydan saz iraní, que tiene entre ocho y doce cuerdas.
Los laúdes se han desarrollado de forma especial en la India. El instrumento más popular en Occidente
es, sin duda, el sitar. Consta de un abultamiento redondeado o de una calabaza seca que actúa como caja de
resonancia, un mástil largo con diapasón ancho y trastes metálicos, y entre cuatro y siete cuerdas, por debajo
de las cuales se disponen entre diez y veinte cuerdas que vibran “por simpatía”. El tambura es un laúd de
mástil largo y estrecho de cuatro cuerdas, sin trastes, cuya función es tocar un monótono ostinato que sirve de
acompañamiento al sitar.
En el Extremo Oriente hay importantes modelos de laúd en Indonesia y Japón. De este último país es el sha-
misen, de caja casi cuadrada y mástil fino y largo, sin trastes; al tocar con plectro se giolpea simultáneamente
la tapa con la mano.

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Los laúdes africanos son los más primitivos, con caja de resonancia de calabaza y tapa de piel. El número
de cuerdas oscila entre dos y cinco. El más popular es la kora del golfo de Guinea (en realidad, un arpa-laúd); a
la calabaza con tapa de piel se une un mástil largo, al que se anudan las cuerdas en toda su longitud. El puente
es doble, y se coloca verticalmente, de manera que las cuerdas graves quedan arriba y las agudas abajo. Así
dispuesto el instrumento es un laúd, pero su ejecución es más parecida a la del arpa; se toma entre las piernas
apoyando la calabaza en el estómago, con el mástil hacia delante.
Los laúdes europeos más conocidos son la mandolina italiana (caja curvada, cuatro cuerdas dobles, mástil
corto), la bandurria y el laúd español, la guitarra portuguesa y la cetera de Córcega, el bouzuki griego (caja
curvada, cuatro cuerdas dobles, mástil largo), y la tanbura balcánica (entre cuatro y seis cuerdas dobles). En el
Este europeo se encuentra la domra de las repúblicas islámicas ex-soviéticas (similar a la dambura), y la ban-
dura ucraniana; este último es un curioso instrumento híbrido entre cítara y laúd, con cuerdas fijas y melódicas,
dispuestas en dos zonas, cada una con su propio clavijero. El más popular de esta zona es la balalaika rusa, de
caja triangular abombada y tres cuerdas.

2.3.5 Guitarras
Aunque se ha extendido por todo el mundo apenas se ha diversificado. En América del norte se encuentra la
guitarra de country o guitarra western, con caja algo mayor y cuerdas metálicas. El “banjo” consta de una caja
armónica circular de madera con tapa de piel o pergamino y mástil con trastes metálicos; el número de cuerdas
varía entre cuatro simples y seis, y cuatro dobles. En los Andes encontramos el charango, con cinco cuerdas
dobles y caja de caparazón de armadillo; el cuatro venezolano debe su nombre al número de cuerdas. El trés
caribeño las posee dobles y el ukelele (extendido por el Pacífico en la época colonial) tiene cuatro.

2.3.6 Cordófonos frotados


Las vielas o cordófonos de arco son muy antiguos, y fueron llevados a los confines del mundo con la expan-
sión islámica. El instrumento popular más destacado de los países musulmanes es el rabàb; el magrebí tiene
caja ovalada larga y abombada, con parte armónica de piel de cabra (parte inferior) y cobre (parte superior),
o toda de madera; es el antecesor del rabel y como éste se coloca sobre la rodilla en posición vertical, con el
clavijero hacia arriba. El de Oriente Medio tiene una cuerda única y caja rectangular o trapezoidal.
El violín hindú es el sàrangi, con cuerpo macizo en una única pieza de madera; debajo de las cuatro cuerdas
melódicas hay otras simpáticas. Se toca sentado sobre el suelo, con el instrumento entre el muslo y el hombro,
pegado al cuerpo. Instrumentos similares al rabàb se emplean en Indonesia. Los instrumentos de este tipo en
China tienen mástil de caña de bambú y cuerdas de seda.
No hay demasiados ejemplos de vielas africanas, pero la influencia magrebí es patente; las cajas son de
calabaza con tapas de piel de reptil. Las americanas derivan de las europeas, como la rebeca brasileña.
En Europa existen muchos tipos, siendo el más extendido el rabel, de pequeñas dimensiones y entre dos y
cuatro cuerdas. El violín ocupa un destacado papel en la música folclórica, pero en su interpretación hay varia-
ciones técnicas; su influencia en todo el mundo es grande, llegando a sustituir a instrumentos autóctonos (pero
no a su técnica, por lo que no es extraño verlo sobre el muslo en el Magreb, como si se tratase de un rabàb). Los
cordófonos de frotación sin arco son del tipo zanfona ya descrito, y se encuentran exclusivamente en Europa.

2.3.7 Cítaras
Son cordófonos sin mango, con cuerdas dispuestas a lo largo de la caja de resonancia. Los tipos más ru-
dimentarios son la cítara bastón, la cítara de balsa, y la cítara tubular. La cítara bastón es un palo con una o
dos cuerdas de extremo a extremo (hasta ocho en los modelos más evolucionados), y una calabaza en uno de
ellos con vistas a aumentar la resonancia, que a veces lleva salientes en el palo como trastes. La cítara tubular
posee una caja de resonancia en forma cilíndrica poco gruesa con cuerdas dispuestas a su alrededor de arriba
a abajo, separadas del cuerpo por piezas de madera o bambú. La cítara de balsa es un armazón de cañas de
bambú atadas formando una plataforma, con cuerdas a lo largo, elevadas y separadas de la plataforma por
cañas transversales; puede llevar calabazas debajo que aumenten la sonoridad del instrumento. Estos tipos son
habituales en África.

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También hay en Asia cítaras rudimentarias, como el qin (o she) chino (de más de tres mil años de antigüe-
dad) y el yan-qin (que podría traducirse como cítara extranjera), con forma trapezoidal y cuerdas triples que
se percuten con macillos, y dos puentes que dividen cada cuerda en dos fragmentos de diferente longitud. El
koto japonés deriva del qin chino; cada cuerda posee un puente independiente que se mueve con una mano para
variar la afinación mientras se pulsa con dedales metálicos con la otra mano.
Las cítaras árabes más empleadas son el qanum y el sàntir, de caja trapezoidal. Los instrumentos europeos
derivan de éstos, y son percutidos con macillos (técnica del sàntir) o pulsados con dedos o plectro (qanum).
El cymbalom húngaro tiene dos puentes y se toca con macillos. Los más habituales parten del principo de una
caja rectangular o trapezoidal, con cuerdas que dan notas fijas y otra sobre la que se puntea (arpa de los Vosgos,
humle sueco, kantele finlandesa...). El modelo similar americano se llama dulcimer.

2.4 Aerófonos
La variedad mundial es inmensa, pero las aplicaciones didácticas escolares son escasas debido a la com-
plejidad que entraña su práctica. En relación con la práctica escolar con la flauta dulce nos interesa describir
instrumentos populares de similares características; en lo referente al resto de aerófonos describiremos algunos
modelos importantes.

2.4.1 De bisel
Las flautas son los instrumentos melódicos más extendidos y diversificados.
Las flautas andinas son las más populares y conocidas en Occidente. La quena o flauta de los Andes es una
flauta vertical de caña (en su origen era de arcilla, madera o hueso) con una pequeña hendidura en el borde que
sirve a la vez de agujero de emisión y de bisel; posee seis agujeros frontales (uno más que el modelo precolom-
bino, pentatónico y no diatónico como el actual) y uno posterior. Se fabrican en diverso tamaño (el quenacho
es el más grave). El pinkillo es similar a la quena, sin agujero posterior, y embocadura de pico. La tarka es de
pico y madera, con cinco o seis agujeros todos frontales, y el tercio superior ricamente tallado, sin agujeros;
la variedad más pequeña se llama anata. La mayoría de flautas de Pan se construyen en caña, y excepcional-
mente en terracota. La más habitual es el siku, con seis o siete tubos cerrados en su extremo inferior, afinados
pentatónicamente, por lo que se acostumbra ver a dos instrumentistas alternándose en la ejecución de obras
diatónicas, o uno solo colocando dos sikus, uno encima del otro; existen sikus de diferente tamaño, según la
altura que se pretenda conseguir. La antara es similar, pero con un mayor número de tubos. El instrumento más
característico es el rondador ecuatoriano, con un número elevado de tubos; tiene la particularidad de que entre
los melódicos se sitúan otros más pequeños que suenan con los armónicos del principal.
En las islas del Pacífico aparecen flautas nasales, rectas y traveseras; son de tipo ritual (la nariz representa
al hombre, y la flauta es un símbolo fálico). El orificio de la nariz no empleado se tapa con el pulgar, o con
arcilla o tabaco. La flauta de Pan puede adoptar en Oceanía la forma de haz o la más común de balsa. También
existen flautas rectas y traveseras.
La única flauta árabe introducida en la música culta es el ney (o nay), recta y de caña. La nomenclatura y
las variedades existentes dependen de cada país.
En Asia hay flautas de caña traveseras y rectas en la India. La flauta china por excelencia es el lung-ti o
flauta dragón, travesera de bambú, cuyo primer agujero se tapa con un papel de seda para producir el efecto del
mirlitón; también hay flautas rectas y de Pan, siendo más habitual la disposición en haz, que ha influido nota-
blemente en todo el Extremo Oriente. El haz está atado o simplemente se sujeta con las manos del intérprete.
La flauta japonesa shakuhachi es vertical de bambú, sin pico, ligada al ritual budista.
En la Europa mediterránea abundan las flautas de tres orificios que se ejecutan simultáneamente con el tam-
bor. En toda Europa abundan las flautas rectas, como el wisthle irlandés (originalmente en hueso), el flageolet
francés, etc. En el Este se usan flautas rectas dobles; las de Pan son ser de madera o caña lacada, y se disponen
en hilera curva, con entre ocho y veinticuatro tubos.

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AVANCE MATERIALES SECUNDARIA Javier Jurado

2.4.2 De lengüeta simple


Los más primitivos tienen un cuerpo de caña agujereada con una incisión en un extremo que actúa de len-
güeta. Es común encontrar un resonador en el extremo, en forma de cuerno de bóvido o calabaza hueca. El
instrumento así conformado permite la introducción de otro en la boca, por lo que es fácil encontrar clarinetes
dobles. Los más arcaicos se encuentran en África y Sudamérica.
En los países árabes el clarinete doble ocupa un lugar preponderante en la vida cotidiana; tiene dos tubos de
caña o madera atados juntos, y una lengüeta que forma parte de la propia caña (a veces llevan cuerno en el otro
extremo), de manera que un tubo emite una nota pedal mientras el otro ejecuta la melodía. Fuera del contexto
islámico los instrumentos de este tipo apenas existen en Asia, aunque se observan interesantes modelos en la
India, con el cuerpo y la embocadura unidos por una calabaza que hace las veces de depósito de aire (es el tipo
utilizado por los encantadores de serpientes).
En Europa (además de los españoles) hay interesantes modelos, como el tárogato húngaro, derivado de los
modelos islámicos, y dotado actualmente de un sistema de llaves. En los países balcánicos gozan de gran tra-
dición, al igual que en algunas repúblicas ex-soviéticas. El más popular de estos instrumentos es el launeddas
corso, compuesto por tres tubos de caña de diferente longitud, uno más largo (nota pedal) y dos melódicos más
cortos (cuatro o cinco agujeros).
Otros instrumentos de lengüeta (abierta) simple son el acordeón y la armónica. El acordeón consta de dos
teclados (acordes con mano izquierda y teclas con la derecha) a cada lado y fuelle que los une y proporciona
la entrada y salida de aire; aunque en su origen (1822) poseía botones en ambos teclados, el melódico fue sus-
tituido por un teclado similar al del piano.
Los órganos de boca constan de tres piezas: la semiesférica con pitorro que funciona de embocadura y
cámara de aire tiene agujeros para insertar los tubos; las lengüetas metálicas se sitúan en la base de cada tubo;
la tercera son los propios tubos, dispuestos en haz o en forma de balsa. Los instrumentos de este tipo más cono-
cidos son chinos o indonesios; se toman con ambas manos y se sopla por la boquilla, mientras los dedos tapan
los agujeros de los tubos que no interesa que suenen (por lo que el proceso mental es inverso al habitual).

2.4.3 De lengüeta doble


Los africanos, hindúes y algunos europeos están emparentados con el árabe. El instrumento es de origen
persa, y su adopción es preislámica. Actualmente se le conoce por surna (o zorna...). o gaita en el Magreb; se
ha extendido con la expansión islámica hacia Asia, Europa y el África negra. El cuerpo es cónico y de madera,
con entre seis y ocho agujeros, frontales y uno posterior, con pabellón al final y caña única insertada en un
disco metálico o de hueso redondeado que se pega a la boca, quedando la caña completamente dentro; en la
ejecución se emplea la respiración circular.
Además de los ya mencionados, en Asia se emplean instrumentos de lengüeta doble en el Tibet (ritual bu-
dista), Indonesia, India, China y Japón. En todos estos casos, el cuerpo es de caña de bambú, al que se añade
un pabellón de metal o madera; la embocadura presenta un disco de cobre provisto de una caña doble.
En Europa están presentes las bombardas bretonas (fabricadas en ébano, de tamaño similar al de la flauta
de pico soprano); en las riberas del Mediterráneo la influencia musulmana hace que aparezcan diversos instru-
mentos de este tipo.

2.4.4 Cornamusas
Se caracterizan por tener un tubo melódico y uno o varios que mantienen una nota pedal; los tubos salen de
un odre o fol, sostenido bajo el brazo izquierdo, que se llena de aire por la acción de otro fuelle o de la insufla-
ción del ejecutante. El fol se construía con pellejo entero de macho cabrío, carnero o cabrito, o con dos trozos
de cuero cosidos. El tubo melódico es de madera, caña o hueso, con siete agujeros frontales y uno posterior, y
lengüeta doble, mientras los tubos de pedal la llevan simple.
Las cornamusas están muy extendidas por Europa. Una de las más famosas es la bag pipe escocesa, de
insuflación por parte del instrumentista, y tres roncones y un tubo melódico. La uillean pipe irlandesa se llena
de aire por la acción de un fuelle que se ata al brazo derecho, con cuyo movimiento se llena el odre situado

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bajo el izquierdo, que distribuye el aire por los bordones, situados sobre las piernas del instrumentista; posee
tres bordones, más otros tubos de apertura opcional para producir acordes continuos, y el tubo melódico está
provisto de cuatro llaves para producir cromatismos. La otra gaita presente en las Islas Británicas es la small
pipe de Northumberland, similar a la uillean pipe.
En Francia hay diferentes tipos. La original bretona (binioun koz), muy aguda (“si bemol4”), se tocaba junto
a la bombarda, pero ha sido casi totalmente sustituida por la bag pipe. Hay otros tipos en Auvernia, Languedoc,
Lemosin (insuflación del ejecutante), y Gascuña (de fuelle). Otros tipos europeos son la cabreta del norte de
Italia y centro de Francia, la gaita de foles del norte de Portugal, y las del Este, entre las que destacan las hún-
garas, rumanas y checas, así como las balcánicas. Las no europeas más reseñables son la hindú y la magrebí.

Siesenki (Polonia) Doedelzar (Flandes) Small pipe (Northumbria) Bag pipe (Escocia)

Uillean pipe (Irlanda) Dudy (Chequia) Cabreta a boca (Auvernia) Cabreta (Auvernia)

Cabreta (Lemosín) Musette (Alto Loira) Gayda (Macedonia) Dude (Hungría)

Zampogna (Italia) Gaita (Galicia) Dude (Alta Hungría) Gaita (Aragón)

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AVANCE MATERIALES SECUNDARIA Javier Jurado

Tsambouna (Creta) Xeremía (Mallorca) Gaita de foles (Portugal) Sac de gemecs (Cataluña)

Binioun koz (Bretaña) Gaita (Asturias) Cornamusa (Bourbonnais) Gayda (Yugoslavia)

2.4.5 De boquilla
No son demasiados los aerófonos de este tipo presentes en la música étnica. En África se emplean como
emisores de señales, y en algunas zonas de Asia tienen función litúrgica (Tibet, Birmania...). El ranasringa
hindú tiene forma similar a la del serpentón.
En Europa son conocidas las trompas de los Alpes, de madera y de gran longitud, que puede llegar a los
cuatro metros, por lo que el extremo se apoya en el suelo. Otras asociadas a ritos de pastoreo se encuentran
en los Balcanes y en la Europa del Este (Eslovaquia, Rusia), y en la América andina, construidos a partir de
cuerno de animal. En Perú se encuentra un modelo de trompeta construida en arcilla, con curva similar a la
trompa.
Podemos ver una tabla en las páginas siguientes.

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órgano chino sheng arco múltiple africano

arpa irlandesa arpa africana mvet

arpa nigeriana balafón de Mali

balalaika banjo

bongoes cítara hindú viná

cítara sueca hummel campana china

carraca castañuelas

cítara austríaca zither clarinete árabe arghoul

def árabe dulcimer

eur-ko china flauta de Pan

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flauta árabe nai flauta shakuhachi

gaita siciliana tambor gakudaiko

guimbarda kora

koto laúd camboyano chapey

litófono alghaita

oboe chino so-na oboe indonesio sarune

rabab magrebí santour iraní

sanza saringa hindú

sahúng birmano shamisen japonés

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sitar tambor de cubilete darabb

tambor de axila tambor cubilete iraní

tambor de tonel tambura

tar persa teclado de gong balinés

ranasringa xilófono camboyano

Bibliografía
—— ardley, n: “La música”. Ed. Altea. Madrid, 1989.
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