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La madre de David, María, estaba devastada por la adicción de su hijo. Había


estado luchando por él durante años, pero no sabía qué hacer.

María se acordaba de cuando David era un niño pequeño. Era un niño alegre y
cariñoso, lleno de vida. María lo amaba más que a nada en el mundo.

Pero cuando David comenzó a usar drogas, todo cambió. Se convirtió en una
persona diferente. Se volvió irritable, agresivo y distante.

María intentó todo lo posible para ayudar a su hijo. Habló con él, lo llevó a terapia
y lo apoyó en todo lo que pudo. Pero nada parecía funcionar.

María se sentía culpable. Se preguntaba si había hecho algo mal. Se preguntaba


si había podido prevenir que su hijo se volviera adicto.

María pasaba horas llorando y rezando. Soñaba con el día en que David dejaría
las drogas y regresaría a su vida.

Un día, María estaba caminando por el parque cuando vio a un grupo de personas
repartiendo folletos sobre la adicción a las drogas. María tomó un folleto y
comenzó a leerlo.

El folleto hablaba sobre los peligros de las drogas y cómo obtener ayuda para la
adicción. María leyó el folleto con atención.

Por primera vez en mucho tiempo, María sintió esperanza. Sabía que necesitaba
ayuda, y el folleto le dio un lugar para empezar.

María decidió llamar al número de teléfono que estaba en el folleto. Hablaron con
un consejero, quien le dio información sobre los programas de tratamiento de
drogas en Filadelfia.

María decidió inscribirse en un programa de tratamiento para padres de hijos


adictos. Sabía que sería difícil, pero estaba decidida a ayudar a su hijo.

El tratamiento fue difícil, pero María estaba decidida a seguir adelante. Aprendió
sobre los efectos de las drogas y cómo ayudar a su hijo a superar su adicción.

Después de varios meses de tratamiento, María estaba preparada para ayudar a


su hijo. Se reunió con David y le habló sobre el programa de tratamiento.
David estaba escéptico al principio, pero María lo convenció de que le diera una
oportunidad. David se inscribió en el programa de tratamiento y comenzó a
trabajar para superar su adicción.

María estuvo allí para apoyar a David durante todo el proceso. Lo ayudó a lidiar
con los desafíos del tratamiento y lo animó a seguir adelante.

David logró superar su adicción con la ayuda de María y el programa de


tratamiento. María estaba más feliz que nunca. Había recuperado a su hijo.

María sabía que el viaje de David todavía no había terminado. Pero estaba segura
de que, con su apoyo, David podría mantenerse limpio y vivir una vida plena.

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