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Viejos juegos
¿Quién era?
¿Dónde estaba?
¿Qué hacía?
¿Qué dijo?
¿Qué dijo la gente?
¿Cómo acabó?
Un muerto
sobre la Torre de Pisa
hacía calceta
dijo: ¿cuánto hace tres por tres?
la gente dijo: «¡Viva Italia!»
y acabó tres a cero.
o bien:
Construcción de un «limerick»
1) El protagonista:
«Había un viejo de Sevilla
2) el predicado:
5) epíteto final:
oh, juguetón viejo de Sevilla.»
Otro ejemplo:
¿Por qué a los niños les gustan tanto las adivinanzas? A ojos
cerrados, diría que porque representan, en forma concentrada, casi
emblemática, su proceso personal de conquista de la realidad. Para
un niño el mundo está lleno de objetos misteriosos, de hechos
incomprensibles, de figuras indescifrables. Su propia presencia en
este mundo es un misterio que tiene que resolver, es como una
adivinanza, alrededor de ella ha de formular preguntas directas o
indirectas para conseguir la respuesta exacta. La verdad se revela, a
menudo, en forma de sorpresa.