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Seminario Bíblico Pentecostal Centroamericano

SEBIPCA

Resumen del libro Distintivos De la Iglesia De Dios de Ray H. Huges


módulo 5

Licenciatura en Ministerio Cristiano


Modalidad Virtual On-line

De acuerdo al curso
Historia de la Iglesia de Dios en Panamá

Facilitado por
Ricardo Jimenez

Realizado por
Luis Jiménez

Panamá, Panamá
9 de noviembre de 2023
Resumen del libro Distintivos De la Iglesia De Dios de Ray H. Huges

La iglesia de Dios es considerada como un movimiento fundamental. A


pesar la estrecha similitud en muchas áreas, hay una gran sima que separa la
mayoría de los protestantes de los pentecostales, y es el énfasis que estos últimos
dan a lo que llaman el “Evangelio Completo”, especialmente la enseñanza
concerniente el encuentro experimental del Espíritu Santo, como también el
énfasis en la sanidad divina.
“la marca distintiva del movimiento Pentecostal es hablar en otras lenguas,
guste o no, y negarlo nos hace llamarnos quizá “evangélicos” o “fundamentales”;
pero no “pentecostales” en ningún sentido”

Por lo tanto el principal distintivo de la Iglesia de Dios es el mismo que el


de las otras organizaciones pentecostales: hablar en otras lenguas como evidencia
inicial, externa y física del bautismo en Espíritu Santo. Esta es la posición
doctrinal que ha mantenido la Iglesia de Dios desde el derramamiento del
Espíritu en 1896 en Cherokee, Carolina del Norte. Está registrado que, en este
primer derramamiento del Espíritu:

La gente busco a Dios sinceramente, y el interés creció hasta que,


inesperadamente, como una nube desde un cielo claro, el Espíritu Santo empezó
a caer sobre los humildes y sinceros buscadores de Dios. Mientras las reuniones
se llevaban a cabo, uno tras otro caían bajo el poder de Dios y pronto un buen
numero comenzó a hablar en lenguas como el Espíritu les daba que hablasen.
Contrario al pensamiento de muchos, este no es un nuevo avivamiento. El
derramamiento del siglo veinte no empezó en 1956 o en 1960. Para los pentecostales no es
más que una nueva oleada de lo que ellos han estado gozando desde el principio del siglo. No
permita Dios que hombre alguno, o grupo de hombres, intente tomar la gloria del avivamiento
que solamente pertenece a Dios; pero seria bueno para aquellos que ahora están
experimentando este maravilloso don -del cual nosotros nos gozamos- que estén al tanto de la
fuente de su herencia Pentecostés.
Los artículos ocho y nueve de la Declaración de fe afirman que creemos “en el
bautismo del Espíritu Santo subsecuente a la limpieza del corazón” y “en hablar en otras
lenguas como el Espíritu da que se hable; y que esto es la evidencia inicial del bautismo del
Espíritu Santo”

La experiencia del bautismo del Espíritu Santo no se obtiene simultáneamente con la


conversión, sino que es una experiencia separada y distinta al Nuevo Nacimiento.
“Ellos han venido a ser concientes, a través de las Escrituras, de una experiencia
subsecuente al nuevo nacimiento; y, por lo tanto, afirman que el bautismo del Espíritu Santo
con fuego, limpia el pecado original. Un estudio cuidadoso del bautismo del Espíritu Santo
revelara que esta experiencia no tiene que ver con el pecado original, ni hace al que lo recibe
más santo. Tiene que ver mas con el servicio, que con las virtudes del carácter.”
Aquí es bueno aclarar la idea errónea de muchos que carecen de información acerca
de la Iglesia de Dios. Algunos piensan que la Iglesia de Dios cree en tres obras de gracia:
salvación, santificación y el bautismo del Espíritu Santo. Pero la iglesia de Dios no considera
el bautismo del Espíritu Santo como una obra de gracia, sino como un don que capacita para
el servicio. Es un don dado al hombre, para hacerlo un siervo más efectivo en la obra del señor
Jesucristo.

La presencia y el poder de Dios en este tiempo, se manifiesta a través de su Espíritu


Santo. Hay cosas que nosotros como seres humanos debemos realizar, pero otras la hace
solamente el Espíritu de Dios. El bautismo del Espíritu Santo, el hablar en lenguas, las caídas,
las sanidades, las conversiones son evidencia de que Dios está obrando en un lugar. Pero,
¿puede algún creyente líder realizar la tarea de cuidar y edificar la iglesia del Señor Jesús, sin
la ayuda del Espíritu Santo? Si lo realiza con la llenura del Espíritu Santo serán evidentes las
manifestaciones, y si lo hace sin la ayuda del Espíritu de Dios también, será más parecido a un
Club Social que a un lugar donde se manifiesta el poder de Dios.
Pero, escucharle y obedecerle al Señor Jesús es lo mejor que podemos hacer, él nos dice:
“Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las
mismas cosas, y para vosotros es seguro. Guardaos de los perros, guardaos de los malos
obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los
que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la
carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué
confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de
Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la
iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí
ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas
las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor
del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que
es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la
resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino
que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos
perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en
aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa. Hermanos,
sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en
nosotros.

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